Comentario del poema Un criminal, de Antonio Machado, Apuntes de Historia

¡Descarga Comentario del poema Un criminal, de Antonio Machado y más Apuntes en PDF de Historia solo en Docsity! Un criminal, Antonio Machado 1.Destacar la estructura del poema La estructura del poema se divide en tres partes. En la primera parte (del verso 1 al 11) tenemos la descripción física y moral del acusado “pálido y lampiño” (v.1), “el talante modesto” (v.6), mostrándonos una persona tranquila y piadosa. Su bondad lo lleva a convertirse en un fiel seguidor de Dios “presto a tomar las órdenes menores” (v.11). En la segunda parte tenemos una total oposición con la primera (del verso 12 al 31), se describe la transformación moral que experimentó el acusado al conocer a “una hermosa niña” (v.16). Su carácter cambia radicalmente cuando se enamora de ella y deja a un lado sus votos “los textos profanos y divinos” (v.13) para convertirse en una persona despiadada, calculadora y mezquina “y se acordó del hacha que pendía” (v.28). Se nos relata como el acusado llega a convertirse en culpable. En la última parte (del verso 32 al 47) asistimos al proceso del acusado “frente al reo” (v.32) y a su condenación “va sin remedio al palo” (v.44). Se declara culpable al acusado y es sentenciado con la pena de muerte “carne de horca” (v.46). 2.Estudiar la teatralidad del poema El teatro es un género literario muy vívido, un relato muy fiel, por lo que es muy fácil imaginarlo. En este poema, el yo poético transforma sus palabras en un verdadero escenario teatral. Se ponen en marcha los elementos bases de una pieza teatral, los protagonistas, los decorados, el vestuario y la iluminación. La obra empieza con la subida del telón, el que nos deja paso a la escena. El yo poético de una manera muy peculiar, decide darnos paso a la escena a través de los ojos del protagonista “arde en sus ojos una fosca lumbre” (v.2), al abrirse el telón los espectadores se ven sumergidos en el destello del escenario. Un escenario cuyo protagonista “el acusado” (v.1) acapara toda la atención del espectador al llevar puesto una “máscara de niño” (v.3). Las máscaras son elementos típicos del teatro y en la antigüedad se usaban para simbolizar la presencia de divinidades, sim embargo aquí, la “máscara” sirve para crear un ambiente oscuro y siniestro. La “máscara” esconde la verdadera identidad del protagonista y no deja ser su verdadero rostro, tan solo se le ve los ojos. Unos ojos oscuros y temibles “arde en sus ojos una fosca lumbre” (v.2) como los del diablo, dado que la metáfora del fuego se podría asimilar a las llamas del infierno. Se dice que los ojos son el espejo del alma, y los ojos del “acusado” nos transmiten desconfianza y temor. Apoyándose en elementos teatrales como la máscara el yo poético nos hace un retrato negativo del protagonista, a pesar de tener una actitud “piadosa” (v.4), su mirada nos revela todo lo contrario, nos descubre una persona mezquina llena de malicia. El “acusado” se esconde siempre detrás de su “máscara de niño” (v.3) y evita la mirada “la costumbre de mirar a la tierra o al breviario” (v.6/7) para que no descubran su verdadero ser “su natural fiereza” (v.19). El “seminario” (v.5) le permite purgar sus pecados, y esconder su verdadera esencia. Todo su vida se rodea entorno a la apariencia, su papel de devoto no era más que una farsa “hartóse un día//de los textos profanos y divinos” (v.12/13), es como si el “acusado” siguiera algún tipo de guion “textos profanos” (v.13), “enderezando hipérbatons latinos” (v.15) y que su vocación religiosa no fuera más que un papel que está interpretando. Como en todo escenario teatral la decoración es un elemento clave para provocar ciertos efectos. A través de la iluminación se nos da a conocer la vida del campesinado “del hogar por los rojos resplandores” (v.22), la iluminación esclarece el modo de vida de este “los campesinos rostros atezados” (v.23), dónde se ven obligados a trabajar bajo el sol para poder sustentarse. Por otro lado, asistimos a un cambio repentino de escena “frente al reo, los jueces con sus viejos//ropones enlutados” (v.32/33), se introducen nuevos personajes “los jueces” (v.32), “los jurados” (v.35), “el abogado” (v.36) que van a dar un giro inesperado a la historia. El cambio de escena va a dar un giro a la obra, vamos asistir a un momento totalmente desgarrador y trágico, somos testigos del proceso y condenación del acusado “el joven cuervo la clemencia espera” (v.46). Sin embargo es un momento que pasa totalmente desapercibido dado que a nadie parece importarle lo que está ocurriendo en la sala del juzgado “mientras oye el fiscal, indiferente” (v.39), “acaricia los límpidos cristales” (v.43) como si la culpabilidad o la inocencia del acusado no les importara en absoluto. La teatralidad en el poema sirve de cierto modo para ver la lenta metamorfosis del acusado, pasó de ser un joven religioso a un criminal. Sin embargo, la teatralidad juega un papel mucho más importante en el poema, es un recurso que intensifica la parte dramática del poema a través de los juegos escénicos, como por ejemplo, la iluminación “del hogar por los rojos resplandores”, el vestuario “su máscara de niño”, “ropones enlutados” creando así una atmósfera sombría en el poema. La teatralidad le permite también al yo poético ser el protagonista también, porque el poema es como una especie de monólogo del yo poético, a través del cual lanza una serie de reflexiones sobre la vida y en particular la vida de los españoles.