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Características de las diferentes etapas, Apuntes de Educación Física y Aprendizaje Motor

Características de las diferentes etapas de la vida del adulto

Tipo: Apuntes

2021/2022

Subido el 20/02/2023

flor-alegre
flor-alegre 🇦🇷

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¡Descarga Características de las diferentes etapas y más Apuntes en PDF de Educación Física y Aprendizaje Motor solo en Docsity! Principales conceptos sobre el texto de Fran ç oise Dolto “La imagen inconsciente del cuerpo”. Capítulo 1 “Esquema corporal e imagen del cuerpo”. “El esquema corporal no es la imagen del cuerpo” No debe confundirse imagen del cuerpo y esquema corporal. Este ultimo funciona como herramienta, el mediador entre el sujeto y el mundo, en cambio la imagen del cuerpo tiene que ver con la utilización funcional adaptada al consciente del sujeto del cuerpo. Algunas veces, se puede observar que no existe un daño en lo concerniente al cuerpo, sino más bien lo que se encuentra impedido es la imagen que de ese cuerpo se tenga, en estos casos hablamos de una invalidación del esquema corporal sano por una imagen del cuerpo que aparece perturbada. El esquema corporal es una realidad de hecho, en cierto modo es nuestro vivir carnal al contacto con el mundo físico. Nuestras experiencias de la realidad dependen de la integridad del organismo, o de sus lesiones transitorias o indelebles, neurológicas, musculares, óseas y también de nuestras sensaciones fisiológicas viscerales, circulatorias, etc. Afecciones orgánicas precoces puede provocar trastornos del esquema corporal, y éstos, debido a la falta o interrupción de las relaciones de lenguaje, pueden acarrear modificaciones pasajeras o definitivas de la imagen del cuerpo. Es frecuente, que en un mismo sujeto cohabiten un esquema corporal invalidado y una imagen del cuerpo sana. Por ejemplo, niños afectados por poliomielitis, es decir, parálisis motriz pero no sensitiva. Si la enfermedad sobreviene después de la edad de tres años, o sea después de adquiridas la marcha, la continencia esfinteriana y el saber concerniente a su potencia a un solo sexo, el esquema corporal, incluso si está afectado en parte de manera duradera, sigue siendo compatible con una imagen del cuerpo casi siempre intacta. En cambio, el esquema corporal queda casi siempre dañado, al menos en parte, cuando la poliomielitis es muy precoz y se presenta en la edad de la lactancia y la cuna, y sobre todo antes de la experiencia de la marcha. Pero aún cuando estos niños no recuperen un esquema corporal sano, íntegro desde el punto de vista motor y neurológico, su invalidez no puede afectar su imagen del cuerpo: Para ello es preciso que, hasta la aparición de la enfermedad, en el curso de esta y después, durante la convalecencia y la reeducación, su relación con la madre y el entorno humano haya sido flexible y satisfactorio; una relación adaptada a sus necesidades, de las qué hay que hablar siempre como si los propios niños pudieran satisfacerla aunque la afección muscular causada por la enfermedad y sus secuelas lo hayan incapacitado para ello. Cuando el niño se ve atacado por una invalidez, es indispensable que su déficit físico le sea explicitado, referenciado su pasado no inválido o, si este es el caso, a la diferencia congénita entre el y los demás niños. Así mismo tendrá que poder, con el leguaje mímico y la palabra, expresar y fantasmizar sus deseos, sean estos realizables o no según el esquema corporal lisiado. Por ejemplo, un niño parapléjico, tiene la necesidad de jugar verbalmente con su madre, hablando de correr, de saltar, de cosas que su madre sabe tan bien como el que jamás podrá realizar. Proyecta así una imagen sana del cuerpo, simbolizada mediante la palabra. Hablar así de sus deseos con alguien que acepta con él este juego proyecto, permite al sujeto integrar dichos deseos en el lenguaje a pesar de la realidad, de la invalidez de su cuerpo. Y el lenguaje le aporta medios personales de comunicación. un niño focomélico, nacido sin sus miembros inferiores o superiores, posee un esquema corporal lisiado. No obstante su imagen corporal puede ser completamente sana y permitir un lenguaje de comunicaciones interhumanas tan completas y satisfactorias para él como para las de un individuo no lisiado. Lo que convierte a un niño en mal socializado en relación a su discapacidad, con una imagen del cuerpo malsana, tiene que ver con el hecho de que su madre nunca ha querido hablarle de su invalidez, mientras que él observa muy bien la diferencia entre él y los demás niños. Así pues, la evolución sana de este sujeto, simbolizada por una imagen del cuerpo no inválida, depende de la relación emocional de los padres con su persona; de que muy precozmente éstos le ofrezcan, en palabras, informaciones verídicas relativas a su estado físico. Estos intercambios humanizados, o su ausencia (deshumanizadores) dependerán de que los padres hayan aceptado, o no, la invalidez del cuerpo de su hijo. Si se lo reconoce como sujeto de sus deseos, símbolo de la palabra conjuntamente acordada de dos seres humanos tutelares, que son responsables de su nacimiento y que lo aman con todo lo que su realidad implica, que no intenta hacérsela olvidar, de este modo padres y educadores podrán dar a sus preguntas, por mediaciones del lenguaje, la estructura de una imagen del cuerpo sana. Un ser humano puede no haber estructurado su imagen del cuerpo en el transcurso del desarrollo del esquema corporal. Ello puede deberse a lesiones, enfermedades orgánicas neurovegetativas o musculares precoces; también a enfermedades neonatales, secuelas de accidentes obstétricos o de infecciones que han destruido la zona de percepción sútil en la primera infancia (sordera, anosmia, labio leporino, ceguera, etc.) Hipótesis: la no estructuración de la imagen del cuerpo se debe en gran parte al hecho de que en la instancia tutelar, desorientada por no haber podido obtener nunca las respuestas de un niño habitualmente esperadas a esta edad, ya no intenta comunicarse con él de otra manera que mediante un cuerpo a cuerpo dirigido sólo a la satisfacción de sus necesidades, y abandona la humanización. “Imagen del cuerpo y esquema corporal: cómo distinguirlos” El esquema corporal especifica al individuo como respresentante de la especie, sea cual fueren el lugar, la época o las condiciones en que vive. Este esquema corporal será el intérprete pasivo o activo de la imagen del cuerpo, en el sentido de que permite la objetivación de una La imagen del cuerpo se estructura en la relación intersubjetiva, cualquier interrupción de esta relación, de esta comunicación, puede tener efectos dramáticos. El lactante que espera a una mamá que se ha marchado, la espera tal cual la dejó. Si regresa, será distinta su realidad, del mismo modo que verá distinta a su mamá. Aquí es cuando puede instalarse el autismo, por el niño no reencuentra a su madre ni se reencuentra a él. Edificada en la relación de orden lingüístico con el otro, la imagen del cuerpo constituye el medio, el puente de comunicación interhumana. Esto explica que el vivir con un esquema corporal sin una imagen del cuerpo sea un vivir silencioso, mudo, solitario, narcisísticamente insensible, desamparado: el sujeto autista o psicótico permanece cautivo de una una imagen no comunicable, imagen animal, vegetal, donde solo se manifiesta un ser-animal, un ser-vegetal o un ser-cosa, que respira sin placer ni sufrimiento: niños mudos sobre sí mismos. Sólo por la palabra, deseos pretéritos han podido organizarse en imagen del cuerpo, sólo por la palabra recuerdos pasado han podido afectar zonas del esquema corporal, convertidas en zonas erógenas. Si no ha habido palabras, la imagen del cuerpo no estructura el simbolismo del sujeto, sino que hace de éste un débil ideativo relacional (débil hace referencia a la interrupción en la comunicación). En este caso hay “algo de” imagen del cuerpo, pero arcaica fugaz, imprecisa y carente de palabras que la representen, en donde no existe posibilidad de comunicación con una persona: sujetos a la espera de una simbolización, a la espera de un sentido. Nada puede expresar su imagen del cuerpo, nada puede “mimicar” de ella. El sentido viene dado por el lenguaje, que recubre la comunidad de de emociones entre dos sujetos. Estos sujetos se comunican por imagen del cuerpo; si esto falta, la imagen del cuerpo carece de mediación fundada en el lenguaje. “La imagen del cuerpo y la inteligencia del lenguaje de los gestos, de las palabras” La comprensión de una palabra depende a la vez del esquema corporal de cada uno y de la constitución de su imagen del cuerpo, ligada a los intercambios vivientes que secundaron, para él, la integración, la adquisición de esta misma palabra. La palabra tiene, ciertamente, un sentido simbólico en sí misma, reúne, más allá del espacio y del tiempo, en una comunicación por el lenguaje hablado, registrado, escrito a seres humanos que, aún sin experiencia adquirida en común, pueden transmitirse los frutos con base en el lenguaje adquiridos en el cruzamiento de su imagen del cuerpo con su esquema corporal. Pero aquel que no tiene, bien sea la imagen del cuerpo, bien sea el esquema corporal emitida a la palabra emitida, oye la palabra sin comprenderla, por carecer de la relación corporal (imagen sobre esquema) que permite darle un sentido. Ejemplo un ciego de nacimiento: puede por ejemplo hablar de los colores, pronunciar las palabras, “azul, rojo verde”, palabras que formaran una imagen, que cobraran sentido para un interlocutor vidente; ello no impide que el ciego de nacimiento ignore el sentido de sus palabras. Aunque no pueda representarse un color, el ciego ha oído hablar a la gente de los colores, colores fríos y cálidos, de la intensidad, de la belleza, de la tristeza, o de la alegría que los videntes asocian a su visión de los colores; el ciego se forma una representación auditiva y emocional de los colores en relación a los otros, auditiva, táctil y calórica. Las palabras, para cobrar sentido, ante todo deben tomar un cuerpo, ser al menos metalizadas en una imagen del cuerpo relacional. “Imagen del cuerpo y el nombre propio” De todos los fonemas, de todas las palabras oídas por el niño, hay una que ostentará una importancia primordial, asegurando la cohesión narcisística del sujeto: su nombre. Al nacer, el nombre ligado al cuerpo y a la presencia del prójimo, contribuye de manera decisiva a la estructuración de las imágenes del cuerpo. El nombre es el primero y el último fonema en relación con su vida y con los otros, y el que la sostiene, porque fue así mismo, desde su nacimiento, el significante de su relación con su madre. Si el nombre acompaña al sujeto más allá de la castración edípica y es retomado por todos en sociedad, el sobrenombre (bebito, pupito, etc.) eventualmente aplicado por la madre a su bebé debería ser abandonado simultáneamente con el destete o con la limpieza esfinteriana. “Los tres aspectos de una misma imagen del cuerpo” La imagen del cuerpo no es un dato anatómico como el esquema corporal, sino que es una elaboración que construye el sujeto en su historia. El modo en que se construye y se modifica la imagen corporal se lleva a cabo a través de tres modalidades(#). Las mismas constituyen y aseguran la imagen de un cuerpo viviente y del narcisismo del sujeto en cada estadio. Estas imágenes se hayan unidas entre sí por algo que las mantiene unidas (imagen dinámica). #Imagen de base: Es lo que permite al niño experimentarse en una “mismidad de ser”, en una continuidad narcisista o espacio temporal que permanece y se urde a partir de su nacimiento, a pesar de las mutaciones de su vida y de los desplazamientos de su cuerpo. Esta imagen está fundamentalmente referida, o mejor dicho, es fundamentalmente constitutiva de lo que se denomina narcisismo primordial, a saber el narcisismo del sujeto en cuanto sujeto del deseo de vivir, preexistente a su concepción. Aquello por lo cual el niño es heredero simbólico del deseo de los genitores que lo concibieron. Este narcisismo constituye una intuición vivida del ser en el mundo para un individuo de la especie, desprovisto de todo medio expresivo. Aquí reside el valor y la importancia del nombre, ligado a su cuerpo visible para el otro. #Imagen funcional: Mientras que la imagen base tiene una dimensión estática, la funcional es una imagen esténica de un sujeto que tiende al cumplimiento de su deseo. Aquello que pasa por la mediación de una demanda localizada, dentro del esquema corporal, en un lugar erógeno donde se hace sentir la falta que provoca el deseo. Así las pulsiones de vida apuntan a obtener placer, a objetivarse en la relación del mundo y del otro. La elaboración de la imagen funcional entraña en relación con la mera respuesta en juego de las zonas erógenas un enriquecimiento de las posibilidades relacionales con el otro. #Imagen erógena: Está asociada a la imagen funcional del cuerpo, el lugar donde se focalizan placer o displacer erótico en la relación con el otro. Su representación está referida a círculos, óvalos, concavidades imaginados como dotados de intenciones emisiva activa o receptivas pasivas, de finalidad agradable o desagradable. Estas tres imágenes componentes de la imagen del cuerpo se metalizan, se transforman y se reorganizan. Para ello es necesario que la imagen funcional permita una utilización adaptada del esquema corporal; que la imagen erógena abra al sujeto la vía de un placer humanizante y que pueda hallar expresión no solo en la mímica y en la acción sino con palabras dichas por otros, memorizada en situación por el niño, quien se servirá de ellas con discernimiento cuando hable. La imagen del cuerpo es la síntesis viva, en constante devenir de estas tres imágenes enlazadas entre sí, por las pulsiones de vida, las cuales se actualizan para el sujeto en la imagen dinámica. Esta última corresponde al “deseo de ser” y de preservar un devenir. Esta imagen expresa en cada uno de nosotros el llamado a un sujeto con derecho a desear.
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