¡Descarga Apuntes de la Celestina y más Apuntes en PDF de Lengua y Literatura solo en Docsity! LA CELESTINA 1. Ediciones En 1499 se publicó anónima la Comedia de Calisto y Melibea. Constaba de dieciséis actos. Se reeditó al año siguiente con el nombre de su autor, Fernando de Rojas. En 1502 se imprime con un nuevo título Tragicomedia de Calisto y Melibea, y con importantes novedades: cinco nuevos actos, modificaciones, supresiones y un prólogo en el que Rojas justifica los cambios. La obra se conoce habitualmente como La Celestina, nombre de su personaje más importante. 2. Autoría La autoría de la Comedia de Calisto y Melibea, después Tragicomedia, ha sido muy discutida. El libro contiene once octavas acrósticas, cuyo sentido explica el corrector Alonso de Proaza en unas coplas al final del libro. Las once octavas, al unir la primera letra de cada verso, dicen: “El Bachiller Fernando de Rojas acabó la Comedia de Calisto y Melibea e fue nascido en la Puebla de Montalbán”. En la carta “a un su amigo”, Fernando de Rojas dice que, habiendo encontrado el primer acto mientras estudiaba Derecho en Salamanca y viendo que la obra resultaba de agradable y provechosa lectura, se resolvió a continuarla durante el tiempo de ocio que le permitían las vacaciones de Semana Santa. En la actualidad se acepta que Fernando de Rojas es el autor de los actos II al XXI y que el primer acto lo compuso un autor desconocido cuya identidad permanece, de momento, oculta. Fernando de Rojas nació en La Puebla de Montalbán (Toledo) hacia 1473-6; era hijo de Hernando de Rojas, acusado de judaizante por la Inquisición. Estudió en Salamanca, donde se graduó de bachiller después de seis años de formación en artes y derecho. Se estableció como jurista en Talavera de la Reina, donde se casó y donde llegó a ser en 1538 alcalde mayor. La Celestina es su única obra conocida. Sabemos, sin embargo, que siempre estuvo interesado en la literatura como atestiguan los libros de su biblioteca donde se encontraban, junto a los textos profesionales y religiosos, numerosas obras literarias. 3. El género de La Celestina Ha sido uno de los problemas más debatidos. En los siglos XVI y XVII, la obra se consideraba sin duda una obra teatral, pero en el siglo XVIII, la gran extensión de la obra y el peculiar tratamiento del espacio y el tiempo, llevó a considerarla una novela dialogada. En la actualidad, se tiende a pensar que se trata de una obra teatral —enteramente dialogada, dividida en actos y con técnicas dramáticas como los apartes— pensada no para la representación propiamente dicha, sino para una lectura pública, lo que era bastante habitual en la época. De hecho, las comedias humanísticas que le sirven de modelo se divulgaban a través de lecturas públicas. 4. Argumento Calisto, rechazado por Melibea, acude, según consejo de su criado Sempronio, a la alcahueta Celestina; esta obtiene el sí de Melibea y una rica recompensa de Calisto. Sempronio y otro criado, Pármeno, riñen con Celestina por su parte en el pago, lo asesinan y son ajusticiados. Calisto, al volver de los brazos de Melibea, tropieza con una escala y se mata. Melibea se suicida y su padre lamenta el desconcierto del mundo y la crueldad del amor. Así, en la versión primitiva; en la de 1502, alargada a pedido de los lectores, Calisto y Melibea no mueren inmediatamente después de la primera noche de amor. Elicia y Areúsa, pupilas de Celestina y amigas de los criados muertos, envían a unos matones para vengarles; al ruido de estos, Calisto, en una nueva cita, se lanza de la escala para hacerles frente, cae y muere. 5. Estructura El motor de la acción de La Celestina es el amor-pasión que sienten los protagonistas y su estructura se asienta en el contraste amor y muerte. 1) La ascensión hacia el amor: Actos I-XI Los once primeros actos muestran un ritmo ascendente de acercamientos múltiples alrededor y en función del principal: el encuentro de Calisto y Melibea. Calisto, ante los obstáculos que Melibea opone a su deseo, se alía con Celestina por mediación de Sempronio. Pármeno, el otro criado personal de Calisto, más idealista y bienintencionado que su compañero, es al principio un impedimento que hay que destruir. Celestina se encuentra con una doble misión: debe, por una parte, atraer como aliado a Pármeno, que la conoce bien y la desprecia, y podría inducir a Calisto a desconfiar de ella y, por otra, debe conseguir la claudicación de Melibea. La corrupción de Pármeno se consigue definitivamente en el acto IX, gracias a Areúsa, una de las prostitutas que trabajan para Celestina, y la atracción de Melibea exigirá que Celestina ponga en práctica sus mejores artes —mágicas y persuasivas—. d) El pueblo llano: una de las mayores originalidades es el importante papel ejercido por el mundo bajo. Sus intereses y conflictos van parejos a los de los personajes de alto rango. En La Celestina las gentes del pueblo entran a formar parte de la trama trágica. Fernando de Rojas ha sabido captar la crisis social del siglo X, señalando la situación socioeconómica del asalariado. El resultado ha sido que, con una audacia literaria inesperada, ha hecho intervenir en su obra a los criados y a las prostitutas como si se tratase de personajes de alto rango social. Sempronio es el falso sirviente de la comedia romana interesado sólo en su propio beneficio. No duda ni un momento en traicionar a su amo y en aprovecharse de él, ya que no siente hacia Calisto ninguna lealtad ni ningún sentimiento de compasión o cariño. Pármeno es un personaje más complejo. Inicialmente, siente aprecio por su amo y le advierte de la trampa que le están tendiendo, pero la estúpida actitud de Calisto y las promesas de Sempronio y Celestina acaban convirtiéndolo en cómplice de estos. Lucrecia es la criada de Melibea, cómplice de los amores de su ama con Calisto. Representa a la criada lujuriosa y poco fiable. En su encuentro con Elicia y Areúsa mostrará las malas relaciones de las amas y las criadas en la época. Elicia y Areúsa, las prostitutas que trabajan para Celestina, encarnan a las mujeres que no tienen que ocultar sus sentimientos y que pueden llamar a las cosas por su nombre. Los amores de las prostitutas con los criados contrastan con la relación de Melibea y su amado, y representan el lado realista y crudo. Centurio es un sicario contratado por Elicia y Areúsa para que mate a Calisto y así vengarse de la muerte de Pármeno y Sempronio. Representa el personaje del “miles gloriosus” o soldado fanfarrón. Este personaje es uno de los añadidos por Rojas en su segunda versión de la obra. e) Los padres de Melibea: Alisa aporta originalidad a la obra en cuanto hay una casi total ausencia de la madre en nuestro teatro posterior. Es autoritaria, pagada de su posición social, e ignorante de todo lo que se refiere a su hija. Pleberio, el padre, también desconoce la verdadera naturaleza y los sentimientos de su hija. Su retórico discurso final, ante el cadáver de su hija, dará testimonio de la enseñanza final: dejarse llevar ciegamente por la pasión conduce a la muerte. 7. El espacio y el tiempo en La Celestina Todos estos personajes se sitúan en un espacio urbano, una ciudad castellana no definida, y se mueven dentro de ella en un círculo relativamente limitado. La ciudad es el escenario moderno, el propio de una época en que la creciente burguesía desplaza el protagonismo del medio rural y centra en la ciudad el núcleo de la vida social y económica. La ciudad de La Celestina carece de rasgos costumbristas o de color locar: solo es el ámbito literario de relaciones y conflictos. Los espacios son utilizados según interese al desarrollo de la trama, se va y se vuelve de ellos, son modificados o diversificados con gran libertad. Por otra parte, se ha señalado acertadamente su cerrazón: tapias y puertas que separan y dan dimensión simbólica a estos lugares. La limitación de los espacios se compagina con lo escueto del tiempo en que tiene lugar la acción. Desde el auto I hasta el XVI todo sucede en tres días seguidos con escasos saltos en el tiempo, que simplemente es acomodado a la duración de la obra. Se produce un salto de un mes entre el auto XVI y el XVII y, a partir de este hasta el XXI la acción transcurre en el espacio de un día. En consecuencia, todo tiene lugar en cuatro días, con escasísimas elipsis temporales. 8. Temas e interpretación de La Celestina Dice Fernando de Rojas en la “carta a un su amigo” que escribió la obra contra los fuegos del amor, contra los lisonjeros y los malos sirvientes y falsas mujeres hechiceras. Este propósito moral se ve reforzado por el final trágico de todos los implicados en la pasión amorosa, sin embargo, la obra huye de los maniqueísmos y los tópicos fáciles: los personajes no son caracteres planos, sin profundidad, al servicio de una finalidad moral; al contrario, se nos presentan dotados de existencia individual, complejos y varios, con virtudes y defectos, vacilaciones y dudas. Son seres que superan el esquematismo de una moraleja final, y suscitan no sólo la condena del lector, sino también su comprensión. La obra presenta un panorama polimorfo, contradictorio y cargado de pesimismo. Podemos detenernos en algunos de los asuntos clave de la tragicomedia: a) El amor y el sexo El tema central de La Celestina es la fuerza arrolladora de la pasión amorosa. Todos los personajes se rinden al poder del amor. La intención de Rojas no es regodearse en lo erótico, sino reflejar con crudeza la realidad del sexo para denunciar a los “locos enamorados” que se dejan llevar por las pasiones. El amor es percibido como una enfermedad. En efecto, en aquella época este sentimiento era considerado como uno de los tipos de locura humana, lo que explica el comportamiento alocado de Calisto y Melibea. Ambos son presentados con los síntomas de la “enfermedad del amor”: pérdida de apetito, accesos de llanto o risa inexplicables, insomnio, estados de ánimo variables… La obra se presenta como una parodia del amor cortés, de hecho, el personaje de Calisto se presenta como una versión paródica de Leriano, el protagonista de la Cárcel de amor de Diego de San Pedro. Calisto se muestra torpe al romper todas las normas del perfecto enamorado: rompe el “secretum” de su amor al contarlo a los criados, recurre a los servicios de una alcahueta en lugar de “ganar” el amor de Melibea, a la que describe según el tópico literario de la belleza propio del amor cortés. La propia Melibea interpreta su relación con Calisto comparándola con los modelos literarios que ha leído. Antes de su suicidio recuerda los mitos griegos donde la enamorada se mata por amor. Tampoco ella es una perfecta dama ya que no cuida su honra personal ni se comporta como la doncella ingenua y sumisa al estilo de Laureola. La tragedia final se podría haber evitado si Melibea y Calisto se hubieran casado, pero en los cánones de la época el amor cortés siempre era extramatrimonial. En general, todos los modelos temáticos y lingüísticos relacionados con el amor están tomados de la lírica cancioneril. El amor se relaciona igualmente con la magia, Celestina realiza un conjuro, la philocaptio (captación de amor), práctica por la cual se creía que se podía provocar una pasión amorosa. La magia se puede interpretar de diversas maneras: el hechizo es efectivo, lo que explicaría el cambio repentino de opinión de Melibea con respecto a Calisto; también puede pensarse que la magia no era necesaria porque Melibea tenía pensado desde el primer momento entregarse a Calisto y su rechazo era fingido; por último, podríamos pensar que la verdadera magia de Celestina han sido sus palabras que han hecho surgir en el corazón de Melibea el deseo de disfrutar de la vida y aceptar a Calisto como amante. El amor y su relación con la fortuna. Tras la muerte de Calisto y Melibea, Pleberio señala como autor de la tragedia al amor, a quien acusa de maltratar a sus propios seguidores. A su vez, el amor ha sido el instrumento de la fortuna, fuerza sobrenatural que reparte de forma arbitraria alegrías y calamidades entre los seres humanos. El caso de Calisto es muy significativo: justo cuando acaba de alcanzar la gloria sexual, Calisto sufre un severísimo golpe de infortunio, al bajar de una escalera, accidente que provoca su muerte. La caída es real, pero también metafórica, ya que representa tanto la pérdida de la buena fortuna, como su caída moral. Fernando de Rojas consideraba que la fortuna estaba tutelada por la providencia divina, lo que significaba que Dios podía proteger a los hombres de la Fortuna. La Celestina tiene un profundo sentido cristiano, así que, dado el mal comportamiento de los personajes, es lógico que Rojas los condene a sufrir y perecer. Rojas condena en Calisto y Melibea su excesiva lujuria y en los otros personajes su egoísmo o su codicia. Para Rojas, el amor destruye todo el orden y se convierte en una de las armas que emplea el mundo para atormentar a los seres