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Breve resumen de la Odiesa y los personajes, Apuntes de Cultura Greco-latina

Podemos encontrar un breve resumen sobre la obra de Sofocles

Tipo: Apuntes

2018/2019

Subido el 04/04/2019

kin_mozart
kin_mozart 🇪🇸

4.3

(3)

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¡Descarga Breve resumen de la Odiesa y los personajes y más Apuntes en PDF de Cultura Greco-latina solo en Docsity! RAPSODIA I: DISTANCIAMIENTO DE AGAMENÓN Y AQUILES La peste y las flechas de Apolo caen sobre los aqueos por no haber querido Agamenón devolver a Criseida, hija de Crises, sacerdote de Apolo, previo pago de su rescate. En una asamblea se pide a Calcas, adivino que acompañaba a los aqueos, que refiera el motivo del enojo del Dios. Calcas pide la ayuda de Aquiles por si Agamenón dirige su ira contra él y, obtenida la promesa de protección, declara que la cólera de Apolo sólo cesará tras ser devuelta sin rescate Criseida a su padre. Agamenón acepta a regañadientes, pero en compensación avisa que tomará el botín de guerra que apetezca obtenido por los otros reyes. Devuelve a Criseida a su padre; pero su ira y rencor lo expresó hacia Aquiles, por haber pedido al adivino Calante que averigue la causa de la peste; decide vengarse de Aquiles quitándole su esclava Briseida. Aquiles ofendido, desea matar a Agamenón, limitándose tan sólo a insultarlo, manifestándole su decisión de retirarse de la guerra, pues él no tenía ningún motivo para pelear contra los troyanos. La guerra que hasta entonces era favorable para los griegos, ahora les estaba adversa ya que entre el ejército de Agamenón ya no se encontraba el invulnerable Aquiles a quien todos los troyanos temían. Se disuelve la reunión tras haber declarado Aquiles que no luchará por retener a Briseida junto a él, pero que se retirará a sus naves junto a sus mirmidones y no participará en la contienda. Llorando amargamente su triste destino implora de su madre, la diosa Tetis que consiga de Zeus que los teucros - troyanos - inflijan tamaña derrota a los aqueos que aquellos con Agamenón a la cabeza tengan que implorar la vuelta de Aquiles. Así lo hace Tetis al duodécimo día cuando los dioses vuelven al Olimpo y obtiene el compromiso de Zeus a pesar de saber que Hera se lo recriminará. Y así sucede, pero Zeus aplaca el furor de su esposa con amenazas y Hefesto interviene aconsejando a su madre que reprima su ira para aplacar el enfado de aquél que supera mucho en poder al resto de los dioses olímpicos. RAPSODIA II: ZEUS PREPARA EL DESCALABRO DE LOS MELENUDOS AQUEOS Zeus convence, a través del sueño, a Agamenón para que se disponga a atacar las murallas de Troya. Este reúne a los jefes de su ejército y Agamenón -el poseedor del cetro que Hefesto hizo para Zeus y que éste regalo a Hermes que, a su vez, entrego a Pélope, pasando después a Atreo y de él a Tiestes llegando, por fin, a sus manos- tras ofrendar y celebrar un banquete se dispone al combate con sus cien naves junto al pequeño ayante que dirigía a los locrenses venidos en cuarenta naves, Menester y sus atenienses en cincuenta naves, Áyax y sus doce naves procedentes de Salamina, ochenta naves de Argos y ciudades limítrofes comandadas por Diomedes, las sesenta naves comandadas por Menelao, las noventa del viejo y sabio Néstor, rey de Pilos, las sesenta naves facilitadas por Agamenón a los arcadios de Agapenor, las doce naves de Odisea, las cuarenta naves etolias de Toante, las ochenta naves cretenses negras mandadas por Idomeneo y Meriones, los famosos arqueros de Filóctetes, que se había quedado en la isla de Lemnos tras haber sido mordido por un reptil, en cinco naves, las cuarenta naves de Podarces y otros príncipes y caudillos de menor relevancia. Las cincuenta naves de Aquiles y sus mirmidones quedáronse inmóviles. Para la defensa apréstanse los troyanos mandados por Héctor priámida, Eneas al frente de los dardanios, Sarpedón y Glauco al mando de los licios y muchos otros venidos de lugares próximos y distantes. RAPSODIA III: ENFRENTAMIENTO DE MENELAO Y ALEJANDRO Los ejércitos se encuentran y Alejandro - Paris - va al frente de los teucros hasta que divisa a Menelao que hacia él se dirigía. Se esconde entonces entre los suyos siendo recriminado por Héctor. Avergonzado le dice a Héctor que pacte singular combate entre él y Menelao. Príamo se dispone a presenciar el combate; hace sentar a su lado a Helena y le pregunta por la identidad de los más insignes de los aqueos. Se sorteó quien debía lanzar la lanza en primer lugar sonriéndole la fortuna a Alejandro, armado de gran escudo y espada de bronce con clavos de plata y cubierta su cabeza con hermoso casco con penacho de crines de caballo y grebas con broches de plata ajustadas a las piernas. La lanza de Alejandro rebotó en el escudo de Menelao y la de éste atravesó el escudo de Alejandro pero sin herirle. Pasaron a las espadas. Menelao rompió su espada contra el casco de Paris que resulta herido e intenta arrastrarlo hacia los aqueos, pero Afrodita lo rescata y lo deja en su lecho y lleva a Helena a su lado. RAPSODIA IV: UNA FLECHA DIRIGIDA CONTRA MENELAO REINICIA LA CONTIENDA Reunidos los dioses en consejo dijo Zeus que Helena le fuera entregada a Menelao y que los aqueos partieran dejando indemne la ciudad de Troya a lo que Hera replicó airada. Zeus encolerizado amenazó con destruir ciudades afectas a Hera si accedía ahora a sus deseos y ésta acuerda con su esposo que Atenea influyera en Pándaro para que lanzara una flecha contra Menelao que ella misma se encargo de desviar para conseguir que sólo le hiriera y promover la vuelta de las hostilidades. Agamenón arenga a sus tropas y a sus jefes a pelear sin desmayo. RAPSODIA V: HAZAÑAS DE DIOMEDES. ENEAS RESCATADO POR AFRODITA Los ilustres contendientes aqueos parecen imponerse y entre ellos resalta el empeño demostrado por Diomedes que resulta herido por una flecha lanzada por Pándaro, pero fortalecido por Atenea redobló la eficacia de su ataque. Eneas monta en su carro a Pándaro y se dirigen hacia Diomedes. Pándaro arroja su lanza contra él y falla, pero no así Diomedes que le atraviesa quitándole la existencia. Eneas se aprestó a proteger su cadáver, pero una gigantesca piedra arrojada por Diomedes contra él le hizo perder el sentido. Afrodita, su madre, le rescató, a pesar de resultar herida por Diomedes. Apolo se encargó entonces de protegerle y Ares arenga a los tracios a rescatar a Eneas y Sarpedón incita a Héctor a que participe más activamente. Los troyanos y sus aliados parecen imponerse ayudados por el combativo Ares y Hera consigue que Zeus permita que Atenea se le enfrente. Lo hace a través de Diomedes que hiere a Ares que, presuroso acude a Zeus para que remedie la situación. Zeus manda que lo curen, pero no le oculta la animadversión que siente hacia él y recrimina su talante que procede, sin duda, de su madre Hera. RAPSODIA VI: VISITA DE HECTOR A ANDRÓMACA Los teucros Devuelve a Criseida a su padre; pero su ira y rencor lo expresó hacia Aquiles, por haber pedido al adivino Calante que averigue la causa de la peste; decide vengarse de Aquiles quitándole su esclava Briseida. Aquiles ofendido, desea matar a Agamenón, limitándose tan sólo a insultarlo, manifestándole su decisión de retirarse de la guerra, pues él no tenía ningún motivo para pelear contra los troyanos. La guerra que hasta entonces era favorable para los griegos, ahora les estaba adversa ya que entre el ejército de Agamenón ya no se encontraba el invulnerable Aquiles a quien todos los troyanos temían. RAPSODIA VII: ENFRENTAMIENTO ENTRE AYAX Y HÉCTOR Viendo Apolo que Atenea se aprestaba de nuevo a participar la convence para poner fin provisionalmente a este combate de resultado incierto diciendo que no por ello dejaran de cumplirse los deseos divinos de ver asolada Ilion. El modo de conseguir esto fue influir en Héctor, a través de Heleno, para que retara a cualquier héroe aqueo que aceptara el desafío. Menelao acepta el desafío, pero su hermano Agamenón le hace cambiar de parecer. Néstor recuerda que tiempo atrás él no hubiera rehusado el combate y sus palabras actúan como un resorte que impulsa a Agamenón, Diomedes, los Ayantes, Idomeneo, Meriones, Odiseo, Eurípilo y Toante Andremónida. Fue echado a suertes y resultó elegido por las parcas Áyax, hijo de Telamón. Comienza el Néstor deja a Macaón reponiéndose de su herida y marcha en busca de Agamenón que sopesa zarpar al anochecer cuando Odiseo le reprocha ocurrencia tal y Diomedes les convence de, a pesar de estar heridos, no cejar en las labores de dirección de sus hombres. Poseidón se aparece a Agamenón y fortalece su ánimo. Hera ve gozosa la labor de Poseidón y se anima a intervenir logrando con astucia y engaño que Zeus se quede dormido, tras yacer con ella. Pide ayuda a Afrodita para reconciliar a Océano y Tetis y ésta, engañada, le ofrece su cinto bordado que desata pasiones irrefrenables e irresistibles para hombres y dioses. Después, acude al Sueño para pedirle que Zeus cierre sus ojos tan pronto como termine de yacer con ella. El Sueño le recuerda que, otrora, se libró milagrosamente por intercesión de la Noche cuando accedió a la misma petición de Hera que deseaba causar mal a Heracles. Hera responde que el favor que Zeus procura a los troyanos no es tan grande como el amor que profesaba por su hijo Heracles y le promete si colabora a Pasitea, la menor de las gracias, como esposa. Tan pronto consigue el acuerdo se presenta a Zeus que la desea tan ardientemente como nunca deseó a Dánae que parió a Perseo, ni a la madre de Minos y Radamantis, ni a Semele de quien nació Baco, ni a Alcmena con la que concibió a Heracles, ni a Remeter, ni a Leto, ni siquiera, anteriormente, a ella misma. Dormido Zeus, Poseidón pudo actuar con libertad RAPSODIA XV: HÉCTOR LLEGA HASTA LAS NAVES Zeus despertó y contempló la situación y encolerizado amenaza a Hera que sostiene que Poseidón obra así por iniciativa propia. Le ordena que haga venir a Iris y Apolo; la primera, para ordenar la retirada de Poseidón; el segundo, para recuperar a Héctor para la pelea. De nuevo se anuncia el desenlace final de la contienda. Poseidón obedece a regañadientes y Apolo auxiliando y acompañando a Héctor le hace avanzar a él y a los teucros, que le siguen, hasta las embarcaciones aqueas. Patroclo que atendía a Eurípilo se encamina a la tienda de Aquiles para incitarle al combate. Héctor llega a tocar la popa de una de las naves aqueas y Áyax impide, momentáneamente, con su larga pica que puedan quemarla. RAPSODIA XVI: MUERTE DE PATROCLO A MANOS DE HÉCTOR Accede Aquiles, movido por el llanto de Patroclo, que éste con su casco, armadura y armas dirija a los mirmidones para evitar la inminente derrota y aleje de los barcos a los aqueos para inmediatamente después retroceder por no poner en peligro su vida ni desmerecer sus gestas. Aquiles al ver fuego en las naves - Áyax no pudo evitarlo por más tiempo - mandó al momento que Patroclo se dispusiera a llevar a cabo lo establecido. Cincuenta naves con cincuenta hombres y cinco comandantes condujo Aquiles a la playa y les arengó para el combate. Pidió que, de nuevo, Zeus le complaciese en la victoria y trajese de vuelta sano y salvo a Patroclo. Alejado el enemigo de las naves y sofocado el fuego que ardía en ellas por el empuje de Patroclo y los mirmidones. El propio Patroclo mata a Sarpedón, hijo de Zeus. Glauco cura su herida y recobra nuevos bríos gracias a Apolo y avisa de lo sucedido a Héctor. Patroclo pide a los ayantes que cierren filas en torno al cadáver de Sarpedón para poder arrebatarle armas y armadura. Zeus provocó el retroceso de los teucros y encargó a Apolo que rescatara el cuerpo de su hijo muerto. Patroclo se deja llevar por el presagiado éxito y olvidándose de lo dicho por Aquiles ataca los muros de Ilión que hubiera traspasado si no hubiera repelido por tres veces sus acometidas Apolo Febo y en su cuarta tentativa le advirtió que el hado había establecido que Ilion no cayera bajo su lanza, ni siquiera bajo la lanza de Aquiles que tanto le superaba a él en gloria militar. Patroclo retrocedió un trecho. Apolo encorajina a Héctor para que se decida a atacar a Patroclo. Apolo, al caer la tarde y después de que Patroclo causara numerosas bajas enemigas, le golpea por detrás y le quita el casco y desata su coraza. El dárdano Euforbo le clava la lanza en la espalda y cuando éste se retiraba Héctor le clavó la lanza en el vientre y se ufana de su éxito. Patroclo moribundo le recuerda que Zeus y Apolo y no él le han arrebatado la existencia y que Aquiles lograría que él no tardara en acompañarle en el Hades. Héctor responde que el resultado de ese enfrentamiento está aún por ver. RAPSODIA XVII: AYAX Y MENELAO GUARDAN EL CUERPO SIN VIDA DE PATROCLO DE HÉCTOR Y ENEAS Menelao guarda el cuerpo de Patroclo y a muchos enemigos causa la muerte hasta que ve dirigirse a Héctor y el grueso de los teucros hacia él. Retrocede, abandona el cuerpo de Patroclo y busca ayuda a su alrededor encontrando con la vista a Ayante al que pide apoyo. Héctor quito armas y armadura a Patroclo y arrastraba su cuerpo hacia sus líneas para, posteriormente, degollarlo y arrojárselo a los perros de Ilion cuando Áyax se interpuso en su camino y Héctor, abandonando el cuerpo, se dirigió a sus hombres para entregarles el botín logrado. Glauco le reprende que haya abandonado el cadáver que podía haberse canjeado por el de Sarpedón - no parece tener conocimiento de su rescate por Zeus - y que no haya presentado batalla a Áyax. Responde que si quiere comprobar su valor le siga y poniéndose Héctor la armadura de Aquiles redobla su ataque prometiendo a quien recupere el cuerpo de Patroclo de las manos de Áyax la mitad de los despojos y gloria pareja a la suya. Áyax pide a Menelao que encuentre refuerzos. El primero en acudir es Áyax Oileo y al pronto Idomeneo y el escudero Meriones. Éstos y otros logran poner en fuga a los teucros cuando Apolo comunica a Eneas que el deseo de Zeus sigue siendo la victoria troyana en la batalla y no una cobarde retirada buscando el amparo de las murallas de la inmortal Ilion. Eneas se lo comunica a Héctor y los teucros se imponen sobre los aqueos con el favor de Zeus. Comprendiendo esto Áyax encarga a Menelao que busque a Antíloco para que comunique a Aquiles lo ocurrido. Vuelve junto a los que guardan el cadáver de Patroclo y traman como poder llevarlo consigo a las naves. RAPSODIA XVIII: AQUILES SABE DE LA MUERTE DE PATROCLO. SU MADRE, TETIS, PIDE A HEFESTO QUE EQUIPE A AQUILES PARA EL COMBATE Antíloco comunica a Aquiles lo sucedido y éste se deshace en lamentos. Oyole su madre y hasta él se dirigió y hablaron de los inevitables deseos del destino. Tetis le dijo que aguardara hasta que le trajera una armadura hecha por el propio Hefesto para ir en busca de Héctor. Iris, mandada por Hera, a espaldas de Zeus, se dirige a Aquiles para que rescate el cadáver de Patroclo y éste dice que no lo ha hecho ya por mandato materno y por no disponer de armadura que pueda ajustarse a su cuerpo. Díjole que bastaría con mostrarse a los teucros y con la ayuda de Atenea así fue y se rescato el cuerpo de Patroclo antes que Hera hiciera caer la negra noche. Los teucros se retiraron de las naves y cenaron. Polidamante recomendó guarecerse tras los muros por miedo a la reacción de Aquiles, pero Héctor se opuso y declaró que si Aquiles atacaba, él estaría esperándole. Aquiles manda lavar el cadáver y embadurnarlo y prepararlo todo a la espera de poder traer las armas y la cabeza de Héctor. Entretanto, su madre Tetis visita a Hefesto que le está aún agradecido de haberlo hospedado cuando Hera lo quiso ocultar por su cojera. Su esposa Caris la agasaja y Hefesto enterado de la voluntad de la nereida se dispone a complacerla. RAPSODIA XIX: AQUILES DEPONE SU ACTITUD Y SE DISPONE A LA LUCHA Tetis regresa junto a su hijo con las armas y la majestuosa armadura realizada por Hefesto y le tranquiliza al decirle que se encargará del cadáver de Patroclo poniendo en su nariz unas gotas de ambrosía y rojo néctar evitando su descomposición. Aquiles anuncia a Agamenón la deposición de su anterior actitud y dice que ordene a los aqueos que le sigan al combate. Odiseo recomienda que los hombres coman antes de aprestarse a combatir hasta el ocaso y durante el desayuno que Agamenón haga entrega pública de los bienes prometidos y jure que no se acostó con Briseida. Aquiles asiente y encomienda que el propio Odiseo se encargue de que le sean llevados a su tienda pero, convencido por éste, acepta la pública ofrenda. Briseida llora a Patroclo y quedan en la tienda de Aquiles los ayantes, Odiseo, Idomeneo, Néstor y el anciano jinete Fénix compartiendo el dolor de Aquiles. Zeus ordena a Atenea que alimente a Aquiles para que no desfallezca en el combate. RAPSODIA XX: ENEAS ES SALVADO POR POSEIDÓN Y HÉCTOR POR APOLO DEL FUROR DE AQUILES Zeus reúne a los dioses y les da permiso para que ayuden, según sus deseos, a unos u otros. Así se evitará la caída de Troya a manos del enfurecido Aquiles, contra lo establecido por el destino. Hera, Atenea, Poseidón, Hermes y Hefesto marchan con los aqueos y Ares, Apolo, Artemisa, Leto, Janto - Escamandro llamado por los hombres - y Afrodita junto a los teucros. Apolo convence a Eneas para combatir contra Aquiles por ser el troyano de superior estirpe divina a la de aquél. Pero, Poseidón salva a Eneas de una muerte segura para evitar el enfado de Zeus pues el destino dispuso que su estirpe se perpetuara a través de él. Poseidón eleva a Eneas u lo deja en el extremo opuesto del campo de batalla y le recomienda evite el encuentro con Aquiles, pero que tras la muerte de aquél combata confiadamente porque nada le sucederá. Apolo recomienda a Héctor que se mantenga entre los suyos y no luche en solitario contra Aquiles. Así lo hizo hasta ver herido de muerte a su hermano Polidoro por obra del propio Aquiles y hacia él se dirigió alejándose de los suyos y arrojándole la lanza que Atenea desvió y, posteriormente, de tres ataques de Aquiles, Apolo lo salvó. Aquiles, entretanto, no para de dar cuenta de la vida de quienes con él traban combate. RAPSODIA XXI: AQUILES OBLIGA A LOS SUPERVIVIENTES A REFUGIARSE EN LA CIUDAD. LUCHA DE LOS DIOSES ENTRE SÍ Aquiles al llegar al río Janto, divide a los teucros: a unos los pone en fuga por la llanura hacia la ciudad, a otros que en el río restan los va matando y cansado de matar apresa a los doce jóvenes para inmolarlos en los funerales de Patroclo. El propio río - Escamandro - dice a Aquiles que si desea seguir matando lo haga en la llanura que el número de cadáveres bloquea la salida de sus aguas al mar. Poseidón y Atenea salvan a su protegido del ataque de Escamandro que continúa arremetiendo contra él, pero Hera llama a Hefesto en socorro de Aquiles para que abrase a Escamandro con su fuego. Así se hizo hasta que el río pidió a Hera que dejaba a los teucros a su suerte, pero que cesara el ataque de Hefesto. En otra parte los dioses deciden iniciar la refriega entre ellos. Atenea vence a Ares en desigual combate y golpea a Afrodita, por mandato de Hera, que intentaba asistirle. Poseidón reta a Apolo y le recuerda el cruel trato que recibieron de Laomedonte cuando les negó el pago por construir la muralla de la ciudad y cuidar de sus rebaños. Apolo rehúsa el combate y es duramente recriminado por su hermana Artemisa. Hera intervino y ridiculizó a Artemisa desarmándola. Hermes renuncia a luchar con Leto y le ofrece la victoria. Recoge el carcaj y las flechas de su hija y se va en su busca. Artemisa fue llorosa a refugiarse junto a su padre Zeus y explicóle lo sucedido. Los dioses con suerte desigual en la batalla volvieron al Olimpo. Príamo manda abrir los portones de la ciudad para dejar entrar a los teucros que huían en desbandada y Febo Apolo incitó a Agenor a que desafiara a Aquiles. Le arrojo su lanza, pero no atravesó la armadura hecha por Hefesto y luego Apolo lo puso a salvo de Aquiles dentro de los confines de la ciudad. RAPSODIA XXII: HECTOR MUERE A MANOS DE AQUILES Héctor quedó fuera de las murallas y Príamo le apremiaba para que se pusiese a salvo. Hécabe, su madre, también quería que no aguardara a Aquiles. La vergüenza le impidió entrar en la ciudad, pero tan pronto divisó a Aquiles, temblando, abandonó las puertas de la ciudad huyendo a los dos cristalinos manantiales de agua caliente uno y fría otro y dieron de esta guisa tres vueltas a las murallas de la desdichada Ilion. A la cuarta vuelta Atenea engaño con figura de Deífobo a Héctor para que plantase cara a Aquiles y éste quiere acordar con el Pélida que el vencedor despoje de sus armas al vencido, pero entregue el cuerpo a los suyos. Aquiles rechaza cualquier tipo de pactos y le arrojó la fornida lanza que no alcanzó su objetivo, pero Atenea se la regresó a Aquiles. Héctor lanzó la suya que rebotó en el escudo de su contrincante y al pedirle otra lanza a Deífobo y no verlo a su lado, todo comprendió. Aquiles le clavó la pica en el cuello y antes de morir le suplica que no despedace su cadáver y lo arroje a los perros y que acepte por él el botín que su padre ofrecerá. Viendo que no ablandaría el corazón del Pélida le refiere que Paris y Apolo le darán próxima muerte en las puertas Esceas. Acudieron presurosos los demás aqueos que no dejaron de lacerar el cuerpo sin vida de Héctor. Aquiles le horadó los tendones y lo ató a su carro. Príamo enloquecido quiere salir de la ciudad y su madre, Hécabe, le llora amargamente. Andrómana que desde la torre en que se encontraba oyó lamentos sale y descubre lo sucedido. RAPSODIA XXIII: JUEGOS EN HONOR DE PATROCLO
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