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Comentarios de textos, Esquemas y mapas conceptuales de Lengua y Literatura

textos para comentar de lengua

Tipo: Esquemas y mapas conceptuales

2023/2024

Subido el 29/06/2024

pepa-pig-26
pepa-pig-26 🇪🇸

Vista previa parcial del texto

¡Descarga Comentarios de textos y más Esquemas y mapas conceptuales en PDF de Lengua y Literatura solo en Docsity! SELECCIÓN DE TEXTOS PARA PRACTICAR TEXTO 1 El filósofo Arthur Schopenhauer se hizo acompañar a lo largo de su vida por sucesivos caniches. Es sabido que prefería los perros a los hombres. Dejó escrito que el perro “es fiel en la tempestad; el hombre ni siquiera cuando sólo hay viento”. Uno, por suerte, ha tenido roces algo más gratificantes con sus congéneres; así y todo, poco me costaría confeccionar una lista extensa de contemporáneos que no le llegan a mi perra, en nobleza de carácter y en otros atributos que me callo, al corvejón. Thomas Mann dedicó una obrita afectuosa, de elevada escritura, a su compañero peludo, traducida a la lengua española con el título de Señor y perro. Me viene asimismo a la memoria un hermoso poema de Vicente Aleixandre (ese hombre que, por encima de todo, necesitaba amar) dedicado a su perro Sirio. En uno de los versos sitúa al animal en un “reino de serenidad y silencio”. Me pregunto si dicho reino sería el jardín de su casa de la calle Velintonia, en venta por subasta y abandonada como tantas cosas de provecho cultural descuidadas por esos que dicen llamarse servidores públicos. Hay una fotografía de Pérez Galdós que me inspira particular simpatía. Muestra al novelista envejecido, sentado en la terraza de su palacete de Santander, hoy inexistente (otra pérdida cultural). En una mano sujeta un puro. La otra aparece blandamente posada en el cuello de un mastín con cara de buen amigo. A uno lo complace imaginar a esos y otros canes adormecidos junto al escritorio. Y mientras las palabras brotan y se alinean formando sentido, ahí cerca, a los pies de quien escribe, un pecho cubierto de pelambre sube y baja al ritmo de la pausada respiración. Puede ocurrir que la mirada del escritor y la del animal se crucen un instante. Yo imagino los ojos del perro teñidos de lástima, diciendo: ¿Por qué te castigas, pobre humano? Con lo bien que estarías ahora corriendo por los montes. (“Escritores y perros”, Fernando Aramburu, El País, 4 de febrero de 2024) PREGUNTAS: 1) a) Indica el tema del texto. (0,5) b) Señala sus características lingüísticas y literarias (1,5) c) Clasificación del texto (0,5). 2) Resumen (1) 3) Redacta tu opinión argumentada sobre las ventajas y los inconvenientes de convivir con animales. (1,5) 4) a) Analiza la oración subrayada (1,5) b) Tipo de palabra, estructura y fenómeno morfológico de “inexistente “.(1) TEXTO 2 Eran otros tiempos. No digo que hacer fotografías fuese algo extraordinario; pero en ningún caso conocíamos la facilidad con que cualquiera acciona hoy día el móvil y difunde o comparte imágenes. Había que revelar un carrete, lo que suponía un gasto de dinero y tiempo. Uno volvía a casa con el fajo de fotos dentro de un sobre y las guardaba en el álbum consabido o quizá en una caja de zapatos o de galletas. Lo grato del álbum era que invitaba a una manera especial de contemplar las fotos que en el móvil o el ordenador, debido a la acumulación, digan lo que digan, no se da. Y es así como, pasando las hojas, me he topado con una fotografía antigua de grupo, en la que se me ve con pantalones cortos en compañía de veintitantos condiscípulos y un profesor que, por la edad que tenía entonces, ya habrá bajado a la tumba. Me pregunto 50 años después qué fue de aquella chavalería pertrechada de futuro. Los que aún respiren andarán metidos hasta la cintura en la sesentena, con un pie en la jubilación. Algunos cumplieron el destino de los árboles, cuya vida transcurre en el lugar donde brotaron. Otros nos desperdigamos siguiendo parecido impulso al de las aves migratorias. A casi todos los perdí de vista. Unos pocos prosperaron en su oficio, obtuvieron renombre y pude reencontrarlos, encorbatados y canosos, en la pantalla del televisor, en una noticia de prensa, incluso en la tribuna de oradores del Congreso. Alguna vez, de visita en la ciudad, saludé al pasar a aquel que era tan hábil copiando en los exámenes o al que se partió la crisma jugando a fútbol en el patio del colegio, que por supuesto era de cemento. Este empujaba un carrito de bebé; al otro, antaño esbelto y ágil, lo precedía una panza formidable. Recientemente vi la cara de uno en las esquelas necrológicas del periódico. Si no es por el nombre, no lo reconozco. Lo dicho: todo pasa y nada quedará, salvo tal vez unas fotos antiguas en un cajón. (“Vestigios fotográficos”, Fernando Aramburu, El País, 30 de abril de 2024) PREGUNTAS: 1) a) Indica el tema del texto. (0,5) b) Señala sus características lingüísticas y literarias (1,5) c) Clasificación del texto (0,5). 2) Resumen (1) 3) Redacta tu opinión argumentada sobre las ventajas y los inconvenientes de la fotografía en papel frente a la digital. (1,5) 4) a) Analiza la oración subrayada (1,5) b) Tipo de palabra, estructura y fenómeno morfológico de “condiscípulos“.(1) TEXTO 3 Me escribe Jesús, lector desconsolado, porque en el pueblo de su padre, allá donde luego regresaban a pasar los veranos, han subastado los pupitres de la vieja escuela. Echa cuentas Jesús y calcula que estas mesas escolares albergaron los sueños, miedos y fallidas ilusiones de criaturas desde los años veinte del siglo pasado. Son pupitres cuya madera recia y veteada no solo contiene los recuerdos de los que estudiaron sino también de aquellos, como el padre de Jesús que ahora cuenta 90 años, a los que la pobreza arrancó del estudio y arrojó por los campos de Castilla a pastorear; son pupitres que nos cuentan la historia de una generación a la que la pobreza y la guerra condenó con apenas nueve años a ingresar de golpe en la vida adulta. Los objetos cotidianos tienen su propia voz, potente y honda para quien quiera oírla, y dan prueba material de cómo era la vida de aquella generación que está a punto de desaparecer; deshacerse de ellos denota ignorancia sobre lo que debería ser un tesoro antropológico. Los que tenemos edad para gozar de cierta perspectiva fuimos testigos del desprecio con el que, en las décadas de los setenta, ochenta o noventa, era tratado lo viejo, como si fuera irreparable y no cupiera una segunda vida para su uso. A la gente de los pueblos, sobre todo a las personas mayores, se les hizo el trueque, se les cambiaron cosas nobles que habían soportado el paso del tiempo por cacharrería de baja calidad y mobiliario de plástico o skai; allá donde daba sombra una parra aparecieron esos tejadillos de uralita ahora justamente denostados. Pero en esas décadas de progreso irreflexivo ya se caricaturizaba a aquellos que trataban de advertir de la valía de todos aquellos objetos que acababan en el rastrillo o en la hoguera. No existía entonces el término buenismo, pero hubiera sido el insulto ajustado para aquellas personas que percibían, en contra de la corriente dominante, la belleza y sostenibilidad de objetos que habían resistido indemnes el azote del tiempo. Pero entonces se veía esa lucha por la conservación como el capricho de personas que se negaban tontamente al progreso; se tachaba de romanticismo aquella defensa de lo antiguo por considerar que se había quedado rancio. Se descartaba un objeto tanto como se despreciaba un paisaje. Un paisaje. Me llega un mensaje de Carmen, soriana que integra alguna de las asociaciones que defienden el campo al que cantan los versos de Machado, y que hoy se encuentra amenazado por las excavadoras que a punto están de urbanizar una de las zonas naturales más bellas de España. Algo hemos aprendido, al menos ahora, aunque siempre es difícil paralizar un proyecto inmobiliario, hay paisanos que se indignan, se organizan y reclaman ayuda a los que tenemos una tribuna. “No podemos pasar a la historia”, escribe Carmen, “como la generación de sorianos y lectores de Machado que permitió machacar su paisaje: ‘álamos del amor cerca del agua/ que corre y pasa y sueña, / álamos de los márgenes del Duero/ conmigo vais, mi corazón os lleva!”. No se trata de la nostalgia enfermiza del pasado, muy al contrario, es la conciencia de que hay que trabajar para que en un futuro no haya que lamentarse por aquello que dejamos que se perdiera.
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