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desempleo y bienestar psicológico, Apuntes de Psicología

Asignatura: Sociedad salud y bienestar, Profesor: Alipio Sánchez Vidal, Carrera: Psicologia, Universidad: UB

Tipo: Apuntes

2013/2014

Subido el 08/11/2014

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3.4

(23)

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¡Descarga desempleo y bienestar psicológico y más Apuntes en PDF de Psicología solo en Docsity! José Luis Alvaro Estramiana Desempleo y bienestar psicológico A 4) 33 3. FUN CIONES DEL TRABAJO Los sig uientes aparrados que fo rman este capítulo, tienen el propós i­ to de fun da mentar desde una perspecti va psicosocial la importan cia del trabajo en las sociedades actuales. El trabaj o, y más concretamente el empico, no sólo cubre una considerable parle de nuestro tiempo dia rio, sino '1ue es en sí mismo un importante factor de socialización . Si desde un punto de v isra social permite la transformación de la naturaleza y la evolu ción del hombre como especie, desde un punto de vista psicológico constitu ye, tal y como señala Freud (citado en Jahoda, 198 1), el principal vínculo de uníón entre la persona y la realidad . E l enfoque adoptado es similar al de autores como Fagin y Litde (1984), García (1985), Harrley (1980), Jahoda (1979,1982/87) o Warr (1982), entre otros, y trata de describi r las funciones que cumple el trabajo entendid o como empleo, para poder entender así las reaccio­ nes de las personas cuando lo pierden por causas ajenas a su voluntad . 1. TRi\ll!\) O F. 'I' GRESOS ECONÓMICOS Podemos co nsidera r que el trahajo en su dimensión económica es el medio principal a través del cual la persona se relaciona con la so­ ciedad y co ntribu yc, mediante la provisión de bienes y servicios, al mantenimiento de la misma. Este v ínculo enlre la persona y la so­ ciedad posihilita, además, un scntimiento de participación y utilidad . La primera función del trabajo es, po r tanto, la de proveer de los medios necesarios para poder subsistir. Como señala Blau (1982, p. 137): «Los ingresos de los traba jadores rep resentan tOdos sus medios de subs istencia, no si.mplemcnte una de las muchas transacciones be nefic iosas». Fllflriones del trabajo Estar desempleado supone, en la mayoría de los casos, una di sminución de los ingresos y, por tanto, de la calidad de vida . Así se pone de manifiesto en un esrudio realizado por el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) en 1985, sobre una muestra representa­ tiva de desempleados (n = 6 710). En esta investigación, el 61 % de las personas entrevistadas declaraban carecer de ingresos proceden­ tes del subsidio de desempleo; un 47 % no recibia ninguna ayuda cuyo o rigen fue se el trabajo de algún miembro de la familia ; un 75 % carecía de ayudas procedentes de auxilios o pen siones de otros miembros de la familia; sólo un 1 % decía recibir ayudas de institu­ cio nes privadas, un 8 % de amigos o familiares que no viviesen en la casa, un 23 % de trabajos ocasionales, un 2 % de rentas que no fuesen del trabajo)', por último, un 29 % declaraba depender como fuente de ingresos económjcos de sus ahorros personales. En esta misma encuesta , un 41 % respondía que desde que se encontraban sin empleo habían tcnido que reducir los ga!)tQs de alimentación , un 14 % había dejado de pagar alg una letra o plazo pendiente, un 72 % declaraba haber reducido sus gastos de bols illo, un 5t % no haber comprado alguna cosa (lue necesitase verdadera­ mente y un 35 % manifestaba haber pre~<;cindido de algo necesario. La si tuación que acabamos de describir, tiene una especial tras­ cendencia al condicionar la salud fisjca y psjcológica de la s personas desempleadas. Diversas investigaciones empíricas demuestran que la preocupaci ón po r problemas económicos, causados por la pérditla del empleo, está asociada a una reducción signifi cativa del bienestar psi cológico (véase, Linle, 1976; Jackson )' Warr, 1984; Jahoda, 1933/72 o Perrucy y Otros, 1987). La reducción de ingresos está relacionada, a su vez, con Otro tipo de repercusiones psicológicas tales como la falta de independencia y de control personal (Fr)'er y Payne, 1986). Pese a la importancia de las reco mpensas materiales, el trabajo es algo más que un medio de su pervivencia. Mo rse y Weiss (1955), en una investigación ya tradicional so bre el significado del trabajo, preguntaron a 401 trabajadores si seguirían trabajando si po r una casualidad heredasen suficiente dinero para vivir confortablemente sin trabajar. Un 80 % declara ron que seguir ían trabajando, siendo la proporción de respuestas afirmativas mayor en los más jóvenes y con Un estatuS ocupacional más alto. Más recientemente, en un estudio comparativo jnternacional sobre el signifi cado psicológico del trabajo realizado en ocho países 38 39 r- j OJí L lliJ Á /l/aro EIlramiana bién se ha docu1l1enrado este tipo de relació n al que hacíamos referencia, llegándose a idénticos resultados. ~'? Como resumen, podemos afi rmar con ~{orse y Weiss Q.955) que mantenerse activo r ocupado es una de las principales motivaciones para trabaja r, y que uno de los mayores costes psicológicos de estar desempleado es, tal y como se ind ica en trabajos de investigación como el de Daniel (1974), el de la inactividad. IV. TR ,~R '\JO y ESTR UCTURACIÓN DEL T lEMPO Aislados de su [cabaj o y privados del contacto con el mundo exterior, los trabajadores de Maricnthal han perdiJo los incentivos materiales y morales para hacer uso de su tiempo. Ahora que: ya no se encuentran bajo presión alg una, no se comprometen con nada nuC:xO y se apartan gradualmente de una ex istencia o rdenada, hacia otra indisc iplinada)' vacía. Si miran hacia atrás, hada ese período de tiempo libre, son incapaces de mencionar nada ~uc valga la pena mencionar lJahoda y o trOS , 1933/72, p. 66). Así descrihe esta autora la situación con respecto a la estructura­ ción del tiempo en la comun.id ad austríaca de Marienthal, en donde la inmensa mayoría de sus habitantes petdieron sus puestos de trabaj o al iniciarse la década de los treinta. Oc forma similar comenta Ginsberg (1943, p. 86) la situación de la persona desempleada: «Ha visto cómo avan7.a el reloj, pero no tiene nada que most rar p:lr3 las horas que han pasado». Estud ios más recientes (Fagin y Little, 1984; Hayes y Nutman, 1981; Henwood y Miles, 1987; Miles, 19830, b, entre ot tOs) hacen hincapié, al igual que en los años [reima, en la s dificultades que tienen las personas desemple.adas para estructurar su tiempo libre. Contrariamente al pensamiento de autores como Racionero (1983), estar desempleado y tener tiempo libre son dos cosas muy dife remes. El tiempo libre es generalmente entendido como un complemento del trabajo que es el que le dota de un significad o social. Son escasas las actividades ociosas que pueden ser consideradas como sustitutivas de las realizadas en el trabajo. Estas últimas proveen, tal como señala Kelvin (1981 b), de una estructuta de relaciones sociales que difíci lmente se encuenrra en las actividades real izadas en el tiempo libre. FllflriOflU dtl trabajO Esta desestructuración temporal que caractedza la situación de desempleo no debe hace rnos olvidar, sin embargo, ni las dife rencias indi viduales que se dan dentro de este g rupo, ni tampoco los negativos efectos derivados de la rígida estructu ración del tjempo impuesta en numerosos empleos. Ciertamente, el trabajo impone una estructura temporal en nues­ tras v idas, pero la presencia o ausencia de dicha estructura no debe ser entendjda como una consecuencia inevitable derivada de una si tuación de empleo o desempleo (véanse Feather y Bond, 1983; Fróli sh, 1983; Frycr y Payne, 1984). La estructuración del tiempo puede lIevatSe a cabo en actividades realizadas fuera del orden impuesto po r el trabajo asalariado, lo que explica la resistencia de muchos trabajadotes a la rigida disciplina del trabajo remunerado (véase, por ejemplo, Pahl, 1982) . V. TRABAJO Y REl.ACIONES INTERPERSON ,\LES El que la mayo ría de los trabajos necesiten para su realización de una interacción con ot tas personas, explica que la pérdida del puesto de trabajo suponga para muchos trabajadores una situación de ais la­ miento social. Estudios cualitativos como los de Bakke (1933); Bins y Mars (1984); Hill (1977, 78); Komarosk)' (1940); o cuantitativos como los de Henwood y Miles (1987) o los de O'Brien y Kabanoff (1979), destacan la falta de contactos sociales como uno de los cambios que provoca el desempleo. En contradicción con esros resultados, cabe mencionar el estudio realizado por WaII y Paync (1983), en el que se señala que el desempleo aumenta las relaciones sociales; conclusión a la que llegan Otros estudios como el realizado po r Frólich (1983). Al mismo tiempo, en otras investigaciones se indica que la fr ecuencia de relaciones sociales con amigos, familiares o compañe­ ros de ttabaj o no parece contribuir en la predicción de cambios psicológicos en petsonas desempleadas (por ejemplo, Ullah y otros, 1985; Warr y ] ackson, 1985). La explicació n de estos contradictorios resultados puede deberse a que, al es tablecer comparl ciones, no se han tenido en cllenta diferemes variables para explicar en qué situ aciones el desempleo jo!é LI/I's Á/lloro E¡lram;ana40 está asociado a una disminución de las relaciones sociales. Los sentimjenros de vergüenza o deslegitimac.ión, el dpo de hábitat (rural O urbano), la edad y las dificultades económicas son, entre otras, algunas de las variables que pueden afectar la reducción de contactOS sociales tras la pérdida del empIco, VI. FUNCIONES PSICOSOClALES DEL TRABAJO Cabe deducir por lo expuesto con a.nterioridad que, en lineas generales. los resultados de las investigaciones ya comentadas ticn ~ den a confirmar la hipótesis de Jahoda (1979), según la cual el salario no es la única función derivada del empleo, sino que éste cumple otras funci ones de carácte r latente de las que se deriva su significado psicológico, que dan cuenta de la motivación positiva hacia el mismo y entre las que podemos destacar las de definir el esta tus y la identidad, imponer la realización de una actividad, e~t(uctu(ar el tiempo y prove.er de relaciones sociales. Si bien todas estas caracte­ rísticas dependerán, lógicamente, del puesto de trabajo desempeña­ do, las dificultades que encue.ntran las personas desempleadas para beneficiarse de ellas es un apoyo indirecto, pero suficientemente sólido, a la importancia otorgada al empleo en el acceso a las mismas. En definitiva, el trabajo sigue constituyendo uno de los nexos principales enrre las metas individuales y los objetivos colecti ­ vos, de ahí su importancia para la comprensión de las soc iedades contemporáneas. 4. TRABAJO Y D ESEMPLEO. CAR ACTERÍSTICAS POSIT1 VAS y NEGATIVAS Los períodos de desajuste económlco como el actual, provocan una sobrevaloración del trabajo, al ser éste un bien escaso. Este hecho puede tener el efecto de acentuar las características positivas de estar empleado, frente al carácter negativo asociado a la experiencia del desempleo. Sin embatgo, la escasez de puestos de trabajo estables tiene consecuencias no sólo en las personas gue se ven afectadas por la misma, bien porque han petdido el emp leo o bien porque no lo encuentran, sino rambién en el medio en que se desarrolla el t rabajo bajo condiciones de empleo. En primer lugar, el desempleo puede tener diversas consecuen­ cias negativas como son el empeo ramiento de las condiciones de trabajo, la prccarización del mismo, la aceptación. cada vez mayor, de salarios bajos. una menor reivindicación por parte de los trabaja­ dores, una mayor desmovilización política ante el temor de perder el empleo, cte. Todos estos factores inciden directamente en el encorno en que el trabajador desempeña las actividades ligadas a su rol ocupacional, condicionando su salud física y mental. Por OtrO lad o, el énfasis puesto por las investigaciones sob re el desempleo en el daño psicológico que este provoca, puede tambien idealizar en exceso el mundo del trabajo, olvidando el carácter deshumanizador de muchos empleos. El carácter degradante de muchos puestos de trabajo , tanto en las sociedades de capitalismo avanzado como en las del antiguo bloque socialista, sigue haciendo vigentes los escritos de Marx (1844/ 1985) sobre la alienación en el trabajo: ¿En qué consis te. emonee:-, la enajenación del trabajo? Primerameme en que el trabajo es externo al trabaiador, es decir, no pertenece a su ser; en que en su trabajo, el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energia fisica y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente ....... 42 43 Jo/t' Lllis Ák'oro E$lra",;ana en sí fuera del (raba jo, y en el trabajo fuera de sí IKarJ Ma rx, 1844/1985, pp. 108- 109]. Asimismo, la creciente fragmentación y división del trabajo social también hace necesaria una reconsideración del concepto de anomia expuesto por Dur kheim (1893/1973). La cada vez mayo r ,atomización del uabajo puede, como el mismo Durkheim sCliala, tener resu ltados diferentes a la creación de un espjritu ele solidaridad social, de consecución de metas colectivas y de integración del trabajo ind ividual en objcti\"os de carácter social. El desempleo debe s~r consjderado, por tanto , como un fac tor más de estrés psicosocial , sin olvidar que el empleo. reaJizado bajo ) ciertas condiciones, puede tener efectos aún peores para la salud física y mental de los t rabajadores que los derivados de la auscncia de una actividad regulada contractualmcnre. Los estud ios psicológicos y sociales sobre el desempleo no deben considerarse como un campo ai slado de los rcaüzados sobre las condiciones que requiere un empleo aceptable (Dooley, Rook y Catalano, 1987). 1. CONSECUENCI ,\ S PSICOLÓGICAS DEL D IPLEO y DEL DESEM PLEO Estudiar las consecuenc.ias psicológicas del desempleo no significa igno rar en dicho análisis las condiciones yue req uiere un buen empleo. Las características propias de cada ocupación, así como el signifi cado s ubjetivo que atribuimos a nuestrO trabajo (Tausky y Piedmont, 1967) condicionan el tipo de cxpericncia psicológica asociada al mismo. El contexto siruacional del trabajo puede ser considerado, en sí mismo, como un medio psicosocial que ejerce una influencia inevita­ ble sobre las pe tSonas (Berger, 1964; Fresc, 1982) y en el quc diferentes fano res condicionan el tipo de influencia ejercido sobre las mismas. McKenna y McEwen (1987) iden tifican cuatro facto res asociados al dete rio ro de la salud en el empleo: a) E l estrés oc upacional. b) La contaminación ambienta l. ,) 1.0' accidentes laborales y d) las enfermedades laborales. r ~ Trabtyo J dtsempleo. Carar/erísticas positiva.! J negativas Muchos de los procesos de cambio negati vos para la salud psico lógica o fisica se producen como consecuencia di recta o indi · recta de estar empleado. Al mismo tiempo, conviene señalar aquí que, como cualquier otro grupo de p<:rsonas, los trabajadores desempleados fo rman un conjunto hete rogéneo (Allen y otros, 1981), fo rmado po r: o. Personas que se han quedado sin trabajo - trabajadores que han perdido su empico como resultado del cierre de una fábri ­ <."a, una reducción en la fu erza de trabajo o por la introducción de maquinaria nueva red uciendo la necesidad de mano de obra. b. Pe rsonas que nunca tuvieron un empleo y esperan encontrar uno que sea apropiado a sus aptitudes y cua lificaciones. c. Personas que desearian reincorporarse al mercado laboral pero que no encuentran empleos apropiados. d. Personas quc no encuentran valioso trabaja r, que no buscan un pucstO de trabajo y para quienes el desem pleo es una fo rm a de existcncia acepta ble. Es evidente que las diferentes ci rcuO!'itancias que se ocultan bajo el concepto g lo balizador de desempleo, y que acabamos de apuntar, tendrán su correlato en las diferentes repercusiones que la situación de desempleo ticne para todos estos grupos. La responsab ilidad en activ idades q ue escapan al contro l perso­ nal (Karasek, 1979; Kohn y Schooler, 1973); la falta de au tonomía en la to ma de decisiones (Mottimer y Loren z, 1979); la ambigüedad dc rol , refle jada en la falta de conocimiento o pred icción de lo que se espera del trabajo dc uno y en la falta de no rma' tanto antc si tuaciones nuevas como ante la forma mej or de ejecutar el trabajo personal (Beehr, 1976; Caplan 'j Jones, 1975); el temor a la pérdida del empleo (Ko hn y Schooler, 1973); la falta de adecuació n en tre los conocimientos y capacidades personales y las rarcas que se han de desempeñar (Kornhauser, 1965), así como los rápidos cambios tecno lóg icos (McKenna y McEwen, 1987) son algunas de las varia­ bles que provocan un incrcmento en el estrés ocup<lcional , afectando de forma negativa a la salud psicosomática de muchos trabajadores. E l caracter perjudicial de muchos puestos de trabajo no sólo deviene del tipo de actividadcs que son req ueridas y que provocan en muchos casos un deterioro de la salud - tareas monótonas y rcperitivas, para cuya realización no se rC<'luiere cualificación alguna, TI1MII J gTáfiCtU208 TA BLA 45 DESEMPLEO MASCULINO E INTENTOS DE SUICIDIO EN EDIMBURGO: 1968-81 A ño! In/mIos JI/iridio Tasa de duemplu % ¡nllnlol dr IlIiddiq en (fHrsona) f1JoICIllino Ilarones qlle (// ser fafo (% )** Íllgruddol se encon/rafon ((ada 1000(0). ¡in lIf1p/eO puesto puesto pu esto 1968 158 14 2.7 14 44 .7 10 1969 173 13 3.3 13 40.2 14 1970 187 12 4.5 11 43.1 11 1971 218 9 5.6 8 54.2 2 1972 220 7 5.6 7 47. 1 5 1973 204 11 4.6 10 46.7 6 1974 219 8 4.4 12 42.3 12 1975 210 10 5.4 9 45.2 9 1976 263 2 6.7 6 45.9 8 1977 249 3 8.0 2 50.3 3 1978 222 5. 7.2 4 46.0 7 1979 221 6 6.8 5 41.0 13 1980 226 4 7.7 3 49.2 4 1981 274 1 10.6 57.4 .. Por~maie por cada cien mil babiuntes de ho~pila liz:l.ci()lIcs por imentos de suicidio. Sólo para residentes en Edimburgo, mayores de 15 años. ... Varones regiStrados en las oficinas locales de' empleo de Ed imburgo, Porrobdlo y u ltn, expresado como porcentaje de todos los trabajadores emplodo$ y dc:sempleados registrados en una olicina de empico dd mismo área. BIBLIOGRAFÍA Abramson, 1. Y.; Seiigman, M. E. P., YTeasdale, J. D. (1978), «Learned he1plcssnes in humans: crüic¡ue and reformulatiofl»), Journal of Abnormal PIJ,bol0l'J, núm. 87, pp. 49-74. Aikcn, M.; Eerman, 1. A., Y Sheppard, H. (1968), «Economic failure, alienation and extremism», citados en J. Gordus y L. Ferman (1981 ), Plant Closing and EronoRJir. Ditlocation. W. E. Upjohn lnsriture for Emplo)rment Research, Kalamazo, Michigan . Atfano, A. M. (1973), «A scale ro measure atdtudes toward workingll, journoloJ Vo,o/ionol Bebavior, núm. 3, pp. 329·333. Álvaro, J. 1. 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