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El Neoclasicismo: Recuperación del Gusto Clásico y la Ilustración, Resúmenes de Historia del Arte

El Neoclasicismo, extendido por el siglo XVIII y parte del XIX, representa una nueva recuperación del gusto clásico de la antigüedad greco-latina. Paralelo al fenómeno de la Ilustración, este movimiento influye en todos los ámbitos de la vida, desde las revoluciones burguesas del siglo XIX hasta la creación de un arte racional y universal. El documento examina la influencia de los filósofos de la Ilustración en el arte neoclásico y la importancia de la Real Academia de Artes de San Fernando en su promoción.

Tipo: Resúmenes

2020/2021

Subido el 21/11/2022

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¡Descarga El Neoclasicismo: Recuperación del Gusto Clásico y la Ilustración y más Resúmenes en PDF de Historia del Arte solo en Docsity! Tema 9.- Arte Neoclásico y Romántico. 9.1. Neoclasicismo. a) Introducción. El arte Neoclásico, que se extenderá por el siglo XVIII y parte del XIX, representa en la historia del Arte una nueva recuperación del gusto clásico de la antigüedad greco-latina. El arte Neoclásico se desarrolla paralelo al fenómeno de la Ilustración, una forma de pensamiento que aparece en la segunda mitad del siglo XVIII, y que, defendida en un principio por una serie de filósofos, pronto condiciona toda la vida del siglo XVIII, propiciando los cambios sociales, políticos económicos y culturales que traen las revoluciones burguesas del siglo XIX. La Revolución Francesa (1789) y la Revolución Industrial marcaron los últimos años del siglo XVIII y la totalidad del siglo XIX. La Revolución Francesa supuso el triunfo de la burguesía y el fin del Antiguo Régimen, mientras que la Revolución Industrial favoreció la aparición de la nueva figura del proletariado. En Francia, tras el periodo napoleónico, se produjeron las grandes revoluciones sociales (revoluciones burguesas de 1820, 1830 y 1848). El barroco tardío del siglo XVIII, el que conocemos como arte rococó, había supuesto una complicación en los gustos estéticos, sobre todo en las decoraciones interiores. Los artistas de este siglo empiezan a tener un rechazo hacia este estilo del que ya están cansados y en el que ven un símbolo del amaneramiento de las cortes europeas. Ello producirá una crisis estética cuya salida posible puede ser el esfuerzo de crear un nuevo estilo o bien confiar en la ejemplaridad del pasado. Al tiempo, los hallazgos arqueológicos de Pompeya y Herculano revitalizan el recuerdo del gusto por lo clásico como expresión máxima de la cultura y de la elegancia, lo que supondrá un empujón más a esta vuelta al clasicismo. Winckelman está considerado el padre de la Arqueología y de la Historia del Arte. Trabaja en estas excavaciones vesubianas y en 1762 publica “Observaciones sobre la arquitectura de los antiguos” y en 1764 “Historia del arte de la Antigüedad”. En estas obras examina la historia del arte griego y teoriza sobre sus principios estéticos fundamentales, influyendo de manera notable en muchos artistas, escritores y filósofos. Entre otras cosas dice que “…a los modernos sólo les queda un camino para ser grandes y quizás inigualados: imitar a los antiguos”. En España estas nuevas ideas vienen de la mano de la propia monarquía. Es el rey Carlos III el que introduce las nuevas ideas racionalistas. Modélico representante de lo que será el Despotismo Ilustrado, desde su poder absoluto, y con la ayuda de sus ministros, introduce importantes reformas para mejorar y modernizar el país, abandonado la política de los anteriores monarcas que principalmente pretendía la defensa de sus intereses dinásticos y los de la Iglesia. El lema “todo por el pueblo, pero sin el pueblo”, expresa a la perfección la mentalidad del momento. Su amplio programa de reformas tiene gran desarrollo en Madrid, donde se llevan a cabo numerosas obras con ese fin modernizador. Frente a los palacios y las iglesias ahora se preocupan de construir museos, academias, fabricas.... que ayuden a mejorar la vida del pueblo. Un papel muy importante en el arte de este periodo va a jugar la Real Academia de Artes de San Fernando (1780) que propugna el estudio del arte clásico, enviando pensionados a Italia y a París. b) Características generales. El término Neoclasicismo, apareció a principios del siglo XIX con un acentuado valor peyorativo y se utilizó para denominar una breve etapa de “aparente imitatio” de los modelos de Grecia y de Roma. El interés por la antigüedad grecorromana, por el modelo político republicano, por las teorías filosóficas del mundo clásico… se extendió a Europa en la 2ª ½ del siglo XVIII, y tuvo su máxima expresión en la creación del llamado estilo Neoclásico. El Neoclasicismo surge a mediados del siglo XVIII, como una reacción contra el Arte Rococó, momento final del barroco, en el que había dominado un aire frívolo y licencioso, una temática de fiestas galantes, de coqueteos y retozos casuales, de escenas campestres y pastoriles, y que fue calificado por los ilustrados como amoral y decadente. El Neoclasicismo condena el arte inmediatamente anterior, es decir el Barroco y el Rococó. Asume el arte clásico de Grecia y Roma y el arte del Renacimiento como modelos de equilibrio y medida, y se condenan los excesos decorativos de un arte basado en la imaginación. Al lujo y exuberancia, se oponen la austeridad y sobriedad. Sin embargo, el arte Neoclásico no puede entenderse como una mera imitación del mundo clásico, sino más bien una revisión y adaptación de ese modelo al mundo del siglo XIX. El Academicismo, es decir, la necesidad de adaptarse a unas normas establecidas por las academias, fue un rasgo fundamental. Se intentó sujetar a reglas la creación artística y producir obras modelo, que aspiraban a alcanzar un valor de universalidad. Las Academias europeas más prestigiosas fueron: • La Academia de San Lucas en Roma. • La Academie Royal de Paris. • La Royal Academy de Londres. • La Academia de San Fernando de Madrid. El arte neoclásico, es el arte del siglo de las revoluciones con su pureza de líneas y su búsqueda del orden y la armonía. Movimiento motivado por el descubrimiento de las ciudades de Pompeya y Herculano. Los escultores se definen con el retrato, siendo su modo de analizar y aclarar la relación entre el sentimiento y el deber. El arte neoclásico tenía una vinculación a la burguesía, que era la nueva clase social, asociada a los ambientes cortesanos y nobles. Este arte utiliza el estatismo, un ritmo muy pausado frente al movimiento de las curvas y contracurvas. Este estilo de arte afectó a todo el mundo y a todos los estilos de arte. El paisaje se pone de moda recreando vistas de ciudades. Es un movimiento social, moral, filosófico e intelectual con tendencia de difusión del pensamiento de los intelectuales de la ilustración. El arte neoclásico se asentó en Francia, reemplazando a Roma como la nueva capital artística. Los artistas del neoclasicismo intentaban inspirarse con la arquitectura antigua. El objetivo de este arte era representar los sentimientos y movimientos, comprometido con la problemática de su tiempo. Los temas utilizados son los dioses mitológicos imponentes por encima de los mortales, apareciendo los héroes victoriosos. Un arte absolutamente racional, con que se propone imitar al arte griego, romano y renacentista. Los modelos en arte son grecorromanos tales como los frontones, columnas, cúpulas. El arte neoclásico cumple una función de educación cívica, en lugar de religiosa. El arte neoclásico se reduce a lo esencial, no da lugar a crear interpretaciones, donde la función narrativa tenía una intención moralizante. c) Arquitectura. En arquitectura, si el edificio barroco, y sobre todo el rocoso había sido cortesano, la arquitectura neoclásica también adquiere un tono moralizante y didáctico y por ello se prefiere la construcción de edificios civiles de utilidad pública como bibliotecas, museos, academias, etc. En general, podemos considerar esta tendencia artística como un intento de someter la creación artística a reglas racionales de carácter universal: por ello resulta un arte de escasa originalidad. Su aceptación popular fue mínima. El espíritu racionalista también lleva a un mayor interés por mejorar la vida de las ciudades, acometiéndose numerosos proyectos urbanísticos en los cuales no se pretenden crear espectaculares perspectivas que permitan impresionar al espectador ante un magnífico edificio, expresión del poder de la Monarquía o de la Iglesia, al estilo de la Plaza de San Pedro, del Palacio Real de Madrid o de La Plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela. El objetivo ahora es crear una ciudad ordenada, limpia, con alcantarillado y bien iluminada y con importantes centros de estudio. Puras líneas rectas, de inspiración clásica, dominando el gusto por el orden dórico, el más sobrio, y en algún caso volutas, guirnaldas o grecas, dispuestas en perfecto orden, son la decoración más habitual. Las plantas también responden a ese criterio de orden y racionalidad, a base de formas geométricas puras, como el circulo y el cuadrado. También son frecuentes las grandes cúpulas circulares de formas clásicas y sobrias, como el Templo de la Magdalena en París, de Vignon, una reproducción de un templo griego. Hablando de elementos concretos, se pueden mencionar algunas características más abiertas de la arquitectura neoclásica: • Supondrá un abandono de las formas recargadas y complicadas del barroco, volviéndose hacia la sobriedad decorativa y el exclusivo uso de elementos clásicos grecolatinos. • Lo que veremos como nuevo serán las tipologías constructivas fruto de los nuevos tiempos de la Ilustración, como museos, edificios destinados a albergar actividades científicas o monumentos (como arcos de triunfo o puertas de ciudad) con finalidad urbanística decorativa o conmemorativa. • Grecia más que Roma será la fuente de inspiración del Neoclasicismo. • Se utilizará más el orden dórico, con fuste acanalado. La columna recobrará su antigua importancia y vuelven los frontones poblados de estatuas. • Las fachadas o pórticos principales de los edificios recuperarán la estética de la fachada de los templos griegos o romanos. • La cúpula (como invención romana) seguirá siendo un elemento muy usado siguiendo los modelos del renacimiento, principalmente la miguelangelesca de San Pedro. En España, este periodo coincide con el reinado de Carlos III, durante el cual se llevan a cabo importantes obras en la capital. SABATINI, artista italiano que va a realizar una de las obras más emblemáticas de la Capital, la Puerta de Alcalá (1778), inspirada en los arcos de triunfo romanos, y aunque muestra un juego de volúmenes todavía barroco, la desnudez y la copia de modelos de la antigüedad son ya elementos neoclásicos. JUAN DE VILLANUEVA es el arquitecto más representativo de este periodo es, en cuyas obras se pueden ver los más puros planteamientos ilustrados: volúmenes puros, de líneas sencillas, sobria decoración inspirada en modelos de la antigüedad, pero al mismo tiempo sus edificios están dotados de cierta ligereza, cierta gracia no siempre presente en la arquitectura neoclásica. El mejor ejemplo de esta arquitectura es el Museo del Prado (1785). La planta es muy sencilla, y está formada a base de simples formas geométricas, el círculo, el cuadrado y el rectángulo. Está formada por tres cuerpos, cuadrados los de los extremos y semicircular el central, unidos por dos largos corredores que en el exterior presentan una galería jónica bajo la cual coloca una serie de puertas semicirculares que alternan rítmicamente con hornacinas, lo que aumenta la sensación de ligereza. Cada uno de los tres cuerpos posee una entrada con pórticos de inspiración clásica, dórico el central y jónico y corintio respectivamente los de los extremos. Dominan las cubiertas abovedadas decoradas con sobrios casetones, también de inspiración clásica, con distintas intensidades de negro, lo que aumenta el dramatismo. En 1814 realizó dos cuadros emblemáticos del enfrentamiento con los franceses. El 2 de mayo de 1808 en Madrid (la carga de los mamelucos) y Los fusilamientos del 3 de mayo de 1808 (los fusilamientos de la Moncloa) son obras históricas donde no hay héroes. Para la decoración de la Quinta del Sordo, su casa en las cercanías de Madrid, Goya realizó 14 pinturas, las Pinturas Negras. Su nombre se debe al hecho de que están envueltas en una siniestra negrura, en tonos y temas oscuros. Son pinturas casi monocromas, de colores apagados, representan escenas nocturnas (aquelarres, misas negras) y figuras casi monstruosas. La técnica se basa en la mancha, más que en la precisión anatómica o de perspectiva. Las Pinturas Negras: El aquelarre, Viejos comiendo sopa o Saturno devorando a su hijo, interesó a surrealistas y expresionistas. Su última época transcurre en Burdeos, a partir de 1824, donde retrató la gente y la vida sórdida y miserable de su entorno. Estos cuadros están pintados con una pincelada amplia y libre, suelta y abocetada, rápida y escueta, de claro matiz contemporáneo. La lechera de Burdeos es una obra que anuncia el impresionismo. 9.2. Romanticismo. a) Introducción. El Romanticismo es un estilo artístico que se desarrolla en Europa en la primera mitad del siglo XIX, a medida que la Europa de la Ilustración, de la razón y de las luces da paso a una nueva mentalidad que exalta el sentimiento y la pasión frente a la razón, lo particular frente a lo universal, la imaginación y los sueños, y que huye de lo cotidiano busca lo exótico. La mayoría de los artistas del momento tienen obras que podrían encuadrarse en ambos estilos artísticos (Goya o Gerard David, son ejemplos de ello). En política el Romanticismo se manifiesta en una corriente nacionalista, que pone el acento en las diferencias que separan a los pueblos, no en la igualdad, como hacían los ilustrados. No deja de ser una respuesta al intento de Napoleón por unificar Europa bajo los principios racionalistas e ilustrados. Es el momento en que Europa se ve sacudida por una serie de revoluciones que responden al intento de Restauración del Antiguo Régimen impuesto en el Congreso de Viena, tras la caída de Napoleón Bonaparte, y que se manifiesta en tres oleadas revolucionarias, la del 2o, la del 30 y la del 48. El término Romanticismo se ha ido utilizando con significados diferentes, pero no se debe confundir el movimiento romántico de principios de siglo XIX con la “sensibilidad romántica” existente en el arte y en todas las facetas de la vida desde mucho antes y mucho después de este momento histórico. El Romanticismo no es sólo un estilo artístico sino también una actitud vital que afecta al arte, a la literatura, a la música y a otros ámbitos de su vida. Sus raíces ideológicas se hallan en los grandes pensadores del siglo XVIII, especialmente en Rousseau y en la filosofía alemana ligada al nacimiento del nacionalismo. Aplicado al arte, el concepto “romántico” nace en contraposición al cálculo y a la armonía de las encorsetadas normas neoclásicas. Tras este totalitarismo racional, se impone un nuevo orden ideológico sustentado en la exaltación vitalista y en la necesidad de explorar nuevos campos: exotismo oriental, conflictos bélicos, análisis psicológicos, exaltaciones nacionalistas, desenfrenadas pasiones amorosas, viajes y aventuras, suicidios, paisajes exóticos… b) Características generales. El Romanticismo fue un movimiento eminentemente pictórico en el que se pueden distinguir los siguientes rasgos fundamentales: • Diversidad frente a la uniformidad y exaltación del individuo y de las tradiciones nacionales. • Aspiración a la libertad individual y nacional, idea que conecta con las revoluciones burguesas. Historicismo como búsqueda de las raíces nacionales en el pasado. • Admiración por la cultura musulmana del norte de África y por el mundo oriental. • Marcado gusto por lo exótico, lo imaginario, lo irracional. El retrato surge como el mejor género para representar el espíritu romántico. • Se observan rostros llenos de tristeza y ternura que nos miran desde su soledad. • El color predomina sobre el dibujo, en oposición al neoclasicismo. La pintura romántica en Inglaterra convierte el paisaje en su principal expresión, al igual que en Alemania; en Francia se inspira en los acontecimientos contemporáneos; y en España se manifestó a través del costumbrismo, los cuadros históricos, los retratos y los paisajes. c) Arquitectura. El Romanticismo es, fundamentalmente, una corriente literaria y pictórica, y no tiene tanta presencia en la escultura ni en la arquitectónica. Podemos encontrar jardines románticos, donde parece que no ha actuado la mano del hombre sobre la naturaleza (totalmente distinto al parque francés, de diseño geométrico y que los borbones españoles introdujeron en palacios como el de Aranjuez o La Granja), con pequeñas edificaciones que se asemejan a ruinas medievales o a edificios de origen exótico (pagodas…). El gusto romántico por lo exótico y por el mundo medieval, que ellos consideran que exalta el sentimiento frente al racionalismo grecorromano, hace que aparezca una corriente historicista, un neogoticismo (frente al neoclasicismo), que también se manifiesta en arquitectura, y que dará lugar posteriormente a una serie de “neos” (bizantino, románico, mudéjar…), edificios que, la mayoría, no aportan gran cosa a la historia del Arte. En Madrid, lo mismo que en el resto de las capitales europeas, tenemos abundantes ejemplos de ese tipo de arquitectura: el Palacio de Comunicaciones (hoy ayuntamiento) de estilo neoplateresco, el Panteón de Hombres Ilustres es neobizantino, la cripta de la catedral de la Almudena en neorrománica, las Escuelas Aguirre, junto al Retiro, son neomudéjares, lo mismo que la Plaza de toros de las Ventas, y es neogótica la fachada de la catedral de Barcelona, que estudiamos en el tema del gótico…). Solamente vamos a estudiar el Parlamento de Londres o Palacio de Westminster, de Barry y Pugin, de estilo Neogótico en la decoración, pero bastante clasicista en su estructura, a base de patios rectangulares en torno a los cuales se disponen las distintas dependencias. Solamente las torres (una de ellas la del Big Ben) presentan el aspecto vertical, característica del gótico. A pesar de ello, los arquitectos no renunciaron a utilizar los nuevos materiales, como el hierro y el cristal, que, gracias a la Revolución Industrial, se habían incorporado a la arquitectura. Originalmente el Palacio de Westminster era la residencia real, ésta se trasladó tras un incendio, y aunque el edificio fue reconstruido, se destinó a albergar al parlamento. De nuevo se incendió en el siglo XIX, por lo que se reconstruyó en 1836, en el estilo neogótico inglés, de moda en ese momento. d) Pintura. Características: • El tema es fundamental a la hora de estudiar la pintura romántica, es verdaderamente lo que la define pues el artista muestra una visión sentimental (que exalta el sentimiento) de lo representado, ya sea un paisaje, un tema histórico, un retrato o cualquier otro género. El tema histórico, de gran formato, ya no se presenta como una lección moral, como hemos visto en el Neoclasicismo, sino que se prefiere seleccionar momentos de mayor dramatismo, donde aparezcan personajes en estado de enajenación, bien por el dolor, bien por la locura (el ejemplo de Juana la Loca, de Pradilla, es válido, pero también la Muerte de Sardanápalo de Delacroix) o incluso por el misticismo. Cuando el tema es del presente se buscan motivos también que se presten a representar sentimientos encendidos, como naufragios, batallas, suicidios... • España se convierte en un destino de interés para los románticos debido a su pasado islámico. El ideal romántico es el héroe rebelde, aventurero, que se niega a controlar sus emociones y sus impulsos, lo que le acerca a la locura, pero también a la genialidad, y lo que termina destruyéndole. • La mitología también puede ser un tema romántico siempre que se trate de mitos exóticos, de cultos primitivos, como los de los pueblos germánicos o celtas, o de cultos orientales, persas o hindús, pero no grecolatinos o egipcios. Los románticos también se sienten atraídos por los temas fantásticos y macabros, de vampiros, monstruos, brujas… (Frankenstein o Drácula) Las pinturas negras de Goya enlazan bien con esta visión romántica, y también la pintura de artistas como Füssli (La Pesadilla) o de W. Blake (la existencia humana), que no vamos a estudiar, pero que representan una corriente de pintura visionaria, fantástica y simbolista. • Las composiciones se hacen más dinámicas, más movidas, con abundancia de diagonales y escorzos, huyendo de las formas ortogonales del Neoclasicismo. La luz, artificial, es más tenue, son frecuentes las iluminaciones nocturnas, a la luz de la luna, los amaneceres o las tormentas, cualquier situación en que no exista la claridad, lo que ayuda a envolver la escena en un ambiente de misterio. La perspectiva no es una prioridad, y en muchos casos el fondo es muy plano, aunque en los paisajes no siempre sucede así pues los pintores del norte de Europa siguen trabajando ese género (los ingleses Turner y Constable son los más interesantes). Las figuras pierden volumen, los contornos ya no son tan nítidos y la pincelada se hace más suelta y abocetada, el color sustituye al dibujo. AUTORES Y OBRAS: • JEAN AUGUSTE DOMINIQUE INGRES: El Baño Turco, de 1863. Museo del Louvre. Ingres consideró a Rafael como su maestro, de ahí el gusto por el dibujo, por la figura femenina de aspecto delicado, por el colorido brillante, y en general a los pintores del Quattrocento. Se formó en el taller de David, el pintor neoclásico, lo que le llevo a una pintura muy academicista, de grandes obras muchas de ellas de tema histórico, de un dibujo muy marcado, con mucho volumen y de composiciones muy estudiadas. En muchas de sus obras vemos ya un inicio del romanticismo, especialmente en los temas de los baños turcos, exóticos, cargados de sensualidad y de formas onduladas, hasta el punto de deformar el cuerpo femenino, alagando cuellos y espaldas, a modo de arabesco, para conseguir unas formas más bellas y decorativas. En esta obra vemos las mismas figuras femeninas que encontramos en otras de sus obras, hasta veinticuatro, en diversas posturas, mostrando el cuerpo femenino desde diversos puntos de vista, en una composición más animada, pero que trasmite una sensación de tranquilidad, de dulce sensualidad, en la intimidad del baño, al que asistimos como si observáramos desde un escondite secreto. La otra obra es Bañista de Medio Cuerpo, en la que vemos a la misma joven del pañuelo de rayas en la cabeza (que se inspira en una obra de Rafael, La Fornarina, cuya modelo era amante del pintor). • THEODORE GERICAULT: Como Byron, Bécquer o Espronceda, es un artista romántico por su vida tanto como por su obra. Tuvo una vida breve e intensa, y murió accidentalmente a los 33 años. Su pintura La Balsa de la Medusa (1819, Louvre) alcanzo una gran fama desde el mismo momento de su exposición en el Salón Oficial de Paris de 1819. El pintor eligió un tema muy polémico y muy reciente, que podía interpretarse como una crítica política. Un grupo de náufragos sobre una balsa hacen señas a un barco en el horizonte. El tema estaba basado en un hecho real: Tras el naufragio del buque medusa más de 100 personas se refugian en una balsa, de las que solo sobrevivieron una docena de ellas, después de varios días de violencia y canibalismo. La sociedad de la época culpó al gobierno del naufragio pues se había nombrado capitán a un hombre sin experiencia en el mar, aunque políticamente muy leal al régimen de la restauración borbónica. El tema, la composición llena de diagonales y movimiento, el patetismo de los gestos y los rostros, la luz del atardecer entre las nubes, que genera violentos contrastes, la agitación del mar, todo es propio del romanticismo. Aunque Gericault pretendió hacer una obra realista, documentándose al máximo sobre lo sucedido, finalmente termina traduciendo la obra a un lenguaje más heroico, más dramático y grandilocuente (el dolor del padre con el hijo en brazos, el gesto de esperanza de los otros, el ambiente tormentoso…), gracias a lo cual la obra se ha convertido en símbolo de la lucha del hombre por la supervivencia. • EUGENE DELACROIX: es sin duda el más representativo y el más grande de los pintores románticos. En su juventud encarnó al héroe revolucionario, rebelde e inconformista, aunque posteriormente recibiría un gran reconocimiento social y artístico. Se educo dentro de los principios del academicismo clasicista pero poco a poco irá cambiando su manera de trabajar al entrar en contacto con pintores y escritores románticos, especialmente franceses y británicos. La Muerte de Sardanápalo (1827, Louvre), obra plenamente romántica por sus características formales y especialmente por el tema, en el que encontramos todos los ingredientes del imaginario romántico: el rey asirio Sardanápalo, antes de rendirse a las tropas persas, reúne junto a su lecho todo aquello que le ha dado placer (mujeres, caballos, joyas…) para destruirlo antes de suicidarse y prender fuego a su palacio. El rey observa impasible desde el lecho esa orgia de erotismo y muerte, como corresponde al héroe romántico, infame y genial a un tiempo. También es muy representativa del romanticismo La Libertad Dirigiendo al Pueblo (1930, Louvre), obra que también representa perfectamente el espíritu del romanticismo. De nuevo es un tema del presente pero abordado desde una visión romántica. Los jóvenes de esta generación no habían participado de los acontecimientos de la Revolución Francesa y las conquistas de Napoleón, y miraban con nostalgia hacia un pasado lleno de hechos gloriosos frente al cual su presente les parecía insulso y vacío. Las jornadas revolucionarias de 1930 les permitieron participar de las glorias pasadas. Delacroix se representa a sí mismo con sombrero de copa, junto a obreros, golfillos y estudiantes, en las barricadas de Paris, junto a la alegoría de la libertad, una figura femenina que en estos años fue representada en innumerables ocasiones por los franceses (y que regalaron a la ciudad de Nueva York), portando la bandera tricolor, en un gesto heroico y grandilocuente para alentar al pueblo a la lucha.
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