Docsity
Docsity

Prepara tus exámenes
Prepara tus exámenes

Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity


Consigue puntos base para descargar
Consigue puntos base para descargar

Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium


Orientación Universidad
Orientación Universidad

La Revolución Digital en los Medios: Desafíos y Nuevas Comunicaciones - Prof. Valbuena, Apuntes de Periodismo

Este documento analiza cómo los gigantes de la comunicación se enfrentan a las nuevas realidades digitales y cómo estas últimas están transformando la estructura de los medios de información. Se abordan temas como la aparición de nuevas fuentes de información, la creación de editoriales virtuales y el impacto de la digitalización en el mundo de la literatura. Además, se discuten los desafíos que estos cambios representan para los medios tradicionales y cómo estos últimos están adaptándose a este nuevo panorama.

Tipo: Apuntes

2013/2014

Subido el 27/05/2014

sam15-2
sam15-2 🇪🇸

3.8

(13)

10 documentos

1 / 104

Toggle sidebar

Documentos relacionados


Vista previa parcial del texto

¡Descarga La Revolución Digital en los Medios: Desafíos y Nuevas Comunicaciones - Prof. Valbuena y más Apuntes en PDF de Periodismo solo en Docsity! TEXTUALIDAD DIGITAL El desarrollo informático ha permitido la popularización de un término: "realidad virtual". De los programas militares de entrenamiento, simuladores de vuelo, etc. ha saltado a los programas domésticos y profesionales. Hoy se empieza a aplicar en medicina, arquitectura, enseñanza y en los programas de ocio, entre otros muchos campos. Pero sus futuras aplicaciones son imprevisibles dada la cantidad de áreas en los que puede ser utilizada. El concepto agrupa dos ideas aparentemente opuestas: "realidad" y "virtualidad". Después de muchos recorridos filosóficos y discusiones, el término "realidad" parece estabilizado en su sentido positivo: es "real" aquello que "tiene existencia verdadera y efectiva", nos dice de forma un tanto circular el Diccionario de la Academia. El término "virtual", la segunda parte, viene definido como aquello "que tiene virtud para producir un efecto, aunque no lo produce de presente". También se señala que se utiliza "frecuentemente en oposición a efectivo o real". Nótese el carácter paradójico (oxímoron) que adquiere el concepto "realidad virtual" —que recuerda las paradojas surrealistas de André Breton, del tipo "Pez soluble"—, al quedar su significado como "realidad no-real". En Física, nos dice también el Diccionario, se refiere a aquello "que tiene existencia aparente y no real", es decir, un espejismo, por ejemplo. Philippe Quéau lo define así: "Un mundo virtual es una base de datos gráficos interactivos, explorable y visualizable en tiempo real en forma de imágenes tridimensionales de síntesis capaces de provocar un sensación de inmersión en la imagen. En sus formas más complejas, el entorno virtual es un verdadero 'espacio de síntesis', en el que uno tiene la sensación de moverse 'físicamente'. Esta sensación de 'movimiento físico' puede conseguirse de diferentes formas; la más frecuente consiste en la combinación de dos estímulos sensoriales, uno basado en una visión estereoscópica total y el otro en una sensación de correlación muscular, llamada 'propioceptiva', entre los movimientos reales del cuerpo y las modificaciones aparentes del espacio artificial en que está 'inmerso'" (Lo virtual. Virtudes y vértigos; Madrid, Paidós, 1995, pp. 15-16). La "realidad" es una construcción a partir de la información sensorial, un conjunto de impresiones que sitúan a los sujetos en el aquí y el ahora, en el espacio y en el tiempo. La "realidad virtual" sería entonces un conjunto de informaciones destinadas a los sentidos cuya función es sustituir la percepción espacio- temporal real del sujeto. Dentro de una realidad o entorno "virtual" el sujeto cree estar donde no está y concede el ser a lo que no es. Los sueños y las alucinaciones son fenómenos de realidad virtual, pero tienen la característica esencial de no ser voluntarios. La naturaleza nos ha diseñado —dentro de su plan de protección general— para ser conscientes del aquí y del ahora. Una especie con capacidad voluntaria de desconectarse de su entorno no habría durado mucho sobre la faz de la tierra. Pero los seres humanos tenemos una insatisfacción permanente que nos ha llevado a elaborar diversas formas voluntarias de desconexión. La primera de ellas —en la que no entraremos— es el consumo de sustancias, naturales o de diseño, destinadas a evadirse de la realidad. El sujeto percibe otra realidad o de otra forma la realidad. En cualquier caso, se produce una alteración de los estados perceptivos que construyen una realidad distinta para el sujeto. Es un sistema en el que, una vez tomada la decisión, se pierde la posibilidad de un control consciente. Otro gran sistema lo encontramos en las formas artísticas. ¿Qué es una representación teatral sino una realidad virtual? Lo que sucede en el escenario, a la vez, es y no es. Lo percibimos a través de los sentidos, pero se desarrolla en un espacio ficticio, en un paréntesis de la realidad. El escenario, en cuanto escenario, es real, pero es virtual en cuanto espacio escénico. Lo mismo puede decirse de otras formas de creación artística. La literatura crea "universos de la ficción" en donde los personajes se mueven desarrollando sus acciones. Tan ficticio —tan virtual—, en este sentido, es el universo creado en una novela realista decimonónica, como el que se establece en una novela utópica, de ciencia-ficción o cualquier género fantástico. Las formas narrativas apelan a la imaginación del lector para que se recreen esos mundos virtuales en los que se desarrollan las acciones. Pero, sin dejar de contar con la capacidad creativa o re-creativa del lector, el mundo de la ficción narrativa no ofrece la posibilidad de ser alterado, como decía Jacques el fatalista en la obra de Diderot, "todo está escrito en el Gran Rollo". Por así decirlo, es un turismo programado y con guía. O si se quieren utilizar los términos hoy en uso, no se da "interacción". La realidad virtual crea un espacio, pero no crea unas acciones; tan sólo su posibilidad. Si toda trama narrativa es el resultado de un proceso de selección, en los mundos virtuales no existe trama porque no existe selección. Un mundo virtual es un espacio de posibilidades, es decir, tiene las condiciones de otra realidad. La participación no se da mediante mecanismos de identificación, como sucede con las formas narrativas o teatrales. De hecho, la idea de "identificación" desaparece porque existe una auténtica participación. No nos identificamos con los protagonistas; somos los protagonistas. La "realidad virtual" se encuentra en su estado inicial. Las posibilidades, en todos los campos, producen vértigo. También lo producen sus posibles consecuencias, según los usos a los que pueda destinarse. Por primera vez, vamos a tener la posibilidad de actuar simultáneamente sobre los sentidos creando un mundo en el que, a diferencia del real, nadie nos exigirá responsabilidades porque es asocial. El mundo virtual es un mundo privado, una fantasía en la que sus participantes poseen una libertad absoluta, y cuyas acciones están, por decirlo así, fuera del derecho. Pero me interesa aquí resaltar un precedente de la realidad virtual: las artes de la memoria. Artes de la memoria Las artes de la memoria fueron unas técnicas desarrolladas con la finalidad de vencer al gran enemigo del hombre, el olvido, antes de que existieran otras formas generalizadas de almacenamiento de la información. La memoria se convierte en el elemento básico en un mundo sin escritura. Los antiguos distinguían entre una memoria natural y otra artificial. La primera era un don variable según la naturaleza de cada uno; la segunda, una técnica cuya función era el almacenamiento masivo de datos de interés personal o social. Atribuían la invención de estas artes al poeta Simónides, que fue capaz de recordar las posiciones y los nombres de todos los asistentes a un banquete después de que un derrumbamiento en la sala los sepultara dejándolos irreconocibles. Simónides pudo reproducir, gracias a su memoria, en qué lugar se encontraban situados cada uno de los comensales, permitiendo su reconocimiento a los familiares. En el mundo antiguo la memoria estaba concebida como una parte de la retórica. En cuanto disciplina que se encargaba de la construcción eficaz de los discursos, la memoria era parte esencial de ella, ya que permitía mantener la cohesión del conjunto. Tenemos descripciones y referencias de este tipo de artes, básicamente, en Cicerón, en la Retórica a Herenio (atribuida a Cicerón durante siglos) y en Quintiliano, fuentes de las que suelen depender los desarrollos o menciones posteriores. El desplazamiento que supone la progresiva implantación de la escritura como técnica de registro y el definitivo golpe que da la imprenta hacen que estas artes queden como meras curiosidades sin utilidad práctica. En una cultura que se conserva a través de la palabra escrita, la memoria se hace menos necesaria. El mundo antiguo estableció la memoria para defenderse del olvido; la memoria, en cambio, no pudo defenderse de la escritura. Pero el aspecto que aquí nos interesa resaltar de las artes de la memoria es su carácter espacial. Todas las descripciones de estas artes coinciden en sus dos elementos básicos: La memoria artificial esta construida por lugares e imágenes. Llamaremos lugares a sitios dispuestos por la naturaleza o por la mano del hombre, de dimensiones reducidas, completos y atrayentes, tales que podamos asirlos y abarcarlos fácilmente por medio de la memoria natural: una casa, un espacio intercolumnar, un rincón de la sala, un arco, y otras cosas similares. Las imágenes son ciertas formas, marcas o representaciones de lo que queremos recordar; por ejemplo, si queremos recordar un caballo, un león, un águila, nos convendrá recordar sus imágenes en unos lugares determinados. (Retórica a Herenio, III, XVI) El procedimiento es aparentemente sencillo: en primer lugar, se debe construir un espacio mental , es decir, un espacio abarcable por la mente, que pueda recordar con toda precisión cada uno de sus detalles. En ocasiones, se recomienda utilizar un espacio familiar para el "recordante"; en otros, se recomiendan palacios, teatros, casas con múltiples estancias. Este espacio —como muy bien señalaba U. Eco ("Sobre la dificultad de construir un Ars oblivionalis", Revista de Occidente, nº 100, Septiembre-1989)— es un espacio "sintáctico" o "sintagmático". Sirve para situar en él aquello que es necesario recordar. De forma escueta, la técnica consiste en establecer un espacio en el que situar unos objetos alusivos a lo que se quiere recordar. El "recordante" debe crear un espacio abarcable por su memoria natural. Ha de memoria» tiene ese sentido espacial que señalábamos. Todas las imágenes acuden y se van presentando ante él: Otras suelen salir amontonadas y de tropel; y aunque no sean aquellas las especies que entonces se pedían y buscaban, ellas se ponen delante, como diciendo: ¿Por ventura somos nosotras las que buscáis? Yo las aparto de la vista y aspecto de mi memoria con la mano y entendimiento, hasta que descubra lo que busco, y acabe de dejarse ver, saliendo de aquellos senos donde estaba escondido. También hay otras que se presentan fácilmente y con el mismo orden con que se las va llamando; entonces las primeras ceden su lugar a las que siguen, y cediéndole, vuelven a guardarse. Todo esto sucede verdaderamente cuando digo alguna cosa de memoria. La distinción que establece entre estas dos formas de presencia de las imágenes sugieren el uso de algún tipo de arte en el segundo caso. Unas imágenes le salen en tropel al viajero interior, que "las aparta con la mano"; otras, en cambio, llegan ordenadamente y van sustituyéndose. Hay unos datos en la memoria que no están sujetos a orden y cuya recuperación es confusa, y hay otros datos que llegan conforme van siendo invocados. Es importante esta distinción: en el primer caso, las imágenes salen al encuentro del viajero recordador; en el segundo, son llamadas. Selección y traducción a imágenes de lo recordable. Esta fase es de orden sintético y simbólico. Es sintética porque reúne una serie de datos en un sólo objeto, y es metafórica porque supone una traducción de un sistema de significación a otro. El "objeto-imagen" pasa a significar un enunciado o parte de un enunciado. Podemos calificar esta fase como "poética", en el sentido de que supone la concreción-transformación en símbolos. La imagen buscada no es arbitraria; ha de tener alguna posibilidad de asociación con los contenidos que representará. Desde el punto de vista de la economía del esfuerzo recordador, la imagen debería poseer el mayor grado de vinculación con el enunciado. Es decir, debemos poder deducir el contenido a partir de la "imagen-símbolo" con un mínimo esfuerzo. Si las imágenes-símbolo suscitaran un proceso en el que pudieran darse interpretaciones diversas por parte del sujeto recordante, las artes de la memoria tendrían una funcionalidad mínima. Los mecanismos de asociación enunciado-objeto simbólico pueden ser rebuscados, pero siempre han de ser evidentes para el sujeto, aunque pueden ser tan personales que sean ilegibles para otros. Umberto Eco señala: Yo puedo saberlo todo sobre el Gallo y no recordar que en un determinado sistema mnemotécnico debe recordar la soberanía. Y sólo cuando lo veo en conexión con Prometeo pongo en funcionamiento una zona precisa de mi competencia y recuerdo la soberanía. La astucia nmemotécnica (como la astucia de toda estrategia textual) consiste en fijar de alguna forma los rasgos pertinentes que deben ser evocados durante el proceso de rememoración, en detrimento de los demás (op. cit., p.24). El carácter personal del arte de la memoria se supone que permite al sujeto mantener una constancia en la selección de los elementos pertinentes de los objetos en cada contexto. La ambigüedad de la imagen elegida debería, en principio, producirse cuando es otro el que accede al conjunto de símbolos-objetos empleados. Es desde el momento en que una mnemotecnia debe ser compartida cuando se plantean los problemas de unificación del significado o, lo que viene a ser lo mismo, el proceso de unificación de los criterios de selección de los rasgos pertinentes que llevan a la univocidad del significado. Desde el punto de vista del sujeto constructor de la mnemotecnia es indiferente que los significados de los objetos sean compartidos, es decir, formen parte de la enciclopedia general. Lo importante para él -y la mnenotecnia siempre es un instrumento personal- es que sea capaz de retener los elementos pertinentes en cada caso. Sin embargo, también desde el punto de vista de la economía, siempre será más fácil construir sobre un sistema ya definido que proceder a la elaboración de un sistema propio que, por el hecho de ser original, debe ser retenido de forma memorística. Es decir, no sólo ha de retener los contenidos, sino también las nuevas reglas de codificación. Pedro Mexía explica así esta parte del proceso de constitución de los significados en los objetos: Como si el que huviesse de hablar en navegación en la primera parte, y en el segundo lugar de alguna batalla o guerra, y en el tercero de tractar de religión o religiosos, este tal, con la ymaginación, en el primero lugar que tuviese conocido, ymaginaría y pornía una nave que fuesse a todas velas; y, en el segundo lugar, señalaría un hombre peleando con otro; y, en el tercero, un religioso vestido de ábitos de religión (Silva.., III, 8). En este caso, como se observa, los elementos seleccionados tienen un elevado grado de evidencia. Se vinculan directamente con los significados, lo que hace que el esfuerzo para recordar su significado sea menor. El desplazamiento para la recuperación de la información. La mnemotecnia es una escritura. El desplazamiento visual sobre la página escrita se traslada aquí a un espacio que es recorrido para encontrar en él los elementos que construyen el enunciado que ha de ser recordado. Esos espacios mentales que fueron levantados son recorridos ahora, mediante un proceso de extrañamiento del sujeto, para encontrar lo que allí fue depositado. Recorrer esos espacios significa "leerlos", encontrar las unidades de significación dispuestas en las diversas estancias. Al igual que en la frase o en el texto, el orden es fundamental. Esas unidades son significantes, sí, pero lo que se reconstruye es un enunciado o una serie de enunciados. El orden del recorrido, es decir, la secuencia de encuentro con los objetos tiene un carácter sintagmático que posibilita que lo aislado tenga un sentido. El significado de los objetos se establece en función de las relaciones que mantienen dentro del conjunto-frase. Los tratadistas de la memoria sugieren que en ocasiones el recorrido puede comenzar en un punto diferente a su inicio. Se hace necesario recorrer el camino hacia atrás para poder alcanzar el sentido. Es lo que se entiende de forma coloquial como "coger el hilo" del discurso. Retroceder es como buscar en el párrafo anterior de una página los elementos que nos ayuden a comprender mejor aquel al que nos incorporamos. El movimiento de retroceso se hará hasta que hayamos recopilado la suficiente información como para comprender sin dificultad aquello con lo que nos vamos a encontrar. La traducción de los objetos encontrados a los contenidos que se quería recordar. Volvamos al ejemplo anterior tomado de Pedro Mexía: Después, llegando al primero, se representaría con la ymaginación la nave y se acordaría que avía de hablar de navegación; y, en el segundo, los hombres peleando le traerían a la memoria la materia de guerra o batalla; y el religioso, en el tercero lugar, le acordaría que avía de hablar de estado de religión. Y por esta manera para otros muchos propósitos, guardando la orden por muchos lugares, se pueden poner muchas ymágines (Silva.., III, 8). Podemos calificar esta fase como de lectura. Supone el "recorrido" ordenado por los "espacios" mentales para reencontrar los objetos-símbolos. De no ser por los testimonios existentes, nos sería muy difícil creer en la posibilidad de recorrer la propia mente para encontrar en ella los objetos que allí dejamos. ¡Qué dominio de las fuerzas mentales supone! ¡Qué formidable capacidad de concentración! La escritura supone una ayuda para el registro, pero es un elemento exterior, una grafía sobre un material no humano. Aquí la "escritura" se realiza sobre la propia mente y esos "objetos" permanecen estables, grabados en su orden, como los renglones de la página. El reencuentro supone la descodificación de los objetos. Los enunciados que representan se devuelven al sujeto. Pero, ¿pueden perder su significado? ¿Puede existir un olvido del sentido sin una pérdida del objeto? Imaginemos a un viajero sorprendido ante la presencia de un objeto que se resiste a ser reducido. ¿Por qué está allí? El efecto es similar a la duda que suscita una palabra desconocida en una página impresa. El poder representativo de las imágenes es elevado. Si la imagen ha sido cuidadosamente elegida debe poseer un elevado grado de evidencia. Si el recorrido ha sido cuidadosamente trazado, el "contexto" visual ayudaría a determinar el sentido de esos objetos. Es indudable que el almacenamiento exterior de la información nos hace perder gran parte de las capacidades mentales de retención. Escribir no es "recordar"; de hecho, escribimos para no tener que recordar. La escritura descarga de ese esfuerzo constante para evitar perder la información. Anteriormente leíamos la recomendación de "visitar" con cierta frecuencia los "espacios mentales" para "comprobar" que todo seguía en orden. Ese "visitar", que parece tener una carácter pasivo, es el ejercicio de recuerdo que mantiene las imágenes evitando que pierdan precisión, es decir, que se diluyan en el olvido. Es una forma de gimnasia mental. La memoria ha sido descalificada de forma imprudente e injusta en favor de otros sistemas de registro de los conocimientos, cuando jugaba un papel fundamental en el orden cultural y psíquico mundo antiguo. Cuando Giordano Bruno va ofreciendo sus complejos sistemas mnemotécnicos se le considera poco menos que un loco. No se ve el sentido de tamaño esfuerzo mental si se tienen a mano otros sistemas. La ley del mínimo esfuerzo funciona liberando energías para otros menesteres. Hemos establecido paralelismos entre las artes de la memoria y la realidad virtual. Es de justicia que establezcamos algunas de sus diferencias básica. La realidad virtual no es un espacio del recuerdo, sino, por el contrario, el espacio de lo desconocido. Independientemente de su campo de aplicación, es un terreno de "aprendizaje", no de recuerdo. En él no se desarrolla lo pasado, sino que se aprende mediante "modelos". La reconstrucción virtual de una antigua ciudad romana o un viaje por el interior del cuerpo humano tienen como función ofrecer una nueva experiencia, permitir a los sujetos enfrentarse a situaciones nuevas. Sin embargo existe un elemento que la realidad virtual no puede reemplazar: el placer de la construcción del mundo en que nos movemos mentalmente. El "arte" (técnica) de la memoria tiene un componente creador cuyo valor máximo es el esfuerzo. "Si no hay resistencia, no hay arte". Qué mayor resistencia que el mantener en pie ese mundo interior evitando su desmoronamiento-olvido. No puedo dejar de manifestar una sospecha que me ronda: los otros usos que las artes de la memoria podían posibilitar. Si alguien es capaz de dar tal solidez a los productos de su imaginación, por qué pensar que sólo se destinaban al recuerdo... Simónides, el fundador, fue un poeta; seguro que su mente, además de recordar, encontró otros usos gratificantes para esos viajes interiores, para esos vagabundeos. Permítanme comenzar con una frase que no es mía. Ha escrito Derrick de Kerhove, el continuador de la obra del gran visionario de los medios de comunicación de este siglo, Marshall MacLuhan, que "el futuro ya no es lo que era". Al futuro, como a los cuadros, hay que mirarlo desde cierta distancia. Nuestro problema es que, a diferencia de gente como Nostradamus, que podían permitirse el lujo de profetizar a varios siglos vista, tenemos ante nosotros un futuro de miniaturistas, por seguir con el símil de la pintura. Lo tenemos tan encima que, más que con un telescopio, hay que verlo casi con lupa. Como es evidente, esto reduce la situación del futurólogo a la del agente de bolsa, es decir, a la de alguien que trata desesperadamente de recopilar los datos del presente para poder tomar una decisión para el día siguiente. Evidentemente, yo no estoy aquí para diseñarles un futuro que desconozco cuándo empieza y cómo va a ser. Supongo que no esperan eso de mí. En cambio, me atrae la idea de "frontera" que se me propuso porque implica los dos lados de algo, una separación, un aquí y un allí casi sin solución de continuidad. Hablaremos, pues, desde este lado de la frontera, una frontera móvil, eso sí, una frontera que, como la de los pioneros, se va extendiendo con nuestras acciones diarias. Porque, en el fondo, somos, eso, pioneros ante una época que sentimos nueva, como el inicio de algo. A esta época se le ha denominado "Sociedad de la Información" y eso, a las personas relacionadas con el mundo de la comunicación en sus más diversas manifestaciones, nos gusta y nos halaga. Nos da la sensación de que es algo más nuestro que de los otros, que vamos a tener un mayor protagonismo en el futuro, que va a colocarnos en un lugar de privilegio y quizá no sea necesariamente así. Puede ser que ustedes tengan claro qué es eso de la "Sociedad de la Información". Yo, sinceramente, no con demasiada claridad, aunque lo intento con cierta asiduidad hilando cabos y recogiendo detalles con los que voy tratando de perfilar ese concepto, tratando de darle un sentido y una coherencia. Y creo que es por lo primero que deberíamos preguntarnos. Al fin y al cabo, es el futuro al que todos nos dirigimos. Creo que, a diferencia de otros momentos de la historia en los que ha existido un grado menor de autoconciencia, la construcción de ese futuro a corto, medio y largo plazo es competencia de todos nosotros. Y, al decir "todos", me estoy refiriendo incluso a aquellos a los que no se tiene en cuenta tradicionalmente en estos menesteres. Marshall MacLuhan escribió: Todos los individuos, deseos y satisfacciones están copresentes en la era de la comunicación —en La aldea global—, y tenía razón. Creo que es importante, puesto que a todos nos afecta, que dediquemos algunos minutos a tratar de explicar qué significa o, al menos, qué entiendo yo —que tiempo habrá para el debate posteriormente— por eso de "Sociedad de la Información". Comenzar por aquí nos permitirá comprender aspectos más específicos más adelante. seres que se encuentran muy adaptados a un medio, cuando, por circunstancias críticas, cambia radicalmente ese medio, lo pasan peor que aquellos con un grado menor de adaptación. La palabra clave en estos últimos años ha sido "convergencia". Parecía ser una palabra mágica capaz de resolver el profundo conflicto en el que nos vemos inmersos. La convergencia es el intento de los grandes gigantes de la industria de la comunicación y el entretenimiento de evitar que el entorno cambie en su contra. Su poder es tan grande que pueden conformar el futuro a su medida o, al menos, lo intentan. Esto es lo propio de los grandes gigantes económicos; su poderío se manifiesta, precisamente, en esa capacidad para diseñar el campo e imponer las reglas del juego. Sin embargo, esta vez las cosas son muy distintas. El mundo digital no es un mundo diseñado artificialmente y, en gran medida, escapa al control de los grandes grupos. Es cierto que existe un gran acuerdo mundial sobre el desarrollo de las telecomunicaciones y unos planes estratégico-comerciales que abarcan el diseño de infraestructuras y tecnologías para un futuro inmediato. Pero también es cierto que la gran movilidad y productividad que permite el ámbito digital obliga a remodelar constantemente las estrategias. Lo digital no es lo informativo. Lo informativo es una parte de lo digital. El alcance de la revolución digital se manifiesta precisamente en este carácter de incontrolable, en su crecimiento vertiginoso. Su profundidad es social y cultural y, por tanto, hay muchas decisiones en manos de los individuos. Creo que será revelador analizar, aunque sea brevemente, el caso que a mi entender mejor simboliza esta tensión entre los deseos de los grandes grupos y el desarrollo social. Podríamos titularlo como La lucha entre el televisor y el ordenador. La lucha entre el televisor y el ordenador. Habrán tenido ocasión de leer o escuchar a lo largo de estos últimos años noticias, que podemos calificar de necrologías avanzadas sobre la llamada "muerte del PC". Hay otras versiones que se limitan a proponer esa especie de lobotomía informática que se llama el "PC tonto" o PC desprovisto de disco de almacenamiento. Estas informaciones no son casuales ni fruto de lucubraciones de analistas despistados. Responden a esa lucha por lograr la hegemonía en la era de la Información. En este sentido, televisión y ordenador son combatientes en una lucha sin cuartel. A la gran industria y a los grandes grupos de comunicación les interesa un simple receptor, un televisor mejorado, digital e interactivo, sí, pero televisor, al fin y al cabo. El modelo televisivo de la información es el que mejores resultados ha dado en el pasado y es el que permite negociar grandes paquetes informativos, desde una liga de fútbol hasta la producción completa de una productora cinematográfica. Con la televisión, siempre se habla de miles de millones, de dólares o de pesetas, pero siempre de miles de millones. Por mucho que se diversifique y especialice, por mucho que se divida en canales temáticos, las audiencias también son millonarias, normalizadas por el efecto de la universalización cultural, receptoras de unos mismos contenidos, demandantes con necesidades, inducidas o no, similares. La televisión es el espectáculo global, universal, y el espectador es también un espectador universal. El mundo digital es, por el contrario, el de la diversidad. Cada ordenador puede abrir una puerta a la sociedad de la información. Convierte al receptor pasivo del televisor en productor activo en un campo también universal, el cyberespacio. Además, crea un sentimiento de pertenencia, de comunidad entre sus miembros, pueden organizarse; les permite hablar entre ellos y manifestar sus opiniones libremente, ser críticos con lo que se tercie; sus respuestas son fulminantes y contundentes. Al existir múltiples fuentes a su alcance, son menos manipulables o, si se prefiere, dado que toda fuente es manipulable, tiene más puntos de contraste; de hecho, cada usuario es potencialmente una fuente de información, puede convertirse en un nuevo medio con muy poco esfuerzo. Tampoco temen a los grandes dinosaurios de la industria: recuerden el caso del error del procesador Pentium y los miles de millones que le costó a la compañía Intel. Ni a la industria ni a las instituciones políticas. El escándalo Lewinsky nació en Internet, aunque otros medios tradicionales habían tenido conocimiento previo. La única gran derrota del Sr. Gates se la infligieron los usuarios de Internet, que rechazaron su MSN (Microsoft Network), y le obligó a retirarse a sus cuarteles de invierno de las Intranets, aunque de nuevo vuelve al ataque. Incluso, en estos últimos tiempos asistimos al apoyo de los grandes de la industria, como la IBM, al sistema operativo Linux, generado a través de la comunidad, como intento de frenar el avance del todopoderoso Gates. Este caso es especialmente significativo y algo de esta naturaleza hubiera sido impensable hace unos cuantos años. Los intentos de restringir el ámbito del ordenador personal a la esfera del trabajo e introducir en los hogares esa suerte de ordenador tonto, de caja de navegación sin capacidad productiva, o de producir un supertelevisor que absorba las funciones de todos los demás aparatos de comunicaciones, desde el fax a Internet, desde la radio al teletexto, pasando por el contestador telefónico, es precisamente el intento de redirigir las audiencias hacia ese modelo información-entretenimiento característico de la televisión en detrimento del informático. Un modelo —el televisivo— controlable desde un despacho, diseñable, programable, como había sucedido hasta el momento, un modelo como en los viejos y buenos tiempos. Pero el campo ha cambiado definitivamente; es difícil que se pueda alterar el curso de lo digital. Habrá espacio controlados, pero ya no serán los únicos. La libertad de los usuarios no es fácilmente anulable. Ya no tienen sentido esos ataques contra la morralla existente en Internet, o la falta de credibilidad de sus fuentes, o reírse de las tonterías que la gente dice en los "chats", o considerar narcisistas las páginas personales de la red. A quien le corresponda tiene que entender que la Red no es un medio, sino un espacio; que no es algo diseñable, sino habitable; con usuarios, pero con vecinos. Los modelos de la prensa y la televisión: una elección en la era digital. La televisión y la prensa han ido depurando sus modelos informativos a lo largo de su historia. Han tratado de ser, a la vez, competitivos y complementarios. La llegada de los medios digitales nos revela nuevos aspectos de esta lucha entre modelos diversos. La gran pregunta es: ¿cómo ha de ser la información en la era digital? Para poder responderla —al menos, para poder dar una respuesta posible— hemos de tener en cuenta una serie de circunstancias previas que no se suelen tener en cuenta al hablar de información. Tradicionalmente, al analizar comparativamente los dos medios, solo se han tenido en cuenta tres parámetros: la cantidad, la velocidad y la extensión de la información. De esta forma, se decía que la prensa ofrecía más cantidad de información que la televisión; que la televisión era más rápida que la prensa o que la televisión llegaba a más receptores que la prensa. Ha sido la prensa la primera, no sin reticencias, en llegar al campo digital. Es necesario insistir, por lo revelador de las actitudes, que la entrada de los medios impresos en el campo digital fue más por obligación que por devoción. A la primera actitud de desprecio siguió otra de prevención, de temor a aquello que crecía de forma alarmante a gran velocidad. Los medios impresos entraron en el medio digital por temor a perder posiciones en algo que no tenían demasiado claro cómo iba a evolucionar, pero que pronto tuvieron muy claro que les iba a afectar de forma directa. Había que estar allí por lo que pudiera pasar. Los medios impresos, temerosos de una segunda reestructuración crítica, como la provocada por la televisión, fueron tomando posiciones en la carrera digital. Su primer intento fue el simple volcado de la información en las redes de comunicación. Los lectores de los periódicos encontraban un duplicado del papel en la pantalla del ordenador. El debate se inició inmediatamente: ¿debían repetir los periódicos las fórmulas y formatos propios del papel en las redes? La conclusión fue rotunda: no. Pero en lo que no se logró un acuerdo fue en qué había que hacer. La palabra clave apareció pronto: interactividad. Los medios debían ser interactivos. Es decir, debían dar entrada a la participación de los lectores. Pero, ¿qué era eso? Permítanme que les cuente una anécdota. Cuando el periódico de habla hispana de más tirada de todo el mundo se lanzó a la red, recuerdo la lectura, durante una interminable descarga de página, de un eufórico texto pleno de retórica, en el que se decía que el diario quería romper las estructuras convencionales, dar entrada al mundo de los lectores, abrirlo a su participación, contar con ellos para todo... y para alcanzar estos fines revolucionarios en el mundo de la información cada día haría una encuesta sobre un tema fundamental que permitiera el diálogo y la participación de todos. Bien, la tan esperada pregunta, situada al final de aquel largo discurso, la primera pregunta, era muy directa: ¿Pelé o Maradona? La interactividad se ha convertido en una especie de mito que desconoce cuál es el alcance del Medio. Se entiende como una especie de circo peculiar que los medios deben organizar alrededor de lo que les es propio: la información. Así, los medios se ven obligados a establecer tertulias, a realizar sorteos, concursos, etc. Cualquier cosa con tal de que los posibles asistentes a sus páginas estén entretenidos. No hace mucho —y disculpen esta nueva anécdota, pero creo que son detalles reveladores— tuve ocasión de entrar en unas páginas realizadas por alumnos de una Facultad de Ciencias de la Información española. El profesor les había dado una especie de listado con las características principales que debían tener los medios en la red y que ellos debían evaluar en las publicaciones digitales que eligieran para su trabajo. Los resultados de las investigaciones escolares venían a ser muy parecidos: "permite poca interactividad, solo el correo electrónico para consultas". En los últimos tiempos se ha podido comprobar que los periódicos en la red se han llenado con lo que es el equivalente de los "pasatiempos" y, sin embargo, han limitado las consultas hemerográficas a la semana anterior respecto al número vigente. De seguir así, dentro de poco, los periódicos en vez de contratar periodistas contratarán animadores sociales. El reto al que se enfrentan los medios de información en la era digital es tan sencillo como difícil: deben cumplir la función que tienen asignada aprovechando los nuevos recursos para ofrecer mejor servicio y calidad. Algo tan sencillo como esto, pero muy fácil de olvidar. Lo único que, como mínimo, debe tener claro cualquier empresa es para qué existe. A mi modo de entender, deben evitar una gran tentación: la tentación de desviarse de sus funciones informativas tratando de buscar, por medios no específicos, unas audiencias que todavía no están definidas en el campo digital. Lo único que conseguirán es desvirtuar su función y, poco a poco, ir perdiendo su propia identidad. Esto es el resultado de una construcción precipitada de su posición relativa dentro del sistema informativo general. Cuando sabemos dónde está el Norte, es fácil orientarse; si el Norte cambia continuamente, ya no es tan sencillo saber dónde se está. La evolución constante del nuevo espacio, en gran parte debido a la creciente ampliación de sus posibilidades tecnológicas, hace que en muchos casos se estén dando palos de ciego. El gran reto, pues, es saber qué se es, primero, y qué se quiere ser, después. Debemos retomar aquí algo de lo que indicábamos en el inicio: la aceleración de los cambios. ¿Es posible un escenario estable o estamos condenados a la remodelación permanente? De todos los medios de información, la situación más preocupante es la de la Prensa. Los motivos son obvios: la Prensa es un invento del siglo XIX; está ligado a un soporte concreto, material: el papel. Los periódicos se miden por sus tiradas. Por el contrario, la Radio y la Televisión son medios eléctricos, no tienen soportes, sino receptores. Su electrificación le hace fácilmente digitalizable, porque lo que se hace digital es la señal. En los periódicos hay que cambiarlo todo. Obsérvese la ironía: los primeros en digitalizarse por medio de la informatización fueron los periódicos. Mucho antes de que los ordenadores entraran en los estudios de televisión o en los de radio, ya habían entrado en las redacciones y en las imprentas. Sin embargo —y aquí radica la parte cruel de la ironía— todo este proceso de informatización estaba puesto al servicio del papel. La Prensa, que debe su nombre al instrumento mecánico que imprimía el papel, lleva camino de no tener material sobre el que estampar sus noticias. La Prensa, el medio más prestigioso en cuanto a la información, el de más solera, tiene que decidir si lo sustancial de su función es imprimir sobre papel o transmitir información. La decisión no es fácil porque es el soporte y sus características el que establece la identidad y las formas de consumo, el que establece las condiciones de la emisión y la recepción. Pero lo realmente importante no es el soporte, sino la función que cumplen, su capacidad para alcanzar los fines propuestos. sino, como decíamos, en la gestión de la información. El documentalista tiene que dejar de ser el simple apoyo del informador para la elaboración de las noticias, para ser la persona que manipule y estructure, conforme a diversos proyectos, la información que se almacena. La gran riqueza de los periódicos no son solo las noticias, sino su fondo documental, que no ha de ser un fondo pasivo, sino activo. El documentalista puede y debe darle vida. 7. El concepto de "periódico", como unidad empaquetada y cerrada de información debe cambiar. Es necesaria una oferta informativa —siempre informativa— más amplia. Para ello es necesario el estudio de las necesidades de los lectores, ajustar los formatos a sus necesidades. Esto no implica pérdida de la función informativa, sino maleabilidad, plasticidad en el servicio. 8. No nos dejemos engañar por la fascinación de lo audiovisual: la Red, hoy por hoy, es textual en un 90%. No hay que creer a los profetas de lo audiovisual, a los que anuncian, como un logro o como una desgracia, la muerte de la letra y el estallido de la imagen. Es cierto que la presión de los grandes grupos busca redes más rápidas para que quepan en ellas los servicios audiovisuales. El cable se plantea como el medio de desarrollo de lo audiovisual. Pero esto no significa que la información deba extinguirse en su formato textual. Las diferencias entre la imagen y la palabra son lo suficientemente claras y amplias como para que cualquiera de ellas deba fagocitar a la otra. Otra cuestión es con cuál se puede hacer más y mejor negocio, es decir, la perspectiva comercial de nuevo. Los grandes grupos de comunicación comenzaron a tener en cuenta Internet en el momento que se estableció una correlación clara entre el tiempo que dejaba de pasar la gente delante del televisor para ponerse a navegar por la red. 9. Saquemos partido a las posibilidades, pero no nos dediquemos a lo que nos desvirtúa si nos aleja de nuestra identidad y función. La posibilidad de romper las barreras físicas de la información impresa y dar salida a más y mejor información a través de los medios digitales; la posibilidad de acceso selectivo a la información; la reelaboración de los fondos documentales; el establecimiento de diversos niveles de intensidad informativa conforme a las necesidades de los usuarios, etc.; son posibilidades abiertas al mundo de la información 10. El problema de la dispersión de las audiencias y el efecto directo que tiene sobre las contrataciones publicitarias, sostén de los medios hasta el momento, nos debe hacer buscar otras formas de segmentación de los usuarios. Una posible respuesta podría ser las especializaciones temáticas dentro de los medios. Hay mucha más demanda de información especializada de la que se supone. Secciones actualmente limitadas o demasiado generales pueden desarrollarse según la demanda interesada de los lectores. Una de las más grandes ventajas de los medios digitales es que el aumento de información no implica aumento de espacio. ¿Los límites?: los de nuestro esfuerzo. 1.- Ciberespacio: consideraciones sobre su naturaleza. Aunque el término “Ciberespacio” provenga del mundo de la literatura de ficción -apareció en la obra de W. Gibson, Neuromante, en 1984 y allí es definido como una “alucinación consensual”-1, lo cierto es que prendió pronto en el vocabulario popular para identificar una nueva realidad que estaba formándose poco a poco. Esta introducción indirecta de un término recogido de otro ámbito ha hecho que su aplicación no sea, muchas veces, lo suficiente precisa a la hora de manejarlo. Sin embargo, su implantación rápida muestra el grado de identificación obtenido por el término con la realidad a la que designa, aunque esta realidad esté por describir, definir y explicar. En otras ocasiones, hemos definido el Ciberespacio como un espacio virtual de interacción, es decir, básicamente como un espacio-sistema relacional. A diferencia de otros tipos de espacios, que pueden ser utilizados para distintas funciones, pero que tienen una naturaleza física primaria, el Ciberespacio surge directamente como un espacio relacional. Dos personas pueden encontrarse en un lugar y comenzar allí algún tipo de relación, pero ese espacio estaba ahí antes y seguirá después de que esa relación termine. El Ciberespacio existe solamente como espacio relacional; su realidad se construye a través del intercambio de información; es decir, es espacio y es medio. Una red sin interacción entre sus miembros deja de ser una red; la red existe porque existen relaciones entre sus integrantes. Este carácter emergente del Ciberespacio hace esencial vincularlo con aquello que determina su emergencia: con la idea de comunicación. El Ciberespacio surge en y por la comunicación, de ahí su doble naturaleza de espacio y medio. Es, por tanto, un espacio que se genera cuando se producen ciertos tipos de comunicación. La diferencia entre un espacio físico y un espacio virtual generado en el acto de comunicación es esencial para comprender la naturaleza del Ciberespacio. De esta circunstancia se derivan toda una serie de consideraciones y características que lo convierten en algo históricamente único, en una experiencia humana nueva. De la “alucinación consensual” de Gibson se ha pasado a un mundo virtual, por un lado, pero real por otro, si entendemos como real un mundo en el que es posible realizar acciones y tomar decisiones. Son cada vez más las zonas de equivalencia o las sustituciones de actividades entre ambos mundos. Ciertas tareas que antes era necesario realizar físicamente, ahora se pueden realizar a través de escenarios virtuales alojados en el Ciberespacio. En muchos casos, la eficacia del mundo virtual ha hecho desaparecer del mundo real elementos que no hace mucho parecían firmemente anclados en nuestro entorno material. 1.1.-Realidad, Virtualidad, Ficción. Hasta hace poco las diferencias se establecían entre “mundos reales” y “mundos ficticios”. La distinción entre ellos parecía sencilla. La entrada del concepto de “virtualidad” ha complicado bastante las cosas, ya que lo virtual no es lo imaginado/imaginario, como sucede con lo ficticio, sino que en los nuevos escenarios virtuales es posible realizar ciertas acciones, que lo acercan más a una nueva forma de realidad que a una nueva forma de ficcionalidad. La idea misma de “realidad virtual” es en sí misma paradójica. Cada uno de los dos términos parecen apuntar en direcciones lógicas contrarias. Si la realidad es lo que “es”, la virtualidad apunta hacia la apariencia, a lo fantasmal, al espejismo de realidad. Sin embargo, no nos encontramos exactamente ante una “alucinación consensual”, como señalaba Gibson, sino ante la disolución estructural de los límites del concepto mismo de realidad. A diferencia del positivismo decimonónico, la Posmodernidad nos ha acostumbrado a dudar de la realidad de la realidad desde múltiples perspectivas. En la expresión de Gibson, “alucinación” se opone a lo que no lo es, diferenciando y salvaguardando una realidad sólida frente a lo irreal de la alucinación. Lo virtual, en cambio, no es una alucinación y su grado de consenso es relativo, ya que no necesita de nuestra confirmación o adhesión para existir. Lo virtual, al igual que lo real, están ahí, dados... en la medida en que su aparición no es fruto de un desajuste interno de la percepción, sino de la construcción, deliberada y consciente, de un nuevo espacio en el que desarrollarnos como humanos. En última instancia, se da la paradoja —o la ironía, o ambas—, de que podemos dudar de la realidad, pero no de la virtualidad, en la medida en que el estatus de la realidad se ve cuestionado, pero no el de la virtualidad, puesto que es el resultado de nuestra voluntad contructiva. La "realidad" pasa a ser un concepto duro que se resquebraja por su misma dureza, mientras que la virtualidad es un concepto blando por su propio carácter artificial. Lo real es lo dado, mientras que lo virtual es lo creado. Definir el Ciberespacio como un espacio virtual de interacción supone, entonces, reconocer que se ha creado un ámbito en el que no vivimos alucinados, sino plenamente humanos, desarrollando partes de nuestras potencialidades. Este espacio virtual nuevo está constituido, básicamente, por la ampliación de nuestra capacidad de comunicación, es decir, de interacción. En ocasiones, se entiende el Ciberespacio como una gran acumulación de información. Esto es cierto, pero no es lo básico. No dejaría de ser simplemente una gran base de datos en la que los usuarios se limitarían a localizar información y saldrían como de cualquier biblioteca. Lo básico son las posibilidades de interacción; esta capacidad de interactuar se ve también ampliada respecto a otras formas más limitadas anteriores. A diferencia de otros medios -el Ciberespacio es también medio-, permite la convivencia, la construcción de relaciones de diversos tipos y grados. Es, en efecto, espacio en todos los sentidos, aunque sea virtual. La base de este espacio virtual y relacional, punto de encuentro, lugar de convivencia, es la comunicación, el intercambio de información. Es necesario, para comprender su especificidad, analizar las formas de comunicación que permite. 2.- Tipos y niveles de comunicación en el Ciberespacio. Las comunicaciones que se establecen son de tres tipos básicamente: a) las relaciones de intercambio de información entre máquinas; b) las relaciones de intercambio de información entre hombres y máquinas; y) las relaciones de intercambio de información entre seres humanos a través de las máquinas. Estos tres tipos de intercambios de información no deben pensarse como elementos separados. La realidad es que en el Ciberespacio quienes se comunican directamente son las máquinas. Son ellas las que actúan como mediadoras para posibilitar nuestras comunicaciones interpersonales. El Ciberespacio es, pues, un espacio relacional cibernético, en el que una máquinas, que constituyen una redes, sirven de medio para que se establezcan unas comunicaciones entre humanos. El hecho es que estos tres tipos de comunicaciones se dan simultáneamente, formando parte de un proceso: (1) para establecer contacto con otros seres humanos que están en otros puntos de la red, (2) nosotros nos comunicamos con las máquinas, (3) que se comunican entre sí. Sin embargo, el utilizar el término “comunicación” tanto para máquinas como para hombres, o entre hombres y máquinas, puede inducirnos a error si pensamos que estos procesos de intercambio de información son de la misma naturaleza. Efectivamente, en los tres casos se produce un intercambio de información, pero estos tienen fines y condicionantes distintos. Los fenómenos de intercambio de información se dan prácticamente en todos los niveles de la escala biológica y es la forma de regulación o de autorregulación de los sistemas complejos. Pero lo que nos interesa en este momento son dos tipos de fenómenos de intercambio y su naturaleza: los que se producen entre seres humanos y máquinas y su interrelación. Intercambio de información Seres humanos F 0 E 0 intenciones Máquinas F 0 E 0 instrucciones/órdenes 2.1.- Los intercambios de información entre máquinas. Las máquinas poseen sus propios lenguajes; aquellos que, creados por los seres humanos, se han realizado para que ellas puedan responder a los requerimientos de otras máquinas o de los seres humanos cuando demandan de ellas algún tipo de respuesta/acción. Estos lenguajes posibilitan sus programas para el procesamiento de la información que entra y sale de ellas. Los lenguajes de las máquinas están diseñados para que se establezcan los intercambios de información necesarios para que alcancen el objetivo (meta) predeterminado. Dos o más máquinas conectadas suponen una ampliación de sus propios sistemas, inicialmente aislados, y la creación de un sistema más amplio en el que fluye la información aumentando su capacidad de actuación, es decir, de procesamiento. El ejemplo más claro son los proyectos de trabajo distribuido en los que las máquinas integrantes de una red pueden trabajar colaborativamente destinando una parte de sus recursos a crear un macro-ordenador, virtual emergente, con una capacidad de procesamiento muy superior a la de cada uno de ellos individualmente. Esto es posible gracias a la existencia de lenguajes comunes, que posibilitan el procesamiento de señales/ instrucciones por parte de las diferentes máquinas y su colaboración en una meta/tarea común. 2.2.- La comunicación de los humanos con las máquinas Las máquinas son sistemas que poseen dispositivos de entrada y de salida. En nuestro caso, es en los primeros donde se establecen las interfaces que posibilitan el intercambio entre máquinas y seres humanos. Para que sea posible comunicarse con la máquina es necesario establecer un lenguaje comprensible para que traduzcamos nuestras intenciones en órdenes. Los límites de nuestras intenciones están en los límites de las ordenes que la máquina puede aceptar para procesarlas. Es decir, que nuestras posibilidades comunicativas se reajustan en función de aquellas que la máquina puede aceptar y convertir en salida lógica o mecánica. 2.3- Los humanos se comunican a través de máquinas. una proyección virtual, tiende a establecer un tipo de principios de libertad, que en cierta forma, se desprenden de la liberación de lo corporal que el Ciberespacio supone, en contraste con el mundo material. El final del Manifiesto de Barlow no deja lugar a dudas en este sentido: Debemos declarar nuestros "yos" virtuales inmunes a vuestra soberanía, aunque continuemos consintiendo vuestro poder sobre nuestros cuerpos. Nos extenderemos a través del planeta para que nadie pueda encarcelar nuestros pensamientos. Crearemos una civilización de la Mente en el Ciberespacio. Que sea más humana y hermosa que el mundo que vuestros gobiernos han creado antes. Esta “civilización de la Mente” a la que se alude es la que se deriva del carácter inmaterial del Ciberespacio. La Mente-Información es inmaterial y la materia es vista, en una línea casi roussoniana, como el principio de todos los males: la materia es lo que se posee, lo que diferencia a unos de otros, lo que se compra y vende, lo que se roba..., frente a las ideas, que es lo que se comparte, se intercambia, etc. El tercer texto adjunto es un ejemplo de otro tipo de utilización del Ciberespacio. Los defensores de la Utopía Animal ven en la Red la posibilidad de reforzar sus objetivos externos. Primero, como vínculo vertebrador del propio grupo, que en el espacio virtual puede alcanzar una extensión global, y como canal de difusión de sus logros. Para ellos la red es una forma de estructurarse con vistas a un mejor funcionamiento. El objetivo no es la Red, como en los casos anteriores, sino la posibilidad de utilizarla para mejorar su propio funcionamiento grupal y que esta mejora redunde en la consecución de sus ideales/objetivos. Existen otros muchos ejemplos de cómo el Ciberespacio sirve para crear nuevas formas de estructuración social, tanto de forma interna como externa. Para cada uno de estos agentes sociales, el Ciberespacio supone una plataforma de acción, variando los enfoques y la autoconsideración en función de sus objetivos finales. Creemos que el estudio de estas articulaciones sociales debe realizarse desde una perspectiva que considere el Ciberespacio como una unidad sistémica estructurada en múltiples subsistemas que establecen su riqueza y variedad socio-cultural. De igual forma, como hemos podido apreciar, esta perspectiva estaría incompleta si no se estudiaran conjuntamente sus relaciones con el mundo mediante el cual, por contraste, se define: nuestra realidad cotidiana. 4.- El Ciberespacio: sistema y entorno. Desde una perspectiva sistémica, el ciberespacio se constituye como un espacio diferenciado respecto de un entorno. Esta diferencia es la que se establece entre el mundo “real” respecto a un mundo “virtual”. Si concebimos el ciberespacio como “sistema”, el mundo real se constituye como su entorno diferencial. Niklas Luhmann señala: El punto de partida de cualquier análisis teórico-sistémico debe consistir en la diferencia entre sistema y entorno [...] Los sistemas están estructuralmente orientados al entorno, y sin él no podrían existir: por lo tanto no se trata de un contacto ocasional ni tampoco de una mera adaptación: Los sistemas se constituyen y se mantienen mediante la creación y la conservación de la diferencia con el entorno, y utilizan sus límites para regular dicha diferencia. Sin diferencia con respecto al entorno no habría autorreferencia ya que la diferencia es la premisa para la función de todas las operaciones autorreferenciales. En este sentido, la conservación de los límites (boundary maintenance) es la conservación del sistema.4 Tal como indica Luhmann, el hecho diferencial es la base, el punto de partida, para la comprensión de un sistema. En los supuestos teóricos de Luhmann, identidad y diferencia son los dos principios básicos en la determinación del sistema. Ambos principios son necesarios y complementarios: es la diferencia la que permite alcanzar la identidad frente al entorno. En este caso, nos encontramos ante un sistema, el Ciberespacio, con una doble condición: su base material (redes, hardware, etc.) y su uso social (usuarios, relaciones y procesos). En cuanto sistema, el Ciberespacio puede ser incluido entre los sistemas sociales. Las taxonomías de los sistemas establecen tres modos en función de los elementos que los constituyen: sistemas abstractos, sistemas de objetos y sistemas de seres vivos. En los primeros, son las ideas las que entran en interrelación; los sistemas de objetos pueden ser ejemplificados con las máquinas y, por último, los sistemas de seres vivos van desde los organismos más elementales a los más complejos sistemas sociales. Sin embargo, esta inclusión en el grupo de los sistemas sociales no debe hacernos olvidar su pertenencia también al segundo de los grupos, los sistemas constituidos por objetos, máquinas en este caso. Esta doble condición debe ser tenida en cuenta en todo momento, ya que de olvidarla se pueden producir múltiples errores de percepción y conceptuales. El Ciberespacio es, entonces, un sistema social constituido sobre un sistema tecnológico y las posibilidades emergentes del primero están en función de los desarrollos que se dan en el segundo. Es decir, la tecnología, entendida como arquitectura material del sistema, es la que posibilita el establecimiento de los tipos de interacciones entre los elementos que constituyen el sistema social. De esta forma, estos dos sistemas de diferente naturaleza, el tecnológico y el social, se imbrican formando un sistema emergente denominado “ciberespacio”. La mayor o menor transparencia tecnológica no supone anulación alguna, sino precisamente lo contrario: su mayor integración. En la medida en que el sistema tecnológico subyacente se hace invisible, más natural se hace el social. Sin embargo, esta invisibilidad está en función, precisamente, de su condición de límite, de frontera del sistema social. Es la tecnología la que establece el repertorio estructural de lo posible social. Como abanico de lo posible, como estructura límite, es en el segundo nivel en donde la contingencia del sistema se actualiza a través de las decisiones constructivas de los usuarios que utilizan las posibilidades tecnológicas para realizar sus necesidades sociales. Esta interacción entre los dos sistemas o, mejor, subsistemas del Ciberespacio es determinante, ya que su evolución se produce mediante las ampliación de las posibilidades estructurales de los límites tecnológicos. Es decir, la tecnología es el límite, pero sus límites son ampliados por la actuación de los agentes sociales. Si los sistemas en su conjunto están orientados hacia metas, que son las que determinan su evolución o cambios de estados, en el Ciberespacio estos objetivos generales son, desde nuestra perspectiva, la fusión entre los deseos sociales y las posibilidades tecnológicas de su realización. Es decir, el Ciberespacio evoluciona hacia unas metas básicamente sociales. Estas metas u objetivos, como es propio de los sistemas autopoiéticos5, se cumplen gracias a un proceso permanente en el que son los propios elementos integrantes del sistema los que producen los nuevos elementos del sistema. Como sistema, entonces, el Ciberespacio evoluciona a través de una serie de metas que pueden ser desglosadas de la siguiente forma: 1. Objetivos sociales que buscan su cumplimiento a través del Ciberespacio. Su realización es exterior; su cumplimiento es la forma de modificar el entorno social. 2. Objetivos sociales que buscan su cumplimiento en el interior del propio sistema. 3. Objetivos tecnológicos que buscan modificar las condiciones de la arquitectura del sistema para posibilitar las actuaciones sobre el entorno. 4. Objetivos tecnológicos que buscan mejorar las propias condiciones del sistema aumentando su eficacia, entendida como mejora y ampliación de sus posibilidades. Este desglose nos muestra que el sistema dirige sus acciones tanto hacia su interior como hacia el entorno. Con este doble movimiento, exterior e interior, es posible que el sistema evolucione y cumpla los objetivos-metas fijadas. En el primer caso, el Ciberespacio es utilizado como un medio para el cumplimiento de unos objetivos exteriores. Podemos decir que no encontramos ante un uso instrumental del Ciberespacio, ante su uso como herramienta de actuación sobre el entorno. Como ejemplo de esto, podemos considerar todos aquellos usos que buscan el apoyo comunicativo a través del Ciberespacio. [ejemplo Objetivo 1: http://www.ucm.es/info/especulo/salvador/index.html] En el segundo de los casos, el Ciberespacio permite la realización de objetivos sociales que se cumplen en el interior del propio sistema. Ya no nos encontramos ante un medio, sino ante un espacio de convergencia: las actividades se realizan dentro del ciberespacio mismo y no es posible su realización en el exterior. [objetivo 2] Un ejemplo de esto son todos aquellos espacios de la red en los cuales se desarrollan actividades específicas que no pueden ser realizadas fuera de ella. Las comunidades de jugadores on-line, por ejemplo, son características de este tipo de cumplimiento de objetivos. La actividad que desarrollan solo puede realizarse en el Ciberespacio, que sirve en este caso de espacio de encuentro. Estén donde estén, convergen en el espacio emergente que se genera con su propia actividad. La actividad -el juego, la partida- sucede exclusivamente en el ciberespacio y solo allí puede suceder; mientras dura, los participantes están constituyéndose como comunidad virtual, como un subsistema dentro del sistema. Este espacio virtual, creado por el acto comunicativo, dura mientras dura la comunicación. Los usuarios LUHMANN, Niklas (1997): Organización y decisión. Autopoiesis, acción y entendimiento comunicativo; Barcelona, Anthropos. LUHMANN, Niklas (1998 2ª): Sistemas sociales. Lineamientos para una teoría general. Barcelona, Anthropos, p. 40. Notas: [1] William Gibson: Neuromante, Barcelona, Minotauro, 2002, p. 14. En una entrevista realizada el 23 de noviembre de 1994 para el programa de la TV sueca Rapport, el escritor William Gibson contestaba a la pregunta sobre qué era el “Ciberespacio”: —What is cyberspace? —Cyberspace is a metaphor that allows us to grasp this place where since about the time of the second world war we've increasingly done so many of the things that we think of as civilization. Cyberspace is where we do our banking, it's actually where the bank keeps your money these days because it's all direct electronic transfer. It's where the stock market actually takes place, it doesn't occur so much any more on the floor of the exchange but in the electronic communication between the worlds stock-exchanges. So I think that since so much of what we do is happening digitally and electronically, it's useful to have an expression that allows that all to be part of the territory. I think it makes it easier for us to visualize what we're doing with this stuff. [2] Computer-Mediated Communication (CMC) refers to human communication via computers-- including computer network communication on the Internet and the World Wide Web. Definición que da el Computer-Mediated Comunication Studies Center. [ [3] Ver el texto en el anexo nº 1. [4] Niklas Luhmann (1998 2ª): Sistemas sociales. Lineamientos para una teoría general.. Barcelona, Anthropos, p. 40. [5] Javier Torres Nafarrate, explicando el uso que Luhmann hace del concepto de “autopoiesis” de Humberto Maturana, señala: “Los sistemas vivos, los neuronales, las conciencias, y los sistemas sociales son (para Luhmann) sistemas autopoiéticos, esto es, sistemas que se llevan a cabo gracias a una reproducción recursiva de sus elementos como unidades autónomas. El concepto de autopoiesis esta tomado en la dirección de la autoconservación del sistema mediante la producción de sus propios elementos” (“Introducción. Invitación a la lectura de la obra de Maturana”, en Humberto Maturana (1995): La realidad: ¿objetiva o construida?, Barcelona, Anthropos, p. XXIV. [6] Cf. para ver el uso que Luhmann hace del concepto de Maturana: LUHMANN, Niklas (1997): Organización y decisión. Autopoiesis, acción y entendimiento comunicativo; Barcelona, Anthropos. Anexo 1: DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA DEL CIBERESPACIO por John Perry Barlow Gobiernos del Mundo Industrial, vosotros, cansados gigantes de carne y acero, vengo del Ciberespacio, el nuevo hogar de la Mente. En nombre del futuro, os pido en el pasado que nos dejéis en paz. No sois bienvenidos entre nosotros. No ejercéis ninguna soberanía sobre el lugar donde nos reunimos. No hemos elegido ningún gobierno, ni pretendemos tenerlo, así que me dirijo a vosotros sin más autoridad que aquélla con la que la libertad siempre habla. Declaro el espacio social global que estamos construyendo independiente por naturaleza de las tiranías que estáis buscando imponernos. No tenéis ningún derecho moral a gobernarnos ni poseéis métodos para hacernos cumplir vuestra ley que debamos temer verdaderamente. Los gobiernos derivan sus justos poderes del consentimiento de los que son gobernados. No habéis pedido ni recibido el nuestro. No os hemos invitado. No nos conocéis, ni conocéis nuestro mundo. El Ciberespacio no se halla dentro de vuestras fronteras. No penséis que podéis construirlo, como si fuera un proyecto público de construcción. No podéis. Es un acto natural que crece de nuestras acciones colectivas. No os habéis unido a nuestra gran conversación colectiva, ni creasteis la riqueza de nuestros mercados. No conocéis nuestra cultura, nuestra ética, o los códigos no escritos que ya proporcionan a nuestra sociedad más orden que el que podría obtenerse por cualquiera de vuestras imposiciones. Proclamáis que hay problemas entre nosotros que necesitáis resolver. Usáis esto como una excusa para invadir nuestros límites. Muchos de estos problemas no existen. Donde haya verdaderos conflictos, donde haya errores, los identificaremos y resolvereremos por nuestros propios medios. Estamos creando nuestro propio Contrato Social. Esta autoridad se creará según las condiciones de nuestro mundo, no del vuestro. Nuestro mundo es diferente. El Ciberespacio está formado por transacciones, relaciones, y pensamiento en sí mismo, que se extiende como una quieta ola en la telaraña de nuestras comunicaciones. Nuestro mundo está a la vez en todas partes y en ninguna parte, pero no está donde viven los cuerpos. Estamos creando un mundo en el que todos pueden entrar, sin privilegios o prejuicios debidos a la raza, el poder económico, la fuerza militar, o el lugar de nacimiento. Estamos creando un mundo donde cualquiera, en cualquier sitio, puede expresar sus creencias, sin importar lo singulares que sean, sin miedo a ser coaccionado al silencio o el conformismo. Vuestros conceptos legales sobre propiedad, expresión, identidad, movimiento y contexto no se aplican a nosotros. Se basan en la materia. Aquí no hay materia. Nuestras identidades no tienen cuerpo, así que, a diferencia de vosotros, no podemos obtener orden por coacción física. Creemos que nuestra autoridad emanará de la moral, de un progresista interés propio, y del bien común. Nuestras identidades pueden distribuirse a través de muchas jurisdicciones. La única ley que todas nuestras culturas reconocerían es la Regla Dorada. Esperamos poder construir nuestras soluciones particulares sobre esa base. Pero no podemos aceptar las soluciones que estáis tratando de imponer. En Estados Unidos hoy habéis creado una ley, el Acta de Reforma de las Telecomunicaciones, que repudia vuestra propia Constitución e insulta los sueños de Jefferson, Washington, Mill, Madison, DeTocqueville y Brandeis. Estos sueños deben renacer ahora en nosotros. Os atemorizan vuestros propios hijos, ya que ellos son nativos en un mundo donde vosotros siempre seréis inmigrantes. Como les teméis, encomendáis a vuestra burocracia las responsabilidades paternas a las que cobardemente no podéis enfrentaros. En nuestro mundo, todos los sentimientos y expresiones de humanidad, de las más viles a las más angelicales, son parte de un todo único, la conversación global de bits. No podemos separar el aire que asfixia de aquél sobre el que las alas baten. En China, Alemania, Francia, Rusia, Singapur, Italia y los Estados Unidos estáis intentando rechazar el virus de la libertad erigiendo puestos de guardia en las fronteras del Ciberespacio. Puede que impidan el contagio durante un pequeño tiempo, pero no funcionarán en un mundo que pronto será cubierto por los medios que transmiten bits. Vuestras cada vez más obsoletas industrias de la información se perpetuarían a sí mismas proponiendo leyes, en América y en cualquier parte, que reclamen su posesión de la palabra por todo el mundo. Estas leyes declararían que las ideas son otro producto industrial, menos noble que el hierro oxidado. En nuestro mundo, sea lo que sea lo que la mente humana pueda crear puede ser reproducido y distribuido infinitamente sin ningún coste. El trasvase global de pensamiento ya no necesita ser realizado por vuestras fábricas. Estas medidas cada vez más hostiles y colonialistas nos colocan en la misma situación en la que estuvieron aquellos amantes de la libertad y la autodeterminación que tuvieron que luchar contra la autoridad de un poder lejano e ignorante. Debemos declarar nuestros "yos" virtuales inmunes a vuestra soberanía, aunque continuemos consintiendo vuestro poder sobre nuestros cuerpos. Nos extenderemos a través del planeta para que nadie pueda encarcelar nuestros pensamientos. Crearemos una civilización de la Mente en el Ciberespacio. Que sea más humana y hermosa que el mundo que vuestros gobiernos han creado antes. Davos, Suiza. 8 de febrero de 1996 Anexo 2: Manifiesto de Fronteras Electrónicas España Reunidos en algún punto del ciberespacio, un grupo de cibernautas españoles ha decidido crear la organización FREE (FRonteras Electrónicas España), destinada a la defensa del derecho a la libertad de expresión en la Red, elaborando este manifiesto como su ideario: 1) La libertad de expresión es un derecho recogido en el artículo 20 de nuestra Constitución, así como en la Declaración de Derechos del Hombre de 1789 y en la de 1793, y en la actual Declaración Universal de Derechos Humanos (art.19). 2) INTERNET no está en ninguna parte, y está en todas partes. Ninguna información cruza aduanas, y a ningún cibernauta se le pide un pasaporte. 3) Del punto 2) se infiere que INTERNET no pertenece a ningún gobierno, sino a todo el colectivo que la crea y mantiene, el que le suministra información y el que la recibe de ella. 4) Es la moral y el código ético de cada cibernauta el que ha de establecer, y de hecho establece, qué es apropiado o no en el ciberespacio. 5) La gran amalgama de culturas, doctrinas y pensamientos presentes en él hace que ninguna moral pueda imponerse sobre otras. Lo que es rechazable por unos, es tradición cultural para otros. 6) Todo cibernauta tiene el derecho a no recibir aquella información que sea contraria a su moral o pensamiento, por lo que todo lo que sea susceptible de provocar esto deberá llevar una advertencia de su contenido. 7) Sin embargo, esto no concede el derecho a bloquear esa información por lo expresado en el punto 5), salvo aquello que ataque los principios de la Declaración Universal de Derechos del Hombre, que podemos considerar como única moral universal. Asumimos además como propios los principios recogidos en la Declaración de Independencia del Ciberespacio elaborada por John Perry Barlow el 8 de febrero de 1996, deseando así colaborar en el esfuerzo de la comunidad cibernauta que trabaja para conseguir que INTERNET se convierta en la voz de la Aldea Global del futuro que cree un mundo mejor, más unido, solidario, justo y plural que el creado por los gobiernos de la Tierra. [fuente: http://www.dhnet.org.br/ciber/textos/free.HTM ] Anexo 3: Plataforma Animalista Mundial Presentación PLATAFORMA ANIMALISTA MUNDIAL Consenso y Racionalización para la Utopía Animal PRESENTACIÓN Propuesta dirigida, en general, a todos los animalistas del mundo y, en particular, a los que tienen acceso a internet. Puesta a disposición de todas las personas y colectivos que participan en animalistas.org JUSTIFICACIÓN Un análisis detallado de la realidad, nos permite comprobar que el movimiento animalista se ve negativamente afectado por una serie de carencias, imperfecciones y otros problemas que limitan su eficacia y que podrían ser fácilmente subsanados, perfeccionados o resueltos, si usáramos inteligente y generosamente las herramientas de animación colectiva que nos ofrecen internet y las demás tecnologías de la comunicación. Entre estos problemas, cuya resolución adelantaría la llegada de la Utopía Animal, destacamos los siguientes: 1. Ausencia de una planificación animalista global. 2. Ausencia de consenso (siquiera sea de mínimos) en la elaboración, reivindicación y acción animalista. 3. Inexistencia de una coordinación permanente, rápida, directa y global. 4. Bajo nivel de colaboración: escasez de redes de ayuda mutua, de recursos compartidos o mancomunados,... sea dar salida a una investigación o creación o simplemente satisfacer un gusto personal del que la realiza. Son las diversas instituciones existentes en la red las que se encargarán de clasificar, de recomendar, de señalizar el material que por ella circula en beneficio de los usuarios. De ahí la importancia de los espacios dedicados a "recomendar" o clasificar lugares; poco a poco, van trazando un mapa estratificado del cyberespacio. Son lugares a los que una persona con un interés determinado y con un nivel de exigencia concreto puede dirigirse para localizar fuentes de información con ciertas garantías de que no perderá el tiempo. La crítica en la Red es tanto o más necesaria que en los medios impresos, precisamente en razón del volumen de producción que provoca la necesidad de orientación cuando se busca algo más que el placer de navegar. En el terreno de la literatura también nos encontraremos con páginas al ciudado de especialistas, con páginas realizadas por lectores admiradores de algún autor, publicaciones institucionales, comerciales, etc. Es decir, un mundo variado, de calidad muy diversa y con diferentes objetivos. Habrá páginas de divulgación, para especialistas o, simplemente, para satisfacer una devoción. Es el navegante quien decide qué le interesa. Para encontrar información sobre Cela, por ejemplo, podemos dirigirnos a la Fundación Cela, a las páginas creadas por la Fundación Nobel con los galardonados, o a alguna creada por un admirador en un servidor australiano en la que vierte sus opiniones personales sobre el autor. Todo cabe y nosotros elegimos. 2.1.-Espacios WWW sobre Autores Una de las publicaciones más populares y frecuentes en Internet son las páginas dedicadas a los autores literarios. Podemos decir que la popularidad de un autor en la Red se puede medir por el número de "páginas" que le han dedicado. Quienes tienen un autor favorito, las fundaciones dedicadas a preservar y difundir la obra de autores determinados, asociaciones -nacionales o internacionales- de especialistas en la obra de un autor, sus editoriales, etc. han desarrollado páginas de información sobre su autor en cuestión. En ellas podemos encontrar muy variada información: la biografía, la relación de su producción, bibliografía, acceso a material sobre el autor (ensayos, artículos, etc.) a cargo del creador o creadores de la página, material gráfico (fotografías, portadas de sus ediciones, etc.), enlaces con otros sitios de la Red dedicados al mismo autor... Este tipo de páginas ha servido para sacar a la luz un fenómeno casi oculto por otros más propios de la cultura de masas: la capacidad de suscitar entusiasmo por parte de los autores literarios. Los usuarios manifiestan su entusiasmo o admiración, como se prefiera, creando estos espacios dedicados a los autores con los que han conseguido disfrutar de la lectura. En otras ocasiones es el interés académico de un especialista o grupo de especialistas sobre un autor el que motiva la creación de la página. En estos casos, como es lógico, el material que se puede encontrar es de otro tipo de calidad y puede incluir desde material inédito hasta reproducciones facsimilares de los manuscritos del autor o autora al que está dedicada la página. Tampoco hay que desdeñar las páginas creadas por aficionados; las hay de gran calidad y generalmente se anticipan a las más profesionales académicas. En cualquier caso, es un fenómeno interesante que los estudiosos de la recepción y la sociología del hecho literario no deberían de desaprovechar como fuente de información de las actitudes socioculturales actuales. Las editoriales también se han lanzado a la creación de páginas sobre los autores estrella de sus catálogos. En estos casos, las páginas que les dedican suelen tener un carácter distinto, centrándose en la biografía o en entrevistas y promocionando el material de que disponen. Su interés está más centrado en los aspectos publicísticos de la Red y adolecen de la falta del entusiasmo característico de las realizadas por los aficionados o admiradores y de las ventajas de las académicas, fruto de la investigación de especialistas. Como ventaja algunas de ellas disponen de los derechos sobre un interesante material gráfico sobre los autores que han ido acumulando con los años. Hay en la Red interesantes páginas gráficas, calificadas generalmente como "galería" o "álbum", en las que se puede revisar la vida de algún autor a través de imágenes, muchas de ellas inéditas o difíciles de encontrar. Estas galerías no siempre son creadas por las editoriales. A veces las imágenes son digitalizadas desde obras ya publicadas por instituciones, investigadores que poseen su propio material gráfico o por aficionados que han coleccionado fotografías aparecidas en distintos medios. Según se busque un tipo de información u otro, el navegante elegirá cuál es su fuente más adecuada para localizar ese dato, estudio o espacio afectivo sobre su autor. Título de Página Dirección Fundación Camilo José Cela http://www.celafund.es/ Pere Gimferrer http://www.brown.edu/Research/Gimferrer/index.shtml Página literaria de Gustavo Adolfo Bécquer http://www.xtec.es/~jcosta Cortázar en Alfaguara http://www.alfaguara.com/sur/libros/Cortazar/ Quevedo http://sansecus.usc.es/~quevd/ The Miguel de Unamuno Page http://208.13.0.1/users/dspurlin/unamuno.html Gabriel García Márquez - Macondo http://www.microserve.com/~thequail/libyrinth/garcia.marquez.html Gabriel García Márquez http://www.fedepatin.org.co/colombia/garcia.htm Lewis Carroll Home Page http://www.cstone.net/library/alice/carroll.html Cervantes http://www.csdl.tamu.edu/cervantes/spanish/clin/other_cervantes_links.html Tirso de Molina http://www.unav.es/departamentos/literatura/so/teatro/tirso/indice.html 2.2.- Espacios WWW de Autores ¿Perderán pronto los escritores el miedo a la Red? A diferencia del caso anterior en el que los autores eran el objeto de la páginas, algunos de ellos se están lanzando a experimentar este nuevo medio expresivo y comunicativo. La Red no es sólo un medio de publicación, es también un medio de comunicación, a la vez, masivo y personalizado. Permite tanto que miles de personas accedan a la información que ponemos en nuestras páginas, como el contacto personalizado. Es una costumbre de la Red -una buena costumbre, añadimos- que los firmantes de un texto inserten en él un enlace activo con su dirección de correo electrónico. Esto significa una puerta abierta, una invitación al diálogo entre el firmante y el lector. Para algunos autores esto puede significar un engorro, pero para otros es un gran atractivo de la Red. La posibilidad de establecer un contacto directo con sus lectores es una fuente de información que hace al autor recibir impresiones y comentarios al margen de las de los críticos profesionales. Pero no sólo son autores los que publican en medios impresos o lo consagrados en mayor o menor medida. La Red ha hecho aflorar miles de personas que sienten el deseo de mostrar sus obras. Son innumerables las páginas personales que incluyen todo tipo de obras de creación: cuentos, novelas, poemas, etc. Una "página personal" es un auténtico "hogar", un espacio privado al que se permite el acceso a los visitantes. Las páginas personales son la auténtica base social de la Red, su tejido. La gran revolución de Internet ha sido convertir en emisores a sectores sociales que hasta el momento sólo podían ser pasivos receptores en el mundo de la comunicación. Esos millones de personas conectadas por todo el mundo sienten el deseo de mostrar a otros sus aficiones, su personalidad, sus producciones, su familia o, si se tercia, su mascota. Muchos de ellos deciden mostrar sus creaciones literarias, aquellas que dormían en cajones o sólo pasaban por las manos de sus amistades. Como es previsible, los niveles de calidad son muy variables. La facilidad de publicación en la Red alienta la producción literaria. Muchos alegarán que los filtros de edición del mundo impreso son una garantía de calidad, pero, ¿es así siempre? Si nos alejamos de una concepción elitista del arte, es bueno que se escriba, independientemente de la calidad que se pueda alcanzar; no creemos que haya nada censurable en que si a alguien le apetece escribir un relato o un poema, pongamos por caso, no pueda hacerlo y compartirlo con quienes estén dispuestos a llegar hasta la última línea. La Red no es un museo o un panteón de hombres ilustres; es un medio vivo, dinámico, que se hace día a día con la aportación de millones de personas repartidas por todo el mundo. Nadie impone nada a nadie; sólo se crea un espacio en el que se acoge al visitante que nos llega. En la Red podemos encontrar textos tradicionales, que la utilizan como medio de publicación y distribución. En estos formatos, los textos son similares a los que nos encontramos en la literatura impresa. Pero también existen autores que se lanzan a la creación experimentando con las posibilidades que este nuevo medio y soporte ofrecen. Aparecen así relatos hipertextuales (hiperficción o hipernarración (tree literature o "literatura ramificada"), en los que se aprovechan los formatos que permite el sistema de hipertexto, característico de la World Wide Web. Otra faceta creativa que el carácter inmediato de la Red está favoreciendo es el de la composición colectiva: textos participativos en los que el texto se va construyendo gracias a las aportaciones de los lectores. Existen en la Red un elevado número de espacios en los que es posible participar en la composición de un texto —una novela, por ejemplo—. El visitante puede participar en el desarrollo de las líneas de acción propuestas con sus propios escritos que, a su vez, serán continuados por otros. Un caso reciente es del novelista norteamericano John Updike que ha escrito el párrafo inicial de una posible novela, Murder makes the Magazine, que puede ser continuada por los visitantes. Updike será el que escriba también el párrafo final y, como se dice en la página, "we need your help filling in the middle". La página (http://www.amzon.com/exec/obidos/subst/features/g/greatest-tale/greatest-tale-home.html) está recibiendo cientos de correos con textos para continuar la historia, que concluirá el doce de septiembre próximo. No deja de ser un juego literario, pero este término —juego— ha tenido y tiene un importante papel en el desarrollo de la literatura de este siglo. Pensemos en los surrealistas, en R. Queneau, en Calvino... Por otro lado, debemos señalar que una gran parte de la reflexión cultural sobre la Red, su soporte teórico, procede del campo de la literatura. Dos de las personalidades más destacadas del nuevo espacio creativo y comunicativo, George P. Landow (cf. reseña de Hipertexto. La convergencia de la teoría crítica contemporánea y la tecnología, en Espéculo nº 2) y David J. Bolter, proceden el primero de la enseñanza de la literatura inglesa y el segundo del mundo de la literatura clásica. (Sobre la narrativa hipertextual puede consultarse en este mismo número el estudio de Susana Pajares Toska: Las posibilidades de la narrativa hipertextual). Escritores com Lawrence Sterne, Diderot, James Joyce, Borges o Cortázar y pensadores como Walter Benjamin o Roland Barthes, entre otros muchos, son invocados como anticipadores de conceptos o planteamientos que han visto su plasmación con el advenimiento de la red y los hipertextos. Liberados de los condicionamientos estrictos del texto impreso, algunos autores aprovechan las posibilidades crecientes del nuevo medio. La introducción de planteamientos multimedia revolucionan el concepto de texto, que deja de ser simplemente escritura secuencial cerrada para adentrarse en los caminos convergentes de la escritura con lo audiovisual. El escritor tradicional sólo se preocupaba del texto; algunos se lanzan a producir obras en las que los elementos plásticos, el sonido, etc. cumplen nuevas funciones expresivas. ¿Un nuevo género? ¿Una nueva vanguardia? Lo evidente es que la Red está permitiendo salir de los cajones innumerables textos creativos, que está generando un nuevo tipo de "autor" al margen de los canales impresos tradicionales y está dando lugar a nuevas formas y géneros. Desde los puntos de vista social, cultural y estilístico, estos fenómenos no deben ser ignorados. Valorados en sus justos términos, pero no ignorados. Una editorial virtual es una empresa dedicada a la edición y distribución de obras en formato electrónico a través de la Red. Hay ocasiones en que el autor se "edita" a sí mismo, como en los casos vistos anteriormente en el apartado correspondiente, pero en otras prefiere que su texto o textos sean alojados en un "espacio" calificado como "editorial". Debemos aclarar algo: la terminología utilizada refleja la del mundo de lo impreso y trata de diferenciar funciones distintas sobre una misma forma de producción. Básicamente no hay diferencias técnicas entre las páginas WWW de una "editorial virtual" y las de, por ejemplo, una revista o una publicación personal. Las diferencias son funcionales, es decir, se diferencian en la función que cumplen dentro de la Red y el tipo de servicio que ofrecen. Una editorial virtual es, por tanto, una persona u organización que acepta publicar los trabajos de otros, bajo unas determinadas condiciones, a través de la Red. Debemos diferenciarlas claramente de aquellas editoriales del mundo de lo impreso que también pueden difundir determinados textos por la Red. Tendremos, pues, "editoriales en la Red" y "editoriales virtuales", que serían aquellas cuya actividad se desarrolla íntegramente en la WWW. Este último tipo, del que nos ocuparemos aquí, ha proliferado en los últimos tiempos. Su virtud principal es que evita la dispersión de los textos literarios al agruparlos en un espacio común. Los textos que podían estar repartidos en diferentes páginas de servidores, dificultando su localización por parte de los posibles lectores, son más fáciles de encontrar dirigiéndose a un punto de alojamiento que se califica como "editorial". Hay otro factor importante: el autor que desea obtener algún rendimiento económico a su producción literaria deja en manos de la editorial la gestión de sus derechos y el cobro, en su caso, de su obra. Este es uno de los puntos más complejos del mundo de la publicación en línea. La obra deja de ser un objeto material (el libro, la revista) y pasa a ser energía que se dirige allí donde es solicitada. Ya no existe una "tirada" de una obra, un número de ejemplares que son producidos materialmente y distribuidos a unos puntos de venta a la espera de la llegada de los lectores compradores. Ahora existe un espacio al que los interesados acceden para revisar el material existente y obtener una copia digital del texto. En la Red se están observando dos tendencias básicas. La primera es su utilización como fuerza distribuidora y ahorradora de recursos. Basta con tener un solo original del texto para satisfacer la demanda de millones de posibles lectores. A diferencia del mundo impreso, en el que hay que realizar tantas copias materiales como compradores se estime que van a desear adquirir la obra (siempre por encima para poder alcanzar más puntos de venta), con el consiguiente esfuerzo económico y riesgo empresarial, en el mundo digital existe un solo original del que no es necesario realizar copias para llegar a más posibles lectores. Sólo en el caso de que la obra se materialice para su envío por otro medio exterior a la Red en un soporte ya sea digital (disquete, CD-ROM) o en copia impresa (edición bajo demanda o tirada tradicional) es necesaria una inversión económica complementaria, la del soporte y la duplicación. Sin embargo, existe también una segunda fórmula, la de la gratuidad. El proyecto editorial, en este caso, ofrece la posibilidad de la edición en línea sin ningún tipo de contrapartida. Ya no es el negocio editorial, sino el mecenazgo cultural el que que prima. Puede que el autor no desee obtener un rendimiento económico por su obra, sino que lo haga por el mero placer de escribir y ser leído. En estos tiempos comerciales nos puede parecer extraño, pero la Red siempre ha sido una fuente de material libre y del deseo de compartir. Sólo en estos últimos tiempos se ha contemplado como un espacio comercial, como un mercado. La editorial, en estos casos, puede conseguir financiarse mediante alguna institución que apoye la iniciativa o mediante publicidad si logra un número suficiente de accesos para atraer patrocinadores. Las editoriales virtuales pueden ofrecer obras de todo género o especializarse en algún tipo de textos que atraigan a los aficionados. Las hay especializadas en poesía o en géneros como la ciencia ficción, etc. Algunas publican en varios idiomas y otras lo hacen sólo en uno. Es previsible que las editoriales virtuales sirvan de antesala a la publicación impresa. La Red puede ser un buen banco de pruebas para comprobar la aceptación de los textos, si bien las condiciones en uno y otro medio son muy distintas, pero, en cualquier caso, permiten conocer sus posibilidades en mayor grado que las del original que llega directamente a la editorial sin ningún tipo de referencia y queda a expensas de la intuición de los editores. Título de Página Dirección Badosa http://badosa.home.ml.org/ ALPS. AlternativeLiteraryProgramS http://www.alpswriters.org/ Pilgrim Press http://www.syx.com/pilgrim/ 2.5.- Revistas sobre Literatura Dentro del panorama de las publicaciones en la Red, las revistas de y sobre literatura ocupan un lugar destacado. Es fácilmente explicable este interés si tenemos en cuenta que es uno de los campos que podríamos considerar como de "interés general". Es decir, no son sólo cuestiones que interesen a especialistas, sino que también pueden interesar a muchos otros usuarios de la Red. En este campo tenemos desde revistas generales -no centradas en un marco concreto para sus artículos o estudios- hasta revistas con un alto grado de especialización temática o genérica. Muchas de ellas son versiones de revistas ya existentes y con larga tradición en el mundo impreso y otras, por el contrario, han nacido con la Red. Constantemente está apareciendo en todos los puntos del globo revistas que buscan ocupar los huecos temáticos existentes. En nuestra opinión, este es el mundo más favorecido por la irrupción de las nuevas tecnologías de las telecomunicaciones y la informática. Las revistas literarias o académicas siempre han tenido problemas de subsistencia, básicamente derivados de circunstancias económicas y de distribución. La Red ofrece un medio asequible para que esas publicaciones, que tendrían dificultades para sobrevivir en el caro mundo del papel, puedan desarrollar su labor cultural. En otro lugar (J.Mª Aguirre, «Las posibilidades de la edición electrónica en línea en el ámbito universitario», en José Romera, Fco. Gutiérrez y M. García-Page (eds.), Literatura y Multimedia, Madrid, Visor-UNED, 1997. Cf la reseña de la obra en este mismo número de Espéculo) hemos explicado ya los diferentes tipos de publicaciones electrónicas en línea y sus diferentes posibilidades. Aquí nos limitaremos a señalar las características esenciales de los diversos tipos relacionados con el campo de la literatura. Revistas generales: Las revistas generales no tienen un eje temático sobre el que hacer girar sus informaciones. Esto suele considerarse, especialmente en el mundo académico, como un cierto problema y se tiende más a la especialización. Sin embargo, los que plantean este problema desconocen las características de la Red y piensan en términos y con conceptos de la impresión. En el mundo del papel, las revistas son objetos materiales aislados, situados en el espacio y el tiempo. La revista impresa es una unidad cerrada que busca su especialización como forma de identificación, como rentabilización de la inversión del especialista que la adquiere y como facilidad de localización de un material sobre aspectos concretos. Es decir, una revista se especializa para atraer a un sector muy específico de interesados en el tema que desarrolla. La Red, por el contrario, no es un espacio diferenciador sino integrador. Con esto queremos decir que la Red es realmente una gigantesca base de datos en donde la unidad mínima y real es el documento; la revista, por el contrario, es una unidad formal, una apariencia organizadora, en resumidas cuentas, lo que se denomina una interfaz. A un artículo concreto se puede llegar a través de la misma revista (su índice), directamente a través de una búsqueda temática o a través de una publicación que agrupe la producción existente sobre un tema concreto. Pongamos tres ejemplos para aclarar este punto importante, generalmente mal comprendido desde los términos del mundo de lo impreso. En números anteriores de esta misma revista, aparecieron dos documentos: un artículo sobre Mark Twain y una entrevista inédita con Julio Cortázar, realizada en 1983. El primero de ellos aparece ahora recogido en una publicación norteamericana de la Red dedicada a la bibliografía internacional de estudios sobre Twain, desde la que le es posible a cualquier investigador o interesado en el autor acceder directamente a la página de Espéculo para su consulta. En el segundo caso, el de la entrevista con Cortázar, se encuentra recogido por la editorial Alfaguara en la página de información dedicada al autor argentino, es decir, en una página también especializada en un autor. Por último, los diferentes artículos y reseñas sobre Gabriel García Márquez han sido recogidos en páginas dedicadas a este autor. Lo importante de todo esto es comprender la Red en términos globales, de integración. La Red es conexión, vínculos entre millones de documentos con sofisticados instrumentos de búsqueda, con elasticidad para agrupar lo que se encuentra en servidores situados a miles de kilómetros y que dan lugar a una nueva síntesis en cada página de enlaces. Especializadas en autores Existen también revistas especializadas en la obra de algunos autores. Detrás de ellas suelen estar especialistas y Departamentos universitarios. Se dedican tanto a la recepción de material de nueva producción sobre su autor como a rastrear los recursos que sobre él existan en la Red para establecer enlaces directos con ellos. Como señalamos anteriormente, a veces son difíciles de diferenciar de las "páginas sobre autores", que ya vimos. A diferencia de estas páginas, suelen tener fijado algún tipo de periodicidad, una estructura de números, etc. Si son versiones digitales de publicaciones ya existentes, suelen reproducir su material o parte de él. Si, por el contrario, son revistas digitales, son un punto de encuentro de especialistas sobre el autor elegido que utilizan este medio para una más eficaz comunicación de sus investigaciones. Las revistas pueden mantener todo el material que han ido publicando en sus sucesivos números —como es el caso de Espéculo——, que queda disponible en el servidor para su consulta, o pueden ir renovando el material. En este segundo caso, si tienen problemas de espacio en su servidor, pueden establecer un índice con la relación de lo publicado anteriormente para que pueda ser solicitado por el usuario interesado al que se le remite por correo electrónico directamente. Existen otro tipos de especializaciones al margen de los autores. Existen revistas especializadas en periodos, en géneros, en formas literarias concretas. Así podemos encontrar revistas sobre teatro, teatro clásico, periodo victoriano, romanticismo o los proverbios y refranes. La Red ha permitido sacar a la luz revistas que, por su pequeña tirada y corta distribución, era difícilmente localizables o accesibles. Permite aumentar el número de revistas que se pueden consultar ya que los precios de suscripción, en el caso de que existan, son sensiblemente menores. Muchas de ellas son de libre acceso. Un buen ejemplo lo tenemos en la IPL (Internet Public Library), que dispone de material de todo tipo aparecido en la red y está organizada con sus "salas de lectura" según los materiales que reune. Hay bibliotecas virtuales que acogen textos en todos los idiomas y otras, en cambio, se especializan en el idioma de la institución que la patrocina. Hasta el momento, la mayoría de ellas están vinculadas con instituciones académicas. El material que clasifican puede ser por sus propios criterios de selección o mediante envío de la solicitud de inclusión por parte de los creadores de los textos. Como es lógico, se limitan a clasificar un material similar al que acogería una biblioteca tradicional: libros, revistas, periódicos, etc. y no otro tipo de espacios de la Red. Título de Página Dirección Internet Public Library http://www.ipl.org/ Home Page da Biblioteca Virtual sobre Lingua e Literatura http://www.cr-sp.rnp.br/literatura/index.html Logos. Spanish Literature http://www.logos.it/literature/literatureest.html 2.8.- Bases de datos de información literaria Anteriormente hemos calificado Internet como una gigantesca base de datos, como un archivo repartido por todo el mundo. Existen también en la Red, esta vez no en sentido metafórico, auténticas bases de datos cuya información es de carácter literario o lingüístico. Una base de datos es un programa que permite mediante un sistema de preguntas obtener unas informaciones. Una base de datos tiene, de forma esquemática, un dispositivo que permite introducir cuestiones sobre las que deseamos obtener una respuesta, un dispositivo de búsqueda que localiza la información solicitada, y un dispositivo para mostrar los resultados de una forma determinada. Pregunta, búsqueda y respuesta es, pues, su estructura básica. A este tipo de bases de datos en línea podemos dirigirnos para buscar datos sobre autores, obras, lenguas, etc. Los dispositivos de formulación de preguntas pueden ser mas o menos complejos y permitir unas búsquedas con mayor o menor precisión. Los resultados obtenidos dependerán, como es lógico, de la cantidad de información de que disponga la base. Los accesos para las consultas pueden estar abiertos a cualquier navegante o, por el contrario, accederse a sus servicios mediante alguna fórmula de pago. En algunos casos, el acceso esta limitado a los miembros de determinadas instituciones. Las bases de datos más frecuentes en la Red son las bibliográficas. Las universidades y otras instituciones públicas o privadas permiten la consulta de los títulos de los fondos existentes en sus bibliotecas. La consulta a distancia de fondos bibliográficos es una de las grandes ventajas de la Red. Las bibliotecas, como ya señalamos, han sido desde los inicios pioneras en los procesos de automatización de consultas y de la interconexión. No es de extrañar su presencia generalizada en la Red y que se puedan considerar como uno de los servicios básicos. Además de los fondos disponibles en las universidades, se puede acceder a los de la Biblioteca Nacional (y a las equivalentes en la mayoría de los países, como, por ejemplo, la Biblioteca del Congreso, en Estados Unidos), al catálogo del ISBN, etc., instrumentos siempre útiles en los casos en que tenemos que buscar o verificar los datos de alguna publicación, su disponibilidad actual, número de ediciones, etc. Bases de datos son también los diccionarios en línea, que nos permiten resolver dudas en casi cualquier idioma. Desde nuestro ordenador podemos acceder a una gran cantidad de ellos directamente. Título de Página Dirección Ethnologue Database http://www-ala.doc.ic.ac.uk/~rap/Ethnologue/ Búsqueda en el ISBN http://www.mcu.es/pic/spain/ISBN.html Catálogo Bibliográfico de la Biblioteca Nacional http://www.bne.es/catalogo.html Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español http://www.mcu.es/ccpb/index.html Diccionario Anaya de la Lengua http://www.anaya.es/dict/Buscar?act=HAnaya.html 2.9.- Espacios WWW de recursos literarios seleccionados Una de las secciones más útiles que poseen generalmente las publicaciones en Internet es la que destinan a la recopilación de direcciones de interés de otros lugares de la Red. Frente al sentido de competencia que impone el comercial mundo de lo impreso, la Red es un espacio de colaboración. Este cambio de estrategia es fácil de entender si se tiene en cuenta que la Red sólo puede existir como un espacio interrelacionado. La "Red" sólo existe si la malla se forma y para hacerlo debe unir sus puntos. Los hilos que tejen la red son las conexiones existentes entre los diferentes puntos o nodos. Es decir, cualquier publicación es punto de entrada a otras. La progresiva comercialización de la Red ha hecho que, en ciertos sectores, las conexiones sean interesadas, es decir, son realmente publicitarias y pueden suponer incluso un beneficio económico, pero aún así son un signo de la necesidad de mantener los lazos, aunque sean restringidos y condicionados. Por el contrario, las páginas de instituciones sin ánimo de lucro o las de personas particulares siguen manteniendo el espíritu colaborativo de la "selección recomendada". En este tipo de páginas, como en El viajero virtual de esta misma revista, se incluyen enlaces con otro lugares de la Red recomendados por su interés a lo propios visitantes de nuestras páginas. Estos espacios, que generalmente se encuadran bajo las denominaciones de "cool links", "cool sites", o simplemente "links" o enlaces, agrupan las selecciones temáticas realizadas por los encargados del mantenimiento de las páginas (webmasters), los editores, etc. La selección se puede realizar al encontrar casualmente un lugar interesante o mediante el aviso de la aparición de un nuevo lugar. Es una costumbre de la Red que cuando surge una nueva publicación sobre algún tema específico, lo comunique mediante correo electrónico a las demás publicaciones relacionadas, invitando a visitar sus páginas. Tras la visita, los encargados deciden si incluyen o no la nueva dirección en sus listas de enlaces. Estas listas puede estar comentadas o no; en el primer caso, la extensión de los comentarios puede ser muy variable, desde la simple explicación sobre el contenido, institución que la ampara o autores, hasta una breve reseña orientadora. Algunas publicaciones incluyen ya la invitación a enviar las direcciones relacionadas con sus centros de interés, ya sea mediante la dirección de correo electrónico o mediante la inclusión de formularios en los que los que desean verse incluidos rellenan los datos correspondientes. Los denominados "buscadores" también suelen realizar sus clasificaciones temáticas de la información que rastrean por toda la Red e incluyen secciones sobre "literatura". Los criterios de clasificación no son siempre demasiado claros y a veces es necesario localizar la información entre diferentes opciones. Por ejemplo, para encontrar una revista como ésta, puede ser necesario buscar en las secciones "cultura", "literatura", "humanidades", "filología", "español" (cuando se realiza en espacios extranjeros), "revistas", "revistas en línea","universidades", etc. En muchos casos, los "buscadores" dan la opción de que sea el propio solicitante el que elija el apartado en el que quiere verse reflejado, facilitándose así la posibilidad de elegir el más adecuado entre los criterios de clasificación que se ofrecen. Título de Página Dirección El Viajero Virtual http://www.ucm.es/OTROS/especulo/viajero/turista4.htm WWW Servers for Hispanists http://library.utoronto.ca/www/cch_subject_linguistics.html The Word, literature, journals, books http://www.speakeasy.org/~dbrick/Hot/word.html Universidad de Virginia http://www.lib.virginia.edu/wess/etexts.html Virtual Ink http://www.pictograph.com/Virtualinkdex.html The On-line Books Page http://www.cs.cmu.edu/booksubjects.html Spanish and Portuguese. Literature and Cultural Studies http://www.chass.utoronto.ca:8080/ spanish_portuguese/spaportsites.html Elcano. Literatura http://www.elcano.com/ Literature World Web http://www.geocities.com/Hollywood/Hills/7985/literature.htm LookSmart. Literature.Magazines and Journals http://www.looksmart.com/ r?l3p&pin=1be9b89e173651411f3&e169313 Página de la Lengua Española http://www.dat.etsit.upm.es/~mmonjas/lit.html Asociación Internacional de Hispanistas http://www.dartmouth.edu/~aih/Enlaces.html que mantiene en contacto a los profesores de español repartidos por todo el mundo. También se puede intercambiar información sobre poesía barroca, la situación de los escritores en el mundo hispánico o la comedia del Siglo de Oro. Todos estos foros son una muestra de la sociabilidad de la Red. Como hemos señalado ya, la Red es fundamentalmente un elemento de integración. La facilidad para establecer espacios regulados en los que sea posible la discusión o el intercambio de informaciones es una de las facetas que más atractiva resulta para mucha gente. La Red es para unos una biblioteca y para otros un espacio público en el que posible el encuentro con otros, ya sea por motivos profesionales, acacémicos o simplemente personales. Título de Página Dirección ESPAN-L: For Teachers of Spanish listserv@vm.tau.ac.il o listserv@taunivm.bitnet SUBSCRIBE ESPAN-L your-name ESPAN-L@vm.tau.ac.il (espan-l% tau.nivm.bitnet@uga.cc.uga.edu) Escritores de Efnet, lugar de reunión para escritores latinoamericanos y españoles http://www.geocities.com/Broadway/9437/escritores.html Chicano - Latino Literature Lists gopher://dept.english.upenn.edu:70/11/Lists/Chicano Comedia: Classical Theater of Spain and New Spain; related to Association of Hispanic Classical Theater listserv@listserv.arizona.edu SUBSCRIBE COMEDIA your-name comedia@listserv.arizona.edu Orfeo: A Moderated List Dedicated to Renaissance and Baroque Hispanic Poetry. listproc@unicorn.acs.ttu.edu nrted@ttacs.ttu.edu Internet y la literatura pueden hacer mucho la una por la otra. Por todo lo que hemos podido ver, la literatura, en cualquiera de sus niveles, encuentra una buena acogida en la Red. Como manifestación cultural que es, Internet tiende a potenciar aquellos aspectos que interesan a la comunidad, entendida ésta no como en los medios de comunicación masivos, sino como una serie de usuarios con unos intereses comunes. Se quejan los intelectuales y académicos, no sin razón, que los medios masivos tienden a trivializar o a marginar la cultura en beneficio del espectáculo. Internet es un medio resistente porque no es controlable globalmente; es un fino tejido celular en el que la vida se encuentra repartida por todos sus enlaces. A diferencia de otros medios que deben buscar un punto de interés común a millones o miles de personas, Internet puede funcionar con unos pocos interesados o con miles. Esta inmensa virtud permite que existan todo tipo de niveles, desde los más burdos a los más especializados, simultáneamente en un mismo espacio comunicativo. El gran valor de la Red es que no tiene una programación, como las cadenas televisivas, en la que alguien decide qué debemos ver, sino una convivencia libre en la que es el usuario, tanto creador de informaciones como buscador de ellas, el que decide a dónde se quiere dirigir en función de sus necesidades e intereses. En la Red no tienen porque existir minorias culturales. Aquello que difícilmente encontraría un hueco en prensa, televisión o cualquier otro medio masivo, puede tener su espacio y ser accesible para aquellos, dos o mil, que puedan valorarlo. 1.- El Sistema Literario Nos encontramos hoy ante un nuevo cambio en los soportes de la comunicación. La introducción de las denominadas "nuevas tecnologías" en las prácticas sociales está teniendo un efecto acelerado sobre el cuerpo social en sus diversos niveles. Los términos "sociedad digital", "sociedad de la información", etc. hacen referencia a un cambio profundo en los sistemas de comunicaciones y éstos han sido siempre un elemento determinante de la formación y estructuración de la cultura. Una cultura no son sólo unos contenidos, sino también una prácticas, unos rituales (formas) y unos medios de transmisión- comunicación que involucran a unos agentes sociales. La división de las culturas en orales, quirográficas, tipográficas y electrónicas o digitales hace referencia precisamente a los sistemas de transmisión de los diferentes contenidos. Los medios no son un elemento neutro; juegan un papel importante en la construcción de la cultura. El grado estimado de su influencia varía de unos teóricos a otros, oscilando entre el determinismo y la incidencia leve. Lo que es indudable es su efecto. Ya sea mediante un efecto directo o mediante una reacción en cadena, los medios de comunicación juegan un papel esencial en las sociedades modernas, efecto que se acrecienta con la llegada de los medios masivos. La "sociedad de la información" o "sociedad digital" se configura mediante la conjunción de dos elementos: • la informática: tecnología de procesamiento de datos vinculada con el ordenador como elemento central. • las redes de comunicación: tecnología que posibilita la distribución de información digitalizada. El ordenador permite procesar informaciones; las redes permiten distribuirlas y compartirlas entre los agentes sociales. El gran desarrollo se produce por el aumento de posibilidades en la conversión de elementos a información. La digitalización permite convertir en información elementos que estaban sujetos a condiciones espacio-temporales restringidas. Este proceso se había iniciado ya con los sistemas de reproducción mecánicos, magnéticos o químicos, que permitían fijar en soportes analógicos actos efímeros. Tomemos la música como ejemplo para entender este proceso. La interpretación musical era un acto efímero, que se disolvía en el tiempo de su propia ejecución, hasta la llegada de los instrumentos que permitieron fijar la ejecución sobre un soporte mecánico (disco), mágnético (grabación en cinta magnética) o químico (banda óptica de sonido). Estas nuevas tecnologías y soportes no sólo permitían el registro, sino también la difusión mediante la duplicación. Al ser convertido en objeto (disco, grabación magnética, etc.), éste podía ser reproducido un número de veces determinado y comercializado, generando una nueva práctica social que modifica las existentes. La radio y la televisión, medios de difusión, también contribuyen a la modificación de las prácticas musicales al multiplicar su alcance, cambiando los conceptos de auditorio o público (retransmisión de un concierto). Si pensamos en el caso del cine, veremos cómo la introducción del vídeo doméstico (como ya había sucedido con la llegada de la televisión) ha obligado a una remodelación de las condiciones del sector modificando los hábitos de los espectadores (rituales de asistencia, horarios, etc.), las condiciones de las salas de exhibición (de las grandes salas a los pequeños multicines), tiempo de exhibición (reducción del tiempo de duración en pantalla de las películas para su paso al soporte vídeo), coleccionismo (conservación de películas), etc. De igual modo, el cine y el vídeo doméstico se verán modificados con la introducción de los sistemas de distribución a través de las redes de comunicación (selección de películas a la carta), modificando también las prácticas sociales. 2. Sectores que componen el sistema literario La imprenta, en su momento, jugó un papel similar en la transformación de la sociedad. Hoy, gran parte de nuestras actividades giran alrededor de la tecnología de la escritura que posibilitó la imprenta. A la tecnología de la palabra escrita se sumó la tecnología de la imprenta, que potenció sus efectos extendiéndolos por las capas sociales a las que la cultura del manuscrito no había llegado. De esta forma, una tecnología, la de la escritura alfabética, se introdujo de forma progresiva en prácticamente todos los ámbitos de la vida social hasta configurarla a su imagen. En la actualidad, podemos considerar el sistema literario integrado por los siguientes sectores principales: "creación", "productivos-distributivos", "educativos" (en sentido amplio), "clasificadores" y "consumidores", tal como refleja el gráfico nº 1: Gráfico nº 1 Cada uno de estos macrosectores cumple una función básica dentro del sistema. El sector creación es el encargado de la producción intelectual de los textos. Es fundamental distinguir la materia informativa del soporte. Roger Chartier afirma: «los autores no escriben libros; no, escriben textos que se transforman en objetos escritos, manuscritos, grabados, impresos...» (El orden de los libros). Una obra literaria, una novela, por ejemplo, se materializa sobre un soporte determinado susceptible de reproducción. No todas las artes mantienen las mismas relaciones con sus soportes. No es lo mismo una pintura al óleo que un grabado. En el primer caso, la pintura es un original único, mientras que en el caso del grabado está en su naturaleza ser reproducible. En el caso de la literatura, los textos son sometidos a procesos de producción material y a reproducciones sucesivas sin que se altere su condición textual. Esta última característica se adquiere a partir de la imprenta, ya que los procesos de reproducción manuales (manuscritos) introducían toda una serie de variantes, interpolaciones y errores en la transmisión. Cada manuscrito tenía un carácter hasta cierto punto único, no sólo por las diferencias concretas que pudieran producirse en el proceso de copia, sino por el carácter personalizado que muchos de ellos tenían. Los sectores "productivos-distributivos" se encargan de la elaboración material de los textos, de su inserción en unos soportes determinados. En los cinco últimos siglos, el libro ha sido el soporte privilegiado de los textos. Tan es así que ha silenciado otras formas de almacenamiento y transmisión. La identificación libro/cultura ha sido uno de los ejes de la configuración del mundo occidental. El libro ha oscurecido otras formas culturales, especialmente las populares, que no eran recogidas en sus páginas. Las formas culturales de transmisión oral tuvieron que ser recolectadas (romanticismo) y puestas por escrito para salir a la luz. Hoy asistimos a un nuevo auge de la investigación sobre las formas orales, desde la lingüística (estudios sobre lenguaje coloquial) hasta la historia (fuentes orales frente a las documentales), pasando por muchas otras disciplinas. Los sectores "productivo-distributivos" forman un entramado comercial que abarca desde la empresa editorial a las librerías (venta) cuya función es establecer unos canales que den salida a los productos también una fuente importante de datos sobre la lectura gracias a sus registros de los movimientos de los libros, etc. El público, los lectores son los destinatarios y consumidores de los libros. A través de librerías, bibliotecas, préstamos personales o cualquier otro sistema los libros circulan en cantidades variables y llevan sus contenidos por el cuerpo social. Sea por placer, por casualidad, por prescripción, los libros va a parar a nuestras manos después de recorrer diversos y a veces complejos procesos. En Occidente, todos somos miembros de una sociedad lectora. Como conjunto, el público es una masa amorfa que se concentra esporádicamente alrededor de unos textos determinados. Cada libro tiene su público. Los autores, los editores repiten fórmulas tratando de recuperar el agrupamiento circunstancial que suponen los compradores de una obra, sin embargo, el determinar por aproximación quiénes van a ser los lectores o cuántos pueden ser es uno de esos aspectos en los que la experiencia y el conocimiento se mezclan con la intuición. La mayor parte de las veces desconocemos el destino de cada uno de ellos: en qué manos acabaron y a qué fines se destinaron. Tenemos cifras de ventas, pero no cifras de lecturas ni perfiles de consumo. Salidos de las librerías, los libros siguen un destino individual, atomizado, que hace casi imposible saber más sobre ellos. Los datos de que se dispone son demasiado genéricos para reconstruir la historia de un libro, como se podía hacer en el mundo de los manuscritos, en donde cada uno tenía su propia personalidad. Todos los elementos señalados contribuyen a la configuración del sistema literario, entendido éste como el conjunto de prácticas y movimientos de circulación que rodean la producción, la distribución y el consumo de los textos en nuestra cultura. 3.- La incidencia de las redes de comunicación sobre el sistema literario Las Redes de Comunicación van a jugar un papel decisivo en el futuro inmediato modificando nuestro entorno y nuestros hábitos y prácticas sociales. La sociedad de la información se constituye sobre los dos pilares de la informática y los nuevos sistemas de comunicaciones. Nos interesa ahora saber en qué medida van a afectar a los elementos constitutivos del sistema literario. Lo primero que debemos analizar es el papel del libro mismo. El primer gran cambio que se percibe es la separación de textos y soporte, es decir, la separación de información y soporte de la misma. Debemos preguntarnos si la información contenida en el soporte libro es susceptible de ser digitalizada. Hace más de una década que prácticamente todos los libros que se producen son digitales antes de pasar al soporte papel, característico del libro. La presencia del libro, su tradicional imagen, su condición de objeto (su peso, sus medidas, el espacio que ocupa en nuestras bibliotecas) nos hace ignorar que ese libro ha sido casi con toda seguridad escrito por su autor en un ordenador y conservado en algún soporte magnético. Si no ha sido el autor quien lo ha hecho directamente, alguien a su servicio o la editorial misma se habrá encargado de hacerlo. Así lo demanda la tecnología de edición hoy existente. Muchas editoriales, revistas, etc. no aceptan ya originales si no les son remitidos junto con un disquete ajustado a unos formatos determinados. La reducción de los costes que este cambio de proceso permitía y sus ventajas respecto a las viejas tecnologías de impresión, maquetación, fotocomposición, etc. fueron tan evidentes, que fue el propio sistema editorial el que impuso la necesidad de comprar un ordenador a los autores para aceptarles sus originales. Sin embargo, estas consideraciones, casi siempre olvidadas, suelen dar paso a otras más centradas en los procesos creativos. 3.1 - La incidencia sobre el sector creativo ¿Modifica en algo un texto el hecho de que sea compuesto con un instrumento u otro? ¿Es diferente un poema si se escribe con pluma de ganso, máquina de escribir o con un ordenador? Sabemos que algunos autores consideraban que era imposible escribir poesía en una máquina de escribir tradicional (ni siquiera eléctrica) y que sólo eran capaces de desbloquearse, poéticamente hablando, deslizando sobre el papel la punta de su pluma. Marshall McLuhan, refiriéndose a la máquina de escribir, señalaba que estaba había intensificado los efectos normalizadores de la imprenta, pero también había producido efectos de autonomía respecto a ella y experimentación disgregadora hacia aspectos propios de la oralidad: Que la máquina de escribir, que llevó la tecnología de Gutenberg a todos los rincones de nuestra cultura y economía, haya generado dichos efectos orales, es un típico cambio de sentido. Esta inversión de la forma se da en todos los extremos de tecnologías avanzadas, como ocurre con la rueda en la actualidad. Como ejecutante, la máquina de escribir estableció una estrecha asociación entre la máquina de escribir, el discurso y la publicación. Aunque de forma meramente mecánica, en algunos aspectos actuó más como una implosión que como una explosión. En su carácter explosivo, y confirmando los procedimientos de la imprenta de tipo móvil, la máquina de escribir tuvo un efecto inmediato sobre la regulación de la ortografía y de la gramática. Se sintió enseguida la presión de la tecnología de Gutenberg sobre una ortografía y una gramática «correctas». Las máquinas de escribir provocaron una enorme expansión en la venta de diccionarios. También crearon innumerables y sobrecargados archivos que dieron nacimiento a las empresas de limpieza de archivos de hoy en día. No obstante, al principio, no se pensó que la máquina de escribir fuera indispensable para los negocios. Se daba tanta importancia al toque personal de la carta manuscrita que los puristas descartaron la máquina de escribir para usos comerciales. Sin embargo, pensaban que podía ser de utilidad a escritores, clérigos y telegrafistas. Incluso los periódicos se mostraron tibios hacia la máquina durante un tiempo (M. McLuhan, Comprender los medios de comunicación. Las extensiones del ser humano; Barcelona, Paidós, 1996, p. 271; Understanding Media. The Extensions of Man, 1964) La máquina de escribir era una pequeña imprenta, pero esta vez en manos del creador, que podía experimentar con sus posibilidades. McLuhan pone como ejemplo los poemas de E.E. Cummings y su peculiar espaciado entre palabras y líneas. Varias décadas después, el generador de la fobia es el ordenador respecto a la máquina de escribir: algunos autores necesitan sus viejas máquinas de escribir (la de toda la vida) para poder componer sus textos. Otros, con menos problemas tecnológicos, trasladan las dificultades al entorno de la creación y sólo necesitan tener el mar o la montaña a la vista (recuérdese la escena de Madame Bovary en la que Flaubert, burlándose de las manías románticas, hace hablar a León de "un músico célebre que, para excitar mejor su imaginación, acostumbraba a ir a tocar el piano delante de algún paraje grandioso", II parte, cap. 2). Indudablemente, la escritura con el ordenador tiene sus propias características. Ha sido estudiada ya por algunos autores centrándose, principalmente, en los fenómenos de estructuración y revisión que permite, y sobre los mecanismos del pensamiento. Nadie duda de sus ventajas en una oficina, por ejemplo. Sin embargo, algunos autores claman contra la informatización de la creación y confunden el instrumento informático de la escritura (la pluma, la máquina de escribir, etc. son también instrumentos tecnológicos) con los procesos creativos. Hablan de la deshumanización y de la entrada de la máquina en el terreno humanístico. El temor a la máquina (miedo ancestral) hace pensar no en que los ordenadores sustituyan a los libros, sino en que lleguen a sustituir a los propios autores. Conforme las máquinas se convierten en elementos más complejos, el miedo a ser sustituidos por ellas (p. ej., los puestos de trabajo en la industria o en el sector servicios servicios) aumenta. Sin embargo, los libros los fabrican máquinas en un proceso que va desde la tala de los árboles (hacha o sierra eléctrica), reciclado de trapos, baños químicos para su blanqueo, etc. El libro no es un objeto simple, natural; es un producto de alta tecnología perfeccionado por su uso a través de los siglos, que ha ido buscando su forma idónea a lo largo de la historia. Convertir el libro (papel encuardenado) en una especie de objeto ecológico, naïf, frente a las nuevas tecnologías no es más que una forma de autoengaño o de ceguera cultural. Precisamente por su perfección, por su depurada evolución como objeto a lo largo de la historia, el libro tiene asegurada larga vida en la medida en que no es fácilmente sustituible en muchas de sus funciones, prácticas y entornos. Pero, no debemos olvidarlo, los libros impresos y los manuscritos convivieron durante varios siglos, o, lo que es lo mismo, la imprenta no supuso la desaparición inmediata ni del manuscrito ni de la cultura que soportaba, sólo su transformación progresiva. Desde el punto de vista de la creación, creo que es más efectivo preguntarse qué puede aportar el nuevo medio. En este sentido hay dos direcciones distintas por las que podemos dirigirnos. La primera se refiere a la autonomía productiva. El autor puede ser su propio editor, es decir puede controlar todo el proceso de edición de su propia obra. La informática le provee de todo tipo de herramientas de producción (procesadores de textos, programas gráficos para la ilustración, etc.). En sus manos están también los dispositivos, hardware y software para llegar directamente al público a través de las redes de comunicación. Esta independencia es importante desde varios puntos de vista. En primer lugar, otorga una autonomía creadora, ya que no necesita de esos filtros que supone el mundo de la edición impresa, en el que la decisión está en manos de los editores. Esto hará aflorar un número mayor de textos, que se alejarán de los sistemas tradicionales y se acogerán a la edición electrónica. La posibilidad de la edición masiva de textos no significará necesariamente un aumento de la calidad, sólo eso, un aumento de los textos en circulación. La frustración del autor rechazado se sustituirá por la también tradicional del autor poco leído, que existirá siempre. El otro aspecto importante de la creación deriva de las posibilidades que el nuevo medio permite. Nos referimos al nuevo tipo de "textos" que puede generar. Hasta hoy tenemos más o menos claro lo que es un "texto" y lo que es un "libro". El "libro", como soporte, limita lo que puede ser el "texto". La escritura, por ejemplo, deja fuera del texto elementos paraverbales expresivos que son propios de la palabra oral (diferenciación de voces, volumen, entonación expresiva, elementos rítmicos, etc.). El nuevo medio puede transmitir textos escritos (sólo cambia el soporte), pero también permite la creación de nuevas formas hipertextuales y multimedia. En este sentido, el nuevo"texto" integra todos los recursos disponibles en el nuevo medio, es decir, escritura, imagen estática, animación, vídeo, sonido, música, etc. Es indudable que esto permitirá desarrollar unas nuevas formas artísticas. Que llamemos a esto "texto" o no, que llamemos a los que los realicen "escritores" o no, es un problema de denominación. Las nuevas "enciclopedias" multimedia incorporan imágenes, vídeo, música, palabra audible y textos escritos. Decidir si son "auténticos libros" o no es un problema clasificatorio que no evita que sean una realidad y cumplan una función. Ya sea como hipertextos (nueva forma de organización y fragmentación de los textos), ya sea como multimedia (integración de medios expresivos tradicionalmente separados), el concepto de autor variará por extensión de sus ámbitos de trabajo. Mayor autonomía y nuevas formas expresivas integradoras parecen ser las dos incidencias más importantes en el campo de la creación que el tiempo se encargará de ir colocando en su lugar. En el nombre de la pintura se criticó inicialmente a la fotografía; hoy nadie duda que la fotografía pueda ser una forma expresiva o artística, que por el hecho de utilizar una tecnología diferente a la tradicional y milenaria en el campo plástico no se la pueda considerar dentro de las artes plásticas. 3.2 - La incidencia sobre el sector productivo editorial Hemos señalado ya algunos elementos que afectarán a la industria editorial. Los cambios aquí son de un orden distinto. Las editoriales son empresas que fabrican un determinado objeto: libros. Si aparece un nuevo soporte susceptible de acoger los contenidos que tradicionalmente se encerraban en los libros, las editoriales pueden hacer dos cosas: ignorar el nuevo medio alegando que eso no son "libros" o incorporar a su producción el nuevo soporte. Debemos evitar siempre los planteamientos radicales: el nuevo medio no supone ni a corto ni a largo plazo la desaparición del libro, sólo la modificación del sistema al introducirse un nuevo elemento. Las editoriales, en cuanto empresas (las de mayor peso en el sector), ya se están introduciendo en este nuevo medio. Las ediciones multimedia que realizan se centran, por ahora, en aquellos tipos que resultan más acordes con los nuevos formatos por sus contenidos: obras de divulgación (científica, histórica, artística) enciclopedias, biografías, etc. Las editoriales, como empresas que son, determinan sus proyectos según la aceptación que pueda tener entre el público comprador. En la medida en que estos nuevos productos sean aceptados por el público, se irá extendiendo su ámbito de aplicación a diversos géneros o tipos de libros. Desde el punto de vista económico, la edición sobre soporte digital es mucho más barata que sobre el soporte papel. Esto permitirá introducir cada vez más cantidad de información en los soportes. Un beneficio inmediato de esto es, por ejemplo, la confección de ediciones críticas. Muchas ediciones de textos —por indicación de los editores, generalmente— limitan o eliminan el aparato crítico y bibliográfico porque en el mundo del papel la información ocupa espacio (número de páginas), y éste se traduce en dinero. Las ediciones digitales de clásicos, es decir, de aquellos que ya tienen tras de sí una gran producción de comentarios e interpretaciones, se verán beneficiadas. La edición de "obras completas" o de "obras selectas" serán también un tipo de publicación beneficiado por los nuevos sistemas. Permitirá también la recuperación de muchos textos cuya edición se había rechazado por estimar una baja demanda. La reducción de los costes hará que estos textos puedan ser puestos en circulación. Los destinatarios de esta forma de edición serán aquellos lectores familiarizados con los medios informáticos y necesitados de gran cantidad de información, fundamentalmente, los universitarios. Se producirá una ampliación progresiva de ese público conforme se vayan introduciendo estos nuevos medios en los diferentes ámbitos sociales. Al igual que es en la escuela donde se enseña a familiarizarse con los libros, será en la escuela en donde las próximas generaciones se ejerciten en el uso de las nuevas tecnologías. Es significativo que la mayor parte de la producción multimedia que se está realizando hoy La introducción de todas estas tecnologías en las aulas tendrá un efecto multiplicador en la construcción de los hábitos de acceso a la información a través de las redes de comunicaciones. Es en la escuela en donde se aprende a relacionarse con los libros; en las próximas generaciones, el contacto con los ordenadores se iniciará desde más temprana edad. Libros y ordenadores serán las herramientas escolares. Si nuestros actuales libros de texto nos parecen más avanzados que los de algunas décadas anteriores por incluir un mayor peso gráfico, los textos multimedia permitirán un conocimiento más directo del mundo que se describe. El aumento de los anchos de banda de las redes permitirá el acceso a bancos de datos de imágenes y documentales de forma directa y podrán ser utilizado como material docente en el aula. En suma, el mundo de la escuela ha sido el mundo de los libros; el primer conocimiento que transmitía era el proceso de lectura y escritura. El ordenador y las redes culminarán un proceso renovador que comenzó ya con la introducción de los materiales audiovisuales (vídeos, diapositivas, grabaciones sonoras, ilustraciones, etc.). 3.6.- La incidencia sobre el sector académico Hemos definido el sector académico como productor y consumidor de textos. El libro juega un papel central dentro del sector. El libro, en cuanto que es el objeto en que se deposita de forma tradicional el conocimiento, es el eje de gran parte de la vida académica. Junto a otras formas también tradicionales (congresos, jornadas, clases, etc.), el libro es la forma en que finalmente cristaliza (actas, manuales, monografías, tesis, etc.). Pero el libro académico se diferencia de otros productos por su dimensión comunicativa específica, es decir, se dirige a unos grupos de destinatarios concretos. Ingenieros, médicos, escolares, o filólogos pueden leer el Quijote porque no se dirige a nadie en especial, tiene un público general, aunque puedan existir ediciones especializadas. Las publicaciones de carácter científico- académico, en cambio, están sujetas a unos condicionamientos de público (grupos de especialistas) y de tiempo (su contenido es revisado y superado por los avances en cada disciplina). Esto no significa que todas las publicaciones científicas (entendiendo este término en sus sentido más amplio) se agoten necesariamente en un mismo plazo de tiempo, pero sí que en muchos casos existe cierta urgencia en su conocimiento (también los libros de interés general pueden estar limitados en el tiempo, p. ej., en temas de actualidad cuyo interés va decreciendo). El primer gran uso civil de las redes informáticas se dio por parte de los medios universitarios, que vieron en ellas una forma rápida, barata y efectiva de compartir los conocimientos. Hoy una gran cantidad de informaciones disponibles en las redes son de procedencia universitaria. Es previsible que este fondo aumente y se convierta en un mecanismo habitual de contacto entre universidades y, lo que es tan importante, una vía hacia el resto de la sociedad. No existe, por ahora, un medio tan rápido para la transmisión y actualización de los conocimientos como las redes. Prácticamente todas las universidades del mundo tienen ya una mayor o menor presencia en ellas o están desarrollando su forma de hacerlo. Es la inversión más rentable que se puede hacer. La presencia en las redes de las universidades y sus publicaciones posibilitará al resto del mundo el acceso a sus investigaciones de una forma directa, más rápida y más barata. Una parte importante de los recursos de las bibliotecas y departamentos universitarios se emplea en la adquisición o suscripción a revistas científicas. Estas suscripciones se abaratarán o incluso serán gratuitas en muchos casos, permitiendo una mejor formación de los investigadores al poder disponer de una mayor y más reciente información. También se solventará la necesidad de adquisición de varios ejemplares de la misma obra al poderse acceder a ella simultáneamente desde diferentes los lugares de la red (si hay un número elevado de accesos, puede distribuirse a través de varios servidores alternativos, como ya sucede con los "mirror"). Es previsible que, al abaratarse los costes de las ediciones, aumente la información. Una gran parte de las investigaciones que se realizan no son publicadas o lo son demasiado tarde. El sistema de edición universitario es caro (tiradas bajas) y lento en términos absolutos (acumulación de trabajos para editar) y en términos relativos (pérdida de valor de muchas informaciones por el paso del tiempo). Estos dos factores permiten entender cómo, en muchos terrenos, el interés de los investigadores se ha desplazado hacia las revistas científicas por considerar que con ellas es posible "estar más al día" con unos costes menores. La edición electrónica será decisiva en los próximos años en el mundo universitario. Hasta ahora el único público de que disponían los profesores universitarios eran sus propios colegas. Hoy ya podemos decir que existe un "público potencial" en las redes y que su crecimiento, según se señala en todos los estudios, es prácticamente la duplicación anual. Gran parte de ese público pertenece a miembros de las comunidades universitarias, estudiantes y docentes. En este sentido, al aumentar el público, aumentará la demanda de este tipo de publicaciones electrónicas. No es necesario entrar en el terreno en el que se encuentra quien esté leyendo este texto. Las redes permiten la comunicación e intercambio de informaciones entre miembros de comunidades universitarias alejadas; permiten la cooperación y el enriquecimiento personal y académico al encontrarse con otros colegas, estudiantes y profesores, que realizan sus trabajos en espacios distantes pero con interese similares. 3.7.- La incidencia sobre el sector crítico Debemos diferenciar la crítica como sector y la crítica como función. Si entendemos, como algunos creen, que el crítico no es más que un lector especializado y profesionalizado, en mayor o menor medida, la crítica en sí -es decir, como función- no tendría por qué verse afectada: su labor es enjuiciar los "textos", no los "libros". En teoría, en su análisis y evaluación sería indiferente el soporte utilizado para hacer circular el texto. En cuanto sector, es decir, como práctica profesional se verá modificada en la misma medida en que lo sean el sector creador y el de los lectores. La crítica es consumidora de textos, actividad primera, y también productora (el texto crítico). Si las condiciones y prácticas de circulación de los textos varían socialmente, el crítico no tiene ningún privilegio especial. Es más, probablemente debiera prestar mayor atención a los nuevos fenómenos para poder dar cuenta de ellos, puesto que su actividad posee una función orientadora ante el público. Igualmente, la crítica -como sector- se verá afectada por los cambios que se produzcan en los medios en los que desarrolle su trabajo. Desde nuestro punto de vista, los medios de comunicación probablemente se veran más afectados por el cambio que el mundo de la edición impresa a medio y corto plazo. Los movimientos que se detectan en el mundo empresarial de la información son mayores que los que se detectan en el mundo editorial. Los medios de comunicación tradicionales han pasado de una actitud de indiferencia a un estado de interés preocupado. El incremento de las posibles audiencias y públicos que las redes están creando, su rápido crecimiento, los datos existentes sobre desvíos de la atención de los usuarios de unos medios a otros (p. ej. reducción de las horas ante el televisor y aumento de tiempo conectados a la red), la velocidad de la información, y, sobre todo, los movimentos de la competencia (no quedar descolgados del proceso o llegar tarde), son factores que están incidiendo en la presencia de los medios tradicionales en las redes. En cualquier caso, el sector "crítica" se verá afectado, más que en sus funciones, en las condiciones de su labor. Es previsible que en la medida en que aumente la circulación de textos también lo hagan los "textos críticos", que la facilidad de búsqueda en la red permita realizar recolecciones de "textos referidos a textos". En este sentido, el papel orientador de la crítica aumentará al llegar a más amplios grupos. 3.8.- La incidencia sobre el sector documental El sector documental ha experimentado un importante desarrollo y renovación en sus planteamientos en los últimos tiempos. Las redes y la informática no son ajenas a este proceso. El aumento progresivo de la circulación de textos ha obligado a una mayor presencia de este sector. La labor de los documentalistas pasa a ser fundamental en una sociedad a la que se denomina "de la información". Desde el punto de vista de la formación de los profesionales, se ha producido un desplazamiento de unas técnicas de recuperación pensadas y diseñadas para su aplicación en el mundo de lo "impreso" al mundo "digital". Si los documentalistas se ocupan de la estructuración y clasificación de las informaciones con vistas a su recuperación selectiva, su papel no puede dejar de ser esencial en el entorno que se avecina. La circulación masiva de documentos de todo tipo obliga a un trabajo organizador superior. Las redes serán los medios de búsquedas más efectivos, tanto de documentos digitales como de la información digitalizada sobre el mundo de lo impreso. Es decir, los libros podrán seguir siendo "objetos", pero su localización se realizará en gran medida gracias a la información que haya sobre ellos en las redes. Según señalan algunos teóricos (p. ej. Huitema), aquellos textos de cuya existencia no haya constancia en las redes, se volverán "invisibles", es decir, dejarán de ser citados o recogidos en otros documentos, en un breve plazo de tiempo. Este fenómeno es fácilmente explicable si tenemos en cuenta que la mayor parte de las búsquedas bibliográficas se harán a través de las redes por su eficacia (velocidad, accesibilidad y economía) en el rastreo masivo o selectivo de información. El desarrollo de técnicas más refinadas en las búsquedas documentales electrónicas se apoyará en sistemas de descripción de documentos más precisas específicamente diseñadas para las redes. A veces, el problema que producen las búsquedas en la red es una recuperación masiva de información que las hace apenas manejables. Los nuevos sistemas de catalogación y descripción permitirán búsquedas más selectivas y más eficientes. 3.9.- La incidencia sobre el sector bibliotecario El bibliotecario ha sido uno de los sectores que más pronto sintieron los beneficios de los sistemas de redes informáticas. De hecho, se han creado sistemas de redes entre bibliotecas para la consulta de catálogos desde hace tiempo. Los sistemas informáticos de administración de los fondos son una realidad desde hace mucho a través de las bases de datos. Las diferencias entre los programas o aplicaciones que gestionaban la información obligó a sistemas normalizados que permitieran compartir las informaciones. Las redes han dado un paso más y se puede acceder a los fondos de las bibliotecas de cualquier lugar del mundo desde un ordenador por medio de las sesiones "telnet" que simulan un terminal de la propia biblioteca. Muchas bibliotecas pueden ser consultadas desde los domicilios particulares de los usuarios evitándose de esta forma los colapsos que producían las consultas manuales. Los usuarios pueden saber el número de ejemplares disponibles y el lugar en que se encuentran sin necesidad de desplazamientos. En ocasiones, se facilita el sistema de reservas de ejemplares a través de formularios electrónicos de petición. El sistema de redes aplicado al mundo de las bibliotecas nos lleva a la vieja idea de la "biblioteca universal", entendida esta vez no como una concentración de todos los saberes en un espacio físico (modelo Alejandría), sino como un sistema disperso, sin centro, de intercambio de información. Esta idea se verá potenciada por la introducción de ediciones digitales de los textos en los fondos. Desde el momento en que una biblioteca dispone de una copia digitalizada de una obra, ésta pasa a estar disponible para todos los usuarios de la red. Esto supone una importantísima reducción de costes para un sistema que se basaba en la relación temporal "1 lector/1 ejemplar", es decir, cuando un usuario disponía de un ejemplar, éste dejaba de estar disponible para el resto durante un período de tiempo determinado, obligando a la multiplicación de ejemplares en las obras de mayor demanda en el caso de disponer de recursos para su adquisición o a evitar el préstamo de una obra para que siempre estuviese disponible en la sala de lectura. La existencia de un marco legal como el de que hoy disponemos obliga a restricciones en la disposición pública de los textos. Las obras que están siendo ofrecidas libremente son aquellas cuyos derechos han pasado al dominio público. La rentabilidad económica de la empresa editorial, del autor, etc. se basan en la adquisición de ejemplares y no en el compartir. Los bienes culturales son considerados objeto de beneficio y como tales se producen. Es previsible que, dado el "mercado" que los sistemas de redes van a generar, se establezcan nuevos mecanismos legales y comerciales que permitan obtener rendimientos a todas las partes implicadas. Es preferible buscar nuevas soluciones a los nuevos retos que aplicar frenos indiscriminados a una situación radicalmente distinta en proceso de desarrollo. Este problema no es privativo del sistema de bibliotecas, pero puede ser uno de los puntos por los que empiece la transformación. El problema se planteará cuando se franquee el límite del servicio ofrecido como red local (a los usuarios presentes en el recinto) a un servicio universal al que puedan acceder los usuarios desde cualquier lugar del mundo. En teoría, un solo ejemplar podría ser consultado por todos los usuarios si se ofrece sin restricciones. El entorno de las bibliotecas sufrirá también modificaciones al variar el tipo de prácticas que en ellas se desarrollarán. Las "salas de lectura" irán incorporando, de forma equilibrada por la demanda, lugares para terminales que posibiliten la consulta de las obras a través de la red. No podemos olvidar el hecho de que la biblioteca es un lugar al que se accede para realizar una serie de prácticas lectoras. Muchas actividades y funciones no requerirán la presencia en la biblioteca del usuario, sino que podrán ser realizadas desde cualquier otro lugar. Es característico del sistema de redes unir lo disperso creando una nueva unidad virtual, en este caso, la biblioteca sin límites, en la que la búsqueda de información y la prestación de servicios se extienda de forma global. De esta forma, al estar conectadas, aumenta el valor de cada una de Mediterráneo o en cualquier otro centro geográfico y se extendía espacialmente con sus desplazamientos viajeros (comercio, militar, etc.) hasta llegar ser asimilado por otros pueblos y culturas, hoy se realiza por otros medios. Los apocalípticos que anuncian la destrucción de la cultura por la llegada de las nuevas tecnologías deberían analizar los procesos históricos. Siempre se han estado produciendo "nuevas tecnologías". La escritura, el papiro, el pergamino, el papel, la imprenta, la rotativa, fueron todas ellas vistas como "nuevas tecnologías" y recibidas con recelo en su momento. Durante mucho tiempo se receló de la imprenta porque ponía demasiados libros en circulación y se entendía que eso era un mal, que los libros eran cosa de unos pocos y debían seguir siéndolo. Hoy en día, las introducciones sociales de nuevas tecnologías se producen en procesos más acelerados. Los cambios que anteriormente llevaban siglos, se pueden producir en décadas. Las tecnologías no llegan simplemente, sino que se van extendiendo por los diversos sectores que configuran el sistema. En unos los beneficios son más inmediatos y se implantan más rápidamente; en otros, su implantación puede ser más lenta. El problema, si es que puede hablarse de tal, en lo que se refiere al público, a los lectores, será una cuestión de diversificación y especialización. Somos lectores, pero somos lectores de cosas muy diferentes. No todas nuestras prácticas lectoras se realizan de la misma manera. Probablemente prefiramos utilizar el correo electrónico o acceder a artículos de revistas a través de las redes, pero sigamos prefiriendo leer novelas en su forma encuadernada; quizá prefiramos acceder a los catálogos de una biblioteca extranjera desde nuestra casa antes que realizar el gasto de desplazarnos hasta allí; puede que prefiramos también reservar nuestro ejemplar de un libro a través de un formulario electrónico antes que recorrer decenas de librerías buscándolo o que sigamos queriendo pasear tranquilamente entre estantes a la búsqueda de alguna sorpresa en forma de libro. Un factor decisivo, a mi entender, será la familiarización con la herramientas informáticas a través de la enseñanza. Es en esta primera época -época de formación- cuando se adquieren los hábitos culturales. En la medida en que la informatización no se vea como un elemento distanciador sino integrador de la cultura, un instrumento capaz de ser útil en la formación, los hábitos y las actitudes variarán. Hoy la informática tiene un importante componente generacional. Esto es natural que sea así. Los perfiles de los usuarios de las redes dan unas edades que nos muestran personas jóvenes mayoritariamente. Los usos son muy diferentes, pero pronto, conforme aumenten los recursos disponibles y se encuentre cosas más valiosas (o simplemente variadas) en las redes, se extenderán sus campos de actuación. No hace mucho más de diez años que llegaron los primeros ordenadores personales. Su efecto e implantación ha sido muy elevado. Desde el punto de vista de la cultura, entendida en sentido general, no es más que un recién llegado. Los productos multimedia apenas llevaban unos años en el mercado. El WWW es un fenómeno prácticamente del año 93 o 94. El año 1995 fue declarado el "año de Internet". Todo es demasiado reciente y es pronto para evaluar su implantación social y sus efectos, pero tenemos indicios suficientes para saber por dónde pueden discurrir los caminos. No hemos descrito el futuro; nos hemos limitado a contar el presente y a estimar los efectos que tendrá la intensificación de una serie de elementos dentro de un sistema como es el literario, central en nuestra cultura. En un campo tan cambiante como éste, con un crecimiento tan espectacular y un desarrollo acelerado de la tecnología, no es fácil hacer predicciones. Cuando pensamos el futuro, alguien ya lo está construyendo en alguna parte. Cuadro resumen: El Sistema Literario Sector Función Grado de Incidencia Creación Elaboración intelectual de los "textos literarios" Variable relativo Producción • Selección de los materiales publicables • Elaboración material del soporte del texto Muy alto directo literario • Determinación del número de ejemplares y su reedición Distribución • Intermediación • Hacer llegar los ejemplares a los puntos de venta • Reposición de ejemplares • Almacenamiento Muy alto directo Venta Librerías • Exposición • Información • Orientación • Venta final Muy alto directo Escolar • Inclusión de los textos en el sistema educativo • Mantenimiento de la cultura común • Orientación en la lectura • Prescipción de textos Muy alto directo Académico • Determinación del corpus y el canon literarios • Estudio del corpus literario • Elaboración de métodos de análisis • Formación de especialistas • Prescripción de textos • Producción de textos complementarios Muy alto directo Crítico • Valoración de los textos • Determinación del corpus y el canon literarios • Orientación sobre los textos • Interpretación de los textos • Publicidad de los textos • Producción de textos complementarios Medio relativo Documentación • Estructuración del corpus literario • Establecimiento de áreas de clasificación • Resumen documental • Búsqueda documental • Recuperación de información • Elaboraciones de síntesis documentales Muy alto directo Bibliotecas • Adquisición de materiales • Depósito de los materiales • Clasificación en áreas • Espacios de lectura Muy alto directo • Orientación • Préstamo LECTORES • Adquisición de los productos literarios • prácticas rituales de lectura • hábitos de lectura • Reguladores de la demanda de producción Variable según niveles y campos Bibliografía: El fenómeno de las redes de comunicación es demasiado reciente y cambiante para atreverse a compromisos demasiado radicales en los planteamientos. Pero podemos observar los distintos movimientos que se producen a nuestro alrededor y tratar de imaginar futuros. La aceleración de nuestro tiempo hace que las distancias entre lo existente y lo imaginado sean cada vez menores. A veces, un pronóstico, si se sostiene con suficiente empeño, llegará a convertirse en un hecho. Introducción Las redes de comunicación se encuentran, ya desde su mismo nacimiento, ante un dilema. Su desarrollo se ve impulsado por dos corrientes de signo contrario. Por un lado tenemos una concepción de carácter idealista, que ve en las redes la realización de la utopía de la comunidad universal, que se ampara en una filosofía del compartir; y, por otro, tenemos una concepción más acorde con lo que parece ser el signo de los tiempos, de carácter mercantil, que ve el fenómeno de las redes como una ampliación de los mercados potenciales. En el primer caso, las nuevas tecnologías se ponen a trabajar al servicio de una idea solidaria que entiende que son una forma de compartir recursos, de establecer un flujo desde aquellos que poseen algo hasta los que no disponen de ello. Hoy todos estamos de acuerdo en que la información es un bien, aunque no nos pongamos de acuerdo en si nos referimos a un “bien económico” o algo relacionado con un sentido moral. La segunda fuerza que está impulsando el desarrollo de las redes de comunicación es el deseo de ampliar mercados. Las redes se ven desde esta perspectiva como un instrumento más al servicio de la mercadotecnia. No hay en este caso principio de solidaridad o cooperación, sino sólo los estrictos fines de la competencia en el mercado; los otros sólo pueden ser clientes o competidores; no se comparte nada, sino que se vende. Las revistas culturales y científicas. Si bien las revistas culturales tienen unos objetivos, criterios e intenciones distintas a los de las revistas científicas, aquí nos interesa incidir en sus puntos de contacto. En primer lugar porque es necesario algún tipo de aproximación en función de la apertura de la ciencia y de la comunidad científica a la sociedad y en segundo lugar, porque no puede seguirse manteniendo la idea de las "dos culturas". Para nuestra desgracia, no solo se asume que Ciencia y Cultura son fenómenos distintos, sino también que son campos necesariamente minoritarios. Las revistas culturales son generalmente un ejemplo de vocación comunicativa más que mercantil. Casi nunca son un negocio, y los que se arriesgan en estas aventuras, pues así pueden ser consideradas, saben que su vida editorial, salvo raras excepciones, suele ser efímera. Las dificultades que encuentran son de todo tipo: financiación, distribución, publicidad, etc. Publicación especializada en la mayoría de los casos, tiene poco espacio para competir entre las revistas de información general. Las revistas culturales y las científicas suelen vivir -o mal vivir- de sus suscriptores, encontrándose desplazadas de los lugares naturales de venta, copados por otros tipos de material impreso. No hay lugar para ellas y han de establecer sus propios circuitos para llegar a unas minorías que las sostienen. En otras ocasiones, su financiación se realiza por instituciones públicas o privadas que actúan como mecenas o como garantes de que esas publicaciones, aunque no sean rentables, seguirán cumpliendo su función divulgadora de la cultura y la ciencia. Hay mucho material que merecería ser publicado y que no llega a las prensas por falta de medios. Hay muchas buenas ideas que no llegan hasta el papel porque no se pueden encontrar los recursos necesarios. Editar es caroy la distribución depende de factores externos a la propia publicación. Introducidas en los añadiendo a la publicación aquellos elementos que puedan considerarse necesarios, convenientes o, simplemente, que la mejoran. Por supuesto, siempre cabe la posibilidad de ofrecer gratuitamente la edición digital y solamente proceder al cobro de las ediciones impresas. 3. Edición digital pura. Este tercer caso es el de la revista electrónica que no tiene versión impresa. La revista se realiza expresamente para su distribución a través de las redes de comunicación. Los artículos, independientemente de si han sido publicados con anterioridad en otros medios, forman una nueva unidad de edición. Hemos de señalar una circunstancia que se irá notando cada vez más en este tipo de publicaciones. La mayor parte de las ediciones electrónicas existentes son versiones digitales de artículos pensados desde lo impreso. Me estoy refiriendo a que es necesario tener en cuenta las nuevas posibilidades que ofrecen los formatos hipertextuales. Las revistas digitales deben ser concebidas en lo posible desde el nuevo medio, aprovechando todos los recursos que éste ofrece. "Aprovechar las posibilidades del medio" no significa convertirlas en un espectáculo mediático, sino buscar el mayor grado de eficacia en la comunicación de unos contenidos informativos. La revista digital no puede ser un objetivo en sí misma sino un instrumento al servicio de la difusión de unos contenidos que se consideran valiosos. Esta última circunstancia afecta a la forma de concebir la información por parte del autor del texto, en primer lugar, y del editor, en segundo. Supone una labor de aprendizaje del medio y de sus posibilidades reales por parte de todos los implicados. Como toda situación nueva, requiere un aprendizaje y, sobre todo, una mentalidad distinta. Esto, por otro lado, implica una labor constante de revisión del trabajo realizado y un esfuerzo de renovación en un terreno que está cambiando e incorporando nuevas posibilidades constantemente. 1999. Epílogo: dos años después En una información, aparecida hace apenas unos días, se nos dice que aproximadamente el 80% de los contenidos de la Red apenas interesan a los usuarios. Hoy, en febrero de 1999, nos encontramos con un gran crecimiento de la Red, pero con una reducción proporcional del interés de las informaciones. La avalancha de información comercial persigue a todos aquellos que se introdujeron en la Red huyendo precisamente de los medios convencionales y su elevada carga trivial. Dos años después, en plena fiebre de fusiones y adquisiciones comerciales entre las grandes empresas del sector, con la experiencia acumulada de este tiempo y la observación de muchos casos, estoy convencido de que Internet sigue siendo un campo abierto para las revistas culturales y científicas, de que es la gran oportunidad de este tipo de publicaciones si se saben entender las reglas del juego del medio. Hemos tenido ocasión de debatir en diversos foros (4) sobre esta cuestión en estos últimos años. En todos los debates, las máximas resistencias provenían siempre de los propios miembros de la comunidad científico-académica o cultural, divididos ante un medio que muchos temen, por un lado, por su desconocimiento del mismo, y, por otro, por el mayor dinamismo que imprimen en el área de conocimiento propio. La Sociología y la Historia de la ciencia nos muestran claramente que la comunidad científica es un grupo social que se rige, como cualquier otro grupo profesional, por una serie de intereses que poco o nada tienen que ver con la ciencia en sí, sino con el status de sus miembros, sus jerarquías, sus formas de selección y promoción, su poder institucional, etc. Cualquiera que reflexione un poco, no dejará de percibir el importante papel que tienen las publicaciones en el sector, no como medio de comunicación, sino como medio de promoción personal, grupal y social. Hoy, más que nunca, hay que creer en el futuro de las publicaciones electrónicas en el campo cultural y científico. Tienen una importante misión que cumplir, tanto hacia el propio campo científico y cultural como agentes dinamizadores del conocimiento, como por la apertura que suponen hacia una sociedad cuyas minorías son cada vez más amplias gracias al fenómeno de la globalización favorecido por las tecnologías de las comunicaciones. El aislamiento del intelectual y el científico en las sociedades mediáticas como las nuestras se debe al muro de estulticia que se eleva negando la inteligencia individual y social en beneficio del consumismo dirigido y de la manipulación. El efecto positivo que este tipo de publicaciones pueden ejercer sobre esas amplias minorías relativas puede ser el del bálsamo o el del oasis. Gustave Flaubert sostenía que la inteligencia y la estupidez no mantenían una relación inversamente proporcional como elementos contrapuestos, sino que, más bien, avanzaban de forma paralela creciendo conjuntamente a lo largo de la Historia. Habrá que procurar mantener el paso. NOTAS: 1. Me refiero al Seminario "Literatura y Multimedia", organizado por la UIMP de Cuenca y la Facultad de Filología de la UNED en julio de 1996 y dirigido por José Romera Castillo. Puede verse la reseña de la publicación con los textos de las sesiones en Espéculo en: José Romera Castillo, Fco. Gutiérrez Carbajo y Mario García-Page (eds.): Literatura y multimedia nº 6 http://www.ucm.es/info/especulo/numero6/lit_mult.htm 2. En el I Congreso de Usuarios de Internet e Infovía, celebrado en Madrid, del 4 al 6 de febrero de 1997. Esta edición fue la única que incorporó una sección de Educación -muy interesante, por cierto-, que tuvo un cierto aire semiclandestino en comparación con el espectáculo promocional de las grandes empresas allí presentes. El coordinador fue Alfredo Baratas, de la UCM. El hecho de que desapareciera la sección de Educación de los Congresos posteriores es bastante indicativo de la evolución de la Red misma. 3. El análisis de los problemas generados por la propia estructura interna del campo (en sentido de Bourdieu) académico-científico pueden verse en J.Mª Aguirre Romero, Las revistas digitales y la vida académica, Cuadernos de documentación multimedia 6-7, Departamento de Biblioteconomía y Documentación, Universidad Complutense de Madrid, 1998. Este número de la revista se ha realizado en tres formatos y soportes diferentes: en línea, impresa y en CD-ROM. 4. El último de ellos en diciembre de 1998, en el marco de las II Jornadas Internacionales de Derecho de las Telecomunicaciones, celebradas en la UCM. De terrores digitales El día 17 de marzo de este año 2000 el mundo se levantaba con una noticia inquietante. Su titular era: "Stephen King causa el terror en la literatura convencional". La noticia era la continuación de las aparecidas en días anteriores en la que se nos avisaba que el rey de las ventas en el género de terror —y probablemente también de las ventas en casi todos los demás géneros—, el novelista norteamericano Stephen King, tenía previsto publicar su última novela en Internet. Desde luego, Stephen King no puede presumir de ser el primero que hace esto. El gran novelista Robert Coover experimentó hace ya bastantes años con el formato hipertextual en sus obras de creación y se dedicó a investigar nuevas formas expresivas con sus alumnos de la Universidad de Brown. Más recientemente, John Updike, ganador del Premio Pulitzer, y ya un clásico de la literatura norteamericana, escribió el primer párrafo de una novela que fue continuada a través de Internet por los lectores-escritores navegantes dispuestos a ensayar en esta forma de escritura colectiva. Experiencias ha habido muchas. Lo que Stephen King puede apuntarse en su haber es ser la primera cuña de la gran industria editorial para tratar de potenciar un sector —el editorial— que apuesta por unos nuevos formatos, aunque no sabe muy bien por dónde pueden ir los tiros futuros. Esta situación de tanteo es una constante en estos principios de la denominada Sociedad de la Información, algo que alguien tendría que sentarse a definir con calma para que así supiéramos todos a qué atenernos. Son muchos los sectores en los que ya se están experimentando cambios profundos, pero —por primera vez en la historia— los cambios son tan rápidos, radicales y en tantos frentes que muchas veces despiertan sentimientos de angustia generalizados. Se sabe que cualquier paso en falso que se dé puede llevar al fracaso y las grandes expectativas que se disparan un día pueden desvanecerse al día siguiente. La Sociedad de la Información es una sociedad faústica, vertiginosa en sus transformaciones, una mezcla de la fiebre del oro, de la carrera de Oklahoma y del juego de la ruleta rusa. La radical novedad de la situación en que nos encontramos —esta velocidad que abre brechas generacionales, no ya entre padre e hijos, sino entre hermanos mayores y hermanos menores— es que hace que se tantee un mayor número de posibilidades en unos casos y en otros que se apueste fuerte de cara a un futuro del que solo se tienen claros algunos escenarios. Uno de estos escenarios difusos es el del mundo editorial, simbolizado en el "libro" como objeto fetiche de la cultura occidental. La misma noticia con la que comenzábamos no puede sustraerse a un cierto tono apocalíptico cuando, inmediatamente, afirma: "La publicación del último libro de Stephen King, "Riding the Bullet", ha hecho temblar de terror a la literatura convencional que ve en la edición a través de Internet el fin de los libros como soporte literario". Como dice el mismo periodista, "solo los árboles respiran tranquilos" ante el éxito de King. Me gustaría utilizar esta noticia para revisar inicialmente una serie de circunstancias que tienen que ver con nuestro tema: el cambio que se genera con la introducción de la digitalización en el conjunto del sistema editorial, aunque posteriormente establezcamos algunas distinciones. Iré analizando, pues, en el mismo orden en que se introducen en el texto periodístico algunos de los datos. La primera información que se nos ofrece es la extensión de la obra, es decir, el número de palabras que la componen: 16.000. Para que se hagan un cálculo, en este momento llevo escritas aproximadamente 600 palabras, que componen aproximadamente dos páginas tamaño DIN-A4 impresas. Por un sencillo cálculo comprobamos que la novela de Stephen King, la novela por la que los árboles están tranquilos, tiene aproximadamente 55 páginas en su original. Cualquiera que haya leído o simplemente visto el tamaño habitual de las novelas de King, auténticos mamotretos, percibirá la diferencia de tamaño. Esta primera circunstancia nos permite deducir algunas cosas interesantes. La primera de ellas es que el experimento se ha hecho con gaseosa, como debe ser, según el dicho. Ni King ni sus editores — apuntemos de paso que el autor se lleva un margen muy elevado del precio de la obra— se han arriesgado a lanzar una novela en la red; lo ha hecho con lo que en la imprecisa terminología con la que nos manejamos en los géneros narrativos denominamos "cuento largo" o "novela corta", según la veamos, como un más o como un menos. Arriesgar con una novela, en el caso de King, supone hablar de millones de dólares. El éxito de este experimento mediático-literario tiene, además, cierto truco. Stephen King es uno de los autores con más público consolidado en la Red. Hay cientos de páginas creadas por sus clubes de fans repartidas por todo el mundo, páginas dedicadas a sus novelas y a las películas y series de televisión que se han realizado sobre esas mismas novelas. De lo que no cabe duda es de que se ha elegido bien para el experimento: un autor de éxito, con un grupo generacional más o menos definido de lectores repartidos por todo el mundo, con notoriedad gracias a su múltiple presencia audiovisual. Además, tenía que ser así, ya que en este caso lo que menos importa es el texto en sí mismo. Lo que se buscaba era una espectacular promoción de un sistema lector: el Rocket E- Book. El lanzamiento de "Riding the Bullet" se ha realizado a través de Internet y solo puede ser adquirido para su lectura en este tipo de dispositivo lector. Ni siquiera en otros formatos electrónicos; solo con el Rocket E-Book, fabricado por la empresa norteamericana Gemstar. Este es uno de los puntos clave para entender el movimiento que se está registrando alrededor del libro digital: el problema de los dispositivos lectores. Existen varios modelos de dispositivo lector o libro electrónico, es decir, aparatos cuya función es el almacenamiento y lectura de textos. Además del elaborado por Gemstar, están el también norteamericano SoftBook y el Cybook, del grupo francés Cytale. Esta situación es nueva en el campo de la industria editorial, pero no es nueva en otros sectores y se pueden establecer ciertas analogías. ¿Recuerdan lo que sucedió con la industria del vídeo en sus principios, la lucha entre los tres sistemas de grabación- reproducción? De los tres sistemas en el mercado, el 2.000, el Beta y el VHS, el primero —por cierto, el de más calidad, según los entendidos— desapareció al poco tiempo; a esta desaparición siguió una lucha empresarial con irregular reparto geográfico entre los otros dos sistemas —España era uno de los pocos países en los que había cierto equilibrio entre los dos— , luego un pacto a medio plazo entre las dos grandes empresas que los apoyaban, su posterior incumplimiento y, finalmente, la reducción testimonial de uno de ellos. De esta situación podemos aprender algo cierto: todo era una lucha comercial entre empresas por imponer sus sistemas, una lucha a muerte por consolidar una tecnología y sobre todo unas patentes. El caso del libro electrónico tiene paralelismos, pero también una gran diferencia. El vídeo comenzaba su andadura comercial y cultural en aquellos momentos; no había precedentes. El formato "libro" lleva aproximadamente dos mil años —si nos atenemos al codex— y quinientos años —si contamos la producción impresa—. El formato "libro", pues, es, por así decirlo, patrimonio de la humanidad. Hay millones y millones de libros impresos producidos en los últimos cinco siglos y cada año se producen Recapitulemos un poco: desde hace varios años se han publicado muchos libros y artículos —y me incluyo en la lista— sobre la cuestión del futuro del libro. En todos estos escritos se ha hecho desde profesión de fe apocalíptica sobre su fin inmediato hasta posiciones más moderadas en las que se hablaba de la reestructuración de la oferta y nuevas exigencias de la demanda al existir nuevas posibilidades de hacer circular la información. Como tantas otras veces, se habla del futuro como si fuera algo que nos cayera encima arrojado por no se sabe quién y no como algo que vamos definiendo con nuestras acciones y necesidades. La prisa que caracteriza los negocios en la Sociedad de la Información es la de ser el primero, la de adelantarse a todos y así dar dos veces. Pero en este caso, no creemos que esta prisa sea buena consejera. Digámoslo claramente: no tiene sentido tratar de sustituir al libro allí donde es una herramienta eficaz. El libro -lo hemos dicho muchas veces- no es un objeto obsoleto ni mucho menos. Es un producto de alta tecnología, gran ergonomía y de eficacia probada en las funciones que ha desempeñado históricamente desde sus orígenes. Además, y éste es un factor muy importante, está culturalmente instaurado entre sus usuarios —hoy en día la práctica totalidad de las sociedades alfabetizadas— desde hace dos milenios. La industria editorial haría mejor en tratar de aplicar las ventajas de las Nuevas Tecnologías allí donde es necesario; es decir, debería tratar de solventar los problemas específicos que tiene en sus diferentes sectores, tanto en los productivos, como los de distribución y venta. Podría darse la paradoja de que fuese la misma industria editorial la que matara —como en la historia de la gallina de los huevos de oro— su propio objeto. Como ejemplo me gustaría tratar aquí dos casos interesantes del desarrollo de la actividad editorial basado en el desarrollo de la Nuevas Tecnologías. El primer caso del que voy a hablar es de la edición bajo demanda y seguidamente de la edición personalizada, que, como veremos, son dos casos distintos con diferentes abanicos de posibilidades en su aplicación. Antes será necesario recordar algunas cosas. Una de las especificidades más notorias del sector editorial es la diversificación de su producción. Los libros son distintos unos de otros y satisfacen necesidades diferentes en las personas que los adquieren. A diferencia de otros sectores productivos, no es posible establecer una producción masiva reducida a tres o cuatro modelos, es decir, una gama reducida de productos, como sucede, por ejemplo, con los automóviles o los electrodomésticos. En estos casos podemos establecer tres o cuatro modelos con una vida variable, es decir, podemos establecer su vida como producto y programar su sustitución, llegado el momento, por nuevos modelos. Esta reducción o concentración en unos pocos modelos permite su producción en serie, su promoción unificada y el establecimiento de toda una logística a su alrededor. Este sistema de producción es claramente industrial. Sin embargo, en el caso del libro no encontramos con una gran diversificación del producto —las editoriales sacan cientos de títulos en el año— dentro también de un sistema de producción industrial. Este relación entre un tipo de producto —altamente diversificado— y un sistema de producción — industrializado— provoca un desajuste que se trata de solventar mediante dos tipos de acciones: 1) mediante sistemas de reducción del riesgo por el ajuste de las tiradas estimando el posible público lector; y 2) mediante la introducción de estrategias de mercadotecnia para la promoción. En los últimos años —por comentar el caso español— se ha producido una reactivación del sector editorial, que había pasado por una gran crisis durante la década de los ochenta, gracias a estos dos factores: la reducción de tiradas y las estrategias de acción sobre el mercado. [gráfico1] Traducido a datos, esto significa, en el primer caso, que las tiradas de los libros se han tipificado en tres grandes bloques: a) las tiradas entre dos mil y cinco mil ejemplares; b) las tiradas entre cinco y diez mil ejemplares; y c) las tiradas por encima de diez mil ejemplares. Como puede apreciarse, la base se construye sobre una gran cantidad de títulos diversificados de tirada inferior. En los últimos años se ha producido una tendencia a la baja en las tiradas junto con un intento de aumentar los títulos en la cúspide, es decir, una polarización de la producción. Las editoriales buscan mantener un fondo diversificado mediante la publicación de libros con pequeñas tiradas, por un lado, y, por otro, tratan de colocar el mayor número de obras en las tiradas por encima de diez mil ejemplares. Es sobre esta cima de los diez mil sobre la que es posible empezar a aplicar los esfuerzos de mercadotecnia. La razón es sencilla: las acciones de mercadotecnia tienen también unos costes económicos importantes que recaen sobre la obra. Solo es posible ponerlas en marcha sobre tiradas amplias que permitan reembolsar económicamente el esfuerzo empleado y obtener un beneficio. El carácter diversificado del libro impide realizar esta acción sobre los títulos de la base de la pirámide. Esto significa que en un sistema en el que la información sobre los productos es un elemento básico de su destino comercial, un gran número de títulos queda abandonado a su destino. El destino de un libro puede expresarse metafóricamente como la búsqueda desesperada por encontrar su lector-comprador, como el intento de salir del anonimato y manifestarse como interesante, atractivo ante los ojos de un posible lector. Esto implica significarse, salir de ese mare magnum libresco integrado por miles de títulos que se apiñan en los estantes de las librerías o en los catálogos. Las editoriales vieron rápidamente que las redes de comunicación podían ser un factor importante de promoción de sus títulos. Enseguida proliferaron las webs de editoriales en las que era posible, con esfuerzos económicos muy reducidos realizar esa promoción individualizada de los libros. Los lectores podían explorar los estantes virtuales de las webs buscando a través de los catálogos para localizar los libros que pudieran interesarles. Múltiples enlaces les llevan a entrevistas con los autores, sus biografías, resúmenes, opiniones de lectores, y un largo etcétera de casos, aunque algunos pudieran ser fraudulentos como en el caso de las opiniones de los falsos lectores pagados en Amazon. Esta es la faceta que podemos calificar como promocional de la redes. Es un aspecto muy importante porque, como hemos señalado, permite dedicar un esfuerzo de promoción a cada uno de los libros que se producen y no solo a una pequeña parte de lo producido. Sin embargo, tener la información no significa tener el libro. Y es esta diferencia la que interesa a la empresa editorial. Está muy claro que las redes sirven de agente estimulante de la demanda. En la medida en que crezca la presencia de usuarios conectados a las redes, las editoriales tendrán que afrontar la necesidad de una mayor precisión en los cálculos de sus tiradas, si bien es cierto que contarán con más información para hacerlo. Los sistemas de cálculo estimativo han de variar utilizando los medios que las propias redes ponen a su disposición. Hasta ahora la tirada de una obra se fijaba sobre dos parámetros: el cálculo absolutamente intuitivo en la mayoría de los casos de los posibles lectores según la valoración de su calidad o interés, y la distribución física en los puntos de venta. Esto es la teoría. En la práctica, la mayoría de los casos se resuelven fijando unos tamaños estandarizados de tirada y trabajando sobre los puntos de venta que hayan demostrado con anterioridad su capacidad de dar salida a un mayor número de ejemplares. En la medida en que, como señalamos, se reducen las tiradas medias, existen menos ejemplares que distribuir y, por lo tanto, se reducen los puntos en los que es posible colocar los ejemplares. El resultado de esto es que los puntos más eficaces pasan a ser aquellos en los que se produce la máxima concentración de ejemplares diversos. Este hecho ha llevado a la desaparición de muchas de las pequeñas librerías, que dejan de interesar a editores y distribuidores, en beneficio de las librerías grandes y, sobre todo, explica la entrada de las grandes superficies como lugar preferente para la colocación de ejemplares: mayor paso de posibles compradores; mayor espacio para almacenamiento; mayor espacio de exposición. Si no podemos dirigirnos a nuestros desconocidos posibles lectores —piensan las editoriales—, pongamos los libros en aquellos lugares por donde pasa mucha gente. Las leyes estadísticas hacen el resto. Nadie va expresamente a un hipermercado a comprar un libro, pero sí es posible que a muchos de los que van a un hipermercado se les ocurra comprar un libro al pasar junto a ellos. Como es obvio, la grandes superficies prefieren ciertos tipos de libros respecto a otros —S. King mejor que Kant— velando por sus intereses como vendedores. Esto acaba dejando fuera del circuito comercial a la mayor parte de los libros haciéndolos invisibles a los ojos de los compradores. De alguna forma, este proceso que explicamos aquí de forma simplificada permite entender porque la mayor parte de los libros que están en una librería están prácticamente en todas las demás y porqué los que no están en alguna tampoco están en el resto. O si lo prefieren con un ejemplo perfectamente comprensible para todos, porqué, desde hace ya algunos años, cuando uno ve una caseta de la Feria del Libro en nuestro madrileño parque del Retiro, ya ha visto el setenta por ciento de las otras restantes quinientas o seiscientas casetas. O explica el mayor dirigismo que ejercen las editoriales sobre los autores, ya sea encargando las obras o simplemente rechazando las que no se ajustan a las directrices de la temporada cultural. También explica, por ejemplo, porque han desaparecido los fondos de las librerías en beneficio unas obras estacionales cuya duración en los estantes no supera en muchos casos los seis meses de vida. En fin, toda una serie de efectos conocidos en lo referido al mundo del libro, su edición y comercialización. En los últimos años hemos asistido a una lucha feroz entre editoriales, distribuidoras y puntos de venta para tratar de definir sus nuevas relaciones. La concentración editorial -fusiones, adquisiciones, entradas de los grandes grupos europeos-, su inserción en la política de grupos mediáticos más amplios (periódicos, televisión, radio), la creación de sus propias distribuidoras, el establecimiento por parte de estos grupos de cadenas de librerías, junto a otros factores menores, han modificado el sistema del libro en nuestro país, aunque esta situación no es privativa de España ya que también se produce en otros. Esto no debe servir para relativizar la situación española, ya que nuestro país es una primera potencia editorial —la cuarta o quinta, según algunas clasificaciones— y, sobre todo, por los efectos que está produciendo en un campo mucho más amplio: Hispanoamérica. Evidentemente, todas estas circunstancias señaladas son formas de respuesta a situaciones de mercado, respuestas empresariales a situaciones de crisis. Pero, desde mi particular punto de vista, entiendo que el sistema editorial está dejando de lado posibilidades de desarrollo notables y quizá también eligiendo otras con una posibilidad de implantación más dudosa. Mi planteamiento es que se trate de utilizar las nuevas posibilidades tecnológicas para solventar las carencias que se dan en el sistema y no que se empiece por la introducción de elementos para los que no hay una demanda real. Pudiera ser que, por proponer espacios innecesarios, las editoriales abrieran la Caja de Pandora e iniciaran un camino peligroso que se volviera contra su propio producto: el libro. Quizá se oyen demasiadas voces augurando la muerte del libro y no se explica demasiado bien por qué. Lo peor que puede suceder es que aquellos que los fabrican dejen de creer en él. Volvemos a decirlo: no se trata de buscar tecnologías que sustituyan al libro a cualquier precio; se trata más bien de aprovechar las nuevas tecnologías para producir mejor aquellos libros que deban seguir siendo libros o para hacerlos llegar a sus destinatarios: los lectores. El libro "instantáneo" Partamos de algo simple: si la gente pide libros, ¿por qué darle otra cosa? El libro electrónico, como hemos visto, puede crear más problemas que los que resuelve. Transfiere la adquisición de dispositivos tecnológicos del editor al lector; le hace adquirir un dispositivo que está sujeto a procesos de obsolescencia, algo que el libro impreso no tiene; eleva el riesgo de pérdida masiva de información por deterioro al concentrar gran cantidad de material en un solo dispositivo, es decir, las máquinas —como todos sabemos— se estropean, entre otros problemas. Por otro lado, nos vincula de forma férrea con el fabricante del dispositivo, ya que será éste quien determine el material bibliográfico disponible en cada momento. Si la gente quiere libros, ¿por qué no dárselos? El denominado "libro instantáneo" supone que la innovación tecnológica la realizan editoriales y los puntos de venta. Si se sabe que existe una demanda, ¿por qué no buscar la forma de satisfacerla en los términos que ésta espera? Uno de los mayores problemas del sistema editorial es la desaparición de muchos títulos tras el agotamiento de las tiradas. Los editores no se arriesgan a realizar nuevas tiradas a menos que tengan muchas garantías de salida. El otro motivo es, sencillamente, que no caben en las librerías ni en los almacenes. Las nuevas ediciones sepultan a los viejos títulos. ¿Cuántas veces no hemos podido adquirir un libro por estar agotada su edición? ¿Se puede estimar el dinero que eso hace perder al sector? La edición bajo demanda es un sistema que lleva cierto tiempo en el mercado, pero su uso está casi restringido a la comunicación en las grandes empresas (documentación, material para cursos, etc.) y a la producción de tiradas muy bajas de documentos, aunque se está introduciendo ya para libros destinados a ser comercializados con tiradas entre cien y mil ejemplares. Las máquinas capaces de este tipo de trabajo son todavía caras, pero si se es capaz de establecer nuevas formas de mantenerlas trabajando, su amortización puede ser rápida. Si las editoriales fueran capaces, en un esfuerzo combinado con los puntos de venta, de poner en marcha un sistema de recuperación de títulos de su catálogo mediante esta fórmula esto supondría una forma de ampliar sus activos muy importante. Los libros sin existencias son un fondo improductivo para las editoriales. Muchos de ellos podrían tener vida si no se piensa en términos de tiradas estándar, sino en términos de tirada bajo demanda, si no se piensa en términos de almacenamiento sino en términos de venta. Muchos de los libros que circulan hoy, especialmente en el campo del libro científico o universitario, se han creado con este tipo de máquinas. Se han editado con pequeñas tiradas, doscientos, trescientos ejemplares a lo sumo. Pero hay que llevar esta posibilidad a su extremo, a la edición auténticamente bajo demanda, es decir, no sobre la demanda del editor, sino sobre la demanda del cliente y éste es siempre individual [gráfico 2]. Hoy es un servicio que se ofrece a editores personales o empresas para cierto tipo de documentos. Mañana debería ser un servicio de las editoriales o librerías a sus clientes finales. El planteamiento es sencillo: que en vez de almacenarse los ejemplares en los estantes, estén en la memoria de un ordenador o accesibles a través de las redes listos para ser transformados en papel cuando sean solicitados. mundo de la cultura, la edición y la comunicación. En ocasiones, se trata de presentar estos procesos desde una perspectiva negativa, anticultural, deshumanizada y deshumanizadora, como una suerte de advenimiento del apocalipsis cultural. Esto no tiene demasiado sentido. El libro electrónico, la edición bajo demanda y la edición personalizada son manifestaciones de cómo la evolución tecnológica sirve de soporte a los procesos de transmisión cultural. El libro, repetimos, es también alta tecnología y en su momento fue también una "nueva tecnología" que se impuso sobre otros formatos y materiales. Ninguna transformación se produce de la noche a la mañana. Hoy por hoy, el libro goza de buena salud, pero también es cierto que tiene sus propios problemas. La aparición de la edición electrónica —del mundo digital, en suma— puede ser una ayuda, como ya lo fue en los procesos que se han venido produciendo en el interior de la propia industria con la aparición de la informática aplicada los pasos previos a la impresión. La escritura, la composición, diseño, etc. de los libros son desde hace mucho procesos digitales. Pero todos ellos se frenaban en la materialización del libro como objeto impreso. Hoy las editoriales, las bibliotecas, las librerías, los mismos lectores están inmersos de lleno en el mundo digital. Es decir, todo el marco se está digitalizando a marchas forzadas en sus diferentes estadios de reconversión. Los tres casos comentados aquí son formas de hacer avanzar el proceso en la misma dirección: la revolución digital. El libro convencional, el impreso, ve repartido su papel central en la difusión y almacenamiento de la información en su competencia primero con los medios audiovisuales y ahora con los productos multimedia. Las redes de comunicación transmiten bits y nada más que bits, pero esos bits siguen permitiéndonos intercambiar opiniones, expresar ideas o dar rienda suelta a nuestra creatividad como seres humanos. Nada hay de inhumano en aquello que nos permite expresarnos como seres humanos y hacer más próximo lo lejano; nada hay de inhumano en aquello que favorezca el poner en más manos aquello que antes pertenecía a las elites; nada hay de inhumano en que los que antes estaban fuera de las redes del conocimiento ahora puedan incorporarse a ellas. Está claro que los libros tendrán que compartir su poder con otras formas de almacenamiento. Pero también es cierta una cosa: ellos llegaron primero y es a los otros a los que les toca demostrar que son mejores cumpliendo sus funciones. Si es así, bienvenidos sean. Mientras tanto, cuidado. Ahora mismo, son las empresas editoriales las que están asumiendo demasiados riesgos; algunos, claramente, innecesarios. Notas: 1. Ferrán García, "Stephen King causa terror en la literatura convencional", en Noticias Intercom. http://www.noticias.com/noticias/2000/0003/n0003173.htm 2. Pedro de Alzaga, "Terror gratuito", en Diario del Navegante. 1 de abril del 2000. http://www.el-mundo.es/navegante/diario/2000/04/01/stephen_king.html 3. Idem. 4. Carlos Fresneda, "Terror en la Red", en Diario del Navegante del 17 de marzo del 2000. http:// www.el-mundo.es/navegante/diario/2000/03/17/stephenking.html 5. Asistimos hoy en día al debate sobre la televisión-basura. Es un ejemplo más de la pérdida de los ideales que podríamos denominar "ilustrados" en los medios de comunicación. Los medios de comunicación no han democratizado la cultura, especialmente la TV, el medio de mayor difusión; simplemente han aumentado el poder de su verticalidad dirigida. Ya McLuhan había observado que el crecimiento de las audiencias de los medios estaba en relación directa con su banalidad. Es decir, que cuanto más crece un medio en términos de audiencia más trivial tiende a ser su información. Por supuesto, existen decenas de razones sofísticas para defender que es eso lo que el público pide. El ofrecer lo que el público pide no es más que la inmersión absoluta de los elementos culturales en los procesos mercantiles. Los medios son negocios y lo que transmiten sus productos. Es ingenuo pensar que los medios son productores de cultura por sí mismos. La confusión no está en los medios sino en el abuso de la palabra "cultura", aplicada a cualquier cosa. Los progresistas de antaño dieron -ironías de la Historia- la coartada a los estrategas mediáticos-mercantiles de hoy. El problema, una vez más, es una cuestión de equilibrio. Cada vez hay menos espacio -dentro de una estrategia pura de obtención de beneficios- para productos auténticamente culturales. Estos se definen por su unicidad -ni siquiera por su originalidad- y por su apertura contextual -su capacidad de seguir diciendo-, mientras que los productos de puro consumo se definen por la serialización estructural, es decir, por la repetición de las estructuras de éxito, imitadas, copiadas, reutilizadas hasta la saciedad, y por su cierre contextual -incapacidad de sobrevivir a sus circunstancias, a su aquí y ahora-. En estos términos, el problema se plantea por la hegemonía y filtrado de unos medios que solo permiten la emisión-producción de unos determinados elementos, los de mayor rentabilidad. El debate se traslada entonces a la responsabilidad de los medios de titularidad pública -ya que parece que las empresas privadas solo tienen la obligación de ganar dinero- y a la apertura de nuevos canales para otro tipo de producciones. El desengaño ilustrado ha sido comprobar que los más prefieren lo peor. La cuestión se debe plantear sobre en qué condiciones debe existir lo considerado bueno, quién debe garantizar su existencia y las condiciones de acceso. Desde el punto de vista estrictamente informativo-cultural es irrelevante la tenencia o compra del libro. Lo importante es la aprehensión y circulación de sus contenidos. Mucha gente compra libros y no los lee y mucha gente lee los libros y no los compra. La observación no es banal porque ya se ha planteado la cuestión de las bibliotecas públicas. Desde un planteamiento meramente empresarial, la existencia de libros en bibliotecas de acceso público supone una pérdida de beneficios: un solo libro es leído por muchos que dejan de comprarlos. Si miramos el caso de las cintas de vídeo veremos cómo una de las primeras normativas que se aplicaron es la que especificaba que eran para uso personal y no colectivo, exigiéndose un cierto canon por su utilización en espacios públicos (medios de transporte, hoteles, etc.) o sistemas de distribución comunal (vídeos comunitarios). Igual guerra se ha entablado con las emisiones radiofónicas de música grabada entre las empresas emisoras y las productoras discográficas. ¿Escapará el libro a estas batallas? ¿Se cobrará un canon a las bibliotecas públicas? En este caso, el concepto mismo de biblioteca pública y lo que implica social y culturalmente es el que entrará en cuestión. 6. La pregunta es siempre la misma: a cuántas personas interesaría este contenido y cómo llegar a ellas. Aunque se recurra a la lectura de agentes especializados en estas tareas, siempre existe un elemento de subjetividad en la decisión y de azar en los resultados. La constatación de que muchas obras han sido un fracaso editorial o de otras que han sido desestimadas por faltas de interés o calidad por las editoriales para ser un éxito posterior hacen dudar de la fiabilidad del sistema en términos absolutos. Ahora resulta más fácil fabricar el éxito. 7. Una parte de esta conferencia se esté escribiendo en Chile. La visita a las múltiples librerías de Santiago me muestra que el precio de los libros es del orden de tres veces a cuatro veces superior al de España. En gran medida esto se debe a que una parte muy elevada de los libros que veo en los estantes y escaparates son los mismos que puedo encontrar en España, es más, son libros editados en España, libros importados. ¿Cuánto cuesta hacer llegar un libro a Chile, independientemente de los impuestos de importación? Los amigos chilenos han encargado libros a mis compañeros de viaje. Son libros que se pueden adquirir aquí, pero su precio es mucho más elevado. Otro me comenta la reciente quiebra de una editorial universitaria. Algo falla en el sistema. 8. Para algunos, es decir, para los que resultan beneficiados por la desaparición de editoriales pequeñas, esto es un síntoma del buen funcionamiento del mercado -el pez grande se come al chico-, pero cuando uno lee un libro, no le importa si es de una editorial grande o pequeña, si tiene 5 o 500 empleados, si cotiza en bolsa o no; simplemente valora su calidad y su interés. Por esto mismo, es importante que exista diversidad editorial, para que pueda existir la diversidad cultural. Las editoriales independientes son cada vez más necesarias culturalmente hablando. Es cierto que en España se está publicando a muchos autores hispanoamericanos -me decía el escritor mejicano Jorge Volpi que hoy para que un argentino leyera a un colombiano tenía que ser a través de una editorial española-, pero también es cierto -y es de lo que estamos tratando- que se ha producido en Hispanoamérica un encarecimiento general del libro que se convierte cada vez más en un producto de elite. Y esto cultural y socialmente es negativo y peligroso. Se están reduciendo sus tiradas, en muchos casos, a los quinientos o mil ejemplares, cantidad testimonial e insuficiente si tenemos en cuenta que el público potencial se reparte por medio continente americano y España. El marco. Una de las cosas con las que solemos entretenernos en discutir las personas que nos dedicamos a esto de pensar el mundo de la cultura y la comunicación es lo que se ha dado en llamar el "determinismo tecnológico". La idea central es que los medios y tecnologías de la comunicación determinan la forma de la cultura en cada momento de la Historia. Esta idea tiene sus detractores, pero como discutir esto es laborioso y probablemente no les interese demasiado, lo vamos a dejar en una fórmula más simple. Hoy somos conscientes de que se han producido unos cambios tecnológicos que nos llevan hacia una nueva forma cultural que ha sido denominada "Sociedad de la Información", sea esto lo que sea, dada nuestra tendencia a inventar primero la etiqueta y luego diseñar el producto. Junto a este término se agrupan otros como "Aldea Global", Post-industrialismo, Post-Modernidad, etc. que intentan definir con mayor o menor grado de consenso el mismo fenómeno -el cambio histórico- desde perspectivas diferentes. Lo cierto, no sé si por sugestión, es que nos sentimos diferentes, incluso extraños en este mundo en el que los cambios son cada vez más acelerados. La impresión que tenemos es la de encontrarnos ante una de esas películas trucadas que nos muestran resumido el crecimiento de las plantas, que dura semanas, en unos pocos segundos. Nos encontramos en eso que el sociólogo Anthony Giddens ha utilizado como descriptivo título de su libro más reciente: Un mundo desbocado. Estos cambios sociales se han producido por toda una serie de factores, uno de los cuales, sin duda, es el de las tecnologías de las comunicaciones. Los sistemas sociales son complejos, nunca hay un factor exclusivo que determine al resto, sino que todos ellos contribuyen a la configuración de la sociedad en su conjunto. La importancia de un factor está en función de su capacidad de actuar sobre otros factores a los que modifica, multiplicándose su efecto. Nos toca hoy hablar de las "fronteras culturales" en esta sociedad nueva que se está formando. Las fronteras son los límites, los bordes de los espacios, las líneas que delimitan nuestros movimientos, en este caso, en la Cultura. Las fronteras, pues, marcan un allí y un aquí de nuestras posiciones y posibilidades. Pero las fronteras de las que hablamos son elásticas, cambiantes, son más bien retos ante el futuro, direcciones y sentidos. Nuestras fronteras definen y redefinen escenarios para la Cultura: escenarios presentes y posibles escenarios futuros. Podemos dibujar con mayor o menor precisión nuestros escenarios actuales, pero nos resulta más complicado definir nuestros escenarios futuros, precisamente por esa velocidad del cambio a la que antes aludíamos. No por ello debemos renunciar; más bien lo contrario: cuanto más complejo se nos presenta el futuro, cuanto más confuso, mayor es nuestra obligación de reflexionar sobre él. Porque pensar el futuro es ayudar a construirlo conforme a nuestra libertad de decidir. Hemos sustituido el destino por la necesidad y si no pensamos en nuestro futuro, alguien lo hace por nosotros. Ante un proceso de cambio histórico, es, pues, necesario -y quizá más que nunca- pensar nuestros futuros, delimitar nuestras fronteras e imaginar nuestros escenarios posibles. La Cultura -otro término de difícil acuerdo- no es un elemento independiente del resto y, quizá, hasta sea el resultado de todos ellos. Por ello, antes de entrar a hablar de los cambios, quizá sea conveniente hacer algunas consideraciones previas que nos permitan recordar en qué mundo nos encontramos. Creo que no podremos avanzar mucho en este proceso de comprensión si no somos capaces de ver los pilares sobre los que se asienta y la forma en que se manifiesta su dinamismo interior. Las Sociedades son sistemas complejos en los que todos los factores contribuyen a su construcción. Veamos algunos de estos factores, puesto que determinan esas fronteras o límites de lo cultural, entendido en su acepción más amplia. El primero de ellos es la transformación de nuestra sociedad en una sociedad de consumo. Las transformaciones económicas y políticas que se producen en Occidente al término de la Segunda Guerra Mundial desembocan en la creación de una Sociedad estructurada sobre el consumo como elemento dinamizador de la actividad económica y social. Es el consumo el que determina el crecimiento de las economías. No se puede producir más si no existe un consumo que dé cuenta de la producción. Esto obliga a una excitación permanente del cuerpo social, que se ve constantemente presionado y dirigido hacia un muestrario de bienes que se amplía constantemente. La presión sobre los consumidores se hace, de forma directa e indirecta, a través de los medios de comunicación en su sentido más amplio -no solo los de Información-, que pasan a convertirse en los catálogos del sistema de consumo. Las formas directas son las que se relacionan con la publicidad y las indirectas las que representan la forma de vida que implican el consumo de esos productos. Un sistema de consumo vive de la vida corta de los productos o de su acumulación. Lo que antes se creaba para durar lo más posible, ahora se construye para durar una temporada, el período de tiempo fijado para su vida en el mercado. Esto afecta de igual forma a los coches que a los productos culturales, ya que son producidos dentro de un sistema que exige la renovación periódica del mercado para poder continuar produciendo con ritmo frenético. muchos de ellos imperceptiblemente para los usuarios- y son el resultado final de la electrificación, comenzada hace más de un siglo. Los objetos mecánicos son sustituidos por objetos electrónicos. Nuestros relojes ya no hacen tic-tac, por poner un ejemplo claro. También se introducen nuevas máquinas que pueden realizar trabajos sustituyendo a viejas máquinas o a personas. Todo esto cambia nuestro escenario material y las relaciones que se dan en él. El segundo sentido de Sociedad Digital es el que se refiere a los cambios profundos, a los cambios que afectan a nuestras estructuras mentales, a nuestra forma de concebir el mundo que nos rodea. Jay David Bolter, hace casi veinte años, utilizó el término "Hombres de Turing"4, para señalar que nuestra metáfora explicativa del mundo había pasado a ser el ordenador, como el libro lo había sido en la Antigüedad, o el reloj mecánico para explicar el funcionamiento de universo desde el Renacimiento. El libro, el reloj, la máquina de vapor, el ordenador son herramientas sobre las que se construyen otras metáforas que impregnan las culturas. La metáfora de la computación está presente en gran parte de nuestras disciplinas, desde la psicología a la física. La Máquina de Turing, que ni siquiera era una máquina en el sentido material del término, sino un ejercicio de abstracción, se convierte en el substrato cultural de nuestra época. Existe un tercer sentido de Sociedad Digital, el que se refiere a las comunidades virtuales, a lo que se ha denominado el Ciberespacio. La idea de comunidad es básica en toda sociedad y en la formación de su cultura. Las comunidades son formas en las que se estructura la sociedad en su conjunto. Las comunidades no están circunscritas al espacio físico, sino que pueden mantener sus redes de contactos, como sucedía con los monasterios medievales repartidos por Occidente. Los miembros de una comunidad se sienten miembros no por estar juntos físicamente, sino porque establecen lazos especiales que les diferencia de otras comunidades. El Ciberespacio es una manifestación específica de la Sociedad Digital. Quizá sea, social y culturalmente, la más importante. El Ciberespacio es la condensación virtual de lo que implica la digitalización de la sociedad, es, podemos decir, el uso civil. Cuando vemos su tejido, nos damos cuenta que está compuesto por millones de comunidades de los tamaños más diversos; que las gentes que se conectan a través de sus ordenadores establecen lazos con otras personas. Las redes de comunicación convierten al ordenador en una máquina sociable. Por eso es importante no perder de vista los dos fenómenos: los informáticos y las telecomunicaciones. Forman, conjuntados, una situación nueva y poderosa. Algo absolutamente inédito en la Historia. Esta especie de mundo paralelo, virtual, no está aislado del mundo material, por más que hace unos años tuviera gran circulación en las redes un Manifiesto proclamando la independencia del Ciberespacio. Lo constituyen las personas reales; no anula sus otros vínculos sociales y, además, les permite establecer otros nuevos. El gran éxito de la Red es precisamente ese, la ampliación de las relaciones sociales. Los grandes medios de comunicación convencionales -la Televisión, la Prensa, la Radio- no tienen la capacidad de crear comunidades porque fluyen en una sola dirección. Son instrumentos que utilizamos para informarnos, pero no para relacionarnos directamente. Los medios de masas han transformado nuestra cultura en el sentido de que son las fuentes más importantes de adquisición de conocimientos, pero no crean comunidades por sí mismos. La diferencia entre una masa y una comunidad es precisamente la que se establece entre la verticalidad y la horizontalidad de las comunicaciones. La información vertical uniforma la sociedad, por eso es fundamental la pluralidad de medios, el contraste de las informaciones, para que exista una opinión pública más rica. El Ciberespacio, por el contrario, establece la posibilidad del doble flujo y, por eso, no se forman masas sino comunidades, grupos cuyos vínculos son establecidos por los propios miembros. La cultura digital ¿Qué entendemos por cultura digital? La cultura puede ser entendida como una serie de objetos clasificados o como una serie de procesos. Si nos atenemos a la primera forma, la cultura es lo que constituye el canon. Son los grandes textos, los grandes cuadros, las grandes obras musicales, etc. Si nos atenemos a la segunda fórmula, la Cultura son los procesos que permiten que esas obras sean creadas, materializadas, distribuidas, utilizadas, asimiladas, rechazadas, sustituidas, etc. La Red se ha convertido en la gran alternativa para la producción cultural. Y era lógico que así sucediera porque es el espacio posible del riesgo, del debate, del encuentro fructífero. La ventaja de la Red es que es un escenario doble, reversible: es un espacio de producción y es un escenario de visualización. El ordenador es una herramienta versátil capaz de producir una gran diversidad de objetos. Cuando este ordenador se conecta a una Red se convierte en un medio de comunicación que asume las dos polaridades que estaban separadas en los medios tradicionales: tiene la capacidad de convertir a su poseedor en receptor y a la vez en emisor. De hecho, el ordenador posee la cualidad de asimilar todos los medios anteriores. Al principio esto se vio positivamente, porque se contempló desde un solo ángulo: el ordenador era el receptor universal. A aquel que tuviera un ordenador se le podían hacer llegar todos los medios: la prensa, la radio, la televisión, los libros, etc. Pero no se vio -o no se quiso ver- que si era el receptor universal, también podía ser el emisor universal. Esto implicaba que cada usuario conectado a la Red era un potencial medio de comunicación. Cuando descubrieron esto, se produjo un cierto pánico que se tradujo en dos reacciones. La primera fue criticar la abundancia de material en la red, señalar que era un caos, y denigrar cualquier tipo de fuente que pudiera ser competencia informativa. La segunda fue más peligrosa. Se trató de seccionar las posibilidades de emisión de los ordenadores. Esto se intentó mediante dos estrategias. A la primera la podemos calificar de lobotomía digital. Consistía en lanzar al mercado un ordenador descerebrado, un ordenador sin disco duro. Fue lo que se denominó el Net-PC, un ordenador que solo servía para navegar por la red, es decir, convertir a los usuarios en espectadores, llevarlos a una situación similar a la de los espectadores de televisión. Un ordenador sin disco duro es un ordenador incapaz de producir porque es un ordenador sin programas, solo los necesarios para la navegación, un ordenador sin inteligencia productora. El segundo intento es más sutil. Consistió en derivar la red hacia el televisor. Se nos ofrecía la posibilidad de navegar desde nuestra pantalla televisiva, sustituir el ratón por el mando a distancia. Este proceso denominado de convergencia concentraba en el televisor todos los dispositivos receptores separados. Como en el primer caso, la facilidad de navegación exigía la renuncia a la posibilidad de producción. Algunos titulares de prensa, no hace mucho tiempo, proclamaban la muerte del PC. Se pretendía sustituir por otras máquinas especializadas -las vídeo-consolas, por ejemplo- para romper la capacidad proteica del ordenador. El ordenador es la máquina capaz de una mayor y más diversa productividad de las inventadas por el ser humano. Si las máquinas convencionales tratan de ahorrar esfuerzo y energía, el ordenador, además, es la máquina con la que se puede poner en marcha la imaginación. Los objetos culturales digitales Cuando hablamos de "objetos culturales digitales" podemos hacerlo en varios sentidos, todos ellos presentes en el término. El primero sentido es el que se refiere a aquellas formas u objetos culturales cuya base es digital, es decir, formas nuevas culturales que se desarrollan gracias a la existencia de una tecnología: la digital. Pienso en formas como la Infografía, un escenario realmente nuevo en el que la tecnología digital se pone al servicio de las artes gráficas, o en el Hipertexto, en el campo de la creación literaria, o formas híbridas como la Poesía cinética, en la que se fusionan aspectos del grafismo móvil con las artes de la palabra; también en los formatos Multimedia en los que se produce la convergencia del vídeo, el diseño gráfico, la palabra escrita, la voz y la música. También otro campo de desarrollo importantes y todavía inexplorado como es la Realidad Virtual, capaz de generar escenarios en los que podemos interactuar mediante la inmersión. Todos ellos son elementos nuevos en el escenario cultural y su presencia se debe al nuevo mundo digital. Pero también están los procesos de digitalización, es decir, la transformación de objetos culturales de diversos campos susceptibles de ser trasladados a formatos digitales. A diferencia de los objetos culturales digitales señalados anteriormente, la producción de este tipo de objetos conlleva procesos de transformación complejos y en los que entran factores muy diversos, desde los hábitos sociales hasta los costes económicos. Podemos afirmar, sin duda alguna, que es aquí donde se percibe con más claridad la transición al mundo digital; también con más dramatismo. Los procesos de reconversión no solo afectan a los objetos en sí, sino también a los que los producen y a las estructuras de producción misma. De ahí que, en gran medida, se perciban como traumáticos, aunque, como veremos, no siempre es así. El ejemplo más evidente de todo esto es la transición del sector literario. La digitalización en el campo de lo textual -expresión con la que englobamos todos los géneros, de la novela al periodismo, de la poesía a la carta- tiene dos etapas bien definidas. La primera de ellas es la que podemos calificar como industrial y afecta a los procesos de producción. Hace ya muchos años que las industrias editoriales y periodísticas se digitalizaron. Las editoriales no aceptaban más que originales con sus correspondientes disquetes; casi puede decirse que obligaron a los autores a digitalizarse. Se transformaban las herramientas de trabajo en busca de una mayor rapidez, eficacia y, también hay que decirlo, una reducción considerable de personal. Aquel proceso comenzó con la aparición de las primeras máquinas electrónicas de composición y siguió con la progresiva digitalización de prácticamente todas las máquinas participantes en el proceso de edición. Pero todas ellas desembocaban en la producción de un objeto material: el libro, papel impreso, plegado y encuadernado. Como no variaba el objeto final, tampoco variaban los hábitos y prácticas de consumo que generaba. De hecho, nadie tenía por qué notar que el libro era el resultado de una industria digitalizada; era una cuestión de puertas para adentro. Lo mismo podemos decir del mundo del periodismo. Hace muchos años que las redacciones cambiaron sus -hoy- entrañables máquinas de escribir por terminales de ordenador. No fueron solo las máquinas de escribir. Cambiaron, de forma paralela a las editoriales, todos los procesos de producción. También las tripas de los periódicos eran digitales desde hace muchos años. Pero también, al igual que con el libro, el producto final seguía siendo un objeto material: el periódico o la revista. Esto implicaba que tampoco se modificaban los hábitos de los lectores ni los mecanismos de distribución, que seguían siendo iguales. La digitalización seguía estando en la cocina. No es hasta que se crean unas condiciones exteriores favorables que se cuestiona la materialidad de los objetos culturales. Las condiciones favorables son, evidentemente, las que se desprenden de la digitalización general de la sociedad. El mundo digital es un mundo de "terminales", porque es un mundo de redes de comunicación; es un mundo compuesto por millones de ordenadores u otros aparatos -como ahora la telefonía móvil- con la posibilidad de recibir información o de acceder a ella desde cualquier punto del globo. En este proceso no se da el pistoletazo de salida hasta prácticamente los primeros años noventa o, si somos más precisos, hasta los años 94-95, en los que por primera vez la información comercial supera a la académica, auténtica iniciadora del desarrollo socializador de las redes. Es desde ese momento cuando se empiezan a abrir las posibilidades de que cambien los objetos finales, el momento en que se vislumbra que las redes de comunicación no son un fenómeno pasajero, una moda -como dijeron algunos-, y que los que las usaban eran "locos de la informática", como se acostumbraba a tildar a todos aquellos que pasaran más de dos horas sentados delante de un ordenador. Todo aquello que se había aceptado como una mejora empresarial y productiva se convertía en un debate social que todavía continúa y probablemente siga mucho tiempo mientras el proceso avanza: son los debates sobre la "muerte del libro", la "muerte de la prensa", y todo tipo de fallecimientos por digitalización. Existe una cierta ironía en el hecho de que son los mismos grupos económicos los que hacen avanzar o tratan de dirigir los movimientos de transformación tecnológica. Así es posible que se apueste por el comercio electrónico, pero se esté en contra de la prensa digital; que se vendan enciclopedias multimedia, pero se esté en contra del libro electrónico. La sociedad digital y su vertebración Si hay algo claro, aunque muchos no lo quieran ver así, en el efecto conjunto de la digitalización y las redes de comunicación es que han cambiado las reglas del juego. La sociedad digitalizada dispone de unos instrumentos potentes que, como suele suceder, pueden ser utilizados con fines diversos e incluso opuestos. El primer elemento que hay que tener en cuenta es la presencia del ordenador como herramienta. Probablemente no se haya diseñado una máquina más versátil que el ordenador. Nuestro ordenador es una máquina abierta. A diferencia de otras máquinas que se han ido haciendo más específicas en sus funciones, el ordenador es una máquina multifuncional y modular. Permite ser dedicada a muchas y muy distintas tareas. Gracias a la existencia de múltiples programas, nuestra máquina digital es capaz de producir cosas que antes tenían que hacer muchas otras de forma separada. Esto es importante en sí mismo, pero es más importante en su efecto creativo multiplicador. Como dispositivo aglutinador, reúne tareas que habían sido separadas en la Historia por efecto de la especialización. Pongamos el caso del libro y la edición. Cuando se inventa la imprenta, con la excepción de la figura del autor, todas las funciones posteriores a la escritura estaban reunidas en la figura del impresor. El impresor renacentista era editor, librero y distribuidor. En su taller se componían los textos, se diseñaba la edición, se vendían las obras y se distribuían a otros impresores en el caso de que hubiera acuerdos para sacar de informaciones, filtradas o reducidas. La Red es el espacio adecuado para llegar más lejos, más rápidamente y a más gente. 3ª) Son necesarios proyectos culturales comunes. Como hemos señalado, la Red, a la vez que un escenario de visualización, es también un lugar de producción. Desde sus orígenes, antes de que el mundo comercial la usara como prolongación de los otros medios, se caracterizó por la creación de "Proyectos", es decir, de propuestas de trabajo de gran envergadura que se ofrecían para la colaboración en ellos a través de la misma red. Estos proyectos se constituyeron como las auténticas ONGs de la cultura. Integradas por voluntarios repartidos por todo el mundo, han tejido una malla cultural importante que sigue creciendo. Liderados por instituciones públicas y privadas garantizan que la Red sea depositaria de información cultural importante y no un mero ciber-anuncio. Existen proyectos de todo tipo: desde los que rescatan la producción de algún autor olvidado hasta los que utilizan miles de ordenadores repartidos por todo el mundo para hacer cálculos que se tardarían años en hacer; están los que buscan crear gigantescas bibliotecas de textos accesibles a todos o los que analizan señales de los radiotelescopios. Millones de personas esperan oportunidades de participar en nuevos proyectos en los que volcar el deseo de colaboración. Si hay algo que se aprende de la Red -la lección más importante- es que existe el altruismo y la generosidad, que el mundo es algo mejor que la jungla competitiva que vemos cada día. 4º) La gratuidad es un valor cultural. En mundo sobrecomercializado, la gratuidad es un bien necesario; casi el único acto revolucionario posible. La Red fue una demostración de la generosidad y el altruismo desde sus orígenes. No ha decrecido este valor, solo parece menor por el contraste con la parte comercial. La gratuidad puede garantizar, en muchos casos, la independencia cultural. Apostar por la gratuidad de los servicios y la información no es sencillo cuando prácticamente todo se vuelve objeto de transacciones y cálculos comerciales. Sin embargo, entendemos que debe existir, como fuerza de equilibrio, una tendencia a ofrecer para compartir. 5º) Cooperación para el desarrollo cultural. Hagamos una globalización cultural positiva. Por "positiva" entiendo la que rechaza el uso de la Red para el colonialismo cultural. Una globalización cultural positiva es la que ofrece su cultura, pero también la que ayuda a que los otros desarrollen las suyas. La globalización debe ser la del acceso generalizado y no la presencia que barre a los demás. Hoy se entiende la globalización como un proceso de unificación de mercados y, como hemos visto, esto nos lleva a una uniformidad progresiva. No se trata solo de volcar información en las redes; también hay que ayudar al desarrollo tecnológico para que los demás puedan desarrollarse en todos los sentidos, en el cultural y en el económico. Los proyectos de cooperación a través de la Red permiten la formación de grupos de trabajo en los países más desarrollados conectados con otros grupos de trabajo en aquellos lugares donde sea necesario ponerlos en marcha. La ayuda a distancia es una posibilidad que se está desarrollando poco todavía y requiere no solo que se abran vías de comunicación, sino la creación de infraestructuras en los lugares de aplicación. Por esto es importante no abrir grandes brechas en el desarrollo de infraestructuras. En la medida en que desarrollamos nuestras infraestructuras de comunicaciones y no ayudamos a que los demás desarrollen las suyas nos estamos alejando de ellos y cerrando posibilidades de trabajo conjunto. 6º) Por un pensamiento diverso. Frente a los movimientos reductores, anuladores de la creatividad y de la variedad cultural en beneficio de los productos homogéneos, hay que apostar por la Red como el escenario de la diversidad. Cuanto más rica sea su textura, cuanto más diverso sea su tejido, más alto será su valor. Se dice habitualmente que la aparición de todos los grandes medios fue siempre saludada como la posibilidad de llevar adelante grandes proyectos ilustrados y que esta ilusión pronto se vio frustrada en cada caso. El doble carácter, profundamente individual y, a la vez, profundamente colectivo de la red nos hace tener esperanzas de que pueda ser el medio ideal para el crecimiento cultural diversificado. Frente a los grandes medios masivos, a los que necesitan grandes audiencias uniformes, la Red tiene el gran valor de las escalas. La diversidad de los tamaños que acoge es ilimitada. En la Red no se necesitan grandes públicos para existir y esto es un factor determinante para la supervivencia de la diversidad. Cuando se dan las cifras de los millones de personas conectadas en todo el mundo, se tiende equívocamente a considerarlos en los mismos términos que los públicos de los medios convencionales. Este error de percepción pueden pagarlo caro muchos proyectos y empresas en los próximos años. En la Red conviven en igualdad de condiciones, con el mismo público potencial -cualquiera que esté conectado- los grandes y los pequeños, y es el que se conecta quien elige conforme a sus preferencias. En la Red no existe la invisibilidad a la que son sometidos muchos bienes culturales o ideas en los mercantilizados espacios de la información. La visibilidad en la Red no está en función de los esfuerzos publicitarios, sino en función del número de enlaces que nos dirigen hacia un punto y estos se establecen conforme a muchos criterios, no exclusivamente económicos. Lo que tiene interés es apoyado por muchos otros a través de los enlaces. Son precisamente estas dos características, la expansión a través del interés de otros y la escalabilidad de las audiencias las que confirman la Red como un escenario de diversidad, un espacio capaz de acoger la riqueza que queda marginada por los reductores sistemas basados en el consumo. 7ª) Respetar la libertad de la Red. Para que todo esto se pueda desarrollar es fundamental que se respete la libertad de la Red. Los intentos de controlarla hasta ahora han sido repelidos por la comunidad del ciberespacio o han perecido por su propia megalomanía. Ni los intentos políticos, ni los jurídicos, ni los comerciales han conseguido poner puertas a algo que de por sí no puede tenerlas. Los poderes públicos de cada país, los organismos internacionales deben garantizar la libertad del ciberespacio, con las lógicas restricciones y persecuciones de los comportamientos delictivos, así como el derecho de acceso de todos. La libertad de la Red es el gran reto jurídico y político de las próximas décadas. Nos enfrenta a nuevos problemas o a nuevas perspectivas de otros antiguos. Un espacio virtual mundial en el que se produce la convergencia de informaciones que provienen de países con diversas normativas legales, con distintos criterios éticos y morales, con diversos grados de libertad o conceptos muy distintos de esa libertad, forzosamente, tiene que ser un quebradero de cabeza jurídico para cada uno de los países. Pero lo que nos enseña la Red es precisamente, como unas nuevas Cartas persas o un cuento volteriano, es el relativismo de los planteamientos que se juzgan como absolutos: Lo que aquí está mal, allí está bien. La libertad de la Red es un bien de incalculable valor en la medida en que es escaparate de los valores de los demás y tendrá su efecto sobre las mentalidades individuales y sobre el tejido social en su conjunto. En este sentido, será un agente dinamizador de las libertades allí donde sea más necesario. Es muy significativo que en algunos países con ausencia de libertades, la Red sea una preocupación política de primer orden. Saben que Internet es el medio menos controlable, el medio capaz de burlar las censuras y restricciones que imponen a sus pueblos, el más difícil de parar en su avance. Los libros, los periódicos prohibidos ya no tienen que pasar las fronteras clandestinamente. Este grado de libertad es muy molesto para mucha gente, para muchos regímenes, que ven debilitarse su poder de imponer el silencio o de cambiar las palabras. Controlar la información en una Sociedad de la Información no es una empresa sencilla. La facilidad para crear medios al margen de los convencionales - algo que asusta a algunos empresarios y profesionales- es también una forma de liberarse de los condicionamientos económicos que los medios y los profesionales tienen. La libertad de expresión se materializa socialmente cuando se dispone de un medio a través del cual expresarse. La libertad de prensa que, como su propio nombre indica, es la libertad de imprimir, de materializar en papel las ideas propias o ajenas para hacerlas llegar a otros, adquiere otra dimensión en la sociedad digital, en la que los usuarios de las redes son potenciales medios de comunicación. Disponer de medios al alcance de todos no es, como algunos han señalado, convertir la sociedad en un caos informativo. Es la posibilidad del ejercer un derecho que queda limitado, en gran medida, por la dificultad del acceso a los medios tradicionales. 8º) Favorecer la creación de comunidades virtuales. La red es un elemento de sociabilidad de primer orden. Favorece el contacto entre los seres humanos, por encima de sexo, raza o religión, y nos acostumbra a la diversidad. Permite establecer una relación mediada que se aleja del puro consumo. La red permite mitigar el aislamiento en que se encuentran las sociedades modernas. Se ha dicho que no hay soledad mayor que la de las sociedades masificadas. La incomunicación que generan, en medio de sus hacinamientos, se ve compensada por la posibilidad de participar en otros grupos humanos con intereses comunes. Como en todo, hay comunidades banales y comunidades con fines importantes. Pero ya el hecho mismo de sentirse miembro de un grupo es un arropamiento psicológico importante. Si la comunidad tiene, además -como ya existen muchas- un fin productivo social o cultural, el beneficio es para todos. 9ª) Reconocer el valor cultural de lo producido en la Red. El celo -y, por qué no, los celos- de las instituciones que controlan el mundo cultural en todas sus manifestaciones resta importancia a algo que no controlan en la misma medida que los escenarios tradicionales. Aunque sea ya una realidad que envuelve a millones de personas por todo el planeta, la Red sigue siendo mirada con recelo por las instituciones que controlan el mundo cultural y académico. Quien controla las instituciones tiene poder y quien tiene poder se resiste a verlo debilitado. Puede que la apertura de la Red debilite el poder de determinadas instituciones, pero esto no tiene que ser necesariamente malo. Quizá sea hasta enriquecedora la posibilidad de que capas de la sociedad participen en procesos culturales de forma activa y no como meros receptores. La Cultura, insistimos, es un proceso dinámico, un proceso que busca la participación más amplia posible. La cultura de masas existente, regida por las reglas del mercado, ha preferido establecer sus propios bienes y convertirlos en objetos de consumo. La cultura de masas nos ofrece las obras maestras de la música clásica con arreglos de Luis Cobos, a Victor Hugo convertido en musical de dibujos animados -con final feliz, por supuesto- y mutila Moby Dick, para convertirla en una novela de aventuras. La Red es una alternativa social a la difusión de lo complejo, de lo profundo, de lo que trae conocimiento, de lo que se aventura en el riesgo creativo. Son ya muchos los que van cruzando la barrera para experimentar qué nuevas posibilidades permite este mundo virtual. Cada vez son más los intelectuales, artistas, académicos que participan en este espacio. Algunos lo hacen en busca del beneficio, pero otros se incorporan a las redes con la intención de experimentar nuevas posibilidades, algo que el rutinario mundo material no les permite con frecuencia. En la Red hay muchas páginas estúpidas, pero en la misma medida en que existen libros estúpidos, revistas estúpidas, programas de televisión estúpidos o películas estúpidas. Por todo ello, es importante que no se meta en el mismo saco todo lo que existe en la Red, que se valore lo valioso, independientemente del soporte en el que se presenta. Solo así podrá aumentarse el flujo de lo culturalmente importante hacia la Red. No existe, por más que muchos lo afirmen, una lucha entre soportes o entre medios; una lucha de libros contra ordenadores o de televisores contra periódicos. Lo que existe es la lucha de los buenos libros por ocupar algún espacio en los estantes de las librerías; lo que existe es la lucha de las buenas películas por no ser ofrecidas a altas horas de la madrugada; lo que existe es la lucha de los buenos músicos por no tener que componer canciones facilonas para cantantes hijos de cantantes, que no tienen voz, pero sí un físico agraciado; lo que existe es el drama de cientos de profesionales de la información que se ven obligados a entrevistar a personas que no tienen nada que decir; lo que sí existe es el drama de esos otros profesionales de la información que se ven obligados a recorrer aeropuertos, terrazas veraniegas o lugares similares para ver si cazan con sus cámaras algún beso furtivo entre dos famosos de un día; lo que existe es el drama de profesionales que tienen que escribir guiones, partituras, artículos, entrevistas, etc. que les revuelven el estómago para que se vendan unos miles de ejemplares más cada día o aumenten unos cientos de miles de espectadores. Lo más triste de esto es que funciona, al menos según la regla de medir de algunos; y mientras funcione seguirá así. Ante este panorama, que no creo que nadie entienda como catastrofista, no es de extrañar que muchos decidan probar suerte en este nuevo medio o llevar una doble vida y alternar lo que otros les exigen que hagan con lo que les apetece hacer realmente. Para concluir, quizá alguien pueda pensar que soy muy optimista. Efectivamente, lo soy. Pero creo que es lo único que se puede ser con cierto grado de cordura. Lo soy, además, porque tengo motivos para serlo y durante más de cinco años -y espero poder hacerlo durante mucho más- he disfrutado de una libertad e independencia grande en la Red que me ha permitido hacer cosas que no hubiera podido hacer de otro modo. La Red me ha permitido traspasar, precisamente, esas fronteras de las que hemos venido a hablar aquí. Me ha permitido ver también que existe mucha gente dispuesta a hacerlo, quizá por que no les guste 17. Tratándose de principios, lo lógico es comenzar por la pregunta más básica, aquella que muchas veces se evita: ¿qué creo que los alumnos deben aprender en el ámbito de mi materia, en este caso, la Literatura? Desgraciadamente la respuesta más extendida si realizáramos una encuesta sería: lo que determinen nuestros programas. Sin embargo, cualquiera que reflexione mínimamente sobre la peculiaridad de su materia percibirá que esos contenidos que los programas definen no son más que unos ladrillos con los que se pueden construir muchas casas distintas, una más habitables que otras. Desgraciadamente, la fórmula más sencilla en esta construcción es la que se basa en la mera transmisión de contenidos o informaciones. Proponemos unos determinados contenidos y pensamos que lo importante es su paso del docente al discente. Cuando los críticos dicen que las bases de la enseñanza apenas han cambiado en dos mil quinientos años, no deja de asistirles cierta razón. Deberíamos aprovechar este momento de renovación tecnológica para repensar todo nuestro sistema educativo. Siempre es preferible, si vamos a construir, asegurarnos del estado del terreno, no sea que resulte ser pantanoso y nuestra nueva construcción no sea tan estable como pensamos. 18. La selección de cualquier tecnología o herramienta tecnológica se debe hacer desde dos supuestos básicos: 1) elegir aquellas que nos permiten realizar un menor esfuerzo; y 2) elegir las que nos permiten hacer cosas nuevas. En el primer caso podemos poner como ejemplo el uso de la calculadora, que nos ahorra el largo proceso mecánico del cálculo de las operaciones. Con la calculadora no aprendemos nada, simplemente ahorramos tiempo. El segundo caso es el de todas aquellas tecnologías que nos amplían el campo operativo permitiendo plantear nuevas formas de aprendizaje. 19. Creo que, para la enseñanza en sí, estas segundas son las tecnologías más interesantes. Las primeras nos ahorran tiempo, pero es con las segundas con las que podemos ampliar nuestra base experimental, es decir, mejorar la forma de aprender. Creo que el auténtico aprendizaje es aquel que combina la transmisión de conocimientos con la posibilidad de construcción o reelaboración de otros nuevos. Es decir, aquel que se centra en un término que hoy está en los programas de todas las Universidades, Ministerios y empresas: innovación. La innovación es un proceso complejo, especialmente porque no es programable en el mismo sentido que la simple transmisión de conocimientos. Innovar es buscar nuevas aplicaciones a lo ya existente. La innovación es lo contrario de la repetición, y la repetición ha sido y sigue siendo la base de nuestros sistemas educativos. 20. Innovación parece una palabra reñida con el campo de las Humanidades. Parece que es un término reservado a los campos científicos y técnicos. Esta percepción es precisamente la que ha llevado a gran parte de las Humanidades al estado de anquilosamiento en que se encuentran en todos sus niveles. La Humanidades caminan orgullosas de sus orígenes hacia un futuro que, en el mejor de los casos, podemos considerar incierto. 21. Para hacer más evidente este estado, podemos establecer un contraste con nuestro pariente más cercano: la Lingüística. La Lingüística se ha convertido en un campo importante de innovación. Sus aplicaciones se mueven en terrenos como los de la computación, la inteligencia artificial, la psicología, la comunicación, las lógicas formales, etc. Los lingüistas -algunos- forman hoy parte de gran cantidad de equipos multidisciplinares y trabajan codo con codo con ingenieros, programadores, psicólogos, etc. Han sido capaces de abrir campos de aplicación a su trabajo. Un detalle significativo: en la enseñanza de las lenguas se han incorporado siempre las tecnologías para realizar innovaciones en los métodos de aprendizaje sin demasiados problemas: de los primeros laboratorios de idiomas a los actuales CD-ROM para el autoaprendizaje. ¿Por qué no sucede en la misma medida esto con la Literatura? 22. Evidentemente tienen muchos objetivos distintos, pero la respuesta tiene bastante que ver con un concepto erróneo de tradición, con un cierto tipo de mentalidad desarrollada a lo largo del tiempo y vertido en usos y prácticas específicos del área de la enseñanza literaria. 23. Desde mi punto de vista -absolutamente personal, por cierto- no solo es posible sino absolutamente necesario que la idea de que es posible la innovación en el campo de la enseñanza de la Literatura se vaya abriendo camino por el bien de las Humanidades mismas. Esto no es fácil y, como dijimos al inicio, se observa cierta resistencia y problemas que podremos analizar después. En alguna que otra ocasión he calificado esta actitud resistente como "suicida", y así sigo pensándolo. 24. Como en tantos otros casos se ha señalado ya, el principio de esta renovación pedagógica se sitúa en el cambio de eje de la enseñanza al aprendizaje, en el paso del énfasis en la línea vertical de transmisión del profesor al alumno a los procesos horizontales. Para empezar, hay que romper con ese respeto reverencial que sacraliza el texto y convertirlo en la materia central de la actividad educativa. De la misma forma que nunca se entiende mejor una obra teatral que cuando se pone en escena, es posible hacer algo similar con los textos literarios, ponerlos en escena..El texto no debe ser un elemento distante, sino un objeto próximo. 25. La enseñanza tradicional fija el texto, lo inmoviliza y lo sitúa en una corriente a la que se deben sumar los receptores de la formación. En realidad, no se forma en los textos, sino en su tradición y eso es la antítesis de la idea moderna de aprendizaje. La mayor parte de los manuales y libros de texto no nos llevan hacia las obras, sino que, en muchos casos, nos evitan tener que acercarnos a ellas. Precisamente lo que necesitamos es justo lo contrario: un movimiento sobre los textos, un desplazamiento por su interior, de la misma forma que podemos aprender mucho recorriendo una reconstrucción virtual de una catedral medieval o del Coliseo romano. Creo que la aplicación de las Tecnologías de la Información puede ser un revulsivo en este terreno, ya que permiten aplicar enfoques nuevos a un material inamovible: el texto. 26. Debemos pasar de un concepto de Literatura como adición de conocimientos estáticos a una idea de la Literatura como experiencia, es decir, como un espacio de experimentación dinámico. Para que esto suceda debemos cambiar nuestra mentalidad pedagógica y, volvemos al principio, pensar la Literatura desde el punto de vista de los que reciben la enseñanza. ¿Para qué les sirve la Literatura? ¿Qué justifica su inclusión en un programa educativo hoy en día? Si el aprendizaje de la Literatura se centra exclusivamente en poseer unos determinados conocimientos históricos sobre autores y textos y en la lectura de un número reducido de obras anualmente, respuesta que desgraciadamente es la que se da en la mayoría de los casos, no necesitamos ningún tipo de innovación tecnológica. Nos basta con lo que tenemos. Por el contrario si concebimos la Literatura como una actividad, sí podemos proceder a buscar nuevos caminos y las Nuevas Tecnologías pueden ayudarnos. 27. La Literatura, en su sentido más amplio, es el arte de la escritura expresiva, o si se prefiere de la expresión a través de la palabra escrita. Nuestro sistema educativo ha abandonado desde hace mucho tiempo la escritura como eje del aprendizaje. Curiosamente, hemos convertido a nuestros alumnos en seres pasivos, en receptores, y no en productores. "Expresar, para el sujeto hablante," -decía M. Merleau-Ponty- "es tomar conciencia; no expresa solamente para los demás; expresa para saber él mismo lo que se propone." Esta actividad expresiva ha sido el centro de otros modelos educativos foráneos. En estos se considera que la capacidad de expresarse, de saber construir argumentaciones sobre las ideas propias es un elemento angular de toda la educación, es decir, que a través del contacto con los textos, se puede obtener una enseñanza no solo teórica sino práctica que sea beneficiosa para el resto de las materias que conforman la educación y, sobre todo, beneficiosa para el propio alumno receptor. En su desarrollo moderno, las Humanidades dejaron abandonadas por el camino las artes retóricas, que eran artes comunicativas, que se ocupan precisamente de estas cosas, en beneficio de unas concepciones esteticistas y aislacionistas del texto literario que lo separaban de cualquier sentido pragmático. Nuestra fragmentación racionalizadora y el aislamiento de las áreas de conocimiento separan lo que debe estar unido en la mente del que lo recibe. Los estudios realizados periódicamente detectan en nuestros alumnos las carencias expresivas y comprensivas de los textos: vocabulario reducido, falta de articulación del pensamiento, estructuras sintácticas simples y repetitivas... son algunas de las lagunas que se detectan periódicamente. Es decir, falla la capacidad de expresión, entendiendo ésta como algo no desvinculado del pensamiento y la comprensión. No vamos a buscar culpables, que hay hipótesis para todos los gustos, pero tratemos de centrar la Literatura en su vinculación directa con la escritura como un intento de resolver estas carencias. 28. Quizá un cambio de estado, el paso de lo sólido a lo energético, en los textos que manejamos pueda servirnos para hacer cosas nuevas con ellos y esas nuevas prácticas, posibilitadas por la tecnología y sus herramientas, permitan un mejor y más completo desarrollo de las personas, objetivo último de cualquier educador o sistema educativo que considere a las personas como tales y no como piezas de una maquinaria superior. 29. 30. 3.- La escritura electrónica y el texto virtual. 31. Cuando un texto se digitaliza sufre un cambio de estado y pasa a poseer una serie de características especiales. En la medida en que lo que tenemos es su presencia virtual se pueden realizar sobre él una serie de operaciones que en su representación material o analógica no eran posibles o lo eran de otra manera. 32. La principal característica es su maleabilidad. El texto pasa a ser algo totalmente manipulable, plástico, gracias a su virtualidad, a su falta de consistencia. Además, adquiere algo sobre lo que no se reflexiona bastante: la posibilidad de acoger múltiples dimensiones. Como objetos, los textos están limitados a sus dimensiones espaciales. Como textos electrónicos, su propio carácter virtual, no material, amplia las líneas que pueden recorrerlo, atravesarlo, descomponerlo... sin que por ello se vea alterada su sustancia y unidad textual. 33. Igualmente desarrolla una asociatividad explícita. Las modernas teorías literarias hablan de las constantes llamadas que un texto realiza a sus lectores, es lo que se ha denominado el empleo de la enciclopedia, es decir, la necesidad que el lector tiene de incorporar sus conocimientos para la comprensión del texto. Leer comprensivamente implica poseer un nivel de competencia determinado, una serie de conocimientos que han de ser puestos en marcha, activados para poder comprender el texto. Un texto contiene implícitamente muchos más conocimientos que aquellos que los signos reflejan; cada palabra, cada frase están cargadas de significaciones que no son solo las del diccionario, sino las de la enciclopedia que el autor y su época poseen en el momento de la escritura. Leer supone acercarse a esa enciclopedia que fija los sentidos tras unos vertiginosos movimientos mentales en los que, en su caso, se establecen los vínculos o interconexiones entre texto y enciclopedia. El texto digital puede acoger, como decimos, varias dimensiones o capas en las que en cualquier momento se puede abrir la puerta que da paso a lo que estaba implícito para hacerlo manifiesto en su superficie. Lo explícito da paso a lo implícito, lo manifiesto a lo latente. Que el texto pueda acoger su enciclopedia, que pueda hacer explícitos los conocimientos supone, desde la didáctica, una gran ventaja. 34. Esta conectividad es posible gracias a ese carácter asociativo del texto electrónico. El sueño de Vannevar Bush, el Memex, la máquina capaz de manejar los conocimientos almacenados se ha hecho realidad con la aparición del Hipertexto. El Hipertexto es una estructuración del conocimiento a través de enlaces que tejen trayectorias múltiples, posibles vías de recorrido. Es una de las herramientas más sencillas, pero a la vez más poderosas, que las Nuevas Tecnologías han posibilitado. Permiten, como decíamos, hacer manifiestos los vínculos que están en la base de todo texto y, por extensión, de todo el sistema cultural en el que se inscriben. 35. El Hipertexto acoge la complejidad. El poder pensar y, lo más importante, representar que los textos no son unidades cerradas, sino que forman parte de estructuras complejas interrelacionadas es ya de por sí un avance pedagógico importante. La simplicidad, el esquematismo, merman la riqueza textual; hemos estado trabajando, en gran medida, con una tendencia reductora que ha descarnado nuestro material textual reduciéndolo en muchas ocasiones a un pobre esqueleto. Lo condensado de nuestros programas, la abundancia de asignaturas, la reducción del número de horas, etc. nos han condenado a la superficialidad y al esquematismo, por lo que el efecto sobre la enseñanza ha sido claro: la preeminencia de los manuales condensados en nuestra enseñanza. Ni una palabra más de las mínimamente necesarias. Resúmenes, cuadros, esquemas, diagramas son los modelos imperantes en nuestra enseñanza y sus efectos empobrecedores son conocidos por todos. El Hipertexto permite recuperar gran parte de esa complejidad inherente a las obras que manejamos. Lo que estamos trazando son mapas mentales que acogen, en cada caso, los niveles requeridos de complejidad. 36. Desde el punto de vista didáctico, podemos utilizar hipertextos elaborados con este fin, pero lo auténticamente formativo es su práctica, su realización en el ámbito de las actividades docentes. Hemos definido anteriormente el espacio virtual como un lugar para la experiencia, como un lugar en el que construir. Por encima de su valor informativo, el valor formativo reside en ser posibilidades que las redes de comunicación han abierto, tiene ahora unas características muy especiales. 53. Durante décadas fueron los medios los que diseñaron sus públicos. Independientemente de que siempre se tuviera en cuenta en mayor o menor medida su existencia, lo cierto es que el público se formaba a imagen del Medio. Con la llegada de la digitalización y las redes, esta situación ha cambiado radicalmente: se ha invertido. 54. Ese hipersector al que hacíamos referencia anteriormente, el conjunto de todos los medios -los viejos y los nuevos- se está transformando a diferentes velocidades. El efecto principal sobre las audiencias es la fragmentación, entendida ésta como la disolución de la ideas de “masas”, “sociales”, “colectivos”, etc. referidas a los medios. El ideal de los medios digitales, el ideal que se encuentra implícito en su propia naturaleza, es un modelo diversificado de audiencias: de la idea de medios de masas hemos pasado a los medios atomizados. El ideal de los medios denominados masivos era el crecimiento unificado de sus audiencias y públicos; en cambio el de los usuarios digitales es la personalización, una interacción mucho mayor en la que el medio y sus usuarios (concepto nuevo en esto) llegan a una simbiosis. Esto tiene importantes consecuencias para los distintos medios que constituyen el hipersector. 55. La propuesta de “Reinventar los medios” es, pues, la constatación de que con la aparición del escenario digital han cambiado muchas cosas. Por decirlo gráficamente, se le ha cambiado el fondo a la figura. O lo que es lo mismo, la sociedad cambia más rápidamente que sus instituciones que corren el riego de quedar desfasadas, anacrónicas, como no tengan la suficiente capacidad de readaptación al cambio permanente. 56. Desde hace poco más de una década, los medios están en una transformación constante. Lo primero que han tenido que hacer es duplicarse. La aparición de los canales de información digital han obligado a un desdoblamiento: se mantienen los medios analógicos tradicionales, pero es necesario duplicar el medio y adaptarlo al nuevo escenario digital. Hoy periódicos, televisiones y radios tiene sus duplicados en los canales digitales. Inicialmente, esas copias facsimilares eran tomadas como una concesión, como algo que había que hacer porque no había otro remedio, porque no se sabía cómo iba a acabar el asunto o porque otros -la competencia- lo hacían. En los comienzos, la posición predominante la tenían los medios analógicos por dos motivos: primero, eran los medios históricos y era los otros tenían que demostrar su eficacia; y segundo, no existía un desarrollo de la Sociedad de la Información suficiente como para que pudieran considerarse como algo con peso real en cualquiera de los términos que se midiera, ya como público, ya como influencia.. 57. Desde esta situación doble, los medios crecieron entre la incomprensión de sus hermanos mayores (empresarios y profesionales los aceptaron a regañadientes) y las aventuras (catastróficas a veces) económicas y tecnológicas con las que se desarrolló la Sociedad de la información en la segunda mitad de los noventa. 58. Pero el desarrollo impensable de la Sociedad de la Información, la velocidad de crecimiento de la Red sobre todo, desbordó cualquier expectativa. 59. La creación de escenarios globalizados, la horizontalidad de la información, la potencialidad reversible de los dispositivos digitales, es decir, su capacidad de convertirse en emisores de información, la iniciativa social en las decisiones estratégicas del sector, etc. pillaron a los medios tradicionales con la guardia baja. Nunca pensaron que aquella aventura acabara tras poco más de diez años en la más gigantesca revolución realizada en la historia de las comunicaciones. Porque esto es lo que está ocurriendo: una revolución en las formas de elaboración, acceso, distribución y almacenamiento de la información. 60. Cuando los medios se han querido dar cuenta, se han encontrado con un escenario de redes de comunicación en el que se han creado canales alternativos a los tradicionales. Públicos y audiencias, conceptos pasivos, han pasado a ser “usuarios” y productores de información, es decir, agentes terriblemente dinámicos en el hipersector de la información. Este término adquiere sentido cuando vemos que los medios ya no son simplemente digitales y analógicos, sino también profesionales y ciudadanos. Fenómenos como Youtube, Myspace, las redes P2P, el podcast, el clipcast, por ejemplo, hacen que los medios convencionales estén obligados a la observación permanente de las “tendencias” que se perciben en las gigantescas comunidades capaces de desarrollar sus propias líneas estratégicas (imagen 1: Programa MxPlay que permite acceder a música, vídeo y gente on-line). 61. 62. Imagen 1 63. El aislamiento de los públicos de los medios convencionales se ha visto desbordado por una filosofía propia de la comunidad centrada en una palabra: share, compartir. En 1918, el pensador inglés Hilaire Belloc se refería al público de la prensa como “un caos de mentes aisladas con una experiencia personal y con una comunidad de tradición en declive”. Nada más alejado de la nueva experiencia participativa que ofrecen las comunidades virtuales a sus integrantes. Los nuevos medios de comunicación ya no son un vínculo entre mentes aisladas, como señalaba Belloc, sino escenarios en los que millones de personas comparte diariamente cualquier tipo de información, la hacen suya mediante diferentes mecanismos de apropiación y la comparten con otros. 64. Como tendremos ocasión de ver un poco más adelante, se está produciendo el alejamiento progresivo de los medios tradicionales en beneficio de esos nuevos medios socializados emergentes favorecidos por la creación de redes digitales globales. Prensa, Televisión y Radio convencionales se resienten del impacto de lo digital, de los efectos en cadena que su aparición ha causado. Los datos son constantes: nos muestran una progresiva pérdida de públicos en todos los medios convencionales. Las nuevas generaciones crean sus propio medios y formas de comunicación, sus propias maneras de interrelacionarse. Para los jóvenes, la pantalla del ordenador es un supermedio centralizado en el que prefieren ver el episodio de su serie de tv favorita. Mientras ven el episodio, pueden estar chateando u realizando cualquier otra actividad compatible. Puede entrarle un mensaje en el que un amigo online le recomienda un enlace a un vídeo que acaban de subir en Youtube. Así, en unas cuantas horas, ha fraccionado su tiempo en diversas actividades, muchas de ellas simultáenas. Nada que ver con el consumo de información de los medios tradicionales. Es pura autoprogramación. Los medios han creído que este tipo de comportamiento estaba ligado a la edad, es decir, era circunstancial. Lo que estamos decubriendo es que el comprotamiento es generacional, es decir, se produce por un cambio de actitudes que permaneceran como diferenciadas de la generación anterior. Los jóvenes se hacen adultos y mantienen esta tipo de comportamientos, como ha podido apreciarse en el sector de los videojuegos. Los adultos continúan jugando; lo harán con otros juegos, pero siguen con la actividad en la que crecieron. 65. El reto es la reinvención: cómo rehacer los medios en el siglo XXI, cómo afrontar el cambio como una constante y no como una situación excepcional. No es fácil. No es fácil tomar decisiones estratégicas en un universo tan rápido y tan cambiante. Cualquier decisión que se tome, es siempre una decisión ante una elevada incertidumbre, tendrá siempre algo de especulativa, de apuesta sobre unos comportamientos sociales interactuando con desarrollos tecnológicos con unos márgenes cada vez más reducidos. El único resultado garantizado es el estrés. 66. 1.1. Tensiones creadas por la revolución digital. 67. En estos momentos, el hipersector está sometido a una serie de tensiones bipolares que podríamos centrar en cuatro: a) digital vs. analógico; b) profesional vs. ciudadano; y c) gratuito vs. pago; y d) local vs. global. Estas cuatro tensiones o desgarros hacen que los medios de comunicación estén sujetos a cambios constantes tratando permanentemente de reajustarse a las distorsiones que las tensiones crean. 68. Ya hemos hablado de la primera tensión, la analógica/digital. La transferencia del campo analógico al digital es un hecho consumado. No es solo que hayan hecho su aparición medios específicamente digitales; es que las cifras de los medios mejoran en la red respectos a los impresos. Los medios impresos han tenido que readaptarse para competir incluso con sus propias versiones digitales. Loa analógico y lo digital difieren incluso en la representación del mundo del que informan. Las estructuras cerradas de los medios impresos se transforman en estructuras flexibles en la plasticidad del enlace hipertextual. Difieren en el tipo de lectura que posibilitan al ser diferentes sus lenguajes, el uno bidimensional -grafismo y escritura-, el otro multimediático, favorecedor de sinergias y sincretismos semióticos. Cada uno exige del lector mecanismos distintos de comprensión y de enfrentamiento con la información. Por eso es posible hablar de una nueva alfabetización digital, aprendizaje simultáneo de lo que todos los medios anteriores ofrecían separadamente. 69. La segunda tensión -profesional vs. ciudadano- se produce por la transformación que supone la reversibilidad de los instrumentos digitales. El ciberespacio es un espacio informativo por el que circulan no solo las informaciones de los medios, sino las de los propios ciudadanos que se organizan informativamente y desarrollan sus propios escenarios. Los medios periodísticos digitales han evolucionado hacia la integración de las fórmulas que han ido desarrollando los ciudadanos para realizar sus interacciones en la red (imagen 2). De esta manera han dado lugar a unos espacios integradores buscando la creación de comunidades alrededor del medio. Se crea un espacio en el que el medio actúa como elemento de acogida de servicios puestos a disposición de los usuarios. A la tradicional separación entre los medios y sus públicos le ha sustituido un continuum informativo, una continuidad en la que los usuarios son ahora fuentes informativas. Esto ha sido posible gracias a la configuración del público como una red social que se superpone a la propia red informática. Los usuarios ya no son simples lectores. 70.
Docsity logo



Copyright © 2024 Ladybird Srl - Via Leonardo da Vinci 16, 10126, Torino, Italy - VAT 10816460017 - All rights reserved