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La Primera Guerra Mundial: Actores y Escenario, Apuntes de Historia Contemporánea

Una panorámica histórica de la primera guerra mundial, enfatizando los actores internacionales involucrados, las principales conflictas y el cambio de escena de la guerra entre 1914 y 1917. Se detalla la participación de las 'potencias europeas' y ee.uu., el conflicto inicial entre francia, gran bretaña y alemania, y la expansión del conflicto a otros frentes y países.

Tipo: Apuntes

2013/2014

Subido el 07/02/2014

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¡Descarga La Primera Guerra Mundial: Actores y Escenario y más Apuntes en PDF de Historia Contemporánea solo en Docsity! Tema 6. La primera guerra mundial Lectura 13. Una “gran” guerra “total” 1. CaracterÃ−sticas y desarrollo del conflicto. A. La Gran Guerra, una guerra “mundial”. Para quienes se habÃ−an hecho adultos antes de 1914, el contraste era tan brutal que “paz” significaba “antes de 1914” y nada de lo que vino después merecÃ−a ese nombre. Esa actitud era comprensible, ya que desde hacÃ−a un siglo no se habÃ−a registrado una guerra importante, es decir, en la que hubieran participado todas o la mayorÃ−a de las potencias. Los actores principales del escenario internacional eran en esa época las seis “potencias” europeas (Gran Bretaña, Francia, Rusia, Austria-HungrÃ−a, Prusia -Alemania desde 1871- y la Italia unificada) más EEUU y Japón. Sólo en un conflicto participaron más de dos potencias: la guerra de Crimea (1854-56), que enfrentó a Rusia con Gran Bretaña y Francia. Además, la mayorÃ−a de las guerras en que participó alguna potencia fueron breves. El más largo no fue un conflicto internacional, sino la guerra civil de EEUU (1861-65), siendo lo normal que durasen sólo meses o incluso semanas, como en la guerra entre Prusia y Austria en 1866. Entre 1871 y 1914 no hubo ningún conflicto en Europa en el que el ejército de una potencia atravesara una frontera enemiga, si bien en el Extremo Oriente Japón venció a Rusia en la guerra de 1904-1905. En el siglo XVIII Francia y Gran Bretaña se habÃ−an enfrentado varias veces en la India, Europa, Norteamérica y en los océanos. Pero entre 1815 y 1914 ninguna potencia se enfrentó a otra fuera de su región de influencia inmediata, aunque sÃ− hubo frecuentes expediciones imperia-listas contra enemigos más débiles de ultramar. La mayorÃ−a fueron luchas desiguales, como las guerras de EEUU contra México (1846-48) o España (1898) o las campañas de ampliación de los imperios coloniales británico y francés, aunque en alguna ocasión no salieron bien librados (los italianos fueron vencidos en EtiopÃ−a, 1896). Esos conflictos coloniales servÃ−an de argumento para las novelas de aventuras o los reportajes de los corresponsales de guerra (profesión surgida a mediados del siglo XIX), pero apenas repercutÃ−an en la población de la metrópoli. Pues bien, todo eso cambió en 1914, al desencadenarse una auténtica guerra mundial. La 1ª G.M. empezó como una guerra esencialmente europea entre la Triple Entente (Francia, Gran Bretaña y Rusia) y las "potencias centrales" (Alemania y Austria-HungrÃ−a). Serbia y Bélgica se incorporaron inmediatamente al conflicto a raÃ−z del ataque austriaco contra la primera (que fue, de hecho, lo que desencadenó las hostilidades) y del ataque alemán contra la segunda (que era parte de la estrategia de guerra alemana). TurquÃ−a y Bulgaria se alinearon poco después junto a las potencias centrales, mientras que en el otro bando la Triple Entente se convirtió gradualmente en una gran coalición. Se compró la participación de Italia y también tomaron parte en el conflicto Grecia, Rumania y, en menor medida, Portugal. En Europa, sólo España, Suiza y los paÃ−ses escandinavos permanecieron neutrales. Además, diversos paÃ−ses de ultramar enviaron tropas a combatir fuera de su región. AsÃ−, los canadienses lucharon en Francia, los australianos y neozelandeses en GallÃ−poli (TurquÃ−a) y EEUU, rompiendo su aislamiento, entró en guerra en 1917 y su intervención resultarÃ−a decisiva. Los indios lucharon en Europa y el Próximo Oriente, batallones de trabajo chinos viajaron a Occidente y hubo africanos que sirvieron al ejército francés. También la guerra naval adquirió una dimensión mundial: la primera batalla se dirimió en 1914 cerca de las islas Malvinas y las campañas decisivas, que enfrentaron a submarinos alemanes con convoyes aliados, se desarrollaron en el Atlántico septentrional y central. Japón 1 intervino también para ocupar posiciones alemanas en el Extremo Oriente y el PacÃ−fico occidental. B. El estancamiento armado (1914-1916). Al principio, se esperaba una guerra corta. El estado mayor alemán tenÃ−a planes para luchar en dos frentes, contra Francia y contra Rusia. La desventaja de luchar en dos frentes se compensaba con la posesión de buenas vÃ−as férreas, que permitÃ−an el rápido movimiento de tropas de un frente al otro. El plan alemán (el “Plan Schlieffen”) consistÃ−a en derrotar primero a Francia, mediante el rápido desplazamiento de un formidable ejército a través de la neutral Bélgica y luego dirigirse al este para eliminar a Rusia antes de que el imperio zarista pudiera organizar con eficacia todos sus ingentes efectivos militares (la gran extensión de Rusia y el menor desarrollo de sus ferrocarriles obligaban a un despliegue más lento). El 3 de agosto de 1914, los alemanes iniciaron su marcha hacia el oeste, avanzando irresistiblemente. El Plan Schlieffen parecÃ−a funcionar a la perfección. No obstante, las tropas rusas, cumpliendo su alianza con Francia, marchaban contra Alemania, penetrando en Prusia Oriental, y Moltke tuvo que retirar fuerzas de Francia para usarlas en el este. Los alemanes avanzaban, pero sus lÃ−neas de comunicación eran muy extensas y sus golpes se debilitaban. Aun asÃ−, el ejército alemán sólo pudo ser detenido a unos kilómetros al este de ParÃ−s, en el rÃ−o Marne, a principios de septiembre, gracias al contraataque de Joffre, que reagrupó las fuerzas francesas y contó con el apoyo de un contingente británico. Esta batalla cambió el curso de la guerra. Los alemanes tuvieron que retirarse. La esperanza de derrumbar a Francia rápidamente se desvaneció. Cada bando trataba ahora de flanquear al otro, hasta que las lÃ−neas del frente llegaron al mar. Los alemanes no lograron el control de los puertos del canal de la Mancha; las comunicaciones francesas e inglesas se mantenÃ−an intactas. Frente a estos reveses, las victorias alemanas en el este, aunque de enormes proporciones (batallas de Tannenberg y de los Lagos Masurianos, en las que 225.000 rusos cayeron prisioneros), no eran más que un pequeño consuelo. En el oeste, a la guerra de movimientos sucedió una guerra de posiciones. Ambos bandos (los franceses apoyados por un ejército británico que adquirió grandes proporciones) improvisaron lÃ−neas paralelas de trincheras y fortificaciones defensivas desde la costa de Flandes hasta la frontera suiza, dejando en manos de los alemanes Bélgica y una amplia zona del nordeste francés. Las posiciones apenas se modificarÃ−an durante tres años y medio. Mientras el frente occidental caÃ−a en una parálisis sangrienta, la actividad proseguÃ−a en el frente oriental. En 1915, las potencias centrales dedicaron su esfuerzo a intentar dejar fuera de combate a Rusia: expulsaron de Polonia a las tropas rusas y penetraron profundamente en su territorio. Las pérdidas rusas fueron enormes: 2 millones de muertos, heridos o prisioneros sólo en 1915. Pese a las ocasionales contraofensivas rusas, las potencias centrales dominaban la situación. Frente al avance alemán Rusia se limitaba a una acción defensiva en retaguardia. La alianza con Austria-HungrÃ−a arrastró a Alemania a un tercer frente, el de los Balcanes, donde se hallaban también sus otros aliados (TurquÃ−a y Bulgaria). En esa zona, la situación la controlaban las potencias centrales, aunque el inestable imperio Habsburgo tuvo poco éxito. Serbia y Rumania fueron quienes sufrieron un mayor porcentaje de bajas militares. En 1915, británicos y franceses, esperando establecer contacto con Rusia, lanzaron un ataque naval contra TurquÃ−a. Desembarcaron a 450.000 hombres en la penÃ−nsula de GallÃ−poli, de los que 145.000 resultaron muertos o heridos. Tras casi un año, la empresa fue abandonada como un fracaso y, aunque ocuparon Grecia, no consiguieron un avance significativo hasta el final de la guerra. En 1916, ambos bandos se centraron de nuevo en el oeste, intentando romper el punto muerto. Los aliados planearon una gran ofensiva en el rÃ−o Somme, mientras los alemanes prepara-ban la suya cerca de Verdún. Los alemanes atacaron Verdún en febrero. Joffre designó al general Pétain para defenderla, pero sin comprometer sus principales reservas, que querÃ−a guardar para la inminente ofensiva en el Somme. La 2 precisa de la historia de aquellas tierras). El telegrama fue interceptado y descifrado por los británicos, que lo pasaron a Washington. Publicado en la prensa, sacudió a la opinión pública de EEUU. Los aliados tuvieron más éxito en sus llamadas al descontento nacionalista, dado que las minorÃ−as nacionales más activas estaban en el territorio de sus enemigos. Prome−tieron la independencia a los polacos (aunque con cierta dificultad mientras se mantuvo la monarquÃ−a zarista). Les resultó más fácil apoyar la independencia de los checos, los eslovacos y los yugoslavos, porque una victoria aliada disolverÃ−a la monarquÃ−a austro-húngara. Los aliados planeaban también un reparto del imperio turco, que abarcaba desde Constan-tinopla hasta Oriente Medio, Arabia e Irak. Gran Bretaña y Francia cedieron en su vieja oposición al control ruso de los Estrechos: en un tratado secreto de 1915, acordaron que Rusia podrÃ−a anexionarse Constantinopla y los Dardanelos. Los británicos despertaron también en los árabes la esperanza de la independencia. El coronel Lawrence impulsó una insurrección en el Hejaz contra los turcos; y en 1916 el emir Hussein, con apoyo británico, se proclamó rey de los árabes, desde el mar Rojo hasta el golfo Pérsico. Los sionistas veÃ−an en el hundimiento turco la oportunidad de realizar su sueño de crear un Estado propio en Palestina. Como Palestina era un paÃ−s árabe (y lo habÃ−a sido durante más de mil años), este sueño chocaba con los planes británicos de proteger el nacionalismo árabe. De todos modos, en la nota Balfour de 1917, el gobierno británico prometÃ−a apoyar una “patria (home) judÃ−a” en Palestina. En cuanto al resto del imperio turco, otro acuerdo de 1916, adoptado en el mismo momento en que Hussein se convertÃ−a en rey de Arabia, lo dividÃ−a en esferas de influencia: Mesopotamia corresponde−rÃ−a a Inglaterra, Siria y el sudeste del Asia Menor a Francia, Armenia y Kurdistán a Rusia, y se reservaban pequeñas zonas para Italia. Mientras tanto, británicos y franceses se hacÃ−an fácilmente con las colonias alemanas en Ôfrica. Y en China la guerra alimentaba las viejas ansias imperialistas japonesas. Japón declaró la guerra a Alemania, invadió sus concesiones en China y las islas alemanas en el PacÃ−fico, las Marshall y las Carolinas. En enero de 1915, Japón presentó sus 21 Demandas sobre China, un ultimátum secreto que los chinos se veÃ−an obligados a aceptar casi en su totalidad. Japón convertÃ−a asÃ− a Manchuria y China septentrional en un protectorado. D. La retirada de Rusia y la intervención de EEUU (1917-1918). El primer gobierno vÃ−ctima de la guerra fue el del zar. AsÃ− como la guerra ruso-japonesa habÃ−a llevado a la revolución de 1905, la Gran Guerra, más desastrosa, llevo a la revolución de 1917, mucho más importante. La guerra fue una prueba que el gobierno zarista no pudo superar. Corrupto e incapaz de suministrar el material bélico necesario, arrojando millones de campesinos al frente, a veces incluso sin rifles, perdiendo cientos de miles de hombres, y sin presentar meta alguna que justificase el sacrificio, el régimen zarista perdió la lealtad del pueblo. En marzo de 1917, las tropas de San Petersburgo se amotinaron, mientras huelgas y disturbios dominaban la ciudad. La Duma, o parlamento ruso, aprovechó la ocasión para exigir reformas. El 15 de marzo el zar abdicó y tomó el poder un gobierno provisional, formado por nobles y burgueses liberales, con algún socialista. Estaban decididos a continuar la guerra, fieles al compromiso contraÃ−do con los aliados. Pasados los momentos de entusiasmo, ni los campesinos ni los obreros sentÃ−an lealtad a un gobierno formado por polÃ−ticos que no daban respuesta a sus necesidades más perentorias. La situación del gobierno provisional se hizo cada vez más insostenible, sin apoyos ni en la derecha ni en la izquierda. En noviembre de 1917, Lenin y los bolcheviques se hicieron con el poder y en diciembre iniciaron conversaciones de paz con los alemanes. Mientras tanto, los pueblos occidentales de la vieja Rusia (polacos, ucranianos, estonios, letones, lituanos, finlandeses) proclamaron, con apoyo alemán, su independencia. Los bolcheviques, como no querÃ−an o no podÃ−an luchar, se vieron obligados a firmar en marzo de 1918 el tratado de Brest-Litovsk, por el que reconocÃ−an la pérdida de Polonia, Ucrania, Finlandia y las provincias bálticas. 5 Para los alemanes, Brest-Litovsk representaba su máximo éxito durante la 1ª G.M. No sólo habÃ−an neutralizado a Rusia, sino que además dominaban Europa oriental mediante los sumisos jefes de los nuevos Estados independientes. Atenuaron los efectos del bloqueo naval, cogiendo grandes cantidades de alimentos de Ucrania, aunque menos de lo que esperaban. En el este quedaron algunas tropas alemanas, pero ya no habÃ−a guerra en dos frentes. Grandes contingentes militares fueron trasladados del este al oeste. El alto mando, bajo Hindenburg y Ludendorff desde agosto de 1916, se disponÃ−a a asestar un último golpe contra Francia. La retirada de Rusia fue un duro golpe para los aliados. 1918 se convirtió en una carrera por ver si la ayuda de EEUU podÃ−a llegar a tiempo y en cantidad suficiente para compensar la ventaja obtenida por Alemania. En marzo los alemanes, con ataques de gas y un bombardeo masivo, iniciaron una gran ofensiva ante la que los franceses y los británicos retrocedieron. En mayo los alemanes estaban de nuevo en el Marne, a 60 km de ParÃ−s. El presidente Wilson se habÃ−a inclinado insistentemente por la neutralidad, mientras que la población estaba dividida. Muchos habÃ−an nacido en Europa o eran hijos de europeos. Los de origen irlandés eran antibritánicos; los de origen alemán solÃ−an ser proalemanes. La venta de material de guerra a los aliados y la compra de bonos de los gobiernos aliados habÃ−an dado a ciertos cÃ−rculos influyentes un interés material por la victoria aliada. Casi todos, excepto los aislacionistas, consideraban que una victoria aliada beneficiarÃ−a la causa de la democracia, la libertad y el progreso, mucho más que si vencÃ−a el imperio alemán. Por otra parte, Gran Bretaña y Francia eran sospechosas de tener motivos algo dudosos, y estaban aliadas con la autocracia zarista reaccionaria y brutal. La caÃ−da del zarismo inclinó la balanza a favor de Rusia, que parecÃ−a avanzar en la misma dirección emprendida por Inglaterra, Francia y EEUU en el siglo XIX. Estrangulados cada vez más por el bloqueo, e incapaces de alcanzar un triunfo decisivo en tierra, el gobierno y el alto mando alemanes se mostraron dispuestos a escuchar a los expertos en guerra submarina, que aseguraban poder obligar a Gran Bretaña a rendirse en seis meses. Los ministros civiles se opusieron temiendo las consecuencias de una guerra con EEUU, pero no se atendieron sus razones. AsÃ−, la guerra submarina ilimitada se reanudó el 1 de febrero de 1917. Aunque se preveÃ−a que EEUU responderÃ−a declarando la guerra, el alto mando creÃ−a que esto no supondrÃ−a, de momento, ninguna diferencia. Calculaba, correctamente, que, desde que EEUU entrase en guerra hasta que pudiera participar con su propio ejército, transcurrirÃ−a casi un año, y que, mientras tanto, en unos seis meses, ellos podÃ−an obligar a Gran Bretaña a aceptar la derrota. El 31 de enero de 1917, los alemanes notificaban la reanudación de la guerra submarina ilimitada contra todo barco mercante en torno a las islas británicas o en el Mediterráneo. Wilson rompió relaciones diplomáticas y ordenó armar los buques de carga. Al mismo tiempo, el tele-grama Zimmermann convenció a muchos de la agresividad alemana. Agentes alemanes habÃ−an actuado en EEUU, fomentando huelgas y saboteando fábricas dedicadas a abastecer de material a los aliados. En febrero y marzo fueron hundidos varios barcos norteamericanos. Wilson llegó a la conclusión de que Alemania era una amenaza y obtuvo una entusiasta declaración de guerra del Congreso, el 6 de abril de 1917, “con el fin de salvar al mundo para la democracia”. Al principio, la campaña alemana superó incluso las predicciones de sus impulsores. En febrero los alemanes hundieron 540.000 Tm de barcos, en marzo 578.000 y en abril 874.000. El gobierno de Londres empezó a ser presa del pánico; la reserva de alimentos se redujo a sólo seis semanas. Poco a poco, fueron poniéndose en práctica contramedidas: barreras de minas, hidrófonos, cargas de profundidad, reconocimiento aéreo, y, sobre todo, convoyes. Varias decenas de buques juntos, aunque tuvieran que navegar a la velocidad del más lento, podrÃ−an ser protegidos por una concentración de barcos de guerra suficiente para mantener alejados a los submarinos. La marina de guerra de EEUU aportó a los aliados una fuerza adicional suficiente para conseguir que los convoyes y otras medidas antisubmarinas resultasen muy 6
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