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Orientación Universidad
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antologia-ciudadana-memoria-democracia-y-futuro, Tesis de Psicología

Libro conmemorativo de los 50 años del golpe militar en Chile

Tipo: Tesis

2023/2024

Subido el 13/04/2024

samuel-fernandez-46
samuel-fernandez-46 🇨🇱

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¡Descarga antologia-ciudadana-memoria-democracia-y-futuro y más Tesis en PDF de Psicología solo en Docsity! = Antología Ciudadana Memoria, democracia y futuro HAntologíaCiudadana Índice Prólogo | 10 Pía Barros | 15 Patricia Verdugo | 27 Nona Fernández | 39 Víctor Jara | 47 Diego Muñoz | 19 Hernán Rivera Letelier | 23 Elvira Hernández | 31 Cecilia Aretio | 35 Enrique Lihn | 43 Antonio Skármeta | 53 Isabel Allende | 57 María José Ferrada | 61 Agradecimientos | 64 La Antología ciudadana Memoria, democracia y futuro no es solo un conjunto de textos fundamentales y bellas ilustraciones de autoras y autores chilenos. A 50 años del golpe de Estado, esta publicación constituye un espacio de encuentro con la memoria y los derechos humanos, además de una oportunidad de reparación simbólica para las víctimas directas, sus familias y todo un país. La construcción colectiva de la memoria es parte del proceso de reelaboración del pasado. Al recordar entre todos y todas podemos repasar emociones, detalles antes inadvertidos y traer al presente experiencias, nombres y personas que hoy ya no están y que formaron parte de nuestras vidas. La literatura, así como también otras expresiones artísticas, evoca las voces prohibidas y marginadas del discurso oficial, permitiendo reconocer lo silenciado, las memorias paralelas a lo oficialmente impuesto. De esta forma, actúa como registro y complementa las experiencias personales, construyendo una historia que funciona como un coro de vivencias. La estructura de esta publicación recoge la idea de lo coral como parte de la construcción colectiva de la memoria, tanto en la forma en que se elaboró, convocando a la ciudadanía a proponer los textos que reflejan sus vivencias a propósito del golpe de Estado, como por el relato construido con los textos. Así, la organización de estos fragmentos literarios permite abordar una época desde diferentes momentos, técnicas y vivencias. La disposición de los textos, que incluye poesía, narrativa y crónica, genera un relato reunido de las experiencias que enfrentaron miles de chilenos y chilenas hace 50 años. Estas historias, que nacen el día del golpe de Estado con el microcuento Ropa usada de Pía Barros, componen un relato único en el que el miedo que se tomó las calles va apareciendo de forma progresiva, como se retrata en el fragmento de Entrenieblas, de Diego Muñoz. Luego comienzan las detenciones arbitrarias en Canción para caminar sobre las aguas, de Hernán Rivera Letelier; la prisión sin proceso judicial, narrada en Los zarpazos del puma, de Patricia Verdugo y la tortura como mecanismo de deshumanización en La bandera de Chile, de Elvira Hernández; Esperanza, de Cecilia Aretio; Voyager, de Nona Fernández y La aparición de la virgen, de Enrique Lihn. El segundo bloque comienza con la vivencia de Víctor Jara en Estadio Chile, narrada en primera persona; la presión por delatar a sus pares en La composición, de Antonio Skármeta; y el exilio en De amor y de sombras, de Isabel Allende. Cierra la selección un extracto de La tristeza de las cosas, de María José Ferrada, en el que se contempla la desolación que provoca la barbarie. Esta antología se compone de creaciones que hablan sobre y desde el pasado, pero que se trazan un camino para el futuro. Escritores y escritoras son testigos de su época, y a través de sus textos reúnen todos los tiempos, constituyendo memorias individuales que se transforman en colectivas cuando son propuestas y apropiadas por el público lector. Es así como la literatura y el arte se vuelven indispensables para no olvidar las violaciones a los derechos humanos y para comprometernos con el Nunca Más, como una forma de dignificar a los que sufrieron en carne propia o como testigos la violencia. La creación literaria funciona como una forma de rememorar y de reconstruir simbólicamente, desde la ficción o la crónica, los mínimos colectivos de la dignidad humana que permiten impulsar una convivencia democrática y sana. Patricia Cocq Periodista y editora, especialista en Derechos Humanos | 11 || 10 | Prólogo | 12 | | 13 | Novela, 2018 Diego Muñoz Ilustración de Pato Mena EntrEniEbLas | 19 | Estaba solo en el paradero, justo al frente de la casa de gobierno, rodeada por tanques y tropas militares. Veía borroso, pues tenía los ojos inundados de lágrimas y la bruma gris lo empeoraba todo. Se escuchaban cada vez más disparos; las ametralladoras tableteaban, las personas huían como conejos por las calles. | 21 || 20 | CanCión Para Caminar sObrE Las aguas Novela, 2004 Hernán Rivera Letelier Ilustración de Tomás Olivos | 23 | Así que llegó en la tarde, pidió ropa gruesa, comió, pidió un mate caliente y se sentó a esperar que llegaran. Carabineros rodeó la casa, entraron armados con metralletas y se lo llevaron. Lo trataron muy mal. Un día, la señora del gobernador, Mario Arqueros, fue a hablar con el fiscal militar y vio pasar a Marcos con la boca ensangrentada. Se lo hizo notar al fiscal, pero en ese momento pasaron con su esposo en iguales condiciones. El 14 de octubre lo vimos en la cárcel de Tocopilla. Nos abrazó muy fuerte y nos pidió un catre de campaña porque al día siguiente los llevaban a Antofagasta. De ahí en adelante, le llevamos ropa limpia todos los días a Antofagasta. Pero el sábado 20 me rechazaron la ropa en la cárcel. Hasta que el domingo 21, uno de los gendarmes nos dijo que el capellán quería hablar con nosotras. Nos dijo que había muerto. No podíamos creerle porque Marcos no estaba enfermo. Él insistió en que solo podía decirnos que estaba muerto. El lunes 22 fuimos a la morgue, diciéndonos entre nosotras: tienen que estar equivocados, debe ser un error. | 29 || 28 | Ilustración de Alejandra Acosta La bandEra dE ChiLE Poesía, 1981 Elvira Hernández | 31 | La Bandera de Chile es usada de mordaza y por eso seguramente por eso nadie dice nada. | 33 || 32 | Ensayo, 2019 Nona Fernández Ilustración de Karina Letelier VOyagEr | 39 | Sé que los sacaron de la cárcel en grupos separados. Que los subieron en camiones y partieron a los cerros de Topater, a unos pocos kilómetros de Calama. Sé que ahí los bajaron y los agruparon para ejecutarlos. Como si hubiesen estado frente a un ejército enemigo y no frente a un grupo de hombres amarrados y desarmados, usaron sus corvos y metralletas. No bastaba un tiro de gracia, había que desplegar el filo de las hojas de metal. Los cuerpos fueron cayendo a la tierra árida. La escena es parte de un espejismo que sigue proyectándose en algunos de estos cerros. ¿Qué pensaron antes de morir? ¿Qué sintieron? ¿Qué escucharon? Podemos intentar imaginarlo. Podemos bautizar estrellas con sus nombres, levantar monumentos, encenderles velas, llevarles flores, transformarlos en suvenires y hasta imprimir postales o chapitas metálicas con sus rostros, pero nunca sabremos nada de ese íntimo momento final. Ni el desierto tiene esas respuestas. | 41 || 40 | Poesía, 1987 Enrique Lihn Ilustración de Alejandra Acosta La aPariCión dE La VirgEn | 43 | Somos cinco mil en esta pequeña parte de la ciudad. Somos cinco mil. ¿Cuántos somos en total en las ciudades y en todo el país? Solo aquí, diez mil manos que siembran y hacen andar las fábricas. ¡Cuánta humanidad con hambre, frío, pánico, dolor, presión moral, terror y locura! Seis de los nuestros se perdieron en el espacio de las estrellas. Uno muerto, un golpeado como jamás creí se podría golpear a un ser humano. Los otros cuatro quisieron quitarse todos los temores, uno saltando al vacío, otro golpeándose la cabeza contra el muro, pero todos con la mirada fija de la muerte. ¡Qué espanto causa el rostro del fascismo! Llevan a cabo sus planes con precisión artera sin importarles nada. La sangre para ellos son medallas. La matanza es acto de heroísmo. ¿Es este el mundo que creaste, Dios mío? ¿Para esto tus siete días de asombro y trabajo? En estas cuatro murallas solo existe un número que no progresa, que lentamente querrá más la muerte. Pero de pronto me golpea la consciencia y veo esta marea sin latido y veo el pulso de las máquinas y los militares mostrando su rostro de matrona lleno de dulzura. ¿Y México, Cuba y el mundo? ¡Qué griten esta ignominia! Somos diez mil manos menos que no producen. ¿Cuántos somos en toda la patria? La sangre del compañero Presidente golpea más fuerte que bombas y metrallas. Así golpeará nuestro puño nuevamente. ¡Canto, qué mal me sales cuando tengo que cantar espanto! | 49 || 48 | Espanto como el que vivo, como el que muero, espanto. De verme entre tantos y tantos momentos de infinito en que el silencio y el grito son las metas de este canto. Lo que veo nunca vi, lo que he sentido y lo que siento hará brotar el momento... | 51 || 50 | Cuento, 1998 Antonio Skármeta Ilustración de Gabriela Lyon La COmPOsiCión | 53 | Adelante cabalgaba el guía, detrás iba Irene y cerraba la fila Francisco, sin quitar los ojos de su amada, alerta a cualquier signo de fatiga o de dolor, pero la joven no daba muestras de cansancio. Se dejaba llevar por el paso sereno de la mula, los ojos perdidos en la prodigiosa naturaleza que lo rodeaba, el alma en lágrimas. Iba despidiéndose de su país. Junto a su pecho, bajo la ropa, tenía la pequeña bolsa con tierra de su jardín que Rosa le enviara para plantar un nomeolvides al otro lado del mar. Pensaba en la magnitud de su perdida. No volvería a recorrer las calles de su infancia, ni a oír el dulce acento de su lengua criolla; no vería el perfil de sus montes al atardecer, no la arrullaría el canto de sus propios ríos, no tendría el aroma de albahaca en su cocina ni de la lluvia evaporándose en el techo de su casa. No solo perdía a Rosa, su madre, los amigos, el trabajo y su pasado. Perdía su patria. —Mi país..., mi país —sollozó. | 58 | | 59 | Poesía, 2017 María José Ferrada Ilustración de Fita Frattini La tristEza dE Las COsas | 61 | Cuando llega la noche me siento a la mesa de la cocina. El silencio de las cosas es diferente al nuestro, no sé si alguna vez lo notaste. Yo me quedo en ese silencio y me imagino que pasan los años, miles de años, y que el último rastro del paso de los hombres por la tierra, son los huesos de mis manos aferrados a tu taza de café. | 63 || 62 |
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