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charles dickens resumen, Apuntes de Historia de la India

la industrializacion y sus cambios en el mundo contemporaneo

Tipo: Apuntes

2018/2019

Subido el 26/02/2019

rober_lucian_garcia
rober_lucian_garcia 🇪🇸

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¡Descarga charles dickens resumen y más Apuntes en PDF de Historia de la India solo en Docsity! 5. IMPRESCINDIBLES La guerra y la cultura Entusiasmo exagerado y decepción absoluta VIRGINIA HERNÁNDEZ @vir_hernandez GIULIO M. PIANTADOSI (*) (Vídeo) @gmpiantadosi Artistas, escritores, dramaturgos, arquitectos o músicos se vieron arrollados por una contienda que cambió todo y al que en la mayoría de los casos se entregaron sin reservas • • Los años de efervescencia que precedieron y siguieron a la Gran Guerra noquearon por completo a los artistas que vivieron, entre trincheras y patriotismo, el fin de un mundo y el comienzo de otro. Pintores, poetas o escritores de todos los bandos se entregaron de lleno a una aventura romántica, una catarsis colectiva, que demostró ser una carnicería de la que Europa tardó en recuperarse. Si acaso alguna vez lo hizo del todo. Máquinas, armas, destrucción, raíces ancladas en el pasado y el sentimiento de pertenencia a una nación que el sufrimiento y las pérdidas dramáticas de vidas y de rumbo arrancarían de golpe. Comienza el verdadero siglo XX. Nada será como era. ARTE EN GUERRA 'Metrópolis', de George Grosz. | Museo Thyssen-Bornesmiza Destacaría 'Metrópolis' (1916-17), la gran obra maestra de George Grosz. Es una imagen apocalíptica del caos del fin del mundo que supone una ciudad como Berlín Guillermo Solana, director del Thyssen Las vanguardias fueron el preludio de que todo cambiaría. Los esquemas estrictos ya no servían y entre la mayoría de los creadores de aquellos días reinaba la sensación de que la guerra iba a servir para provocar una gran renovación colectiva. «Enseguida se mostró no como una empresa caballeresca ni como un sueño romántico, sino como la primera guerra mecanizada con rasgos más siniestros y devastadores que nunca», describe Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen-Bornesmiza. Las matanzas en masa, las crisis nerviosas, el uso de gases, los millones de muertos y las decenas de miles de seres completamente 'Autorretrato como soldado', de Kirchner. 'The Great War in Portraits' (National Portrait Gallery). © Allen Memorial Art Museum, Oberlin College, Ohio Siempre ha habido ambigüedad entre poder y arte Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía El sufrimiento trae un aspecto negativo, negro, a las artes. El responsable del Reina Sofía señala como muestra el cambio de temática de Pablo Ruiz Picasso (1881-1973). El primer Cubismo del que él y George Braque fueron los principales exponentes «expresa el mundo y aprehende el tiempo», pero el gran conflicto llena las obras del malagueño de monstruos y elementos con enorme carga teatral. Él, como Guillermo Solana, también señala el Dadá y su anarquía. «Hay un antes y un después en el 14. No sólo a nivel social y político, sino también a nivel artístico», subraya. Es el inicio de un ciclo trágico. Los artistas cambian la euforia de progreso con la depresión por lo ocurrido. Muchos maldicen la guerra y otros tantos se entregan en los brazos de los totalitarismos. «Siempre ha habido una cierta ambigüedad entre poder y arte», continúa Borja- Villel sobre un hecho incuestionable. «Un continuo que también ocurrió durante los años 20 y 30 —prosigue —. Los futuristas italianos llegaron a reclamar a Mussolini como el gran futurista. Para los artistas, el principio de la Gran Guerra había sido como una especie de limpieza general, una ilusión que duró muy poco. Es el periodo de gran conflicto y de gran cambio». Teatro o identidades nunca encontradas Una crisis de identidad que tiene su ejemplo paradigmático en los 'Seis personajes en busca de autor' (1921), de Luigi Pirandello. El dramaturgo italiano es la elección del director teatral Miguel del Arco. Piensa que ese inicio de la Primera Guerra Mundial es el comienzo de «la confrontación del hombre consigo mismo». «Toda la obra de Pirandello gira entorno a la dualidad de la persona. Somos uno o ninguno o cien mil, que decía. El hombre se empieza a enfrentar a su propia pequeñez como parte de un mundo caótico», señala sobre unos años de nacionalismos y fascismos, en los que Pirandello se metió de lleno. «La alegría de vivir posterior a la Gran Guerra se pasa de rosca. En el periodo de entreguerras la gente se atreve a ir más lejos y creo que la aproximación al fascismo de Pirandello tiene que ver con ese intento de buscar nuevas formas de dirigir. El fascismo aparece como un movimiento de izquierdas y se vuelve totalmente de ultraderecha», apunta Del Arco. El dramaturgo se desilusiona y sigue buscando su identidad como hacían los personajes de la obra. «El teatro de Pirandello fue importantísimo en todo el desarrollo de la dramaturgia del siglo XX. Tuvo una gran influencia en lo que se escribió después: Sartre, los existencialistas, Beckett, Ionesco y el Teatro del absurdo. Bombardea esa identidad tan burguesa y definida, y la enfrenta al hombre en la búsqueda de su propia finitud». Libros de guerra Del enaltecimiento al escepticismo que provoca la guerra. Ernst Jünger(1895-1998) fue militar «de los pies a la cabeza», recibió múltiples heridas en la contienda, varias de bala, y fue condecorado con la Cruz de hierro categoría especial. Jünger fue además uno de los intelectuales más importantes del siglo XX, que vivió la nada desdeñable cifra de 103 años. El poeta y escritor Luis Alberto de Cuenca recupera sus 'Tempestades de acero', que inicialmente publicó en 1920 y que se pasó revisando toda su vida. «Las versiones llegan casi a la decena. Conforme iba cumpliendo años, veía la guerra de una forma diferente», asegura De Cuenca, con la primera edición que se publicó en castellano de este libro, de los primeros años 30, entre las manos. PÁGINAS Y HORROR Pabellón de cristal de Bruno Taut en la Exposición de Colonia de 1914, organizada por la Werkbund. Una arquitectura en ciernes que se quebró con la contienda. EM Era una arquitectura transparente, una arquitectura cristalográfica que hablaba de la voluntad de cambiarlo todo. Y cambiaría. Pero de una manera muy trágica. Luis Fernández-Galiano, director de 'Arquitectura viva' «Entre el 14 y el 18, evidentemente, se diseñó poco porque todos los esfuerzos iban encaminados a las fábricas de munición», señala el arquitecto. «Pero el resultado de la contienda en Alemania fue tan devastador que el país entró en una situación de profundo pesimismo. Pensaron que debían retornar a sus orígenes medievales porque la modernidad había significado la destrucción masiva». La Bauhaus, fundada en 1919, indica un cambio. Uno que finalmente fructificará en EEUU y en la arquitectura que resume todo el siglo. «Tanto Gropious como Mies van der Rohe acabarían en el exilio, uno como director de la Escuela de Arquitectura de Harvard y otro como responsable en la de Chicago. Como consecuencia del nazismo, EEUU recibiría a los dos arquitectos europeos más brillantes». Música sin artificios Del mismo modo que la arquitectura vivía la modernidad, la música estaba en plena revolución. El compositor francés Claude Debussy defiende una nueva simplicidad ajena a los artificios postrománticos. Compone sus 'Preludios para piano' (1909-1913) y se aleja de las formas clásicas. Supone una gran influencia en sus coetáneos. Manuel de Falla deja París y vuelve a España. Aquí compone 'El amor brujo', en pleno 1914. «No hay una obra que encarne mejor esa simplicidad», asegura Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real, que celebrarán próximamente el centenario de la pieza. «Es fundamental: encarna muy bien la vanguardia de la época, recurre a una historia gitana que le parece que preserva las raíces y es un ballet. Los compositores están buscando nuevas formas y nuevos lenguajes, y la danza se convierte en un arte de absoluta vanguardia. No sólo Falla, Stravinski y tantos otros acuden al ballet para encontrar esa nueva simplicidad que tanto buscan», relata. El momento coincide, además, con la estancia en España de los Ballets Rusos, de Serge Diaghilev, que se refugian en nuestro país de la guerra. «En aquel momento el conocimiento del arte ruso provoca una conmoción en toda Europa. Como las compañías itinerantes no pueden viajar actúan más en España, que mantiene la neutralidad, de lo que lo habrían hecho si no hubiese habido guerra». Hay un caldo de cultivo que propicia los cambios. Un mundo que entró de lleno en una modernidad bien distinta a lo que se habían imaginado a principios del siglo XX. (*) Con la colaboración de Mario Viciosa, Javier Nadales y Ricardo Domínguez 2 La guerra que cambió el destino de Europa Casi todos los países que participaron calcularon que el conflicto que estalló en agosto de 1914 iba a ser breve. Duró más de cuatro años y dejó ocho millones de muertos, de los que un tercio fueron civiles Otros Enviar por correo Imprimir JULIÁN CASANOVA 2 ENE 2014 - 00:01 CET ENRIQUE FLORES "La primavera y el verano de 1914 estuvieron marcados en Europa por una tranquilidad excepcional", recordaba años después Winston Churchill, alimentando esa idea nostálgica de la estabilidad europea en tiempos de la Alemania imperial de Guillermo II o la Inglaterra de Eduardo VII, de contraste entre los “good times” y el período de grandes convulsiones políticas y sociales inaugurado por el estallido de la Primera Guerra Mundial en agosto de 1914. Cuando comenzó esa guerra, Europa estaba dominada por vastos imperios, gobernados —excepto Francia, donde había surgido una república de la derrota en la guerra con Prusia en 1870— por monarquías hereditarias. La nobleza ejercía todavía un notable poder económico y político. En Gran Bretaña, Francia o Alemania, por citar a las naciones más poderosas, una oligarquía de ricos y poderosos, de buenas familias, de nobles y burgueses conectados a través de matrimonios y consejos de administración de empresas y bancos, mantenía su poder social a través del acceso a la educación y a las instituciones culturales. Muchos ciudadanos europeos tenían restringida la libertad para hablar su idioma o practicar su religión y sufrían notables discriminaciones por el género, la raza o la clase a la que pertenecían. Las mujeres no votaban, con excepciones como la de Finlandia que les había concedido el voto en 1906, y en raras ocasiones se les permitía poseer propiedades o llevar sus propios negocios. Antes de 1914, la democracia y la presencia de una cultura popular cívica, de respeto por la ley y de defensa de los derechos civiles, eran bienes escasos, presentes en algunos
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