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La Edad Moderna: Comercio, Sociedad y Poder en Europa, Apuntes de Historia

Una visión general de la europa de la edad moderna, desde la inferioridad de sus barcos y el comercio marítimo, pasando por la estructura social y política, hasta la transmisión del saber. Se abordan temas como la dificultad de transportar mercancías a largas distancias, la interferencia de las pequeñas jurisdicciones independientes, la importancia de inglaterra, los privilegios nobiliarios y la burguesía, el mercantilismo y la monarquía, las instituciones representativas y las luchas sociales.

Tipo: Apuntes

2013/2014

Subido el 11/02/2014

daniel_sanchez
daniel_sanchez 🇦🇷

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¡Descarga La Edad Moderna: Comercio, Sociedad y Poder en Europa y más Apuntes en PDF de Historia solo en Docsity! Si con la brújula se conocía la dirección, para conocer la velocidad los marineros inventaron la corredera, cuya primera mención data de 1577. La cartografía utilizada hasta el último tercio del siglo XVI estaba constituida por planos con mapas en forma cuadrada rectangular, sin corrección de la declinación magnética. A comienzos del siglo XV, el comercio marítimo de Europa se efectuaba en barcos netamente inferiores en diseño y capacidad a las embarcaciones usadas en muchos lugares de Oriente. Pero, a fines del XVI, los barcos europeos eran, en general, los mejores del mundo. Estos navíos eran menos navegables y adaptables a la meteorología que los juncos de la China, pero en conjunto su combinación de rendimiento en el mar, resistencia, capacidad de carga y potencia de fuego les convirtieron en las embarcaciones más poderosas de todos los mares. Este hecho fue de suma importancia en la expansión. El armamento de las flotas expedicionarias aplicaba el método de la artillería embarcada en el navío, muy diferente del de la galera, y que ya se explica en el apartado de relaciones internacionales. En resumen, estos navíos aplicaron el fuego lateral de artillería. Ante las flotas numéricamente superiores y combatiendo cerca de sus bases, la principal arma de las flotas europeas había de ser la artillería y no el abordaje, y el objetivo debía ser el barco y no los hombres. Las primeras batallas donde se aplicó la táctica de hundir barcos mediante el fuego artillero se libraron en el océano Índico. Manufactura e intercambio A pesar de los numerosos trabajos que ponen énfasis en los progresos efectuados por la industria en todo este período, creemos que es necesario insistir una vez más en el carácter a menudo secundario y dependiente de toda la producción industrial. El predominio incuestionable del sector agrícola y, por lo tanto, la estructura misma de las crisis económicas avala esta situación subsidiaria de la industria. La Europa preindustrial no solo era rural sino también urbana y que participa del género de vida de ambos. Recordemos como las grandes concentraciones de mineros son ya germen de ciudades. Otras industrias tienen casi siempre un cuadro urbano. Los productores de lienzos consiguen sus piezas más elaboradas en las ciudades y su crecimiento estimula otra industria, una de las más importantes de su tiempo, la construcción. Recordemos también como la industria trabajaba todavía en unas condiciones bastantes primitivas. A causa del control gremial y de la política de los diferentes estados. Los empresarios, a causa de las dificultades que experimentaba la actividad industrial, comprendieron muy pronto que para superar todos estos obstáculos era necesario saltarse de algún modo las restricciones existentes sobre la producción. Las diversas innovaciones técnicas interesantes en esta época chocaban con la oposición cerrada por gremios y trabajadores, y precisamente por este conjunto de circunstancias era crucial para el capitalista burlar el control de las organizaciones gremiales. Esto no siempre era fácil. Por precedente medieval, los gremios, que representaban a oficios particulares o grupos de oficios, regulaban las condiciones de trabajo, adiestramiento y producción. En caso de ser obedecidas, estas pocas normas en conjunto habrían supuesto una reducción grave del número de trabajadores cualificados, del volumen y ritmo de producción y de la variedad de la técnica. Eran totalmente anticapitalistas y habían reducido la producción a niveles caseros. Pero todas estas actividades resultaron inútiles ante el irreversible avance del capitalismo en los distintos sectores económicos. Entre las industrias que sobresalieron en la época se mencionan la textil, de lino, el tinte y el acabado y la metalurgia. La economía europea conserva las estructuras elaboradas por ella durante el medioevo. Profundizaron en esta idea, las zonas industriales europeas podían jactarse de una considerable antigüedad. Las ciudades del norte de 47 Italia y de Flandes eran preeminentes en la producción de textiles y de muebles de lujo ya desde los siglos XIII y XIV. La industria metalúrgica, a pesar de hallarse muy extendida, tenía a Lieja y Milán como centros−punta en la producción de armamentos. Así, los antiguos centros industriales continuaron existiendo, en parte por la dificultad de la transmisión de la tecnología industrial a lugares nuevos. No han faltado innovaciones tecnológicas significativas, pero la mutación fundamental, la de la energía, no ha tenido lugar. La producción industrial moderna dispone de las mismas fuerzas que posibilitaron la actividad industrial en el período medieval: el hombre, el viento, el agua y la madera como primer suministrado de calor y, por tanto, el agente esencial de las transformaciones de la materia. No se niega que no haya un aumento de la energía pero no es capaz de provocar un cambio de naturaleza de la producción, de multiplicar por cinco o diez la oferta de productos industriales, probablemente porque Europa no experimenta esta necesidad debido a que la satisfacción de la urgencia primera, la alimentación, no está asegurada y no libera fuerza de trabajo suficiente ni poder adquisitivo estimulante. Los bajos niveles de ingresos, además del hecho de que la familia produjera ella misma los simples tejidos ponían estrechos límites al tamaño del mercado de productos manufacturados. Al mismo tiempo el retraso en que estaba todavía la tecnología implicaba obviamente que los mercados de bienes de producción no podían dejar de ser pequeños. Mientras que la miseria de los muchos limitaba enormemente la magnitud de las industrias de producción de bienes de consumo comunes, no costosos, la riqueza de los pocos presentaba posibilidades únicas para diversas manufacturas de lujo. El número y diversidad de oficios muy especializados (joyeros, bordadores, marroquineros, puntilleros, talladores de madera, etc.) que se encuentran incluso en ciudades de tamaño medio, tanto en la época medieval como en la moderna es relativamente significativo. Tanto entonces como más tarde en los tiempos modernos, una gran parte de productos manufacturados estaba destinada a una reducida pero rica clientela. La actividad comercial Los intercambios comerciales en la Edad Moderna también tienen que hacer frente a una serie considerable de obstáculos heredados de la época anterior, aunque ello no impida que nunca en la historia Europea el comercio ha jugado un papel tan fundamental como el de los años 1500 a 1750. Algunos de los conflictos internacionales del período pueden atribuirse a causas comerciales. El comercio era la gran fuerza motriz de todo el aparato de la sociedad. A primera vista, parece curioso que tuviera que existir una íntima relación causal entre el comercio exterior y la prosperidad de los modernos Estados Nacionales. Éstos (Estados), aunque eran un producto del Renacimiento y de la nueva edad europea, y en muchos sentidos diferían de las sociedades feudales de épocas medievales, en sus aspectos demográficos y productivos eran todavía agrarios. Pero tampoco debemos olvidar que el Antiguo Régimen es sinónimo de atomización y, por lo tanto, la característica más destacada de la actividad económica es de aislamiento. Europa se rompe en un conjunto de unidades parcialmente autónomas cuyas economías muestran una gran diversidad de evolución y de naturaleza. En los casos en los que tiene lugar un intercambio internacional de productos es en virtud de una demanda marginal y periférica, derivada principalmente de las clases más altas de la población o de las zonas urbanizadas de Europa. Tengamos presente que la dificultad de transportar mercancías a grandes distancias por tierra venía dada no solamente por terreno accidentado y los malos caminos sino también por la falta de fuerza motriz eficaz, siendo caballos o mulas los principales animales de tiro. Ni siquiera cuando se mejoraban los caminos y se abrían canales se ampliaban sensiblemente los mercados. Se carecía de innovaciones técnicas que superasen las viejas barreras del espacio y tiempo. En el Antiguo Régimen no se vivió a un ritmo sensiblemente más rápido que en la Edad Media. La verdadera 48 A diferencia de los universitarios (juristas y médicos), los comerciantes recibían una formación empírica, adquirida en el propio negocio, a menudo en casa de los corresponsales de familia, lo que les daba mayor conocimiento dl mundo. La condición social del comerciante era vista como algo distinto e inferior con relación a la nobleza. La posición del comerciante era considerada como una etapa transitoria hacia una situación más honorable. Una evolución general llevaba a los comerciantes a invertir en propiedades agrarias, lo que representa un buen comienzo para una ulterior petición de ennoblecimiento. La relación de la burguesía con la nobleza era ambigua y cambiante, pasando del sentimiento de inferioridad o el deseo de ascensión social a una crítica hostil a fines del Antiguo régimen. La ideología burguesa del siglo XVIII vio en los privilegios nobiliarios una arbitrariedad injusta que debía ser abolida. El artesano La mayor parte de la población urbana estaba constituida por familias de artesanos. Los menestrales estaban organizados en corporaciones de oficios que llamamos gremios. Los gremios reglamentaban la formación profesional y las condiciones de trabajo, fabricación y venta de sus respectivos productos. Tenían también funciones religiosas y de asistencia social. Las corporaciones eran la forma de organización social de los artesanos, que constituían en cierta manera un estamento o grupo propio. Los gremios se fundamentaban en una ideología mesocrática e igualitaria, pero en realidad se organizaban de forma jerárquica y oligárquica. En primer lugar, por la existencia de los sucesivos grados de maestros, aprendices y oficiales. En segundo lugar, porque la igualdad teórica de todos los maestros de un oficio era contrapesada por las diferencias económicas e incluso las distinciones legales que favorecían a pequeñas minorías de artesanos. En toda Europa, desde el siglo XV los gremios habían establecido exámenes de maestría. Estas pruebas, que debían asegurar la capacidad técnica y el dominio del oficio, se convertían sobre todo en obstáculos económicos, debido al coste de los exámenes. En algunos países se añadían exclusiones de tipo étnico o socio−religioso, como lo prohibición de aceptar aprendices esclavos que tenían algunos gremios de las ciudades alemanas, o las pruebas de pureza de sangre de muchos gremios españoles en zonas del país donde había predominado la población musulmana. No obstante, no toda la población laboral urbana se hallaba encuadrada en gremios. Existía una amplia masa de trabajadores no cualificados que trabajaban normalmente por un sueldo a diario, por lo que se les conocía como jornaleros. En el mismo nivel social se encontraban los oficios eventuales y ambulantes. La sociedad campesina El campesino vivía sometido a una serie de presiones que podían ser coincidentes o no. En principio, hay que considerar la pertenencia o no a un señorío, lo que en caso afirmativo significaba la dependencia administrativa y jurídica al señor, el pago de impuestos señoriales y de una parte de la cosecha. En segundo lugar, el campesino podía estar obligado al pago de una renta de la tierra, caso de no ser propietario absoluto de la misma. En ese ámbito, la condición campesina dependía del tipo de contrato del que se disponía. Los más favorables eran los contratos de larga duración, vitalicios o hereditarios. Menos favorables eran los contratos de arrendamiento, de menor duración. Más desfavorable a los campesinos eran los contratos de aparcería que indicaban el hecho de una partición de cosechas entre el propietario y el cultivador en proporciones variables. Además, todo cultivador debía entregar a la Iglesia el diezmo o décima parte de la producción agraria. Todavía pasaba por el campesino una carga impositiva normalmente superior a la de los habitantes de las ciudades (que además no pagaban diezmo) y sufrían directamente las destrucciones de la guerra y el peso de 51 los alojamientos militares de las propias tropas, casi siempre gravosos y lesivos. Podemos distinguir en el campesinado cuatro niveles fundamentales: los campesinos acomodados que eran independientes, titulares de grandes explotaciones, poseedores de cabezas de ganado y empleadores de mano de obra. Los campesinos medios, independientes pero no tan poderosos como los anteriores. Los campesinos dependientes (la mayoría de la población rural) con pocas tierras o tierras insuficientes, agobiados por las deudas, las rentas y los impuestos con posibilidades de perder sus tierras. Y la condición del mozo de labranza que era similar a la d los criados en la sociedad urbana. Los sectores marginales Las autoridades estaban preocupadas por el creciente número de pobres incontrolados o vagabundos. La mayor parte de ellos eran campesinos pobres que habían perdido sus tierra, o que morían de hambre en las ciudades. El vagabundo era para los ricos la figura del mal pobre, del falso pobre, que fingía enfermedades inexistentes para excitar la compasión y obtener limosnas. Los vagabundos podían constituir bandas más o menos organizadas que exigían limosnas con amenazas, por ejemplo, de incendio a las granjas de campesinos ricos. La marginalidad era fruto de la pobreza y de los hábitos de violencia que impregnaban todo el conjunto social. La legislación penal era dura, con frecuencia arbitraria, socialmente selectiva; castigaba con preferencia a los no integrados en grupo que pudieran protegerles. Las condenas buscaban más la ejemplaridad a través del terror que la reinserción, o bien, la utilización de mano de obra forzada como pena. EL SISTEMA POLITICO DE LA EUROPA MODERNA La mayoría de los países de la Edad Moderna se regían por un sistema monárquico de gobierno, sólo en un pequeño número de casos se podía hablar en sentido estricto y actual de república. Durante los siglos XVI a XVIII se desarrolla un nuevo tipo de Estado, el Estado Moderno, cuya fragmentación del poder es muy distinta a la presentada en la Edad Media (época medieval). Historiadores juristas expresan que es preferible referirse a las entidades políticas de la Edad Moderna con el nombre de Monarquía (que subraya una unidad de poder). Ya en el siglo XIX, varios historiadores clasificarían a esta monarquía como absoluta. Ej: este concepto se puede aplicar a partir de la monarquía absoluta de Luis XIV en Francia, y sus etapas posteriores. Después del siglo XVII, los monarcas compartían el ejercicio del poder con una representación organizada de los estamentos sociales y políticos (fundamentalmente privilegiados) y ciudades que participaban en la cuestión legislativa, impositiva y territorial. A esta forma de organización se la conoce como Estado Estamental. Ej. El Parlamento y la Corte, en Inglaterra y España. Sin embargo, el soberano desarrollaba su capacidad legislativa al margen de las cortes, parlamentos o dietas. Por ejemplo, el sistema fiscal pasaba a estar controlado en mayor grado por el monarca. En los países eslavos y escandinavos la Corona solía ser electiva (hasta mediados del s XVII, por lo menos). O sea, los monarcas estaban obligados a aceptar un documento que legitimara su poder. En Polonia y Hungría, por ejemplo, se autorizaba el derecho a la resistencia armada a las órdenes del soberano, que considerasen injustas. Muchos historiadores creen convenientes las utilización del término de diarquía entre soberano y estamentos. En la monarquía absoluta, el Rey se hallaría desligado de la obediencia de las leyes. Tomando el caso de la monarquía francesa, el rey estaba obligado a respetar las leyes fundamentales que había jurado observar en la ceremonia de coronación (que exaltaba el componente religioso de la realeza). El mercantilismo fue la política económica de la monarquía absoluta (siglos XVII y XVIII). Los reyes se identificaron con la defensa de la uniformidad religiosa y persiguieron a los disidentes. 52 (... en el ámbito social...) La monarquía (tanto estamental como absoluta) fracasó en países dónde la política capitalista estaba desarrollada, y dónde la burguesía disponía de mayor participación política, como en Holanda e Inglaterra. También ocurrió lo mismo en países de economía agraria, servidumbre de la gleba y burguesía casi inexistente, como Polonia y en menor grado en Hungría. La etapa final de la monarquía en el siglo XVIII suele calificar un régimen de despotismo ilustrado. Según los historiadores, no hay duda sobre el carácter despótico, absolutista de los gobiernos del siglo mencionado anteriormente. Hubo un fortalecimiento del poder estatal mediante la centralización y la disposición de una uniformidad. Dependencia sobre un gobierno central. Otro concepto que aparece en el siglo XVIII es el de policía, que no ser refería sólo a las cuestiones de seguridad, sino que abarcaba también, aspectos de lo que hoy llamaríamos Bienestar Social. ELEMENTOS DEL SISTEMA POLÍTICO El rey y la dinastía En un gobierno persona, es la figura que mayor relieve alcanza. Persona física e institución permanente. Es el supremo gobernante, legislador y juez, jefe militar y a veces cabeza de la Iglesia, sobre todo en países protestantes y ortodoxos (o sea que en él confluyen todos los poderes del Estado). La función del rey, se completa con la de dinastía (cuestiones de matrimonio y sucesión de la familia real, que alcanzaban gran trascendencia política. La corte era el ámbito de la vida del rey, el escenario de su grandeza y el centro del gobierno. Los ministros del rey El Rey gobernaba sus dominios por medio de un amplio conjunto de servicios en su doble calidad de príncipe y de supremo señor feudal. El concepto de ministro podía ser muy amplio, por ejemplo, en España abarcaba a todo tipo de funcionarios, y en Francia se empleaba el término de oficiales reales para expresar lo mismo. Dada la concentración de todos los poderes en el monarca, existía tendencia a delegarlos en una sola persona, en un primer ministro. La institución básica de las monarquías europeas de la Edad Moderna era el Consejo del Rey. En un principio la alta aristocracia se consideraba miembro del consejo real por derecho propio. En algunos países, el consejo se subdividía en varias instituciones que se encargaban de asuntos particulares. Hacia 1500 la máxima figura institucional era el canciller (un eclesiástico jurista, cabeza, jefe de administración real y de la justicia, y principal consejero político). Luego tanto en Francia, Inglaterra o España, esta figura se inclina más hacia la función jurídica (más adelante el poder político se concentraría en las manos de los secretarios de distintas instituciones como el Consejo, gabinete, etc.); caso contrario al del Imperio Germánico y las monarquías eslavas y escandinavas (que se apega más a lo político). La administración territorial Las grandes monarquía se subdividían en unidades menores. Las monarquías eran agregados de territorios que en tiempos anteriores habían tenido reyes propios. La monarquía hispánica y francesa son un ejemplo. Las divisiones mencionadas corresponden a grandes conjuntos políticos, y sus ámbitos militares y administrativos. Algunos estados, como el francés, contaban una red de tribunales de justicia, llamados Parlamentos, cuya área de jurisdicción era muy distinta; otro tipo de división incluía la administración de la 53 En el siglo XVIII el Estado trataba que el estamento eclesiástico estuviera sujeto al pago de impuestos, de que se pudiera impedir la concentración de bienes en manos de los clérigos, de intervenir en la dirección de enseñanza, de la asistencia socia, y también de las formas populares de religiosidad, como eran las cofradías. Las autoridades eclesiásticas tuvieron conflictos en sus jurisdicciones con los civiles. Estos inconvenientes no eran de índole religiosa principalmente, sino que son aspectos que pueden considerarse mixtos (vida matrimonial y civil). EL ESTADO Y LAS CIUDADES Las ciudades ejercían una función de dominio económico y político sobre el espacio circundante. Éstas se gobernaban por medio de un sistema de Consejos, que podemos reducir a una dualidad: un consejo genera (de un centenar de personas, por ejemplo)l y un consejo reducido (elegido sobre la base de aquél). Los consejeros solían pertenecer a la oligarquía rentista, aunque había una participación mínima del artesanado (como sucedía en Barcelona). Desde principios del siglo XVII hasta el XVIII se desarrollaron luchas sociales por el control del gobierno municipal. En teoría, los municipios derivaban de una concesión real en forma de privilegio; y en práctica, los consejos podían auto reclutarse sin que el monarca los pueda controlar. También, algunas ciudades libres escapaban a la autoridad directa de un monarca (como las ciudades imperiales alemanas). Las ciudades protagonizaron movimientos de rebelión a lo largo de la Edad moderna. La oposición municipal se basaba en un sentimiento particularista de defensa del propio ordenamiento jurídico, de la autonomía conseguida en la Edad media. La posición de las milicias urbanas de carácter burgués o artesanal era decisiva para determinar el desarrollo de una revuelta. EL ESTADO Y LOS CAMPESINOS La población campesina vivía apartada de la acción de los agentes estatales por su inclusión en el régimen señorial. Sin embargo, para ellos, el monarca era un padre bondadoso, próvido y restaurador de agravios. El malestar que podía acechar al pueblo era responsabilidad de los malos ministros, consejeros y funcionarios que mantenían engañado al rey, y perjudicaban al pueblo con tributos injustos. Durante la edad Moderna, los campesinos tuvieron que darle mucho al estado en forma de impuestos y de los términos de alojamiento de tropas (que por cierto incidían en forma muy negativa en la economía campesina). Los monarcas eran los únicos que podían sancionar y confirmar los procesos de mejora de la condición campesina. En el siglo XVI la servidumbre fue abolida por los reyes de Francia. La abolición se encontraba contenida en la Carta Dorada, sin embargo los señores se negaban a reconocer esta medida, que provoca la rebelión campesina. VIDA RELIGIOSA La Europa de finales del siglo XV es religiosamente tridimensional: se encuentra el cristianismo, el judaísmo y el islamismo. La edad moderna fue una etapa crucial y determinante para el cristianismo: se pasó del cristianismo unitario a tres ramas (catolicismo, ortodoxia y protestantismo); a la Iglesia le suceden Iglesias Cristianas. Se pasó de un cristianismo de paz interior a un cristiano de confrontación, no sólo doctrinal, sino también militar. Del cristianismo abierto a otras religiones, se pasó a uno rígido preocupado por las ortodoxias religiosas, como demuestra la Inquisición. En este tiempo se inicia una etapa de reformas en la doctrina, una etapa de falta de 56 credibilidad e increencia (siglo XVIII con el crecimiento del racionalismo ilustrado). En el siglo XV se presentan problemas estructurales, entre el papado y el Concilio. Trento (1545−1562) significa el fortalecimiento del papado frente a los Concilios Ecuménicos hasta el siglo XIX (1869−1870 Vaticano I). Hay un centralismo Papal, acompañado de crecimiento romano, que crítica a las monarquías absolutas en nada dispuestas a aceptar que los obispos quedaran al margen de su autoridad. Aparece la figura de los cardenales, cuya figura se relaciona al centro del poder eclesiástico. A fines del siglo XV, el Papa es considerado por los reyes como un igual en el campo político. El clero era un estamento paralelo a los demás grupos sociales, puesto que siempre se podía encontrar dentro del clero un grupo de personas, que se correspondían a otro en los restantes estamentos. Podemos hablar de una alianza trono−altar, cuando la designación pasó a manos del monarca, creando lazos de fidelidad personal. Se pueden distinguir 2 grandes bloques en el estamento eclesiástico: Regular: desdobla muchas de las órdenes en calzados y descalzados. También aparece la nueva figura canónica de congregaciones de clérigos regulares, más centralizadas y dedicadas a tareas concretas. • Secular: su fin es aumentar la dotación de beneficios en sus distintas formas canónicas, que permiten obtener medios de vida en una sociedad que se presenta difícil en cuanto a la subsistencia. • Habrá un menosprecio ilustrado frente a los regulares. Mientras que los seculares seguirán siendo reconocidos como nobles, a pesar de que su función sea la de un potencial educador del pueblo, que se sobrepone a lo estrictamente religioso. A pesar de esto, el nivel intelectual del clero mejora y contribuye a crear un fuerte clericalismo interno a la Iglesia Católica. En este tiempo, también hay una mutación notable en la vida femenina religiosa: aparición de las monjas, que según lo visto en Trento, debían conservar por obligación las clausura solemne (cortando la posibilidad de dar una presencia activa a las mujeres comprometidas por voto). Recién en el siglo XIX se abre el camino a una nueva concepción de vida religiosa femenina. Aumento de la religiosidad del momento. Los índices son: Crecimiento de cofradías, de acuerdo a las devociones de las nuevas congregaciones religiosas que se suman a las anteriores y a las 2, que serán comunes en todas las parroquias urbanas y rurales: la de la Minerva y la del Rosario. • Aumento de la predicación extraordinaria con motivo de novenas, fiestas y misiones populares• Exagerada proliferación de reliquias.• Espectacular producción literaria religiosas (Teresa de Jesús, Inés de la Cruz...)• Sin embargo, a pesar de la exaltación, existen controversias: preocupación por el tema de la salvación (y la respuesta de Lutero), crecimiento en la atención al mundo preternatural (Ej., brujería), etc. La evangelización se hizo de la mano con la colonización. Se abren nuevos campos como el euro americano, reemplazando al ya experimentado euroasiático. EL SABER Y SU TRANSMICIÓN Hasta mediados del siglos XVIII, Europa estuvo nucleada por una visión del mundo cristiana. Junto a esta visión eticoexistencial del saber, se constata el nacimiento y difusión de una concepción del conocimiento como instrumento práctico de dominación de la naturaleza y de progreso económico. 57 Unos de los fenómenos más importante de esta época, es la expansión de la alfabetización, que deja de ser patrimonio casi exclusivo de los clérigos, y de algún modo, abre las puertas a nuevos miembros. Esto se debe gracias a la revolución provocada por la imprenta. Por otro lado, la historia de la cultura trasciende las fronteras políticas. A todo esto, Geertz establece una definición de cultura: denota una norma de significados transmitidos históricamente, personificados en símbolos, un sistema de concepciones heredadas expresadas en formas simbólicas por medio de las cuales los hombres se comunican, perpetúan y desarrollan sus conocimientos de la vida y sus actitudes con respecto a ésta. ¿HACIA UNA CIVILIZACIÓN DE LO ESCRITO? En la Europa Moderna, grandes estratos de la población continuaron siendo analfabetos. Sus conocimientos se transmitían de forma oral e icónica. La importancia de lo escrito, la expansión de la alfabetización y la invención de la imprenta son unos de los fenómenos más definitorios de la Europa Moderna. La imprenta provoca una ruptura: se pasa del manuscrito raro accesible a pocos, del impreso que se multiplica por miles. La Revolución de lo escrito impactó hasta en las personas que no podían acceder a la letra impresa. Ej: los predicadores aplicaban los conocimientos expandidos por la imprenta. Los primero textos impresos antes de 1500, los incunables, eran en su mayoría religiosos. En el siglo XVII, la imprenta contribuiría a los primeros intentos de difusión del saber en enciclopedias o diccionarios especializados. La vida intelectual se amplía y llega a sectores extensos del artesanado e incluso a algunos estratos del mundo rural. Por otro lado, la imprenta contribuyó a la difusión y fijación ortográfica de las lenguas vernáculas o nacionales frente al latín. Las zonas culturales de la Europa Moderna se definieron en gran medida por los alfabetos utilizados: latino (utilizados en territorios cristianizados a partir de la influencia de Roma) y el cirílico (utilizados en territorios cristianizados a partir de Bizancio). La alfabetización, también provocó cambios en el aspecto educativo y religioso (Ej. Acceder directamente a la Palabra de Dios, impulsada por la reforma protestante). Algunos aspectos de la alfabetización destacan que hubo cierta restricción de la lectura y la escritura: las ciudades fueron islas de alfabetización intensa frente al mar de analfabetismo rural (cabe destacar también, que a las mujeres se le restringía aún más el acceso). Hablando desde el punto de vista estamental, además del clero y la nobleza, abarcó a los estratos superiores del tercer estado: burguesía y parte del artesanado. También hubo una alfabetización bastante incompleta en la Europa Moderna. Había sectores sociales eran capaces de leer, pero apenas podían escribir. La circulación de lo escrito tuvo profundas repercusiones culturales: Contribuyó a la inculcación e interiorización de nuevos controles (Ej. La afectividad) y de unas formas más refinadas de vivir. • La facultad de dialogar en silencio con lo escrito favoreció a la creación de una esfera de privacidad y el desarrollo de la autonomía individual frente al Estado. • Facilitaron la creación de una esfera pública política como espacio abierto a la crítica individual en el ejercicio público de la razón. • A partir de principios del siglo XVII, la difusión de la prensa escrita favoreció la difusión de la información 58 lluvias en caso de sequía. Si se obtenía el resultado apetecido, se realizaban cultos en acción de gracia. A comienzos del siglo XVII, hay una mayor atención a la muerte y atracción hacia lo macabro. Incluso existía una literatura de obritas de preparación a la muerte cristiana. Según el historiador francés Vovelle, estamos presenciando un fenómeno de descristianización. MAGOS Y BRUJAS Ante factores hostiles, los hombres acudían a los poderes religiosos protectores y acentuaban la desconfianza ante todo o ante quienes fueran extraños a la comunidad. La mentalidad popular creía en la existencia de personas con poderes especiales para ejercer el mal (la brujería) y el bien (magia blanca y magia erudita). O sea, por ejemplo, que plantean la existencia de personas con capacidad para conservar la salud: los curanderos. Estos tipo de poderes también podían ser utilizados para conseguir determinados comportamientos humanos, con los llamados filtros de amor. La opinión de la gente común elaboró algunas características de la brujería. Según clérigos y magistrados, las brujas podían causar daño. Para el pensamiento culto, el poder de las brujas procedía del demonio (algunos de estos ítem fueron utilizados como criterios por la Inquisición). Se podría decir que aquellos que ejercían la brujería (en especial las mujeres) fueron más perseguidos por la opinión pública que por las autoridades. LITERATURA POPULAR, ORAL Y ESCRITA La cultura popular se transmitía básicamente de forma oral (canciones, leyendas, cuentos, narraciones, etc.). En el siglo XVI culminó e inició su disolución la creencia en países maravillosos. Al mismo tiempo desaparecen las esperanzas milenaristas, la creencia de mil años de paz y justicia que llegarían en forma mesiánica y apocalíptica. Una parte importante de la cultura se transmitió a partir del impreso y los grabados. El público literario se fascinaba con factores maravillosos. La temática religiosa tenía un papel importante, sobre todo la vida de santos o pecadores arrepentidos, por citar un ejemplo. Pero al público le gustaba episodios fantásticos como milagros espectaculares, apariciones diabólicas, etc. Se incluían elementos que seguían el modelo del mundo al revés, sátiras hacia mujeres, poesías festivas, etc. LA REFORMA LUTERANA La marcha del Papado en el siglo XV viene señalada por 2 ejes. El deterioro moral en consonancia con el clima europeo general. La valoración de lo político a partir del pontificado de Sixto IV (1471−1484). Los estado Pontífices entran de lleno en la lucha por la hegemonía itálica. Ya que los reyes consideraban al Papa como un igual en el terreno político, no dudaron en hacer lo mismo en el ámbito religioso e incorporar el control de la iglesia nacional a la monarquía moderna. La tarea pastoral del papado se contagiaba a obispos y párrocos. A partir del siglo XV, se destaca el crecimiento de las cofradías como forma de divulgación de devociones cristianas: ministerios de fe, santos y la Virgen. Durante esta época comienza la preocupación del tema de la salvación más allá de la muerte, por eso muchas cofradías garantizarán exequias y sufragios, sin dejar de ser elementos de actividad religiosa. Predicadores que son portavoces de la llamada a la reforma; como Savanarola, y Vicente Ferrer, entre otros; alimentarán a la vida cristiana. Ante todo esto, el latín sigue siendo la lengua de lo sagrado, de lo arcano, y contribuye a disociar comunidad y celebración. Todo acto civil de notoria importancia tiene su correspondiente acto religioso. La piedad popular deriva hacia formas sensibles como la devoción a la pasión de Jesucristo y la devoción a los santos. 61 A lo largo del siglo XV no faltan las llamadas reformas de vida como tarea permanente del pueblo cristiano: la imitación a Cristo, la moralidad de la vida, el aprecio por La Biblia, etc. Hacia finales de siglo se llevan a cabo prácticas sacramentales mediante la atención a enfermos incurables. La reforma también alcanzará el nivel institucional (cuyo punto de convergencia se alcanzará en Trento). Ya a comienzos del siglo XVI, el término de reforma dará lugar a nuevas formas de cristianismo, o sea que iría más allá de la reforma de la vida. Sería un nueva forma de releer e interpretar la tradición cristiana occidental. LUTERO. (1483−1546) SIGLO XVI Nació en Eisleban, Alemania; en el seno de una familia de origen campesino. Estudia la carrera de leyes (1497−1501) para luego conseguir su magisterio en artes. Ya por ese entonces era un aficionado de la música y está en contacto con La Biblia. En 1507 es ordenado sacerdote e inicia la tarea de docente en el propio convento en el que se formó (Santa Ana de Erfurt). En 1512 obtiene su título de doctor e iniciará su docencia como profesor de Sagradas Escrituras hasta los últimos días de su vida. La crisis de un profesor universitario Lutero no se escapaba al clima ambiental dónde la preocupación común y frecuente era la salvación del hombre. Esta inquietud también lo llevó a transitar por la vida religiosa, y tomarse en serio, dentro de ella, leyes, normas y prescripciones. Sin embargo no conseguía entender o experimentar la salvación mediante sus serias propuestas, además se consideraba un pecador. Pero se mostraba deseoso por fundamentarlo todo, sólo en la Biblia. Llegó a la conclusión de que aunque siguiera siendo pecador, y sus obras no pudieran salvarlo, podría ser justificado por Dios Padre sobre la base de la confianza en Jesucristo salvador. O sea que Jesús es el único mediador, y la única causa de la salvación es Dios Padre. Para Lutero, la mediación de la Iglesia, sería innecesaria. La crisis eclesiástica de un cristiano En el marco de la construcción de la Basílica renacentista de San Pedro, el Papa (León X) recurrió a las indulgencias. O sea al perdón de determinados hechos que abarcaban sólo en la persona de un difunto. Estas medidas se realizan a causa de que los gastos excedían en mucho las posibilidades de las rentas papales. Lutero se niega a predicar esta indulgencia ya que expresa que es una doctrina que se presenta en contra de sus pensamientos. Le parecía inadmisible predicar como sana doctrina que unos actos pudieran salvar totalmente y que esto pudiera hacerlo una persona viviente por otra difunta. Lutero decidió escribirle al arzobispo para presentarle un documento con 95 tesis sobre las indulgencias. Estas tesis tenían un poco de todo: hasta afirmaciones demagógicas, pasando por otras muy ambiguas, u otras con clara expresión de debate eclesiástico interno. Estas tesis luteranas recibieron una contrarréplica. León X confió a las autoridades agustinianas la solución de la controversia. Sin embargo, la disputa puso de relieve que la teología luterana iba más allá de la pura cuestión de las indulgencias. Roma intentó llevar a Lutero con las autoridades pontífices, pero chocó con el nacionalismo germano de Federico de Sajonia. Ante la negativa, el Papa envió a un cardenal legado para que resolviera la situación de Lutero y su presentación en los estados pontificios, para que en caso contrario a cualquier solución lo retractara y se lo considere como un hereje. Como era de prever, Lutero respondió negativamente al legado, 62 que le pedía retractarse, prometer que no volvería a defender aquellas doctrinas y a no enseñar nada que perturbara a la Iglesia. Este cristiano de origen alemán escribe muchos libros que apuntan a sus diferencias doctrinales. Ej: La libertad del cristiano, escrito en forma de carta abierta dirigida a León X. En éste se encierran una de las mejores definiciones del cristiano, pero incluye también una durísima crítica contra el papado, la institución eclesial que, a partir de este momento, va a concitar los escritos más enconados de Lutero. La crisis de un excomulgado Siglo XVI, nace la Dieta de Worms, como fruto de que los consejeros imperiales aconsejaran al joven y novel emperador para que no desaprovechara la oportunidad de halagar la corriente más nacionalista, que se había opuesto a su elección. HISTORIA SOCIAL DE INGLATERRA REVOLUCIÓN, RESTAURACIÓN Y NUEVO EQUILIBRIO Si consideramos al siglo XVII en su totalidad, la causa principal del cambio social fue el progreso económico. Pese a que seguían existiendo los pobres (cuyo número se mantuvieron elevados) la vida era algo más variada, algo menos primitiva. A pesar de esta generalización, los agricultores modestos son la excepción a estas mejoras. En este siglo también hubo otros sucesos importantes: una guerra civil entre los grandes sectores de la población, la ejecución del rey Carlos I (1625−49), la llegada de un granjero de nacimiento al gobierno de la nación: Cromwell (Carlos II, sucesor de Carlos I − 1660−85). Hyde, primer conde de Clarendon, solicitaba (en el contexto de la Guerra Civil de 1660) al nuevo Parlamento que se uniera para restaurar la nación entera en su primitiva semblanza e integridad, en su antiguo buen humor, su antiguo buenos modales y su antigua naturaleza. 28 años después estallaría una nueva revolución (Revolución Gloriosa 1688). Jacobo II (que reinó en 1685−8 y era hermano de Carlos II), luego de querer dar al país un gobierno de católicos y disidentes que reemplazaría al tradicional sistema de párrocos y squires (escuderos), fue reemplazado por un rey protestante de los Países Bajos, con quien Inglaterra ya había sostenido tres guerras durante este siglo: Guillermo III. La Revolución Gloriosa fue el triunfo de la razón y el pragmatismo en respuesta a una amenaza contra la religión protestante y las leyes y libertades del reino. Durante este siglo, hay un mayor auge de la alfabetización, ya que el deseo de aprender, es mayor. Esta tendencia se debe al reciente concepto de libertad de expresión , la población no quería quedar fuera de las discusiones, debates, opiniones, etc. La censura del material impreso en 1630, se esfumó en la edad de oro del panfleto (1641). Los principales puntos de conflictos giraban en términos globales alrededor de la fiscalidad, el derecho y las libertades de los súbditos, la religión, la tierra y el comercio, la autoridad y la propiedad privada. Los debates económicos de principio de siglo, tenían como punto de partida las dificultades financieras de la Corona, que se encontraba en situación más precaria a causa de los costes crecientes de la gobernación. La economía tuvo un comportamiento muy irregular. A pesar de esto, se denominó al período que va desde 1629 a 1635 como los siete años gordos. El de 1642, cuando comenzó la guerra civil, y el de 1649, cuando se ejecutó a Carlos I, fueron años malos. También ocurrió lo mismo en 1659, el año anterior a la restauración en el trono de Carlos II. Los historiadores de la economía señalan una crisis real y prolongada, debido a un reajuste radical del 63 Finalmente, no fue la población (denominada bestia de muchas cabezas), sino la nobleza la que sacó provecho de la Guerra Civil. Los diggers fracasaron en todas sus reivindicaciones, mientras que los levellers fueron suprimidos luego de revelarse contra Cromwell y los demás jefes militares. Lo mismo le pasó a las sectas religiosas más radicalizadas. Sin embargo, hubo notables innovaciones: aumentó la tolerancia religiosa; grandes superficies de terreno, confiscadas a propietarios eclesiásticos o realistas, cambiaron de manos, Cromwell permitió que los judíos volvieran a instalarse en el país aunque sin derechos de ciudadanía, etc. Además, el Parlamento siguió sufriendo la inestabilidad que venía arrastrando ya que Cromwell era sustancialmente un conservador. Pero a partir de 1655, con la nueva división de Inglaterra en distritos, además de la tradicional en Parroquias, seguramente comenzaron a sentir otros cambios que afectaban a las costumbres generales. Los nuevos distritos contaban con sus respectivos Comandantes Generales, o gobernadores militares. Se establecieron nuevas leyes: como el descanso dominical y la supresión de algunas fiestas como los bailes en torno a Mayo e incluso la celebración de Navidad. En definitiva, modificar las costumbres y convertir Inglaterra en un país de santos y un ejemplo para el mundo era mucho más difícil de lo que se esperaba. En cuanto al aspecto social, quienes vivían del rendimiento agrícola tenían sus intereses bien asegurados y establecidos, a pesar de que padecieran las consecuencias de una baja general de precios. La cúspide de la pirámide estaba constituida por 160 pares o titulados. Por debajo estaban 80−100 familias que no pertenecían a la nobleza, pero poseían 450 hectáreas de terreno o más. La nobleza en general, poseía la mitad de la tierra del país, de modo que los que en el período de 1665 a 1680, sirvieron como jueces de paz. Mientras este poder se consolidaba, la mitad de las familias de Inglaterra no ganaba lo bastante para mantenerse. En 1662 se aprobó un Decreto de Asentamientos por el que se otorgaba a los jueces de paz capacidad para expulsar de cualquier parroquia a los recién llegados que no tuvieran medios propios para volver a la Parroquia de última residencia. El final de siglo constituyó un período excepcional por el empobrecimiento agrícola, durante el que se incrementaron los cultivos de maíz y se cultivaron tierras marginales. En lo general se había producido una caída de los precios del grano. A pesar de la baja de precios, se sintió la restricción aplicada en la regulación de la caza: en 1671, el Parlamento prohibió matar animales, incluso en sus propias tierras, a todos los propietarios con ingresos menores de 100 libras anuales. El duque de Newcastle sugirió la reinstauración de las fiesta ya que podían servir para distraer los pensamientos del pueblo y entretenerlo con actividades inofensivas que mantendrían a Su Majestad libre. El Papado era de temer. Carlos II, defensor de la Fe, y católico en secreto; y Jacobo II, que lo era abiertamente, quisieron orientar el ámbito religioso inglés hacia otra perspectiva. Jacobo II, que tuvo problemas con el primer Parlamento convocado durante su reinado, tomó una medida drástica: sustituyó la mitad de los jueces de paz con personas designadas por él mismo para proveerse de aliados políticos. Su idea era imponer el absolutismo, pero no hubiese sido posible por la fortaleza de la nobleza anglicana y el poder de la Iglesia de Inglaterra (sobre todo en posesiones que le permitieron sobrevivir a profundos cambios sociales y el desgaste creciente de las ideas de la unidad entre Iglesia y Estado). La Guerra Civil dejó consigo la división y oposición entre anglicanos y disidentes o no conformistas. En 1662, se promulgó el Decreto de Uniformidad, que disponía que todos los sacerdotes que para el día de San Bartolomé no se hubieran ajustado a la liturgia establecida por el Libro de Rezos perderían sus beneficios, sirvió sólo para precipitar la secesión de unos 1000 ordenados disidentes (que luego se dedicarán a actividades comerciales e industriales). En 1689, se permitió la libertad de cuto a todas las sectas no conformistas a través del decreto de Tolerancia. 66 Antes y después de 1689, tuvieron cavidad las inquietudes intelectuales, las ciencias y las artes. La mente humana estaba más activa, industriosa e inquisitiva. Un ejemplo del arte retratista es Peter Lely. La literatura no sufrió muchos cambios, a pesar de que no se ocupó exclusivamente de temas religiosos. Obras importantes como el Leviatán de Hobbes (luego censurado por obispos), el Paraíso Perdido de Milton y, el Progreso del Peregrino por Bunyan. La comedia de la Restauración y los dramas en verso (preferidos por Carlos II) eran de entretenimiento popular a pesar del rechazo puritano y los requisitos de la Iglesia mediante sermones claros, sencillos y breves. Otro género literario destacado son los diarios personales. Un ejemplo es el diario de Pepys, escrito entre 1660−1669, que refleja comentarios cotidianos. Los distintos sectores de la sociedad comienzan a interesarse por las noticias. La imitación de la innovaciones en Holanda, son los noticieros o corantos pioneros. La censura va a tender a monopolizar la distribución de noticias. En 1665 se estableció como difusor oficial de noticias a la London Gazette, que aparecía 2 veces por semana, pero hacía fines de siglo la proliferación de hojitas sueltas incrementan la demanda de noticias. En 1679, el Parlamento permitió que la Ley de Imprenta pierda vigor, y durante 6 años se produjo un aluvión de publicaciones nuevas sin autorización. Londres era un rico centro comercial, una ciudad abigarrada, insalubre y peligrosa, cubierta por un negro palio de humo, y en la que se produjeron pestes. Los acontecimientos más importantes de la década del 60 fueron la gran peste (1665) y el gran incendio (1666). Estos desastres dejaron a la ciudad empobrecida, descontenta, afligida y abatida. Pero luego del incendio vino la reconstrucción, rápida e imponente que borró al viejo Londres. La situación y costumbres comienzan a cambiar. El fin del siglo XVII no era igual a los comienzos. Hay un mayor cuidado en el vestir, en el comer (nuevos alimentos y bebidas. Ej. Café) y en lo que se consume. En 1688, la llegada de Guillermo de Holanda al poder (junto a su esposa María) no es por la gracia de Dios, sino por la invitación del pueblo y el Parlamento, que les sometió una Declaración de Derechos antes de que aceptaran la corona. Esta fue la esencia de la Revolución Gloriosa. Se establecían entre otras cosas, que cualquier forma de imposición fiscal no contase con la aprobación del Parlamento era ilegal, y que también era preciso el acuerdo de las cámaras para mantener cualquier ejército en tiempo de paz. En 1701 se aprobó la Ley del Acuerdo (para una mayor limitación de la Corona y una mejor protección de libertades a los súbditos), que disponía que el Rey debía ser anglicano, estableciendo de un modo definitivo las condiciones del gobierno monárquico de la nación. En este período de fines de siglo XVII y comienzo del XVIII, hay una mayor estabilización política, acompañada de leyes sólidas y saludables. 67
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