Comentario de Texto sobre Santo Tomás de Aquino, Apuntes de Historia de la Filosofia

¡Descarga Comentario de Texto sobre Santo Tomás de Aquino y más Apuntes en PDF de Historia de la Filosofia solo en Docsity! COMENTARIO DE TEXTO 2 HISTORIA DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL María Manzano Serrano DNI: 09218962X El texto que vamos a comentar pertenece a la obra de Clemente Fernández Filósofos Medievales. En concreto al capítulo dedicado al filósofo Santo Tomás de Aquino llamado Suma contra los gentiles, en el que, además de otros temas, aborda el problema del movimiento y del motor inmóvil propuesto por Aristóteles. Santo Tomás de Aquino fue un filósofo y pensador de la Edad Media que destacó por sus escritos y reflexiones acerca de la dicotomía entre fe y razón junto a filósofos como San Agustín de Hipona. En este período, el pensamiento estaba derivado de la concepción mística que la sociedad de la época tenía, lo cual llevaba a la mayoría de pensadores a colocar la fe por encima de la razón. Santo Tomás de Aquino propuso cinco vías para demostrar la existencia de Dios que fueron de gran importancia en la historia de la filosofía y en la religión cristiana. Su doctrina guardaba algunas similitudes con la de Aristóteles, en concreto a la hora de abordar el tema de Dios, pues ambas concepciones a pesar de diferir en muchos matices, no dejan de asemejarse bastante. En la primera parte del texto se plantea el problema del movimiento que abordan ambos filósofos. Todo ser en movimiento, incluidos los astros, ha de ser movido por otro ser. Esta afirmación se justifica en el texto mediante otra: todos lo que se mueve es movido por otro, y en los seres motores y movidos no hay que proceder indefinidamente. La primera premisa de esta oración es probada por Aristóteles de tres formas: La primera nos dice que todo ser que se pueda mover a sí mismo debe tener la capacidad de moverse como un ser entero y único, es decir, si un animal se mueve gracias a sus patas, no está moviéndose por sí mismo, sino por una de sus partes que es la ejerce el movimiento mientras el resto está en reposo. La segunda prueba se realiza siguiendo el método inductivo, afirmando que todo lo que se mueve de manera accidental, por violencia, o por causa natural, no se mueve por sí mismo sino que es movido por otro agente que le aparta el impedimento. Por tanto, nada puede moverse por sí mismo. La tercera prueba se refiere a mismo movimiento concebido por Aristóteles. Para él, el movimiento es el acto de aquello que está en potencia, como no hay nada que pueda estar de manera simultánea en acto y potencia, deducimos que nada puede ser motor y movido al mismo tiempo, por lo tanto nada se mueve por sí mismo. En los motores y movidos no se puede proceder indefinidamente es la segunda proposición de la oración que tomamos como modelo a la hora de explicar la tesis aristotélica. Se prueba mediante tres razones: Si hay una cadena infinita entre los motores y movidos significa, según los escritos sobre Física del filósofo, que esos entes son cuerpos. Los cuerpos poseen tiempo finito, por lo tanto no es posible que un ente con tiempo finito se mueva en un tiempo infinito, afirmar esto sería llegar a la contradicción. La segunda razón que se utiliza para probar esto mismo radica en la idea de suponer motores y movidos como subordinados de otros entes. En este caso en el momento en el que el motor de ellos cese en su movimiento o deje de moverlos, todos ellos se pararían. Sin embargo al tener en cuenta la existencia de esta “cadena” de motores y movidos, no podemos suponer la existencia de un solo primer motor, pues todos los seres actuarían como motores lo que supondría que ninguno de ellos podría moverse y nada se movería. La tercera prueba que nos presenta recae sobre lo mismo que la anterior y prueba la existencia de un motor inmóvil responsable del movimiento del resto de seres. Si los demás motores se mueven bajo la influencia de otro motor superior, nada se movería, por tanto necesitamos un motor que no sea susceptible de movimiento. En la segunda vía o segunda parte del texto se parte de la ya evidente suposición de que existe un primer motor inmóvil y se ahonda en esta cuestión. Partimos de la base del concepto de contingencia, un ser es contingente cuando no es necesario, es decir, es prescindible. Partiendo de la base de que todos los seres son contingentes, sería absurdo decir que el motor de un ser lo es también, (siguiendo el supuesto de la cadena infinita) pues si un ser puede prescindir de su motor, significa que este también puede prescindir de su movido. Tampoco podemos decir que el movimiento sea accidental, pues todo lo accidental también es contingente. Por tanto deducimos que este primer motor, además de inmóvil, tampoco puede ser contingente. Continuando con el análisis de este motor inmóvil y en particular de dicha capacidad de inmovilidad, el autor argumenta que este motor no puede bajo ninguna circunstancia estar en movimiento, pues la cadena infinita continuaría. Para que esto no ocurra deberíamos suponer un motor que sea la causa misma de su propio movimiento y que mueva al resto de seres que, como sabemos, no siempre se mueven conducidos por el alma (también en movimiento) sino que en otras ocasiones se mueven por sus propias apetencias o sencillamente por el aire. Si este primer motor pudiese moverse, debería estar siempre en movimiento, de lo contrario aunque factores externos al ser le incitaran al movimiento, este no podría moverse. Llegados a este punto deducimos que ha de existir un único motor estrictamente inmóvil que será Dios. Aristóteles se apoya también en el proceso mediante el cual se produce el movimiento. La primera razón por la que este se produce es el ser conectado al medio, pero el medio ha de ser movido por otro ser único que atraiga al ser que es movido por el medio, si