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Bodas de sangre- Federico Garcia Lorca, Transcripciones de Literatura Clásica

Desde lo antiguo a lo moderno, recogiendo mito y leyenda, esta obra teatral en prosa y verso es la tragedia más cruda de Federico García Lorca, una reflexión sobre la vida, la muerte y la única fuerza capaz de vencerla: el amor.Escrita en 1932, Bodas de sangre se basa en un suceso real, acaecido en Almería en 1928. Todo empezó con una boda a la que la novia no acudió.

Tipo: Transcripciones

2018/2019

Subido el 11/04/2019

Inés_rodríguez
Inés_rodríguez 🇺🇾

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¡Descarga Bodas de sangre- Federico Garcia Lorca y más Transcripciones en PDF de Literatura Clásica solo en Docsity! )1( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. Bodas de Sangre Federico García Lorca )2( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. TRAGEDIA EN TRES ACTOS Y SIETE CUADROS (1933) PERSONAJES LA MADRE. LA NOVIA. LA SUEGRA. LA MUJER DE LEONARDO. LA CRIADA. LA VECINA. MUCHACHAS. LEONARDO. EL NOVIO. EL PADRE DE LA NOVIA. LA LUNA. LA MUERTE (como mendiga). LEÑADORES. MOZOS. )5( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. MADRE: Que me gustaría que fueras una mujer. No te irías al arroyo ahora y bordaríamos las dos cenefas y perritos de lana. NOVIO: (Coge de un brazo a la Madre y ríe.) Madre, ¿y si yo la llevara conmigo a las viñas? MADRE: ¿Qué hace en las viñas una vieja? ¿Me ibas a meter debajo de los pámpanos? NOVIO (Levantándola en sus brazos): Vieja, revieja, requetevieja. MADRE: Tu padre sí que me llevaba. Eso es buena casta. Sangre. Tu abuelo dejó un hijo en cada esquina. Eso me gusta. Los hombres, hombres; el trigo, trigo. NOVIO: ¿Y yo, madre? MADRE: ¿Tú, qué? NOVIO: ¿Necesito decírselo otra vez? MADRE (Seria): ¡Ah! NOVIO: ¿Es que le parece mal? MADRE: No. NOVIO: ¿Entonces?... MADRE: No lo sé yo misma. Así, de pronto, siempre me sorprende. Yo sé que la muchacha es buena. ¿Verdad que sí? Modosa. Trabajadora. Amasa su pan y cose sus faldas, y siento, sin embargo, cuando la nombro, como si me dieran una pedrada en la frente. NOVIO: Tonterías. MADRE: Más que tonterías. Es que me quedo sola. Ya no me quedas más que tú y siento que te vayas. NOVIO: Pero usted vendrá con nosotros. MADRE: No. Yo no puedo dejar aquí solos a tu padre y a tu hermano. Tengo que ir todas las mañanas, y si me voy es fácil que muera uno de los Félix, uno de la familia de los matadores, y lo entierren al lado. ¡Y eso sí que no! ¡Ca! ¡Eso sí que no! Porque con las uñas los desentierro y yo sola los machaco contra la tapia. NOVIO (Fuerte): Vuelta otra vez. MADRE: Perdóname. (Pausa.) ¿Cuánto tiempo llevas en relaciones? )6( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. NOVIO: Tres años. Ya pude comprar la viña. MADRE: Tres años. ¿Ella tuvo un novio, no? NOVIO: No sé. Creo que no. Las muchachas tienen que mirar con quién se casan. MADRE: Sí. Yo no miré a nadie. Miré a tu padre, y cuando lo mataron miré a la pared de enfrente. Una mujer con un hombre, y ya está. NOVIO: Usted sabe que mi novia es buena. MADRE: No lo dudo. De todos modos siento no saber cómo fué su madre. NOVIO: ¿Qué más da? MADRE (Mirándolo): Hijo. NOVIO: ¿Qué quiere usted? MADRE: ¡Que es verdad! ¡Que tienes razón! ¿Cuándo quieres que la pida? NOVIO (Alegre): ¿Le parece bien el domingo? MADRE (Seria): Le llevaré los pendientes de azófar, que son antiguos, y tú le compras... NOVIO: Usted entiende más... MADRE: Le compras unas medias caladas, y para ti dos trajes... ¡Tres! ¡No te tengo más que a ti! NOVIO: Me voy. Mañana iré a verla. MADRE: Sí, sí, y a ver si me alegras con seis nietos, o los que te dé la gana, ya que tu padre no tuvo lugar de hacérmelos a mí. NOVIO: El primero para usted. MADRE: Sí, pero que haya niñas. Que yo quiero bordar y hacer encaje y estar tranquila. NOVIO: Estoy seguro que usted querrá a mi novia. MADRE: La querré. (Se dirige a besarlo y reacciona.) Anda, ya estás muy grande para besos. Se los das a tu mujer. (Pausa. Aparte.) Cuando lo sea. )7( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. NOVIO: Me voy. MADRE: Que caves bien la parte del molinillo, que la tienes descuidada. NOVIO: ¡Lo dicho! MADRE: Anda con Dios. (Vase el Novio. La Madre queda sentada de espaldas a la puerta. Aparece en la puerta una Vecina vestida de color oscuro, con pañuelo a la cabeza.) Pasa. VECINA: ¿Cómo estás? MADRE: Ya ves. VECINA: Yo bajé a la tienda y vine a verte. ¡Vivimos tan lejos! MADRE: Hace veinte años que no he subido a lo alto de la calle. VECINA: Tú estás bien. MADRE: ¿Lo crees? VECINA: Las cosas pasan. Hace dos días trajeron al hijo de mi vecina con los dos brazos cortados por la máquina. (Se sienta.) MADRE: ¿A Rafael? VECINA Sí. Y allí lo tienes. Muchas veces pienso que tu hijo y el mío están mejor donde están, dormidos, descansando, que no expuestos a quedarse inútiles. MADRE: Calla. Todo eso son invenciones, pero no consuelos. VECINA: ¡Ay! MADRE: ¡Ay! (Pausa.) VECINA (Triste). ¿Y tu hijo? MADRE: Salió. VECINA: ¡Al fin compró la viña! MADRE: Tuvo suerte. )10( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. CUADRO SEGUNDO Habitación pintada, de rosa con cobres y ramos de flores populares. En el centro, una mesa con mantel. Es la mañana. (Suegra de Leonardo con un niño en brazos. Lo mece. La Mujer, en la otra esquina, hace punto de media.) SUEGRA: Nana, niño, nana del caballo grande que no quiso el agua. El agua era negra dentro de las ramas. Cuando llega al puente se detiene y canta. ¿Quién dirá, mi niño, lo que tiene el agua, con su larga cola por su verde sala? MUJER (Bajo): Duérmete, clavel, que el caballo no quiere beber. SUEGRA: Duérmete, rosal, que el caballo se pone a llorar. Las patas heridas, las crines heladas, dentro de los ojos un puñal de plata. Bajaban al río. ¡Ay, cómo bajaban! La sangre corría más fuerte que el agua. MUJER: Duérmete, clavel, que el caballo no quiere beber. SUEGRA: Duérmete, rosal, que el caballo se pone a llorar. MUJER: No quiso tocar la orilla mojada su belfo caliente con moscas de plata. A los montes duros sólo relinchaba con el río muerto sobre la garganta. ¡Ay, caballo grande, que no quiso el agua! ¡Ay, dolor de nieve, caballo del alba! SUEGRA: Cierra la ventana con ramas de sueños. ¡No vengas! Detente, y sueño de ramas. )11( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. MUJER: Mi niño se duerme. SUEGRA: Mi niño se calla. MUJER: Caballo, mi niño tiene una almohada. SUEGRA: Su cuna de acero. MUJER: Su colcha de holanda. SUEGRA: Nana, niño, nana. MUJER: ¡Ay, caballo grande, que no quiso el agua! SUEGRA: ¡No vengas, no entres! Vete a la montaña. Por los valles grises donde está la jaca. MUJER (Mirando): Mi niño se duerme. SUEGRA: Mi niño descansa. MUJER (Bajito): Duérmete, clavel, que el caballo no quiere beber. SUEGRA (Levantándose y muy bajito): Duérmete, rosal, que el caballo se pone a llorar. (Entran al niño. Entra Leonardo.) LEONARDO: ¿Y el niño? MUJER: Se durmió. LEONARDO: Ayer no estuvo bien. Lloró por la noche. MUJER (Alegre): Hoy está como una dalia. ¿Y tú? ¿Fuiste a casa del herrador? LEONARDO: De allí vengo. ¿Querrás creer? Llevo más de dos meses poniendo herraduras nuevas al caballo y siempre se le caen. Por lo visto se las arranca con las piedras. MUJER: ¿Y no será que lo usas mucho? LEONARDO: No. Casi no lo utilizo. )12( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. MUJER: Ayer me dijeron las vecinas que te habían visto al límite de los llanos. LEONARDO: ¿Quién lo dijo? MUJER: Las mujeres que cogen las alcaparras. Por cierto que me sorprendió. ¿Eras tú? LEONARDO: No. ¿Qué iba a hacer yo allí, en aquel secano? MUJER: Eso dije. Pero el caballo estaba reventando de sudar. LEONARDO: ¿Lo viste tú? MUJER: No. Mi madre. LEONARDO: ¿Está con el niño? MUJER: Sí. ¿Quieres un refresco de limón? LEONARDO: Con el agua bien fría. MUJER: ¡Cómo no viniste a comer!... LEONARDO: Estuve con los medidores del trigo. Siempre entretienen. MUJER (Haciendo el refresco y muy tierna): ¿Y lo pagan a buen precio? LEONARDO: El justo. MUJER: Me hace falta un vestido y al niño una gorra con lazos. LEONARDO (Levantándose): Voy a verlo. MUJER: Ten cuidado, que está dormido. SUEGRA (Saliendo): Pero, ¿quién da esas carreras al caballo? Está abajo, tendido, con los ojos desorbitados como si llegara del fin del mundo. LEONARDO (Agrio): Yo. SUEGRA: Perdona; tuyo es. MUJER (Tímida): Estuvo con los medidores del trigo. SUEGRA: Por mí, que reviente. (Se sienta. Pausa.) )15( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. SUEGRA: Duérmete, rosal, que el caballo se pone a llorar. MUJER: Nana, niño, nana. SUEGRA: ¡Ay, caballo grande, que no quiso el agua! MUJER (Dramática): ¡No vengas, no entres! ¡Vete a la montaña! ¡Ay, dolor de nieve, caballo del alba! SUEGRA (Llorando): Mi niño se duerme... MUJER (Llorando y acercándose lentamente): Mi niño descansa... SUEGRA: Duérmete, clavel, que el caballo no quiere beber. MUJER (Llorando y apoyándose sobre la mesa): Duérmete, rosal, que el caballo se pone a llorar. TELÓN CUADRO TERCERO Interior de la cueva donde vive la novia. Al fondo, una cruz de grandes flores rosa. Las puertas redondas con cortinas de encaje y lazos rosa. Por las paredes de material blanco y duro, abanicos redondos, jarros azules y pequeños espejos. CRIADA: Pasen ... (Muy afable, llena de hipocresía humilde. Entran el Novio y su Madre. La Madre viste de raso negro y lleva mantilla de encaje. El Novio, de pana negra con gran cadena de oro.) ¿Se quieren sentar? Ahora vienen. (Sale.) (Quedan madre e hijo sentados, inmóviles como estatuas. Pausa larga.) MADRE: ¿Traes el reloj? NOVIO: Sí. (Lo saca y lo mira.) MADRE: Tenemos que volver a tiempo. ¡Qué lejos vive esta gente! NOVIO: Pero estas tierras son buenas. MADRE: Buenas; pero demasiado solas. Cuatro horas de camino y ni una casa ni un árbol. )16( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. NOVIO: Éstos son los secanos. MADRE: Tu padre los hubiera cubierto de árboles. NOVIO: ¿Sin agua? MADRE: Ya la hubiera buscado. Los tres años que estuvo casado conmigo, plantó diez cerezos. (Haciendo memoria.) Los tres nogales del molino, toda una viña y una planta que se llama Júpiter, que da flores encarnadas, y se secó. (Pausa.) NOVIO (Por la novia): Debe estar vistiéndose. (Entra el Padre de la novia. Es anciano, con el cabello blanco reluciente. Lleva la cabeza inclinada. La Madre y el Novio se levantan y se dan las manos en silencio.) PADRE: ¿Mucho tiempo de viaje? MADRE: Cuatro horas. (Se sientan.) PADRE: Habéis venido por el camino más largo. MADRE: Yo estoy ya vieja para andar por las terreras del río. NOVIO: Se marea. (Pausa.) PADRE: Buena cosecha de esparto. NOVIO: Buena de verdad. PADRE: En mi tiempo, ni esparto daba esta tierra. Ha sido necesario castigarla y hasta llorarla, para que nos dé algo provechoso. MADRE: Pero ahora da. No te quejes. Yo no vengo a pedirte nada. PADRE (Sonriendo): Tú eres más rica que yo. Las viñas valen un capital. Cada pámpano una moneda de plata. Lo que siento es que las tierras... ¿entiendes? ... estén separadas. A mí me gusta todo junto. Una espina tengo en el corazón, y es la huertecilla esa metida entre mis tierras, que no me quieren vender por todo el oro del mundo. NOVIO: Eso pasa siempre. PADRE: Si pudiéramos con veinte pares de bueyes traer tus viñas aquí y ponerlas en la ladera. ¡Qué alegría! ... MADRE: ¿Para qué? )17( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. PADRE: Lo mío es de ella y lo tuyo de él. Por eso. Para verlo todo junto, ¡que junto es una hermosura! NOVIO: Y sería menos trabajo. MADRE: Cuando yo me muera, vendéis aquello y compráis aquí al lado. PADRE: Vender, ¡vender! ¡Bah!; comprar, hija, comprarlo todo. Si yo hubiera tenido hijos hubiera comprado todo este monte hasta la parte del arroyo. Porque no es buena tierra; pero con brazos se la hace buena, y como no pasa gente no te roban los frutos y puedes dormir tranquilo. (Pausa.) MADRE: Tú sabes a lo que vengo. PADRE: Sí. MADRE: ¿Y qué? PADRE: Me parece bien. Ellos lo han hablado. MADRE Mi hijo tiene y puede. PADRE Mi hija también. MADRE: Mi hijo es hermoso. No ha conocido mujer. La honra más limpia que una sábana puesta al sol. PADRE: Qué te digo de la mía. Hace las migas a las tres, cuando el lucero. No habla nunca; suave como la lana, borda toda clase de bordados y puede cortar una maroma con los dientes. MADRE: Dios bendiga su casa. PADRE: Que Dios la bendiga. (Aparece la Criada con dos bandejas. Una con copas y la otra con dulces.) MADRE (Al hijo): ¿Cuándo queréis la boda? NOVIO: El jueves próximo. PADRE: Día en que ella cumple veintidós años justos. MADRE: ¡Veintidós años! Esa edad tendría mi hijo mayor si viviera. Que viviría caliente y macho como era, si los hombres no hubieran inventado las navajas. PADRE: En eso no hay que pensar. )20( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. NOVIA: No quiero. CRIADA: Siquiera las medias. Dicen que son todas caladas, ¡Mujer! NOVIA: ¡Ea, que no! CRIADA: Por Dios. Está bien. Parece como si no tuvieras ganas de casarte. NOVIA (Mordiéndose la mano con rabia): ¡Ay! CRIADA: Niña, hija, ¿qué te pasa? ¿Sientes dejar tu vida de reina? No pienses en cosas agrias. ¿Tienes motivo? Ninguno. Vamos a ver los regalos. (Coge la caja). NOVIA (Cogiéndola de las muñecas): Suelta. CRIADA: ¡Ay, mujer! NOVIA: Suelta he dicho. CRIADA: Tienes más fuerza que un hombre. NOVIA: ¿No he hecho yo trabajos de hombre? ¡Ojalá fuera! CRIADA: ¡No hables así! NOVIA: Calla he dicho. Hablemos de otro asunto. (La luz va desapareciendo de la escena. Pausa larga.) CRIADA: ¿Sentiste anoche un caballo? NOVIA: ¿A qué hora? CRIADA: A las tres. NOVIA: Sería un caballo suelto de la manada. CRIADA: No. Llevaba jinete. NOVIA: ¿Por qué lo sabes? CRIADA: Porque lo vi. Estuvo parado en tu ventana. Me chocó mucho. NOVIA: ¿No sería mi novio? Algunas veces ha pasado a esas horas. CRIADA: No. )21( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. NOVIA: ¿Tú le viste? CRIADA: Sí. NOVIA: ¿Quién era? CRIADA: Era Leonardo. NOVIA (Fuerte): ¡Mentira! ¡Mentira! ¿A qué viene aquí? CRIADA: Vino. NOVIA: ¡Cállate! ¡Maldita sea tu lengua! (Se siente el ruido de un caballo.) CRIADA (En la ventana): Mira, asómate. ¿Era? NOVIA: ¡Era! TELÓN RÁPIDO FIN DEL ACTO PRIMERO ACTO SEGUNDO CUADRO PRIMERO Zaguán de casa de la novia. Portón al fondo. Es de noche. La novia sale con enaguas blancas encañonadas, llenas de encajes y puntas bordadas y un corpiño blanco, con los brazos al aire. La criada, lo mismo. CRIADA: Aquí te acabaré de peinar. NOVIA: No se puede estar ahí dentro, del calor. CRIADA: En estas tierras no refresca ni al amanecer. (Se sienta la Novia en una silla baja y se mira en un espejito de mano. La Criada la peina.) )22( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. NOVIA: Mi madre era de un sitio donde había muchos árboles. De tierra rica. CRIADA: ¡Así era ella de alegre! NOVIA: Pero se consumió aquí. CRIADA: El sino. NOVIA: Como nos consumimos todas. Echan fuego las paredes. ¡Ay! no tires demasiado. CRIADA: Es para arreglarte mejor esta onda. Quiero que te caiga sobre la frente. (La Novia se mira en el espejo.) ¡Qué hermosa estás! ¡Ay! (La besa apasionadamente.) NOVIA (Seria): Sigue peinándome. CRIADA (Peinándola): ¡Dichosa tú que vas a abrazar a un hombre, que lo vas a besar, que vas a sentir su peso! NOVIA: Calla. CRIADA: Y lo mejor es cuando te despiertes y lo sientas al lado y que él te roza los hombros con su aliento, como con una plumilla de ruiseñor. NOVIA (Fuerte): ¿Te quieres callar? CRIADA: ¡Pero niña! ¿Una boda, qué es? Una boda es esto y nada más. ¿Son los dulces? ¿Son los ramos de flores? No. Es una cama relumbrante y un hombre y una mujer. NOVIA: No se debe decir. CRIADA: Eso es otra cosa. ¡Pero es bien alegre! NOVIA: O bien amargo. CRIADA Al azahar te lo voy a poner desde aquí hasta aquí, de modo que la corona luzca sobre el peinado. (Le prueba el ramo de azahar.) NOVIA (Se mira en el espejo): Trae. (Coge el azahar y lo mira y deja caer la cabeza abatida.) CRIADA: ¿Qué es esto? )25( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. LEONARDO: No. (Pausa. Voces cantando muy lejos.) VOCES: ¡Despierte la novia la mañana de la boda! LEONARDO: Despierte la novia la mañana de la boda. CRIADA: Es la gente. Vienen lejos todavía. LEONARDO (Levantándose): ¿La novia llevará una corona grande, no? No debía ser tan grande. Un poco más pequeña le sentaría mejor. ¿Y trajo ya el novio el azahar que se tiene que poner en el pecho? NOVIA: (Apareciendo todavía en enaguas y con la corona de azahar puesta.) Lo trajo. CRIADA (Fuerte): No salgas así. NOVIA: ¿Qué más da? (Seria.) ¿Por qué preguntas si trajeron el azahar? ¿Llevas intención? LEONARDO: Ninguna. ¿Qué intención iba a tener? (Acercándose.) Tú, que me conoces, sabes que no la llevo. Dímelo ¿Quién he sido yo para ti? Abre y refresca tu recuerdo. Pero dos bueyes y una mala choza son casi nada. Esa es la espina. NOVIA: ¿A qué vienes? LEONARDO: A ver tu casamiento. NOVIA: ¡También yo vi el tuyo! LEONARDO: Amarrado por ti, hecho con tus dos manos. A mí me pueden matar, pero no me pueden escupir. Y la plata, que brilla tanto, escupe algunas veces. NOVIA: ¡Mentira! LEONARDO: No quiero hablar, porque soy hombre de sangre y no quiero que todos estos cerros oigan mis voces. NOVIA: Las mías serían más fuertes. CRIADA: Estas palabras no pueden seguir. Tú no tienes que hablar de lo pasado. (La Criada mira a las puertas presa de inquietud.) NOVIA: Tiene razón. Yo no debo hablarte siquiera. Pero se me calienta el )26( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. alma de que vengas a verme y atisbar mi boda y preguntes con intención por el azahar. Vete y espera a tu mujer en la puerta. LEONARDO: ¿Es que tú y yo no podemos hablar? CRIADA (Con rabia): No; no podéis hablar. LEONARDO: Después de mi casamiento he pensado noche y día de quién era la culpa, y cada vez que pienso sale una culpa nueva que se come a la otra; ¡pero siempre hay culpa! NOVIA: Un hombre con su caballo sabe mucho y puede mucho para poder estrujar a una muchacha metida en un desierto. Pero yo tengo orgullo. Por eso me caso. Y me encerraré con mi marido, a quien tengo que querer por encima de todo. LEONARDO: El orgullo no te servirá de nada. (Se acerca.) NOVIA: ¡No te acerques! LEONARDO: Callar y quemarse es el castigo más grande que nos podemos echar encima. ¿De qué me sirvió a mí el orgullo y el no mirarte y el dejarte despierta noches y noches? ¡De nada! ¡Sirvió para echarme fuego encima! Porque tú crees que el tiempo cura y que las paredes tapan, y no es verdad, no es verdad. ¡Cuando las cosas llegan a los centros, no hay quien las arranque. NOVIA (Temblando): No puedo oírte. No puedo oír tu voz. Es como si me bebiera una botella de anís y me durmiera en una colcha de rosas. Y me arrastra, y sé que me ahogo, pero voy detrás. CRIADA (Cogiendo a Leonardo por las solapas), ¡Debes irte ahora mismo! LEONARDO: Es la última vez que voy a hablar con ella. No temas nada. NOVIA: Y sé que estoy loca y sé que tengo el pecho podrido de aguantar, y aquí estoy quieta por oírlo, por verlo menear los brazos. LEONARDO: No me quedo tranquilo si no te digo estas cosas. Yo me casé. Cásate tú ahora. CRIADA (A Leonardo): ¡Y se casa! VOCES (Cantando más cerca): Despierte la novia la mañana de la boda. NOVIA: ¡Despierte la novia! (Sale corriendo a su cuarto.) CRIADA: Ya está aquí la gente. (A Leonardo.) No te vuelvas a acercar a ella. )27( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. LEONARDO: Descuida. (Sale por la izquierda. Empieza a clarear el día.) MUCHACHA 1ª (entrando): Despierte la novia la mañana de la boda; ruede la ronda y en cada balcón una corona. VOCES: ¡Despierte la novia! CRIADA (Moviendo algazara): Que despierte con el ramo verde del amor florido. ¡Que despierte por el tronco y la rama de los laureles! MUCHACHA 2ª (Entrando): Que despierte con el largo pelo, camisa de nieve, botas de charol y plata y jazmines en la frente. CRIADA ¡Ay, pastora, que la luna asoma! MUCHACHA ¡Ay, galán, deja tu sombrero por el olivar! MOZO 1º (Entrando con el sombrero en alto): Despierte la novia que por los campos viene rodando la boda, con bandejas de dalias y panes de gloria. VOCES: ¡Despierte la novia! MUCHACHA 2ª: La novia se ha puesto su blanca corona, y el novio se la prende con lazos de oro. CRIADA: Por el toronjil la novia no puede dormir. MUCHACHA 3ª (Entrando): Por el naranjel el novio le ofrece cuchara y mantel. (Entran tres convidados.) MOZO 1º: ¡Despierta, paloma! El alba despeja campanas de sombra. CONVIDADO: La novia, la blanca novia, )30( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. NOVIO: ¿Tienes prisa? NOVIA: Si. Estoy deseando ser tu mujer y quedarme sola contigo, y no oír más voz que, la tuya. NOVIO: ¡Eso quiero yo! NOVIA: Y no ver más que tus ojos. Y que me abrazarás tan fuerte, que aunque me llamara mi madre, que está muerta, no me pudiera despegar de ti. NOVIO: Yo tengo fuerza en los brazos. Te voy a abrazar cuarenta años seguidos. NOVIA (Dramática, cogiéndole del brazo): ¡Siempre! PADRE: ¡Vamos pronto! ¡A coger las caballerías y los carros! Que ya ha salido el sol. MADRE: ¡Que llevéis cuidado! No sea que tengamos malahora. (Se abre el gran portón del fondo. Empiezan a salir.) CRIADA (Llorando): Al salir de tu casa, blanca doncella, acuérdate que sales como una estrella... MUCHACHA 1ª: Limpia de cuerpo y ropa al salir de tu casa para la boda. (Van saliendo.) MUCHACHA 2ª: ¡Ya sales de tu casa para la iglesia! CRIADA: ¡El aire pone flores por las arenas! MUCHACHA 3ª: ¡Ay la blanca niña! CRIADA: Aire oscuro el encaje de su mantilla. (Salen. Se oyen guitarras, palillos y panderetas. Quedan solos Leonardo y su mujer.) MUJER: Vamos. LEONARDO: ¿Adónde? )31( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. MUJER: A la iglesia. Pero no vas en el caballo. Vienes conmigo. LEONARDO: ¿En el carro? MUJER: ¿Hay otra cosa? LEONARDO: Yo no soy hombre para ir en carro. MUJER: Y yo no soy mujer para ir sin su marido en un casamiento. ¡que no puedo más! LEONARDO: ¡Ni yo tampoco! MUJER: ¿Por qué me miras así? Tienes una espina en cada ojo. LEONARDO: ¡Vamos! MUJER: No sé lo que pasa. Pero pienso y no quiero pensar. Una cosa sé. Yo ya estoy despachada. Pero tengo un hijo. Y otro que viene. Vamos andando. El mismo sino tuvo mi madre. Pero de aquí no me muevo. (Voces fuera.) VOCES: (¡Al salir de tu casa para la iglesia, acuérdate que sales como una estrella¡) MUJER (Llorando): ¡Acuérdate que sales como una estrella! Así salí yo de mi casa también. Que me cabía todo el campo en la boca. LEONARDO (Levantándose): Vamos. MUJER: ¡Pero conmigo! LEONARDO: Sí. (Pausa.) ¡Echa a andar! (Salen.) VOCES. Al salir de tu casa para la iglesia, acuérdate que sales como una estrella. TELON LENTO )32( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. CUADRO SEGUNDO Exterior de la cueva de la novia. Entonación en blancos grises y azules fríos. Grandes chumberas. Tonos sombríos y plateados. Panoramas de mesetas color barquillo, todo endurecido como paisaje de cerámica popular. CRIADA (Arreglando en una mesa copas y bandejas): Giraba, giraba la rueda y el agua pasaba, porque llega la boda, que se aparten las ramas y la luna se adorne por su blanca baranda. (En voz alta.) ¡Pon los manteles! (En voz patética.) Cantaban, cantaban los novios y el agua pasaba, porque llega la boda, que relumbre la escarcha y se llenen de miel las almendras amargas. (En voz alta.) ¡Prepara el vino! (En voz poética.) Galana. Galana de la tierra, mira cómo el agua pasa. Porque llega tu boda recógete las faldas y bajo el ala del novio nunca salgas de tu casa. Porque el novio es un palomo con todo el pecho de brasa y espera el campo el rumor de la sangre derramada. Giraba, giraba la rueda y el agua pasaba. ¡Porque llega tu boda, deja que relumbre el agua! MADRE (Entrando): ¡Por fin! PADRE: ¿Somos los primeros? CRIADA: No. Hace rato llegó Leonardo con su mujer. Corrieron como demonios. La mujer llegó muerta de miedo. Hicieron el camino como si hubieran venido a caballo. )35( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. NOVIA: Como plomo. MADRE (Fuerte): Pero no han de pesar. Ligera como paloma debes ser. NOVIA: ¿Se queda usted aquí esta noche? MADRE: No. Mi casa está sola. NOVIA: ¡Debía usted quedarse! PADRE (A la Madre): Mira el baile que tienen formado. Bailes de allá de la orilla del mar. (Sale Leonardo y se sienta. Su mujer detrás de él en actitud rígida.) MADRE: Son los primos de mi marido. Duros como piedras para la danza. PADRE: Me alegra el verlos. ¡Qué cambio para esta casa! (Se va.) NOVIO (A la Novia): ¿Te gustó el azahar? NOVIA (Mirándole fija): Sí. NOVIO: Es todo de cera. Dura siempre. Me hubiera gustado que llevaras en todo el vestido. NOVIA: No hace falta. (Mutis Leonardo por la derecha.) MUCHACHA 1ª: Vamos a quitarte los alfileres. NOVIA (Al Novio): Ahora vuelvo. MUJER: ¡Que seas feliz con mi prima! NOVIO: Tengo seguridad. MUJER: Aquí los dos; sin salir nunca y a levantar la casa. ¡Ojalá yo viviera también así de lejos! NOVIO: ¿Por qué no compráis tierras? El monte es barato y los hijos se crían mejor. MUJER: No tenemos dinero. ¡Y con el camino que llevamos! NOVIO: Tu marido es un buen trabajador. )36( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. MUJER: Sí, pero le gusta volar demasiado. Ir de una cosa a otra. No es hombre tranquilo. CRIADA: ¿No tomáis nada? Te voy a envolver unos roscos de vino para tu madre, que a ella le gustan mucho. NOVIO: Ponle tres docenas. MUJER: No, no. Con media tiene bastante. NOVIO: Un día es un día. MUJER (A la Criada): ¿Y Leonardo? CRIADA: No lo vi. NOVIO: Debe estar con la gente. MUJER: ¡Voy a ver! (Se va.) CRIADA: Aquello está hermoso. NOVIO: ¿Y tú no bailas? CRIADA: No hay quien me saque. (Pasan al fondo dos muchachas; durante todo este acto el fondo será un animado cruce de figuras.) NOVIO (Alegre): Eso se llama no entender. Las viejas frescas como tú bailan mejor que las jóvenes. CRIADA: Pero ¿vas a echarme requiebros, niño? ¡Qué familia la tuya! ¡Machos entre los machos! Siendo niña vi la boda de tu abuelo. ¡Qué figura! Parecía como si se casara un monte. NOVIO: Yo tengo menos estatura. CRIADA: Pero el mismo brillo en los ojos. ¿Y la niña? NOVIO: Quitándose la toca. CRIADA: ¡Ah! Mira. Para la medianoche, como no dormiréis, os he preparado jamón, y unas copas grandes de vino antiguo. En la parte baja de la alacena. Por si lo necesitáis. NOVIO (Sonriente): No como a media noche. CRIADA (Con malicia): Si tú no, la novia. (Se va.) )37( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. MOZO 1º (Entrando): ¡Tienes que beber con nosotros! NOVIO: Estoy esperando a la novia. MOZO 2º: ¡Ya la tendrás en la madrugada! MOZO 1º: ¡Que es cuando más gusta! MOZO 2º: Un momento. NOVIO: Vamos. (Salen. Se oye gran algazara. Sale la Novia. Por el lado opuesto salen dos muchachas corriendo a encontrarla.) MUCHACHA 1ª: ¿A quién diste el primer alfiler, a mí o a ésta? NOVIA: No me acuerdo. MUCHACHA 1ª: A mí me lo diste aquí. MUCHACHA 2ª: A mí delante del altar. NOVIO: No sé nada. NOVIA (Inquieta y con una gran lucha interior): MUCHACHA 1ª: Es que yo quisiera que tú... NOVIA (Interrumpiendo): Ni me importa. Tengo mucho que pensar. MUCHACHA 2ª: Perdona. (Leonardo cruza el fondo.) NOVIA (Ve a Leonardo): Y estos momentos son agitados. MUCHACHA 1ª: ¡Nosotras no sabemos nada! NOVIA: Ya lo sabréis cuando os llegue la hora. Estos pasos son pasos que cuestan mucho. MUCHACHA 1ª: ¿Te ha disgustado? NOVIA: No. Perdonad vosotras. MUCHACHA 2ª: ¿De qué? Pero los dos aIfileres sirven para casarse, ¿verdad? )40( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. MADRE: ¿Y tu mujer? NOVIO: Descansa un poco. ¡Mal día para las novias! MADRE: ¿Mal día? El único bueno. Para mi fué como una herencia. (Entra la Criada y se dirige al cuarto de la Novia.) Es la roturación de las tierras, la plantación de árboles nuevos. NOVIO: ¿Usted se va a ir? MADRE: Sí. Yo tengo que estar en mi casa. NOVIO: Sola. MADRE: Sola no. Que tengo la cabeza llena de cosas y de hombres y de luchas. NOVIO: Pero luchas que ya no son luchas. (Sale la Criada rápidamente; desaparece corriendo por el fondo.) MADRE: Mientras una vive, lucha. NOVIO: ¡Siempre la obedezco! MADRE: Con tu mujer procura estar cariñoso, y si la notaras infatuada o arisca, hazle una caricia que le produzca un poco de daño, un abrazo fuerte, un mordisco y luego un beso suave. Que ella no pueda disgustarse, pero que sienta que tú eres el macho, el amo, el que manda. Así aprendí de tu padre. Y como no lo tienes, tengo que ser yo la que te enseñe estas fortalezas. NOVIO: Yo siempre haré lo que usted mande. PADRE (Entrando): ¿Y mi hija? NOVIO: Está dentro. MUCHACHA 1ª: ¡Vengan los novios, que vamos a bailar la rueda! MOZO 1º (Al Novio): Tú la vas a dirigir. PADRE (Saliendo): ¡Aquí no está! NOVIO: ¿No? PADRE: Debe haber subido a la baranda. NOVIO: ¡Voy a ver! (entra.) )41( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. (Se oye algazara y guitarras.) MUCHACHA 1ª: ¡Ya han empezado! (Sale.) NOVIO (Saliendo): No está. MADRE (Inquieta): ¿No? PADRE: ¿Y adónde pudo haber ido? CRIADA (Entrando): ¿Y la niña, dónde está? MADRE (Seria): No lo sabemos. (Sale el Novio. Entran tres invitados.) PADRE (Dramático): Pero ¿no está en el baile? CRIADA: En el baile no está. PADRE (Con arranque): Hay mucha gente. ¡Mirad! CRIADA: ¡Ya he mirado! PADRE (Trágico): ¿Pues dónde está? NOVIO (Entrando): Nada. En ningún sitio. MADRE (Al Padre): ¿Qué es esto? ¿Dónde está tu hija? (Entra la mujer de Leonardo). MUJER: ¡Han huído! ¡Han huido! Ella y Leonardo. En el caballo. ¡Iban abrazados, como una exhalación! PADRE: ¡No es verdad! ¡Mi hija, no! MADRE: ¡Tu hija, sí! Planta de mala madre, y él, también él ¡Pero ya es la mujer de mi hijo! NOVIO (Entrando): ¡Vamos detrás! ¿Quién tiene un caballo? MADRE: ¿Quién tiene un caballo ahora mismo, quién tiene un caballo? Que le daré todo lo que tengo, mis ojos y hasta mi lengua... VOZ: Aquí hay uno. )42( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. MADRE (Al hijo): ¡Anda! ¡Detrás! (Sale con dos mozos.) No. No vayas. Esa gente mata pronto y bien...; ¡pero sí, corre, y yo detrás! PADRE: No será ella. Quizá se haya tirado al aljibe. MADRE: Al agua se tiran las honradas, las limpias; ¡ésa, no! Pero ya es mujer de, mi hijo. Dos bandos. Aquí hay dos bandos. (Entran todos.) Mi familia y la tuya. Salid todos de aquí. Limpiarse el polvo de los zapatos. Vamos a ayudar a mi hijo. (La gente se separa en dos grupos.) Porque tiene gente; que son sus primos del mar y todos los que llegan de tierra adentro. ¡Fuera de aquí! Por todos los caminos. Ha llegado otra vez la hora de la sangre. Dos bandos. Tú con el tuyo y yo con el mío. ¡Atrás! ¡Atrás! TELON FIN DEL ACTO SEGUNDO. ACTO TERCERO CUADRO PRIMERO Bosque. Es de noche. Grandes troncos húmedos. Ambiente oscuro. Se oyen dos violines. (Salen tres leñadores). LEÑADOR 1º: ¿Y los han encontrado? LEÑADOR 2º: No. Pero los buscan por todas partes. LEÑADOR 3º: Ya darán con ellos. LEÑADOR 2º: ¡Chissss! )45( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. La luna deja un cuchillo abandonado en el aire, que siendo acecho de plomo quiere ser dolor de sangre. ¡Dejadme entrar! ¡Vengo helada por paredes y cristales! ¡Abrir tejados y pechos donde pueda calentarme! ¡Tengo frío! Mis cenizas de soñolientos metales, buscan la cresta del fuego por los montes y las calles. Pero me lleva la nieve sobre su espalda de jaspe, y me anega, dura y fría, el agua de los estanques. Pues esta noche tendrán mis mejillas roja sangre, y los juncos agrupados en los anchos pies del aire. ¡No haya sombra ni emboscada, que no puedan escaparse! ¡Que quiero entrar en un pecho para poder calentarme! ¡Un corazón para mi! ¡Caliente!, que se derrame por los montes de mi pecho; dejadme entrar, ¡ay, dejadme! (A las ramas.) No quiero sombras. Mis rayos han de entrar en todas partes, y haya en los troncos oscuros un rumor de claridades, para, que esta noche tengan mis mejillas dulce sangre, y los juncos agrupados en los anchos pies del aire. ¿Quién se oculta? ¡Afuera digo! ¡No! ¡No podrán escaparse! Yo haré lucir al caballo una fiebre de diamante. (Desaparece entre los troncos, y vuelve la escena a su luz oscura. Sale una anciana totalmente cubierta por tenues paños verdeoscuro. Lleva los pies descalzos. Apenas si se le verá el rostro entre los pliegues. Este personaje no figura en el reparto.) MENDIGA: Esa luna se va, y ellos se acercan. De aquí no pasan. El rumor del río apagará con el rumor de troncos el desgarrado vuelo de los gritos. Aquí ha de ser, y pronto. Estoy cansada. Abren los cofres, y los blancos hilos aguardan por el suelo de la alcoba cuerpos pesados con el cuello herido. No se despierte un pájaro y la brisa, recogiendo en su falda los gemidos, huya con ellos por las negras copas o los entierre por el blando limo. (Impaciente.) ¡Esa luna, esa luna! )46( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. (Aparece la Luna. Vuelve la luz azul intensa.) LUNA: Ya se acercan. Unos por la cañada y el otro por el río. Voy a alumbrar las piedras. ¿Qué necesitas? MENDIGA: Nada. LUNA: El aire va llegando duro, con doble filo. MENDIGA: Ilumina el chaleco y aparta los botones, que después las navajas ya saben el camino. LUNA: Pero que tarden mucho en morir. Que la sangre me ponga entre los dedos su delicado silbo. ¡Mira que ya mis valles de ceniza despiertan en ansia de esta fuente de chorro estremecido! MENDIGA: No dejemos que pasen el arroyo. ¡Silencio! LUNA: ¡Allí vienen! (Se va. Queda la escena oscura.) MENDIGA: De prisa, Mucha luz. ¿Me has oído? ¡No pueden escaparse! (Entran el Novio y Mozo 1º. La Mendiga se sienta y se tapa con el manto.) NOVIO: Por aquí. MOZO 1º: No los encontrarás. NOVIO (Enérgico.): ¡Sí los encontraré! MOZO 1º: Creo que se han ido por otra vereda. NOVIO: No. Yo sentí hace un momento el galope. MOZO 1º: Sería otro caballo. NOVIO (Dramático): Oye. No hay más que un caballo en el mundo, y es éste. ¿Te has enterado? Si me sigues, sígueme sin hablar. MOZO 1º: Es que quisiera... NOVIO: Calla. Estoy seguro de encontrármelos aquí. ¿Ves este brazo? Pues no es mi brazo. Es el brazo de mi hermano y el de mi padre y el de toda mi familia que está muerta. Y tiene tanto poderío, que puede arrancar este árbol de raíz si quiere. Y vamos pronto, que siento los dientes de todos los míos clavados aquí de una manera que se me hace imposible respirar tranquilo. )47( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. MENDIGA (Quejándose): ¡Ay! MOZO 1º: ¿Has oído? NOVIO: Vete por ahí y da la vuelta. MOZO 1º: Esto es una caza. NOVIO: Una caza. La más grande que se puede hacer. (Se va el Mozo. El Novio se dirige rápidamente hacia la izquierda y tropieza con la Mendiga. La muerte.) MENDIGA: ¡Ay! NOVIO: ¿Qué quieres? MENDIGA: Tengo frío. NOVIO: ¿Adónde te diriges? MENDIGA (Siempre quejándose como una mendiga.): Allá lejos... NOVIO: ¿De dónde vienes? MENDIGA: De allí..., de muy lejos. NOVIO: ¿Viste un hombre y una mujer que corrían montados en un caballo? MENDIGA (Despertándose): Espera... (Lo mira.) Hermoso galán (se levanta.) Pero mucho más hermoso si estuviera dormido. NOVIO: Dime, contesta, ¿los viste? MENDIGA: Espera... ¡Qué espaldas más anchas! ¿Cómo no te gusta estar tendido sobre ellas y no andar sobre las plantas de los pies que son tan chicas? NOVIO (Zamarreándola): ¡Te digo si los viste! ¿Han pasado por aquí? MENDIGA (Enérgica): No han pasado; pero están saliendo de la colina. ¿No los oyes? NOVIO: No. MENDIGA: ¿Tú no conoces el camino? )50( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. y no quiero que lo sea. ¡Déjame sola! ¡Huye tú! No hay nadie que te defienda. LEONARDO: Pájaros de la mañana por los árboles se quiebran. La noche se está muriendo en el filo de la piedra. Vamos al rincón oscuro, donde yo siempre te quiera, que no me importa la gente, ni el veneno que nos echa. (La abraza fuertemente.) NOVIA: Y yo dormiré a tus pies para guardar lo que sueñas. Desnuda, mirando al campo, (Dramática.) como si fuera una perra, ¡porque eso soy! Que te miro y tu hermosura me quema. LEONARDO: Se abrasa lumbre con lumbre. La misma llama pequeña mata dos espigas juntas. ¡Vamos! (La arrastra.) NOVIA: ¿Adónde me llevas? LEONARDO: Adonde no puedan ir estos hombres que nos cercan. ¡Donde yo pueda mirarte! NOVIA (Sarcástica): Llévame de feria en feria, dolor de mujer honrada, a que las gentes me vean con las sábanas de boda al aire, como banderas. LEONARDO: También yo quiero dejarte si pienso como se piensa. Pero voy donde tú vas. Tú también. Da un paso. Prueba. Clavos de luna nos funden mi cintura y tus caderas. (Toda esta escena es violenta, llena de gran sensualidad.) NOVIA: ¿Oyes? LEONARDO: Viene gente. NOVIA: ¡Huye! )51( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. Es justo que yo aquí muera con los pies dentro del agua, espinas en la cabeza. Y que me lloren las hojas, mujer perdida y doncella. LEONARDO: Cállate. Ya suben. NOVIA: ¡Vete! LEONARDO: Silencio. Que no nos sientan. Tú delante. ¡Vamos, digo! (Vacila la Novia.) NOVIA: ¡Los dos juntos! LEONARDO (Abrazándola): ¡Como quieras! Si nos separan, será porque esté muerto. NOVIA: Y yo muerta. (Salen abrazados.) (Aparece la Luna muy despacio. La escena adquiere una fuerte luz azul. Se oyen los dos violines. Bruscamente se oyen dos largos gritos desgarrados, y se corta la música de los violines. Al segundo grito aparece la Mendiga y queda de espaldas. Abre el manto y queda en el centro como un gran pájaro de alas inmensas. La Luna se detiene. El telón baja en medio de un silencio absoluto.) TELON )52( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. CUADRO ULTIMO Habitación blanca con arcos y gruesos muros. A la derecha y a la izquierda escaleras blancas. Gran arco al fondo y pared del mismo color. El suelo será también de un blanco reluciente. Esta habitación simple tendrá un sentido monumental de iglesia. No habrá ni un gris, ni una sombra, ni siquiera lo preciso para la perspectiva. (Dos muchachas vestidas de azul oscuro están devanando una madeja roja.) MUCHACHA 1ª: Madeja, madeja, ¿qué quieres hacer? MUCHACHA 2ª: Jazmín de vestido, cristal de papel. Nacer a las cuatro, morir a las diez. Ser hilo de lana, cadena a tus pies y nudo que apriete amargo laurel. NIÑA (Cantando): ¿Fuisteis a la boda? MUCHACHA 1ª: No. NIÑA: ¡Tampoco fui yo! ¿Qué pasaría por los tallos de las viñas? ¿Qué pasaría por el ramo de la oliva? ¿Qué pasó que nadie volvió? ¿Fuisteis a la boda? MUCHACHA 2ª: Hemos dicho que no. NIÑA (Yéndose): ¡Tampoco fui yo! MUCHACHA 2ª: Madeja, madeja, ¿qué quieres cantar? )55( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. dos puñados de nieve endurecida. Los dos cayeron, y la novia vuelve teñida en sangre falda y cabellera. Cubiertos con dos mantas ellos vienen sobre los hombros de los mozos altos. Así fué; nada más. Era lo justo. Sobre la flor del oro, sucia arena. (Se va. Las Muchachas inclinan las cabezas y rítmicamente van saliendo.) MUCHACHA 1ª: Sucia arena. MUCHACHA 2ª: Sobre la flor del oro. NIÑA: Sobre la flor del oro traen a los muertos del arroyo. Morenito el uno, morenito el otro. ¡Qué ruiseñor de sombra vuela y gime sobre la flor del oro! (Se va. Queda la escena sola. Aparece la Madre con una Vecina. La Vecina viene llorando.) MADRE: Calla. VECINA: No puedo. MADRE: Calla, he dicho. (En la puerta.) .No hay nadie aquí; (Se lleva Ias manos a la frente.) Debía contestarme mi hijo. Pero mi hijo es ya un brazado de flores secas. Mi hijo es ya una voz oscura detrás de los montes. (Con rabia a la Vecina.) ¿Te quieres callar? No quiero llantos en esta casa. Vuestras lágrimas son lágrimas de los ojos nada más, y las mías vendrán cuando yo esté sola, de las plantas de mis pies, de mis raíces, y serán más ardientes que la sangre. VECINA: Vente a mi casa; no te quedes aquí. MADRE: Aquí. Aquí quiero estar. Y tranquila. Ya todos están muertos. A medianoche dormiré, dormiré sin que ya me aterren la escopeta o el cuchillo. Otras madres se asomarán a las ventanas, azotadas por la lluvia, para ver el rostro de sus hijos. Yo no. Yo haré con mi sueño una fría paloma de marfil que lleve camelias de escarcha sobre el camposanto. Pero no; camposanto no, camposanto no: lecho de tierra, cama que los cobija y que los mece por el cielo. (Entra una mujer de negro que se dirige a la derecha y allí se arrodilla. A la Vecina.) Quítate las manos de la cara. Hemos de pasar días terribles. No quiero ver a nadie. La tierra y yo. Mi llanto y yo. Y estas cuatro paredes. ¡Ay! ¡Ay! (Se sienta transida.) VECINA: Ten caridad de ti misma. MADRE (Echándose el pelo hacia atrás): He de estar serena. (Se sienta.) Porque vendrán las vecinas y no quiero que me vean tan pobre. ¡Tan pobre! Una mujer que no tiene un hijo siquiera que poderse, llevar a los labios. (Aparece la Novia. Viene sin azahar y con un manto negro.) )56( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. VECINA (Viendo a la Novia con rabia.): ¿Dónde vas? NOVIA: Aquí vengo. MADRE (A la vecina): ¿Quién es? VECINA: ¿No la reconoces? MADRE: Por eso pregunto quién es. Porque tengo que no reconocerla, para no clavarla mis dientes en el cuello. ¡Víbora! (Se dirige hacia la Novia con ademán fulminante; se detiene. A la Vecina.) ¿La ves? Está ahí y está llorando, y yo quieta sin arrancarle los ojos. No me entiendo. ¿Será que yo no quería a mi hijo? Pero, ¿y su honra? ¿Dónde está su honra? (Golpea a la Novia. Esta cae al suelo.) VECINA: ¡Por Dios! (Trata de separarlas.) NOVIA (a la Vecina). Déjala; he venido para que me mate y que me lleven con ellos. (A la Madre.) Pero no con las manos; con garfios de alambre, con una hoz, y con fuerza, hasta que se rompa en mis huesos. ¡Déjala! Que quiero que sepa que yo soy limpia, que estaré loca, pero que me pueden enterrar sin que ningún hombre se haya mirado en la blancura de mis pechos. MADRE: Calla, calla; ¿qué me importa eso a mí? NOVIA: ¡Porque yo me fui con el otro, me fui! (Con angustia.) Tú también te hubieras ido. Yo era una mujer quemada, llena de llagas por dentro y por fuera, y tu hijo era un poquito de agua de la que yo esperaba hijos, tierra, salud; pero el otro era un río oscuro, lleno de ramas, que acercaba a mí el rumor de sus juncos y su cantar entre dientes. Y yo corría con tu hijo que era como un niñito de agua fría y el otro me mandaba cientos de pájaros que me impedían el andar y que dejaban escarcha sobre mis heridas de pobre mujer marchita, de muchacha acariciada por el fuego. Yo no quería, ¡óyelo bien!, yo no quería. ¡Tu hijo era mi fin y yo no lo he engañado, pero el brazo del otro me arrastró como un golpe de mar, como la cabezada de un mulo, y me hubiera arrastrado siempre, siempre, siempre, aunque hubiera sido vieja y todos los hijos de tu hijo me hubiesen agarrado de los cabellos!(Entra una vecina.) MADRE: Ella no tiene la culpa, ¡ni yo!. (Sarcástica.) ¿Quién la tiene, pues? ¡Floja, delicada, mujer de mal dormir es quien tira una corona de azahar para buscar un pedazo de cama calentado por otra mujer! NOVIA: ¡Calla, calla! Véngate de mí; ¡aquí estoy! Mira que mi cuello es blando; te costará menos trabajo que segar una dalia de tu huerto. Pero ¡eso no! Honrada, honrada como una niña recién nacida. Y fuerte para demostrártelo. Enciende la lumbre. Vamos a meter las manos; tú, por tu hijo, yo, por mi cuerpo. La retirarás antes tú. (Entra otra vecina.) MADRE: Pero ¿qué me importa a mí tu honradez? ¿Qué me importa tu muerte? ¿Qué me importa a mí nada de nada? Benditos sean los trigos, porque mis hijos están debajo de ellos; bendita sea la lluvia, )57( FEDERICO GARCÍA LORCA BODAS DE SANGRE © Pehuén Editores, 2001. porque moja la cara de los muertos. Bendito sea Dios, que nos tiende juntos para descansar. (Entra otra vecina.) NOVIA: Déjame llorar contigo. MADRE: Llora. Pero en la puerta. (Entra la Niña. La Novia queda en la puerta. La Madre, en el centro de la escena.) MUJER (Entrando y dirigiéndose a la izquierda): Era hermoso jinete, y ahora montón de nieve. Corrió ferias y montes y brazos de mujeres. Ahora, musgo de noche le corona la frente. MADRE: Girasol de tu madre, espejo de la tierra. Que te pongan al pecho cruz de amargas adelfas; sábana que te cubra de reluciente seda, y el agua forme un llanto entre tus manos quietas. MUJER: ¡Ay, qué cuatro muchachos llegan con hombros cansados! NOVIA: ¡Ay, qué cuatro galanes traen a la muerte por el aire! MADRE: Vecinas. NIÑA (En la puerta): Ya los traen. MADRE: Es lo mismo. La cruz, la cruz. MUJERES: Dulces clavos, dulce cruz, dulce nombre de Jesús. MADRE: Que la cruz ampare a muertos y vivos. Vecinas, con un cuchillo, con un cuchillito, en un día señalado, entre las dos y las tres, se mataron los dos hombres del amor. Con un cuchillo, con un cuchillito que apenas cabe en la mano, pero que penetra fino por las carnes asombradas,
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