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Bodas de sangre y roja, Guías, Proyectos, Investigaciones de Lengua y Literatura

Literatura para jovenes sobre esta trágica historia

Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones

2020/2021

Subido el 30/03/2021

sad-asstic
sad-asstic 🇦🇷

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Vista previa parcial del texto

¡Descarga Bodas de sangre y roja y más Guías, Proyectos, Investigaciones en PDF de Lengua y Literatura solo en Docsity! BODAS DE SANGRE l a ir o t i d e da di li b a s n o ps e r n i s a di c u d o r p e r a r b Federico García La edición no está supervisada por nuestro departamento editorial, de forma que no nos responsabilizamos de la fidelidad del contenido del mismo. 1) Luarna sólo ha adaptado la obra para que pueda ser fácilmente visible en los habituales readers de seis pulgadas. 2) A todos los efectos no debe considerarse como un libro editado por Luarna. www.luarna.com PERSONAJES LA MADRE.. LA NOVIA. LA SUEGRA. LA MUJER DE LEONARDO. LA CRIADA. LA VECINA. MUCHACHAS. LEONARDO. EL NOVIO. EL PADRE DE LA NOVIA. LA LUNA. LA MUERTE (como mendigo). LEÑADORES. MOZOS ACTO PRIMERO CUADRO PRIMERO Habitación pintada de amarillo NOVIO.-(Entrando.) Madre. MADRE.-¿Qué? NOVIO.-Me voy. MADRE.-¿Adónde? NOVIO.-A la viña. (Va a salir.) MADRE.-Espera. NOVIO.-¿Quiere algo? MADRE.-Hijo, el almuerzo. NOVIO.-Déjelo. Comeré uvas. Deme la navaja. MADRE.-¿Para qué? NOVIO.-(Riendo.) Para cortarlas. MADRE.-(Entre dientes y buscándola.) La navaja, la navaja. .. Malditas sean todas y el bribón que las inventó. NOVIO.-Vamos a otro asunto. MADRE.-Y las escopetas y las pistolas y el cu chillo más pequeño, y hasta las azadas y los bieldos de la era. NOVIO.-Bueno. MADRE.-Todo lo que puede cortar el cuerpo de un hombre. Un hombre hermoso, con su flor en la boca, que sale a las viñas o va a sus olivos propios, porque son de él, heredados... NOVIO.-(Bajando la cabeza) Calle usted. hombres; el trigo, trigo. NOVIO.-¿ Y yo, madre? MADRE.-¿ Tú, qué? NOVIO. -¿Necesito decírselo otra vez? MADRE.-(Seria.) ¡Ah! NOVIO.-¿Es que le hace mal? MADRE.-No. NOVIO.-¿Entonces? MADRE.-No lo sé yo misma. Así, de pronto, siempre me sorprende. Yo sé que la muchacha es buena. ¿Verdad que sí? Modosa. Tra bajadora. Amasa su pan y cose sus faldas, y siento sin embargo, cuando la nombro, como si me dieran una pedrada en la frente. NOVIO.- Tonterías. MADRE.-Más que tonterías. Es que me quedo sola. Ya no me quedas más que tú y siento que te vayas. NOVIO.-Pero usted vendrá con nosotros. MADRE.-No. Yo no puedo dejar aquí solos a tu padre y a tu hermano. Tengo que ir todas las mañanas, y si me voy es fácil que muera uno de los Félix, uno de la familia de los matadores, y lo entierren al lado. ¡Y eso sí que no! ¡Ca! ¡Eso sí que no! Porque con las uñas los desentierro y yo sola los machaco contra la tapia. NOVIO.-(Fuerte.) Vuelta otra vez. MADRE. -Perdoname. (Pausa.)¿Cuánto tiempo llevas en relaciones? NOVIO.-Tres años. Ya pude comprar la viña. MADRE.- Tres años. ¿Ella tuvo un novio, no? NOVIO.-No sé. Creo que no. Las muchachas tienen que mirar con quién se casan. MADRE.-Sí. Yo no miré a nadie. Miré a tu pa dre, y cuando lo mataron miré a la pared de enfrente. Una mujer con un hombre, y ya está. NOVIO.-Usted sabe que mi novia es buena. MADRE.-No lo dudo. De todos modos siento no saber cómo fue su madre. NOVIO.-¿Qué mas da? MADRE.-(Mirándolo.) Hijo. NOVIO.-¿Qué quiere usted? MADRE.-¡Que es verdad! ¡Que tienes razón! ¿Cuándo quieres que la pida? NOVIO.-(Alegre) ¿Le parece bien el domingo? MADRE.-(Seria.) Le llevaré los pendientes de azófar, que son anti.guos, y tú le compras. .. NOVIo.-Usted entiende más. .. MADRE.-Le compras unas medias caladas, y para ti dos trajes. .. ¡Tres! ¡No te tengo más que a ti! NOVIO.-Me voy. Mañana iré a verla. MADRE.-Sí, sí, y a ver si me alegras con seis nietos, o los que te dé la gana, ya que tu padre no tuvo lugar de hacérmelos a mí. NOVIO.-El primero para usted. MADRE.-Sí, pero que haya niñas. Que yo quie ro bordar y hacer encaje y estar tranquila. NOVIO.-Estoy seguro de que usted querrá a mi novia. MADRE.-La querré. (Se dirije a besarlo y reaccio na.) Anda, ya estás muy grande para besos. Se los das a tu mujer. (Pausa. Aparte.) Cuando lo diez leguas de la casa más cercana. Pero es buena. Acostumbrada a la soledad. MADRE.-¿Y su madre? VECINA.-A su madre la conocí. Hermosa. Le relucía la cara como a un santo; pero a mí no me gustó nunca. No quería a su marido. MADRE. -(Fuerte.) Pero ¡cuántas cosas sabéis las gentes! VECINA.-Perdona. No quise ofender; pero es verdad. Ahora, si fue decente o no, nadie lo dijo. De esto no se ha hablado. Ella era orgullo sa. MADRE.-¡Siempre igual! VECINA.- Tú me preguntaste. MADRE.-Es que quisiera que ni a la viva ni a la muerta las conociera nadie. Que fueran como dos cardos, que ninguna persona les nombra y pinchan si llega el momento. VECINA.-Tienes razón. Tu hijo va le mucho. MADRE.-Vale. Por eso lo cuido. A mí me hab ían dicho que la muchacha tuvo novio hace tiempo. VECINA.- Tendría ella quince años. Él se casó ya hace dos años, con una prima de ella, por cierto. Nadie se acuerda del noviazgo. MADRE.-¿Cómo te acuerdas tú? VECINA.-¡Me haces unas preguntas! ... MADRE.-A cada uno le gusta enterarse de lo que le duele. ¿Quién fue el novio? VECINA.-Leonardo. MADRE.-¿Qué Leonardo? VECINA.-Leonardo el de los Félix. MADRE. -(Levantándose.) ¡De losFélix! VECINA.-Mujer, ¿qué culpa tiene Leonardo de nada? Él tenía ocho años cuando las cuestiones. MADRE.-Es verdad... Pero oigo eso de Felix que llenárseme de cieno la boca (Escupe) y ten go que escupir, tengo que escupir por no matar. VECINA.-Repórtate; ¿qué sacas con eso? MADRE.-Nada. Pero tú lo comprendes. VECINA.-No te opongas a la felicidad de tu hijo. No le digas nada. Tú estas vieja. Yo, tam bien. A ti y a mí nos toca callar. MADRE.-No le diré nada. VECINA.-(Besándola.) Nada. MADRE.-(Serena.) ¡Las cosas!... VECINA.-Me voy, que pronto llegará mi gente del campo. MADRE. -¿Has visto qué día de calor? VECINA.-Iban negros los chiquillos que llevan el agua a los segadores. Adiós, mujer. MADRE.-Adiós (La Madre se dirige a la puerta de la izquierda. En medio del camino se detiene y len tamente se santigua.) TELÓN CUADRO SEGUNDO Habitación pintada de rosa con cobres y ramas de flores populares. En el Centro, una mesa con mantel. Es la mañana. (SUEGRA de LEONARDO con un niño en brazos. Lo mece. La MUJER en la otra esquina, hace punto de media.) sólo relinchaba con el río muerto sobre la garganta, ¡Ay caballo grande que no quiso el agua! ¡ Ay dolor de nieve, caballo del alba! SUEGRA.- ¡No vengas! Detente, cierra la ventana con ramas de sueños y sueños de ramas. MUJER.- Mi niño duerme. SUEGRA.- Mi niño se calla. MUJER.- Caballo, mi niño Tiene una almohada. SUEGRA.- Su cuna de acero. MUJER.- Su colcha de holanda. SUEGRA.- Nana, niño nana. MUJER.- ¡Ay caballo grande que no quiso el agua! SUEGRA.- ¡No vengas, no entres! Vete de la montaña. Por los valles grises Donde está la jaca. MUJER.-(Mirando.) Mi niño se duerme. SUEGRA.- Mi niño descansa. MUJER.- (Bajito.) Duérmete, clavel, que el caballo no quiere beber. SUEGRA.- (Levantándose y muy bajito.) Duérmete rosal, que el caballo se pone a llorar. (Entran al niño. Entra LEONARDO.) LEONARDO.- ¿Y el niño? MUJER.-Se durmió. sa.) MUJER.-El refresco. ¿Está frío? LEONARDO.-Sí. MUJER.-¿Sabes que piden a mi prima? LEONARDO.-¿Cuándo? MUJER.-Mañana. La boda será dentro de un mes. Espero que vendrán a invitarnos. LEONARDO.-(Serio.) No sé. SUEGRA.-La madre de él creo que no estaba muy satisfecha con el casamiento. LEONARDO.-Y quizá tenga razón. Ella es de cuidado. MUJER.-No me gusta que penséis mal de una buena muchacha. SUEGRA.-Pero cuando dice eso es porque la conoce. ¿No ves que fue tres años novia suya? (Con intención.) LEONARDO.-Pero la dejé. (A su MUJER.) ¿Vas a llorar ahora? MUJER.-¡Quita! (Le aparta bruscamente las manos de la cara.) Vamos a ver al niño. (Entran abrazados. Aparece la MUCHACHA, alegre. Entra corriendo.) MUCHACHA.-Señora. SUEGRA.-¿Qué pasa? MUCHACHA.-Llegó el novio a la tienda y ha comprado todo lo mejor que había. SUEGRA.- ¿Vino solo? MUCHACHA.-No, con su madre. Seria, alta. (La imita.) Pero ¡qué lujo! SUEGRA.-Ellos tienen dinero. MUCHACHA.-¡Y compraron unas medias ca ladas!... ¡Ay, qué medias! ¡El sueño de las muje res en medias! Mire usted: una golondrina aquí Señala el tobillo), un barco aquí (Señala la panto rrilla), y aquí una rosa (Señala el muslo). SUEGRA.-¡Niña! MUCHACHA.-¡Una rosa con las semillas y el tallo! ¡Ay! ¡Todo en seda! SUEGRA.-Se van a juntar dos buenos capitales. (Aparecen LEONARDO y su MUJER.) MUCHACHA.-Vengo a deciros lo que están comprando. LEONARDO.-(Fuerte) No nos importa. MUJER.-Déjala. SUEGRA.-Leonardo, no es para tanto. MUCHACHA.-Usted dispense. (Se va llorando) SUEGRA.-¿Qué necesidad tienes de poner a mal con las gentes? LEONARDO.-No le he preguntado su opinión. (Se sienta) SUEGRA.-Está bien. (Pausa.) MUJER.-(A LEONARDO.) ¿Qué te pasa? ¿Qué idea te bulle por dentro de la cabeza? No me dejes así sin saber nada... LEONARDO.-Quita. MUJER.-No. Quiero que me mires y me lo di gas. lentemente.) Mi niño descansa... SUEGRA.- Duérmete, clavel, que el caballo se pone a beber. MUJER.-(Llorando y apoyándose sobre la mesa.) Duérmete, rosal, Que el caballo se pone a llorar. TELÓN CUADRO TERCERO Interior de la cueva donde vive la NOVIA. Al fon do, una cruz de grandes flores rosa. Las puertas redondas con cortinas de encaje y lazos rosa. Por las paredes de material blanco y duro, abanicos redondos, jarros azules y pequeños espejos. CRIADA.- Pasen... (Muy afable, llena de hipocrec ía humilde. Entran el NOVIO y su MADRE. La MADRE viste de raso negro y lleva mantilla de encaje. El NOVIO, de pana negra con gran cadena de oro.) ¿Se quieren sentar? Ahora vienen. (Sale.) (Quedan madre e hijo sentados, inmóviles como estatuas. Pausa larga.) MADRE.-¿Traes reloj? NOVIO.-Sí. (Lo saca y lo mira.) MADRE.-Tenemos que volver a tiempo. ¡Qué lejos vive esta gente! NOVIO.-Pero estas tierras son buenas. MADRE.-Buenas; pero demasiado solas. Cua tro horas de camino y ni una casa ni un árbol. NOVIO.-Éstos son los secanos. MADRE.-Tu padre los hubiera cubierto de árboles. NOVIO.-¿Sin agua? MADRE.-Ya la hubiera buscado. Los tres años que estuvo casado conmigo, plantó diez cere zos. (Haciendo memoria.) Los tres nogales del molino, toda una viña y una planta que se lla ma Júpiter, que da flores encarnadas, y se secó (Pausa.) NOVIO.-(Por la novia.) Debe estar vistiéndose. (Entra el PADRE de la novia. Es anciano, con el cabello blanco reluciente. Lleva la cabeza inclinada. La MADRE y el NOVIO se levantan y se dan las manos en silencio.) PADRE.- ¿Mucho tiempo de viaje? MADRE.-Cuatro horas. (Se sientan.) PADRE.-Habéis venido por el camino más lar go. MADRE.-Yo estoy ya vieja para andar por las terreras del río. NOVIO.-Se marea. (Pausa.) PADRE.-Buena cosecha de esparto. NOVIO.-Buena de verdad PADRE.-En mi tiempo, ni esparto daba esta tierra. Ha sido necesario castigarla y hasta llo PADRE.-Que Dios la bendiga. (Aparece la CRIADA con dos bandejas. Una con copas y la otra con dulces.) MADRE.-(Al hijo.) ¿Cuándo queréis la boda? NOVIO.-El jueves próximo. PADRE.-Día en que ella cumple veitidós años justos. MADRE.-¡Veintidós años! Esa edad tendría mi hijo mayor si viviera. Que viviría caliente y macho como era, si los hombres no hubieran inventado las navajas. PADRE.-En eso no hay que pensar. MADRE.-Cada minuto. Métete la mano en el pecho. PADRE.-Entonces el jueves. ¿No es así? NOVIO.-Así es. PADRE.-Los novios y nosotros iremos en coche hasta la iglesia, que está muy lejos, y el acom pañamiento en los carros y en las caballerías que traigan. MADRE.-Conformes. (Pasa la CRIADA.) PADRE.- Díle que ya puede entrar, (A la MA DRE.) Celebraré mucho que te guste. (Aparece la NOVIA. Trae las manos caídas en acti tud modesta y la cabeza baja.) MADRE.- Acércate. ¿Estás contenta? NOVIA.-Sí, señora. PADRE.-No debes estar seria. Al fin y al cabo ella va a ser tu madre. NOVIA.-Estoy contenta. Cuando he dado el sí es porque quiero darlo. MADRE.-Naturalmente. (Le coge la barbilla.) Mírame. PADRE.-Se parece en todo a mi mujer. MADRE.-¿Sí?¡Qué hermoso mirar! ¿Tú sabes lo que es casarse, criatura? NOVIA.-(Seria.) Lo sé. MADRE.-Un hombre, unos hijos y una pared de dos varas de ancho para todo lo demás. NOVIO.-¿Es que falta otra cosa? MADRE.-No. Que vivan todos, ¡eso! ¡Que vi van! NOVIA.-Yo sabré cumplir. MADRE.-Aquí tienes unos regalos. NOVIA.-Gracias. PADRE.-¿No tomamos algo? MADRE.- Yo no quiero. (Al NOVIO.) ¿Y tú? NOVIO.- Tomaré. (Toma un dulce. La NOVIA toma otro.) PADRE.-(Al NOVIO.) ¿Vino? MADRE.-No lo prueba. PADRE.-¡Mejor! (Pausa. Todos están de pie.) NOVIO.- (A la NOVIA.) Mañana vendré. NOVIA.-¿A qué hora? NOVIO.-A las cinco. NOVIA.-Yo te espero. (La luz va desapareciendo de la escena. Pausa larga.) CRIADA.-¿Sentiste anoche un caballo? NOVIA.-¿A qué hora? CRIADA.-A las tres. NOVIA.-Sería un caballo suelto de la manada. CRIADA.-No. Llevaba jinete. NOVIA.-¿Por qué lo sabes? CRIADA.-Porque lo vi. Estuvo parado en tu ventana. Me chocó mucho. NOVIA.-¿No sería mi novio? Algunas veces ha pasado a esas horas. CRIADA.-No. NOVIA.-¿Tú le viste? CRIADA.-Sí. NOVIA.-¿Quién era? CRIADA.-Era Leonardo. NOVIA.-(Fuerte.) ¡Mentira! ¡Mentira! ¿A qué viene aquí? CRIADA.-Vino. NOVIA.-¡Callate! ¡Maldita sea tu lengua! (Se siente el ruido de un caballo.) CRIADA.- (En la ventana.) Mira, asómate. ¿Era? NOVIA.-¡Era! TELÓN RÁPIDO ACTO SEGUNDO CUADRO PRIMERO Zaguán de casa de la NOVIA. Portón al fondo. Es de noche. La NOVIA sale con enaguas blancas encañonadas, llenas de encajes y puntas bordadas y un corpiño blanco, con los brazos al aire. La CRIADA, lo mismo. CRIADA.-Aquí te acabaré de peinar. NOVIA.-No se puede estar ahí dentro del calor. CRIADA.-En estas tierras no refresca ni al amanecer. (Se sienta la NOVIA en una silla baja y se mira en un espejito de mano. La CRIADA la peina.) NOVIA.-Mi madre era de un sitio donde había muchos árboles. De tierra rica. CRIADA.-¡Así era ella de alegre! NOVIA.-Pero se consumió aquí. CRIADA.-El sino. NOVIA.-Como nos consumimos todas. Echan fuego las paredes. ¡Ay! No tires demasiado. CRIADA.-Es para arreglarte mejor esta onda. Quiero que te caiga sobre la frenté. ( La NOVIA se mira en el espejo.) ¡Qué hermosa estás! ¡Ay! (La besa apasionadamente.) NOVIA. -(Seria.) Sigue peinándome. CRIADA. -(Peinándola.) ¡Dichosa tú que vas a abrazar a un hombre, que lo vas a besar, que vas a sentir su peso! aquí hasta aquí, de modo que la corona luzca sobre el peinado. (Le prueba un ramo de azahar.) NOVIA. -(Se mira en el espejo.) Trae. (Coge el azahar, lo mira y deja caer la cabeza, abatida.) CRIADA.-¿Qué es esto? NOVIA.-Déjame. CRIADA.-No son horas de ponerse triste. (Animosa.) Trae el azahar. (La NOVIA tira el azahar.) ¡Niña! ¿Qué castigo pides tirando al suelo la corona? ¡Levanta esa frente! ¿Es que no te quieres casar? Dilo. Todavía te puedes arre pentir. (Se levanta.) NOVIA.-Son nublos. Un mal aire en el centro, ¿quién no lo tiene? CRIADA.-¿Tú quieres a tu novio? NOVIA.-Lo quiero. CRIADA.-Sí, sí, estoy segura. NOVIA.-Pero éste es un paso muy grande. CRIADA.-Hay que darlo. NOVIA.- Ya me he comprometido. CRIADA.- Te voy a poner la corona. NOVIA. -(Se sienta.) Date prisa, que ya deben ir llegando. CRIADA.-Ya llevarán lo menos dos horas de camino. NOVIA.-¿Cuánto hay de aquí a la iglesia? CRIADA.-Cinco leguas por el arroyo, que por el camino hay el doble. (La NOVIA se levanta y la CRIADA se entusiasma al verla.) Despierte la novia la mañana de la boda. ¡Qué los ríos del mundo lleven tu corona! NOVIA.-(Sonriente.) Vamos. CRIADA.-(La besa entusiasmada y baila alrededor.) Que despierte con el ramo verde del laurel florido. ¡Que despierte por el tronco y la rama de los laureles! (Se oyen unos aldabonazos.) NOVIA.-¡Abre! Deben ser los primeros convi dados. (Entra. La CRIADA abre sorprendida.) CRIADA.-¿ Tú? LEONARDO.-Yo. Buenos días. CRIADA.-¡El primero! LEONARDO.-¿No me han convidado? CRIADA.-Sí. LEONARDO.-Por eso vengo. CRIADA.-¿Y tu mujer? LEONARDO.-Yo vine a caballo. Ella se acerca por el camino. CRIADA.-¿No te has encontrado a nadie? LEONARDO.-Los pasé con el caballo. CRIADA.-Vas a matar al animal con tanta ca na. NOVIA.-¿A qué vienes? LEONARDO.-A ver tu casamiento. NOVIA.-¡También yo vi el tuyo! LEONARDO.-Amarrado por ti, hecho con tus dos manos. A mí me pueden matar, pero no me pueden escupir. Y la plata, que brilla tanto, escupe algunas veces. NOVIA.-¡Mentira! LEONARDO.-No quiero hablar, porque soy hombre de sangre y no quiero que todos estos cerros oigan mis voces. NOVIA.-Las mías serían más fuertes. CRIADA.-Estas palabras no pueden seguir. Tú no tienes que hablar de lo pasado. ( La CRIADA mira a las puertas presa de inquietud.) NOVIA.-Tiene razón. Yo no debo hablarte si quiera. Pero se me calienta el alma de que ven gas a verme y atisbar mi boda y preguntes con intención por el azahar. Vete y espera a tu mu jer en la puerta. LEONARDO.-¿Es que tú y yo no podemos hablar? CRIADA.-(Con rabia.) No; no podéis hablar. LEONARDO.-Después de mi casamiento he pensado noche y día de quién era la culpa, y cada vez que pienso sale una culpa nueva que se come a la otra; ¡pero siempre hay culpa! NOVIA.-Un hombre con su caballo sabe mucho y puede mucho para poder estrujar a una mu chacha metida en un desierto. Pero yo tengo orgullo. Por eso me caso. y me encerraré con mi marido, a quien tengo que querer por encima de todo. LEONARDO.-El orgullo no te servirá de nada. (Se acerca.) NOVIA.-¡No te acerques! LEONARDO.-Callar y quemarse es el castigo más grande que nos podemos echar encima. ¿De qué me sirvió a mí el orgullo y el no mirarte y el dejarte des pierta noches y noches? ¡De nada! ¡Sirvió para echarme fuego encima! Porque tú crees que el tiempo cura y que las paredes tapan, y no es verdad, no es verdad. ¡Cuando las cosas llegan a los centros no hay quien las arranque! NOVIA.- ( Temblando.) No puedo oírte. No puedo oír tu voz. Es como si me bebiera una botella de anís y me durmiera en una colcha de rosas. Y me arrastra, y sé que me ahogo, pero voy detrás. CRIADA. -(Cogiendo a LEONARDO por las sola pas.) ¡Debes irte ahora mismo! LEONARDO.-Es la última vez que voy a hablar con ella. No temas nada. NOVIA.- Y sé que estoy loca y sé que tengo el pecho podrido de aguantar, y aquí estoy quieta por oírlo, por verlo menear los brazos. LEONARDO.-No me quedo tranquilo si no te digo estas cosas. Yo me casé. Cásate tú ahora. CRIADA.-(A LEONARDO.) ¡Y se casa! Mozo 1.º (Entrando con el sombrero en alto.) Despierte la novia, que por los campos viene rodando la boda, con bandejas de dalias y panes de gloria. VOCES.- ¡Despierte la novia! MUCHACHA 2ª.- La novia se ha puesto su blanca corona, y el novio se la prende con lazos de oro. CRIADA.- Por el toronjil la novia no puede dormir. MUCHACHA 3ª.-(Entrando.) Por el naranjel el novio le ofrece cuchara y mantel. (Entran tres CONVIDADOS.) MOZO 1.º- ¡Despierta, paloma! El alba despeja campanas de sombra. CONVIDADO.- La novia, la blanca novia, hoy doncella, mañana señora. MUCHACHA 1ª.- Baja, morena arrastrando tu cola de seda. CONVIDADO.- Baja, morenita, que llueve rocío la mañana fría MOZO 1.º Despertad, señora. despertad, porque viene el aire lloviendo azahar. CRIADA.- Un árbol quiero bordarle lleno de cintas granates y en cada cinta un amor con vivas alrededor. VOCES.- Despierte la novia. MOZO 1.º- ¡La mañana de la boda! ¡Que viene aquí! ¡Que sale ya! CRIADA.- ¡Como un toro, la boda levantándose está! (Aparece la NOVIA. Lleva un traje negro mil nove cientos, con caderas y larga cola rodeada de gasas plisadas y encajes duros. Sobre el peinado de visera lleva la corona de azahar. Suenan las guitarras. Las MUCHACHAS besan a la NOVIA.) MUCHACHA 3.ª-¿Qué esencia te echaste en el pelo? NOVIA.-(Riendo.) Ninguna. MUCHACHA 2.ª-(Mirando el traje ) La tela es de lo que no hay. MOZO 1.º-¡Aquí está el novio! NOVIO.-¡Salud! MUCHACHA 1.ª-(Poniéndole un flor en la oreja.) El novio parece la flor del oro. MUCHACHA 2.ª-¡iAires de sosiego le manan los ojos! (El Novio se dirige al lado de la NOVIA.) NOVIA.-¿Por qué te pusiste esos zapatos? NOVIO.-Son más alegres que los negros. MUJER DE LEONARDO. -(Entrando y besando a la NOVIA.) ¡Salud! (Hablan todas con algazara.) LEONARDO.-(Entrando como quien cumple un deber.) La mañana de casada la corona te punemos. MUJER.- ¡Para que el campo se alegre con el agua de tu pelo! MADRE.-(Al PADRE.) ¿También están ésos aquí? PADRE.-Son familia. ¡Hoy es día de perdones! MADRE.-Me aguanto, pero no perdono. NOVIO.-¡Con la corona da alegría mirarte! NOVIA. -¡Vámonos pronto a la iglesia! NOVIO.-¿ Tienes prisa? NOVIA.-Sí. Estoy deseando ser tu mujer y que darme sola contigo, y no oír más voz que la tuya. NOVIO.-¡Eso quiero yo! NOVIA.- Y no ver más que tus ojos.y que me abrazaras tan fuerte, que aunque me llamara mi madre, que está muerta, no me pudiera despe gar de ti. NOVIO.-Yo tengo fuerza en los brazos. Te voy a abrazar cuarenta años seguidos. NOVIA. -(Dramática, cogiéndolo del brazo.) ¡Siempre! PADRE.-Vamos pronto! ¡A coger las caballerías y los carros! Que ya ha salido el sol. MADRE.-¡Que llevéis cuidado! No sea que ten LEONARDO.-¡Vamos! MUJER.-No sé lo que pasa. Pero pienso y no quiero pensar. Una cosa sé. Yo ya estoy despa chada. Pero tengo un hijo. y otr19 que viene. Vamos andando. El mismo sino tuvo mi madre. Pero de aquí no me muevo. (Voces fuera.) VOCES. ¡Al salir de tu casa para la iglesia, acuérdate que sales como una estrella! MUJER.-(Llorando.) ¡Acuerdate que sales como una estrella! Así salí yo de mi casa también. Que me cabía todo el campo en la boca. LEONARDO.-(Levantándose.) Vamos. MUJER.-¡Pero conmigo! LEONARDO.-Sí. (Pausa.) ¡Echa a andar! (Salen.) VOCES.- Al salir de tu casa para la iglesia, acuérdate que sales como una estrella. TELÓN LENTO CUADRO SEGUNDO Exterior de la cueva de la NOVIA. Entonación en blancos, grises y azules fríos. Grandes chumberas. Todos sombríos platea dos. Panorama de mesetas color barquillo, todo endurecido como paisaje de cerámica popular. CRIADA.-(Arreglando en una mesa copas y bande jas.) Giraba giraba la rueda y el agua pasaba; porque llega la boda que se aparten las ramas y la luna se adorne por su blanca baranda. (En voz alta.) ¡Pon los manteles! (En voz patética) Cantaban, cantaban los novios Y el agua pasaba. Porque llega la boda que relumbre la escarcha y se llenen de miel las almendras amargas. el manto.) PADRE.-Hoy no es día de que to acuerdes de esas cosas. MADRE.-Cuando sale la conversación, tengo que hablar. Y hoy más. Porque hoy me quedo sola en mi casa. PADRE.-En espera de estar acompañada. MADRE. - Ésa es mi iilusión: los nietos. (Se sien tan.) PADRE.-Yo quiero que tengan muchos. Esta tierra necesita brazos que no sean pagados. Hay que sostener una batalla con las malas hierbas, con los cardos, con los pedruscos que salen no se sabe dónde. Y estos brazos tienen que ser de los dueños, que castiguen y que do minen, que hagan brotar las simientes. Se ne cesitan muchos hijos. MADRE.-¡Y alguna hija! ¡Los varones son del viento! Tienen por fuerza que manejar armas. Las niñas no salen jamás a la calle. PADRE.-(Alegre.) Yo creo que tendrán de todo. MADRE.-Mi hijo la cubrirá bien. Es de buena simiente. Su padre pudo haber tenido conmigo muchos hijos. PADRE.-Lo que yo quisiera es que esto fuera cosa de un día. Que en seguida tuvieran dos o tres hombres. MADRE.-Pero no es así. Se tarda mucho. Por eso es tan terrible ver la sangre de una derra mada por el suelo. Una fuente que corre un minuto y a nosotros nos ha costado años. Cuando yo llegué a ver a mi hijo, estaba tum bado en mitad de la calle. Me mojé las manos de sangre y me las lamí con la lengua. Porque era mía. Tú no sabes lo que es eso. En una cus todia de cristal y topacios pondría yo la tierra empapada por ella. PADRE.-Ahora tienes que esperar. Mi hija es ancha y tu hijo es fuerte. MADRE.-Así espero. (Se levantan.) PADRE. - Prepara las bandejas de trigo. CRIADA.-Están preparadas. MUTER DE LEONARDO.-(Entrando.) ¡Que sea para bien! MADRE.-Gracias. LEONARDO. ¿Va a haber fiesta? PADRE.-Poca. La gente no puede entretenerse. CRIADA.-¡Ya están aquí! (Van entrando invitados en alegres grupos. Entran los novios cogidos del brazo. Sale LEONARDO.) NOVIO.- En ninguna boda se vio tanta gente. NOVIA.-(Sombría.) En ninguna. PADRE.-Fue lucida. MADRE.-Ramas enteras de familias han veni do. NOVIO.-Gente que no salía de su casa. MADRE.-Tu padre sembró mucho y ahora lo recoges tú. NOVIO.-Hubo primos míos que yo ya no co nocía. MADRE.-Toda la gente de la costa. CRIADA. ¿No tomáis nada? Te voy a envolver unos roscos de vino para to madre, que a ella le gustan mucho. NOVIO.-Ponle tres docenas. MUJER.-No, no. Con media tiene bastante. NOVIO.-Un día es un día. MUJER.-(A la CRIADA.) ¿Y Leonardo? CRIADA.-No lo vi. NOVIO.-Debe estar con la gente. MU JER.-¡Voy a ver! (Se va.) CRIADA.-Aquello está hermoso. NOVIO.- ¿Y tú no bailas? CRIADA.-No hay quien me saque. (Pasan al fondo dos MUCHACHAS; durante todo este acto el fondo será un animado cruce de figuras.) NOVIO.-(Alegre.) Eso se llama no entender. Las viejas frescas como tú bailan mejor que las jóvenes. CRIADA.-Pero ¿vas a echarme requiebros, ni ño? ¡Qué familia la tuya! ¡Machos entre los ma chos! Siendo niña vi la boda de tu abuelo. ¡Qué figu ra! Parecía como si se casara un monte. NOVIO-Yo tengo menos estatura. CRIADA.-Pero el mismo brillo en los ojos. ¿Y la niña? NOVIA.-Quitándose la toca. CRIADA.-¡Ah! Mira. Para la medianoche, como no dormiréis, os he preparado jamón, y unas copas grandes de vino antiguo. En la parte baja de la alacena. Por si lo necesitáis. NOVIO. - (Sonriente.) No como a media noche. CRIADA.-(Con malicia.) Si tú no, la novia. (Se va.) Mozo 1°-(Entrando.) ¡Tienes que beber con no sotros! NOVIO. Estoy esperando a la novia. Mozo 2°-¡Ya la tendrás en la madrugada! Mozo 1°-¡Que es cuando más gusta! Mozo 2°-Un momento. NOVIO.-Vamos. (Salen. Se oye gran algazara. Sale la NOVIA. Por el lado opuesto salen dos MUCHACHAS corriendo a encontrarla.) MUCHACHA 1.ª-¿A quién diste el primer alfi ler, a mí o a ésta? NOVIA.-No me acuerdo. MUCHACHA 1-ª -A mí me lo diste aquí. MUCHACHA. 2ª -A mí delante del altar. NOVIA.-(Inquieta y con una gran lucha interior.) No sé nada. MUCHACHA 1ª -Es que yo quisiera que tú . . . NOVIA.-(Interrumpiendo.) Ni me importa. Ten go mucho que pensar. MUCHACHA 2ª - Perdona. (LEONARDO Cru za al fondo.) NOVIA.- (Ve a LEONARDO.) Y estos momen tos son agitados. MUCHACHA 1ª -¡Nosotras no sabemos nada! NOVIA.-Ya lo sabréis cuando os llegue la hora. Estos pasos son pasos que cuestan mucho. está tampoco en el establo. NOVIO.-(Alegre.) Debe estar dándole una ca rrera. (Se va la MUJER inquieta. Sale la CRIA DA.) CRIADA. ¿No andáis satisfechos de tanto salu do? NOVIO.-Ya estoy deseando que esto acabe. La novia está un poco cansada. CRIADA.-¿Qué es eso, niña? NOVIA.-¡Tengo como un golpe en las sienes! CRIADA.-Una novia de estos montes debe ser fuerte. (AI Novio.) Tú eres el único que la pue des. curar, porque tuya es. (Sale corriendo.) NOVIO.-(Abrazándola.) Vamos un rato al baile. (La besa.) NOVIA.-(Angustiada.) No. Quiero echarme en la cama un poco. NOVIO.-Yo to haré compañía. NOVIA.-¡Nunca! ¿Con toda la gente aquí? ¿Qué dirían? Déjame sosegar un momento. NOVIO.-¡Lo que quieras! ¡Pero no estés así por la noche! NOVIA.-(En la puerta.) A la noche estaré mejor. NOVIO.-¡Que es lo que yo quiero! (Aparece la MADRE.) MADRE.-Hijo. NOVIO. ¿Dónde anda usted? MADRE. En todo ese ruido. ¿Estás contento? NOVIO.-Sí. MADRE. ¿Y tu mujer? NOVIO. - Descansa un poco. ¡Mal día para las novias! MADRE. ¿Mal día? El único bueno. Para mí fue como una herencia. (Entra la CRIADA y se dirige al cuarto de la NOVIA.) Es la roturación de las tierras, la plantación de árboles nuevos. NOVIO.-¿Usted se va a ir? MADRE.-Sí. Yo tengo que estar en mi casa. NOVIO.-Sola. MADRE.-Sola no. Que tengo la cabeza llena de cosas y de hombres y luchas. NOVIO.-Pero luchas que ya no son luchas. (Sale la CRIADA rápidamente; desaparece corrien do por el f ondo.) MADRE.-Mientras una vive, lucha. NOVIO.-¡Siempre la obedezco! MADRE.-Con tu mujer procura estar cariñoso, y si la notaras infatuada o arisca, hazle una ca ricia que le produzca un poco de daño, un abrazo fuerte, un mordisco y luego un beso suave. Que ella no pueda disgustarse, pero que sienta que tú eres el macho, el amo, el que manda. Así aprendí de tu padre. Y como no to tienes, tengo que ser yo la que te enseñe estas fortalezas. NOVIO.-Yo siempre haré lo que usted mande. PADRE.-(Entrando.) ¿Y mi hija? NOVIO.-Está dentro. MUCHACHA lª - ¡Vengan los novios, que va mos a bailar la rueda! MOZO 1°-(Al Novio.) Tú la vas a dirigir. PADRE.-No será ella. Quizá se haya tirado al aljibe. MADRE.-Al agua se tiran las honradas, las limpias; ¡ésa, no! Pero ya es mujer de mi hijo. Dos bandos. Aquí hay dos bandos. (Entran to dos.) Mi familia y la tuya. Salid todos de aquí. Limpiarse el polvo de los zapatos. Vamos a ayudar a mi hijo. (La gente se separa en dos gru pos.) Porque tiene gente; que son sus primos del mar y todos los que llegan de tierra adentro. ¡Fuera de aquí! Por todos los caminos. Ha lle gado otra vez la hora de la sangre. Dos bandos. Tú con el tuyo y yo con el mío. ¡Atrás! ¡Atrás! TELÓN ACTO TERCERO CUADRO PRIMERO Bosque. Es de noche. Grandes troncos húmedos. Ambiente oscuro. Se oyen dos violines. (Salen tres LEÑADORES.)
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