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Análisis de la Movilidad Social en España: Clases, Desigualdad y Educación - Prof. anónimo, Apuntes de Ciencia Política

Este informe presenta un análisis detallado de la movilidad social en españa, explorando la influencia del origen social en las posiciones sociales de las personas y la redistribución de oportunidades. El documento incluye el esquema de clases sociales utilizado, tipos de movilidad social, matrices de movilidad y resultados de estudios previos. Se abordan los desafíos que el sistema educativo enfrenta en una sociedad de clases medias y alta precariedad, así como la desigualdad social y la movilidad de renta entre padres e hijos.

Tipo: Apuntes

2013/2014

Subido el 25/11/2014

josemarialoq
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¡Descarga Análisis de la Movilidad Social en España: Clases, Desigualdad y Educación - Prof. anónimo y más Apuntes en PDF de Ciencia Política solo en Docsity! © Edita: Fundación Encuentro Oquendo, 23 28006 Madrid Tel. 91 562 44 58 - Fax 91 562 74 69 correo@fund-encuentro.org www.fund-encuentro.org ISBN: 978-84-89019-39-3 ISSN: 1137-6228 Depósito Legal: M-39343-2012 Fotocomposición e Impresión: Albadalejo, S.L. Antonio Alonso Martín, s/n - Nave 10 28860 Paracuellos del Jarama (Madrid) CECS ÍNDICE PARTE CUARTA: EDUCACIÓN E INTEGRACIÓN SOCIAL Capítulo II _ EDUCACIÓN Y MOVILIDAD SOCTAL EN ESPAÑA I Tesis Interpretativas 1. — Desigualdad, clases sociales y movilidad social 2. — Un ascensor social impulsado por la educación ahora en riesgo II. Red de los Fenómenos 1 sociales a partir del esquema EGP 2. Desigualdad, ón y movilidad social en España 2.1 Cambios y estabilidad de la desigualdad de clase 2.2 La movilidad social por cohortes de edad 3. — Herencia, movilidad y fluidez social i ibución de las desigualdades de clase 3.2 La diversidad territorial de movilidad y fluidez social en España 4. — Educación y movilidad social 4.1 Educación y movilidad social por cohortes de edad 4.2 La educación, ¿determina el destino social y la movilidad de clase? 119 119 120 122 122 124 129 131 134 134 145 150 150 155 160 160 163 Parte Cuarta EDUCACIÓN E INTEGRACIÓN SOCIAL Capítulo II EDUCACIÓN Y MOVILIDAD SOCIAL EN ESPAÑA Xavier Martínez Celorrio Antoni Marín Saldo Educación y movilidad social en España 121 Un factor añadido al que no se suele prestar atención en nuestro país en este ámbito de análisis es la concepción y organización de la Formación Profesional, en las que están implicadas tanto las Administraciones Públicas como las empresas. En España, como en otros países mediterráneos, la Formación Profesional Reglada se desarrolla casi en su totalidad en el ám- bito académico y sufre una consideración general de vía alternativa que limita drásticamente las posibilidades de ascenso social; las empresas, por su parte, prefieren acudir al mercado para comprar cualificaciones antes que facilitar la adquisición de cualificaciones y la correspondiente promo- ción técnica y social de sus empleados. El contraste con los sistemas duales de países como Holanda y Alemania es evidente. La posibilidad de que una persona entre como aprendiz en formación y acabe de ingeniero jefe de una empresa nos parece casi ciencia ficción. Los factores institucionales son, por tanto, determinantes para hacer que funcione el ascensor social en economías globalizadas, turbulentas e in- ciertas. Las políticas redistributivas que disminuyen la desigualdad familiar de partida y las políticas educativas que amplían o restringen el acceso a las titulaciones más valiosas influyen en la eficacia de la educación como vehí- culo jerárquico de movilidad social. ¿A qué dilemas y desafíos se enfrenta el sistema educativo ante una sociedad de clases medias y alta precariedad donde las clases profesionales refuerzan su herencia de clase? ¿Cómo rom- per el círculo cerrado de la desigualdad cultural entre las capas sociales en desventaja y más alejadas de la escuela? II. RED DE LOS FENÓMENOS 1. Introducción La crisis económica que estalló en 2008 y su continuo agravamien- to hasta 2012 está teniendo en España rápidas y graves consecuencias en forma de desempleo, retracción del consumo, empobrecimiento y recorte de derechos consolidados de ciudadanía. Estamos ante una crisis de una magnitud sin precedentes históricos que está multiplicando el miedo y la inseguridad por la pérdida material de bienestar y la mayor vulnerabilidad de descenso social y de devaluación de estatus. Tanto la posición de clase como el poder de compra, los derechos sociales y la fuente de ingresos que creíamos aseguradas, devienen inseguras y en riesgo de empeorar. Según el CIS, en marzo de 2012, el 50% de los hogares españoles ma- nifestaba que su situación económica había empeorado en los últimos seis meses, el 44% ni había empeorado ni mejorado y sólo un 6% había elevado su nivel de renta en dicho semestre2. Este mismo estudio indica que el 36% de los hogares puede ahorrar y acumular renta, siendo la fracción más in- demne a los efectos de la crisis. La mitad de estos hogares solventes están formados por personas con niveles universitarios. En cambio, el grueso del 45% de los hogares españoles llega justo a fin de mes y un 19% pasa serias dificultades de insolvencia o endeudamiento. El efecto depresivo de una crisis tan prolongada y llena de sobresaltos se traduce en un aumento generalizado del pesimismo y el fatalismo ante las perspectivas de futuro. En un reciente estudio del Pew Research Center3, el 71% de los ciudadanos españoles reconocen disfrutar de un nivel de bien- estar superior al que tuvieron sus padres en la misma edad en la que son encuestados. Éste es un indicador subjetivo pero fidedigno de la remontada en el bienestar relativo entre padres e hijos producida en España durante los últimos treinta años de progreso y modernización. Ha sido vivido y es reconocido como un éxito generacional. Sin embargo, este impulso de progreso se tiñe de fatalismo cuando se proyecta al futuro, puesto que el 69% de los españoles ve más difícil para sus propios hijos las probabilidades de ascenso social y mejora de estatus. La negativa expectativa respecto al ascenso social de los hijos no afecta por igual a todos los países y economías. Es más moderada entre los encuesta- 2 CIS (2012): Estudio 2.937. Indicador de confianza del consumidor. Mes de marzo 2012. 3 Pew Research Center (2012): European Unity on the Rocks: Greeks and Germans at Polar Opposites. Washington: Pew Global Attitudes Project. Educación y movilidad social en España 123 dos italianos (63%) o británicos (50%), cae al 39% entre los estadouniden- ses, al 37% entre los franceses y tan sólo preocupa al 23% de los alemanes4. La crisis ha puesto de actualidad y ha dado un mayor relieve al debate sobre cuestiones que parecían olvidadas como la justicia social, las políticas redistributivas, la igualdad de oportunidades y el poder de clase. Son cues- tiones y fenómenos que la sociedad española había arrinconado al ámbito académico pero que ahora centran el debate público y las movilizaciones de indignación y protesta. Ante la crisis de la deuda, el estancamiento pro- longado y los recortes del Estado de bienestar crece la preocupación por el riesgo de descenso social de las clases medias y por las inciertas oportu- nidades de futuro entre los jóvenes. Podríamos decir que las cuestiones de movilidad social se han activado por la actual crisis como una temática de sociología pública de interés ciudadano a la que esperamos contribuir con rigor analítico y didáctico. El objetivo de este capítulo es introducir a los lectores en el análisis de la movilidad de clase intergeneracional entre padres e hijos. Se analizará la movilidad y la herencia de clase de los adultos de 25 a 64 años, comparando su destino de clase (D) respecto a su origen (O), expresado como la clase de sus padres cuando, como hijos, tenían 16 años. Para ello, se ha explotado el estudio Clases sociales y estructura social del CIS5, que contiene datos retrospectivos del origen social de los adultos. La movilidad entre clases sociales de origen (O) y destino (D) tiene un fuerte componente estructural y un tiempo lento o geológico que apenas se resiente ante una crisis como la actual, que sí impacta, en cambio, en la movilidad intrageneracional o de trayectoria centrada en el ciclo vital. La muestra analizada la componen 4.285 hombres y mujeres residen- tes entre 25 y 64 años que son o han sido población activa. En este análisis interesa el destino o posición de clase (D) al que llegan los hijos en relación con sus clases de origen (O), independientemente de su estatus final como parado, funcionario, precario o inmigrante y sin tomar en consideración su mayor o menor nivel de renta. Un segundo objetivo de este capítulo es capturar la importancia o no que desempeña la educación en España como principal canal de movilidad social, sea ascendente o descendente. En una reciente investigación sobre el modelo de estratificación social de Cataluña se constataba la doble función que desempeña la educación6: — En primer lugar, interviene como determinante de la posición so- cial que ocupan las personas, siendo el principal factor de estratificación, 4 Pew Research Center (2012). 5 CIS (2006): Estudio 2.634. Clases sociales y estructura social. 6 Martínez-Celorrio, X. y Marín Saldo, A. (2010). 126 Informe España 2012 dicotomía sirve para introducir a los lectores en la lógica de consecuencias de la movilidad e inmovilidad social. Si desde la sociología se analiza la movilidad entre clases sociales y estatus, desde la ciencia económica se estudia la movilidad de ingresos y renta entre generaciones o en tramos del ciclo vital intrageneracional8. El cruce combinado de la movilidad de renta y la movilidad de clases genera ciertas paradojas, dado que responden a lógicas de estratificación y recom- pensa relacionadas, pero diferenciadas9. Un obrero joven de la construcción puede tener más ingresos que un profesor ayudante de universidad, cuando se ubican en clases sociales antagónicas entre lo manual y lo intelectual. Desde finales de los años noventa han sido los estudios centrados en la movilidad económica de ingresos los que han reavivado el interés por la desigualdad de oportunidades, especialmente en el área angloamericana10. Estas investigaciones han descubierto una menor movilidad de ingresos y una degradación de las oportunidades de ascenso, generando la preocupa- ción política y mediática en torno al refuerzo de la herencia y la rigidez clasista en el caso de Reino Unido11 y de Estados Unidos12. En plena econo- mía global y del conocimiento, en lugar de aumentar la igualdad de oportu- nidades, el área angloamericana refuerza el modelo adscriptivo de rigidez clasista poniendo en evidencia el poder de clase como fuente de mayor desi- gualdad y cierre social (los destinos están condicionados por los orígenes). En tanto que sociedades posindustriales en una economía global y turbulenta hemos dejado en el pasado la época de modernidad industrial fordista. En ese período, datado entre 1945-1975, se institucionalizó el ple- no empleo masculino, la expansión educativa y el Estado de bienestar13, facilitando amplias oportunidades de movilidad ascendente que disolvieron el tradicional conflicto de clases. Karl Marx ya advirtió sobre la importancia de la movilidad o inmovilidad social como ingrediente central en el proceso 8 Bowles, S. y Gintis, H. (2002): “The Inheritance of Economic Status: Education, Class, and Genetics”, en Journal of Economic Perspectives, 16(3), p. 3-30. 9 Goldthorpe, J. H. (2000): On Sociology. Numbers, Narratives, and the Integration of Research and Theory. Oxford: Oxford University Press. 10 Blanden, J., Gregg, P. y Machin, S. (2005): Intergenerational mobility in Europe and North America. Londres: London School Of Economics, Centre For Economic Performance; Corak, M. (ed.) (2004): Generational Income Mobility in North America and Europe. Cambridge: Cambridge University Press; Solon, G. (2004): “A model of intergenerational mobility variation over time and place”, en Corak, M. (ed.): Generational Income Mobility in North America and Europe. Cambridge: Cambridge University Press, p. 38-47. 11 Machin, S. (2004): Education Systems and Intergenerational Mobility. Munich: CESifo/PEPG Conference. 12 Hertz, T. (2006): Understanding Mobility in America. Washington: Center for Ameri- can Progress. 13 Beck, U. (1998): La sociedad del riesgo. Hacia una nueva modernidad. Barcelona: Paidós (original de 1986). Educación y movilidad social en España 127 de formación de las identidades de clase, diluyendo su activación política si la movilidad es alta o activándola si la movilidad es baja14. Por esta ra- zón, predijo la imposibilidad de la revolución obrera en los Estados Unidos, como tierra de frontera que ofrecía amplias oportunidades en contraste con la vieja Europa, de matriz feudal y estamental. En función del foco de análisis temporal que se aplique, surgen dos tipos de movilidad social: la movilidad intrageneracional o de trayectoria y la movilidad intergeneracional (cuadro 2). La intrageneracional o de tra- yectoria analiza los cambios o continuidad en las posiciones de clase de los mismos individuos a lo largo de un tramo de su trayectoria vital. El mejor instrumento para estudiarla son las encuestas de tipo panel, que hacen un seguimiento longitudinal anual o bianual de los mismos sujetos. El segundo tipo, la movilidad intergeneracional entre padres e hijos adultos, ofrece, con una sola encuesta que incluya las variables de clase de origen y destino, una gran capacidad retrospectiva para analizar el salto generacional acaecido en los últimos 30 o 40 años. A su vez, la movilidad intergeneracional se puede analizar en térmi- nos de flujos absolutos (recuento de cambios o no de clase) y en términos 14 Marx, K. (1975): Obras escogidas. Madrid: Akal (original de 1853), p. 258. Cuadro 2 – Tipos de movilidad social Movilidad intrageneracional o de trayectoria: Cambios y continuidad en las posiciones de clase y estatus de los sujetos a lo largo de un tramo de su trayectoria vital Ejemplo: entre 2003-2012 Movilidad intergeneracional: Cambios y continuidad en las posiciones de clase entre padres (O-orígenes) e hijos (D-destinos) adultos de hasta 64 años Ejemplo: padre médico (clase II) Hijo/a abogado/a (clase II): HERENCIA DE CLASE Hijo/a administrativo/a (clase III): DESCENSO SOCIAL Hijo/a directivo/a (clase I): ASCENSO SOCIAL Movilidad absoluta Recuenta los cambios totales de clase de los hijos en relación con los padres y su herencia o inmovilidad Fluidez o movilidad relativa Computa el orden de probabilidades de ascenso, he- rencia y descenso social de una clase social respecto de otras Método: estadística bivariable Unidad: N absolutos (%) Método: modelos log-multiplicativos Unidad: Odds-ratios (razón de razones) Ejemplo: el 59% de los hijos de profesionales llegan a ser también profesionales frente a un 14% de los hijos de obreros poco cualificados Ejemplo: los hijos de profesionales tienen 26 veces más probabilidades que los hijos de obreros poco cua- lificados de llegar a ser profesionales (razón 26 a 1) Ascenso, herencia y descenso: Fácil de identificar por los individuos por haberla vivi- do o constatado en otros Fluidez social: Rasgo estructural, invisible y subyacente a las rela- ciones de clase y estratificación 128 Informe España 2012 relativos (comparando los cambios entre las mismas clases). La movilidad social absoluta cuantifica los cambios totales de clase social de los hijos en relación con los padres y resulta claramente identificable e inmediata para los individuos que la experimentan como ascenso o descenso social. Si no varían de clase con relación al padre se da herencia o reproducción de clase. Buena parte de la movilidad absoluta es inducida por los cambios sectoria- les y ocupacionales a lo largo de un ciclo histórico concreto. Por ejemplo, desde los años ochenta, la terciarización en los países avanzados destruye empleos industriales de salario medio, pero crea nuevas oportunidades dua- lizadas: entre el ascenso a nuevas profesiones expertas de alto salario y el descenso a ocupaciones de servicios mal pagadas. La economía global del conocimiento y de los servicios no ha hecho sino acentuar esta tendencia dualizadora en mercados de trabajo cada vez más transnacionales. La movilidad relativa o fluidez social es independiente de los cambios sectoriales y productivos y mide la facilidad o no de las personas para pa- sar de unas clases de origen a otras de destino comparándolas entre sí15. Si utilizamos una metáfora culinaria, la movilidad absoluta expresaría el aumento del pastel (más oportunidades absolutas), mientras la movilidad relativa manifestaría si las porciones o raciones de reparto de esas mayo- res oportunidades entre las clases sociales continúan igual o aumentan. Para buena parte de los sociólogos, la movilidad relativa es más importan- te y trascendental que la movilidad absoluta, puesto que captura mejor la igualdad real de oportunidades que permite la sociedad o marco territorial estudiado. La movilidad relativa computa el orden de probabilidades de ascenso, herencia y descenso social de una clase social respecto de otra y de todas las clases entre sí. Si prevalece el origen social a los movimientos de clase estaremos ante un modelo de rigidez con mucha herencia social. Por con- tra, si predominan los movimientos ascendentes y descendentes se reduce la herencia gracias a una mayor fluidez del modelo. Por ello, la movilidad relativa permite medir el grado empírico de fluidez o rigidez de la estructura social y llegar a saber hasta qué punto los destinos (D) son independientes o no de los orígenes (O). Si la movilidad absoluta es perceptible por los indi- viduos, la movilidad relativa no lo es tanto. Más bien es un rasgo intrínseco y subyacente al patrón de relaciones y cierres entre clases predominante en la sociedad. La movilidad absoluta aumenta en los ciclos económicos expansi- vos, atrayendo flujos migratorios, pero no necesariamente se traduce en un aumento paralelo de la movilidad relativa, que puede mantenerse constante e invariable. Así sucede en el caso de los hombres, según la tesis de la fluidez 15 Carabaña, J. (1999): Dos estudios sobre movilidad intergeneracional. Madrid: Argen- taria-Visor, p. 33. Educación y movilidad social en España 131 — La diferenciación sectorial y funcional, diferenciando el sector ma- nual (VI-VIIab) y no manual (I-II-IIIab-V), el sector agrario (IVc-VIIb), la fun- ción administrativa de rutina (IIIa) y el sector comercial y de servicios (IIIb). — La distinción de autoridad y poder en las relaciones de trabajo, in- terrelacionando a los directivos, a los grandes empresarios y a los cargos pú- blicos (I) junto con los cuadros intermedios (V) frente al resto de asalariados. El esquema EGP es la base metodológica de la nueva Clasificación Socioeconómica Europea (ESeC)20. El cuadro 3 permite establecer las equi- valencias entre el esquema EGP y el esquema ESeC. Una singularidad del esquema EGP es que puede desagregarse hasta en once categorías y reagru- parse en siete, cinco y hasta cuatro categorías (I-II; IV; III-V y VI-VII). En el estudio de la movilidad intergeneracional se requieren las mismas cate- gorías de clase para los padres (origen) y los hijos (destino). Los datos del Estudio 2.634 del CIS para padres e hijos nos permiten aplicar el esquema EGP. 1.3 Matrices de movilidad social a partir del esquema EGP El instrumento fundamental en el análisis de la movilidad social son las matrices de movilidad. Tal y como señala Cachón21, la matriz de movili- dad es una tabla de contingencia que está formada por dos variables categó- 20 Requena, M. (2011). 21 Cachón, L. (1989): ¿Movilidad social o trayectorias de clase? Madrid: CIS. Cuadro 3 – Esquemas de clases sociales EGP-11 y ESeC Esquema EGP-11 Clasificación Socioeconómica Europea (ESeC) I Directivos, empresarios y altos cargos públicos 1 Grandes empleadores, directivos y profesionales de nivel alto II Profesionales superiores 2 Directivos y profesionales de nivel bajo IIIa Empleados no manuales de rutina 3 Empleados de cuello blanco de nivel alto IIIb Empleados de servicios 7 Trabajadores de los servicios y el comercio de rango inferior IVa Pequeña burguesía con empleados 4 Pequeños empleadores y autónomos no agrarios IVb Autónomos no agrarios IVc Autónomos agrarios 5 Trabajadores autónomos agrarios V Cuadros intermedios y técnicos auxiliares 6 Supervisores y técnicos de rango inferior VI Obreros cualificados 8 Trabajadores manuales cualificados VIIa Operarios poco cualificados 9 Trabajadores no cualificados VIIb Jornaleros agrarios 10 Excluidos del mercado de trabajo y parados de larga duración 132 Informe España 2012 ricas: la clase de origen (en filas) y la clase de destino (en columnas). Ambas variables tienen igual número de categorías o clases y, por ello, son tablas cuadradas, dado que el número total de casillas será igual al cuadrado del número de categorías o clases. En las matrices de movilidad, la población es cerrada (habiendo tantos individuos en origen como en destino) y el orden de las categorías es la misma en origen y destino. La tabla 2 presenta la tabla EGP en ocho categorías de clase. La dia- gonal resaltada identifica las casillas de la herencia de clase. Las casillas por debajo de la diagonal computan como movilidad ascendente y las casillas por encima de la diagonal, representan la movilidad descendente. Si se hace una lectura en horizontal (filas), recontamos las salidas desde cada origen social (outflow). Por ejemplo, de los 361 hijos procedentes de orígenes directivos y profesionales (I-II), el 8,4% del total de orígenes, 212 heredan la misma posición de clase, pero 81 descienden a la clase admi- nistrativa (III). Si se hace en vertical (columnas), recontamos las entradas a cada destino de clase (inflow o reclutamiento). De los 926 efectivos con destino en la clase I-II (el 21,6% del total), 38 provienen de la clase jornalera agraria (VIIb), 273 de las clases obreras (VI-VIIa) y 212 de la misma clase I-II como herencia de entrada. La última columna de la derecha de la matriz recoge y suma los mar- ginales de origen (en filas) que indican la procedencia de clase de los suje- tos. En conjunto, el 67% de los adultos españoles tiene orígenes obreros y agrarios (VI-VIIab-IVc), el 24,6% proviene de las clases intermedias urbanas (III-IVab-V) y un reducido 8,4% procede de la clase directiva y profesional (I-II). Es importante remarcar que la estructura de orígenes es una amal- gama que no se corresponde con la estructura de clases de un momento Tabla 2 – Tabla EGP-8 de movilidad intergeneracional. Valores absolutos. 2006 Origen Destino Total % origen I-II III IVab IVc V VI VIIa VIIb I-II 212 81 21   11 10 25 1 361 8,4 III 136 117 58   23 44 76 7 461 10,8 IVab 157 110 113   24 23 62 3 492 11,5 IVc 92 62 127 2 2 95 113 19 512 11,9 V 18 21 10   7 17 24 3 100 2,3 VI 170 256 173 1 37 251 289 14 1.191 27,8 VIIa 103 146 84   15 118 242 14 722 16,8 VIIb 38 38 60 4 10 104 134 58 446 10,4 Total 926 831 646 7 129 662 965 119 4.285 100 % destino 21,6 19,4 15,1 0,2 3,0 15,4 22,5 2,8 100   Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de CIS (2006): Estudio 2.634. Clases sociales y estructura social. Educación y movilidad social en España 133 histórico concreto. Entre otras alteraciones, recuenta orígenes y padres no residentes, debido a los flujos migratorios, o exime a hijos adultos fallecidos y no encuestables. La que sí se corresponde con la actual estructura social adulta es la estructura de destinos, cuyo total aparece en la última fila de la matriz. La diferencia entre los marginales de origen y de destino nos proporciona la disimilitud o cambio intergeneracional por el aumento o reducción del peso de cada clase social en origen y destino. Mientras contamos con un 8,4% de clase directiva y profesional (I-II) en orígenes, los destinos logrados de esa misma clase representaban el 21,6% del total en 2006. La disimilitud es de 13,2 puntos porcentuales de aumento en destino, evidenciando que la restringida élite profesional y privilegiada de antaño ahora es un amplio colectivo de profesionales expertos. Las matrices jerarquizan las clases como escalones superiores e infe- riores de una escalera. A lo largo de este capítulo, los datos presentados en la tabla 2 serán analizados siguiendo dos matrices de movilidad: la matriz EGP-7 y la matriz CASMIN22. El cuadro 4 presenta la primera matriz (EGP- 7), que nos permitirá detallar el recorrido corto, extenso o máximo de los posibles desplazamientos. En esta matriz se han señalado las casillas que corresponden a la movilidad horizontal que no implican salto jerárquico, ya que los cambios de posición no suponen cambios de condición social, sino desplazamientos transversales: es el supuesto de los hijos de la clase superior I-II que se reconvierten en pequeños propietarios (IV) o de los hijos de la pequeña burguesía (IV) que se mantienen en la condición de clases 22 Este esquema de clases sociales fue adoptado en los años ochenta por el proyec- to CASMIN (Comparative Study of Social Mobility in Industrial Nations), financiado por la Fundación Volkswagen, cuyos resultados trasnacionales fueron presentados en The constant flux (1993) de Eriksson y Goldthorpe. Es un esquema cuya genealogía se remonta a los años setenta, con el Oxford Social Mobility Study of England and Wales, dirigido por Goldthorpe. Cuadro 4 – Matriz de movilidad social EGP-7 Origen Destino I-II IV V III VI VIIa VIIb I-II H HOR D1 D2 D3 D3 D3 IV A1 H HOR HOR D1 D2 D2 V A1 A1 H D1 D1 D2 D2 III A2 A1 A1 H D1 D1 D2 VI A3 A1 A1 A1 H D1 D1 VIIa A3 A2 A2 A1 A1 H HOR VIIb A3 A2 A2 A2 HOR HOR H Nota: H: Herencia; HOR: Horizontal; A1: Ascenso corto; A2: Ascenso extenso; A3: Ascenso máximo; D1: Descenso corto; D2: Descenso extenso; D3: Descenso máximo 136 Informe España 2012 acomodados y más distancias se abren entre los desiguales puntos de parti- da de la pirámide social27. El capital económico y cultural, las redes de influencias y capital so- cial o los títulos académicos son recursos clave, pero del todo asimétricos, entre las diferentes familias y clases sociales. Según este enfoque, en los paí- ses más igualitarios, como los escandinavos, se espera una movilidad social más alta y mejor distribuida que en los países menos igualitarios. El cuadro 6 proporciona un breve contraste empírico de ambas pers- pectivas. Al comparar la movilidad intergeneracional de ingresos con el ín- dice de Gini de desigualdad, se observa que la perspectiva centrada en los incentivos encaja en los casos de Canadá y Australia, donde se combinan alta desigualdad social y alta movilidad de renta, con más de un 75% de sujetos que ascienden o descienden de renta sobre sus padres. Sin embar- go, el enfoque liberal de los incentivos no ajusta en los casos de Estados Unidos, Reino Unido o Italia, cuya alta desigualdad produce baja movilidad de renta. En estos tres casos encaja mejor el enfoque clasista de los recursos, también aplicable para los países escandinavos, especialmente Dinamarca, donde se parte de una baja desigualdad y se logra una alta movilidad de renta entre padres e hijos. El caso de España muestra una media movilidad de renta lograda des- de una alta desigualdad, un indicio de la prevalencia de los recursos clasis- tas de partida, siendo superior a la de Alemania y más aún a la de Suecia. En el caso de Francia, los recursos clasistas de partida también parecen tener una notable influencia en la restricción, más incluso que en el caso español, de la movilidad de renta. Por tanto, el cuadro ofrece indicios que refrendan tanto el enfoque liberal de los incentivos como el enfoque de los recursos. 27 Esping-Andersen, G. (2005): “Social Inheritance and Equal Opportunity Policies”, en Delorenzi, R. y Robinson, P. (eds.): Maintaining Momentum: Promoting Social Mobility and Life Chances from Early Years to Adulthood. Londres: IPPR; Goldthorpe, J. H. (2000). Cuadro 6 – Desigualdad social y movilidad de renta entre padres e hijos comparada Baja movilidad de renta (menor de 60%) Media movilidad de renta (entre 60% y 75%) Alta movilidad de renta (más de 75%) Alta desigualdad (Gini entre 30 y 35) Estados Unidos Reino Unido Italia España Canadá Australia Media desigualdad (Gini entre 25 y 30) Francia Alemania Finlandia Noruega Baja desigualdad (Gini menor de 25) – Suecia Dinamarca Nota: Los datos corresponden a los años 2003-2005 según los países. Una baja movilidad de renta supone que menos del 60% de los hijos es móvil (asciende o desciende) en quintil de ingresos respecto a sus padres. La alta movilidad de renta se cifra en más del 75%. Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de OCDE (2011): Divided we stand: Why inequality keeps rising. Educación y movilidad social en España 137 En general, desde la ciencia económica, la alta desigualdad social se asocia con una baja movilidad intergeneracional de ingresos28. En cambio, desde la perspectiva sociológica de la movilidad de clases, no se encuentra evidencia suficiente para defender que el crecimiento económico o la desi- gualdad social estén correlacionados con la movilidad social. De hecho, altos niveles de crecimiento económico y de desigualdad social coexisten con niveles altos y bajos de movilidad social absoluta29. Hay que recordar que al hablar de movilidad nos referimos tanto a la movilidad vertical ascendente como a la descendente, en contra del imaginario popular que tiende a asociar la movilidad sólo con el ascenso social, por ser su parte positiva o deseable. Vamos a presentar los resultados de nuestro análisis de movilidad en- tre clases de origen (O) y de destino (D) comprobando su disimilitud, es decir, las diferencias de peso de las clases de los padres y las de sus hijos na- cidos entre 1942 y 1981. El período de análisis cubre 39 años para la pobla- ción entre 25 y 64 años en 2006. El gráfico 1 presenta la disimilitud entre las clases que han tenido un aumento absoluto en puntos porcentuales y las que han disminuido. Durante los últimos cuarenta años, la estructura social española se ha transformado en una sociedad de clases medias, dejando atrás la hegemonía de su base industrial obrera de reciente pasado agrario30. En 2006, el 65,5% de los ocupados pertenecía al sector servicios, el 16,9% a la industria, el 12,6% a la construcción y un 5,1% al sector agrario31. Si se analizan estos destinos sociales en relación con los de sus padres, la disimilitud intergene- racional asciende al 31,9%. Es decir, un tercio de las clases de los padres han dejado de existir y han dado paso a un tercio de nuevas profesiones y posiciones de clase. La disimilitud entre orígenes y destinos refleja el aumento de la pro- fesionalización y cualificación de la estructura de clases durante los últimos cuarenta años. El tercio de las nuevas posiciones ocupadas por los hijos se desglosa en el crecimiento en puntos porcentuales de la clase profesional ex- perta (13,1), las clases intermedias (9,4), la pequeña burguesía urbana (3,7) y la clase obrera poco cualificada (5,7). Complementariamente, un tercio de las clases ocupadas por los padres ha dejado de existir y se reparte entre la clase obrera cualificada (–12,5), los agricultores (–12) y los jornaleros agra- rios (–7,4). 28 Solon, G. (2004); Corak, M. (2004); D’Addio, A. C. (2007): “Intergenerational Transmission of Disadvantage: Mobility or Immobility Across Generations?”, en OECD Social Employment and Migration Working Papers, 52. 29 Breen, R. (2004), p. 396. 30 González, J. J. y Requena, M. (2008): Tres décadas de cambio social en España. Madrid: Alianza Editorial. 31 Requena, M. (2011). 138 Informe España 2012 Un tercio de disimilitud intergeneracional entre orígenes y destinos es indicador de una significativa renovación de la estructura de clases, que amplía oportunidades en la zona intermedia y alta universitaria y destruye posiciones campesinas y obreras industriales. No obstante, existe otro indi- cador para medir el grado de estabilidad o cambio de la estructura de clases a lo largo del tiempo. Se trata de la estructura de oportunidades de entrada al mercado de trabajo cuando preguntamos por la primera ocupación en su vida a los encuestados. Si la disimilitud entre padres e hijos es alta, la estructura de puertos de entrada es más bien muy estable y constante en los dos extremos supe- rior e inferior. Tal y como muestra el gráfico 2, las ocho cohortes de edad de los nacidos entre 1942-1981 reproducen una elevada y constante tasa de entrada en posiciones obreras poco cualificadas (entre el 35% y el 41%) y una misma tasa de primera inserción en posiciones profesionales expertas (alrededor del 9%-11%). Independientemente de los cambios productivos, políticos e institucionales, la estructura de entrada y primera inserción de los últimos cuarenta años se ha mantenido muy estable en los extremos y sólo ha variado por la desaparición de destinos obreros industriales cualifi- cados, ocupando su lugar posiciones intermedias. Si agregamos la estructura de oportunidades de entrada de todos los encuestados, el 60% empezaron a trabajar en posiciones obreras (38% en poco cualificadas y 22% en cualificadas), el 30% en posiciones intermedias (19% en ocupaciones medias y 11% en la pequeña burguesía) y sólo el 10% como profesionales superiores. Gráfico 1 – Diferencias en la estructura de clases entre padres e hijos. En puntos porcentuales. 2006 VIIb: Precariado agrario IVc: Agricultores VIIa: Obrera poco cualificada VI: Obrera cualificada III-V: Intermedias IV: Pequeña burgesía I-II: Experta y directiva -15 -10 -5 0 5 10 15 -7,4 -12,0 5,7 -12,5 9,4 3,7 13,1 Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de CIS (2006): Estudio 2.634. Clases sociales y estructura social. Educación y movilidad social en España 141 El descenso social que recuenta la matriz EGP-7 es más alto (21,9%) que el de la matriz CASMIN (14,6%). En cambio, existe mayor similitud en la herencia de clase entre ambas matrices, con una ligera variación dada la diferente combinación de categorías utilizadas. Según la matriz EGP-7, el 26,3% de los españoles heredan la misma clase que sus padres, mientras que Gráfico 4 – Movilidad absoluta intrageneracional e intergeneracional según la matriz EGP-7. En porcentaje. 2006 Movilidad intrageneracional Movilidad padres-hijos/as 35,5 50,6 13,9 Ascenso Inmovilidad Descenso 40,8 37,3 21,9 Ascenso Inmovilidad Descenso Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de CIS (2006): Estudio 2.634. Clases sociales y estructura social. Gráfico 5 – Movilidad social según las matrices EGP-7 y CASMIN. En porcentaje. 2006 40,8 36,9 26,3 24,6 11,0 23,9 21,9 14,6 Ascenso Herencia Horizontal Descenso 50 40 30 20 10 0 EGP-7 CASMIN Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de CIS (2006): Estudio 2.634. Clases sociales y estructura social. 142 Informe España 2012 la herencia en la matriz CASMIN se atenúa y se sitúa en el 24,6% del total de los encuestados. Como ya se ha señalado, la matriz CASMIN permite establecer com- paraciones internacionales por ser la matriz más utilizada en este campo de estudio. El gráfico 6 plasma la divergente y tardía pauta de ascenso social intergeneracional que ha experimentado España en relación con el resto de los países europeos, al menos en sus inicios. No se pueden establecer comparaciones diacrónicas, porque no se dispone de estudios anteriores que usaran la matriz CASMIN con datos de la década de los años setenta y ochenta en España. Aun con las debidas cautelas, el gráfico 6 pone en evidencia el inicial retraso español, con un ascenso de clase de sólo el 22% en los años setenta Gráfico 6 – Evolución de la movilidad ascendente según la matriz CASMIN en algunos países de la UE. En porcentaje. 1970-2000 0 10 20 30 40 50 Holanda Media europea Reino Unido Italia España Década 1970 Década 1980 Década 1990 Década 2000 Nota: Los datos para las décadas 1970, 1980 y 1990 incluyen sólo a hombres y para la década del 2000 a hom- bres y mujeres. Para España hemos homogeneizado la matriz de Aranda Aznar (1976) para la década de los años setenta y la matriz de FOESSA (1981) para los años ochenta. Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de CIS (2006): Estudio 2.634. Clases sociales y estructura social; Echevarría Zabalza, J. (1999): La movilidad social en España. Madrid: Istmo; Aranda Aznar, J. (1976): “La movilidad social de la población española”, en Revista Estadística Española, 70-71; FOESSA (1981): Informe FOESSA. Informe sociológico sobre el cambio político en España. 1975-1981. Madrid: Euramérica; Breen, R. (2004): Social mobility in Europe. Oxford. Oxford University Press; Ringdal, K. (2004): “Social mobility in Norway 1973-1995”, en R. Breen (ed.): Social Mobility in Europe, Oxford, Oxford University Press, p. 251-267; Vallet, L.A. (2005): Change in Intergenerational Class Mobility in France from the 1970s to the 1990s and its Explanation: An Analysis Following the CASMIN Approach. Cahiers du Lasmas 01-2. Caen, LASMAS - Institut du Longitudinal / CNRS; Schizzerotto, A. y Marzadro, S. (2008): “Social Mobility in Italy since the Beginning of the Twentieth Cen- tury”, en Rivista di Politica Economica, 98 (5), p. 5-40; Ganzeboom, H.B.G. y Luijkx, R. (2004): “More recent trends in intergenerational occupational class reproduction in the Netherlands 1970-2004: Evidence from anexpanded database”, en The Netherlands Journal of Social Sciences, 40 (2), p.114-142; y Heath, A. y Payne, C. (2000): Twentieth Century Trends in Social Mobility in Britain. CREST Working Paper, 70. Oxford: National Centre for Social Research. Educación y movilidad social en España 143 del pasado siglo, por debajo del 28% de ascenso de la media de diez países europeos33. En esa década, Holanda y Suecia encabezaban la tasa de ascen- so social masculino con un 36%, Reino Unido registraba un 33% y Alemania un 32%, mientras Francia llegaba al 26%. La tardía y difusa industrializa- ción en los años sesenta, el abundante peso agrario de la economía española y el peculiar paternalismo social franquista ajeno a la igualdad de oportuni- dades supusieron una inercia de retraso y restricción del ascenso social en la década de los años setenta y en la de los ochenta. Mientras la mayor parte de los países europeos se consolidaba en los años setenta como sociedades del bienestar de clases medias afluyentes e instruidas en sólidos sistemas educativos públicos, las nuevas clases medias en España apenas representaban el 16% del total, formadas por directivos, profesionales y empleados de cuello blanco34. En aquellos años, el 65% de nuestros encuestados había logrado un nivel máximo de estudios corres- pondiente a la educación básica. El retraso inicial es obvio. El gran salto histórico en las oportunidades de ascenso social mas- culino no se produce en España hasta los inicios de la década de los años noventa35. La reactivación económica de mitad de los años ochenta, el pro- grama modernizador de la socialdemocracia gobernante y el ingreso en Europa, entre otras causas, posibilitaron un desarrollo inédito de las opor- tunidades de ascenso social intergeneracional (42%), muy por encima de la media europea masculina del 33%36. Los datos comparados del gráfico 6 para la década del 2000 incluyen a hombres y mujeres. Se aprecia una convergencia similar entre países, que cifra el ascenso en torno al 35%. Con los datos del estudio del CIS, el ascen- so en España es del 36,9%, un poco por encima de la media europea. Por lo tanto, la estructura social española ha recuperado su inicial retraso tardío con respecto al entorno europeo y el ascenso social en los primeros años del siglo XXI se situaba algo por encima, beneficiándose de la inercia impulso- ra acumulada y de la bonanza económica hasta 2006. Siempre en términos intergeneracionales entre orígenes y destinos. Para contrastar la movilidad social de hombres y mujeres, volvemos a utilizar la matriz EGP-7 (gráfico 7). Debido a la desigual distribución y segregación ocupacional por género, las mujeres salen perjudicadas con un menor ascenso de clase que los hombres y, sobre todo, con una mayor tasa de descenso social (25%), aunque son los hombres los que destacan con una 33 Breen, R. (2004). 34 Los orígenes de clase I-II-III que corresponden a las nuevas clases medias en nues- tras cohortes 3 y 4 nos proporcionan este dato (véase tabla 7). 35 Tal y como registra Echevarría con datos CASMIN de la encuesta ECBC de 1992. Véase Echevarría Zabalza, J. (1999): La movilidad social en España. Madrid: Istmo. 36 Breen, R. (2004). 146 Informe España 2012 16 años entre 1968 y 1972. No obstante, la cohorte 1 tiene la mayor tasa de inmovilidad (48%) de todas las edades38. Partimos, pues, de la cohorte 1, con una fuerte rigidez clasista y la me- nor tasa de ascenso social (un 26,4%, como recoge la tabla 4). Las siguientes cohortes han conocido una mayor tasa de ascenso y una menor de herencia, en un flujo constante y sin grandes sobresaltos. La segunda cohorte (los nacidos entre 1947 y 1951) es la primera en rebajar de forma sustancial la herencia de clase, desde el 48% de su prede- cesora hasta el 36%, que se mantiene constante para el resto de cohortes de edad hasta la actualidad. Tanto la cohorte 2 como la cohorte 3 son las primeras en las que aumenta el logro educativo más allá de la educación bá- sica y en las que son menos de origen agrario (30%) y más de clases medias (16%). Sus tasas de ascenso superan con creces a la cohorte 1 con un 38,6% y un 41,8%, respectivamente, protagonizando un mayor impacto de la crisis industrial y la posterior reconversión en el sector terciario de servicios res- pecto a la primera cohorte. Las cohortes 4 y 5 siguen mejorando su nivel educativo frente a sus predecesoras, alcanzando ya casi un 20% los niveles universitarios en el tardofranquismo y la transición a la democracia. Una parte de su mayor re- tención escolar se debe a las dificultades de inserción laboral sufridas entre 1977 y 1986 con la crisis industrial, que llevó a ciertos autores y opinadores a extender el falso mito de la universidad como fábrica de parados. Sin embargo, estas cohortes son las que han experimentado el mayor ascenso social hasta 2006, que se sitúa en torno al 43%. Consiguen este hito aun 38 Echevarría (1999) constata que la cohorte de 1938-1948, muy similar a nuestra cohorte 1, no registró mejora alguna en las tasas de fluidez social respecto a la precedente por tener aún una abundante masa agraria. Tabla 3 – Características demográficas según cohortes de edad. En porcentaje. 2006 Cohortes de edad Origen I-II-III Origen agrario Máximo: estudios básicos Cumple 16 años Ciclos económicos Inmóviles 2006Industrial franquista Crisis industrial Post- industrial 1 1942-46 11 46 78 1958-62       48 2 1947-51 16 31 66 1963-67       36 3 1952-56 17 29 65 1968-72       37 4 1957-61 16 23 49 1973-77       37 5 1962-66 18 22 48 1978-82       35 6 1967-71 19 20 41 1983-87       37 7 1972-76 24 15 32 1988-92       37 8 1977-81 24 11 31 1993-97       35 Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de CIS (2006): Estudio 2.634. Clases sociales y estructura social. Educación y movilidad social en España 147 manteniendo constantes unos niveles similares de inmovilidad, sea horizon- tal o por herencia, en relación con el resto de cohortes de edad. La alta movilidad ascendente del 43% se mantiene constante para las siguientes cohortes 6 y 7, socializadas ya en plena democracia y con nive- les universitarios en torno al 30%. Son las primeras cohortes integradas en la vida activa en un nuevo contexto posindustrial y de mercados laborales desregulados, una vez introducida la contratación temporal en la reforma de mediados de los años ochenta. Aunque empiezan a sufrir la precariedad laboral y la devaluación de ciertas titulaciones universitarias que siguen vi- gentes en la actualidad, también se han visto beneficiados por la extensión de los servicios y profesiones del Estado de bienestar, que se inicia a finales de los años ochenta, al igual que las cohortes 3, 4 y 5. La cohorte 7 de nacidos entre 1972 y 1976 alcanza los 30-34 años en 2006, con una elevada tasa de ascenso social (43,7%) y la menor de descenso de clase (19,4%), tras superar la inicial contra-movilidad negativa que carac- teriza la primera inserción juvenil. Para muchos sociólogos, la frontera de los 30 años es la edad mínima para capturar la movilidad social, puesto que la mayor parte de los sujetos ya han consolidado su enclasamiento. De aquí que la cohorte más joven de nacidos entre 1977 y 1981 (cohorte 8) presente un menor ascenso social y un mayor descenso, que puede haberse cronifi- cado a causa de la crisis desatada en 2008, sin darles tiempo a consolidar su renta y posición de clase. Esperamos poder contrastar la situación de clase de la cohorte 8 en futuros estudios. En una reciente investigación39 se ha comprobado que el 44% de los jóvenes que tenían entre 19 y 28 años en 2003 se habían empobrecido y 39 Martínez-Celorrio, X. y Marín Saldo, A. (2012): Crisi, trajectòries socials i educació. Barcelona: Fundació Jaume Bofill. En esta investigación se analiza la movilidad intragenera- cional de clase y de renta entre 2003 y 2009 a partir de la encuesta-panel PaD financiada por la Fundació Jaume Bofill, el único panel longitudinal existente en España y en el sur de Europa que encuesta cada año a los mismos sujetos. Tabla 4 – Tasas de movilidad absoluta por cohortes de edad. En porcentaje. 2006 Cohortes de edad Ascenso Herencia Horizontal Descenso 1 1942-46 26,4 30,7 17,5 25,5 2 1947-51 38,6 26,2 10,2 25,0 3 1952-56 41,8 25,5 12,1 20,6 4 1957-61 43,2 26,3 10,3 20,2 5 1962-66 43,9 24,3 10,4 21,4 6 1967-71 42,0 27,1 10,6 20,4 7 1972-76 43,7 26,1 10,7 19,4 8 1977-81 39,8 25,8 9,4 25,0 Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de CIS (2006): Estudio 2.634. Clases sociales y estructura social. 148 Informe España 2012 habían descendido de renta en 2009, cuando cumplían entre 25 y 34 años. La bonanza del ladrillo y su implosión catastrófica en 2008 ha dualizado a esta cohorte de jóvenes, puesto que un 25% de sus miembros ha experimen- tado, por el contrario, un ascenso de renta en ese mismo período. En con- junto, se confirma un cambio regresivo de tendencia, que hace empeorar el enclasamiento de los más jóvenes, aún más agravado e incierto con la actual política de austeridad y recortes en plena recesión. En suma, si excluimos a la cohorte 8, la pauta de movilidad social in- tergeneracional en España se ha mantenido muy constante y estable desde la cohorte 3 en adelante. Se partía de un ascenso social muy moderado de la cohorte 1 (26,4%), que se eleva en la cohorte 2 (38,6%) y que se ha perpetua- do en las cohortes 3, 4, 5, 6 y 7 por encima del 40%. Es decir, en los últimos 25 años se ha mantenido un flujo estable de oportunidades de ascenso, una vez superadas las iniciales barreras a la movilidad sufridas especialmente por la primera cohorte. Esta pauta de flujo constante puede apreciarse en el gráfico 9, que presenta la herencia de clase por cohortes de edad según el origen social. Se comprueba que las clases medias (III-IV-V) han mantenido constante una herencia o inmovilidad próxima al 15%, estando sus hijos abocados a la movilidad ascendente o descendente. Para ciertos autores weberianos, una tasa tan baja de herencia confirma a las clases intermedias como no-clases o como clases-puente sin apenas cierre social y con una elevada circulación hacia otros destinos. En cambio, las dos clases del extremo superior (I-II) e inferior (VI-VII) presentan una mayor herencia de clase, siempre superior al 47% en todas las cohortes, corroborando su cierre demográfico y su cristali- zación como clases robustas con barreras e identidad propias. Vamos a comentar brevemente la desigual pauta de la herencia obrera y de la herencia profesional. En la cohorte 1 se observa la mayor herencia y re- producción obrera, ya que un 73% de sus miembros ha heredado la condición obrera de sus padres. La tasa de herencia obrera se modera, aunque sigue sien- do muy elevada, en las cohortes 2 y 3 (alrededor del 54%) y vuelve a reducirse de forma leve en las cohortes 4, 5 y 6 (hasta el 47%) para repuntar de nuevo en la cohorte 7 (51%). Por lo tanto, el extremado cierre obrero de la primera cohorte se ha reducido pero manteniendo un flujo constante cuyo mínimo lo marca la cohorte 5, con un 47%. Un indicador preocupante es el repunte de la herencia obrera en la cohorte 7, apuntalado por la mayor presencia de mano de obra inmigrante con orígenes también obreros y populares. La clase directiva y la profesional (I-II), en tanto que clases superio- res, muestran un cierre social más pronunciado, próximo al 60%, entre hombres y mujeres, cumpliendo así con la tesis weberiana del cierre social por arriba40. Otro indicador preocupante es que desde la cohorte 5 se ha in- 40 Parkin, F. (1979): Marxismo y teoría de clases. Una crítica burguesa. Madrid: Espasa-Calpe. Educación y movilidad social en España 151 que renuevan sus miembros y dinamizan la estratificación social como una lucha posicional continua. Sin embargo, no toda la pirámide social acaba por renovarse y redistribuirse en su totalidad, tal y como hemos visto con la excesiva herencia y rigidez acumulada en el extremo superior e inferior. El gráfico 10 permite visualizar cómo se desglosa el total de movilidad e inmovilidad según los orígenes de clase atendiendo al tamaño relativo de cada origen. Los orígenes obreros (clases VI-VII) acumulan el 55% del total, distribuyéndose en un 19% de inmovilidad, un 29% de ascenso y un 7% de descenso. El 14% de los orígenes de clases medias subalternas (III-V) se di- vide en el 4% de herencia, el 5% de ascenso a las clases medias superiores o propietarias y el 5% de descenso hacia las clases obreras. En la pequeña burguesía rural y urbana (IV), que supone el 23% del total de los orígenes, un 10% corresponde a herencia, un 6% a ascenso a la clase experta I-II y un 7% a descenso hacia las clases III-V y VI-VII. Por últi- mo, los orígenes acomodados de la clase superior I-II se fraccionan entre el 5% de herencia y el 3% de descenso. En suma, el tipo de desarrollo económico español en sectores de bajo valor añadido, un sistema educativo habituado a reproducir la exclusión según el capital cultural de origen y el singular modelo de relaciones de cie- rre entre clases son tres causas concatenadas que no han permitido generar un mayor volumen de ascenso social desde abajo para los masivos orígenes obreros y agrarios. Gráfico 10 – Movilidad social fraccionada por orígenes sociales. En porcentaje. 2006 I-II IV III-V VI-VII 0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 5 3 10 6 7 4 5 5 19 29 7 Inmovilidad Ascenso Descenso Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de CIS (2006): Estudio 2.634. Clases sociales y estructura social. 152 Informe España 2012 Tal y como señala Cachón42, las tasas de movilidad absoluta no ad- quieren plena significación si no se cotejan con las de otros países. El grá- fico 11 permite comparar la movilidad de salida (outflow) siguiendo la ma- triz CASMIN entre España y la muestra agregada UE-5 que aporta Rechi43, que incluye los países centrales europeos (Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y la propia España). La muestra de Rechi es de 11.727 hombres y mu- jeres y procede de la Encuesta Social Europea (ESS). Los datos ponen en evidencia el mayor cierre social de los orígenes I-II en España respecto a Europa (UE-5), que sería todavía mayor si se ex- cluyera de la muestra europea a España. El cierre de la clase I-II española es del 59%, diez puntos más alta que la media europea (49%). En cambio, el descenso desde orígenes I-II a destinos intermedios de rutina III es el mis- 42 Cachón, L. (1989). 43 Rechi, E. (2006): Spatial and social mobility in the EU. PIONEUR Final Conference. Gráfico 11 – Movilidad de salida por orígenes en varios países europeos según la matriz CASMIN. En porcentaje. 2006 UE-5 UE-5 UE-5 UE-5 UE-5 España España España España España O ri g e n I- II O ri g e n II I O ri g e n IV O ri g e n V -V I O ri g e n V II 59 30 25 15 12 13 28 34 50 59 0 20 40 60 80 100 Destinos I-II Destinos III Destinos IV Destinos V-VI-VII Nota: Los datos de UE-5 son de Alemania, España, Francia, Italia y Reino Unido y corresponden al año 2003. Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de CIS (2006): Estudio 2.634. Clases sociales y estructura social; y Rechi, E. (2006): Spatial and social mobility in the EU. PIONEUR Final Conference. Florencia. Educación y movilidad social en España 153 mo en España y en la muestra europea (22%), pero no así el descenso hacia posiciones obreras, que es más frecuente en Europa (20%) que en España (13%), donde los hijos de orígenes I-II quedan más protegidos del descenso extremo. El recuadro resaltado en el gráfico señala la convergencia española con la media europea en el caso de las trayectorias con orígenes intermedios III-IV. La movilidad de salida es similar en los orígenes III españoles y euro- peos: un tercio asciende a la clase profesional I-II, otro tercio desciende a las clases obreras VI-VII y el tercio restante se reparte entre la misma clase III y la pequeña burguesía IV. La misma pauta convergente se produce en los orígenes IV, con un 25% de ascenso hacia la clase I-II, un 34% de descenso hacia destinos obreros y en torno al 40% de enclasamiento en la zona inter- media III-IV. En cambio, predomina de nuevo la divergencia con Europa en el ex- tremo inferior de la estructura española. Los hijos de obreros españoles han tenido menos ascenso a la clase profesional I-II y mayor herencia que sus pares europeos. En concreto, entre los hijos de la clase obrera cualificada V-VI, el 22% de los europeos ascienden a la clase profesional I-II frente al 15% de sus pares españoles, que presentan una herencia del 50%, mientras la europea es del 44%. Donde sí coinciden es en el acceso equivalente a las clases medias III-IV, que ronda el 34%. Por último, entre los hijos de la clase obrera poco cualificada VII, el 16% de los europeos ascienden a la clase pro- fesional I-II por el 12% de los españoles, que presentan una herencia obrera del 59% frente al 54% de los europeos. En España, nacer y socializarse en una familia obrera supone mayor desventaja que hacerlo en esa misma clase en un país central europeo. El gráfico 12 corrobora la misma pauta de desigualdad clasista con datos de Eurostat, desagregando orígenes de clase y género en el acceso al agregado superior técnico I-II-V. Los hombres y mujeres españoles de procedencia obrera se sitúan a la cola de la UE-25. La mayor igualdad de oportunidades en el acceso a dicho agregado se da en Alemania. Los hijos obreros italianos y franceses se sitúan, en cambio, en la media europea, de la que se alejan sus pares españoles. En esta desventaja tiene que ver no sólo la singularidad histórica y macroeconómica diferencial entre países, sino también la singularidad de sus sistemas educativos y productivos. Mientras que los países mediterrá- neos como España o Italia cuentan con sistemas escolares de Formación Profesional y una estricta división taylorista entre el trabajo manual y las ingenierías, en países como Alemania y Holanda predomina la Formación Profesional dual y el reconocimiento social de cualificaciones técnicas (clase V), sin que la división taylorista y clasista del trabajo haya cuajado con tanta fuerza como en los países católicos y mediterráneos como el nuestro. 156 Informe España 2012 relativa o fluidez social en España. En primer lugar, se analizará la estruc- tura de clases de los padres (orígenes) según la geografía y el territorio, aplicando el esquema EGP-5. El tamaño de la muestra permite desagre- gar Andalucía, Cataluña y Comunidad de Madrid, pero obliga a agrupar tres grandes áreas territoriales: Levante (Comunidad Valenciana, Murcia y Baleares), España Interior (Aragón, La Rioja, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Extremadura) y la amalgama Atlántica-Cantábrica (Canarias, Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco y Navarra). Sabido es que unos te- rritorios han sido tierra de acogida para emigrantes de otras geografías, pero el análisis de la movilidad social territorializada permitirá capturar el crisol de diversidad que caracteriza un país plural, complejo y compuesto como es España. Los orígenes de clase directiva y profesional (I-II) son más frecuentes, por efecto de la capitalidad del Estado, en Madrid (16%) y más infrecuentes en la España Interior (5%). Asimismo, los orígenes de clases intermedias y pequeña burguesía urbana (III-IVab-V) son más numerosos en Madrid (32%) o Cataluña (28%) que en la zona Atlántica (19%) (tabla 7). En Cataluña y la zona Atlántica son más frecuentes los orígenes de clase obrera cualificada (31%), situándose por encima de la media espa- ñola (28%). Los orígenes de clase obrera poco cualificada urbana (VIIa) destacan en la zona de Levante (20%) y no tanto en Andalucía (14%). Por último, los orígenes de clase agrarios (IVc-VIIb) son más frecuentes en la España Interior (35%), donde predominan los pequeños agricultores (IVc), y en Andalucía (28%), en la que son mayoritarios, sobre todo, los padres que han sido jornaleros agrarios (VIIb), con un 20% del total andaluz. El gráfico 13 presenta las tasas de movilidad absoluta siguiendo el es- quema EGP-7 por territorios. La amalgama que llamamos España Interior, con abundantes orígenes agrarios, resulta ser el territorio con mayor heren- cia de clase y menor ascenso social (35,6%) de los comparados. Con una estructura de orígenes muy diferente y una especialización productiva tam- bién divergente, Andalucía y Madrid comparten una misma tasa de ascen- Tabla 7 – Estructura de orígenes de clase por territorios. En porcentaje. 2006 Andalucía Cataluña Madrid Levante Interior Atlántica España I-II 7 9 16 7 5 7 8 III-IVab-V 25 28 32 21 19 19 24 VI 26 31 26 28 25 31 28 VIIa 14 18 15 20 16 18 17 IVc-VIIb 28 14 11 24 35 25 23 Total 100 100 100 100 100 100 100 Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de CIS (2006): Estudio 2.634. Clases sociales y estructura social. Educación y movilidad social en España 157 so intergeneracional (en torno al 40%). En las zonas litorales del Levante, Atlántica-Cantábrica y Cataluña es donde se registran mayores oportunida- des de ascenso social, siendo relevante el caso catalán, con un 43,6%. El territorio que presenta mayor descenso social entre padres e hijos es Madrid (25,6%), algo esperable, pues cuenta con escasa movilidad hori- zontal y parte de una estructura con un origen masivo de clases medias (48%). Como es sabido, las sociedades asentadas de clases medias facilitan un mayor riesgo de descenso, que es menor en territorios donde predomi- nan los orígenes bajos y con poco margen hacia abajo. Si se suma el ascenso y el descenso de clase para obtener la tasa to- tal de movilidad, se sitúa en cabeza Madrid (66,1%), seguida de cerca por Cataluña (64,4%), Atlántica-Cantábrica (63,3%) y Levante (63,9%). Queda algo más rezagada Andalucía (61%) y, a mayor distancia, la España Interior, con la menor tasa (57,7%). Como se explicaba en la introducción de este capítulo, la movilidad absoluta y la movilidad relativa no siempre coinciden. Hemos explotado tanto las matrices de movilidad CASMIN como la EGP-7 aplicando los mo- delos estandarizados de cálculo de la movilidad relativa o fluidez social por territorios44. Con este ejercicio se pretende descubrir qué territorios cuen- 44 Los parámetros de ajuste de los modelos log-multiplicativos realizados y los resul- tados en odd-ratios (razón de razones) pueden consultarse en el Anexo al final del capítulo. Gráfico 13 – Tasas de movilidad absoluta por territorios. En porcentaje. 2006 Andalucía Cataluña Madrid Levante Interior Atlántica 35,6 40,1 40,4 41,6 42,8 43,6 22,1 20,9 25,6 21,8 21,1 20,7 11,0 14,3 7,5 13,1 9,8 9,9 31,3 24,7 26,5 23,5 26,4 25,7 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 Ascenso Descenso Horizontal Herencia Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de CIS (2006): Estudio 2.634. Clases sociales y estructura social. 158 Informe España 2012 tan con estructuras de clase más socialmente fluidas o afluyentes y qué te- rritorios o geografías mantienen estructuras más cerradas y rígidas. Los estudios previos sobre fluidez social en España45 han constatado la tesis de la fluidez constante, que explica que la fluidez social aumenta una vez logrado el cambio agrario-industrial para luego estabilizarse, tan- to en el período industrial como en la actual fase posindustrial, sin haber variado en los últimos treinta años. Con independencia de los cambios de movilidad absoluta producida por los ciclos económicos, la fluidez social y la influencia del origen de clase (O) en los destinos (D) permanece constante y estancada. Sin embargo, cabe recordar que los tres estudios citados están restringidos a la población masculina y no captan la gran transformación en igualación y fluidez social que supone la incorporación laboral de la mujer y su emancipación a través de la educación. Como ya destacamos en la introducción, la reciente investigación co- lectiva dirigida por Breen (2004) constata, a partir de muestras de hombres y mujeres, el aumento de la fluidez social en nueve de las once sociedades estudiadas. En España, el único análisis paritario de la fluidez social reali- zado ha sido con datos de Cataluña46, refutando la tesis de la fluidez estan- cada, dado el cambio sucesivo y la elevada fluidez y emancipación de los orígenes de clase (O) que han protagonizado de modo significativo las mu- jeres47. Por tanto, los resultados de la movilidad social relativa dependen de si incluimos o no a las mujeres y de su peso demográfico en la vida activa. Con los datos de la encuesta del CIS que hemos explotado no nos hemos centrado en calcular la evolución de la movilidad relativa por cohortes. Lo que hemos analizado es la diferente fluidez social según territorios y geogra- fías, con la modesta pretensión de llenar un hueco de conocimiento socioló- gico todavía inexplorado. El gráfico 14 presenta las odds-ratios de fluidez y rigidez por territo- rios en el eje derecho y sus respectivos porcentajes de movilidad absoluta en el eje izquierdo. Tal y como hemos comentado, la España Interior es el terri- 45 Marqués, I. y Herrera-Usagre, M. (2010): “¿Somos más móviles? Nuevas evidencias sobre la movilidad intergeneracional de clase en España en la segunda mitad del siglo XX”, en Revista Española de Investigaciones Sociológicas-Reis, 131, p. 43-73; Carabaña, J. (1999); Echevarría Zabalza, J. (1999). 46 Martínez-Celorrio, X. y Marín Saldo, A. (2010). 47 En el análisis log-multiplicativo de la movilidad relativa, las betas inferiores a 1 indican reducción de la rigidez social (los orígenes no limitan los destinos) y las betas supe- riores a 1 indican un aumento de la rigidez o cierre clasista (los destinos están condicionados por los orígenes). En el caso catalán, las mujeres presentan betas inferiores a 1 en las cohortes 1947-1956 (0,38), 1957-1966 (0,54) y 1967-1976 (0,69), mostrando gran fluidez social aunque vaya disminuyendo con el tiempo. Entre los hombres, sus betas son siempre superiores a 1 y, por tanto, afectos a una mayor rigidez (2,15; 1,09; 1,20), que primero disminuye con fuerza y luego remonta para la cohorte más joven. Educación y movilidad social en España 161 Como sociedad podemos lograr una mayor equidad de resultados educati- vos sin que ello se traduzca en una mayor fluidez social entre las clases de origen y destino. Por lo tanto, la relación entre educación y movilidad social es más compleja y paradójica de lo que establece el sentido popular, deudor todavía de un pasado de exclusión educativa. En el caso español, la educación es el principal componente jerárqui- co de la movilidad social computada en la matriz EGP-7 (gráfico 15). Los títulos universitarios, con las diplomaturas por delante de las licenciaturas, encabezan las probabilidades de ascenso social. Los titulados en FP superan a los bachilleres en la tasa de ascenso (47% frente a 43%) y registran un menor descenso intergeneracional que éstos. A su vez, la educación básica presenta mayor ascenso social (34%) que los encuestados que no han logrado completarla (29%), aunque ambos niveles comportan las mayores tasas de descenso social (26% y 27%). La distribución del ascenso social según el capital educativo se mues- tra en la tabla 8. Los titulados superiores suponen el 33% del total del ascen- so de clase y los graduados básicos (EGB, ESO y similares) suman el 24%. La inmovilidad tiende a distribuirse replicando de forma casi fidedigna la distri- bución de las desigualdades educativas, excepto en el caso de los universita- rios, que representan un 23% de todos los encuestados, pero sólo el 15% de Gráfico 15 – Tasas de movilidad absoluta de la población de 30 a 64 años por nivel de estudios según la matriz EGP-7. En porcentaje. 2006 Diplomatura Inferior a Básicos FP Bachillerato Licenciatura Básicos 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 Ascenso Inmovilidad Descenso 62 65 47 43 34 29 28 23 44 41 40 44 10 13 10 16 26 27 Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de CIS (2006): Estudio 2.634. Clases sociales y estructura social. 162 Informe España 2012 los inmóviles. La distribución del descenso social, en cambio, está sesgada y más concentrada en los niveles básicos (41%) e inferior a básicos (28%). Los resultados de ascenso social según capital educativo y cohortes de edad para la población entre 30 y 64 años en 2006 se observan en el gráfico 16. La cohorte que tenía entre 60 y 64 años en 2006 presenta menores tasas de ascenso, como ya hemos visto, que se reducen al 20% para los encuesta- dos con niveles básicos e inferiores a básicos. En cambio, las cohortes de 40 a 49 años y de 50 a 59 años con estos dos niveles formativos obtienen mayo- res niveles de ascenso, llegando hasta el 37% por la coyuntura favorable de Tabla 8 – Distribución de la movilidad social de la población de 30 a 64 años por nivel de estudios. En porcentaje. 2006   Ascenso Inmovilidad Descenso Total Universitarios 33 15 13 23 FP 18 19 10 16 Bachillerato 12 12 8 12 Básicos 24 31 41 29 Inferior a Básicos 13 23 28 20 Total 100 100 100 100 Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de CIS (2006): Estudio 2.634. Clases sociales y estructura social. Gráfico 16 – Ascenso social de la población de 30 a 64 años por nivel de estudios y grupos de edad. En porcentaje. 2006 Diplomatura Inferior a Básicos FP Bachillerato Licenciatura Básicos 0 10 20 30 40 50 60 70 80 De 60 a 64 años De 50 a 59 años De 40 a 49 años De 30 a 39 años Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de CIS (2006): Estudio 2.634. Clases sociales y estructura social. Educación y movilidad social en España 163 industrialización y terciarización de la economía española. Ambos niveles formativos bajos tienen un ascenso social simétrico y equiparable si excep- tuamos las cohortes 6 y 7 (30-39 años), dado que los grados básicos se alzan por primera vez como distintivos, registrando mayor ascenso (34%) que el logrado por los encuestados sin completar la EGB (19%). Por tanto, las cohortes nacidas entre 1967 y 1976 son las primeras en verse afectadas por el estigma y la señal negativa del fracaso escolar, que se traduce en un menor ascenso social, lo que refleja la elevación de las exigencias de cualificación del mercado de trabajo. Los titulados con FP, en cambio, han seguido con unas tasas casi constantes de ascenso social, entre el 41% y el 46%. Más irregular ha sido la evolución del ascenso desde el Bachillerato, máximo nivel de estudios que camufla a ciertos encuestados con niveles universitarios inacabados. Mientras que para la cohorte de 60 a 64 años el Bachillerato significaba un nivel distintivo (ascenso del 55%) por minoritario, en las cohortes de 50 a 59 años y de 40 a 49 años se rebaja su tasa de ascenso hasta el 44%, remontando en las cohortes de 30 a 39 años hasta el 49%. Las diplomaturas universitarias destacan por ser, históricamente, el grado con mayor oportunidad de ascenso social. Contando con graduados procedentes de orígenes bajos y modestos, han representado un vehículo directo de ascenso hacia la fracción baja de la clase profesional II (maestros, enfermeros, etc.) expandida con la construcción del Estado de bienestar. Su máxima cota de ascenso social, ya inigualable, se logra en las cohortes de 50 a 59 años, con un 76%, que se ha reducido al 61% en las cohortes de 30 a 39 años, aunque supera a los licenciados de esas edades. Por último, las licenciaturas también han facilitado una alta oportu- nidad de ascenso social, especialmente a partir de las cohortes de 50 a 59 años, que registran un 57%, superado por las cohortes de 40 a 49 años, con un máximo del 62%. En cambio, en la cohorte de 60 a 64 años las licencia- turas y carreras largas presentan una menor tasa de ascenso (41%) por tener una composición más elitista que las diplomaturas, cuyo objetivo primor- dial era la reproducción de estatus. 4.2 La educación, ¿determina el destino social y la movilidad de clase? Para las teorías funcionalistas, el proceso de industrialización genera una nueva pauta de estratificación, donde las titulaciones académicas des- plazan a los factores adscriptivos de origen de clase como nuevos criterios 166 Informe España 2012 renta heredada como factores multiplicadores o restrictivos de la movilidad. Este modelo confirmaría la educación como el factor con mayor poder cla- sificatorio de la movilidad. Cuadro 7 – Factores ordinales de la movilidad social según el árbol de clasificación del chi² Movilidad social Origen social (clase padre) I-II (8,4%) IV abc (23,2%) III-V-VI (38,4%) VII a (16,7%) VII b (10,9%) Educación Inferior a Básicos Básicos + FP FP + Bachiller Bachiller + Superiores Superiores (3,3%) Descenso:58 (Inferior a Bachiller) (5,1%) Herencia: 76 (Superior a Bachiller) Mujeres Menor herencia (12,6%) Descenso:45 (3,4%) Horizontal: 32 Mujeres Mayor horizontal (2,5%) Horizontal: 45 (2,3%) Ascenso: 65 (2,4%) Ascenso: 74 (20%) Descenso: 37 Mujeres Mayor descenso (7,2%) Ascenso: 56 Mujeres Mayor ascenso (4,3%) Ascenso: 55 Origen VI Mayor ascenso (6,9%) Ascenso: 81 (Superior a Bachiller) Origen VI Mayor ascenso (7,5%) Ascenso: 52 Mujeres Menor ascenso (4,3%) Ascenso: 70 (Básicos + Bachiller) (1,2%) Ascenso: 92 (1,2%) Ascenso: 99 Missing (2,5) (7%) Horizontal: 52 (1,8%) Ascenso: 61 (Superior a Básicos) Missing (2,1) Nota: En color gris se destacan las variables ordinales de clasificación. Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de CIS (2006): Estudio 2.634. Clases sociales y estructura social. Educación y movilidad social en España 167 El gráfico 17 proporciona otro indicio de la importancia jerarquiza- dora de la educación en los destinos de clase. Preguntados los sujetos por el grado de apoyo y motivación en los estudios que recibieron de sus padres y por la calidad de sus notas académicas, se observa una clara simetría entre estas dos variables y la jerarquía de clases a la que llegan los sujetos. Son los directivos (clase I) y los profesionales expertos (clase II) los que manifiestan haber tenido una alta motivación familiar para los estudios (en torno al 90%) y unas buenas notas académicas (alrededor del 75%). En cambio, los jornaleros agrarios (clase VIIb) reconocen haber tenido un mayor desapego por la escuela, con rendimientos más bajos y motivación familiar menos intensa. En suma, el sistema educativo funciona en España como un filtro jerarquizador que predice con eficacia el posterior enclasamiento en fun- ción de los rendimientos y del apoyo familiar. Se ha utilizado un segundo procedimiento para determinar las va- riables que influyen en los destinos de clase (D) con una regresión logística que, a su vez, permite computar probabilidades. Para ello hemos puesto en juego cuatro variables independientes: origen social, género, edad y nivel educativo. En la regresión, ni los parámetros de género ni los de edad apare- cen como significativos de los destinos de clase. En cambio, los parámetros asociados al nivel educativo y al origen social son los dos significativos, corroborando así los resultados del árbol de clasificación del chi² del primer procedimiento53. 53 En la tabla 13 del Anexo pueden consultarse las odds-ratios de la regresión. A partir de éstas se ha construido la tabla de probabilidades de enclasamiento según el nivel educativo y el origen social (tabla 14 del Anexo). Gráfico 17 – Motivación familiar y rendimiento académico por destinos de clase. En porcentaje. 2006 I II IIIa IIIb IVa IVb VI VIIa VIIb Alta motivación familiar 92 89 84 77 67 60 58 61 47 Buenas notas escolares 76 75 64 49 43 44 37 44 32 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de CIS (2006): Estudio 2.634. Clases sociales y estructura social. 168 Informe España 2012 El gráfico 18 presenta el cómputo de probabilidades y el efecto jerar- quizador del nivel educativo combinado con la determinación del origen social, que sigue siendo influyente, tal y como hemos comentado: Gráfico 18 – Destinos de clase según origen social y nivel de estudios. En porcentaje. 2006 90 90 90 80 80 80 70 70 70 60 60 60 50 50 50 40 40 40 30 30 30 20 20 20 10 10 10 0 0 0 Inferior a Básicos Básicos FP Bachillerato Diplomatura Licenciatura C L A S E O B R E R A (V I- V II ) C L A S E M E D IA (I II -I V -V ) C L A S E E X P E R T A (I -I I) Origen VII Origen VI Origen III Origen I-II Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de CIS (2006): Estudio 2.634. Clases sociales y estructura social. Educación y movilidad social en España 171 Tabla 13 – Regresión logística “destino de clase”: selección de variables retenidas por el modelo Valor DE Valor t p Educación hijos/as Inferior a Básica 1 1 1 Básica 0,2627 0,1015 2,5891 0,0096 FP 0,9033 0,1119 8,0741 0,0000 Bachillerato 1,3285 0,1256 10,5801 0,0000 Diplomatura 3,0391 0,1430 21,2560 0,0000 Licenciatura 3,6749 0,1474 24,9387 0,0000 Origen social Origen I-II 1 1 1 Origen III –0,5313 0,1627 –3,2648 0,0011 Origen IV –0,2505 0,1494 –1,6771 0,0935 Origen VI –0,8209 0,1484 –5,5333 0,0000 Origen VIIa –1,1126 0,1568 –7,0976 0,0000 Origen VIIb –1,2233 0,1795 –6,8154 0,0000 Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de CIS (2006): Estudio 2.634. Clases sociales y estructura social. 172 Informe España 2012 Tabla 14 – Probabilidades del destino de clase según origen social y logro educativo Educación hijo/hija Logro educativo por origen de clase (%) Probabilidades del destino de clase I+II Experta III+IV+V Intermedias VI+VII Obreras Sin Básicos (17,7%) I+II 2 10% 47% 43% III 8 6% 37% 56% IV 20 8% 43% 49% VI 17 5% 32% 63% VIIa 18 3% 27% 70% VIIb 37 3% 25% 72% Básicos (29,2%) I+II 5 12% 51% 37% III 19 8% 42% 50% IV 27 10% 47% 43% VI 36 6% 37% 57% VIIa 35 4% 31% 64% VIIb 41 4% 29% 67% FP (17,7%) I+II 8 21% 55% 24% III 20 14% 52% 34% IV 17 17% 54% 28% VI 22 11% 48% 41% VIIa 19 8% 43% 48% VIIb 11 7% 41% 51% Bachillerato (12,3%) I+II 15 29% 54% 17% III 19 20% 55% 26% IV 12 24% 55% 21% VI 10 15% 53% 31% VIIa 11 12% 50% 38% VIIb 5 11% 48% 41% Diplomados (10,5%) I+II 20 70% 27% 4% III 14 57% 37% 6% IV 12 64% 31% 4% VI 9 50% 42% 8% VIIa 8 43% 47% 10% VIIb 4 40% 49% 11% Licenciados (12,6%) I+II 50 81% 17% 2% III 20 72% 25% 3% IV 12 77% 20% 2% VI 6 66% 30% 4% VIIa 9 59% 36% 6% VIIb 2 56% 38% 6% Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de CIS (2006): Estudio 2.634. Clases sociales y estructura social. La situación que estamos viviendo en España pone de manifiesto que no estamos atravesando simplemente una crisis, sino un verdadero cambio de época. Los impactos del gran cambio tecnológico que significa Internet han modificado ya el funcionamiento del sistema económico, está implicando grandes cambios en la vida de las personas y está generando una profundización de la crisis de legitimidad de las instituciones políticas y representativas de la democracia. Asistimos a una notable degradación del lenguaje público en nuestro país. El lenguaje de los políticos y de los medios de comunicación se ve cada vez más invadido por el insulto y el exabrupto. El debate de ideas, de contenido, va siendo desplazado por la descalificación personal o el juicio de intenciones. Todo ello constituye un claro debilitamiento de la vida democrática, que exige un uso respetuoso de la palabra. Sin empresas y sin emprendedores no saldremos de esta crisis. ¿Están preparados para ello nuestras empresas y nuestros empresarios? Analizamos la iniciativa empresarial, las diferencias por sectores económicos, los factores de éxito y fracaso en el emprendimiento, la situación de las PYMES españolas, sus características, sus estrategias de competitividad y sostenibilidad en un contexto necesariamente global o internacionalizado. Durante décadas la educación ha actuado en nuestro país como el gran ascensor que facilitaba la igualdad de oportunidades y la mejora de los uos en la escala social. Esa capacidad sigue manifestándose en la actualidad, pero con mucha menor intensidad. La actual crisis iniciada en la segunda mitad de 2008 pone de actualidad el debate en torno a la desigualdad de oportunidades educativas y la continuidad o no de la educación como principal canal abierto de movilidad social. Los españoles ven con preocupación creciente el futuro del sistema sa- nitario. La crisis impacta en la sanidad por dos vías: por el aumento de las necesidades y por la reducción de los recursos del Sistema Nacional de Salud. Los recortes estructurales en sanidad ponen en riesgo uno de los pilares básicos de nuestro Estado de bienestar y nos alejan de Europa. Hay alternativas a unas medidas que afectan más a los más débiles y con previsibles altos costes diferidos en salud y gasto sanitario. Las TIC, con su desarrollo acelerado y omniabarcante gracias a las nuevas redes y dispositivos, están redefiniendo nuestra vida en todos los ámbitos. Avanzamos hacia la sociedad de la hiperconectividad. Las tremendas oportunidades sociales, económicas, educativas y políticas que este contexto tecnológico nos ofrece sólo se realizarán si desde dentro son permanentemente interpeladas respecto a su impacto en la vida de las personas y de la sociedad. El avance en las infraestructuras de transporte en nuestro país en las últimas décadas ha sido espectacular. Precisamos ahora apostar por modos sostenibles al servicio de las necesidades de los ciudadanos, más integrados y competitivos, con menos costes económicos y ambientales. En las ciudades el paradigma de la velocidad, cuyo objetivo era la fluidez del tráfico, empieza a ser sustituido por un modelo de ciudad vivible, donde la movilidad motorizada pierde su protagonismo. 9 93 788489"0193'
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