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(Analisis de simbología de campos de castilla, Antonio Machado), Monografías, Ensayos de Lengua y Literatura

(Analisis de simbología de campos de castilla, Antonio Machado)

Tipo: Monografías, Ensayos

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Subido el 17/05/2020

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¡Descarga (Analisis de simbología de campos de castilla, Antonio Machado) y más Monografías, Ensayos en PDF de Lengua y Literatura solo en Docsity! La Fuerza Simbólica de la Naturaleza en Campos de Castilla (Antonio Machado) ¿EN QUÉ MEDIDA SE PLASMAN LAS EXPERIENCIAS VITALES DE MACHADO EN CAMPOS DE CASTILLA MEDIANTE EL SÍMBOLO DE LA NATURALEZA? Estudios de Lengua y Literatura. Categoría 1 Número de palabras: 3.967 ÍNDICE: 1. Introducción...................................................................................................3 2. Movimientos e influencias…........................................................................4 2.1 Generación del 98...........................................................................................4 2.2 Modernismo.....................................................................................................4 3. Experiencias Vitales….................................................................................5 3.1 Primera Etapa / (Soledades)….......................................................................5 3.2 Machado en Soria (Campos de Castilla)….....................................................7 4. Campos de Castilla y su Naturaleza............................................................8 4.1 (A un olmo seco)..............................................................................................8 4.2 (Allá en las tierras altas)…...............................................................................14 5. Conclusión....................................................................................................16 6. Bibliografía...................................................................................................18 7. Anexo: Poemas analizados….......................................................................20 A un olmo viejo .....................................................................................20 Allá en las tierras altas ..........................................................................21 Retrato...................................................................................................22 A orillas del Duero .................................................................................23 2 la generación del 98 sin tener en cuenta el papel protagonista que juegan los movimientos modernistas dentro de este cambio generacional. Esta tendencia finisecular surgió a manos de un grupo de artistas, como el famoso Rubén Darío, cuyos objetivos, en parte, eran bastante similares a los de los artistas de la generación del 98 como Antonio Machado, pero aún existiendo similitudes, por lo general encontramos ciertas diferencias significativas entre ellos, lo que los lleva a ser dos movimientos totalmente diferentes. Según Schulman (1986), al contrario que la generación del 98, el conocido como movimiento modernista, a través de su literatura, reflexionaba sobre mundos exóticos e irreales que les ayudaban a evadirse y a escapar de la realidad que se vivía. Por último a todo esto se le suma una lírica y prosa poética renovada representada a través de un lenguaje sensorial, preciosista y evocador en forma de símbolos. 3. EXPERIENCIAS VITALES Comprendido el pretexto que mueve a Antonio Machado me seguía surgiendo la misma pregunta: ¿Aun sabiendo a través de qué valores se mueve cada uno de estos dos movimientos literarios, qué papel juega la naturaleza en todo esto? y es por eso que antes de adentrarme en el análisis de dos de sus poemas, creo que sería conveniente estudiar e analizar la línea cronológica de Machado; haciendo menor referencia a aquellos datos, ya conocidos, como su nacimiento en 1875 o su etapa como estudiante. 3.1 PRIMERA ETAPA / (SOLEDADES) 5 La primera parada que me encontré en esta investigación sobre Machado relacionada directamente con la naturaleza es el símbolo del patio, relacionado con su infancia, al que él mismo hace referencia en uno de sus poemas bautizado con el nombre de Retrato (Machado, 1917), donde se refleja la naturaleza de aquel jardín de Sevilla donde él mismo disfrutó de los primeros años de su vida. Años más tarde y habiendo completado sus estudios básicos, en 1895, decide trasladarse junto a su hermano Manuel a Francia donde entabló relación con autores como Oscar Wilde, que sin pertenecer a su generación, fueron capaces de generar un gran impacto en la simbología presentada en Soledades, su primer poemario (Machado 1903). Ahora bien, aun siendo conocedor de esas influencias, sigue siendo complicado relacionar cierta simbología existente en su primer poemario, ya que la mayoría tienen clara semejanza con aquellas utilizadas durante el Modernismo. Así pues como se menciona en el capítulo VII del libro La Generación del 98 producida por Donald Shaw, símbolos como “La Tarde”, “Las Estrellas”, o “La Noche” fueron en gran parte adquiridos durante su segundo viaje a Madrid en 1902, donde entabló relación con Rubén Darío. Gracias a ello publicaría, de forma privada, Soledades ese mismo año y ya un año después en 1903 lo expondría de forma pública, siendo posteriormente reeditado en 1906, con el título de Soledades Galerías y otros Poemas, incluyendo algunos cambios en su contenido (1997). En pocas palabras, durante esta etapa encontramos a un Machado más modernista que noventayochista, ya que pretende mimetizar cada uno de sus 6 sentimientos a través de la famosa naturaleza. Por añadidura, en cuanto a lo que estos símbolos concierne, no solo somos capaces de divisar dentro de los poemas elementos físicos como los ya mencionados, sino que también se hace referencia a las estaciones del año como la primavera, que como sugiere José Luis Cano (2017) simboliza un estado premonitorio del amor o la oscura ansia erótica del joven adolescente y al mismo tiempo un amor indeterminado, donde, en base a esas definiciones, Antonio Machado estructura su libro haciendo referencia a esta dualidad, donde la juventud-primavera de Soledades es una juventud frustrada y nunca vivida. 3.2 MACHADO EN SORIA Una vez llegados a este punto, Machado decide trasladarse a Soria y es ahí donde se encuentran cada una de las piezas clave capaces de resolver la pregunta inicial. Tras pasar un año y con el objetivo de impartir clases de Francés, Machado conoce a Leonor, su futura mujer y símbolo determinante dentro de su poesía coetánea a lo largo de estos años, con la que se casaría en 1909 como menciona D.L. Shaw (1997). Por otro lado, y aun siendo un factor determinante dentro la poesía de esta etapa, Machado no solo se enamora ciegamente de Leonor, sino también de ese paisaje soriano que en su mayoría está repleto de vida. A este respecto, Machado comienza a redactar una serie de poemas que compondrían el famoso poemario titulado Campos de Castilla donde el paisaje ya no se representaría de manera simbólica, convirtiéndose en una ambientación real que, no obstante, seguiría incorporando ciertas reflexiones de carácter subjetivo. 7 A continuación, y haciendo referencia a ese símil, empezamos a saber que el poema trata sobre una persona a la que le ha ocurrido un suceso muy grave, “hendido por el rayo” (Cano, 1984) y que se encuentra en sus últimos momentos de vida “en su mitad podrido” (Cano, 1984). Esto automáticamente, haciendo referencia a la situación coetánea de Machado mencionada anteriormente, nos lleva en primera instancia a pensar en Leonor, su mujer, y no es para menos. Como si de un rompecabezas se tratara, las piezas encajan a la perfección; Leonor acaba de contraer tuberculosis, lo cual se puede relacionar con ese rayo que siendo un suceso horrible ha provocado que Leonor se encuentre muy enferma “en su mitad podrido” (Datilsandtours, 2016). Aun así, no todo es negativo y en lo que al poema concierne encontramos cierta esperanza por parte del autor. Esta se ve reflejada en los dos siguientes versos, donde el autor, dejando atrás esa aliteración que producía un sentimiento de desolación, incorpora la figura del hipérbaton para alterar el orden de la frase y presentar un sentimiento de esperanza, presentándonos dos elementos muy característicos en una simple frase donde “las lluvias de abril y el sol de mayo” representan las primeras etapas de la primavera que simbolizan el renacer de todo aquello que parecía muerto durante el invierno, con la salida de esas “hojas nuevas”. Dicho de otra manera, con estos versos Machado pretende creer que Leonor algún día se recuperará de esa enfermedad (invierno) y volverá a renacer de nuevo (primavera). Posteriormente en la segunda estrofa Machado retoma ese sentimiento pesimista haciendo mención al terrible estado en el que se encuentra el olmo, es decir Leonor, donde la simbología machadiana comienza a estar cada vez más presente. 10 Si recordamos uno de los elementos principales dentro de la poesía de Machado a lo largo de este poemario y etapa era la figura del agua, que dependiendo de su estado adquiría diferentes significados. Ahora bien, como podemos apreciar, en ninguno de los siguientes versos se menciona el agua, pero aun así, se encuentra implícita en el sexto verso. Cuando menciona, haciendo énfasis mediante la utilización de los signos de exclamación, “¡El olmo centenario en la colina que lame el Duero!”, lo primero que observamos tras la lectura de este fragmento es que el árbol está al borde de un río, en concreto el Duero, y es ahí donde aparece el símbolo o la figura del agua. Como podemos apreciar también en otros poemas como “A orillas del Duero”, donde menciona “las márgenes de río lucir sus verdes álamos al claro sol de estío” (Machado, 1912), la figura del río, agua en movimiento, simboliza el fluir de la vida que algún día desembocará en el mar, agua estancada, simbolizando la muerte. Esto en relación al poema, y siendo conocedores de la comparación entre el olmo y Leonor, nos lleva a afirmar que su mujer se encuentra al borde de caer en ese río imaginario que de manera inevitable le conducirá hacia el mar simbolizando su propia muerte. A lo largo de la tercera estrofa, encontramos la aparición de otro elemento característico de la naturaleza soriana, el álamo, que en este caso simboliza justamente todo lo contrario al olmo analizado. En concreto, como sugiere Carlos Serrano en su estudio sobre la simbología presente en Campos de Castilla (2000), este simboliza la juventud y ello se puede ver reflejado a lo largo de esta estrofa donde aparecen elementos que lo confirman como “guardan el camino de la ribera”, “pardos ruiseñores” o la utilización del adjetivo “cantores” acompañando al propio álamo. 11 Por otro lado la utilización de este elemento es solo simbólica, con la cual el autor pretende que los álamos protejan al olmo, ya que los estos son más grandes y fuertes. A continuación y terminando con esta última estrofa retoma la figura del olmo mediante los siguientes versos: “Ejército de hormigas va trepando por él”, donde naturalmente, no se trata de un ejército de tales insectos, pero los compara metafóricamente con uno porque siempre se encuentran juntas en gran número y porque su organización, como la de las abejas, es perfecta, sabiendo cada una lo que debe hacer. Además, estos versos sirven para indicar, como los anteriores, que los únicos seres vivos que quieren vivir en él son las hormigas silvestres, que se alimentan de inmundicias, y las arañas, las cuales “urden”, es decir, tejen sus telas en las “entrañas”, del interior podrido del “árbol” (Fiamiani, C. 2014). Ahora nos adentramos en la segunda parte que compone a este poema, a partir de ahora se deja de hacer mención a las horribles características que componen al olmo y se dedica a intentar recordar la aparición de esas hojas verdes para que nunca se olviden, lo cual se puede ver reflejado en los siguientes versos (Famiani, 2014): “Olmo quiero anotar en mi cartera, la gracia de tu rama verdecida” No obstante, continuemos con la quinta estrofa. Nada más comenzar con el transcurso de esta segunda parte divisamos tres situaciones diferentes donde cada uno de los elementos que aparecen relacionados con la naturaleza o su interacción simbolizan los diferentes escenarios que probablemente sucedan al olmo: nuestro protagonista. 12 De esas manera nos encontraríamos con el último suceso que precisamente contiene un gran trasfondo simbólico: 15 antes que el río hasta la mar te empuje por valles y barrancas (Cano, 1984) Por consiguiente, solo necesitamos observar detenidamente ambos versos como un conjunto. En el primero de estos dos encontramos dos palabras clave “río” y “mar” que para Machado, en este poemario, predominan de un significado muy característico. De manera general comprendemos que nos esta representando el transcurso del tronco a través del afluente del Duero, que acabaría por desembocar en el mar pero concretamente, si somos capaces de analizarlo de manera simbólica, seremos capaces de divisar como realmente Machado pretende representar ese momento final antes de la muerte. Esto se ve reflejado a través de los “valles y barrancas” que simbolizan todos esos recuerdos y experiencias vividas, por parte de su mujer Leonor, que recordará todo el paso del tiempo vivido representado a través de la figura del río que, finalmente de manera inevitable, acabará desembocando en la ciega inmensidad de la muerte, representada por la figura del mar y así, de manera casi poética, volvemos al comienzo de todo esto mencionando como Machado pretende recordar todo aquello vivido anotándolo en una cartera que simboliza todo su pasado, presente y futuro. Por último, los tres versos finales de este poema son muy complicados de comprender. Aún así podemos considerar el punto de vista de (Coventry,1973) que nos expone que mediante la aparición del símbolo de la primavera Machado pretende utilizar esos versos para generar un rayo de esperanza en él, como podemos apreciar mediante el uso del “corazón” para referirse a él mismo y a sus sentimientos. 4.2 ALLÁ EN LAS TIERRAS ALTAS 16 Ahora bien, una vez analizada la naturaleza en un poema escrito mientras que Leonor 17 provoco que Machado acabara muriendo en el exilio en Francia, Colliure. Finalmente, desde mi punto de vista, se explora de manera precisa a Machado y su simbología, y probablemente pueda servir como documento de apoyo para futuras investigaciones acerca de este autor. 20 6. BIBLIOGRAFÍA: Fuentes primarias: Cano, J. (1984). Campos de Castilla. Madrid: Cátedra. Mainer, J. (2009). Poesía (4th ed.). Barcelona: Vicens Vives. Schulman, I. (1986). Poesía modernista hispanoamericana y española. Madrid: Taurus. Shaw, D. (1997). La generación del 98 (pp. 169-208). Madrid: Cátedra. WEBGRAFÍA: Fuentes secundarias: Amiguet. T., 2017, http://www .lavanguardia.com/hemeroteca/ 20170630/423503727380/antonio- machado-campos-de-castilla-la-vanguardia-critica- literaria.html, recuperado 8 Julio 2017 Angrucon, 2013,https://clublecturacastellnovo.wordpress.com/2013/07/09/analisis- poetico-retrato-de-antonio-machado/, recuperado de González. A., http:// www.abelmartin.com/critica/gonzalez.html, recuperado 7 Septiembre 2017 ANTONIO MACHADO: CAMPOS DE CASTILLA. (2013). Edu.xunta.gal, recuperado 6 Diciembre 2017, de http://www.edu.xunta.gal/centros/iesaquiscelenis/system/files/ ANTONIO+MACHADO+CC.pdf Brioso Sánchez, M., & Bernal Rodríguez, M. (1991). Tolstoi y A. Machado:«A un olmo seco», recuperado 5 de junio 2017, de Philologia Hispalensis, 6(1), 285-293. Cano, J. (2017). 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Datils & Tours, recuperado 7 Noviembre 2017, from https://datilsandtours.wordpress.com/2016/01/30/elche-ciudad- literaria/ Fimiani, C. El “Olmo Viejo, Hendido Por El Rayo” De Antonio Machado: Alegoría De Un Trágico Vivir Entre Agónico Dolor Y Vana Esperanza. Dolor Y Mal En La Literatura Hispánica, 103. García Santos, J. (2016). Comentario Del Poema A Un Olmo Seco. Ifc.Dpz.Es. Recuperado 22 December 2017, From https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/ 29/95/24garciasantos.pdf Ruiz. C. 2008, recuperado 12 de octubre 2017 http://www.comentariodetexto.com/a- un-olmo-seco-de-antonio- machado/ Serrano, C. (2000). Caín por el lugar ameno (en torno a Campos de Castilla de Antonio Machado). Iberoamericana, (4), 1-15. 22 Retrato Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, y un huerto claro donde madura el limonero; mi juventud, veinte años en tierras de Castilla; mi historia, algunos casos que recordar no quiero. Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido ya conocéis mi torpe aliño indumentario?, más recibí la flecha que me asignó Cupido, y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario. Hay en mis venas gotas de sangre jacobina, pero mi verso brota de manantial sereno; y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina, soy, en el buen sentido de la palabra, bueno. Adoro la hermosura, y en la moderna estética corté las viejas rosas del huerto de Ronsard; mas no amo los afeites de la actual cosmética, ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar. Desdeño las romanzas de los tenores huecos y el coro de los grillos que cantan a la luna. A distinguir me paro las voces de los ecos, y escucho solamente, entre las voces, una. ¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera mi verso, como deja el capitán su espada: famosa por la mano viril que la blandiera, no por el docto oficio del forjador preciada. Converso con el hombre que siempre va conmigo ¿quién habla solo espera hablar a Dios un día?; mi soliloquio es plática con ese buen amigo que me enseñó el secreto de la filantropía. Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito. A mi trabajo acudo, con mi dinero pago el traje que me cubre y la mansión que habito, el pan que me alimenta y el lecho en donde yago. Y cuando llegue el día del último viaje, y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, me encontraréis a bordo ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar. “Machado, A., & Cano, J. L. (1984). Campos de Castilla . Madrid: Taurus.” 25 A orillas del Duero (Fragmento Utilizado) Veía el horizonte cerrado por colinas oscuras, coronadas de robles y de encinas; desnudos peñascales, algún humilde prado donde el merino pace y el toro, arrodillado sobre la hierba, rumia; las márgenes de río lucir sus verdes álamos al claro sol de estío, y, silenciosamente, lejanos pasajeros, ¡tan diminutos! carros, jinetes y arrieros, cruzar el largo puente, y bajo las arcadas de piedra ensombrecerse las aguas plateadas del Duero. "Machado, A., & Cano, J. L. (1984). Campos de Castilla . Madrid: Taurus.” 26
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