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Dama del alba ejercicios, Ejercicios de Filosofía del lenguaje

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Tipo: Ejercicios

2022/2023

Subido el 13/11/2023

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¡Descarga Dama del alba ejercicios y más Ejercicios en PDF de Filosofía del lenguaje solo en Docsity! AlejandroCasona La dama del alba Director de la colección Fernando Carratalá CP-3 DAMA-ALBA 1 5/5/11 13:55 Página 1 CASTALIA PRIMA AlejandroCasona La dama del alba Edición de Fernando Doménech CP-3 DAMA-ALBA 1 5/5/11 13:55 Página 3 ALEJANDRO CASONA EN PUNTA DEL ESTE (URUGUAY), EN 1955. Y FIRMA AUTÓGRAFA. CP-3 DAMA-ALBA 1 5/5/11 13:55 Página 6 7 1 La utilización de un seudónimo, un nombre literario con el que los es- critores firmaban sus obras, ha sido muy corriente en el siglo XX. Basta recor- dar a José Martínez Ruiz, Azorín, Ricardo Neftalí Reyes, Pablo Neruda, o Ra- món Valle Peña, Ramón María del Valle-Inclán. Presentación Vida y obra de Alejandro Casona Alejandro Casona, cuyo verdadero nombre era Alejandro Rodríguez Álvarez,1 nació el 23 de marzo de 1903 en Besullo, aldea situada cerca de Cangas del Narcea, en la montaña del occidente asturiano. Era el tercer hijo de Gabino Rodríguez Álvarez y Faustina Álvarez García, maestros que tenían la ca- sa y escuela en una vieja casona solariega de la que el futuro dramaturgo tomó su nombre literario. En Besullo pasó los pri- meros cinco años de su vida, hasta que sus padres se traslada- ron a Luarca y luego a otros lugares de Asturias hasta llegar a Gijón, donde Alejandro empezó el bachillerato y asistió por primera vez al teatro, experiencia que lo deslumbró. Los siguientes destinos de sus padres lo llevaron a Palencia y a Murcia. Sin embargo, los recuerdos de Asturias, y especial- mente sus primeros años en Besullo, lo marcaron definitiva- mente y están presentes en su obra literaria. En 1922 ingresó en la Escuela Superior de Magisterio de Madrid, donde se gra- dúa como Inspector de Enseñanza Primaria en 1926 con un trabajo titulado El diablo en la literatura y en el arte. CP-3 DAMA-ALBA 1 5/5/11 13:55 Página 7 Su primer destino como maestro lo llevó a Les, en el valle de Arán, donde vivirá hasta 1931. En esta época se casa con Rosalía Martín Bravo y nace su primera hija, María Isabel. En 1931 Casona gana una plaza de Inspector de Educación en Madrid, y se traslada a la capital con su familia. En este año se proclama la II República. Los dirigentes republicanos esta- ban convencidos de la necesidad de elevar el nivel cultural del pueblo español, de acuerdo con las ideas de la Institución Li- bre de Enseñanza, que veía en la educación el mejor medio de conseguir ciudadanos libres. Entre otros proyectos educati- vos, se pusieron en marcha las “Misiones Pedagógicas”, ambi- cioso plan para difundir la cultura por toda la geografía espa- ñola, especialmente a los pueblos y aldeas donde nunca había llegado una biblioteca, un teatro o una máquina de cine. Caso- na fue nombrado director del “Teatro del Pueblo”, incluido en estas Misiones Pedagógicas. Sus componentes eran estudian- tes universitarios que actuaban gratuitamente. Durante cinco años, hasta su disolución en 1936, dirigió Casona este Teatro del Pueblo. Años después lo recordaría con emoción: Durante los cinco años en que tuve la fortuna de dirigir aque- lla muchachada estudiantil, más de trescientos pueblos nos vie- ron llegar, levantar nuestros bártulos al aire libre y representar el sazonado repertorio ante el feliz asombro de la aldea. Si alguna obra bella puedo enorgullecerme de haber hecho en mi vida, fue aquélla; si algo bueno he aprendido sobre pueblo y teatro, fue allí donde lo aprendí. Trescientas actuaciones al frente de un cuadro estudiantil y ante públicos de sabiduría, emoción y lenguaje pri- mitivos son una educadora experiencia. En estos mismos años se afianza el prestigio literario de Ca- sona. En 1932 se le concede el Premio Nacional de Literatura por Flor de leyendas, conjunto de relatos legendarios e históricos que Casona estaba escribiendo desde 1928 con el propósito de 8 ALEJANDRO CASONA LA DAMA DEL ALBA CP-3 DAMA-ALBA 1 5/5/11 13:55 Página 8 Disimuladas entre cactus, luces indirectas, verdes y rojas. Una grata fantasía en el conjunto. La fantasía, no obstante, no supone negación de la realidad para Casona. A las críticas que se le hicieron en España replicó: No soy escapista que cierra los ojos a la realidad circundante [...]. Lo que ocurre es, sencillamente, que yo no considero sólo como realidad la angustia, la desesperación y el sexo. Creo que el sueño es otra realidad tan real como la vigilia. En tres de sus obras (La sirena varada, Prohibido suicidarse en primavera y Los árboles mueren de pie) Casona dramatiza preci- samente la oposición entre un mundo de fantasía, bello pero ilusorio, y un mundo real triste pero inevitable. Lo que el dramaturgo parece significar —escribe Ruiz Ra- món— es que la plena humanidad consiste, precisamente, en el compromiso de la dimensión irreal y real de la existencia, no en su oposición ni en su exclusión. Vivir sólo en la primera dimen- sión lleva a la deshumanización, vivir sólo en la segunda condu- ce a un empobrecimiento del espíritu. Es el armonioso compro- miso de ambas dimensiones de la existencia quien da plenitud a las vidas humanas, quien las hace, a la vez, verdaderas y bellas.2 Como expresión de esta visión de la realidad, en todas sus obras abundan las referencias al mundo de los sueños, a lo so- brenatural, a lo legendario. Casona opinaba que las obras más perdurables serán siempre las que más profunda- mente ahincaron sus raíces en el enigma: savias telúricas, panora- mas, leyendas, supersticiones, caracteres del agro nativo.3 PRESENTACIÓN VIDA Y OBRA DE ALEJANDRO CASONA 11 2 Francisco Ruiz Ramón, Historia del teatro español. Siglo XX. Madrid, Cáte- dra, 1977, p. 229. 3 Citado por J. L. Suárez Granda y Gabriel Casas en su edición de La dama del alba, p. XVIII. CP-3 DAMA-ALBA 1 5/5/11 13:55 Página 11 La realidad en Casona, por tanto, tiene siempre un matiz sobrenatural, legendario, que lo aparta del naturalismo y que lo relaciona con el “teatro poético” que se impuso en España en el primer tercio de siglo. Hay en su teatro evidentes in- fluencias de Maeterlinck, el dramaturgo simbolista belga que revolucionó el teatro occidental a finales del siglo XIX y princi- pios del XX. Y hay también una relación con los grandes reno- vadores del teatro español, Valle-Inclán y García Lorca, en su intento de crear un teatro mítico alejado del realismo al uso y de la simple fantasía literaria. Le faltó a Casona la profundi- dad de estos grandes autores por una visión muy limitada y conservadora del mundo, por su tendencia a lo idílico e inclu- so por la maestría a la hora de construir sus ficciones, maestría que lo relaciona con autores como Benavente y los dramatur- gos del siglo XIX. La dama del alba “Los críticos afirman unánimes que La dama del alba es la mejor obra de Casona, y el propio dramaturgo confesaba que era su preferida.”4 Casona la escribió, al parecer, para Margarita Xirgu, y ésta, efectivamente, la estrenó el 3 de noviembre de 1944 en el Tea- tro Avenida de Buenos Aires. La actriz hizo el papel de la Pere- grina, y con ella actuaron, entre otros, Alberto Closas, como Martín, y Amelia de la Torre como Angélica. Hacía ya siete años que Casona había salido de España. Es- te hecho, y el de encontrarse en medio del ambiente cultural de los exiliados españoles, explican que esta obra, en contra de la costumbre del autor de situar sus obras en un lugar impre- 12 ALEJANDRO CASONA LA DAMA DEL ALBA 4 Francisco Ruiz Ramón, ob. cit., pp. 239-240. CP-3 DAMA-ALBA 1 5/5/11 13:55 Página 12 ciso, sea una recreación poética del mundo de su Asturias per- dida, recordada en la lejanía del tiempo y el espacio y conver- tida en un lugar de leyenda. La dama del alba es una buena muestra de las virtudes y las limitaciones del teatro de Casona. Escrita con extraordinaria habilidad, tiene una trama per- fecta que va dosificando el misterio y provocando constantes sorpresas en el espectador, manteniendo siempre la atención de éste, de forma que cuando parece resolverse un enigma, siempre se encuentra otro hasta que un final totalmente ines- perado resuelve todos los interrogantes planteados a lo lar- go de los cuatro actos y cierra la obra con una vuelta al prin- cipio. Al comienzo se le plantean al espectador una serie de inte- rrogantes sobre Angélica y su misteriosa desaparición: la noche, el río, la extraña actitud de su marido, Martín, que se negó a buscarla mientras todo el pueblo lo hacía... Antes de que se ha- yan resuelto estos interrogantes aparece la misteriosa dama del alba, que poco a poco va mostrando su carácter sobrenatural hasta que se revela como la Muerte. La tensión que provoca en los personajes y en el espectador se resuelve momentánea- mente con el fracaso: Martín, la víctima elegida, no muere gracias al sueño de la Peregrina. Pero en ese mismo momento se introduce otra sorpresa: Adela, la suicida frustrada, que pa- rece repetir la historia de Angélica. E inmediatamente parece que se anuncia su muerte siete lunas más tarde. Cuando ha pasado ese tiempo vuelve la Muerte para reco- ger su presa. Aparentemente no hay motivos para que Adela, que ha encontrado la felicidad en la casa, se suicide. En reali- dad sí lo hay: está enamorada de Martín y él la corresponde, pero su amor es imposible. En una revelación que entronca con el comienzo, Martín le confiesa que Angélica no murió, si- no que huyó con otro hombre a los tres días de su boda. La PRESENTACIÓN LA DAMA DEL ALBA 13 CP-3 DAMA-ALBA 1 5/5/11 13:55 Página 13 Seguimos en nuestra edición el texto publicado por Rodrí- guez Richart en su edición de La dama del alba, aunque hemos tenido en cuenta también el de J. L. Suárez Granda y Gabriel Casas. Ambos siguen la edición de 1964, corregida por Casona. Para las notas hemos tenido en cuenta las de J. L. Suárez Granda y Gabriel Casas, en la edición citada. 16 ALEJANDRO CASONA LA DAMA DEL ALBA ILUSTRACIÓN: ODILON REDON: OFELIA (h.1900-1905. FRAGMENTO). CP-3 DAMA-ALBA 1 5/5/11 13:55 Página 16 AlejandroCasona Ladamadelalba CP-3 DAMA-ALBA 1 5/5/11 13:55 Página 17 La dama del alba Retablo1 en cuatro actos A mi tierra de Asturias: a su paisaje, a sus hombres, a su espíritu. 1 Retablo: originalmente, es un conjunto de figuras, talladas o pintadas, que representan una historia, generalmente colocada tras el altar de una igle- sia. A este carácter religioso se refiere, sin duda, el autor al llamar así a su obra. Pero también fue corriente llamar “retablo” a obras o grupos de obras teatrales en los años anteriores a ésta: Retablo de la avaricia, la lujuria y la muer- te, de Valle-Inclán, o Retablillo de don Cristóbal, de García Lorca. CP-3 DAMA-ALBA 1 5/5/11 13:55 Página 19 Rústicos muebles de nogal y un viejo reloj de pared. Sobre el suelo, gruesas esteras de soga.10 Es de noche. Luz de quinqué.11 La MADRE, el ABUELO y los tres nietos (ANDRÉS, DORINA y FALÍN12) terminan de cenar. TELVA,13 vieja criada, atiende a la mesa. ABUELO. (Partiendo el pan.) Todavía está caliente la ho- gaza.14 Huele a ginesta15 en flor. TELVA. Ginesta y sarmiento16 seco; no hay leña mejor para caldear el horno. ¿Y qué me dice de este color de oro? Es el último candeal de la solana.17 ABUELO. La harina es buena, pero tú la ayudas. Tienes unas manos pensadas por Dios para hacer pan. TELVA. ¿Y las hojuelas de azúcar?18 ¿Y la torrija19 de 24 10 esteras de soga: alfombras rústicas hechas de cuerda, generalmente de esparto, típicas de las casa de labranza. 11 quinqué: lámpara de mesa que funciona con petróleo. Fue inventada por el farmacéutico francés Antoine Qinquet (1745-1803), de donde le viene el nombre. El quinqué fue la principal fuente de luz artificial en el siglo XIX, e incluso en el XX en las zonas rurales donde no llegaba la luz eléctrica. 12 Dorina y Falín llevan los diminutivos propios del habla asturiana en -ín y en -ina. Son diminutivos de Dora y Rafael. 13 Telva: forma abreviada de Etelvina. 14 hogaza: pieza de pan grande, redonda, típica de las zonas rurales. En la casa hacen su pan, como es típico en las sociedades agrarias tradicionales, donde se consume fundamentalmente la propia cosecha. 15 ginesta: planta aromática. En Castilla se la conoce como “retama”. 16 sar- miento: rama de la vid. 17 candeal de la solana: el trigo candeal es el que da la harina más fina y de mejor calidad. La solana es el lugar orientado al Sur, donde da el sol todo el año. En lugares húmedos como Asturias es el lugar más a propósito para el trigo. 18 hojuelas: postre hecho de masa muy fina y delgada, frita en la sartén, a la que se añade un relleno dulce, como el azúcar. Son semejantes a las crêpes francesas. En Asturias se llaman “frixuelos”. A pesar de que Casona se refiere constantemente a costumbres de su tierra, no suele utilizar los términos asturianos, sin duda para dar a su obra mayor uni- versalidad. 19 torrija: dulce hecho con una rebanada de pan empapada en vino o leche, rebozada en huevo y endulzada con miel. Las torrijas son un dulce típico de Semana Santa en toda España. CP-3 DAMA-ALBA 1 5/5/11 13:55 Página 24 25 huevo? Por el invierno bien que le gusta mojada en vino caliente. (Mira a la MADRE que está de codos en la mesa, como ausente.) ¿No va a cenar nada, mi ama? MADRE. Nada. (TELVA suspira resignada. Pone leche en las escudillas20 de los NIÑOS.) FALÍN. ¿Puedo migar21 sopas en la leche? ANDRÉS. Y yo, ¿puedo traer el gato a comer conmigo en la mesa? DORINA. El sitio del gato es la cocina. Siempre tiene las patas sucias de ceniza. ANDRÉS. ¿Y a ti quién te mete? El gato es mío. DORINA. Pero el mantel lo lavo yo. ABUELO. Hazle caso a tu hermana. ANDRÉS. ¿Por qué? Soy mayor que ella. ABUELO. Pero ella es mujer. ANDRÉS. ¡Siempre igual! Al gato le gusta comer en la mesa y no le dejan; a mí me gusta comer en el suelo, y tampoco. TELVA. Cuando seas mayor mandarás en tu casa, galán. ANDRÉS. Sí, sí; todos los años dices lo mismo. FALÍN. ¿Cuándo somos mayores, abuelo? ABUELO. Pronto. Cuando sepáis leer y escribir. ANDRÉS. Pero si no nos mandan a la escuela no apren- deremos nunca. ABUELO. (A la MADRE.) Los niños tienen razón. Son ya crecidos. Deben ir a la escuela.22 20 escudilla: plato hondo o tazón grande, a menudo de madera. 21 migar: echar migas de pan en la leche. 22 Esta preocupación por la escuela es muy propia de Casona, hijo de maestros y maestro él mismo. CP-3 DAMA-ALBA 1 5/5/11 13:55 Página 25 MADRE. (Como una obsesión.) ¡No irán! Para ir a la es- cuela hay que pasar el río... No quiero que mis hijos se acerquen al río. DORINA. Todos los otros van. Y las chicas también. ¿Por qué no podemos nosotros pasar el río? MADRE. Ojalá nadie de esta casa se hubiera acercado a él. TELVA. Basta; de esas cosas no se habla. (A DORINA, mientras recoge las escudillas.) ¿No querías hacer una torta de maíz? El horno ya se estará enfriando. ANDRÉS. (Levantándose, gozoso de hacer algo.) Lo pon- dremos al rojo otra vez. ¡Yo te ayudo! FALÍN. ¡Y yo! DORINA. ¿Puedo ponerle un poco de miel encima? TELVA. Y abajo una hoja de higuera para que no se pe- gue el rescoldo. Tienes que ir aprendiendo. Pronto serás mujer... y eres la única de la casa. (Sale con ellos hacia la co- cina.) MADRE y ABUELO ABUELO. No deberías hablar de eso delante de los pe- queños. Están respirando siempre un aire de angustia que no los deja vivir. MADRE. Era su hermana. No quiero que la olviden. ABUELO. Pero ellos necesitan correr al sol y reír a gri- tos. Un niño que está quieto no es un niño. MADRE. Por lo menos a mi lado están seguros. ABUELO. No tengas miedo; la desgracia no se repite nunca en el mismo sitio. No pienses más. MADRE. ¿Haces tú otra cosa? Aunque no la nombres, 26 CP-3 DAMA-ALBA 1 5/5/11 13:55 Página 26 29 los ojos clavados en la pared; usted siempre callado por los rincones... Y esos niños de mi alma que se han acos- tumbrado a no hacer ruido como si anduvieran descal- zos. Si no hablo yo, ¿quién habla en esta casa? MADRE. No es día de hablar alto. Callando se recuer- da mejor. TELVA. ¿Piensa que yo olvidé? Pero la vida no se de- tiene. ¿De qué le sirve correr las cortinas y empeñarse en gritar que es de noche? Al otro lado de la ventana todos los días sale el sol. MADRE. Para mí no. TELVA. Hágame caso, ama. Abra el cuarto de Angélica de par en par, y saque al balcón las sábanas de hilo,27 que se están enfriando bajo el polvo del arca.28 MADRE. Ni el sol tiene derecho a entrar en su cuarto. Ese polvo es lo único que me queda de aquel día. ABUELO. (A TELVA.) No te canses. Es como el que lleva clavada una espina y no se deja curar. MADRE. ¡Bendita espina! Prefiero cien veces llevarla clavada en la carne, antes que olvidar... como todos vo- sotros. TELVA. Eso no. No hablar de una cosa no quiere decir que no se sienta. Cuando yo me casé creí que mi marido 27 Las sábanas de hilo, que las mozas cortaban y bordaban durante años, eran la pieza principal del ajuar de la novia. 28 arca: baúl de madera, con tapa plana, en donde se guardaba antiguamente la ropa, antes de que se extendiera la moda de los armarios. En La casa de Bernarda Alba, de García Lorca, las mujeres viejas se admiran del “armario de luna” que Pepe el Romano ha comprado a Angustias para su boda, y comentan: “PRUDENCIA.–Nunca vi un mueble de éstos. BERNARDA.–Nosotras tuvimos arca.” Como en otras oca- siones, Casona hace hincapié en el mundo tradicional, arcaico, en que viven los personajes. CP-3 DAMA-ALBA 1 5/5/11 13:55 Página 29 no me quería porque nunca me dijo lindas palabras. Pe- ro siempre me traía el primer racimo de la viña; y en sie- te años que me vivió me dejó siete hijos,29 todos hom- bres. Cada uno se expresa a su manera. ABUELO. El tuyo era un marido cabal. Como han sido siempre los hombres de esta tierra. TELVA. Igual que un roble.30 Hubiera costado trabajo hincarle un hacha; pero todos los años daba flores.31 MADRE. Un marido viene y se va. No es carne de nues- tra carne32 como un hijo. TELVA. (Suspende un momento el quehacer.) ¿Va a decir- me a mí lo que es un hijo? ¡A mí! Usted perdió una: santo y bueno. ¡Yo perdí a los siete el mismo día! Con tierra en los ojos y negros de carbón los fueron sacando de la mi- na.33 Yo misma lavé los siete cuerpos, uno por uno. ¿Y qué? ¿Iba por eso a cubrirme la cabeza con el manto y sen- tarme a llorar a la puerta? ¡Los lloré de pie, trabajando! (Se le ahoga la voz un momento. Se arranca una lágrima con la punta del delantal y sigue recogiendo los manteles.) Después, 30 29 Todos los estudiosos han señalado la importancia del número siete en Casona, importancia confirmada por él mismo. En el título de varias de sus obras aparece el número siete: Siete gritos en el mar, La casa de los siete balcones. En La dama del alba aparece a menudo, siempre con sentido simbólico, el núme- ro siete. 30 “Fuerte como un roble” es frase hecha. Telva la exagera al afirmar que a su marido “hubiera costado trabajo hincarle un hacha”. 31 Alusión a los siete hijos que le hizo en los siete años que vivió. Las metáforas del mundo campesino son corrientes en el lenguaje de la obra. En este caso es eufemis- mo para referirse a un hecho sexual. 32 Lenguaje bíblico, normal en un per- sonaje tan religioso como la Madre. 33 la mina: uno de los pocos elementos de modernidad en el mundo campesino de la obra. Las minas de carbón, muy abundantes en Asturias, han sido la base de la economía asturiana durante muchos años. Su explotación en los siglos XIX y XX transformó la vida de muchos pueblos de la región. CP-3 DAMA-ALBA 1 5/5/11 13:55 Página 30 31 como ya no podía tener otros, planté en mi huerto siete árboles, altos y hermosos como siete varones. (Baja más la voz.) Por el verano, cuando me siento a comer a la som- bra, me parece que no estoy tan sola.34 MADRE. No es lo mismo. Los tuyos están bajo tierra, donde crece la yerba y hasta espigas de trigo. La mía es- tá en el agua. ¿Puedes tú besar el agua? ¿Puede nadie abrazarla y echarse a llorar sobre ella? Eso es lo que me muerde en la sangre. ABUELO. Todo el pueblo la buscó. Los mejores nada- dores bajaron hasta las raíces más hondas. MADRE. No la buscaron bastante. La hubieran encon- trado. ABUELO. Ya ha ocurrido lo mismo otras veces. El re- manso no tiene fondo. TELVA. Dicen que dentro hay un pueblo entero, con su iglesia y todo. Algunas veces, la noche de San Juan, se han oído las campanas debajo del agua.35 MADRE. Aunque hubiera un palacio no la quiero en el río donde todo el mundo tira piedras al pasar. La Escritu- ra lo dice: “El hombre es tierra y debe volver a la tierra.” Sólo el día que la encuentren podré yo descansar en paz. (Bajando la escalera aparece MARTÍN. Joven y fuerte montañés. Viene en mangas de camisa y botas de montar. En escena se pone la pelliza36 que descuelga de un clavo.) 34 Esta idea de que lo muerto renace de otra forma es típica del vitalismo de Telva, y representa un cierto sentido religioso de la naturaleza. 35 La leyenda de un pueblo sumergido bajo un lago o un río es corriente en muchos lugares. Unamuno, en San Manuel Bueno, mártir, utiliza esa misma leyenda, que oyó en Sanabria. 36 pelliza: prenda de abrigo forrada de pieles. CP-3 DAMA-ALBA 1 5/5/11 13:55 Página 31
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