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Interpretación de 'Luvina' de Juan Rulfo: Un Cuento de Ambiente, Diapositivas de Historia

Cuentos de Juan RulfoCritica literariaLiteratura Hispanoamericana

En este documento, se analiza la obra 'Luvina' de Juan Rulfo a través de la perspectiva del investigador Mexico-americano Luis Leal, quien la caracteriza como un cuento de ambiente. Se discute cómo el ambiente sobresale en el relato y cómo la naturaleza domina la historia, haciendo hincapié en la pesadez semántica y la violencia del lugar. Se comparan diferentes puntos de vista sobre el cuento y se reflexiona sobre su estructura y significado.

Qué aprenderás

  • ¿Cómo caracteriza Luis Leal 'Luvina' de Juan Rulfo?
  • ¿Qué significa la pesadez semántica en 'Luvina'?
  • ¿Cómo domina la naturaleza la historia en 'Luvina'?

Tipo: Diapositivas

2021/2022

Subido el 10/10/2022

jordi_gutierrez89
jordi_gutierrez89 🇪🇸

4.3

(13)

29 documentos

Vista previa parcial del texto

¡Descarga Interpretación de 'Luvina' de Juan Rulfo: Un Cuento de Ambiente y más Diapositivas en PDF de Historia solo en Docsity! DESOLACI6N, DESCONSUELO Y SILENCIO EN "LUVINA" DE JUAN RULFO Jose Juan Colin U Diversity of Oklahoma Lo que yo no queria era hablar como un libro escrito. Queria no hablar como se escribe, sino escribir como se habla. -- Juan Rulfo Remontandonos un poco a los inicios de la critica en tomo a la obra del escritor mexicano Juan Rulfo encontramos que el estudioso Mexico-americano Luis Leal, uno de los investigadores del cuento como genero mas destacados, caracteriz6 "Luvina" como un cuento de ambiente. Del mismo modo Luis Ortega, siguiendo a Leal, se refiere a este como un cuento donde las descripciones ceden paso a la atm6sfera. Es decir que en el relato en cuesti6n se privilegia el escenario en el que se desenvuelven los personajes y estos pasan a segundo termino. Otros estudiosos han convalidado la forma en que los personajes se desvanecen durante el transcurso de la narraci6n. Inclusive si se piensa en el personaje central, a su vez narrador en primera persona, quien a traves de su propio relato se desplaza del centro de atenci6n hacia los margenes hasta que su espacio es ocupado por la desolaci6n, el desconsuelo y el silencio. Tales sentimientos son impuestos en "Luvina" por los elementos naturales, especialmente el aire, que va ganando en presencia y termina seiioreando en el desarrollo del relato. Este es un cuento, abunda Leal, " [ ... ] que rompe con las caracterizaciones y esquemas que habian mencionado los grandes maestros del cuento, desde Edgar Alan Poe por ejemplo y su famosa 'unidad de impresi6n"' que se habian tenido en cuenta hasta la aparici6n del cuento modemo. En el cuento de ambiente, continua Leal, el enfoque no esta basado en la acci6n sino en la escenografia donde se desarrolla la acci6n. "Luvina" concede la raz6n a Leal en tanto que el ambiente sobresale desde el inicio del relato hasta llegar a dominar la historia; porque en la medida que avanza el relato, el lector se da cuenta que la acci6n se destaca justamente por su ausencia; no existe, y todo esto hace hincapie en el vacio que priva intrinsecamente en el texto. Pero tal afirmaci6n no es negativa, por el contrario, gran parte de la critica ha concluido que el escritor, como el escultor o el carpintero, debe enfrentarse a la pagina en blanco, al bloque de granito o al tronco de madera para darle la forma que su imaginaci6n ha creado: "Los vacios producidos por los fragmentos arrancados van dando perfiles a la forma [ ... ] en el caso de Rulfo, los fragmentos que arranca al bloque del lenguaje, se vuelven silencios, forjadores tambien, parad6jicamente, de los relatos" (V evia Romero 29-30). Tambien Horacio Castellanos Moya, entre otros, not6 el trabajo del trapichero Rulfo que: " [ .. . ] sin ese apretar y retorcer las frases hasta que gotearan las ultimas palabras sobrantes, no tendriamos esa prosa que avanza a punta de restallidos. Las imagenes son implacables" (1). Esto esjustamente lo primero que se advierte en el relato. Al adentrarse en las escazas paginas de "Luvina", quien lee con toda seguridad notara la pesadez a nivel semantico que acompaiia las escenas por las que transcurre la historia que se cuenta. Parad6jicamente, la pesadez es causada por la ausencia, el vacio, entendiendo los terminos de forma generica. Los vacios fisicos, sicol6gicos, y la ausencia de comunicaci6n o los silencios, son elementos que, estando vinculados a la pesadez del tono, destacan por su 17 trascendencia en el desarrollo de la trama. Por ello, en estas paginas intentamos UD enfoque en el resultado de esos privilegios de que gozan en el cuento la desolaci6n y el desconsuelo compartido por UD interlocutor extemo. Al mismo tiempo, nos interesa el estilo parco, escueto, seco, pero a la vez profundo y multidimensional del texto rulfiano. En "Luvina" se colige la obviedad de los espacios vacios. Son los espacios de los silencios que intolerables en si mismos pronto se llenan con imagenes; principalmente del aire, del agua, del sol, de la noche, etc. Y no solo eso sino se llenan tambien con las reflexiones intemas y (para variar) silentes, propias del individuo rural. A lo largo del cuento la naturaleza, a traves de las descripciones del narrador y del monologante, parece llegar a ser UD ente con capacidades de tomar decisiones por su propia cuenta y en detrimento siempre de los seres humanos, los de "Luvina". Se advierte que las funciones basicas de los mismos elementos que componen la naturaleza se alteran de tal modo. que, en vez de crear el jubilo natural de la existencia, producen la angustia de la desolaci6n ambiental y el desconsuelo individual: Alla llueve poco. A mediados de aiio llegan unas cuantas tormentas que azotan la tierra y la desgarran, dejando nada mas el pedregal flotando encima del tepetate ... Pero despues de diez o doce dias se van y no regresan sino al aiio siguiente, ya veces se da el caso de que no regresan en varios aiios. (115) Y en la medida que se avanza en el cuento la angustia, conviene subrayar, crece en la voz de UD hablante que depende de la generosidad de la naturaleza para sobrevivir; porque asi tiene que ser para que, quien habla, refiera los aiios gastados alla, experimentando la miseria de "Luvina" y cuyo recuerdo lo hunde en la desolaci6n Por cualquier lado que se le mire Luviila es UD lugar muy triste. Usted que va pan alla se dara cuenta. Yo diria que es el lugar donde anida la tristeza. Donde no se conoce la sonrisa, como si a toda la gente le hubieran entablado la cara. Y usted si quiere puede ver esa tristeza a la hora que quiera. El aire que alli sopla la revuelve pero no se la lleva nUDca. Esta alli como si alli hubiera nacido. Y hasta se puede probar y sentir, porque esta siempre encima de UDO, apretada contra de UDO, y porque es oprimente como una gran cataplasma sobre la viva came del coraz6n. (115) Recordemos que el narrador habla siempre desde su asiento dentro de una cantina bebiendo una cerveza1 • Este es UD protagonista para quien el alcohol parece ser la Unica salida en tanto le altera el pensamiento, la memoria, y al final del cuento le hace donnir; este es el ambiente donde por fin esta UD poco en paz. Conviene repetir que desde el inicio del cuento el lector cae irremediablemente victim.a del agobio que irradia el tono de su form.a. Este se comunica por medio de la voz de UD personaje que paulatinamente y mediante el vocabulario de la region y la cadencia de su oralidad, va humanizando a los diferentes elementos naturales y los eleva a cierto nivel para, asi, tratar de hacer comprender al interlocutor la violencia y el peso mismo de la naturaleza y del ambiente en los habitantes de "Luvina", como proponen Leal y Ortega. Cabe destacar el anonimato de los personajes con excepci6n de dos de ellos: Agripina, esposa del monologante y Camilo, el cantinero, cuyo nombre mencionado s6lo dos veces por el protagonista y en tiempo presente comprende toda su participaci6n en el cuento. Esto no es 18 LA ESTRUCTURA En el relato casi en su totalidad, salvo contadas intervenciones de un narrador en tercera persona, los dialogos son reales en el presente narrativo pero extraidos de la memoria del hombre con su esposa y en alguna ocasi6n con "los de Luvina". Se sostiene todo mediante un mon6logo llevado a cabo por este mismo protagonista, central, an6nimo, que ejerce su soliloquio disfrazlindolo de dialogo con un interlocutor del que no sabemos nada. La Unica manera que tiene el lector de enterarse que existe un supuesto receptor es mediante dos cervezas sobre la mesa donde esta sentado "el hombre" y el uso ocasional de la segunda persona formal "usted". Quien .habla parece instado a advertirle al "supuesto" viajero del tremendo riesgo que representa Luvina. En este sentido Maytorena ha observado que: Si bien con cierta armadura de dialogo, la narrativa en si es monologada por "el hombre aquel que hablaba", que si sus pausas y silencios hacia otros claramente parecen dirigidas ademas de puntos clave, en su propio pensar poseen la calidad de llamadas y movimientos intemos tanto como extemos que permiten matizar la intencionalidad en especificas connotaciones. Es decir, partes son de la misma armadura que afianza a la narrativa en un escenificado monologar. (36-37) · O sea que el monologante se abstrae en el interior de si mismo para conversar consigo mismo, para recordar, para recrear el ambiente nefasto que existe en su memoria y por este medio caractizarla. Por su parte, Maria de Carmen Millan suma a esta idea y sugiere que: "[es] una expresi6n que da la impresi6n de autenticidad por sus giros, carencias de matices, laconismo, reiteraci6n y digresiones y que corresponde con fidelidad al ambiente de pobreza y desolaci6n tan minuciosamente cerrado para ahogar cualquier vislumbre de esperanza" (9). Porque segUn. se lee no hay esperanza en Luvina. Y no hay esperanza porque el ambiente no precisa de este sentimiento para poder ser y "Luvina", recordemos, es un cuento de ambiente (Leal). Se ha disertado extensamente acerca de la existencia (o falta de ella) del interlocutor, y sobre este asunto Marta Portal, contraria a Gonzalez Boixo quien afirma categ6ricamente que: "[ ... ] no existe, que el personaje habla solo" ( 173 ). A mi modo de ver-argumenta Portal-el narrador en tercera persona no habla s6lo del narrador en primera persona ya que ve o mira o apostilla la presencia del otro"(l62). Portal se refiere a una de las escasas intervenciones del narrador en tercera persona al mencionar que "Hasta ellos llegaba el sonido del rio pasando sus crecidas aguas por las ramas de los camichines ... " . Portal desde su 6ptica en plural podria tener raz6n pero, t.debemos interpretar de esa forma al narrador? no olvidemos que Camilo, el cantinero, se encuentra tambien dentro del espacio visual del narrador; luego entonces no es necesario que exista el interlocutor al que aduce Portal, ya que el plural quedaria con esta presencia perfectamente definido.3 No obstante, tampoco debemos olvidar los dos planos, presente y memoria, con los que Rulfo arma su historia. El hablante, segUD. nuestra lectura, estaria hablando consigo mismo; estaria repitiendo la misma historia ~ue ya habria repetido en otras ocasiones, tal es la circularidad del imaginario del hombre rural. Ahora bien, si estamos de acuerdo en que Rulfo parte del principio basico del cuento que es Ia palabra hablada, como asegura Bruce-Novoa (aqui se refiere a "Luvina" de Rulfo y "El guardagujas" de Arreola):"[ ... ] comparten la predilecci6n por la palabra sobre la acci6n, no s6lo como la materia prima, sino como el asunto mismo del cuento" (171). Ese "otro" entonces, que 21 menciona Portal antes y que asegura existir, proponemos que es el lector mismo; ese personaje que hara las veces de interlocutor, que se detiene y presta atenci6n a los avatares del destino de un semejante, aunque no sea necesaria su intervenci6n. Y es que asi es la gente del campo mexicano, se comprenden, departen y comparten ailn en el silencio porque su realidad es compartida. Al recordar y contar historias, ailn las propias, lo hacen como hacerlo para si mismos, "Lo que yo no queria-dice Rulfo-era hablar como un libro escrito. Queria no hablar como se escribe, sino escribir como se habla" (Melgoza, 15). El hablante en estos ambientes no mira a su interlocutor a los ojos. Su mirada se haya siempre perdida en algiln punto en el horizonte y parece enajenado en su propia historia. No espera una respuesta, como si temiera q111 la distracci6n de cualquier interpelaci6n propiamente dicha le distrajese de sus reflexiones. El silencio entonces de ese supuesto "interlocutor" es lo que marca la pauta de la relaci6n universal entre los hombres. El individuo solamente escucha a un semejante y con ello cumple su papel dentro de su sociedad. Eso es lo que Magdalena Perkowska llam6 el "silencio elocuente" es decir, un silencio que comunica el contexto ensimismado en su propia naturaleza.5 Mas ailn, no olvidemos que la estructura de "Luvina", y de la mayoria de los cuentos de Rulfo, se desarrolla en cuanto a que el locutor parece retomar las mismas ideas y repetirlas en cada uno de sus parlarnentos. 0 sea que estamos ante el uso artistico del elemento privativo de la platica cotidiana entre individuos. Se dan ocasiones, tres para ser exactos, en que el parrafo comienza con puntos suspensivos, reflejando asi una de las propiedades de la conversaci6n, "En efecto, nadie escribe: alguien habla" dice Carlos Blanco Aguinaga. Y abundando en ello, hay otros dos parrafos que inician con el consabido "Pues si, como le estaba yo diciendo" propio de la charla casual entre dos personas y que ademas denota la ausencia del tiempo cronol6gico, porque no hay modo de saber cuanto tiempo ha transcurrido entre la expresi6n anterior y esta: "No se permite el paso del tiempo entre la primera palabra y la Ultima. Se recoge todo en una repetici6n o una variante de la frase original [ ... ] en ese meditar obstinado que es el mono logo de Luvina" (Blanco Aguinaga 88). Los puntos suspensivos, entonces, conllevan un dejo de silencio y de reflexi6n; quiza lo que Rulfo supone que seria el espacio necesario para que el locutor o el interlocutor ordenen sus ideas. ELESPACIO La oposici6n que se observa entre los espacios es de suma importancia. Existe uno fisico, tangible, que es la cantina donde se lleva a cabo el mon6logo, donde sabemos que el tiempo transcurre en el presente narrativo en tanto el alcohol ingerido por "el hombre" va haciendo sus efectos hasta el final donde ( [ .. . ] se recost6 sobre la mesa y se qued6 dormido ). El otro espacio es Luvina, ese intervalo en el recuerdo, fantasmal, mitico, donde el tiempo parece haberse detenido y que en el presente del hablante no es mas que un amargo recuerdo. Este es un sitio donde "Todo se queda quieto, sin tiempo exterior, en esta realidad de Rulfo. Hasta la mon6tona repetici6n de ideas y palabras en boca del hablante-monologante-acenrua esta impresi6n de aislarniento de todo, de vida que se ha quedado en suspenso [ ... ]"(Blanco Aguinaga 87). Dicho de otro modo, es el mon6tono retomar de las ideas que denota un supuesto dialogo que es a final de cuentas soliloquio, cuyo existir precisa de un detonante; de una presencia que en este relato es : la presencia del lector (interlocutor) que s6lo escucha. Es decir, Rulfo crea del lector un personaje y de forma tangencial, sin siquiera abordar su creaci6n ya que este adoptara, Rulfo lo 22 sabe por su experiencia, una postura de escucha silencioso tal como el supuesto interlocutor en ese mundo ruraVmitico que es "Luvina". Un laberinto circular, pues, donde "los de Luvina" parecen estar dando vueltas para volver siempre al mismo lugar porque ademas no quieren irse de alli, como ya les habia conminado a hacerlo el hablante; ";,Y quien se llevara a nuestros muertos?--protestan los de Luvina y aiiaden-ellos viven aqui y no podemos dejarlos solos" (123). Los muertos viven en Luvina segiln los de alli y en su cosmovisi6n los vivos deben cuidar de ellos. Entonces la vida y la muerte comparten el mismo espacio, cosa nada nueva en el imaginario rural donde la muerte ostenta un lugar de privilegio. Desde nuestra 6ptica este hecho y el que la naturaleza sea considerada sagrada, con vida propia, es un concepto cultural importantisimo en Rulfo y que no entendi6 en su planteamiento socio-hist6rico Bhushan Choubey.6 En este sentido Alberto Ruy Sanchez sostiene que "El personaje de los libros de Rulfo, y especialmente este de Luvina [ ... ] es una emanaci6n hecha de came y fantasmas, de vida y de muerte simultaneas" (189). Es decir, el mundo de Luvina es un mundo alienado del transcurrir de la Historia; un lugar en el que los acontecimientos se aceptan con resignaci6n porque asi "es la ley", y cualquier intento de intromisi6n exterior que implique alterar esa "ley" es rechazado.7 Aunque esto no quiere decir que la Historia, con mayilscula, se detenga, lo que pasa es que el silencio y la interiorizaci6n la aislan: Detras de cada imagen hay una idea o intuici6n, y detras de estas, el sedimento de una emoci6n: el desamparo, el dolor, la crueldad, la impotencia, el rencor. Un lenguaje sin adomos, hecho de silencios; un lenguaje con el que Rulfo consigue hacemos oir "el quejido de un muerto. (Castellanos 1) Recordemos que el relato comienza de manera abrupta, en presente, sin linealidad temporal y sentando desde el principio el tono de la historia. El narrador/personaje principal coloca al lector (si estamos de acuerdo ya que es este el receptor de los recuerdos del narrador/monologante) de inmediato dentro del hostil medio ambiente que representa Luvina De los cerros altos del sur el de Luvina es el mas alto y el mas pedregoso. Esta plagado de esa piedra gris con la que hacen la cal, pero en Luvina no hacen cal con ella ni le sacan ningiln provecho . . . en Luvina los dias son tan frios como las noches y el rocio se cuaja en el cielo antes que llegue a caer sobre la tierra. (112) Y la narraci6n no permite que el lector se recupere del primer impacto. A estas imagenes les suceden un racimo de descripciones que se le echan encima hasta que en un vuelco imaginario es este mismo quien atestigua, incluso vive en came propia la hostilidad de "Luvina". Es un sentimiento de angustia el que experimenta el lector al irse apilando las imagenes, mejor dicho, al irselas amontonando el narrador monologante; una tras otra, sin pausa, merced al efecto de los puntos suspensivos: ... Y la tierra es empinada. Se desgaja por todos lados en barrancas hondas, de un fondo que se pierde de tan lejano. Dicen los de Luvina que de aquellas barrancas suben los sueiios; pero yo lo ilnico que vi subir fue el 23
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