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La muerte de Jesús: una relación especial con Dios Padre, Resúmenes de Teología

Teología sistemáticaTeología cristianaTeología histórica

Este texto analiza la muerte de Jesús desde su relación con Dios Padre, examinando las frases que transmiten su cercanía y la idea de que Jesús no murió abandonado. Se discute la importancia de comprender esta relación teológica para entender la vida y muerte de Jesús.

Qué aprenderás

  • ¿Cómo importa comprender la relación teológica entre Jesús y Dios Padre para entender su vida y muerte?
  • ¿Cómo se describe la relación entre Jesús y Dios Padre en el texto?
  • ¿Qué frases del texto transmiten la idea de que Jesús no murió abandonado?

Tipo: Resúmenes

2021/2022

Subido el 15/10/2022

alexa-fernandez-gavilano
alexa-fernandez-gavilano 🇵🇪

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¡Descarga La muerte de Jesús: una relación especial con Dios Padre y más Resúmenes en PDF de Teología solo en Docsity! Control de lectura Nº 3 “Creer en Jesucristo Hoy” El Dios crucificado – J. Moltmann Nombre: Fernández Gavilano, Alexa Jael Código: 20216513 El trabajo debe ser presentado en cinco páginas para el día lunes a las 4 de la tarde. 1. Según J. Moltmann ¿Cómo entender la muerte de Jesús? ¿Por qué murió? Cómo entender la muerte y su porqué a través de los ojos de J. Moltmann Jesús de Nazaret vivió, ello es un hecho que se puede afirmar históricamente; sin embargo, un aspecto que aún genera mucha controversia es la explicación de su muerte en la cruz. Para poder interpretar adecuadamente todos los elementos que compusieron el suceso de su muerte es correcto analizar a la persona y actividad de Jesús, pues ello nos conllevaría a entender su muerte no solo por simple interés en la historia sino también por motivación de nuestra fe escatológica si creemos en su divinidad y en la de su padre celestial. Hay que entender también la figura de Jesús como la de una persona pública, cuya acción tuvo una reacción y que ello le generó la muerte. Toda esta especie de relación hallada hace resurgir aún más el testimonio de su renacer por Dios, haciendo a la fe cristiana testimonio viviente en el proceso sobre Jesús. J. Moltmann dedica tres apartados de su obra, El Dios crucificado, a fin de explicar el contexto en función de la violencia, la cultura y tradiciones en las que vivían los judíos; además de la pasión y muerte del propio Jesús. Ello lo señala directamente en los primeros párrafos del capítulo El camino de Jesús a la cruz. En muchas ocasiones se ha puesto en duda que la condena de Jesús fuera dictada en orden de sus pretensiones de mesías, pero la “culpabilidad” emitida por los que los juzgaron se rige por el contenido de sus prédicas: la adución a una purificación del templo y la predicción de su destrucción; en sí, el conjunto de comportamientos escanadalosos que Jesús llevó a cabo desde Galilea hasta Jerusalén lo consideraron, dentro del ambiente judío, como “blasfemo”. Pero, escatimaremos más en las ideas que formaron parte de estos “actos blasfemos” de Jesús de Nazaret. Él anunció a Dios como aquel que escapa de la contemplación de la ley, de actitud piadosa frente a los hombres por un amor anticipador. Su autoridad sobre la de Moisés, la separación del movimiento penitencial de Juan Bautista en Israel al profesar de manera distinta el reino de Dios y la supremacía sobre la torá fue afirmada en la misma prédica a Dios en una posición nada favorable: solo siendo él definido como una especie de rabí, cuya autoridad estaba dada por Moisés. Esa exigencia de sus poderes en plenitud por Dios no tenía algún tipo de validez por parte de las tradiciones de Israel a la vez que Jesús rechazó estas denominaciones de cuño rabínico, pues se oponía a las tradiciones de su pueblo el exigir de esa manera el derecho de Dios para los sin ley y sus transgresores, aunque su poder divino no tenía sustento sólido, era un “sin-nombre”, un simple “hijo de carpintero” de Nazaret quien se estaba imponiendo su autoridad y estaba revelando el derecho divino de un modo totalmente diferente por el perdón de los pecados. Para comprender mejor lo anterior, hay que notar que existe una diferencia entre lo difundido por Jesús sobre su padre, Dios, y la concepción que tenían los judíos sobre este a través de su propia ley y tradición. Esta predicación provocó una reacción en el pueblo, pues si un hombre que solo puede estar bajo el yugo de la ley se atreve a declararse juez y alarga su brazo hasta Dios y blasfema contra el santo. Ello es mucho más que blasfemia, implica autodivinización, lo que agrava la situación de conflicto entre ellos y Jesús de Nazaret. Respecto a las esperanzas y la profecía apocalíptica. Jesús se volvió hacia los pecadores y desechados, mientras que el hijo del hombre aparece solo como juez y salvador de los justos en el último juicio. Muchos de ellos se cuestionan sobre las diferencias entre el Jesús profesado y el que finalmente apareció, ello condenaba cada vez más a Jesús: ¿Cómo puede ser este el mesías si se sale del papel que se le asignó a la figura?¿Cómo puede ser posible que él predique el reino cercano de Dios no como juicio, sino como evangelio de la justificación de los pecadores por pura gracia, demostrándolo mediante su vida con pecadores y publicanos? La respuesta que se da frente a todo lo que a Jesús le caracteriza como “blasfemo” fue la de un opositor a la ley, embaucador de pecadores y publicanos; y realizar actos sacrílegos contra el Dios de la esperanza. Asimismo, la promesa del reino a los injustos como algo plagado de gracia, dejando de lado a los que se crean justos era algo contradictorio. Ese poder desprovisto que anticipa a la fuerza de Dios también se interpretó como contradicción pues él la dotó en gracia para rechazados e indefensos. Todas estas aparentes contradicciones se disipan ante su resurgimiento, después de Crucificado por su Dios y Padre, comunicando el reino ese derecho y gracia a los pobres, humillados y abandonados por su pobreza, humillación y abandono que tanto había predicado durante su vida. Desde una perspectiva más política en función de la interpretación de la actuación de Jesús a la opinión romana, la opinión de Pilato, en específico, se determinó que era parte de los zelotes ordenando su detención en Getsemaní transformando al nazareno en prisionero desde el principio, pues dentro de sus concepciones predicadas a lo largo de su vida se encuentran similitudes y vínculos que construyeron esta imagen -por consideración del prefecto Pilato, las prédicas y actuación de Jesús eran núcleo de un levantamiento en potencia que indispondría a las autoridades romanas-. Jesús murió crucificado a lado de Barrabás, verdadero zelote capturado en un levantamiento de los rebeldes. La pena de crucifixión era para contrarrestar levantamientos que provocaron desorden social y político dentro del imperio (guerrilleros, esclavos fugitivos, rebeldes, etc.); esta ley estaba fundamentada en la pax romana anclada al reconocimiento del culto imperial y al orden religioso-político. Lo que podemos definir acorde a los señalado entre Jesús y los zelotes podemos realizarlo de la siguiente manera: Lo mismo que los zelotes, rompió Jesús con el statu quo y sus dominadores, aunque un diferente status quo al señalado por los zelotes, sino rompiendo con la legalidad del mismo. Jesús entendía la futura justicia como derecho de gracia para justos e injustos con el fin de liberar a publicanos y zelotes en relación natural de enemigos. La revelación de Dios, no fue la de un padre castigador, sino como alguien infinitamente bueno, por lo que si ni Dios se toma el papel de juzgar, ¿por qué lo harían los hombres , zelotes y romanos? Como existían marcadas diferencias a la vez que similitudes, para fariseos y zelotes, Jesús era una traidor de la santa causa de Israel, y con ello también se refería a su predicación, concluyendo en la crucifixión de Jesús. La libertad y su derecho de gracia emanado por Dios alcanzaba incluso a la pax romana y a las ideas pasadas de la justicia de los hombres en la antigüedad (bases religioso-culturales y religioso-políticas). Su negación al culto del César, le significó un sentido político intensivo, pues los relacionaba con los demonios y sometimiento a sus órdenes. Su conducta pública era en grado político, y a través de él se comprendía el sentido de la fe. La teología de la cruz no se debe entender en un sentido moderno, apolítico y religioso meramente privado, la fe en el crucificado implica estar a favor de la libertad de Cristo y que los pueblos tengan derecho de gracia frente a los imperios, razas y clases.
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