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Modelos pedagógicos en la formación de profesores: tipología y clasificación, Tesis de Historia

PedagogíaEducación BásicaFormación de profesoresModelos pedagógicos

Una introducción al tema de los modelos pedagógicos en la formación de profesores, discutiendo la importancia de este tema en el contexto de la educación básica en México. El texto ofrece una tipología de siete modelos pedagógicos, incluyendo el Modelo de Adquisiciones Académicas y el Modelo Centrado en el Proceso, y describe sus características y enfoques. Además, se discuten las tendencias y clasificación de estos modelos, y se ofrece una conclusión sobre la importancia de la reflexión en la acción y el desarrollo de competencias profesionales en la formación de profesores.

Qué aprenderás

  • ¿Cómo se clasifican y contrastan diferentes modelos pedagógicos en la formación de profesores?
  • ¿Qué son los modelos pedagógicos y cómo influyen en la formación de profesores?
  • ¿Cuáles son los principios del Modelo de Adquisiciones Académicas y del Modelo Centrado en el Proceso?

Tipo: Tesis

2020/2021

Subido el 07/09/2021

angie-vanessa-pachon-salamanca
angie-vanessa-pachon-salamanca 🇨🇴

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Vista previa parcial del texto

¡Descarga Modelos pedagógicos en la formación de profesores: tipología y clasificación y más Tesis en PDF de Historia solo en Docsity! Los modelos pedagógicos en la formación de profesores HERMILA LOYA CHÁVEZ Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 081, México Introducción Desde que se instituyeron los programas formales para la formación de los profesores de educación básica, ha existido escaso acuerdo sobre la naturaleza precisa de los modelos pedagógicos que puedan constituir las formas más adecuadas de preparación para su ejercicio educativo. Los modelos pedagógicos oscilan entre tres tendencias definidas, desde la sociología la primera, identificada como racionalista, que corresponde a los enfoques signados por la centralización y la norma- lización, bajo el argumento de que solo el control centralizado de los currículos, textos y enseñanzas, así como el de la didáctica, puede elevar la calidad de la educación. La segunda, centrada en los estudios psicológicos del desarrollo del niño que permiten la adecuación de la enseñanza y la tercera, que constituye la tendencia crítica, asentada en el fundamento de que todo plan de formación de profesores adopta una postura de acción reflexiva respecto a las formas institucionales y al contexto político y económico en el que se desarrolla la sociedad. En este sentido, los programas de formación y su desarrollo se fundamentan en un modelo pedagógico que refleja su afiliación a éste, de manera implícita y explícita, a través de las prácticas formativas. Este escrito, esencialmente, pretende aclarar el panorama del porqué el contenido de los modelos pedagógicos hace inscribirlos en una u otra de las tendencias dominantes —da racionalista, la desarrollista y la crítica— presentando al lector una tipología de siete modelos, que sin ser exhaustiva, da cuenta de elementos básicos de cada uno. En México, la formación de profesores para la educación básica se ha caracterizado por el vaivén entre las tendencias descritas y por los propósitos de las políticas educativas. Así por ejemplo, a partir de la profesionalización de la carrera en 1984 el proceso ha sido orientado por diversos modelos pedagógicos que se entrecruzan en la práctica, quizás por la escasa delimitación teórica de los programas de formación, la asunción de perspectivas tradicionales que se han anclado y que forman parte de la cultura magisterial y por la formación mixta (entre diferentes modelos] de los propios formadores. Revista Iberoamericana de Educación ISSN: 1681-5653 n.? 46/3 - 25 de mayo de 2008 EDITA: Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) ls Hermila Loya Chávez ¿Qué hace el modelo pedagógico? Las modelos pedagógicos, según la tendencia en la que se inscriban, introducen a los docentes en su profesión por las siguientes vías: primera, ingresar en la lógica del orden social actual en la que ciertas competencias son demandadas, segunda, comprender el desarrollo infantil y, tercera, promover situaciones en las que los maestros se ocupen de su realidad educativa críticamente con el fin de mejorarla. ¿Qué es el modelo pedagógico? Un modelo pedagógico es una propuesta teórica que incluye conceptos de formación, de enseñanza, de prácticas educativas, entre otros. Se caracteriza por la articulación entre teoría y práctica, es decir, en la manera en que se abre o disminuye la relación entre una y otra y en cómo se desarrolla según las finalidades educativas. De esta manera, a partir de un modelo pedagógico, pueden estudiarse varias dimensiones de la formación de los profesores, por ejemplo, el proceso de socialización que se genera en los individuos con los modos de trabajo, la relación de conocimiento entre sujeto-objeto o la relación conocimiento-actitud, por citar algunos. Al respecto, Ferry (1990) dice que todo modelo pedagógico, cuando se pone en práctica, deriva en un proceso cuyo desarrollo evidencia el funcionamiento operativo, la dinámica y el modo de eficiencia. De ello emana la variabilidad y la alternativa que representan de acuerdo con las finalidades educativas. Por otra parte, Davini (1995) expone que los modelos de formación constituyen tradiciones, que son configuraciones de pensamiento y de acción que, construidas históricamente, se mantienen a lo largo del tiempo, se institucionalizan, se incorporan a la práctica y a la conciencia de los sujetos y como tales llegan a sobrevivir en la organización, en el currículo, la práctica y en las generaciones de formadores, orientando toda una gama de acciones. Por su parte, Zeichner (1990) dice que las perspectivas en la formación de los profesores han estado en conflicto entre ellas a lo largo de la historia de los programas formalizados, precisamente por la orientación y finalidades que le otorgan los Estados a la educación nacional. Para Unos es asunto de racionalidad técnica, para otros de democracia y condiciones sociales Con la finalidad de delimitar los enfoques de formación de profesores de educación básica en el siglo XX y que tienen vigencia en México, se presenta una tipología de siete modelos que, sin ser absolutos, muestran este panorama y permiten suponer cómo la práctica del formador oscila entre las tendencias modélicas, es decir, el formador desplaza prácticas entre uno y otro modelo aunque sus justificaciones se anclen en uno de los modelos teóricos. L Modelo de las Adquisiciones Académicas El modelo establece que la formación consiste en convertir al profesor en un intelectual que domina las disciplinas científicas con la finalidad de impartirlas, entonces el profesor genera prácticas en las que se aplique la teoría disciplinar y su propia didáctica para trasmitirla. En este sentido, la formación consiste en adquirir el saber, la técnica, las actitudes, el comportamiento con la finalidad de saber trasmitirlos (Ferry, 1990). Revista Iberoamericana de Educación (ISSN: 1681-5653) .2. HA Los modelos pedagógicos en la formación de profesores actuar críticamente. Para ello, la formación, [Sacristán y Pérez Gómez,1992) se basa en tres elementos: uno, interiorización del bagaje cultural de orientación política y social; dos, el desarrollo de capacidades de reflexión crítica sobre la práctica; y tres, el desarrollo de actitudes que requiere el compromiso político como intelectual de la educación. Sus exponentes: Gramsci en ltalia, 1930, (con la categoría del individuo como intelectual orgánico), Freire en Brasil, (con la propuesta del educador liberador); Apple en E.U. [con la aportación del currículo democrático); Mclaren en E.U. (la tesis de escuelas democráticas como reconstruccionistas sociales); H. Giroux en Francia (con la propuesta de los profesores como intelectuales transformativos). 6. Modelo Reconstruccionista Social Esta perspectiva define la formación del profesorado, en Estados Unidos, como un elemento inherente al papel de la escuela que, unida a otras fuerzas progresistas, en la época de la Gran Depresión económica (1929), pretendían la planificación del desarrollo de la sociedad estadounidense. Los teóricos recontruccionistas atribuían a la educación la función de contribuir en la formación de una sociedad más justa, en la que el bien común preponderase sobre el individual. Por lo tanto, la formación de profesores se finca en la creación de una filosofía social y educativa adecuada. Se busca que los profesores cuenten con una visión acerca de las relaciones entre la escuela y las desigualdades sociales y un compromiso moral en torno a ello. Se enmarca en esta corriente a Dewey (con la tesis de la democratización de la sociedad y el aprender haciendo); Kilpatrick (quien propone equipar a los maestros como fuerzas intelectuales y prácticas), y los contemporáneos, McClaren (la formación del profesorado como fuerza democratizadora y antihegemónica), Giroux (los profesores como intelectuales transformativos), Shor (enseñanza basada en el diálogo y alfabetización intercultural). 7. Modelo Situacional El modelo postula que quien se forma emprende y prosigue, a lo largo de su carrera, un trabajo sobre sí mismo, que consiste en la desestructuración y reestructuración del conocimiento de su realidad, con lo cual concibe proyectos de acción adaptados a su contexto y a sus propias posibilidades. Implica, por tanto, investir su práctica y formarse (Ferry, 1990). El objetivo de la formación es “saber analizar”, entendido como aprendizaje privilegiado que organiza la acción y promueve otros aprendizajes. Laurence Stenhouse (1987) enfatiza que la formación es un proceso de investigación en el cual los profesores reflexionan sobre su práctica y utilizan el resultado de su reflexión para mejorar la calidad de sus intervenciones. Este modelo propone que el análisis permite determinar los aprendizajes a lograr y a decidir qué conviene enseñar o aprender. Es un proceso al cual se expone el formante al enfrentar la singularidad de las situaciones en las que se ve implicado como educador, de tal manera que los efectos formadores son parciales e inesperados porque surgen de la relación que establece el sujeto con la realidad y no de alguna programación preestablecida y controlable. la formación se fundamenta en lo imprevisible y lo no aominable. Revista Iberoamericana de Educación (ISSN: 1681-5653) .5. Hermila Loya Chávez Sus exponentes, Ferry en Francia, 1990 [modelo del análisis), Shón en E.U., 1983 (la reflexión en la acción) Stenhouse en Inglaterra. DIAGRAMA 1 Las tendencias y clasificación de modelos pedagógicos en la formación de profesores RACIONALISTA DESARROLLISTA CRÍTICA Conclusiones El contraste entre los modelos refiere tanto a la formación de los profesores para el desempeño como al fin utilitarista de la educación o el desarrollo de la sociedad a partir de la educación para la transformación crítica. En ese sentido, la crítica a la tendencia racionalista consiste en la adolescencia del juicio moral de la intervención profesional, en el que la dimensión política y económica dan sentido y justifican esa finalidad. Este modelo no responde a las contingencias de la práctica cotidiana, (que algunos autores han llamado indeterminados) por la singularidad de los hechos y el conflicto y los valores que se ponen en juego en la actuación profesional, y que trascienden la planeación y el control educativo. Revista Iberoamericana de Educación (ISSN: 1681-5653) .69. HA Los modelos pedagógicos en la formación de profesores Por otra parte, el censor de los enfoques críticos fustiga su relatividad al no obedecer a un currículo normativo, de alcance para todos, que clarifique el desempeño y función educativa de los maestros, que permita la planeación y prospectiva del acto educativo. Puede decirse, en síntesis, un referencial de competencias en la formación del profesorado. Si se retoma la propuesta de formación profesional de Donald Shón (1987): la reflexión en la acción, cuyo argumento principal es resolver situaciones artísticamente, entonces puede justificarse el aprendizaje del ser humano en esta dimensión creativa para el “saber ser maestro”, condición que incluye la conciencia del acto de educar, de acompañar o de dirigir, es decir, aclarar y dar forma al desempeño y considerar los riesgos de las tomas de decisiones. El profesional, por lo tanto, es el artista que innova y que transforma la situación a través de la intervención fundamentada y ética. La adquisición de conocimientos no se da, por lo tanto, en el vacío, sino ante la necesidad de la aplicación. El planteamiento anterior constituye una de las referencias teóricas del modelo de formación basado en competencias profesionales, que puede dar respuesta a la compleja tarea de la educación de los profesores de la educación básica, una vez que en el desarrollo de su práctica cuente con conocimiento teórico, que su campo de acción le ofrezca situaciones inéditas y que pueda reaccionar reestructurando el proceder sobre la misma marcha y dilucidar su nueva comprensión. Es ello lo que se le llama arte en la profesión y a lo cual se arriba mediante el desarrollo de ciertas competencias que constituyen la plataforma del saber ser en la profesión. Por ello se considera necesaria la claridad del significado del “saber ser un profesor”, “saber ser un formador de profesores” en la pertinencia del contexto social, y ello puede generarlo el modelo que ofrezca el desarrollo de las competencias de conocer la situación, hacer viable la respuesta y transformar la situación. Es probable que los nuevos planes de formación se fundamenten, formalmente, en el planteamiento anterior, y ello origine la discusión de sus fines y de las mismas competencias a desarrollar en los distintos escenarios educativos, trascender la oferta educativa homogénea y limitada e impulsar la búsqueda de la realización del arte en la profesión, y por ende en la vida personal Para culminar esta exposición resta plantear lo siguiente como elementos a considerar en la formación de profesores: 1 Cada diseño del plan o programa de estudios para la formación de profesores se funda- menta en un modelo abstracto, que no puede dar cuenta, a priori y con exactitud, de lo que ocurre durante el proceso formativo sino hasta que se desarrolla en un contexto específico. 2) Debido a lo anterior las características de la formación se evidencian en el enfrentamiento de cada formador con su realidad, con su subjetividad, con sus valores y análisis para imaginar una intervención de acuerdo a su creatividad y posibilidad. Obviamente, el modelo teórico- pedagógico deriva en una práctica educativa que es alimentada por la realidad social en la que el profesor tiene el papel fundamental de aprehenderla y darle sentido (Ferry, 1997]. 3) No hay formación cuando el aprendizaje de esta profesión no supera al pragmatismo que fija las reglas de acción en función de normas y de límites temporales. En este sentido, si se Revista Iberoamericana de Educación (ISSN: 1681-5653) .7o.
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