¡Descarga Analysis of Renewable Energy Sources: Solar and Wind - Prof. Otero-López y más Ejercicios en PDF de Psicología solo en Docsity! n personólogo
ero-López
j osé Manuel Ot
Querido amigo:
Se me ha solicitado que te escriba una carta a ti, joven
psicólogo. En un principio la tarea me pareció especial-
mente sugerente, comprometida y aventurada. Pero Cuan-
ero privado
do, ainstancia dela editorial, me enfrenté a esef
el papel en blanco muestra
y silencioso, sin público, donde
su desnudez y receptividad simultáneamente, la tarea pare-
da menos satisfactoria. Tal vez la inquietud se derivara del
hecho de la paradoja que encierra el escribir una carta a al-
guien desconocido, sin esas señas-de-identidad que consti-
tuirían la verdadera razón de esta comunidad. Se me 21
toja similar al que habla en voz alta sin tenerla segurida
de tener un oyente o alguien interesado en lo que dice.
bla de esta comparación se me ocurre que otro pro,
lema colateral es el qué y el cómo contar (admitiendo €
posible interés de algún eventual lector) en pocas páginas
un . o
tema objeto de distintos trata
Scanned with CamScanner
Cartas a un joven psicólogo
adelantarte lo escrito a continuación, el sujeto da
curso es un joven que busca desesperadamente lo, 5
considera como su objeto de estudio: La Persona (a dl
mayúsculas). Para ello asiste a un congreso de Dd Con
de la personalidad en el que participan los mejores ep
cialistas. Cabe avanzarte como en algunas películas, si S
tes de comenzar la historia, que cualquier parecido 5
la realidad es pura coincidencia. Mi labor será —cyya] ta.
quígrafo— reproducir fielmente los entrecortados, pero |
nunca improvisados, discursos; en suma, ser custodio de
la palabra.
18.
logía
*
Busco la sala. Abro la puerta. Un cañón de luz parece day
vida a una frase que, reflejada en una gran pantalla, parece
inundar un auditorio lleno de sombras: «Necesidad de sy-
perar el autismo disciplinar». Tal vez aquí, pienso mientras
voy acomodando mi retina a esta penumbra, encuentre a
La Persona. Una voz fuerte y ronca, cuyo único acompaña:
miento sonoro es el. eco de unos rítmicos pasos, se escucha
en el auditorio.
«... La psicología de la personalidad debe apostar de-
cididamente por un futuro interdisciplinar, es necesa:
rio dejar de consumir las energías en las, a menudo, es-
tériles luchas intestinas y mirar también hacia fuera; se
trata de derribar las trincheras disciplinares que, en
demasiadas ocasiones, se convierten en el árbol que 10
deja ver el bosque. En efecto —prosigue, no sin cierta
emoción, el conferenciante—, si consensuamos (lo que
Scanned with CamScanner
José Manuel Otero-López: De Un personólogo
del mismo. Quizás también se deban rec
tes entre la personalidad, la sociología
dos sin duda, permitirá una visión e
onstruirlos puen-
yla antropología, lo
du ME 1 con mayor definición
idiosincrásica del individuo en sociedad y en una cultura
$ articular. Hay más: la biología, la medicina, la genética...
y más y más disciplinas que nos pueden aportar material e
ideas innovadoras para nuestra, todavía sexagenaria, dis-
ciplina. Pensemos, por ejemplo, en la biología, que está
sirviendo en las últimas décadas como un buen referente
para los psicólogos del rasgo que están intentando vincu-
lar variables biológicas con unidades de personalidad. En
cualquier caso —exclama el conferenciante a punto de per-
der el equilibrio al tropezar contra la tarima, ¡bienveni-
das sean todas las áreas a esa deseada confluencia inter-
disciplinar!...»
Este incidente, acompañado de un suspiro general, me de-
volvió de nuevo a mi realidad, mi urgencia, mi interrogan-
te: «¿Dónde está La Persona?»... Intenté tranquilizarme,
pero el corazón parecía marcar el ritmo de una innecesaria
espera. El ponente prosigue con sus alegatos a favor de que
la psicología: de la personalidad supere el «parroquialis-
mo» en que se encuentra... Salí de la sala. Con paso firme
me dirigí por aquel pasillo de los pasos perdidos buscando
otra puerta, otra oportunidad... Enseguida la encontré y
sin más demora entré en la sala. El ponente clavó su nt-
tada en mi persona, lo que aumentó mi desesperación y
desconcierto. Me apresuré a sentarme. Me era difícil con-
centrarme, olvidar lo que acababa de escuchar en la sala an-
terior. Así que fingí interesarme observando la transparen-
cia en la que se podían leer'frases sueltas que semejaban
Scanned with CamScanner
Cartas a un joven psicólogo
esas extrañas combinaciones que Utilizaz los
«uno de los principales agujeros HEEFOS, «PANO rg
ces y sombras», «psicología de escritorio», «aba
la circunstancia teórica», «carta de ciudadanía ey e
bito científico». Detrás, como cubriéndolo todo, e
el dibujo de una balanza claramente desequilibrado
dato» pesaba más que «la teoría». Esta dificultad de > bs
prensión me llevó a escuchar a aque ,
l señor que Parecía
ocultar su prominente nariz detrás de UNAS gafas spa] co
locadas.
lin Elista
a de la
2dony
<... Ha sido uno de los más sobresali
gros de muestra disciplina. La psicología de la personal;-
dad ha presentado, a este respecto, un panorama de lu-
ces y sombras, pasando por épocas de florecimiento y
estancamiento de uno u otro de 1
os extremos: bien la
teorización, bien el afán empirista. En cualquier caso,
como pueden observar —comenta el ponente dirigiendo
su puntero-láser hacia el dibujo—, la balanza no ha logra-
do estar equilibrada en ningún momento, Desde una óp-
tica contemporánea defendemos que la psicología de la
personalidad debería hacerse un poco más reflexiva, de-
bería buscar ese difícil “ equilibrio” entre el dato y la teo-
ría. Si bien es cierto
que los primeros pasos de nuestra
disciplina se caracterizaron por la proliferación de gran-
des teorías que, teñidas por grandes dosis de subjetivis-
mo, especulación teórica y, en ocasiones, delirio intet-
pretativo, enturbiaban esa tan pretendida objetividad
científica, no lo es menos que en las últimas décadas la
frenética proliferación de hallazgos empíricos constituye
una de sus principales características.
entes agujeros ne-
Scanned with CamScanner
José Manuel Otero-López: De un personólo,
go
»Esta última tendencia tiene largas y profundas raíces
así, la tentación de cubrirse con el manto del debil '
mo significó abandonar en gran medida la psicología de
escritorio, la psicología especulativa y ajustarse el traje
de las ciencias de la naturaleza. El intento de reducir e
objeto de estudio (la persona) al lenguaje cuantitativo y
causal derivado de concepciones fisicalistas y mecanicis-
tas ha sido en gran parte responsable de este nuevo giro.
En otras palabras, el ansia por los datos objetivos, con
marcados aires positivistas (corriente que se consolidó
en la psicología a través del conductismo), desembocó en
un nuevo panorama: la pérdida de “la conciencia-el al-
ma-el sujeto”... en definitiva “la persona”. (En este mo-
mento mi estado de ánimo pareció dar un vuelco, presentía
que ya babía encontrado lo que buscaba. La reprimenda
visual, esa manera de colocarse las gafas... nada importa.
Me sentía bien. Era necesario concentrarme en el discur-
so.) Estas “pérdidas” —prosiguió el conferenciante— pate-
cieron significar el precio que, cual peaje, tuvo que pagar
la psicología de la personalidad por la adscripción, más
o.menos desesperada, a lo empírico, quedando lo teórico
relegado a un olvido casi histórico.
»La mayor parte de la investigación que se hace en psi-
cología de la personalidad no se basa en ninguna teoría
explícita, y, en consecuencia, existe una dificultad, a veces
insuperable, para integrar los resultados y formar con
ellos un sistema teórico de utilidad práctica; los datos 10
poseen la virtud de organizarse a sí mismos. Reivindica-
mos, aunque la idea ni es nueva ni es nuestra, mayores do-
sis de reflexión teórica, la importancia práctica de una
buena teoría, la búsqueda de novedosas y sugerentes ideas
141
Scanned with CamScanner
Cartas a un joven psicólogo
después de un cómico ritual (comprueba el micro, se de
es
1a, se levanta, Se vuelve a sentat, pide que se apaguen ni
ens luces...) comienza Su charla.
«.. En primer lugar quisiera agradecer... (y 72ás agrade;
mientos). El telón de fondo desde el que emerge esta char.
la no es otro que la clarificación del cómo (o cuál es la me.
jor manera de) alcanzar el tan consensuado objetivo
predictivo-explicativo dela conducta que persigue la psi.
cología de la personalidad. Nos referiremos a una de las
grandes controversias, íntimamente ligadas a la explica.
ción (o si se quiere la explicación casual como objetivo úl.
timo), en torno a las cuales se ha polarizado una importan-
te controversia en nuestra disciplina: lo cortelacional
frente a lo experimental. Lo experimental parecía ganar,
al menos en un principio, esa “batalla”, pero los investiga-
dores correlacionales parecieron irpoco a poco menosca-
bando esas altas dosis de autoestima que caracterizan a
aquéllos y les asestaron algunas derrotas en otros flancos
(la que a la postre dejaría una mayor huella en lo que se
refiere a sus importantes limitaciones en el terreno de la
validez externa). En este debate los imperialismos y radi-
calismos tuvieron, con frecuencia, un amplio calado en el
investigador, quien parecía que forzosamente tenía que
A
NA mente a atalla era falsa, ni hem
nativas” (la única opción calce n po se 1 ,
extremos), peto, creemos na la A rá ñ
ha desembocado en la “ end de lónnd la na
gica” y en la solidificación de e tolerancia ma 3
e las alternativas radicales
Scanned with CamScanner
José Manuel Otero-López: De Un personólo
s go
een resentarles a continuación dos car;
de el abrazo a la retórica experimental Pm se ea
ción (insisto en que se trata de dos reaccion. e
caricaturizadas con fines didácticos) probabl e
diatizadas por lo que algún afamado cole ha cal ade
“omo “el sinsentido de las guerras metodoló neo o
¡ ¡ee o Se correspondería con aquel
investis . q o encuentra seguridad en su peque-
ño espacio de laboratorio, totalmente ajeno a los e a
mas filosófico-epistemológicos, que está absolutamente
convencido de que mientras los demás pierden el tiempo
discutiendo y teorizando, él está haciendo ciencia (pero
de la buena y auténtica) y que desde su trabajo “concreto”
sobre un problema “concreto” está resolviendo grandes
cuestiones. Recriminará al que elige un trabajo más cua-
litativo sus dificultades de control y la asunción de gran-
des dosis de subjetivismo.
»El segundo personaje vería al anterior como perdien-
do el tiempo en una labor banal y en un mundo artificial.
Alegaría frente al experimentalista las limitaciones a su
generalización, la imposibilidad de captar las dinámicas
cambiantes de un sujeto-activo (olvidándose de lo subje-
tivo, cultural, temporal... que caracteriza al ser humano).
»Nuestra apuesta en esta charla es por un pluralismo
metodológico presidido por el equilibrio, que huya de
corporativismos, con la confianza de que el investigador
audaz se dará cuenta, independientemente de su mayor
o menor defensa de un paradigma, de que si las e
lican la necesidad
das del problema de investigación imp dará cuenta
de combinar metodologías, así lo hará; se 1 y pr
también, de que no debe ser la metodología la 4
Scanned with CamScanner
el tipo de problema a investigar, sino que, porel
ha de ser el problema el que determine la met trajo
odologí, y
»
La charla me resultaba confusa y, poco a POCO, +:
ranzas de encontrar a La Persona se fueron desos pis Espe.
El ponente recurrentemente insistía en las sygjy do,
Hexibilidad y tolerancia metodológicas, establece, 5 idegy,
de comunicación, evitar dogmatismos... y toda s a
expresiones prefabricadas (supongo). Decidí entonces y E
rar mi atención y concentrarme en mi singular proble»
Pero este pensamiento, una en puesto en marcha, he '
cansaba de dar vueltas en mi imaginación, vueltas y pe
vueltas. Este esfuerzo mental desembocó en una brbolas
nible impaciencia, en una agitación que se me antojaba y.
sible para los demás, por lo que contando con la COmplici.
dad de la oscuridad decidí abandonar la sala. Traté de
tranquilizarme, respiré hondo y, en un gesto de ingenui.
dad, le pregunté a alguien que pasaba a mi lado en dónde
bablarían sobre La Persona. Gentilmente el aludido me
indicó que los programas estaban en la entrada. Mi excita-
ción aumentó rápidamente y al momento recobré la espe-
ranza de encontrar lo que tanto buscaba. Salí corriendo a
recoger el programa. Cuando lo estaba leyendo, noté que el
pulso se me aceleraba, pues entendía que mi investigación
avanzaba por momentos. Tras leer detenidamente el progtt:
ma, seleccioné tres ponencias que, a mii juicio, me presenta:
rían a La Persona con diferentes matices. Algo que me ls
cía inmensamente feliz. Los títulos eran: «La singularidad
del individuo: una asignatura pendiente de la psicología
la personalidad», «Propuesta de distintos niveles de e
UYO?.
sis de la personalidad» y «Una prospección de fut
Scanned with CamScanner
—
José Manuel Otero-López; De un p
esonólogo
un importante CORSENSO empírico en e cs logrado
cinco los factores o dimensiones básicas del, a que son
dad. Incluso en la actualidad parece exjorio puro
preocupación Por su Imperialismo conceptual (n e
ta de que todos los personólogos intenten lea O Se tra-
esquema conceptual dentro de los Cinco Gra ES
cuestiones dinámicas de la personalidad, su desá : lo.
los cambios vitales, las historias de vida 1. rrollo,
da, la identidad y el
desarrollo del self, la relación entre la persona con lao:
ciedad y la cultura y la historia parecen necesitar otro
tipo de acercamiento. En este sentido, el renovado inte-
rés en la persona como un todo y la floreciente literatura
teórica y de investigación acerca del self quizás puedan
ser, al menos, parte de la respuesta. Con lo que también
esto último parece un avance positivo. Sólo nos queda
esperar que en los próximos años el trabajo, en ambas
direcciones, pueda proporcionar a nuestra disciplina
mayor rentabilidad en el conocimiento de las personas,
lo que, a la postre, es lo que de verdad importa.»
Una vez más, La Persona parecía ocultar su verdadero ros-
tro. Pero era necesario seguir indagando. Previsiblemente
sería interesante cruzar la puerta de la «Propuesta de dis-
tíntos niveles de análisis de la Personalidad». Entro en
esta nueva sala. El acto ya había comenzado. Para mi sor
presa, eran tres los ponentes. Después de unos ms
compruebo que cada uno de ellos defiende una pe a
tinta: rasgos, intereses personales e historia de vida.
149
Scanned with CamScanner
Cartas a un joven psicólogo
Los rasgos —4vanza el Primer ponente— sin
«Lo formación muy valiosa sobre la persona des 0
posibilitan la comparación de Pe Personas con De
Son, además, nO condicionales y relativamente ip, dep
dientes del contexto. En efecto, el modelo de los Cin
Grandes ha mostrado una solidez empírica notoria, El
comportamiento de cualquier persona se puede predo
cir atendiendo a las siguientes dimensiones; eXtrave,
sión, neuroticismo, amabilidad, responsabilidad Y ape
tura a la experiencia. en
»—Yo defiendo que los rasgos pueden limitar sensible.
mente nuestra comprensión del comportamiento huma.
no —replicó el segundo ponente—. Usted encontrará seguri.
dad detrás de estas unidades, pero para mí representan
callejones intelectuales sin salida. Su utilidad reside única.
mente en proporcionar un perfil inicial de los atributos
básicos de la personalidad, pero de ningún modo pueden
representar la conducta contextualizada, ni tan siquiera
informan de los procesos psicológicos. Además, no deja
de resultarme irónico que la solidez empírica del modelo
de los Cinco Grandes se consolide a partir de lo que unas
personas piensan sobre otras cuando disponen de poca
información sobre las mismas. En suma, defiendo que el
enfoque de los rasgos que representan la psicología del
extraño no avanza más que una primera impresión, un
boceto del individuo. Mi propuesta es que es necesario
incorporar otras unidades que permitan explicar la con:
textualidad temporal y espacial de las vidas humanas, sólo
así obtendremos un retrato más matizado, Esta función
la cumplen los “intereses personales”, que nos permiten
conocer lo que las personas quieren, lo que les motiva 4
Scanned with CamScanner
osé Manuel Otero- Óp
J tero-López: De Un personó]
onólogo
actuar durante períodos concretos de
ciones concretas y cuando adoptan determi
_»Pero, amigos míos —comenta el is roles,
¿go más, algo que nos acerca ala iosincrasa di e
gue supera los “tener” (rasgos) y los “hacer” de individual,
sonales) y que supone una lente narrativa a per-
sido, unidad y propósito a las vidas humos o ere sen-
las “historias de vida”. Se trata de decae] a refiero a
través de una narración del yo internalizado dle Fe ad a
na y que incorpora el pasado reconstruido, el pr nus,
percibido y el futuro anticipado.» , €l presente
SUS vidas, en situa-
Expuestas las distintas posturas, se generó un debate. El
moderador intenta conciliar los distintos argumentos ape-
lando a que no existe ninguna razón por la que no deban
contemplarse las distintas unidades como complementa-
rias y, a su vez, hace un alegato a favor de la tolerancia mu-
tua como forma de ganar comprensión en la explicación
del comportamiento. Por mi parte, consciente de que sólo
me quedaba una oportunidad, luché en ese momento con-
tra dos fuerzas encontradas: una me empujaba a segutr
avanzando en nombre de la esperanza (al fin y al cabo es la
última puerta y La Persona puede estar ahí), otra me ad:
vertía del peligro de la aventura (el desencanto sería ma-
yor). Opté por la primera alternativa y entré en la «sala de
futuro». El ponente, con voz pausada, pero * poder ocu!
tar su tono optimista, comentó:
con mayor o menor
pronósticos O pre-
po. Parece
«En esta conferencia intentaremos,
fortuna, delinear cuáles son nuestro” del cam
O 4 z €
dicciones acerca del futuro inmediato de
151
Scanned with CamScanner
impide combinar la investigación idiográfica
nomotética, conjugar la estabilidad con dl con la
para acercarnos a la complejidad del fun dona
del individuo, consciente e inconsciente, intrap Ma
co einterpersonal; del mismo modo, nada impid Mes
lizar la experimentación, la observación externa al
mática o un análisis multivariado sustentado a
cuestionarios y combinarla con la indagación del
mundo de significados en los que se mueve “la perso.
na”, o la utilización de un análisis del discurso que
nos permita hacer una hermenéutica más rica acer.
ca de las interpretaciones que los sujetos realizan
de las situaciones cotidianas; todo ello, a la postre,
nos permitirá iluminar mejor los “escenarios” dela
buena psicología de la personalidad. Todas las imá-
genes que nos proporcionen las distintas aproxi-
maciones son muchas veces superponibles y nos
ayudan en la búsqueda del retrato de la “persona”
más completo y matizado, que es lo que verdadera-
mente impotta.
Potenciación de nuevos temas. Creemos que algunos
de los temas que actualmente están en auge y que
han sido reivindicados por la mayoría de los perso-
nólogos en las últimas décadas seguirán con una im:
portante presencia en el futuro próximo: nos referl-
mos al self, el inconsciente y la psicología de la salud.
No obstante, también creemos que existen otros (é-
mas ho tan asentados que tendrán un futuro promé
tedor. Entre ellos, destacaríamos los siguientes: las
relaciones personales íntimas, el bienestar y la felict-
dad y los aspectos culturales. de
Scanned with CamScanner
José Manuel Otero-Ló
] Acro-López De un personól
"rsonólogo
»En definitiva, pergeñados algunos q
donde creemos que discurrirá la pio ] le
sonalidad, sólo nos queda expresar e e de la per
de que se pueda avanzar en la tarea de est a
dividuo tan profunda, completa y prin ANOR
sea posible. Cualquier avance a este bospectowi dada
merece la pena porque también tae il
yendo a dignificar el objeto de estudio de nuestra dis.
ciplina».
por
El joven salió de la última conferencia visiblemente con-
trariado. Cabizbajo, y con una callada amargura, volvió a
recorrer el largo pasillo, pero esta vez en dirección a la
salida. Iba andando y no encontraba respuesta a sus
preguntas: ¿Por qué habré venido al congreso?, ¿es que
estos ponentes tampoco sabían dónde estaba La Perso-
na?, ¿acaso habían engañado a todo el auditorio?, ¿en
qué otro tema me puedo interesar?... Siguió su camino
y se detuvo en el semáforo dispuesto a cruzas; con la
mirada al frente, esperando a que el hombrecillo verde
le autorizase la maniobra, se quedó ensimismado con-
templando los rostros y siluetas anónimos que estaban
al otro lado de la calzada. Distintos individuos con
distintas historias, distintos intereses personales..., la
singularidad, los rasgos; UN comportamiento, un pro-
pósito inmediato en común, pero un pasado y un P es
to de futuro que les diferenciaban. La singularidad, la5
4 z , 0d elladamente
diferencias individuales...» qe
ó'a sonreír
todo lo escuchado en el congreso y comenz
Scanned with CamScanner