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Orientación Universidad
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Impacto de A. Cornejo-Polar en Educación y Literatura Latinoamericana, Apuntes de Literatura

Educación en América LatinaLiteratura Latinoamericana en la Universidad de California, Berkeley

Este texto recoge el testimonio de gwen kirkpatrick sobre la influencia de antonio cornejo-polar en la vida académica y personal de sus estudiantes en la universidad de california, berkeley. El autor describe cómo cornejo-polar tomaba en serio el oficio de maestro y cómo su presencia produjo transformaciones en los alumnos y en el clima intelectual y humano de la institución. Además, se relata cómo cornejo-polar fomentó la generosidad y la accesibilidad entre sus colegas y estudiantes, y cómo creó espacios para el estudio de temas andinos y latinoamericanos.

Qué aprenderás

  • ¿Cómo fomentó la generosidad y la accesibilidad entre sus colegas y estudiantes Antonio Cornejo-Polar?
  • Cómo influyó la presencia de Antonio Cornejo-Polar en la vida de sus estudiantes?
  • ¿Qué fue la contribución de Antonio Cornejo-Polar a la Universidad de California, Berkeley?

Tipo: Apuntes

2021/2022

Subido el 10/10/2022

vallecasley
vallecasley 🇪🇸

4.3

(48)

54 documentos

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¡Descarga Impacto de A. Cornejo-Polar en Educación y Literatura Latinoamericana y más Apuntes en PDF de Literatura solo en Docsity! Revista Iberoamericana. Vol. LXVII, Núms. 194-195, Enero-Junio 2001, 305-308 ANTONIO CORNEJO-POLAR COMO MAESTRO Y COLEGA POR GWEN KIRKPATRICK University of California, Berkeley Los múltiples y elocuentes homenajes recientes a Antonio Cornejo-Polar hacen evidente las repercusiones que su presencia y su trabajo han tenido en las vidas, en las mentes, en las instituciones, y en el clima intelectual de América Latina y en el contexto de los estudios latinoamericanistas. Fomentó excelencia en todo, sin pretensiones pero con orgullo. Cornejo-Polar tomaba en serio el oficio de maestro. Nos enseñó tanto con ejemplo como con palabras. En Berkeley su presencia produjo transformaciones importantes en nuestros alumnos y en el clima intelectual y humano. Su renombre intelectual y académico aportó a dar mayor visibilidad tanto a nuestros programas en español como a estudios latinoamericanos. Por haber tenido el privilegio de trabajar con él en Berkeley, puedo atestiguar de su profundo impacto. Con el correr del tiempo el valor de su presencia se ha hecho más claro, especialmente en sus estudiantes. En los últimos años he estado leyendo disertaciones de alumnos que colaboraron muy cercanamente con él, y he asistido a la preparación de sus dossiers profesionales. Es indudable que se han desarrollado como investigadores, profesores, y pensadores más capaces por el contacto con él. De múltiples maneras han incorporado su rango de visión intelectual, especialmente una conciencia de las poderosas posibilidades de la literatura en sí, y han tenido la oportunidad de colaborar en una de las mejores revistas de la profesión, la Revista de Crítica Literaria Latinoamericana. Menos tangible, pero igualmente importante, ha sido la confianza en sí mismos como intelectuales independientes, fomentada por Antonio porque los reconoció y los trató como individuos valiosos. Aunque la profesión se caracteriza muy a menudo como insular e intensamente competitiva, el ejemplo cotidiano de Antonio Cornejo-Polar ha sido prueba de que la generosidad y la accesibilidad son las marcas verdaderas de los profesionales más destacados. En agosto de 1999 tuvo lugar en el Cusco el congreso de JALLA, Jornadas Andinas de Literatura Latinoamericana. Esta organización, iniciada hace pocos años por muchos de los que habían sido alumnos de Antonio, se había formado en parte para abrir un espacio propio para los temas y representantes andinos, en el sentido más amplio del término andino. Frente al dominio de la academia norteamericana y del espacio dedicado a otras regiones latinoamericanas en reuniones internacionales, en JALLA se buscaba forjar una nueva conciencia de que existían otras problemáticas, a veces regionales, que difícilmente encontraban cabida en otros foros. Quizás ningún otro evento ha ofrecido tanta evidencia 306 GWEN KIRKPATRICK del impacto de Antonio a largo plazo. Allí estaban presentes colegas y alumnos suyos desde sus primeros años en Arequipa hasta sus últimos años en Berkeley. De la primera época de Arequipa, donde creó la Casa de la Cultura y trabajó para difundir eventos culturales a todos los sectores, estaba Raúl Bueno, ahora director de la RCLL y profesor de Dartmouth. En el congreso estaban también los más recientes estudiantes de Antonio en Berkeley, Rocío Ferreira, Song No, Susan Martin. Rocío presentó una ponencia tomada de su tesis doctoral sobre las escritoras decimonónicas del Perú regional, y Susan una ponencia sobre la problemática del género sexual y marginalidad en la obra de Arguedas. Susan y Song No, otro alumno de Antonio que se doctoró con una tesis sobre el Inca Garcilaso de la Vega, ya habían pasado varias semanas en el Cusco dedicados al estudio del quechua, un obvio legado de Antonio en sus vidas intelectuales. Y estaban presentes muchos otros, quienes habían sido alumnos de Arequipa, Lima, Caracas, Pittsburgh, Berkeley, y los múltiples lugares donde Antonio hizo sentir su pasión por la literatura y por América Latina. Trabajando en sus regiones natales, como Ricardo Kaliman, de Tucumán; Carlos García Bedoya, de Lima; Carlos Pacheco, de Caracas y Martin Lienhard, de Suiza; o en zonas lejanas como José Cerda-Bazán en Texas o Mabel Moraña en Pittsburgh, Song No en Massachussets, o José Edmundo Paz-Soldán en Cornell, los alumnos de Antonio mantenían una solidaridad muy especial por sentirse ligados a un proyecto que sobrepasaba los límites individuales. Aunque trabajaban en temas muy diversos, no necesariamente andinos, habían sido partícipes de una relación intelectual importante con Antonio. Habían sido recibidos en casa por Cristina y él como amigos apreciados. No se habían convertido en discípulos fieles que seguían cada paso del maestro, sino que habían desarrollado sus propias inquietudes literarias e intelectuales para iniciar otros proyectos. Y eso ha sido, creo, el legado más importante de Antonio como maestro. Sabía enseñarles a sus alumnos y colegas las posibilidades de la literatura y su estudio, cómo integrar los estudios académicos con otros proyectos vitales, y cómo incluir en sus equipos a personas de diversos tipos de talentos y logros, al entender que cada uno contribuía con su especificidad. Consecuente y consistente en toda su actuación profesional, Antonio mantenía un nivel de cortesía y de paciencia tanto con colegas como con estudiantes de distintos niveles y talentos. Una constante del proyecto de Antonio fue impulsar reuniones de escritores, críticos, y alumnos de varios niveles en encuentros personales para dar ímpetu a los estudios literarios y culturales. Desde los comienzos en Arequipa, donde organizó algunos de los primeros encuentros de escritores latinoamericanos, insistió en ese proyecto durante toda su carrera. Incluso la RCLL podría entenderse desde esta perspectiva, como punto de encuentro y foro de difusión. Los Encuentros Latinoamericanos de Berkeley, simposios internacionales semianuales, fundados y organizados por la cátedra de Antonio, llevaron a Berkeley a los profesionales más destacados en nuestro campo, y muchas de las presentaciones se convirtieron en el núcleo de números especiales de la RCLL. Inmediatamente se hizo sentir el impacto de estos Encuentros, cohesionándonos como departamento y reuniendo a alumnos y profesores de varias áreas de estudio. El propósito principal de los Encuentros fue reunir a nuestros alumnos con lo mejor de nuestro campo, a menudo incluyendo a jóvenes profesores en los inicios de su carrera. Su importancia fue incalculable tanto para los profesores como para los alumnos. Antonio aseguraba que los alumnos de posgrado tuvieran tiempo para reunirse con los invitados e intercambiar ideas con ellos, además de ir conociendo la amplitud de sus temas y métodos.
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