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Marina Waisman: Arquitectura Divergente en América Latina, Resúmenes de Arquitectura

Este artículo explora el trabajo de Marina Waisman, una crítica arquitectónica latinoamericana que se centró en analizar y difundir las principales corrientes de arquitectura posmoderna internacional desde una perspectiva latinoamericana. Waisman revisó el contextualismo y el posmodernismo historicista en diversos artículos y estableció un diálogo interesante entre la noción de identidad y el debate contemporáneo sobre regionalismo crítico. En este texto se destacan sus principales tesis y colaboraciones en publicaciones españolas que permiten obtener una idea más clara de la arquitectura con identidad latinoamericana.

Tipo: Resúmenes

2021/2022

Subido el 08/06/2022

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¡Descarga Marina Waisman: Arquitectura Divergente en América Latina y más Resúmenes en PDF de Arquitectura solo en Docsity! 152 rita_04 | octubre 2015 ISSN: 2340-9711 e-ISSN 2386-7027 13 | Corrientes posmodernas vistas desde América Latina. La arquitectura “latinoamericana” en la crítica arquitectónica de Marina Waisman_María Rosa Zambrano Torres Al sumergirnos en la crítica arquitectónica latinoamericana, la figura de la arquitecta argentina Marina Waisman aparece como uno de los rostros más influyentes de dicho continente en la se- gunda mitad del siglo XX. A lo largo de su carrera publicó tres libros de crítica de arquitectura,1 La Estructura Histórica del Entorno (1972), El Interior de la Historia (1990) y La Arquitectura Descentrada (1995),2 el segundo de los cuales cuenta con dos reediciones recientes, lo que lo convierte en un texto clásico en la conformación de la crítica de arquitectura producida en Amé- rica Latina, y, además, revela el renovado interés en el pensamiento de esta autora. Sin embar- go, se ha prestado menor atención a los artículos que publicó en la década de 1980 —muchos de ellos resultado de los diversos encuentros y exposiciones llevados a cabo en América Latina y España a los que asistió—, en los que maduró gran parte de las ideas que desarrolló en sus textos3. [1,2,3] Este artículo pretende centrarse en aquella producción escrita que revela una dimensión funda- mental para comprender la obra crítica de esta autora: la tarea doble de analizar y difundir las principales corrientes de “arquitectura posmoderna“ del ámbito internacional desde un punto de vista latinoamericano, a la vez que revisar la producción arquitectónica moderna y contem- poránea de América Latina. Para esto, este trabajo reconstruye algunas lecturas críticas sobre “arquitectura latinoamericana” que publicó en diversos medios iberoamericanos, en los que reivindicó la existencia de una “latinoamericanidad” en la arquitectura, y estableció, con ello, un interesante diálogo entre la noción de “identidad” y el debate contemporáneo sobre “regionalis- mo crítico”, liderado por Kenneth Frampton en la década de 1980. Arquitecturas posmodernas y posmodernidad En el editorial de la revista colombiana Cuadernos Escala, de 1991, Waisman afirmaba que el ritmo de los acontecimientos arquitectónicos de aquellos años, divulgados a partir de publi- caciones provenientes de las más diversas partes del mundo, complicaban a los arquitectos latinoamericanos el análisis crítico de dicho panorama, que se presentaba “profundamente de- formado por la presión proveniente de los países dominantes, y por las dificultades que existían en la comunicación entre los países de la región”4. Como crítica de arquitectura, gran parte del trabajo editorial que desarrolló Waisman se orientó a analizar y difundir la arquitectura contem- poránea de América Latina encuadrándola en aquel “confuso” panorama mundial5. Zambrano Torres, María Rosa; "Corrientes posmodernas vistas desde América Latina...", rita, nº4, octubre, 2015, pp. 152-159. María Rosa Zambrano Torres es arqui- tecta por la Pontificia Universidad Ca- tólica del Ecuador (2010). Especialista en Historia del Arte por la Universidad Andina Simón Bolívar- Sede Ecuador (2012). Máster en Análisis, Teoría e Historia de Arquitectura por la Universi- dad Politécnica de Madrid (2015) Resumen pág 47 | Bibliografía pág 53 [1] La Estructura Histórica del Entorno fue publicado en 1972 por la editorial argentina Nueva Visión. [2] El Interior de la Historia fue publicado en 1990 por la editorial colombiana Escala. Además fue reeditado en 2010 en colaboración con la Universidad del Bío, Bío, en Concepción, Chile. En el 2013 fue publicado por primera vez en portugués. [3] La Arquitectura Descentrada fue publicado por la editorial colombiana Escala en 1995. [4] Algunos números de la revista argentina de Teoría y Crítica de Arquitectura Summarios publicados en la década de 1980 y que fueron dedicados a temas como el contextualismo, la modernidad, la posmodernidad y la identidad.[1] [2] [3] Palabras clave Identidad, arquitectura latinoamericana, modernidad, posmodernidad, region- alismo 1 WAISMAN, Marina; La Estructura Histórica del Entorno. Buenos Aires: Nueva Visión, 1972. WAISMAN, Marina; El Interior de la Historia. Historiografía arquitectónica para el uso de latinoamericanos. Bogotá: Escala, 1990. WAISMAN, Marina; La Arquitectura Descentrada. Bogotá: Escala, 1995. 2 En el 2010 se reeditó en Chile el libro El Interior de la historia en Chile, en colaboración entre las editoriales de la Universidad de Concepción y la colombiana Escala. En el año 2013 se editó en Brasil por la editorial Pers- pectiva. Ver más en http://www.vitruvius.com. br/revistas/read/resenhasonline/13.145/5035; http://arquitectura.ubiobio.cl/navegacion/ blogs/actualidad/index.php/2010/11/29/reedi- cion-del-libro-el-interior-de-la-historia-de-la-ar- qta-marina-waisman/. Visitadas el 20 de mayo de 2015. 3 WAISMAN, Marina; “Autobiografía por mo- tivo de una conferencia en la ciudad de Salta, Argentina en 1993”, DANA-Documentos de Arquitectura Nacional y Americana, nº 39-40, 1997. p. 9; La Arquitectura Descentrada. Bogotá: Escala, 1995, p. 3. 153 ISSN: 2340-9711 e-ISSN 2386-7027 rita_04 | octubre 2015 Además de analizar las corrientes “posmodernas” en la arquitectura —como el “contextualismo”, el ”posmodernismo historicista” y el “regionalismo crítico”6 —, desarrolló lo que a su criterio fue- ron los principales paradigmas de la cultura posmoderna y sus aspectos más relevantes para el ámbito arquitectónico de América Latina, lo que constituyó el sustrato teórico sobre el cual elaboró su tercer libro, la Arquitectura Descentrada (1995), culmen de varios artículos que pu- blicó en años anteriores7. En estos textos, una de las principales tesis de Waisman argumenta que los renovados paradigmas de la “posmodernidad” habían hecho patentes un rico conjunto de “sistemas culturales” que habían puesto en entredicho el predominio absoluto de la fórmula “Occidente moderno y desarrollado”, lo que había supuesto el fin del “monopolio cultural” de los países de occidente y había puesto en boga la idea de “pluralismo cultural”8. Para Waisman, estos paradigmas de la posmodernidad había tenido amplias repercusiones en el ámbito de la arquitectura. Por un parte, habían validado la fragmentación de las narrativas históricas universales a favor de la construcción de narrativas múltiples, tema que la motivó a escribir el libro El Interior de la Historia (1972), en el que, precisamente, se propuso desarro- llar herramientas historiográficas aplicables a las particularidades del devenir histórico de la arquitectura de América Latina. Por otro lado, argumentaba que este “pluralismo cultural” había legitimado la búsqueda de sistemas de valores en “otras” tradiciones, con lo que se había con- seguido un relativo reconocimiento y reivindicación de las culturas nacionales o regionales como base positiva de búsqueda de identidad [4]. Fue en este sentido, que Waisman simpatizó en gran medida con la construcción teórica del “regionalismo crítico” —propuesta por Alexander Tzonis y Diane Lefaivre y desarrollada posterior- mente por Kenneth Frampton—, puesto que encajaba muy bien con este deseo de revalorizar “lo local” y, además, había contribuido a llamar la atención del Primer Mundo hacia la arquitectura producida en países considerados hasta entonces “periféricos”, como los asiáticos, africanos y latinoamericanos. En suma, para Waisman, este ethos de lo posmoderno había permitido validar a América Latina como un lugar de producción arquitectónica y elaboración crítica capaz de hacer aportes valiosos a los principales debates arquitectónicos del momento. En un artículo publicado en la revista española Arquitectura Viva titulado “Cuestión de “diver- gencia”. Sobre el regionalismo crítico”, Waisman pretendió incorporar los puntos de vista de Zambrano Torres, María Rosa; "Corrientes posmodernas vistas desde América Latina...", rita, nº4, octubre, 2015, pp. 152-159. 4 WAISMAN, Marina; “La Arquitectura en la era Posmoderna”, Cuadernos Escala, nº.17, 1991. 5 Colaboradora de la revista argentina Sum- ma, dirigió la colección de teoría y crítica Summarios desde 1971 hasta 1990, cuando pasó a dirigir una colección similar, Cuader- nos Escala en Colombia. Además, colaboró en la brasileña Projeto, las chilenas ARS y Arquitecturas del Sur, y las españolas Arqui- tectura Viva y A&V Monografías de Arquitectu- ra y Vivienda, entre otras. 6 Waisman revisó el “contextualismo” y el “posmodernismo historicista” en diversos artículos publicados en la revista Summarios durante la década de 1980, entre los cuales destacan “Posmodernismo y la Historia” (1980), “Diálogos del diseño con la historia” (1989), “Múltiples rostros del contextualismo” (1981), “Arquitectos y la apropiación del entorno” (1984). Respecto al regionalismo se pueden referir artículos como “Un proyecto de modernidad” (1991) publicado en la misma revista, “¿Qué es el regionalismo?” (1988) publicado en Summa, “Cuestión de divergen- cia. Sobre el regionalismo crítico” y “Chatarra Delft: re(gionalismo)” publicados en 1990 en la española Arquitectura Viva. 7 En la revista Summarios, “Posmodernismo Arquitectónico y Cultura Postmoderna” (1988), en la revista Summa ,“Corrientes posmodernas vistas desde América Latina” (1989), o en la revista Cuadernos Escala, “La Arquitectura en la era Posmoderna” (1991). 8 “toda cultura había adquirido el derecho a un primer plano, sin tener que subordinarse a otra ninguna (…) y las consecuencias de aquella des-categorización habían sido múltiples”. Waisman, Marina. “Posmodernismo Arquitec- tónico y Cultura Posmoderna”, Summarios, nº 112, 1987, p. 13. [4] [5] 156 rita_04 | octubre 2015 ISSN: 2340-9711 e-ISSN 2386-7027 Pero volviendo a la colaboración de Mariana Waisman en estas publicaciones, en ellas afirmaba que en las últimas décadas la producción arquitectónica “latinoamericana” había ido desarrollán- dose como resultado de la interacción entre las tendencias internacionales y las circunstancias locales, ya fueran históricas, técnicas, económicas, políticas, urbanas, etc. A pesar de la enorme presión de los medios de comunicación y los poderes económicos y políticos que tendían a uniformar usos y costumbres en el planeta entero, esta tensión había producido una reacción que podía observarse en la producción más original del mundo considerado “periférico”. En ese juego, en algunas ocasiones las “fuerzas locales” habían alcanzado predominio y, mediante operaciones de carácter sincrético, constituían “encuentros adecuados y serios” entre lenguaje moderno y universal y las tradiciones y tecnologías locales20. Dentro de este grupo de arquitecturas, Waisman citaba la “gran experiencia brasileña” de Lucio Costa, Oscar Niemeyer, Affonso Reidy y otros tantos, quienes habían creado una arquitectura que había tomado elementos estructurales del modelo corbuseriano, pero con una “fluidez” y “libertad” adecuadas al clima físico y cultural de su país, que la habían convertido, durante algún tiempo, en la “vedette de la arquitectura mundial”21 También destacaba la arquitectura de Car- los Raúl Villanueva en Caracas, especialmente la Ciudad Universitaria (1940-1960), que había utilizado avances tecnológicos y productos artísticos —refiriéndose a los murales que decora- ban varias partes de las edificaciones de Víctor Vasarely, Fernard Léger y Mateo Manaure y las esculturas de Jean Arp y otros— para crear ambientes adecuados a los modos de uso, clima y naturaleza de Caracas. [9] Además, citaba al mexicano Luis Barragán, de quien valía destacar la obra que había desarrolla- do en la década de 1950, y que, en su criterio, empleaba un lenguaje de la arquitectura moder- na de manera ascética, manejando sutilmente elementos como el agua y la luz y el uso del color, que remitía a la tradición mexicana, logrando una abstracción e intensidad de espacios propios de la cultura de aquel lugar. Por aquella misma década, destacó la obra de Eladio Dieste en Uruguay, quien hasta entonces había sintetizado estructura y forma, textura, color y luz, emplean- do como material de construcción tan solo el ladrillo. En esta misma línea, citaba la arquitectura estructural “audaz” y “elegante” del español Félix Candela —quien había residido largamente en México— quien había colaborado con el mexicano Enrique de la Mora en proyectos como La Capilla del Altillo en Coyoacán México en el año 1956. [10] También resaltó el extendido uso del hormigón armado en América Latina, que había dado como resultado “versiones propias de “brutalismo” signadas por la escala americana”.22 Esas grandes masas de material sólido contrastaban con los vastos espacios interiores y las líneas de facha- da horizontales que, para Waisman, se relacionaban con el horizonte americano. En esta línea citaba el edificio de la CEPAL23 en Santiago, diseñado por Emilio Duhart en 1966, la obra en general de João Batista Vilanova Artigas en Brasil; el Museo Nacional de Antropología e Historia en el parque de Chapultepec de 1963 de Pedro Ramírez Vázquez; y el Banco de Londres y América del Sur, construido en Buenos Aires por Clorindo Testa en colaboración con el estudio SEPRA en 1966. [11] Respecto a estos arquitectos y sus obras, pensaba que sus experiencias, lamentablemente, no habían tenido continuidad en épocas posteriores, desperdiciándose las ideas originales que habían aportado. Esto lo atribuía, por un lado, al panorama general de la década de 1960 en la que primó la desconfianza y actitud crítica hacia los “saberes consumados” y, por otro, a la [10] Iglesia de la Atlántida en Canelones, Montevideo de Eladio Dieste. Fuente: WAIS- MAN, Marina, NASELLI, César; 10 arquitectos latinoamericanos. Sevilla: Junta de Andalucía. Consejería de Obras Públicas y Transporte, 1989. [11] Banco del Londres y América del Sur en Buenos Aires de Clorindo Testa y SEPRA. Fuente: WAISMAN, Marina, NASELLI, César; 10 arquitectos latinoamericanos. Sevilla: Junta de Andalucía. Consejería de Obras Públicas y Transporte, 1989. Zambrano Torres, María Rosa; "Corrientes posmodernas vistas desde América Latina...", rita, nº4, octubre, 2015, pp. 152-159. [10] [11] 157 ISSN: 2340-9711 e-ISSN 2386-7027 rita_04 | octubre 2015 constante discontinuidad de la arquitectura de América Latina característica que, para Waisman, respondía, entre otras cosas, al contexto socioeconómico de estos países que respondían a avatares políticos y economías vacilantes que ligaban las producciones arquitectónicas a suce- sivos e inestables centros de poder24. Waisman expresaba que, si bien esta correcta apropiación de lo universal había sido en muchos casos “olvidada o absorbida por los mecanismos de consumo” —como en los casos ya men- cionados—, se podían contar algunos arquitectos, que habían comenzado su labor en aquella época, y la habían continuado profundizado en su capacidad creativa original, con lo que habían creado una arquitectura que representaba simultáneamente “el espíritu del tiempo y del lugar” o una “modernidad apropiada”.25 Entre estos, citaba el caso de Severiano Porto en Brasil, quien había creado una “singular arquitectura maderera” basada en técnicas populares y ajustada armónicamente a las condicionantes climáticas o, con consideraciones similares, la obra del también brasileño Assis Couto dos Reis [12]. Además, destacaba el uso del ladrillo –que por su tradicional uso en la región, permitía emplear- lo con alto grado de maestría– por su fácil mantenimiento, disponibilidad de mano de obra, y la posibilidad de explorar sus valores plásticos y adecuación a diferentes condicionantes climáti- cas. Por ejemplo, destacaba la valorización del paisaje urbano conseguida por Rogelio Salmona en el edificio residencial Torres del Parque en Bogotá entre 1965-1970; o el juego de luz atmos- férica sobre las superficies del Museo de Oro de Quimbayá en Armenia, Colombia de 1985. O la obra del arquitecto cordobés José Ignacio “El Togo” Díaz, quien había realizado varios edifi- cios y viviendas con este mismo material en Córdoba, Argentina, en 1983 [13 y 14]. Por último, Waisman también señaló que, entre las teorías revalorizadas por la cultura posmo- derna, estaba el regreso a la historia y a la vida urbana en la ciudad tradicional, y que la trasla- ción de dichas ideas al medio latinoamericano contó con logrados ejemplos de revalorización del patrimonio arquitectónico. Por ejemplo, citó la ampliación y reutilización de un antiguo Se- minario Mayor de Medellín para construir en 1982 el centro comercial Villanueva, obra de Lau- reano Forero; el centro cultural Paseo de las Artes, que diseñó Miguel Ángel Roca entre 1980 y 1981 para Córdoba, Argentina, o la reconstrucción del Mercado Modelo en Salvador de Bahía por el arquitecto brasileño Paulo de Azevedo, en 1986, que recuperó el emblemático edificio de la aduana construido en 1861 y destruido en un incendio en 1984. A todos estos arquitectos los agrupaba bajo el nombre de “regionalistas”. Sin embargo, hizo una importante diferenciación en la manera en como había sido conceptualizado el “regionalis- mo crítico” propuesto por Kenneth Frampton y la manera como lo comprendía ella misma. Para Waisman, mientras que la palabra “resistencia” tenía una connotación de retraso y pasividad, el regionalismo latinoamericano constituía un movimiento de “divergencia” más cercano a un mo- vimiento de vanguardia, puesto que estaba orientado hacia la construcción de un futuro, “hacia la conformación de una cultura arquitectónica original”, en una posición “eminentemente activa”, que pretendía buscar “caminos propios”.26 Esta actitud “divergente” no se aplicaba únicamente a la práctica arquitectónica. En la editorial de la revista Summarios de 1990, cuyo dosier estuvo dedicado al tema Identidad y Modernidad, Waisman opinaba que la crítica arquitectónica debía ser abiertamente “operativa” en su función de reconocer y valorar ejemplos que orientasen a la práctica arquitectónica. 27 Cinco años más tarde, en el ya mencionado artículo “Architectural Theory for Latin American”, citaría a la crítica de arquitectura colombiana Silvia Arango, para 20 WAISMAN, Marina; “Paradojas de la utopía. Las dos últimas décadas”, A&V-Mo- nografías de Arquitectura y Vivienda, nº 13, 1988, p. 39. 21 WAISMAN, Marina; 10 arquitectos lati- noamericanos. Sevilla: Junta de Andalucía. Consejería de Obras Públicas y Transporte, 1989, p. 31. 22 WAISMAN, Marina; “Paradojas de la utopía. Las dos últimas décadas”, p. 30. 23 Comisión Económica para América Latina, dependiente de las Naciones Unidas. 24 WAISMAN, Marina; “Paradojas de la utopía. Las dos últimas décadas.”, p. 36. 25 Al respecto es interesante el artículo publi- cado en la revista chilena Arquitecturas del Sur, titulado “Para una caracterización de la arquitectura latinoamericana.” Este fue una transcripción de la ponencia que Waisman presentó en el Seminario de Arquitectura Latinoamericana de 1989. En ella profundizó en las elaboraciones teóricas de los chilenos Enrique Browne, sobre la coincidencia entre el espíritu del tiempo y el espíritu del lugar, y Cristián Fernández Cox respecto a la exis- tencia de una modernidad apropiada, en las que estos autores pretendían abordar, desde un punto de vista teórico, las nociones de identidad y modernidad en la arquitectura de América Latina. 26 WAISMAN, Marina; “Por una caracteri- zación de la arquitectura latinoamericana”, Arquitecturas del Sur, nº 14, 1989, p. 10. 27 WAISMAN, Marina; editorial, Summarios, nº. 134, 1994, p. 4. 28 WAISMAN, Marina; “An architectural Theory for Latin America”, p. 28. Zambrano Torres, María Rosa; "Corrientes posmodernas vistas desde América Latina...", rita, nº4, octubre, 2015, pp. 152-159 [12] [13] [12] Sede del Banco da Amazônia en Manos del arquitecto brasileño Severiano Porto. Fuente: WAISMAN, Marina, NASELLI, César; 10 arquitectos latinoamericanos. Sevilla: Junta de Andalucía. Consejería de Obras Públicas y Transporte, 1989. [13] Torres del Parque en Bogotá del arqui- tecto colombiano Rogelio Salmona. Fuente: WAISMAN, Marina, NASELLI, César; 10 arquitectos latinoamericanos. Sevilla: Junta de Andalucía. Consejería de Obras Públicas y Transporte, 1989. 158 rita_04 | octubre 2015 ISSN: 2340-9711 e-ISSN 2386-7027 sostener que, mientras que el rol de la teoría en los Estados Unidos o Europa era dilucidar y comprender lo que está ocurriendo, en América Latina tenía otra función, una más importante y creativa “to help to create a reality that is about to begin.”28 Para Waisman, la “arquitectura lati- noamericana” constituía tanto una realidad, como un proyecto a consumar. De la mano de Waisman y su conceptualización sobre la “arquitectura divergente”, el arquitecto chileno Cristián Fernández Cox propuso la fórmula de “modernidad apropiada” para resolver esta aparentemente contradictoria relación entre “modernidad” e “identidad” en la arquitectura. Y fue esta propuesta la que generó la más entusiasta aceptación en un inicio y un polémico rechazo hacia el final. Desde 1990, dentro del mismo seno de los SAL, principal espacio de producción y diseminación de estos discursos, arquitectos como los argentinos Adrián Gorelik, Rafael Iglesia, Fernando Liernur y Hugo Segawa lideraron las principales críticas. La acusaron de ser una propuesta retórica, discursiva y netamente ideológica, sin verdadera capacidad de trascender el ámbito teórico hacia el de la práctica arquitectónica 29. [15] A partir de entonces, los discursos sobre “modernidad apropiada” y la “arquitectura divergente latinoamericana” perdieron vigencia, de manera tal que parecieron constituir un capítulo conclui- do del debate teórico en la región. Dos libros publicados en España a inicios de la década del dos mil ilustran bien esta aseveración, textos que, además, bien pueden situarse dentro de aquel acercamiento ideológico iberoamericano promovido desde España por la conmemoración del V Centenario del “descubrimiento” de América. Se trata de los libros Arquitectura del siglo XX en América Latina del argentino Francisco Liernur y publicado en el 2002 en Madrid y de Arquitec- tura Latinoamérica contemporánea del brasileño Hugo Segawa que fue publicado en el 2005 en Barcelona. En el primero de ellos, Liernur cuida bien de establecer su distancia de las aproximaciones re- gionalistas como sustrato teórico de su libro. Ya en el prólogo, advierte de que el acercamiento a la producción arquitectónica de la región que propone es construido “a partir de personas, hechos y productos relativos a América Latina” y no hacia lo “latinoamericano” como una con- vención cultural cuya existencia, en su opinión, tenía lugar “no menos que el Olimpo, El Dorado o las Indias, en nuestro imaginario”30. De igual manera, Segawa, aunque reconocía la riqueza del debate propiciado en los SAL en las dos últimas décadas, en el tercer capítulo de su libro —lla- mado “La condición latinoamericana”—, se refirió a la “modernidad apropiada” como un “dístico” cuyos “discursos repetidos y repetitivos hasta la extenuación” fueron “desgastándose por su uso y redundancia”31. A partir de allí, algunos otros activos participantes de los SAL han revisado sus propios posi- cionamientos en este debate en años recientes, como la brasileña Ruth Verde Zein, por aquel entonces corresponsal de la revista Projeto en estos coloquios, o el chileno Humberto Eliash, quien elaboró algunas de las imágenes que se convirtieron en iconos de la propuesta de “ar- quitectura latinoamericana” de los SAL. En el 2009, en un trabajo sobre la construcción de la identidad en la arquitectura de los países en desarrollo,32 Verde Zein afirmaba que la búsqueda de identidad en la arquitectura, si bien estuvo muy de moda en la década de 1980 cuando la 29 Ver GORELIK, Adrián; “Cien años de soledad. Identidad y modernidad en la cultura arquitectónica latinoamericana.” Summarios 134 (1990), pp. 32-40. SEGAWA, Hugo; “Dilemas de la modernidad y de la tradición en la arquitectura brasileña.” Summarios 134 (1990), pp. 32-40. IGLESIA, Rafael; “El la- berinto de la identidad.” Clarín, 19 de Julio de 1989. Artículo de prensa. LIERNUR, Francis- co; “Las consignas regionalistas en crisis y la aperture a nuevos horizontes. Un SAL con un saludable saldo.” Clarín 24 de abril de 1993. Artículo de prensa. 30 LIERNUR, Francisco; Escritos de Arquitec- tura del siglo XX en América Latina. Madrid: Tanais, 2002, pp.11-12. 31 SEGAWA, Hugo; Arquitectura latinoame- ricana contemporánea. Barcelona: Gustavo Gili, 2005, p. 51. 32 HERRLE, Peter y SCHMIDT, Stephanous ed; Constructing Identity in Contemporary Architecture: case Studies from the South. Berlín: LIT Verlag Münster, 2009. 33 Traducción propia. Verde Zein, Ruth; Fernández Cox, Cristián. “Regional Study Brazil”, en Peter Herrle & Stephanus Schmitz ed. Constructing Identity in Contemporary Architecture: Case Studies from the South. Berlín: LIT Verlag Münster, 2009, p. 41. 34 ELIASH, Humberto; “Reflexiones desde Chile, sobre los 25 años de los Seminarios de Arquitectura Latinoamericana.” En GUTIÉ- RREZ, Ramón ed; Seminarios de Arquitectura Latinoamericana (SAL) Haciendo camino al andar. 1985-2011. Buenos Aires: CEDODAL, 2011, p. 47. Zambrano Torres, María Rosa; "Corrientes posmodernas vistas desde América Latina...", rita, nº4, octubre, 2015, pp. 152-159. [15] [14] [15]
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