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Canción de navidad - Charles Dickens - Resúmenes - Literatura, Apuntes de Literatura

Resumen de la obra Canción de Navidad de Charles Dickens para el curso universitario de Literatura - Facultad de Lenguas

Tipo: Apuntes

2011/2012

Subido el 14/08/2012

florecito
florecito 🇪🇸

4.3

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¡Descarga Canción de navidad - Charles Dickens - Resúmenes - Literatura y más Apuntes en PDF de Literatura solo en Docsity! docsity.com Resúmenes de Obras Canción de Navidad Charles Dickens ¡Sí! Y la columna de cama era suya: La cama era la suya, el cuarto era el suyo. y, lo mejor y más venturoso de todo, ¡el tiempo venidero era suyo, para poder enmendarse! –Viviré en el pasado, en el presente y en el porvenir –repitió Scrooge, saltando de la cama–. Los Espíritus de los tres no se apartarán de mí. ¡Oh, Jacob Marley! ¡Benditos sean el cielo y la fiesta de Navidad: ¡Lo digo de rodillas, Jacob, de rodillas! Se encontraba tan animado y tan encendido por buenas intenciones, que su voz desfallecida apenas respondía al llamamiento de su espíritu. Había sollozado con violencia en su lucha con el Espíritu y su cara estaba mojada de lágrimas. –¡No se las han llevado –exclamó Scrooge, estrechando en sus brazos una de las cortinas de la alcoba–, no se las han llevado, ni tampoco las anillas! Están aquí. Yo estoy aquí. Las imágenes de las cosas que podían haber ocurrido pueden desvanecerse. Y se desvanecerán, lo sé. Sus manos se ocupaban continuamente en palpar sus vestidos; los volvía del revés, ponía lo de arriba abajo y lo de abajo arriba, los desgarraba, los dejaba caer, haciéndoles cómplices de toda clase de extravagancias. –¡No sé lo que hago! –exclamó Scrooge riendo y llorando a la vez y haciendo de sí mismo con sus medias una copia perfecta de Laocoonte–. Estoy ligero como una pluma, dichoso como un ángel, alegre como un escolar, aturdido como un borracho. ¡Felices Pascuas a todos! ¡Feliz Año Nuevo a todo el mundo! ¡Hurra! ¡Viva! Había ido a la sala dando brincos, y allí estaba entonces sin aliento. –¡Aquí está la cacerola con el cocimiento! –gritó Scrooge entusiasmándose de nuevo y danzando alrededor de la chimenea–. ¡Esa es la puerta por donde entró el Espectro de Jacob Marley! ¡Ese es el rincón donde se sentó el Espectro de la Navidad Presente! Esa es la ventana por donde vi los Espíritus errantes! ¡Todo está en su sitio, todo es verdad, todo ha sucedido! ¡Ja, ja, ja! Realmente, para un hombre que no la había practicado por espacio de muchos años, era una risa espléndida, la risa más magnífica el padre de una larga, larga progenie de risas brillantes. –No sé a cuánto estamos –dijo Scrooge–. No sé cuánto tiempo he estado entre los Espíritus. No sé nada. Soy como un niño. No me importa. Me es igual. Quisiera ser un niño. ¡Hurra! ¡Viva! docsity.com Le interrumpieron sus transportes de alegría las campanas de las iglesias, con los más sonoros repiques que oyó jamás. ¡Tin, tan! ¡Tin, tan! ¡Tin, tan! ¡Oh, magnífico, magnífico! Corriendo a la ventana, la abrió y asomó la cabeza. Nada de bruma, nada de niebla; un frío claro, luminoso, jovial; un frío que al soplar hace bailar la sangre en las venas; un sol de oro, un cielo divino; un aire fresco y suave, campanas alegres. ¡Oh, magnifico, magnífico! –¿Qué día es hoy? –gritó Scrooge, dirigiéndose a un muchacho endomingado, que quizá se había detenido para mirarle. –¿Eh? –replicó el muchacho lleno de admiración. –¿Qué día es hoy, hermoso? –dijo Scrooge. –¿Hoy! –repuso el muchacho–. ¡Toma, pues, el día de Navidad! –¡El día de Navidad! –se dijo Scrooge–. ¡No ha pasado todavía! Los Espíritus lo han hecho todo en una noche. Pueden hacer todo lo que quieren. Pueden, no hay duda. Pueden, no hay duda. ¡Hola, hermoso! –¡Hola! –contestó el muchacho. –¿Sabes dónde está la pollería, en la esquina de la segunda calle? –inquirió Scrooge. –¡Claro que sí! –¡Eres un muchacho listo! –dijo Scrooge–. ¡Un muchacho notable! sabes sí han vendido el hermoso pavo que tenían colgado ayer? No el pequeño, el grande. –¿Cuál? ¿Uno que era tan gordo como yo? –replicó el muchacho. –¡Qué chico tan delicioso? –dijo Scrooge–. Da gusto hablar contigo. ¿Sí, hermoso? –Todavía está colgado –repuso el muchacho. –¿Sí? –dijo Scrooge–. Ve a comprarlo. –¡Qué bromista! –exclamó el muchacho. –No, no –dijo Scrooge–. Hablo en serio. Ve a comprarlo y di que lo traigan aquí, que yo les diré dónde tienen que llevarlo. Vuelve con el mozo y te daré un chelín. Si vienes con él antes de cinco minutos, te daré media corona. El muchacho salió como una bala. Habría necesitado una mano muy firme en el gatillo el que pudiera lanzar una bala con la mitad de la velocidad. –Voy a enviárselo a Bob Cratchit –murmuró Scrooge frotándose las manos y soltando la risa. No sabrá quién se lo envía. Tiene dos veces el cuerpo de Tiny Tim. ¡Joe Miller no ha gastado nunca una broma como ésta de enviar el pavo a Bob! docsity.com Pero Scrooge acudió temprano a su despacho a la mañana siguiente. ¡Oh, muy temprano! ¡Si él pudiera llegar el primero y sorprender a Cratchit cuando llegara tarde! ¡Aquello era lo único que le preocupaba! ¡Y lo consiguió, vaya sí lo consiguió! El reloj dio las nueve. Bob no llegaba. Las nueve y cuarto. Bob no llegaba. Bob se retrasaba ya dieciocho minutos y medio. Scrooge se sentó, dejando su puerta de par en par, a fin de verle cuando entrase en su mazmorra. Habíase quitado Bob el sombrero antes de abrir la puerta y también la bufanda. En un instante se instaló en su taburete y se puso a escribir rápidamente, como si quisiera lograr que fuesen las nueve de la mañana.. –¿Hola! –gruñó Scrooge, imitando cuanto pudo su voz de antaño–. ¿Qué significa que vengáis a esta hora? –Lo siento mucho, señor –dijo Bob–. Ya sé que vengo tarde. –¡Tarde! –repitió Scrooge–. Sí. Creo que venís tarde. Acercaos un poco, haced el favor. –Es solamente una vez al año, señor –dijo Bob tímidamente, saliendo de la mazmorra–. Esto no se repetirá. Ayer estuve un poco de broma, señor. –Pues tengo que deciros, amigo mío –dijo Scrooge–, que no estoy dispuesto a que esto continúe de tal modo. Por consiguiente… –añadió, saltando de su taburete y dando a Bob tal empellón en la cintura que le hizo retroceder dando traspiés a su cuchitril–. ¡Por consiguiente, voy a aumentaros el sueldo! Bob tembló y dirigióse adonde estaba la regla, sobre su mesa. Tuvo una momentánea intención de golpear a Scrooge con ella, sujetarle los brazos, pedir auxilio a los que pasaban por la calleja, para ponerle una camisa de fuerza. –¡Felices Pascuas, Bob! –dijo Scrooge, con una vehemencia que no admitía duda y abrazándole al mismo tiempo–. Tantas más felices Pascuas os deseo, Bob, querido muchacho, cuanto que he dejado de felicitaros tantos años. Voy a aumentaros el sueldo y a esforzarme por ayudaros a sostener a vuestra familia: y esta misma tarde discutiremos nuestros asuntos ante un tazón de ponche humeante, Bob. ¡Encended las dos lumbres: id a comprar otro cubo para el carbón antes de poner un punto sobre una i, Bob Cratchit! Scrooge hizo más de lo que había dicho. Hizo todo e infinitamente más: y respecto de Tíny Tim, que no murió, fue para él un segundo padre. Se hizo tan buen amigo. tan buen maestro y tan buen hombre, como el mejor ciudadano de una ciudad, de una población o de una aldea del bueno y viejo mundo. Algunos se rieron al verle cambiado; pero él les dejó reír y no se preocupó, pues era lo bastante juicioso para saber que nunca sucedió nada bueno en este planeta que no empezara por hacer reír a algunos: y comprendiendo que aquéllos estaban ciegos, pensó que tanto vale que arruguen los ojos a fuerza de reír, como que la enfermedad se manifiesta en forma menos atractiva. Su propio corazón reía, y con eso tenía bastante. No volvió a tener trato con los aparecidos, pero en adelante tuvo mucho más con los amigos y con la familia, y siempre se dijo que, si algún hombre poseía la sabiduría de celebrar respetuosamente la fiesta de Navidad, ese hombre era Scrooge. docsity.com ¡Ojalá se diga con verdad lo mismo de nosotros, de todos nosotros! Y también, como hacía notar Tiny Tim, ¡Dios nos bendiga a todos!
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