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Nuevos temas en la integración latinoamericana del siglo XXI, Guías, Proyectos, Investigaciones de Humanidades y Ciencias Sociales

Este documento analiza el inicio y desarrollo del proceso de integración política, económica, social y cultural de américa latina en el siglo xxi. Se discuten los factores políticos e ideológicos que influyeron en el proceso de integración europea y cómo estos factores han afectado negativamente al inicio y desarrollo del proceso de integración latinoamericana. Se propone que américa latina necesita consolidar un proceso de integración fuerte para competir económicamente en el mercado global. Se menciona la importancia de la comprensión de la relación de la economía con la política y la ideología en cada momento histórico para avanzar en el tipo de integración que américa latina necesita para enfrentar el siglo xxi.

Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones

2019/2020

Subido el 31/03/2024

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¡Descarga Nuevos temas en la integración latinoamericana del siglo XXI y más Guías, Proyectos, Investigaciones en PDF de Humanidades y Ciencias Sociales solo en Docsity! Nuevos temas en la integración latinoamericana del siglo XXI Julio Sau A. AN ÁL ISI S Y PR OP UE ST AS Po líti ca In ter na cio na l 2 Análisis y Propuestas Política Internacional Nuevos Temas en la Integración Lati- noamericana del Siglo XXI El inicio del siglo XXI constituye el marco histórico de una nueva etapa en los esfuerzos por avanzar hacia una integración política, económica, social y cultural de América Latina. Es cierto que no se trata de un proceso armónico, claramente progresivo y lineal que responda a una estrategia perfectamente defi nida y acordada entre los diversos actores que participan de dicho proceso. Pero no es menos cierto que los avances de nuevo tipo logrados durante la década que está por fi nalizar permiten proyectar la idea de que el 2020 encontrará a América Latina, ese “continente olvidado” del que nos habla Michael Reid ( Reid,2009) con bastante razón, convertido en una actor con voz propia en la gestión de la agenda global en el contexto de la nueva sociedad internacional. Tres son los principales objetivos del presente trabajo. I.- Fundamentar la idea de la necesidad de una integración latinoamericana de nuevo tipo y de la posibilidad de la misma durante la década iniciada en 2010. II.- Poner de relieve la estrecha relación que existe entre la política y los fenómenos económicos, tanto a nivel nacional como internacional, relación que adquiere especial fuerza en los procesos de integración. III.- Analizar en forma especial la formación y desarrollo de UNASUR, la integración sudamericana y las condiciones de posibilidad de que ese proceso se convierta en el catalizador de la integración de la región en su conjunto. I.- Necesidad y Posibilidad de una Inte- gración Latinoamericana de Nuevo Tipo 1.1- La idea de la integración latinoamericana estuvo presente en la mayoría de los países de la región desde el proceso mismo de su independencia del imperio español. Sólo Brasil, cuya independencia del imperio portugués fue más tardía, se mantuvo al margen de es- tos tempranos aprontes de integración, los que, bajo el infl ujo de Simón Bolívar, se plasmaron en el Tratado de Panamá, de 1825. Este instrumento jurídico inte- gracionista nunca entró en vigor, dando inicio así a un periodo caracterizado por múltiples intentos posteri- ores, casi todos ellos frustrados o de éxito limitado y relativo, en aras de la anhelada integración regional. No sería sino hasta 1960, año del Tratado de Montevideo que crea la Asociación Latinoamericana de Libre Com- ercio y a la cual concurren Brasil, México, Chile, Para- guay, Perú y Uruguay, incorporándose posteriormente el resto de los países latinoamericanos (Ekmekdjian, 1994; 100-124), el año en que podemos empezar a hablar con mayor propiedad del inicio de un limitado e insufi ciente proceso de integración regional. 1.2.- A fi nes de la década de los cincuenta, la estrategia de sustitución de importaciones que permitió la industrialización básica de países de la región y que fue factor determinante para que éstos enfrentaran los problemas suscitados por el quiebre de la economía internacional como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, empezó a mostrar señales de agotamiento (Leiva, 2007; 241-253). La CEPAL dirigida por Raúl Prebisch y que había sido, como institución, la autora intelectual de la sustitución de importaciones puesta en práctica por la mayoría de los países latinoamericanos, reorientó entonces sus esfuerzos hacia lo que consideraba como una necesidad claramente percibida: el inicio de un proceso de integración económica en América Latina. Sólo que en esta nueva empresa no ha mostrado el mismo empuje creativo ni ha tenido, hasta el presente, la exitosa trayectoria que pudo exhibir la estrategia de sustitución de importaciones impulsada por dicha organización internacional en las décadas de los 50 y 60. Mirando retrospectivamente el proceso de reorganización de la sociedad internacional posterior al fi n de la Segunda Guerra Mundial, resaltan dos fenómenos que infl uyen de diferente manera sobre los intentos de integración de América Latina. El primero de ellos es, evidentemente, el inicio de la integración europea, cuyas dos primeras expresiones son la creación del Consejo de Europa, en 1949, y la fi rma del Tratado de París en 1951, en virtud del cual se crea la Comunidad Europea del Carbón y el Acero, CECA (Oreja, 1998; 33-40). Para una región en la que la idea de la integración estaba presente en su imaginario colectivo desde largo tiempo y que mantenía lazos históricos de todo tipo con Europa, el ejemplo europeo revivió dicha idea y desempeñó en ese sentido un rol positivo en el decurso de la misma. El éxito posterior de la integración europea, sin embargo, ha generado no pocas frustraciones en quienes, en forma a nuestro juicio errónea, intentan comparar negativamente las manifi estas debilidades 5 Análisis y Propuestas Política Internacional Para administrar la ayuda norteamericana el gobierno norteamericano exigió la constitución de la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE), en 1948, organización de la cual sólo quedaron excluidas España y Finlandia y que es el antecedente directo de la OCDE Situados en el análisis específi co de este último proceso de integración, resulta evidente que su génesis está directamente relacionada con la reconstrucción de la economía europea que emprendiera Estados Unidos tras el fi n de la Segunda Guerra Mundial y el pronto inicio de la Guerra Fría, que enfrentó durante los siguientes 50 años a los sistemas capitalista y socialista. La referida reconstrucción era indispensable para frenar el avance de los partidos comunistas europeos, que habían emergido con alto prestigio tras combatir al nazismo y fascismo en sus respectivos países (Sau, 1968; 65-78). Impedir que estos partidos llegaran al poder electoralmente y se convirtieran en aliados de la URSS en la Guerra Fría era un objetivo estratégico para el cual la política exterior n o r t e a m e r i c a n a diseñó y puso en práctica el Plan Marshall, destinado a sostener fi nanciera y económicamente la reconstrucción de las economías europeas destruidas por la guerra y apoyar a los partidos d e m o c r á t i c o s anticomunistas. Para administrar la ayuda norteamericana el gobierno norteamericano exigió la constitución de la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE), en 1948, organización de la cual sólo quedaron excluidas España y Finlandia y que es el antecedente directo de la OCDE (Tamames, 1999; 46-70). Y en forma clara el Director de la agencia norteamericana Economic Cooperation Administration (ECA), encargada de administrar los recursos del Plan Marshall, planteó ante el Consejo de la recién constituida OECE, en 1949 : “Europa tendrá que aumentar sus exportaciones y controlar la infl ación. Pero ello no será posible si no se construye una economía en expansión de Europa occidental mediante la integración económica. Ello implicará la formación de un único y gran mercado, sin restricciones cuantitativas a la circulación de mercancías y la eliminación de las barreras monetarias a los pagos. Además, los aranceles deberían suprimirse para siempre al interior del mercado europeo” (Tamames, 1999; 51). Si tenemos en cuenta que la primera organización de integración económica de Europa Occidental se formó recién dos años después de esta estrategia tan claramente defi nida por el administrador del Plan Marshall, la CECA en 1951, podremos darnos cuenta de la decisiva infl uencia que tuvieron en el origen del proceso integracionista europeo el fi n de la Segunda Guerra Mundial, los realineamientos políticos e ideológicos que a nivel de la política internacional se produjeron en esa época y que dieron origen a la Guerra Fría y similares realineamientos políticos ocurridos al seno de cada país europeo. Sostener que existe un innegable vínculo entre las necesidades de la estrategia norteamericana de contención del comunismo en Europa y los orígenes del proceso de integración en esa región no implica desconocer la existencia previa de factores que facilitaron el proceso, tales como el desarrollo de siglos de capitalismo comercial en Europa y la presencia activa de una infl uyente corriente cultural y política que propiciaba la integración en la zona. Tampoco se pretende desconocer que fueron los propios políticos europeos los que tomaron en forma posterior el control del proceso de integración y lo han conducido exitosamente hasta hoy, teniendo como actores en cada país a poderosos movimientos sociales y partidos progresistas que han logrado construir Estados de bienestar sólidos. Sólo se pretende poner de relieve que el contexto histórico y socio-político de la posguerra y de la Guerra Fría, en general, y la estrategia norteamericana traducida en la política de contención del comunismo en la región más la ayuda del Plan Marshall, en particular, resultaron decisivos para el nacimiento y desarrollo inicial de la integración europea. Mientras los países europeos reconstruían sus economías y empezaban a recorrer la senda de la integración con el apoyo fi nanciero, técnico y político del gobierno norteamericano durante la década de los cincuenta del siglo anterior, los países latinoamericanos se defendían de los efectos de la Segunda Guerra Mundial en la economía internacional y en sus propias economías nacionales con la estrategia cepaliana de la sustitución de importaciones y del desarrollo hacia adentro, como hemos visto anteriormente. Y sólo cuando la economía mundial recuperó su dinámica y, consiguientemente, la estrategia de sustitución de importaciones daba signos de obsolescencia, América Latina revitalizó su inserción en la economía internacional y empezó a pensar en la integración económica, todo ello al inicio de la década de los 60. 6 Análisis y Propuestas Política Internacional Así como el mundo de posguerra y los comienzos de la Guerra Fría constituyeron el marco histórico de la gestación y el desarrollo inicial del proceso de integración europea, con toda su carga ideológica y política y con el contundente y explícito apoyo de los Estados Unidos, en el caso del proceso de integración latinoamericano fue una Guerra Fría en pleno desarrollo la que se mantuvo como telón de fondo del referido proceso. Interesa aquí destacar las grandes diferencias que es posible observar entre las formas que adoptó la estrategia de contención del comunismo liderada por los gobiernos norteamericanos en Europa durante los primeros años de su proceso de integración y las que caracterizaron a dicha estrategia durante los primeros años de los esfuerzos de integración en América Latina. En términos generales, podemos decir que en nuestra región- que no experimentó la destrucción de su economía ni signos de amenaza de avances democráticos de los partidos comunistas similares a los experimentados en la Europa de posguerra- los gobiernos norteamericanos libraron la Guerra Fría en términos políticos e ideológicos, con intervenciones militares y efi caz formación y cooptación de los mandos superiores de las fuerzas armadas, bloqueando militarmente y cercando políticamente a Cuba, la única nación socialista de la región, incrementando la presencia y los vínculos de Estados Unidos con partidos y líderes latinoamericanos e incluso propiciando reformas económico- sociales, como la reforma agraria, con el propósito de impedir la eventual extensión de experiencias infl uidas por la revolución cubana en el resto de América Latina. Pero no fi nanciaron, estimularon ni apoyaron el proceso de integración latinoamericana, del cual se mostraron siempre escépticos y distantes, ya que concebían a América Latina, en aplicación de la Doctrina Monroe, como una zona de infl uencia exclusiva de los Estados Unidos, de modo que ningún proceso que no girara en torno a Washington como eje central debería tolerarse. Los vínculos comerciales con América Latina eran fuertes y seguros y- además- la infl uencia de Washington sobre quienes diseñaban y gestionaban la política económica de los países latinoamericanos era tradicionalmente elevada. En materia de organizaciones internacionales, el modelo era el de la Organización de Estados Americanos, con sede en Washington, y en materia militar el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca. Es decir, era impensable en la región una instancia de integración que no incluyera a los Estados Unidos. Y como ello no era ni necesario ni conveniente para su gobierno, desalentaron los diversos intentos por lograrlo. La gran iniciativa norteamericana para incorporar a los países latinoamericanos a una instancia de integración de la cual formara parte esencial los Estados Unidos la formuló el Presidente Bush al inicio de la década de los 90, fi nalizada la Guerra Fría. Se trató de la Iniciativa de las Américas, convertida posteriormente, ya en la década de los 2000, en el proyecto de la Asociación de Libre Comercio de las Américas, (ALCA). En 1994 había entrado en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, TLCAN, suscrito por los Estados Unidos, Canadá y México. El acuerdo se extendía hacia las áreas del comercio de bienes, al sector servicios y a la protección de las inversiones y de la propiedad intelectual e incorporaba, por primera vez en una instancia de este tipo, a un país latinoamericano. Pero el acuerdo no incluía ni mecanismos de cooperación o integración política ni se extendía al campo social. El tema migratorio, por ejemplo, uno de los problemas bilaterales históricos entre México como país origen de la migración y Estados Unidos como país receptor de la inmigración no fue incorporado en el TLCAN y se mantiene hasta la fecha como uno de los grandes temas pendientes y de cuya solución depende el destino de millones de trabajadores mexicanos. Con el ejemplo del TLCAN en la mesa de debates y en forma paralela a un impresionante fortalecimiento de las economías latinoamericanas, plenamente insertas la mayoría de ellas en la economía mundial y basando su fortaleza económica en un boom de la exportación de materias primas y combustibles, los gobiernos de la región recibieron con escepticismo la propuesta del Presidente Bush para la formación de la Asociación Americana de Libre Comercio, ALCA. La discusión de esta iniciativa coincidió históricamente, además, con dos fenómenos positivos para América Latina: la masifi cación de la homogeneidad democrática tras la dura experiencia de las dictaduras militares, a Los vínculos comerciales con América Latina eran fuertes y seguros y- además- la infl uencia de Washington sobre quienes diseñaban y gestionaban la política económica de los países latinoamericanos era tradicionalmente elevada. 7 Análisis y Propuestas Política Internacional la que nos referimos anteriormente, y el incontenible y rápido ascenso de Brasil como global player en la economía global, convirtiéndose en un periodo breve en uno de los países emergentes a tener en cuenta en la decisión de los asuntos mundiales. Y naturalmente que este posicionamiento internacional de Brasil se expresó muy pronto, en el curso de la primera década del siglo XXI, en un proceso gradual, pero sólido, de hegemonía en América del Sur, primero, y luego en toda América Latina (Pinheiro Guimaraes, 2006; 272- 290). Sólo conociendo estos procesos paralelos se puede entender que haya sido la dura oposición de Brasil la que determinara el abandono por parte del gobierno norteamericano de la iniciativa del ALCA, implícitamente sepultada en la IV Cumbre de las Américas en 2005. El reemplazo del ALCA por la suscripción de Tratados bilaterales de Libre Comercio con países de la región vino a reemplazar la débil iniciativa norteamericana por construir una instancia de integración limitada a lo comercial en la región. Quedó entonces meridianamente claro que la integración de América Latina- al revés de la integración europea- debería ser producto única y exclusivamente de los esfuerzos propios de los países latinoamericanos. III.- La integración Sudamericana y sus Perspectivas Sin desconocer la importancia de los avances que muestra la integración en Centroamérica, creemos que es el proceso en pleno desarrollo en América del Sur, no obstante sus evidentes difi cultades, el que tiene la potencialidad de convertirse en el catalizador de la integración a nivel de América Latina y el Caribe y de que se logre con ello que la región asuma el rol de actor de la sociedad internacional en el curso de la década que se inicia en este 2010. Varias son las razones que abonan dicha afi rmación: La envergadura económica objetiva de la subregión • sudamericana. Con 17 millones de kilómetros cuadra- dos, de los cuales 8 millones están cubiertos por bosques, una población que bordea los 400 millones de habitantes, poseyendo el 27% del agua dulce del planeta, siendo la principal zona productora y exporta- dora de alimentos del mundo, contando con recursos energéticos sufi cientes para lograr la autosufi ciencia de la región si se consolida el proceso de integración; con abundantes recursos minerales requeridos por las otras economías emergentes y habiendo además casi doblado su PIB entre 2004 y 2007, el que pasó de 1,2 billones de dólares a 2,3 billones ( Pereira de Lima, 2010; 140-167), América del Sur cuenta con todos los factores objetivos geoeconómicos para convertirse en el catalizador de la integración latinoamericana. Reconocimiento implícito de parte de los Estados • Unidos de la progresiva autonomía relativa de Améri- ca del Sur, al menos en materias económicas. Ello es consecuencia directa del también progresivo proceso de conversión de Brasil en un actor de la economía mundial, pasando a convertirse en una potencia ca- paz de compartir su hegemonía con Estados Unidos en la región en todos los campos, excepto el militar, al menos hasta ahora. Dicho reconocimiento im- plícito quedó en evi- dencia con la exitosa oposición de parte de Brasil al ALCA, como hemos visto anterior- mente. Y en materias propiamente políticas, la cuidadosa política exterior norteam- ericana respecto de Brasil, evitando con- frontaciones innece- sarias con la también cuidadosa política internacional brasileña, ha sido otra constante que viene a demostrar lo afi rmado. E inclu- so respecto de un país con mucho menor poder real y en un tema candente que parecía clave para el gobier- no de George Bush, Washington terminó cediendo sin adoptar represalias posteriores. Nos referimos a la negativa del gobierno chileno del Presidente Ricardo Lagos, el que junto a México se negó a votar a favor de la cobertura jurídica internacional por parte de la ONU a la guerra de Irak. Contando con el apoyo de Brasil y de los demás países sudamericanos, Chile contribuyó de esta forma, en 2005, a dar una prueba más de la creciente fuerza de América del Sur y de la focalización de la política exterior norteamericana en las áreas confl ictivas como Irak, Afganistán o Medio Oriente y otras zonas susceptibles de generar ame- nazas terroristas para los Estados Unidos, relegando su presencia en América Latina a lugares secundarios de sus prioridades. Sólo conociendo estos procesos paralelos se puede entender que haya sido la dura oposición de Brasil la que determinara el abandono por parte del gobierno norteamericano de la iniciativa del ALCA, implícitamente sepultada en la IV Cumbre de las Américas en 2005. 10 Análisis y Propuestas Política Internacional BIBLIOGRAFÍA Appleman Williams, William, “El Imperio como forma de vida”, Fondo de Cultura Económica, México, 1989. Beck, Ulrich, “Poder y contrapoder en la era global”, Ediciones Paidós Ibérica, Barcelona, 2004. Ekmekdjian, Miguel Ángel, “Introducción al Derecho Comunitario Latinoamericano”, Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1994. García, José Luis y Jiménez, Carlos, “Energía y Regulación en Iberoamérica”, Thompson, Madrid, 2008. Hobsbawm, Eric, “Historia del siglo XX”, Editorial Crítica, Barcelona, 1995. Judt, Tony, “Posguerra”, Editorial Taurus, Madrid, 2006. Leiva Lavalle, Patricio, “Los caminos para la integración de América Latina”, Universidad Miguel de Cervantes, ILRI, Santiago de Chile, 2008.”El difi cil camino de la integración regional”, de Roberto Pizarro. Oreja, Marcelino (ed.), “El Tratado de Ámsterdam. Análisis y comentarios”, vol. I, Mc Graw Hill, Madrid, 1998. Pereira de Lima, Cristiane, Tesis doctoral “La aportación de la UNASUR para el surgimiento de América del Sur como actor global de relevancia en el escenario internacional (2004- 2008)”, Universidad Complutense, Madrid, 2010. Pinheiro Guimaraes, Samuel, “Desafi os Brasileiros na Era dos Gigantes”, Contrapunto, Rio de Janeiro, 2006. PNUD, “Informe Regional sobre Desarrollo Humano para América Latina”, 2010. Reid, Michael, “El continente olvidado. La lucha por el alma de América Latina”, Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2009. Rodríguez Elizondo, José y Casanueva, Héctor ( Editores), “Qué pasa en América Latina. 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Hacia el futuro de América Latina y el Caribe”, realizado por la Universidad de Santiago de Chile en noviembre de 2010. ANÁLISIS Y PROPUESTAS ANÁLISIS Y PROPUESTAS - Política Internacional El contenido presentado en “Análisis y Propuestas” representa el punto de vista del autor y no necesariamente refl eja la opinión de la Fundación Friedrich Ebert. Esta publicación está disponible en internet: www.fes.cl, en Publicaciones * Abogado, ex profesor de la UNAM, México, actualmente profesor de la Universidad de Humanismo Cristiano y miembro del Consejo Académico del Instituto Igualdad. Marzo 2011 La Friedrich Ebert Stiftung es una fundación política alemana. Se dedica a la labor de la asesoría y la capacitación política y ofrece espacios de debate en Alemania y en diversos países en todo el mundo. El objetivo de su labor es fortalecer la democracia y la justicia social. Para estos efectos, coopera con actores políticos y sociales de la más diversa índole en Alemania y en el mundo. www.fes.cl / feschile@fes.cl Nuevos Temas en la Integración Latinoamericana del Siglo XXI Julio Sau*
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