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Poeta Miguel Hernández: Temas y Formas Poéticas, Apuntes de Lengua y Literatura

Una reseña sobre la poesía de Miguel Hernández, destacando los temas y formas poéticas más importantes en su obra. Se abordan conceptos como personificación, metáfora, anadiplosis y el uso de diferentes formas métricas. Además, se contextualiza la poesía de Hernández en el contexto histórico de la literatura española, desde la poesía social de la posguerra hasta la poesía novísima de los años setenta.

Tipo: Apuntes

2021/2022

Subido el 11/03/2022

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¡Descarga Poeta Miguel Hernández: Temas y Formas Poéticas y más Apuntes en PDF de Lengua y Literatura solo en Docsity! POÍA PAÑOLA DDE 1936 1.- Poesía en la guerra civil. Antes de la guerra la poesía - la literatura en general - española vivía un momento de gran esplendor: Unamuno, Machado, Juan Ramón, el grupo del 27, los jóvenes poetas que comenzaron a publicar en 1935 - entre los que Miguel Hernández supone “una voz distinta, cargada y pasional, inmediata y barroca que pasa del testimonio católico a la poesía amorosa y a la poesía social”. La división de la sociedad en dos se vio reflejada en la poesía. En ambos bandos se cultivó como arma de combate y propaganda. La guerra propició una poesía de circunstancias, que se difundió mediante periódicos y revistas. La poesía de ambos bandos, obviando las diferencias ideológicas, posee características comunes; la visión maniquea del mundo, la exaltación de los símbolos y héroes propios y el ataque a los contrarios. La ausencia de los más importantes poetas, las dificultades para acceder a sus obras, la falta de libertad de expresión, supusieron una ruptura cultural. Tras la guerra civil, el país queda dividido en dos y muchos poetas del bando republicano tienen que abandonar España, por lo que nos vamos a encontrar dos manifestaciones distintas de la poesía española: la poesía en el exilio y la poesía interior 2.- Poesía del exilio. En el exilio van a convivir diferentes generaciones literarias; desde poetas de la generación del 14, como Juan Ramón Jiménez, pasando por los miembros de la generación del 27, Prados, Alberti, hasta algunos otros que realizaron toda su obra en el exilio, Rejano o Andujar. Uno de los temas característicos de estos poetas va a ser su preocupación por España, expresada de diferentes formas: desde una añoranza melancólica (Alberti) a la amargura (León Felipe) hasta cierta forma de desprecio (Cernuda). Esta poesía irá evolucionando con el paso del tiempo. En los primeros momentos domina un tono de amarga desesperación 1 para pasar al tema de la nostalgia de la patria perdida. Por último, la temática se centrará en un hombre menos angustiado y más volcado al mundo interior, con un aumento de meditaciones y reflexiones sobre experiencias y circunstancias personales. Para estos poetas la escritura se va a convertir en memoria y la memoria en recuperación del pasado. La forma de estos poetas es de un lenguaje realista y directo, propio de la poesía de combate, existe como es natural una gran variedad de estilos y una renovada preocupación formal. Las formas clásicas alternan con las populares. ➔ Juan Ramón Jiménez. ➔ Emilio Prados: Poco conocido a pesar que su figura simboliza la búsqueda del ser propio perdido en la guerra a través siempre de la dualidad y el conflicto entre ausencia/presencia, nostalgia/realidad. ➔ León Felipe: Obsesión por el tema de la lucha fratricida entre las dos Españas. ➔ Cernuda: Constante pesimismo y negación. ➔ Alberti, Guillén, Salinas, 3.- Poesía en el interior. INICIOS Y DISTINTAS TENDENCIAS: El primer autor destacable de este período es Miguel Hernández, que comienza sus publicaciones en 1933 (Perito en Lunas) si bien escribe su obra capital, Cancionero y Romancero de Ausencias, en estos primeros años de posguerra. Su poesía, apasionada en ocasiones, serena en otras; humana y verdadera siempre, han hecho del poeta un símbolo para las jóvenes generaciones de las últimas décadas. Miguel Hernández encarna la figura del poeta de la libertad. Su mundo poético es un mundo transfigurado, así, toda su obra no es más que la transformación poética de ásperas, fuertes y extremadas realidades. Todas sus vivencias, desde las de pastor adolescente hasta las de preso condenado a la última pena, se convierten en poesía por el milagro de una intuición lírica, purísima y precoz en sus primeras composiciones, y madurada después por el dolor y la muerte. 2 hombre mediante el tremendismo, la introspección, la angustia existencial, la solidaridad y el diálogo con Dios, rehuyendo del formalismo y la perfección estilística. En el año 1944 se publican dos libros clave: Hijos de la ira de Dámaso Alonso, y Sombra del paraíso de Vicente Aleixandre. ● Hijos de la ira: Representa una innovación temática: la angustia del hombre que sufre las consecuencias de la guerra. Es una reacción contra el purismo y el neoclasicismo. El tono de denuncia e inconformismo del surrealismo adopta aquí cierto sentido social, debido a las circunstancias en las que aparece. Formalmente se aparta del verso tradicionalista y utiliza el verso libre y un lenguaje más directo y coloquial. ● Sombra del paraíso: Aleixandre toma el mito del paraíso perdido o no alcanzado; un mundo resplandeciente para el que el poeta se siente nacido pero del que se ve dolorosamente desterrado. Posee rasgos neo románticos y surrealistas, y tuvo una amplia influencia en la poesía española. Con este libro Aleixandre va a abrir una línea rehumanizadora. Formalmente emplea el verso libre para ofrecernos una visión surrealista. Poesía es comunicación También estuvieron presentes otras tendencias: ● El postismo: Abreviatura de postsurrealismo, tendencia de carácter experimental (ruptura formal, nuevos metros y ritmos, imaginación y humor) que conecta con el surrealismo y el dadaísmo, que pretende ser síntesis de las vanguardias. Nacida de las revistas Postismo y La Cerbatana, fundadas en 1945 (Ory). Se desentienden del compromiso social y de las angustias existenciales imperantes y se adentran por terrenos más audaces e innovadores. Autores: Edmundo de Ory. ● Tendencia surrealista: Conexión con el ‘27, fue silenciada (Labordeta, Cirlot) ● Grupo Cántico, nacido de la revista de tal nombre, publicada en Córdoba. De refinamiento formal e intimismo culturalista heredada del Modernismo y el ’27, que da un tratamiento vitalista al amor, reivindica la belleza como elemento central de la poesía, y conecta con la lírica arábigo-andalusí y con el ‘27. ● Poesía realista: Adopción de una actitud ética de compromiso existencial e histórico que rehuye el esteticismo formal y evoluciona del yo al nosotros (Otero, Celaya, Hierro). Buen ejemplo de desarraigo existencial y herencia de Hijos de la ira, son las 5 obras de Blas de Otero Ángel fieramente humano (1950), Redoble de conciencia (1951), y su síntesis Ancia (1958). En ellas la angustia existencial, el desastre de las dos guerras, la búsqueda imposible de Dios y la dimensión religiosa del erotismo alcanzan el máximo logro de la poesía española de posguerra. En estas obras de Otero se da ya el paso de la poesía existencial a la poesía social. 3.2.- La poesía en la década de los cincuenta o la poesía social. La poesía social se consolida entre los años 50 y 60 a partir de la publicación de dos libros: ``Pido la paz y la palabra” de Blas de Otero, y ``Cantos Iberos” de Gabriel Celaya. Ambos provienen de la poesía desarraigada, de la cual se desligan para adoptar un enfoque político y social. La Antología consultada de la joven poesía española, publicada por Francisco Ribes en 1952, evidenció que la tendencia realista de las ’40 había desembocado el poesía social, predominante en los ’50 y vigente hasta entrados los ’60. La Antología recoge nueve poetas: Bousoño, Celaya, Crémer, Gaos, Hierro, Morales, Nora, Otero y Valverde. El poeta toma conciencia de la realidad sociohistórica y la poesía se convierte en testimonio y denuncia. La poesía social adoptó conscientemente el compromiso con la España que perdió la guerra y sufrió las consecuencias, de ahí la exaltación de Machado, su intención ideológica e informativa, su tono narrativo y el resto de sus características fundamentales. Tenía por fines constituirse en testimonio crítico de su época, transformar la sociedad en otra más justa y redimir a los humildes. Entendía la poesía como comunicación y buscaba dirigirse a la inmensa mayoría mediante el uso del tono narrativo y el estilo sencillo, coloquial y directo, y se caracteriza por un lenguaje de orientación expresivamente hablado. Lo más importante del poema es su contenido: ● represión política, solidaridad con el proletariado, injusticias sociales, crítica de la burguesía, lucha por la libertad, ● recuerdo de la libertad perdida, España, el recuerdo de la guerra, el ataque al franquismo. Solidaridad ante los demás hombres. Se abandona la expresión de los problemas íntimos o existenciales. Rechazo de lujos esteticistas. 6 En cuanto a los temas, España es muy importante desde un enfoque político, y dentro de esta preocupación se sitúan temas como la injusticia social, la alienación o el anhelo de libertad. El estilo se explica por la temática, los poetas se dirigen a la mayoría por voluntad de llegar al pueblo: por eso se da un lenguaje claro y un tono coloquial. Mientras que los grandes poetas descubrirán valores poéticos nuevos con los que ir evolucionando, a otros se les irán apagando las voces poéticas, y, con ellas, las de la poesía social. 1955 es un año clave para esta poesía. Se publica “Pido la paz y la palabra” de Blas de Otero y “Cantos iberos” de Gabriel Celaya: los máximos representantes de este tipo de poesía. Blas de Otero desarrolla elementos contenidos en libros anteriores, pero ahora canta a la solidaridad humana y de clase social, denunciando la situación actual y pidiendo "la paz y la palabra". El lenguaje que utiliza se hace menos hermético y se orienta hacía una mayor accesibilidad, consecuente con el tema que acogen ahora sus versos (“a la inmensa mayoría”). Fue una importante figura en la poesía desarraigada, también lo va a ser en la poesía social donde pasa "del yo al nosotros". Pide "la palabra" (la libertad de expresión) y la justicia pero sobre todo "la paz". Un anhelo de fraternidad preside su obra y a pesar de que las cosas van mal es una obra muy optimista, opuesta al dramatismo de sus obras anteriores. Seguirán dos poemarios más: “En castellano” (1959) y “Que trata de España'' (1964). Los cantos iberos de Celaya no constituyen una novedad en sus planteamientos. Ya en sus obras anteriores postula un lenguaje coloquial y una poesía narrativa, pero ahora postula un claro y explícito compromiso social: En ella protesta, denuncia, se solidariza y expresa su confianza en el futuro. Se caracteriza por una concepción instrumental de la poesía, entendiéndose como instrumento para transformar el mundo que aparece recogida en su maravilloso verso "la poesía es un arma cargada de futuro". Por tanto, Celaya va a condenar la poesía como "lujo cultural" atacando a todos los que se mantienen neutrales o alejados del compromiso político, desde un tono imprecativo y excluyente. Con estos dos libros, la poesía social puede considerarse definitivamente renacida, porque la lírica social ya había aparecido en obras como Poeta en Nueva York de Lorca, El poeta en la calle de Alberti, o Vientos del pueblo de Miguel Hernández. 7 Cada poeta buscará un lenguaje único. Se quedan con un estilo íntimo, cordial, cálido, pero contenido por un inmenso pudor. Por este motivo junto a los momentos más dramáticos se darán la ironía y el humor como recursos desdramatizadores. Otras veces la ironía será de distintos tipos, como la sátira o la condena moral o social. Irónicos son bastantes los poemas de denuncia y protesta escritos por José Agustín Goytisolo, que además ha escrito canciones de amor y sátiras desenfadadas. José Manuel Caballero Bonald y Carlos Barral se podrían considerar los más barrocos del grupo, por la calidad rebuscada y lo herméticas que a primera vista parecen sus obras. Caballero Bonald parte siempre de experiencias personales, pero eleva su palabra a un nivel conceptual bastante alto y laberíntico. No hace concesiones al lector y le obliga a entrar en su poesía despacio midiendo sus pasos, como el poeta ha medido sus palabras. También le ocurre a Barral (Usuras y figuración) que escribió una complicada obra llena de clasicismo. Es un poeta muy poco leído por la complicación de relacionar sutiles sugerencias o sus lecturas tan amplias. Otro autor es Ángel González (1925), su obra poética marca desde sus inicios ese tono diferenciador. Parte de una intención de testimonio, de compromiso con la historia, pero desde la aparición de Áspero mundo (1956), el autor sintió ese compromiso más como una identificación con el hombre, que como una integración en la coetánea poesía social que él bautizará, después como un "ismo" político y social. Ya en su primer volumen su intención se reducía a una función testimonial más próxima al existencialismo que al socialismo. Así Ángel González distinguirá entre poesía social y poesía crítica "expresión de una actitud moral, de un compromiso respecto a las cosas más graves que suceden en la historia", pero esa poesía crítica no tiene por qué basarse en lo denotativo. 3.4.- La poesía en la década de los setenta o poesía novísima. En 1966 publica Pere Gimferrer, Arde el mar. Esta obra va a significar una ruptura con los modelos en boga y la anticipación a un grupo de escritores muy jóvenes que irán surgiendo a lo largo de la década. La obra ofrece un lenguaje basado en una síntesis de modernismo 10 y surrealismo e implica una reivindicación del esteticismo y una voluntad de entrelazar con las vanguardias de entreguerras. Esta obra nos señala el hecho de que va surgiendo una nueva actitud ante el fenómeno poético, tesis que se corroboró en 1970 con la publicación de Nueve novísimos poetas españoles de Castellet, el antiguo defensor de la poesía social. Esta antología tuvo un enorme impacto en los círculos literarios e incluye entre otros a Vázquez Montalbán, Carnero, Martínez Sarrión, Azúa, Moix… Estos autores, mediante una poesía experimental y vanguardista, traen una nueva sensibilidad fruto de la educación recibida. Han nacido después de la guerra y escriben en una sociedad de consumo. Son reflejo de la cultura de la imagen y se han formado a través de la cultura extranjera, los medios de comunicación, el cine, los mitos culturales. En este sentido su lenguaje va a reflejar una estructura mental formada a partir de la cultura de la imagen, rompiendo con la lógica sociolingüística. J.M. Castellet en el prólogo de esta antología resume las características de este nuevo grupo de poetas: ● la ruptura con el realismo de la literatura de posguerra ● modelos literarios extranjeros ● Formación cultural de los autores fundamentada en los nuevos medios de comunicación, formación literaria extranjera, voluntaria ignorancia de la tradición. ● Su interés sobre poetas no españoles que - a parte de hispanoamericanos como Vallejo o Pazvan de los clásicos grecolatinos a grandes figuras del siglo XX como T.S. Elliot, E. Pound, Saint-John Perse, Yeats o los surrealistas franceses, aunque aceptan de la tradición española el magisterio de Viente Aleixandre, Luis Cernuda y Gil de Biedma ● aceptación del gusto camp, que propicia una mitología popular de los mundos del cine, del deporte, del cómic, de la política, etc. ● se propugna la autonomía del arte, de la poesía Sus rasgos formales: ● despreocupación por las formas tradicionales. Escritura automática, collage, introducción de elementos exóticos, experimentación lingüística, 11 aprovechamiento de los recursos rítmicos y musicales del lenguaje. En suma, primicia del lenguaje poético sobre cualquier aspecto temático. ● esteticismo lujoso, decadente, lúdico ● el culturalismo dio lugar a una metapoesía caracterizada por el barroquismo expresivo ● intertextualidad ● Recuperación de la tradición vanguardista. Presentan una actitud provocativa, a veces también una insolente frivolidad; rechazan la sociedad de consumo adoptando una postura sarcástica y corrosiva. Lo importante de su estilo es que se alejan conscientemente de la poesía social y vuelven la espalda al prosaismo y a las formas tradicionales. ● Se preocupan especialmente de la forma, que es una finalidad en sí misma, tendiendo a la escritura automática al modo surrealista. El fenómeno de este grupo de poetas, conocidos como " novísimos ", a pesar de la desigualdad de estos, ha sido beneficioso para la evolución de la poesía porque ha roto la desconexión - motivada por la guerra - entre nuestros poetas y las vanguardias europeas de entreguerras, con una especial vindicación de los poemas surrealistas de la generación del 27, además de afirmar la indispensable autonomía del lenguaje poético. A los poetas citados, se unirán otros nombres que han ido consolidando su obra a lo largo de estos últimos años, y que han recibido diferentes denominaciones, como “Generación del lenguaje” o también, “Generación del 70”. Esteticismo, culturalismo, barroquismo, preciosismo, refinamiento, hermetismo, cosmopolitismo, son términos habituales a la hora de referirse a estos poetas. No falta tampoco el desarrollo de la metapoesía, cultivada por Jenaro Talens y Jorge Urrutia. Junto a estos poetas destacan los seleccionados por Castellet, a excepción de Ana Mª Moix y Montalbán, y otros como Jesús Munárriz, Antonio Colinas, Luis Alberto Cuenca, Jaime Siles, todos ellos recogidos en la antología Joven poesía española (1979). Pere Gimferrer es sin duda una de las figuras centrales de su generación. Junto a su sensibilidad destaca su precocidad. Comienza a los 13 años y publica su primer libro a los 18. A los 20 gana el premio Adonis con Arde el mar, obra precursora de los novísimos. Publicada en 1966, es una obra en la que se ve el irracionalismo poético. Se suceden 12 Cultivan el arte menor, la condensación, las frases nominales, y un grupo andaluz (Justo Navarro, Rosa Romojaro) - más próximo a Góngora que a Guillén - de intensa elaboración formal y fondo existencialista. ● poesía de la experiencia: es el grupo más numeroso y el que más claramente ha roto con los novísimos por su historicidad y temporalidad, el más radical y novedoso, reivindica 7 Luis García Montero: “La poesía escrita durante la última década en España ha puesto ante los ojos del lector una serie de características notables. Después de algunos años de esteticismo novísimo radical, amontonado culturalismo en los versos, proclamación de rupturas tajantes, altivas negaciones del pasado, sentimientos o palabras aisladas y pérdida de contacto con el público, los poetas jóvenes se sintieron inclinados a reconocer lo que de bueno había tenido la poesía de posguerra, lo cotidiano y la métrica tradicional, lenguaje coloquial, actitud antivanguardista, las situaciones realistas, la tematización del desencanto. ● Dentro de esta tendencia destaca el grupo granadino de la “otra sentimentalidad”, así llamado por su manifiesto de 1983, (Luis García Montero, Inmaculada Mengíbar, Álvaro Salvador, Mesa) que defiende el distanciamiento de la poesía. De ambiente urbano, expresa de forma realista sucesos cotidianos, con frecuencia desde una perspectiva escéptica y desencantada. Supone una vuelta a la lírica reflexiva de la promoción de 1955, y sigue, sobre todo, la línea de Gil de Biedma. Luis García Montero, Premio Adonais de 1982, con El jardín extranjero que se denomina, es su máximo representante, cuya característica fundamental es la recuperación del tono romántico y cotidiano de la generación del cincuenta. Establecen su estética desde la conciencia temporal machadiana y cierto sentimiento de nostalgia. ● Los poetas de la editorial y revista Renacimiento (Javier Salvago, Carlos Marzal, Fernando Ortiz) se caracterizan por la austeridad expresiva y el coloquialismo, el humor y la ironía. ● Roger Wolfe adopta situaciones desgarradoras en un lenguaje vulgar y prosaico que recuerda el realismo sucio. ● impresionismo: tendencia epígona del culturalismo que ofrece una visión nostálgica de las cosas. Es un grupo de poetas que se dieron a conocer por la desaparecida editorial Trieste, aunque no han publicado ninguna antología ni manifiesto conjuntos, presentan características comunes que permiten hablar de "La escuela de Trieste ", entre otras predominan: los valores pictóricos, los leves matices 15 sentimentales y la creación de atmósferas sugerentes con los mínimos elementos. En esta escuela se incluirán Andrés Trapiello con Las tradiciones (1982) y La vida fácil (1985), Juan Manuel Bonet Patria oscura (1983) y Angel Ruperez con En otro corazón (1983). ● La concesión del premio Adonais en 1980 a Blanca Andreu por su De una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall, señala la aparición de una nueva generación poética de tendencia surrealista ( José Mª Parreño, Amalia Iglesias, Luisa Castro ). ● Se trata de una línea neosurrealista de carácter fundamentalmente romántico e intimista, caracterizada por un uso peculiar del lenguaje, la utilización de fórmulas barrocas, versos libres... Fernando Beltrán une surrealismo y poesía urbana en Aquelarre en Madrid (1983) onírica visión de la ciudad que se refleja en un decir inconexo. Connotaciones intimistas y neo románticas añade Amalia Iglesias al componente surrealista de su primer libro Un lugar para el fuego (1985). Arbitrariedad, feísmo, protestas, humor absurdo (con ecos de la "beat generation" y, a veces, del rock) caracterizan los versos de Pedro Córdoba o Luisa Castro. ● una corriente de << poesía épica >>, cargada de ironía que describe acontecimientos personales o colectivos, recogiendo personaje y ambientes urbanos, destacando la obra de Luis Alberto Cuenca, Julio Martínez Mesanza8 y Julio Llamazares, lo épico en este autor parece estar en el intento de rescate de una memoria colectiva, de una ancestral sabiduría, al margen de la historia, en sus natales montaña leonesa. ● Por último habría que destacar el auge de la poesía femenina que caracteriza a los años ochenta. Aunque resulta algo dudosa la separación de la poesía escrita por mujeres de la escrita por hombres, algunos estudiosos han tratado de explicar esta distinción: " Adaptar el lenguaje predominante a la expresividad de la mujer que desea definirse a sí misma, requiere una dificultad lingüística que haga apoderarse de ello y simultáneamente rechazar los modelos literarios canónicos. Al tener poder expresivo la poesía femenina de la actualidad empieza a presentar una nueva imagen de la mujer”. Además de las ya citadas anteriormente — Ana Rossetti, Blanca Andreu, Juana Castro, Amparo Amorós, Luisa Castro —, otros nombres de interés son los de Rosa Romojaro, conceptual y neopurismo tiene que ver con lo que tópicamente se conoce por poesía femenina; Almudena Guzmán definida como 16 "poeta de amor, al menos de las primeras experiencias amorosas de la juventud : su despertar, su florecimiento y su fracaso ", quien en el libro El libro de tramar (1989) adopta el tono de los cuentos para evocar experiencias de la infancia; en Usted (1986), con hondura psicológica recrea ficciones amorosas de juventud y en Calendario (1998), el anhelo amoroso; María Sanz, en la que los sentimientos convencionales poéticos alternan con toques de ironía. ● Minimalismo: cercano a la poesía pura intenta sugerir e ir más allá de la palabra (José Carlos Cataño). La palabrería excesiva y gratuita y la verborrea constituyen el riesgo al que con mayor frecuencia se encuentran los poetas surrealistas. Contra ese riesgo reaccionan otros autores que pueden considerarse cercanos a la poesía de los años veinte. Los nombres que se han aplicado a esta tendencia — minimalismo, poesía del silencio — resultan suficientemente expresivos de su intención de sugerir, de ir más allá de las palabras, dejar que el silencio diga lo que el lenguaje no es capaz de expresar. El magisterio del último Valente resulta significativo en la mayoría de estos poetas. ● poesía elegíaca: está a medio camino entre el estilo excesivamente refinado y la poesía de la meditación. Destacan José Gutiérrez, quien publica muy precozmente sus libros entre 1976 Ofrenda en la memoria, y 1980 La armadura de sal, ejemplifica otra de las tendencias de la generación más reciente: la que adopta un prematuro tono de desengaño, de triste lamento por la fugacidad de la juventud y la belleza y la obsesiva preocupación por el paso del tiempo; y Eloy Sánchez Rosillo. erotismo (Ana Rosseti y otras autoras de la antología Las blancas diosas de 1985) Sin posibilidad aún de fijar el canon de poetas que en un futuro formarán parte de nuestra historia literaria cabe destacar a dos de ellos: García Montero y Benítez Reyes. Luis García Montero (1958) cultiva una poesía que él mismo califica de «verosímil», es decir, cercana a la realidad. En su obra destaca el poemario Habitaciones separadas. Sus poemas rechazan tanto el culturalismo como el vanguardismo, y persiguen la comunicación y la sencillez. 17
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