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Marva Isabel Roda ea, Pile bre.
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200F.
Lo Primera lectura: Cuentos
Lectura 17
__9p
Tony Mendoza
Cuando me gradué de la escuela de arqui.
tectura en 1968 mis padres vinieron a
Boston. Después de la ceremonia, mi padre
quisa que fuéramos a celebrar a uno de los
restaurantes de mariscos de Boston, porque
Je gusta mucho la langosta. Pedimos una
mesa y el capitén nos dijo que no podis
servimos porque no traia corbata (ese afio
decid que las corbatas eran un simbolo del
sistema). Mi padre, que es arrebatado!, vo-
ciferaba? furioso contra el restaurante, con-
tra el capitan y en mi contra. Pero de
cualquier manera no volvi a ponerme una
corbata hasta 1983. Estaba con Ana y Hervin
en Florida y nos invitaron a una boda
Hervin me prest6 un traje blanco, una
camisa y una corbata. Me senti extrana-
mente pudiente? y guapo cuando me vienel
espejo, Esa noche, en la fiesta, noté que
varias mujeres se me quedaban viendo*
Tras lo cual comencé a usar traje y corbata.
Mi abuelo le pidié la pieza’. Ella no dijo
gran cosa, pero le g.
Al otto dia lego un carro lleno de
orquideas. Fue entonces cuando supo que se
casaria
Durante cincuenta afios mi padre comi6
de mas® y fumé de més.
Cuando mi mami le dice, «Miguel, creo
que ya se te pasaton los tragos», le contesta,
«Conchita, ti quieres vivir eternamente...»
18 Capitulo 1 / Las relacion
Siempre me parecié buena idea tener
una familia, pero nunca senti que las condi-
ciones emocionales y financieras fueran
adecuadas. Cuando cumpli 42 afios comencé
a sentir que no estaba en condiciones emo-
cionales ni financieras para seguir soltero.
Presentamos en sociedad a mi hermana
Margarita en la explanada’ del Club de Yates,
de la Habana. Tres afios después todos los
miembros del Club de Yates vivian en Miami.
Me ponfan nervioso las hermanas de
‘Yeye: Magda, Tota y Manana. Siempre que las
veia se estaban riendo. Me daba miedo
hablarles y no caerles en gracia®.
Descubriendo los lazos humanos
Mi hermano Miguel se vino a Vivir
medio afio con mis papas en 1971, cuando
terminé la universidad.
Lefa libros de filosofia, planté un huerto
de hortalizas? y ponderaba®® sobre su futuro.
Antes de los diez aos mi primo
Bernardo ya se habia roto el brazo tres veces
Dos veces fue por brincar#! de la misma
rama
En 1972 me acerqué a una joven que
vendfa folletos sobre el Gur Majarajah Ji, el
Maestro Perfecto de quince afios, en Harvard
Square, Le dije que la escucharia si me de-
jaba tomarle una foto de las manos, Acept6,
tomé la foto y luego me conté cémo el Maes-
tro Perfecto le habia cambiado la vida. Acer-
caba mucho su cara a la mia cuando hablaba,
me puso incémodo y paranoico, se me hacia
que era un nuevo método oriental de lavado
de cerebro’. Aftos después lei con interés
que el Maestro Perfecto habia acumulado
una gran coleccién de juguetes.
Mi madre tenia un detallado Libro del
Bebé para cada uno de sus cinco hijos.
En el mfo esta cosida una ficha verde de
parkasé que me tragué® cuando tenia cinco
meses.
Vivi nueve afos con doce gentes, Los
conoci en un taller sobre vida comunal y tras
un afio de discusiones decidimos comprar
ente todos un caserén. Al principio tenfamos
reuniones semanales de discusién donde
hablabamos de nuestras relaciones e inten-
tabamos ser completamente honestos, cosa
que nunca logramos. Pero éramos buenisi-
mos para el relajo!’. Construimos en el s6-
Lectura 19
tano una sauna para doce y nos metfamos a
diario antes de la cena, que le tocaba por
turnos® a
@ un cocinero diferente, Uno de
nuestros chistes era que, si querfamos ver a
alguien desnudo, bastaba con invitarlo a
cenar. Haciamos unos reventones’® buenisi-
mos; el Afio Nuevo que decidimos no hacer
fiesta, igual se presentaron 75 cuates”’
Como la hipoteca’® era muy baja, casi todos
dejamos las chambas! y nos metimos al
arte. De todos modos al tercer afio salieron a
relucir®? las broncas”? de la vida en comin.
Unos se fueron y otros entraron en su lugar.
Después de cinco atios, ya se habfan ido la
mitad de los que habian comenzado. Nueve
afios después, yo era el tinico que quedaba
Anne y yo éramos pareja en la comuna.
Nos negébamos a ser posesivos 0 celosos.
Cuando tronamos®? decidimos que éramos
suficientemente maduros para vivir en la
misma casa y manejar los dificiles sen-
timientos vinculados® con tener nuevas
parejas. Anne se metié con Mark, otro hom-
bre de la casa. Me volvi posesivo y celoso.