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Personalidad y conducta antisocial: Amplificadores individuales de contexto - Prof. Boada , Apuntes de Psicología Social

Un estudio realizado por jorge sobral, estrella romero, ángeles luengo y josé marzoa de la universidad de santiago sobre las interacciones entre factores predictivos de conducta antisocial en adolescentes. El estudio evalúa la correlación entre conducta antisocial y factores como el tipo de relaciones con hermanos/as, empatía, internalidad y control de la responsabilidad personal, entre otros. Se realizó un análisis de correlación parcial y de regresión jerárquica para determinar las relaciones significativas.

Tipo: Apuntes

2013/2014

Subido el 13/11/2014

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¡Descarga Personalidad y conducta antisocial: Amplificadores individuales de contexto - Prof. Boada y más Apuntes en PDF de Psicología Social solo en Docsity! En las últimas décadas se ha dedicado un ingente esfuerzo de in- ve s t i gación a la detección de los llamados «fa c t o res de ri e s go» de delincuencia juvenil. Movidos tanto por intereses estri c t a m e n t e c i e n t í ficos como por evidentes necesidades político–sociales, los in- ve s t i ga d o res en el campo han consumido sumas muy considerabl e s que fueron puestas a su disposición por go b i e rnos y todo tipo de agencias preocupados por el malestar y alarma social asociados a la delincuencia. El propósito último no fue sino poner a disposición de los planifi c a d o res políticos instrumentos de ingeniería socioindiv i- dual que perm i t i e ran reducir los niveles de conducta antisocial, en sentido amplio, y de conductas delictivas en part i c u l a r. Así, fl o re- c i e ron por doquier programas con pretensión i n mu n i z a d o ra ( e l ideal preve n t ivo como solución minimizadora de costes) y/o re e d u- c a d o ra / t e rapéutica (la re h abilitación como objetivo subsidiario, una vez que los c o n t ro l e s han fracasado). Es en este contexto en el que fl o rece la inve s t i gación sobre elementos de ri e s go con algún poder p rofético cuantifi c able empíricamente (la p re d i c c i ó n como ideal úl- timo de las ciencias sociales ú t i l e s). Recientemente, además, y de la mano de los fa c t o res de ri e s go, surge con fuerza la búsqueda en la o t ra cara de la moneda: esto es, los fa c t o res bio-psico-sociales que p a recen funcionar como elementos de prevención e s p o n t á n e a : l o s elementos de protección no diseñados delibera d a m e n t e. Fruto de todo ello ha sido la identificación de toda una panoplia de factores que, en mayor o menor medida, se asocian en modo re- levante con la conducta antisocial (véase, por ejemplo, Farrington, 1997; Farrington, 1998; Rutter, Giller y Hagel, 1998). Lo cierto es que, como ahora se suele reconocer, el estudio de estos factores se ha desarrollado de un modo poco integrado, generando enorme cantidad de resultados parciales que hoy nos parecen piezas suel- tas de un gigantesco puzzle por componer. Por ejemplo, no pocos estudios han centrado su interés en un conjunto de factores con - textuales; entre ellos valgan los siguientes botones de muestra. La familia ha recibido una amplia atención como locus en el que se desarrollan una serie de procesos que pueden entenderse como eventuales antecedentes de posterior delincuencia en la ju- ventud y/o en la edad adulta (McCord, 1991). Se han escrutado desde aspectos estructurales de la unidad familiar (tamaño, orden de nacimiento) hasta variables de ambiente afectivo: la intensidad y cualidad de los vínculos afectivos con los padres (en la clásica teoría acerca del «control social» de Hirschi, 1969; Canter, 1982), el papel de las pautas de crianza por lo que se refieren al uso de estrategias más o menos punitivas en el control disciplinario y el de los diferentes niveles de supervisión parental (se ha determina- do, por ejemplo, lo inadecuado de las estrategias de «laissez faire» y su opuesta de uso excesivo del castigo. Synder y Patterson, 1987). Y, además, se ha relacionado lo uno con lo otro, advirtién- donos del explosivo cóctel que se produce cuando se dan la mano estrategias de no supervisión por parte de los padres y unos débi- les vínculos afectivos entre éstos y sus hijos (Henggeleer, 1989). Más allá del ámbito familiar, se ha mostrado interés por el con - texto de socialización escolar y los puentes que desde él se puedan Personalidad y conducta antisocial: amplificadores individuales de los efectos contextuales Jorge Sobral, Estrella Romero, Ángeles Luengo y José Marzoa Universidad de Santiago El principal propósito de esta investigación fue evaluar las relaciones de interacción entre una serie de predictores de conducta antisocial previamente identificados en una muestra de 3.186 adolescentes. So- bre ellos se recabó información sobre diversas variables personales y contextuales. Se evaluó la in- fluencia de cada factor y, posteriormente, se evaluó el g rado en que algunas características de perso- nalidad modulan la influencia de aspectos familiares, escolares, grupales y socioeconómicos sobre la conducta antisocial y/o delictiva de los muchachos de la muestra. Los resultados se interpretan en re- lación a la necesidad de superar las perspectivas aditivas no interactivas en el campo. Finalmente, se analizan las implicaciones metateóricas de estos resultados. Personality and antisocial behaviour: Individual potentiators of contextual effects. The principal aim of this study is to assess the effects of interactions between predictors in determining their impact on self-reported delinquency in Spanish school adolescents. Data were gathered on 3.186 adolescents for several contextual and personal characteristics. Initially, analyses were performed to establish the in- fluence of each factor; subsequently, hierarchical regression analysis was used to determine the degree to which personal variables modulate the influence of family, school, peer groups, and socioeconomic factors. Results are interpreted with emphasis on the need for an interactive non additive perspective. Finally, some metatheoretical considerations are discussed. Correspondencia: Jorge Sobral Fernández Facultad de Psicología Universidad de Santiago 15706 Santiago de Compostela (Spain) E-mail: psjorges@usc.es Psicothema ISSN 0214 - 9915 CODEN PSOTEG 2000. Vol. 12, nº 4, pp. 661-670 Copyright © 2000 Psicothema tender hacia la conducta antisocial: el fracaso escolar, los bajos ni- veles de autoestima asociados a las autopercepciones que los chi- cos desarrollan en ese ambiente concreto, el papel de los compa- ñeros a la hora de proporcionar al sujeto grupos que funcionen co- mo marcos iniciáticos en el consumo de determinadas sustancias, etc. (Svobodny, 1982; Swaim, 1991). Aunque también es cierto que algunos no se han olvidado de que las influencias escolares no siempre son negativas, y a menudo permiten mejorar el aprendiza- je de las habilidades y respuestas prosociales (Beland, 1996). Y, todavía dentro del escaparate contextual, no podía dejar de tener un lugar destacado el grupo de iguales; hoy sabemos bien que los elevados niveles de implicación con pares delincuentes es uno de los más intensos (sino el que más) correlatos de la conduc- ta antisocial. Ahora bien, la capacidad explicativa de tales datos debería modularse si pensamos que es perfectamente posible que la pertenencia a unos u otros grupos pueda ser una elección entre alternativas, «dirigida», de modo más o menos consciente, por de- terminados estilos personales (Romero, Luengo y Otero, 1995; Thornberry et al.,1994; Wright et al.,1997); de modo tal que po- demos estar atribuyendo erróneamente determinados comporta- mientos a la pertenencia grupal cuando ella misma se produce co- mo un resultado de determinados mecanismos de selección indivi- dual (con metas y planes más o menos explícitos). Es más, extre- mando esta línea de razonamiento, Harris (1995; 1999) y Loelhin (1997) coinciden en señalar la existencia de un camino directo desde la posesión de determinados genes hasta la inserción en cier- tos grupos de adolescentes, camino para cuyo recorrido sería rela- tivamente irrelevante el rol desempeñado por los padres. Sea como sea, nadie discute hoy la potente vinculación que finalmente se presenta entre delincuencia y relación con pares desviados (Akers, 1997). Finalmente, y hablando de contextos, se ha relacionado la con- ducta antisocial con el «contexto » que determina otros contextos: el estatus socioeconómico familiar. A pesar de las enormes con- troversias producidas sobre la espinosa relación que pudieran mantener la clase social y la delincuencia, la cuestión está lejos de ser aclarada (Farnworth et al., 1994; Wright et al., 1997). Por ejemplo, Romero (1996), trabajando con una amplísima muestra de adolescentes gallegos no encontró relación significativa entre clase social y conducta antisocial autoinformada; es más, las dife- rencias en el grupo de las chicas apuntaban en sentido contrario a las suposiciones clásicas. Por otra parte, y cambiando el foco del análisis, muchas inves- tigaciones se han centrado en las posibles influencias de factores individuales, esto es, propios del patrimonio personal de cada su- jeto particular. Parece que recientemente se está corrigiendo la es- casa atención que habían recibido en la criminología clásica los factores de personalidad, probablemente un tanto estigmatizados todavía por viejas orientaciones deterministas que vincularon en el pasado a las características individuales con la «criminalidad con- génita» y lindezas por el estilo. Hoy en día, relacionar la conduc- ta antisocial con determinadas estructuras de personalidad dentro de un marco tendencial, a través de la influencia de estas en los procesos de ajuste normativo, de modo meramente probabilísti - co— general y nunca determinista-individual—, no tiene porqué escandalizar a nadie (Andrews y Bonta, 1994; Romero, Sobral y Luengo, 1998; Sobral, Romero y Luengo, 1998). Así, la investiga- ción en esta área ha tenido recientemente un incremento muy no- table, avanzando sobre todo en dos direcciones preferentes: a) El análisis de la influencia de características psicobiológicas o tem - peramentales; a saber, la extraversión, el neuroticismo, el psicoti- cismo (en la seminal concepción eysenckiana (Eysenck,1964)), la impulsividad (variable clave en la explicación de la delincuencia en el modelo de Gray (Gray, 1972) y cuya relevancia ya nadie dis- cute a la luz del impresionante apoyo empírico que ha recibido su vinculación con la delincuencia, así como con la conducta antiso- cial y el comportamiento violento, etc., mostrando además una no- table homogeneidad transcultural (White et al., 1994; Romero, 1996)), la búsqueda de sensaciones (ingrediente sustancial del mo- delo biopsicológico de Zuckerman, y variable que se ha mostrado como una de las asociaciones más consistentes y potentes con la conducta antisocial, superando la prueba de las muy diferentes muestras en cuanto a género, edad y contexto sociocultural (véase Romero, Sobral y Luengo, 1999; Chico, 2000)). Y b) la otra línea de investigación que suele agruparse bajo el cobijo conceptual de los factores individuales hace referencia a la influencia de las lla- madas variables sociocognitivas , en un intento de resaltar la in- tención de referirse así a un conjunto de elementos que, sin dejar de ser patrimonio de lo individual, hablan de un sujeto conectado a personas y eventos del entorno. Es en este contexto en el que nos encontramos con la influencia sobre la conducta antisocial de las expectativas, el locus de control, las destrezas en el manejo inter- personal, la autoestima y la jerarquía de valores del individuo. No pocos estudios han hallado relevantes conexiones empíricas entr e esas variables y el comportamiento antisocial y/o delictivo (p.ej., Catalano y Hawkins, 1997; Romero et al., 1999 a). Ahora bien, por desgracia, la interacción entre factores contex- tuales, temperamentales y sociocognitivos, por lo que hace a sus efectos sobre el comportamiento que nos ocupa, se ha sometido a prueba en muy escasas ocasiones (Luengo, 1985; Romero et al., 1999b). Sus contribuciones parciales han sido, desde luego, reve- ladoras, pero ello no debe permitir que olvidemos que en el mun- do real las variables operan de modo interrelacionado, interdepen- diente y, en muchas ocasiones, simultáneo. La inmensa mayoría de los investigadores que se han ocupado de estos asuntos (con algu- nas notables excepciones, p.ej., Raine y Venables, 1984; Farring- ton, 1994; Farrington, 1997) parecen haber asumido una perspec- tiva aditiva: a más factores de riesgo presentes, mayor probabili- dad de conductas problemáticas. Seguramente las cosas distan de ser tan sencillas; es muy probable que la co-presencia de esos fac- tores implique que alguno modere el efecto de algún otro, que a su vez pueda amplificar el de un tercero, y así en adelante. Como bien saben los expertos en sistemas complejos, suele ser la dinámica funcional interactiva la que permite aclarar (cuando es posible) cual sea la contribución real de cada variable a un determinado es- tado resultante del sistema. Y, a buen seguro, la investigación en el ámbito de la predicción de las conductas delictivas y/o antisocia- les también debe ser deudora de su efecto mariposa particular. Lo cierto es que las escasas líneas de investigación que han te- nido como finalidad el análisis de algunas de esas interacciones han ofrecido resultados interesantes. Por ejemplo, los de aquellos trabajos acerca de los factores de protección o inmunización (Lö- sel and Bliesener, 1994; Luthar et al.., 1993; Werner,1987) que di- seccionan ciertas interacciones complejas entre factores psicoso- ciales, recurriendo en ocasiones a la iluminadora perspectiva lon- gitudinal; concretamente, hay una pregunta que debe ser respondi- da: ¿Qué ocurre cuando tenemos adolescentes que reúnen un am- plio conjunto de factores de riesgo y, sin embargo, no desarrollan patrones de conducta antisocial? ¿Qué les está protegiendo, que variables amortiguan o eliminan los efectos de los factores de ries- JORGE SOBRAL, ESTRELLA ROMERO, ÁNGELES LUENGO Y JOSÉ MARZOA662 c) En relación a la inserción grupal, encontramos en este trabajo un resultado clásico: la asociación con iguales delincuentes mues- tra una asociación muy potente con el nivel de conducta antisocial individual, aunque la dificultad de integración de tales hallazgos en un marco teórico más complejo ya fue comentada previamente; d) En cuanto al estatus socioeconómico, su relación con la con- ducta antisocial informada por nuestros sujetos fue débil y negati- va, lo cual, aunque no deja de sorprender a algunos, es un resulta- do frecuente en este campo (p.ej., Junger-Tas et al., 1994; Rome- ro, 1996; Sobral, 1999); e) Por lo que se refiere a las variables de personalidad, nuestros resultados vienen a acumularse con otros en lo que se muestra el potente poder predictivo de la Impulsivi- dad y la Búsqueda de sensaciones sobre la conducta antisocial. Pe- ro debemos añadir el importante impacto de las creencias acerca del «control externo sobre el fracaso personal» que encontramos en este estudio. Por lo que se refiere a las eventuales diferencias asociadas al género, debemos señalar que, en lo tocante al ámbito de las diferencias individuales, el panorama es de una gran homo- geneidad en chicos y chicas (tabla1), con una notable excepción: las percepciones acerca del «control externo en las relaciones so- ciales», predictor seleccionado por la ecuación de regresión única- mente en el grupo de las chicas; de nuevo podríamos estar ante otro ejemplo de ciertos efectos de socialización diferencial, en la medida en que las chicas parecen ser más entrenadas en la in- terdependencia personal. En apoyo de esta interpretación estaría la superior correlación encontrada en el grupo femenino entre con- ducta antisocial e implicación con iguales delincuentes. Si nos detenemos en el análisis de las interacciones (el objeti- vo prioritario de este trabajo), encontramos muy significativas in- teracciones entre factores de personalidad, factores psicosociales y estatus socioeconómico. Empezaremos por considerar las interac- ciones Familia X Personalidad (Tabla 2), ayudándonos de la re- presentación gráfica , por economía de espacio, de solamente al- gunas de ellas (Figuras 1 y 2)). Podemos observar interacciones muy potentes entre factores de personalidad y variables «familiares». Así, la Búsqueda de sensa- ciones, la Impulsividad y la Externalidad para el fracaso personal parece modular de modo decisivo los efectos sobre la conducta an- tisocial de algunas variables de funcionamiento familiar (apoyo parental, relaciones entre padres, apego a la familia y niveles pu- nitivos de las tácticas disciplinarias). Los datos son muy elocuen- tes: el bajo apoyo, el escaso apego a las figuras paternas y las per- cepciones acerca de las relaciones entre los padres muestra una fuerte influencia sobre los niveles de conducta antisocial única- mente cuando se combinan con altos niveles de Búsqueda de Sen- saciones.(A título de ejemplo, resulta muy ilustrativa al respecto la Figura 1). El patrón interactivo entre variables «familiares», Im- pulsividad y conducta antisocial es muy similar (tabla 2). En resu- men: la influencia de las variables del contexto familiar se amino- ran hasta resultar irrelevantes cuando son bajos los niveles de Im- PERSONALIDAD Y CONDUCTA ANTISOCIAL: AMPLIFICADORES INDIVIDUALES DE LOS EFECTOS CONTEXTUALES 665 Tabla 2 Interacciones significativas en análisis de regresión jerárquica (efecto de la edad controlado) Familia x personalidad Chicos Chicas Pasos Variables Beta t Pasos Variables Beta t 1 Edad .08 2.63*** 1 Edad .07 2.69* 2 Apoyo parental -.17 -7.50*** 2 Apoyo Parental -.15 -5.54*** 3 Búsqueda sensaciones .29 12.56*** 3 Búsqueda sensaciones .35 13.73*** 4 Apoyo parental x búsqueda sensac. -.08 -3.06** 4 Apoyo parental x búsqueda de sens. -.12 -4.39*** 1 Edad .10 4.38*** 1 Edad .08 3.01** 2 Apoyo parental -.16 -7.12*** 2 Apoyo parental -.11 -4.11*** 3 Impulsividad .27 11.80*** 3 Impulsividad .32 12.38*** 4 Apoyo parental x impulsividad -.07 -2.68** 4 Apoyo parental x impulsividad -.07 2.57*** 1 Edad .09 3.71** 1 Edad .08 3.21** 2 Relac.entre padres -.10 -4.59*** 2 Apoyo parental -.12 -4.78** 3 Búsqueda sensaciones .30 13.27*** 3 Búsqueda sensaciones .34 13.83*** 4 Rel.entre padres x busq.sensaciones -.10 -4.51*** 4 Apoyo parental x búsqueda sensac . -.07 -2.66** 1 Edad .09 3.69*** 1 Edad .07 2.89** 2 Relac.entre padres -.12 -5.04*** 2 Apoyo parental -.10 -4.13*** 3 Impulsividad .29 12.63*** 3 Impulsividad .32 12.66*** 4 Relac.entre padres x impulsividad -.07 -2.71** 4 Apoyo parental x impulsividad -.07 2.78** 1 Edad .10 4.58*** 1 Edad .09 3.63** 2 Relac.entre padres -.14 -5.93*** 2 Apoyo parental -.16 -6.00*** 3 Externalidad (para el fracaso escolar) .20 8.55*** 3 Externalidad (para el fracaso escolar) .17 6.74*** 4 Apoyo parental x externalidad -.07 -2.56** * p<.05 1 Edad .10 3.85*** 2 Prácticas punitivas .12 4.50*** ** p<.01 3 Externalidad (relac. sociales) .02 1.07 4 Pract.punit. x External. -.07 -2.85** *** p<.001 1 Edad .10 4.15*** 2 Prácticas punitivas .06 1.93* 3 Externalidad (para el fracaso escolar) .14 6.22*** 4 Pract. Punitivas x Externalidad -.11 -4.04*** pulsividad y de Búsqueda de Sensaciones de los sujetos insertos en tales contextos; parece, por lo tanto, que las mencionadas diferen- cias individuales (que, conjuntamente, podríamos etiquetar como «patrón desinhibido») funcionan como un catalizador decisivo respecto a los procesos que inhiben y/o facilitan con su mayor o menor presencia. La figura 2 muestra una interacción de gran in- terés entre el tipo de prácticas punitivas de los padres y la «exter- nalidad» relativa al fracaso personal en las chicas de nuestra mues- tra: las prácticas punitivas parecen tener un mayor efecto sobre la conducta antisocial cuando la externalidad para el fracaso personal es baja. Quizá bajo disciplinas muy coercitivas la elevada externa- lidad genere, en algún grado, inhibición y pasividad: a fin de cuen- tas, no poseo el control sobre las claves de la situación (lo cual nos remitiría al marco explicativo de la indefensión aprendida); por el contrario, aquellos que posean unas creencias de mayor internali- dad cuando se hallen ante contextos disciplinarios muy punitivos podrían desarrollar pautas reactantes de carácter agresivo y/o vio- lento. De tal modo, estos sujetos estarían buscando una vía expre - siva de protesta, al tiempo que intentan recobrar o mantener el control amenazado. Obviamente, se necesitan más trabajos que se diseñen específicamente para aclarar estas posibles explicaciones. Otro tipo de interacciones sobre las que quisimos indagar fue- ron aquéllas que se pudieran producir entre las características de personalidad y las variables relacionadas con el contexto escolar (Tabla 3; Figuras 3 y 4). Pues bien, es muy notable el poderoso efecto modulador de la Búsqueda de sensaciones y de la Impulsi- vidad (en chicos y chicas) sobre la repercusión del apego escolar en la conducta antisocial. En las figuras que hemos seleccionado para ejemplificar gráficamente estos resultados( Figuras 3 y 4) ello aparece representado con toda claridad: las diferencias en conduc- ta antisocial entre las condiciones de «Alto apego escolar» y «Ba- jo apego escolar» fueron espectaculares solamente cuando los su- jetos mostraron altos niveles de Impulsividad y de tendencia a la Búsqueda de Sensaciones. Ello parece sugerir que estas caracte- rísticas «temperamentales» de personalidad serían una condición necesaria para que los lazos afectivos (en la familia, en la escue- la) jueguen un papel relevante en la producción de la conducta an- tisocial. Aunque con menor intensidad, y solamente en el grupo de chicas, las creencias externas acerca de la interpretación del fraca- so personal, parecen jugar el mismo rol amplificador respecto a la importancia del apego escolar en tanto a la repercusión de éste so- bre la conducta antisocial (Tabla 3). En relación las interacciones significativas entre características de personalidad y la implicación con pares delincuentes, destacan dos resultados (Tabla 4): a) En primer lugar, el efecto de tener re- laciones habituales con pares delincuentes sobre la conducta anti- social es muy importante, incluso cuando los niveles de Impulsi- vidad y Búsqueda de sensaciones son bajos (sobre todo, ello es cierto en el grupo de los chicos; Figura 5). Por supuesto, los nive- les de conducta antisocial se disparan cuando a la relación con JORGE SOBRAL, ESTRELLA ROMERO, ÁNGELES LUENGO Y JOSÉ MARZOA666 15 10 5 0 -5 -10 Alto apoyo Bajo apoyo Alta búsq. sensaciones Baja búsq. sensaciones Figura 1. Chicos Apoyo parental x Búsq. Sensac. 2 1 0 -1 -2 -3 Alta Punitividad Baja Punitividad Alta externalidad Baja externalidad Fi g u ra 2. Chicas Prácticas punitivas x Externalidad (para el fracaso pers o n a l ) 14 7 0 -7 14 Alto apego Bajo apego Alta búsq. sensac. Baja búsq. sensac. Figura 3. Chicos Apego a la escuela x búsqueda de sensaciones 8 5 2 -1 -4 -7 Alto apego Bajo apego Alta impuls. Baja impuls. Figura 4. Chicas Apego a la escuela x impulsividad iguales delincuentes se le asocian valores elevados en estas varia- bles temperamentales, pero el factor grupal tiene potencia por sí mismo. Quizás éste fuera un buen ejemplo de caso particular en que resulte más adecuada una perspectiva aditiva sobre la conjun- ción de varios factores; b) Sin embargo, y hablando de las chicas, la influencia de los contextos grupales problemáticos sobre la con- ducta antisocial parece más interdependiente de los valores que adopten las variables de personalidad, sobre todo la tendencia a la Búsqueda de sensaciones (Fig. 6). Ciertamente, la tabla 4 muestra con claridad como los coeficientes beta de Impulsividad y Bús- queda de sensaciones son sensiblemente más elevados en el grupo de las chicas que en el de los chicos. En cuanto a las interacciones significativas detectadas entre ca- racterísticas de personalidad y el estatus socioeconómico de las fa- milias de procedencia de nuestros adolescentes, los resultados son muy elocuentes. (Tabla 5 ; representación gráfica ilustrativa del re- sultado en la Figura 7). Por una parte, sólo se obtuvieron interac- ciones significativas en el grupo de las chicas; por otra, el bajo es- tatus socioeconómico sólo resultó relevante en relación a la con- ducta antisocial cuando se combinó con elevada Impulsividad, ele- vada Búsqueda de sensaciones y (aunque en menor intensidad) PERSONALIDAD Y CONDUCTA ANTISOCIAL: AMPLIFICADORES INDIVIDUALES DE LOS EFECTOS CONTEXTUALES 667 Tabla 3 Interacciones significativas en análisis de regresión jerárquica (efecto de la edad controlado) Escuela x personalidad Chicos Chicas Pasos Variables Beta t Pasos Variables Beta t 1 Edad .10 4.10*** 1 Edad .09 3.04** 2 Apego a la escuela -.15 -6.82*** 2 Apego a la escuela -.15 -6.29*** 3 Búsqueda de sensaciones .29 12.80*** 3 Búsqueda de sensaciones .37 14.19*** 4 Apego a la escuela x búsq. sensac. -.09 -3.25** 4 Apego a la escuela x búsq. sensac -.09 -3.15** 1 Edad .10 4.50*** 1 Edad .09 3.07** 2 Apego a la escuela -.12 -5.36*** 2 Apego a la escuela -.11 -4.70*** 3 Impulsividad .28 11.96*** 3 Impulsividad .32 12.14*** 4 Apego a la escuela x Impulsividad -.08 -3.01** 4 Apego a la escuela x Impulsividad -.07 -3.01** * p<.05 ** p<.01 *** p<.001 1 Edad .10 3.94*** 2 Apego a la escuela -.16 -6.05*** 3 Externalidad (para el fracaso personal) .19 6.93*** 4 Apego a la escuela x externalidad -.07 -2.72** Tabla 4 Interacciones significativas en análisis de regresión jerárquica (efecto de la edad controlado) Grupo de iguales x personalidad Chicos Chicas Pasos Variables Beta t Pasos Variables Beta t 1 Edad .08 3.15** 1 Edad .08 3.05** 2 Iguales delincuentes .44 19.50*** 2 Iguales delincuentes .47 21.80*** 3 Búsqueda de sensaciones .17 8.20*** 3 Búsqueda de sensaciones .30 12.42*** 4 Iguales delincuentes x búsq.sensac. .07 2.91** 4 Iguales delincuentes x búsq.sensac. .19 8.09** 1 Edad .09 3.45*** 1 Edad .08 3.10** 2 Iguales delincuentes .44 19.11*** 2 Iguales delincuentes .47 21.08*** 3 Impulsividad .17 8.67*** 3 Impulsividad .25 10.25*** 4 Iguales delincuentes x Impulsividad .07 3.01** 4 Iguales delincuentes x Impulsividad .10 4.19*** 1 Edad .08 3.25** 1 Edad .09 3.25** 2 Iguales delincuentes .47 21.55*** 2 Iguales delincuentes .54 24.64*** 3 Externalidad .14 7.00*** 3 Externalidad (para el fracaso personal) .15 6.00*** 4 Iguales delincuentes x Externalidad .06 2.51** 4 Iguales delincuentes x Externalidad .07 3.17** * p<.05 ** p<.01 *** p<.001 Tabla 5 Interacciones significativas en análisis de regresión jerárquica (efecto de la edad controlado) Estatus socioeconómico x personalidad Chicas Pasos Variables Beta t 1 Edad .09 3.25** 2 Estatus socioeconómico -.09 3.26** 3 Búsqueda de sensaciones .35 12.89*** 4 Estatus socioecon. x Búsq.Sensaciones -.07 -2.70** 1 Edad .09 3.15** 2 Estatus socioeconómico -.09 -2.85** 3 Impulsividad .31 11.41*** 4 Estatus socioeconómico x Impulsividad -.07 -2.75** 1 Edad .10 3.64** 2 Estatus socioeconómico -.12 -4.03*** 3 Externalidad (para el fracaso personal) .21 7.65*** 4 Estatus socioeconómico x Externalidad -.06 -2.01** * p<.05 ** p<.01 *** p<.001
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