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Apuntes sobre las obras de José Tomás Boves, Apuntes de Literatura

Apunte donde se expone para lectura de todos la famosa obra literaria Historia personal narrada por un Sargento de la legión infernal, por José Tomás Boves.

Tipo: Apuntes

2015/2016

Subido el 10/02/2016

silvia_gomez
silvia_gomez 🇪🇸

4.5

(365)

747 documentos

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¡Descarga Apuntes sobre las obras de José Tomás Boves y más Apuntes en PDF de Literatura solo en Docsity! Historia personal narrada por un Sargento de la Legión Infernal de José Tomás Boves Mi nombre es “Inocencio del Carmen Figueredo”, nací el 28 de diciembre de 1794, cerca de las orillas del Río Matiyure, o sea veguero de pura cepa, la noche que nací, algo extraño sucedía, porque a pesar de no ser época de lluvia en el llano, se desprendía en la sabana un descomunal palo de agua, con truenos y centellas, vine al mundo ayudado por las manos benditas de una comadre de mi mama, de nombre Paula Osorio, mi mama me contaba que su comadre le decía, que ya yo venia bautizado por las aguas benditas que caían del cielo y la luz que emitían los rayos eran un presagio de que seria alguien muy importante en la vida, así mismo le decía que no se asustara con los truenos porque esa era la música angelical del cielo, regalo de los Ángeles por mi nacimiento, o sea, había fiesta y alegría en el cielo; hablando de bautizo, en la región que vivíamos no había cura ni iglesia, así, que me echaron el agua un domingo en la tarde en mi propia casa con la presencia de unas viejas rezanderas y de paso eran medio brujas, como mi papa y mama eran un par de negro, bastante altos, y mi papa un negro fornido y musculoso, yo también salí negro feo y bembon, pelo ensortijado, para completar la nariz chata y aplastada hacia los cachetes, a pesar de todo, las viejas de la época decían que yo era un negro bonito, ya de hombre, me di cuenta que todo era cortesía, mi mama se sentía orgullosa de que dijeran que yo era bonito, mi mama negra, se llamaba Matilda y mi papa negro, se llamaba Casildo, ambos eran esclavos o peones, que para la fecha era igual, en el hato “Las Cenizas;” recuerdo claramente que todos los días de madrugadita, me levantaban y me entregaban un balde y un rejo, para que me familiarizara y aprendiera las labores del llano, empezando por el ordeño, así mismo recuerdo, que tendría como nueve años y mi papa negro, que era amansador de caballos, una mañana como a las seis monto un potro cerrero color zaino, el potro le corcoveo un trecho bien largo y no logro sacárselo de la silla, después que se apeo del potro se dirigió a mi y me dijo: -móntese y no lo quiero ver en el suelo. Como mi papa negro, era muy jodido, me monte en el potro con el corazón que se me salía por la boca, antes de destapármele los ojos, me pregunto: -¿esta cagao?, porque si esta cagao lo mando a la cocina con las mujeres pa que aprenda a cocina y no lo quiero ver mas en los corrales haciendo trabajos de hombres- me llene de valor y le dije autoritariamente- destápemelo- lo destapo y el potro me corcoveo con muy malas intenciones, pero no logro zafarme de la silla o mejor dicho el fuste forrado en cuero, hice lo que hacia mi papa negro, correrlo en la sabana y cansarlo para que se fuera amansando, y no le quedaran mas ganas de corcovear, para correrlo le daba chaparro duro en las ancas y el potro entendía mi intención de los chaparrazos, cuando regrese al hato, claro con la madrina que era un negro de nombre “Mindiola” me baje del potro y creía que mi papa negro me iba a felicitar por mi proeza, cual no seria mi sorpresa que ni siquiera me pregunto como me fue, tuve el privilegio de bautizarlo con el nombre de “Soga arrastra” porque desde que lo monte se soltó una soga que tenia y la estuvo arrastrando todo el tiempo que estuve montado, desde ese día, cada vez iban amansar un potro, me daban el privilegio de ser el primero que lo montara, sucedió un día en la mañana, apenas despuntaba el astro rey, el dueño del hato Don Justino Contreras, me llamo y me dijo: - negro ahí te tengo un regalito- y llamo a un peón de nombre Agustín y le dijo-, tráigame la vaina que le tengo al negro,- el peón cumplió la orden y me trajo un potro bayo cabo negro con los ojos tapados, de tres años que todavía estaba cerrero, Don Justino me pregunto,- ¿cuando lo va empezar a amansar,?- le conteste,- desde ahorita- al día siguiente como a las seis de la mañana, lo ensille con los ojos tapados, y lo camine hasta fuera del corral, sabana abierta, con el negro Mindiola para que me lo apadrinara, me le monte y apenas le destape los ojos, me demostró lo cerrero que era, estuvo a punto de tumbarme, pero me acorde de mi papa negro y le di chaparro hasta el cansancio, por fin dejo de corcovear y me lo lleve a la sabana, lo corrí y lo mantuve caminando como dos horas, con pura rienda, al final me di cuenta que estaba cansado, mas cuando el negro Mindiola me dijo -ya esta bueno, vamos a regresar porque el potro se esta agotando y eso no es bueno- regresamos al hato, para que tomara agua, lo desensillé y lo solté en el corral con un buen pasto y bastante agua, el negro Mindiola se reía y me decía, - carajito eres un jinetazo, como el viejo Casildo, na guevonaaa…mi papa negro me pregunto,- como lo vas a bautizar y le dije, bueno ya le tengo el nombre, se va a llamar “mira quien viene” logre amansar el potro, que hasta los muchachos del pueblito se montaban, se convirtió en un potro manso al extremo, pero muy brioso, lo entrene para el coleo y daba mucho que hablar, por su forma de ayudar al jinete, y en todas mis aventuras de hombre me acompaño hasta el final. En vista de que vivíamos completamente aislado de la civilización, vivíamos tan lejos, que los llaneros decíamos “Esta es la tierra de mas lejos que mas nunca” las noticias del resto del país llegaban hasta con tres meses de retardo, solo cuando un pulpero de Calabozo, andaba en sus correrías comprando ganado barato, cuero de reses, pieles de caimán y babos, plumas de garzas y todo aquello que le produjera ganancias para su negocio, era, cuando el nos enteraba de lo que sucedía en el interior del país, este señor pulpero, era una persona que se había ganado el respeto y admiración de los lugareños, lo veíamos como un hombre conocedor de todo y muy trabajador, era un llanero mas, todos los lugareños creíamos que era nativo de la capital, posteriormente, supimos de boca de el mismo, que era español, era un catire pelo rojo, bien sancochado por el sol, y siempre hablaba de negocios y de un abasto que tenia en Calabozo, conocida en el pueblo como “La Asturiana,” y cuando el salía hacer sus diligencias llano adentro, dejaba encargado del abasto a un indio de nombre Anselmo Aguilera. Con el correr del tiempo, había aprendido todos los oficios o faenas del llano, mi primera lección del llanero fue, preparar las reses que iban a ir al frente de las manadas como madrinas del resto, cuando mataban a una res y la despresaban, junto a mi papa negro, preparábamos el cuero para hacer sogas, el me decía que era importante en el llano saber terciar soga, porque esa era uno de los herramientas de trabajo mas importante del llanero, y que nunca nos podía faltar en el caballo, una cobija burrera, una campechana y un pote de mata gusano, la panda al lado de la silla, por si tenia que usarla para abrir una pica o desmontar algo, a todos esos consejos le prestaba mucha atención y los ponía en practica, me iba explicando el por que eran importante, decía: la soga, por si esta arreando ganado y se encabrita y esgarita una res, debe seguirla y enlazarla y no hay nada mejor que una buena soga, la una cobija burrera, por si nos agarra la noche y aun el día y se desprende una aguacero con gotas de las que llaman mata sapo, debemos colocárnosla para evitar una fiebre o alguna enfermedad como un catarro o resfriado, la campechana, uno no sabe cuando vamos a tener que dormir en pleno llano, y así evitamos dormir en el suelo por las culebras y otros bichos que andan de madrugada, y el pote mata gusano, si el caballo se nos rompe o hiere con algo debemos curarlo y embadurnarlo con la mata gusano a fin de espantarle las moscas que son las que producen el gusano, al final me dijo, se me olvidaba nunca abandone una latica de chimo y una botellita de aguardiente, por si sufre la picadura de una culebra, agarra una mascá de chimo y con el aguardiente hace una pomada y se la unta en la marcas de los colmillos y el veneno se sale, en practica, amansar potros cerreros, herrar, curar las reses en la sabana, pastorear las veinte y cuatro horas del día, castrar caballos y toros bravos, ordeñar hasta quince vacas en una mañana, naricear un toro bravo y sacrificar cualquiera res que se necesitaba por enfermedad u otra razón, las empalizadas en el llano eran fundamentales, a fin de demarcar los potreros con buen pasto y descansar la tierra después de una cosecha, para las bestias es muy necesarias el agua, sobre todo en verano , por eso es que se necesita mantener los préstamo, limpiarlos y ver que no tengan latas, pedazos de hierro y animales muertos, otros porque con eso se contamina el agua del ganado, con relación a estos estanques de agua, hay que ser muy prudente si alguien decide bañarse en el; en una oportunidad un peón del hato, decidió bañarse en uno que estaba cerca del río, resulta ser que no se dio cuenta, que un caimán se había apoderado del préstamo, y allí, ni los animales, caballos y reses, se acercaban a tomar agua, bien el infeliz, se sumergió en las aguas del préstamo y no salio mas a la superficie, ya que el caimán estaba esperando a algún incauto para darse ejercito patriota; durante el recorrido, el aroma del ambiente era una combinación, de olor a sudor de los caballos y el sudor de los jinetes, mas la polvareda que levantaban los seis mil jinetes del Taita Boves, faltaba un nuevo ingrediente, como era el olor a sangre fresca y mas aun cuando se secaba bajo los rayos del sol.” En la medida que íbamos avanzando oía relato de los soldados y las decisiones del Taita Boves, una de ellas era que a los desertores había que aplicarle la pena capital, ya que el consideraba era una traición a la causa por la cual estaban combatiendo, también me di cuenta que ya habían tenido encuentros con el ejercito republicano y muchos de los presentes ya habían recibido su bautizo de fuego, yo si note que el Taita usaba una guerrera azul, con botones dorados y ciertos ribetes del mismo color, la misma la llevaba abierta y por debajo el pecho al descubierto, la gran mayoría de nosotros vestíamos con un pantalón a media pierna una blusa o el torso completamente descubierto y un sombrero ala ancha, como calzado alpargatas y otros con los pies descalzos, la gran mayoría de nosotros éramos negros, sambos y otros mas lavados, pero el pelo ensortijado, y otros con la cabeza al rape o un pañuelo que lo usaban debajo del sombrero, como contras usaban una serie de collares y rosarios colgados del cuello, con pepas de diferentes colores, paraparas, peonías y unos cachitos de madera y uno que otro colmillos de cocodrilos, que habían pescado en el río Apure y unas matas que crecían y se producían en la sabana. El Taita se había separado de Cajigal, quien era el Comandante de los ejércitos españoles en el territorio venezolano, se palpaba en el ambiente que de un momento a otro se activarían las operaciones militares, como en efecto, el Teniente Coronel Antonio Freytes y los Capitanes José Tadeo y José Gregorio Monagas, comandaban una columna patriota y ambos ejércitos se encontraron en Santa María de Ipire, llevando la peor parte del encuentro, la columna Patriota, la cual fue derrotada y diezmada por las hordas del Taita, allí fue cuando me di cuenta de lo que pregonaba el Taita, cuando capturo a varios soldados y oficiales y los paso por las armas, fusilando a los soldados y degollando a los oficiales, los comandantes de esa columna huyeron despavoridos, yo me sentí extraño pero tenia que combatir y hacer una realidad las instrucciones del Taita, tomando parte en el fusilamiento de los soldados; me impresionó lo versátil que era el Taita, así como daba ordenes de cambio de posiciones, atacar a algún flanco del enemigo, palpar la debilidad del adversario en algún lugar de la columna y proceder a concentrar el fuego o las partidas de lanzas en contra de ellos y al final dar el puntillazo final para vencer en el combate, luego aparecía como un soldado mas, sin arrogancia pero si se le notaba la soberbia y el desprecio hacia el enemigo, luego se reunió con todos nosotros y nos felicito y arengo a seguir combatiendo como lo habíamos hecho, nos permitía la individualidad y que cada quien resolviera como lo creía conveniente, una vez en el descanso era de nuevo el Taita Boves. Nos permitía el pillaje, así, que en cada población que entrábamos arrasábamos con ellas, las mujeres del pueblo nos pertenecían, y algunas veces se sucedieron violaciones, ante la mirada y conocimiento complaciente del Taita Boves. En ese encuentro de Santa María de Ipire me había consagrado como un soldado del Taita Boves, había sido mi bautizo de fuego, fue sangriento y por que no decirlo, de mucho miedo y nerviosismo, pero me conseguí luchando al lado mío un viejo veterano y me dijo o pregunto si estaba nervioso o asustado, le respondí afirmativamente, saco de una mochila que llevaba una botella y me dijo, -que me echara un trago y que no preguntara que era, porque era bastante amargo, sin pensarlo dos veces, seguí sus instrucciones, era bastante amargo y con un sabor no identificable, me llene de valor y le pregunte para que era esa toma, me dijo, para quitar el miedo y esconder los nervios, los resultados fueron positivos,-con el correr del tiempo me informe que todos los soldados veteranos del Taita, tenían en su poder una botella con las tomas, las cuales antes de entrar en combate, se tomaban dos o tres tomas de tan desagradable pócima, la tal combinación era un compuesto de una fruta llamada fruta de burra, aguardiente claro, y una buena cantidad razonable de pólvora, dos o tres cartuchos de Mauser, y un poquito de pimienta, yo no me podía quedar atrás y me conseguí una botella de aguardiente, el resto de los ingredientes y procedí a preparar mi Tate Quieto, como lo llamaban los soldados del Taita. El Taita, era un hombre mas que tranquilo, devoto de San Cayetano, a quien todas las noches le ofrecía una vela y si no la tenia a la mano, prendía una hoguera en la sabana, con la orden a un soldado que se la mantuviera encendida toda la noche y madrugada. Después del combate de Santa María de Ipire, el Coronel Tomas Montilla, fue enviado por el Libertador Simon Bolívar, hacia Calabozo con la orden de destruir al ejercito del Taita, con unos seiscientos hombres, comandados por el Capitán Manuel Cabrera, pero el 23 de septiembre de 1813, el enviado por el Coronel Montilla, fue deshecho en el combate de Santa Catalina, por las tropas del Taita, una vez que los patriotas conocieron la debacle del ejercito de Montilla, se nombro por ordenes del Libertador al Coronel Campos Elías, con 1500 hombres a caballo y 1000 hombres de infantería, para que destruyera a Boves en Calabozo-Cuenta Inocencio-que ellos poseían 500 infantes y 1000 jinetes, en cuya fuerza estaba yo, el Taita cuando supo el avance del Coronel Campos Elías, que de paso era su paisano, avanzo en contra de el, Campos Elías había derrotado una partida del ejercito realista en el Sombrero y el Calvario, y seguía triunfante hacia Calabozo, entre tanto los nervios me estaban golpeando, al extremo que no me acordaba del Tate Quieto, cuando vi a un soldado sacar la botella y tomarse un trago, no me quedo mas remedio que imitarlo, el 14 de octubre de 1813, ambos jefes militares se encontraron en la llanura de Mosquiteros, y se inicio un combate encarnizado, recuerdo que el combate era favorable a nosotros, pero no se que le paso al Taita, quien era un estratega, por un error táctico, permitió que la lucha se inclinara a favor del Coronel Campos Elías el desastre de nuestro ejercito fue total, mas la matanza que llevo a efecto el Coronel Campos Elías fue bárbara, el Taita al ver su fracaso, ordeno la retirada dejando en el campo de batalla, mas del setenta y cinco por ciento de nuestro ejercito, la dirección que tomamos fue hacia el río Apure, a parecer esta derrota nos sirvió para que surgiéramos mas poderosos y potentes que nunca. En el mes de noviembre, cuando las aguas se alejaron, el Taita se encargo de amansar los caballos cerreros y entrenar a los nuevos reclutas, así como a los voluntarios, en nuestras filas, teníamos desde vegueros, peones, esclavos, reclutados en los diferentes hatos y pueblos, negros, sambos como yo, es de hacer notar que fueron muy poco los casos de rebeldía a plegarse a la causa que estaba llevando el Taita, era del conocimiento que aquellos que se rebelaban a el guerrero, pagaban muy caro su rebeldía, con la muerte, dentro de nuestras filas contábamos con dos médicos y tres enfermeros así con un consejero espiritual y un sacerdote, cada vez que llegábamos a un caserío aprovechábamos las boticas para abastecernos de medicina y curas en caso de heridas, y otros implementos quirúrgicos. La guarnición de Calabozo, había quedado desguarnecida, ya que bajo el comando del Coronel Campos Elías, se habían desplazado cerca de Araure para la batalla que se iba llevar a cabo en Araure, la guarnición de Calabozo se la dejo al Coronel Aldao, mientras tanto el Taita conociendo la situación de la guarnición, se concentro con su poderoso ejercito al sur de calabozo, mas cuando se le unió quien iba a ser su segundo, el Coronel Francisco Tomas Morales, aumentando su ejercito en 3500 jinetes y 500 hombres de infantería, el Coronel Aldao al tener conocimiento de la concentración del Taita al sur de Calabozo, salio a enfrentarlo con solo 1000 hombres, los cuales fueron aniquilados en San Marcos, el Coronel Aldao, huyo hacia la Puerta, un oficial fue capturado y llevado a presencia del Taita, este lo recibió muy cordialmente y lo invito a que compartiera el almuerzo con el, invitación que acepto el oficial, una vez que almorzaron bajo la sombra de una hermandad, una cortesía nunca vista, pidió brindar por la batalla que habían librado en San Marcos, una vez terminado el brindis, el Taita se dirigió a mi persona y en alta voz, delante todos los presentes, me ordeno que matara al oficial en presencia de todos, una vez muerto lo decapitara y colocara su cabeza en un horcon, para que los señoritos de Caracas se dieran cuenta que esa vaina no era juego, que era una guerra de exterminio de vida o muerte, en un horcon, la coloque a la entrada de Calabozo, orden que cumplí al pie de la letra, el Taita, se levanto de la mesa y me felicito públicamente, me dijo que me hacia merecedor a un ascenso y en ese momento me ascendió Sargento segundo de la Legión Infernal, nombre con que bautizo su ejercito ese mismo día, a la vez participo, que a partir de ese momento, La Legión Infernal, portaría tres Banderolas, una negra con una carabela al centro la cual significaba muerte, a esta se agregarían dos mas una banderola roja que significaba sangre y la bandera de España, a la vez nos confió, que el combatía solo, no le interesaba el Gobierno español ni el Rey, ni nadie, su interés era aniquilar y destruir el Ejercito patriota y que una vez logrado su cometido, buscar el exterminio del Ejercito español, y así tener a la provincia de Venezuela bajo su poder y llegar a ser su libertador, de igual forma, ese día, bautizo a su caballo, con el nombre de Atinoo, un caballo negro bastante alto, sobre el cual resaltaba la imponente figura de el Taita Boves. A decir la verdad, el Taita todos los días nos asombraba con cada una de las acciones y cosas que hacia, pero con todas sus extravagancias lo apreciábamos y admirábamos, así como tratábamos de imitarlo en su comportamiento. El ejército del Taita Boves, contaba con 5000 jinetes y 2000 infantes, así como una artillería metódicamente organizada, ese imponente ejército del Taita, impresiono a los republicanos, ya que jamás una fuerza militar tan potente, había pisado suelo de la patria; por su parte, a duras pena, el Libertador logro formar un ejercito de 3000 hombres al mando del Coronel Campos Elías, con la orden de oponérsele al Taita y buscar su destrucción. Esta capacidad de organización y hacedor de ejércitos, preocupaba a los patriotas, ya que no se explicaban cual era la formula del Taita Boves, para conformar ejércitos numerosos en tan pocos días, después de una derrota, mientras los libertadores con muchas dificultades, lograban unos tres mil hombres, el Taita Boves de la noche a la mañana conformaba un ejercito o montoneras de cinco y siete mil hombres, su ejercito se multiplicaba, llego a comandar un ejercito de doce mil hombres, entre infantes y caballería. El Taita ordena el avance hacia el centro del país, ocupando el 25 de enero la población de San Juan de los Morros, el 3 de febrero, llega a Villa de Cura, donde hizo estrago en la población, sobre todo con aquellos que se refugiaron en la iglesia, pasando por las armas al cura del pueblo y alanceando a los habitantes que fueron capturados, en la puerta principal de la iglesia dejo descargar su sable y después con la misma, firmo con letras grandes su nombre, Boves; una vez hecho y cometido todos los desmanes posibles, en esta población, me paso algo digno de comentarse, cuando venia en mi caballo, saliendo de una iglesia, vi un perrito amarillo, que me hacia cariño, me meneaba la cola, yo le respondí llamándolo perrito, y el muy noble me siguió por todo el pueblo, hasta que salimos de Villa de Cura, si notaba que el perrito estaba todo el tiempo conmigo y no me quedo mas que adoptarlo y bautizarlo con el nombre de “centinela” en todos los lances me acompaño hasta que me lo mataron en la batalla San Mateo; el 3 de febrero llegamos a la puerta, y el Taita Boves, cuando, se da cuenta que es el Coronel Campos Elías, quien comanda el ejercito del Libertador, me dice,“que le pasa a este españolito de mierda, es que no escarmentó desde la ultima vez que nos encontramos, hoy la lección va a ser mas dura y ejemplar”. La batalla fue más recia y más violenta que la de Mosquiteros, la supremacía del ejército del Taita más su habilidad táctica, fue lo que decidió la batalla a favor de nosotros. La Legión infernal después de la batalla, aniquilo todo lo que encontraba en su camino, después de esta batalla no existía ningún obstáculo para la marcha triunfal a Caracas. Recuerdo claramente, la petición de piedad de los sobrevivientes, esa batalla fue una de la mas sangrienta en la cual haya participado, en el campo de batalla, habían quedado unos tres mil cadáveres republicanos, no niego que tome parte en varias ejecuciones, pero como estábamos embriagado con los triunfo obtenidos mas las motivaciones del Taita, para nosotros era un disfrute, era una fiesta pagana, de la cual éramos protagonistas, recogimos muchas armas, y cartuchos así como guerreras y correajes de los muertos y moribundos, todos los cadáveres quedaron en el campo de batalla completamente desnudos y sin calzado, aproveche esa batalla para apoderarme de una bonita silla de montar que tenia un caballo muerto en la contienda, pero no encontré muerto el cadáver de su dueño, las batallas era la única forma de adquirir botas, zapatos y todo aquello que nos cubriera los pies; dentro de los prisioneros, que iban al matadero, se capturo al Coronel Jalon, quien fue invitado por el Taita a compartir con el una comida, el Coronel comió muy poco, y el Taita, le pregunto, -“¿Qué pasa coronel, no le gusta la comida que he preparado en su honor?” -Y el Coronel le contesto, arrogantemente, -“no es eso Comandante, lo que no me gusta es el postre que me van a servir al final” la repuesta fue, porque los republicano sabían, lo que el Taita estilaba con los oficiales que tomaba como prisioneros, eran sus invitados de honor y al final pagaban con su vida. Y así era la dinámica de las batallas que el Taita dirigió y comando, con su valor y destrezas, le insuflaba a cada uno de nosotros ganas de combatir, no existía miedo, nuestra visión era la victoria, la palabra derrota no estaba en nuestras mentes; en algunas batallas fuimos derrotados, como en la Victoria, en San Mateo, aquí el Taita recibió un golpe emocional muy fuerte, cuando en uno de los ataques al Ingenio, su caballo murió de un balazo en la cabeza, ambos cayeron al suelo y el Taita al darse cuenta de esa tragedia, se abrazo de su bruto y lloró encima de el, como un verdadero niño, con jipeos y las lagrimas que se le confundían con el sudor, en una de esas se levanto y viendo hacia el ingenio, levanto el brazo y con el puño cerrado, amenazo de muerte a todos los defensores del lugar; en la gran mayoría de las batallas, poníamos a correr a los señoritos de Caracas, recuerdo que cuando llegamos a Valencia, nos presentaron una resistencia que duro varios días, al final cedieron, cuando entramos a la ciudad, la matanza nocturna fue ejemplar, para todos aquellos que se le oponían al Taita, antes, nos embriagamos con todo tipo de bebidas, luego irrespetamos a las damas de la sociedad valenciana como nos daba la gana y al final el, precio de la vida, con violaciones y muerte, reconozco que nos excedimos en arbitrariedades pero era un guerra a muerte, producto del celebre Decreto de Guerra a muerte, dictado e implantado por el Libertador y sus oficiales Comandantes de tropas, los Republicanos y la Legión Infernal, hay que tener claro que de igual forma como se cometieron matanzas por parte de las tropas del Taita, así mismo se cometieron matanzas en el lado republicano, no eran ningunos niños de pecho.
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