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Orientación Universidad
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el escritor uruguayo Horacio Quiroga, Apuntes de Lengua y Literatura

relata la vida de este famoso escritor y cuentista famoso por la publicación de cuentos amor locura y muerte en 1919

Tipo: Apuntes

2018/2019

Subido el 23/05/2022

karla-yumisaca
karla-yumisaca 🇪🇨

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Vista previa parcial del texto

¡Descarga el escritor uruguayo Horacio Quiroga y más Apuntes en PDF de Lengua y Literatura solo en Docsity! UNIVERSIDAD TÉCNICA PARTICULAR DE LOJA La Unvversidad Católica de Loja ÁREA SOCIO HUMANÍSTICA TITULO DE LICENCIADO EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN MENCIÓN EN LENGUA Y LITERATURA La presencia de La Muerte en la Vida y Obra Cuentos de amor de locura y de muerte: “Una Estación de Amor”, “La Muerte de Isolda”, “El Solitario”, “Los Buques Suicidantes”, “A la Deriva” de Horacio Quiroga TRABAJO DE TITULACIÓN AUTOR: Matute Ruíz, Liliana del Rocío DIRECTOR: Martínez de Lara, Angel, Ph. D. CENTRO UNIVERSITARIO MACHALA 2016 APROBACIÓN DE LA DIRECTORA DEL TRABAJO DE TITULACIÓN P.h.D. Ángel Martínez de Lara DOCENTE DE LA TITULACIÓN De mi consideración: El presente trabajo titulación: La presencia de La Muerte en la Vida y Obra Cuentos de amor de locura y de muerte: “Una Estación de Amor”, “La Muerte de Isolda”, “El Solitario”, “Los Buques Suicidantes”, “A la Deriva” de Horacio Quiroga realizado por Matute Ruíz Liliana del Rocío, ha sido orientado y revisado durante su ejecución, por cuanto se aprueba la presentación del mismo. Loja, agosto de 2016 AGRADECIMIENTO Agradezco a la persona que me dio la vida y sostiene mi sonrisa a la distancia, a quien amo y admiro por su valor: mi madre. A la fuerza de vida sobrenatural y noble que me permite disfrutar de la vida. A mi esposo que completó mi vida, el que cada día me enamora con su amor y sensatez. A mi tía Fanny, la viejecita de ojos dulces cuya sola ausencia me trae atardeceres. Y a todos aquellos que de una u otra forma me ayudaron a llegar hasta este punto de partida profesional. Gracias. Lili Ruíz ÍNDICE DE CONTENIDOS PORTADA. APROBACIÓN DE LA DIRECTORA DEL TRABAJO DE TITULACIÓN DECLARACIÓN DE AUTORÍA Y CESIÓN DE DERECHOS DEDICATORIA AGRADECIMIENTO ÍNDICE DE CONTENIDOS RESUMEN ABSTRACT. INTRODUCCIÓN CAPÍTULO | LA MUERTE EN LA VIDA DEL AUTOR 1.1. La Muerte como protagonista en la vida del autor. ... CAPÍTULO Il 2.1.1. Una Estación de Amor 2.1.2. La Muerte de Isolda 2.1.3. El Solitario 2.1.4. Los Buques Suicidantes. 2.1.5. A la Deriva CONCLUSIONES RECOMENDACIONES BIBLIOGRAFÍA DIRECCIONES ELECTRÓNICAS DE INTERÉS vi RESUMEN El presente trabajo como su nombre lo indica, trata de analizar la presencia de La Muerte tanto en la vida como en los cuentos: “Una Estación de Amor”, “La Muerte de Isolda”, “El Solitario”, “Los Buques Suicidantes” y “A la Deriva” del libro Cuentos de amor de locura y de muerte de Horacio Quiroga. Para este análisis se ha partido por una exploración de la vida del autor, con el fin de llegar a comprender la filosofía de vida del mismo a la luz de ciertos reconocidos filósofos y teorías. En una segunda etapa se presenta el análisis de la muerte en los cuentos ya mencionados y el paralelismo de estos con la vida del autor. El trabajo pretende demostrar que los momentos intensos en la vida de un autor pueden ser catalizados en obras literarias. PALABRAS CLAVE: cuentos, muerte, amor, locura, análisis. destacar la presencia del tema de la muerte en su obra. Resulta interesante analizar la manera en la que el prodigioso autor incluye a este elemento en sus historias, haciendo que estas cobren vida mediante la muerte. El uso de recursos literarios como la personificación, los diferentes tipos de descripción literaria entre otros, lograron aportar verosimilitud y concisión a su obra; haciendo de sus cuentos, historias breves y con gran carga emocional. Quiroga sumerge al lector en el suspenso crudo de la vida diaria tanto en el inhóspito campo como en los poblados deliciosos de la época. La muerte, protagonista o sombra en sus cuentos, también lo fue en su vida personal. Motivo por el cual es menester relacionar la presencia de ella en la vida del autor, a fin de tratar de comprender sus historias, La presencia de la muerte en la mayoría de sus cuentos, delata una justificada obsesión del autor sobre el tema, como Naroznikova menciona (1998): “La obsesión por la muerte en Quiroga es habitual, ésta está presente en la mayor parte de sus relatos, donde aparece como acción principal, final, detalle incidental o circunstancia de casi todos ellos. En cada narración se desarrolla de distintas maneras, bajo diferentes circunstancias y perspectivas que cuentan este hecho que acaece,” (p. 21) es por ello que en este texto se analizará el tema de la muerte en los cuentos que componen la obra Cuentos de amor de locura y de muerte. En el primer capítulo se analizará brevemente el tema de la muerte presente en la biografía del autor, pues debido a lo singular de la secuencia de los hechos en la vida de este, se revela la influencia del fantasma de la muerte en la obra del reconocido escritor. Es decir, para comprender su obra es necesario comprender su vida, para así apreciar la riqueza de sus relatos. Posteriormente se analizarán las historias que forman parte de la obra anteriormente mencionada, análisis enfocado en el tema de la presencia de la muerte y la forma que le fue dada en cada historia por el autor. El propósito de este texto es incentivar el interés por la vida y obra de autores latinoamericanos, en Ecuador aún no se logra crear una cultura lectora, por el contrario, con el devenir de la tecnología son cada vez menos los lectores por placer; los cuentos cortos siempre son atractivos, tal como las series de televisión, en menos de una hora ofrecen el placer de conocer una historia interesante. Esta ventaja aunada a la intensidad que caracteriza la obra de Quiroga, y el tema de la muerte que llama la atención de todos, hacen de esta obra un texto con el poder de atraer a la lectura a quien guste de abrir sus páginas, CAPÍTULO | LA MUERTE EN LA VIDA DEL AUTOR horror, el raciocinio, el humor de las historias que leyó. Lo admirable es que en cualquier hombre, común y corriente la presencia de todos estos elementos no garantiza la creación de relatos magistrales; pero en el caso de este prolífico autor, la fusión de estos acontecimientos permitieron que pudiese cristalizar en sus relatos las vivencias que le tocó pasar. Pero la visita de la parca no terminó con la muerte de su padrastro, apenas estaba empezando su lento recorrido en las calles de la vida del escritor, se estima que este acontecimiento fue determinante para él, puesto que ya estaba en años para comprender el lamentable suceso, lo puso cara a cara con la tragedia, con lo imprevisto de los padecimientos médicos y cómo éstos arrastran al hombre hacia la decisión más corrosiva en la vida...el suicidio; en ese momento él no lo sabía, pero la primera muerte que vivió en carne viva sería el reflejo la suya propia. Es este el primer enfrentamiento con el fantasma del suicidio, que en otras ocasiones volvería a repetir aquel amargo sabor, Años más tarde, fallecieron en el mismo año sus dos hermanos, curiosamente aquellos quiénes llevaban los nombres de sus padres; al año siguiente ocurrió uno de los acontecimientos más conocidos en las biografías del autor, el accidental asesinato de su mejor amigo Federico Ferrando, crimen del cual fue absuelto. Evidentemente las leyes demostraron que fue un accidente, pero en la vida del infortunado escritor debió dejar huellas profusas e indelebles, tanto así que las visitas a Uruguay, lugar donde ocurrió el accidente, de ahí en adelante fueron incidentales. Basta imaginar la escena, el incauto Horacio preparando el arma con la cual Ferrando habría de asistir a un duelo, ninguno en aquella habitación se pudo haber imaginado que el resultado de aquella cita maldita se conocería antes del amanecer, cuando una bala cargada salió despedida del cañón directo hacia la boca del joven Ferrando, quién con gestos agónicos indicó perdonar a su afligido amigo. He allí una historia de horror en carne propia. Su vida oscilaba los veintitrés años, y ya había degustado del frío sabor de la muerte de cinco seres cercanos y queridos, las cartas parecen haber estado ya puestas sobre la mesa, el destino del joven escritor ya marcado. Meses después del escalofriante suceso acompañó a Leopoldo Lugones en calidad de fotógrafo en una expedición a San Ignacio en Misiones, Argentina. Hecho relevante en su vida puesto que a pesar de la rudeza del entorno, Quiroga se enamoró de la selva, paradójicamente hizo honor a su nombre Silvestre, fue esa inhóspita selva la que se convirtió en la musa de sus descripciones topográficas más redundantes y que aportaron el toque de criollismo a su obra. Poco tiempo después, tal enamorado febril busca las nupcias, Quiroga se jugó lo que le quedaba de herencia para internarse por completo en la selva tropical argentina. Tiempo después formalizó una relación amorosa con una joven alumna: Ana María Cirés, por gusto del escritor se internan a vivir en la selva de Misiones a pesar de las objeciones de los padres de la chica. Allí viviendo en escases y batallando con la dureza de la vida en aquel lugar, ella dio a luz sin asistencia más que la de su esposo a la pequeña Eglé y meses después a Darío; este último con asistencia médica en una clínica. Ya para aquel entonces Quiroga contaba con un trabajo como Juez de Paz y Oficial del Registro Civil del lugar. Sin embargo, los ingresos continuaron escaseando debido a la mala administración del jefe del hogar ya que invirtió lo ganado en fallidas empresas; según los registros Quiroga tuvo tanta suerte en los negocios como lo tuvo en la vida, siendo estas las polarizaciones en su trabajo como escritor. Pero Horacio resiliente ante las adversidades se sostuvo en pie firme en su hábitat elegido, enamorado de la soledad de la selva se recluyó en ella, para aquel entonces ya había alcanzado la madurez literaria y el entorno le ofrece la inspiración para sus cuentos, para 1913 según la biografía registrada en una de sus publicaciones del escritor “cuenta con media docena de cuentos memorables entre los cerca de cien que ya ha publicado” (Cuentos p. 447). La dura vida selvática le reporta placer al escritor que a pesar de las dificultades no renuncia, pero ese no es el caso de su esposa, quién zozobra en paciencia y cordura, aunque no lo abandona al final decidió quitarse la vida mediante una dosis de bicloruro de mercurio, veneno que le procuró una muerte lenta y agónica. Curiosamente se levantan alrededor de este hecho varias interrogantes debido al sepulcral silencio del esposo ante el hecho, su tumba permanece hasta hoy día en 10 Misiones, cubierta de una abandonada lápida de mármol rota en varios pedazos ostentando únicamente el roído nombre de su poseedora. La fecha exacta de su muerte varía entre febrero y diciembre de 1915, sin embargo, aún faltan recursos para corroborar las teorías planteadas, cubriendo con un velo turbio los hechos. Horacio como buen padre amaba a sus pequeños hijos, pero su carácter y desequilibrio emocional no proporcionaban un ambiente propicio para una educación adecuada, obviamente la figura materna es necesaria al menos en los primeros años de vida, sea quizá ese uno de los factores que años más tarde favorecerían el caldo de cultivo para el suicidio de los jóvenes hijos del escritor. Este se refugia en prioridad en la escritura, fusionando la nueva faceta de padre a su talante se inicia en la creación de relatos infantiles. Para 1917 instalado en la ciudad capital de Buenos Aires, ejerce con mayor amplitud sus habilidades como escritor y publica un tercer libro: Cuentos de amor de locura y de muerte, obra en la cual se centrará el presente texto más adelante. Con esta publicación según la biografía cronológica de Quiroga anexa en el libro Cuentos menciona: “tiene éxito de público y crítica. Comienza el período más fecundo y el de su consagración como escritor” (p. 494), un año después realiza la publicación de otra de sus obras de mayor éxito y renombre internacional: Cuentos de la selva, siendo esta un ejemplo de literatura para niños más influyentes. Obras que son seguidas de otras publicaciones breves que fueron desde columnas de críticas cinematográficas, y cuentos cortos publicados en revistas, hasta publicaciones de mayor aceptación como Anaconda y Los desterrados. Fue en esta época cuando conoció a la joven María Elena Bravo, quién fue su segunda esposa; su productividad seguiría aumentando mientras continúa su instancia en la urbe. A los quince años de radicación en la ciudad capital decidió volver a la selva, a su origen, contra la voluntad de sus amigos y colegas como lo expresó su amigo Elías Castelnuovo quién en su artículo: La tragedia de Horacio Quiroga, texto que fue publicado como homenaje póstumo al célebre autor; Castelnuovo expresó haber aconsejado al escritorjunto a otro amigo en común que no regrese a Misiones. 11 nunca conoció pero que cuyo deceso marcó su destino, luego la de su padrastro que según Castelnuovo, Quiroga presenció el suicidio con mucho dolor, pues este hombre fue su figura paterna y a quién estimó como es menester. Luego, no menos dolorosa el asesinato por accidente de su mejor amigo Federico Ferrando. Cuarta y casi última, el suicidio lento de su esposa. La quinta fue la segunda hecha por sus manos...su propia muerte. Se podría decir que él ya tenía cierta experiencia con los estertores propios de la muerte, quizá por eso la sonrisa que describió su amigo Castelnuovo en el cuerpo inerte del escritor, Quiroga no temía a la muerte, al final en lugar de dejar que merodee su alrededor sencillamente la invitó a pasar a sus aposentos, le sirvió una copa de vino y se entregó a ella en el baile final. Ovidio (como citó Montaigne, 1595) mencionó: “No cabe duda de que el hombre debe esperar siempre al último día, y a nadie llamársele feliz antes de la muerte y de los últimos honores”( p. 75) y luego a Plutarco al hacer referencia a la advertencia que había lanzado Solón, Montaigne (1595) pasa a explicar. ..que los hombres, por mucho que la fortuna les sonría, no pueden llamarse felices hasta que no se les ha visto pasar el último día de su vida, dada la incerteza y variedad de las cosas humanas, que, con un levísimo movimiento, cambian de un estado a otro muy distinto. ( p. 75) Horacio Quiroga no cambió su estado, quizá haya sido el destino que se hiló en su inconsciencia, ya que la sombra de la muerte estuvo presente durante toda su vida, sea por ello que quizá él haya hecho de su vida una obra magistral de la tragedia, en su subconsciente sabía que el temor a la muerte se le había perdido entre fatalidad y fatalidad cercana, él supo convertir a la muerte eje de su vida y obra. Prueba de ello es la impresión recibida de Castelnuovo al mencionar al final de su ensayo. Vuelvo a penetrar en la sala mortuoria. Vuelvo a examinar su rostro. Cosa extraña en él: todavía sonríe. Todavía conserva su serenidad. No trasfunde su aspecto un solo signo de su tormento. Se ha resignado el pobre, totalmente: Ha cerrado los ojos como diciendo: “No ha pasado nada”. (Castelnuovo, 1937, p. 235). 14 Es ese el aspecto de quien muere sin miedo, Quiroga aprendió a ser feliz en su desdicha, no suplicó patéticamente piedad, y amor; se resignó a lo que la vida le dio, y tal como siempre acostumbró demostrar su sentir, su muerte fue tranquila y discreta. Presentó su acto final, sin pena ni gloria; tal como aconsejó Montaigne, arrebató a la muerte su poder al seguir el camino contrario al común, familiarizándose con ella, acostumbrándose a su olor, jugando con ella en sus relatos y viviéndola en sus visitas cercanas. Habrá quien condene su actuar, la cultura latinoamericana, tan religiosa como es, desprecia al suicidio como un rechazo a Dios y su mayor ofrenda a la humanidad: la vida. Pero debe recordarse que con ella se le otorgó otro don, el libre albedrío (1), con el cual la voluntad humana se superpone a todo lo conocido. El hombre es libre de decidir, entre esa libertad está el derecho a decidir si vivir o no. Si el propósito divino era que el hombre disfrute de la vida, cual niño disfruta de un entretenido juguete obsequiado por el padre quien lo observa complacido por su buena labor, ¿pero si el ansiado juguete se convierte en fuente de dolor y desesperación?, aquel bendito regalo se convierte en una maldición, ¿tiene acaso la obligación de conservarlo aún?, ¿se deleitaría el padre al ver cómo aquel juguete quita la paz y flagela la cordura de su hijo?, ¿no sería lo más razonable deshacerse de aquel?. Si se es libre para decidir, ¿por qué no habría de hacerlo en algo tan propio, tan íntimo como la vida. Si todos tienen derecho a vivir, también tienen derecho a morir; es más, todos tienen la obligación de morir. ¿Hay alguna diferencia mayor si esta obligación se cumple con días de antelación? Si el hombre no tiene derecho ni obligación a sufrir en la desesperación de una dolencia, ¿tiene derecho a acabar con esa tortura? Como razonaba Nietzsche en El ocaso de los Dioses: Hay que morir con orgullo cuando ya no es posible vivir con orgullo. La muerte, elegida libremente, realizada a tiempo, con lucidez y alegría, rodeado de hijos y de * “Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, hay libertad.” 2Cor. 3:17. Biblia de las Américas. Aunque explícitamente en ninguna parte en la Biblia se menciona sobre la asignación de este don al humano, la idea del libre albedrío se encuentra implícita y manifiesta en sus historias. Sin embargo, en el versículo citado hace referencia a que existe libertad dónde esté el Espíritu del Señor, por lo tanto en vista que según la doctrina cristiana Dios es un espíritu y está en todas las cosas, este también está en la humanidad, es decir, el ser humano como creación divina posee la cualidad del libre albedrío. 15 testigos, de forma que todavía sea posible un auténtico adiós, al que asista verdaderamente quien se despide y haga una tasación real de lo deseado y de lo conseguido a lo largo de toda su vida; la muerte, así, se opone totalmente a la horrible y lamentable comedia que el cristianismo ha hecho de la misma. (Nietzsche, 1889, p.49) Y las enfermedades crónicas arrebatan la dignidad, arrastran al cuerpo a un estado deplorable y desdeñoso, y Quiroga había recibido el diagnóstico de un aparente cáncer en el estómago, cosa nada deleitable...; recuérdese al fiel mártir Job bíblico, quien tuvo que soportar el permanecer hundido en el asco y vituperio de sus cercanos (?) cuando tocó el piso no hubo ningún humano que lo estimara y mucho menos que lo cuidara; la sociedad cuida de sus menesterosos por un código moral, por una obligación dictada por el coro de la sociedad, pero aquel que pueda deslindarse de la responsabilidad lo hace sin contemplación, de ahí que existan hospicios y asilos. Nadie quiere por voluntad propia vivir cerca de la muerte, cerca del dolor de la enfermedad, los instintos viscerales de supervivencia impulsan al hombre hacia la dirección contraria del dolor y la destrucción. El morir a tiempo como predicó Nietzsche sería más bien un acto de amor al prójimo, al liberar de la condena de la tortura de presenciar la muerte lenta del ser querido. Y Quiroga a pesar de su carácter huraño, era un hombre de sentimientos, que amaba a profundidad. Al final Quiroga bien pudo hacer suyas las palabras de Nietzsche voceadas en Zaratustra: “Yo elogio mi muerte, la muerte libre, que viene a mí porque yo quiero” (p.64) ? “Satanás salió de la presencia del SEÑOR, e hirió a Job con llagas malignas desde la planta del pie hasta la coronilla. 8 YJob tomó un tiesto para rascarse mientras estaba sentado entre las cenizas. 9 Entonces su mujer le dijo: ¿Aún conservas tu integridad? Maldice a Dios y muérete.” Job 2:7-9. Biblia de las Américas. 16 Quiroga no fue la excepción, debido a lo bizarra que resultó su vida atada a la muerte, aunada al entorno salvaje de la selva de Misiones en que vivió, dieron los ingredientes principales de su obra, que se caracteriza por el misterio y oscuridad de sus relatos. A continuación se analizará la presencia de la muerte en cada uno algunos cuentos que componen la obra: “Cuentos de amor de locura y de muerte” (3); esta obra está compuesta por relatos en los que se encuentra de forma explícita o subliminal el sabor de la muerte, la tragedia y la desgracia humana. Se puede decir que los relatos de Quiroga se especializan por ser cruentos, oscuros, en ocasiones demasiado reales, en otras un tanto surrealistas. Quiroga tuvo el poder con su pluma de conjugar el mundo selvático y urbano desde el punto de vista humano, logró retratar al hombre con sus preocupaciones, ambiciones, errores y tragedias. ¿Y por qué no?, pues el paso del hombre va de la mano con los fríos metacarpos y falanges de la parca, cuyo rostro no se revela hasta haber llegado al paso final que a ella le parece. ¿Por qué no retratar el sabor de su veneno?, ¿Por qué no pintar en el lienzo el rojo que corre en el filo de la hoz cuando esta sacia la sed de su dueña?, Quiroga se atrevió a describir lo imposible para algunos, desenredó los sentires de los dolientes e hiló con ellos su obra; puso límite al silencio de la tragedia para susurrar en sus letras las historias de la vida humana, de la condena real del ser humano. ? Cabe resaltar que no se puede catalogar como error gramatical la ausencia de la coma en el título de esta obra, López-Labourdette (2016) afirma: “pues se trata de una voluntad expresa del autor (...), sugiere otra organización, o más bien, otra desorganización, en la que se amalgaman amor, locura y muerte. (...) Amor de locura, amor de muerte, locura de muerte, muerte de amor...Alquimia narrativa que cabalga sin pausas, proliferando en pos de tensiones, intensidades y dudas.” (p.7) El autor tal como el padre tiene derecho a poner el nombre a su retoño, tiene así también el derecho de titular su obra como considere a bien. Tal como afirmó López-Labourdette puede tratarse de una muestra más de ingenio del autor, al no poner cerco a las palabras y jugar con ellas para dejar abierta a la imaginación los simbolismos presentes en toda la obra. No cabe duda, que no se trata de un error sino de una atractiva estrategia lingiiística. 19 2.1. Análisis de Relatos: 2.1.1. Una Estación de Amor La historia trata sobre el amor frustrado de dos jóvenes, aunque la obra está dividida por las cuatro estaciones propias del año, su título hace mención a una sola existente sólo en el relato, pues según la óptica del lector se vislumbra que las cuatro estaciones del año figuran una sola estación para los amantes, la estación del amor. Esta estación inicia en la temporada de primavera, cuando todo florece, el clima es cómodo y el aire huele a rosas, sus personajes se encuentran también en primaveral juventud, como se refleja en la apariencia de la joven, Quiroga (1917): Nébel fijó entonces atentamente los ojos en la hermosa criatura. Era una chica muy joven aún, acaso no más de catorce años, pero completamente núbil. Tenía, bajo el cabello muy oscuro, un rostro de suprema blancura, de ese blanco mate y raso que es patrimonio exclusivo de los cutis muy finos. Ojos azules, largos, perdiéndose hacia las sienes en el cerco de sus negras pestañas. Acaso un poco separados, lo que da, bajo una frente tersa, aire de mucha nobleza o de gran terquedad. Pero sus ojos, así, llenaban aquel semblante en flor con la luz de su belleza. (p.2) La complacencia de la madre y el tío de la joven es un leve reflejo de ese sentir propio de primavera, ese aire a libertad, el abrir los brazos para tomar el viento y dejarse llevar por él. La brisa del amor completamente fresco, limpio y puro gestándose en las primeras etapas, ese amor quinceañero que vive en pálpitos de inocencia y dulzura. Esta primera etapa es romántica, cortesana, Quiroga demuestra aquí su lado romántico y encantador, revela también esa fascinación hacia la piel tersa y joven, como lo demostró en su vida personal al enamorarse siempre de doncellas jóvenes y hermosas. Esta historia tiene relación con la vida del autor, pues según López-Laboudette fue inspirada en el amor que profesó a María Esther Jurkovski; sin embargo, en el idilio formado por el autor, los tutores de la dama aceptaban de buen agrado el enternecedor romance. “La madre acogió 20 el casi infantil idilio con afable complacencia, y se reía a menudo al verlos, hablando poco, sonriendo sin cesar, y mirándose infinitamente.” (Quiroga, 1917, p.4) Se evidencia el sentir frustrado del autor, quien nunca vio tal complacencia en las madres de las mujeres a quiénes amó. A la primavera le siguió el verano, estación cuyo calor reflejó los avivados sentimientos de los jóvenes. “en todos los momentos en que se veían, Nébel y Lidia se adoraron (...) no había sino dos cosas: que a él le era absolutamente imposible vivir sin Lidia, y que llevaría por delante cuanto se opusiese a ello.” (Quiroga, 1917, p.7). Se percibe un tipo de fusión entre metáfora y sinestesia presente durante toda la obra, Quiroga juega con las estaciones, con las temperaturas para retratar cada etapa del amor, el verano característico por su calor abrasador, inflama la historia, a los amantes envueltos en la llama del amor, y en el exterior la el fuego corrosivo de la prohibición, el padre del protagonista demuestra frontalmente su negación ante tal relación. A pocas líneas de iniciada la trama Quiroga encesta el golpe de la tragedia en la obra, es desde ahí cuando las flores empiezan a caer, el duelo empieza a cobrar vida..también es en esta etapa cuando como elemento secundario aparece la figura de la muerte en pañales, bajo el rostro de la letal morfina, veneno del cual hace uso uno de los personajes, la madre de la joven. Este elemento cobra mayor fuerza conforme se progresa hacia el final de la historia. En el fulgor de la rabia por el amor negado el protagonista se siente derrumbado por completo: “Una vez solo en la calle oscura, Nébel levantó y dejó caer los brazos con mortal desaliento: ¡Se acabó todo! ¡Su felicidad, su dicha reconquistada un día antes, perdida de nuevo y para siempre!”(Quiroga, 197, p.13), tanta fue su desesperación que coquetea con la idea del suicidio, sea ese quizá el reflejo de los pensamientos del autor, pues el tema no le era nada nuevo. Las cosas se empiezan a enfriar, es así como el romance inicia su otoño, once años después, la firmeza adolescente se ha disipado de los protagonistas tal como las hojas pierden su color y brillo pero mantienen su forma, los amantes aún jóvenes pero maduros, han perdido la inocencia que sólo los años y la vida saben robar, como Quiroga (1917) describe: 21 sueño. Evidentemente Quiroga gustaba del teatro, y tenía conocimiento sobre el mismo, esto se evidencia en la narración de la presente historia, cuyo título augura una relación de los acontecimientos con el clásico teatral Tristán e Isolda. Esta famosa obra dramática fue una Ópera compuesta por el alemán Richard Wagner, cuya historia se basa en la leyenda medieval del mismo título. Una obra dramática considerada una joya clásica, cuya representación escénica al parecer cautivó al joven Quiroga (1917), quién confiesa en su relato: Hice lo humanamente posible para olvidar, me rompí las muelas tratando de concentrar todo mi pensamiento en la escena. Pero la prodigiosa partitura de Wagner, ese grito de pasión enfermante, encendió en llama viva lo que quería olvidar. En el segundo o tercer acto no pude más y volví la cabeza. (p. 27) Admiración que no sorprende debido a la tragedia presente en la misma; tal como en su tiempo Wagner se enamoró por el drama y la tragedia de la leyenda, Horacio Quiroga se apasionó en la representación de la tragedia. “Sí, se repiten -sacudió largo rato la cabeza-. Todas las situaciones dramáticas pueden repetirse, aún las más inverosímiles, y se repiten.” (Quiroga, 1917, p. 23) A lo largo de la historia universal se ha demostrado que la naturaleza humana sigue sufriendo las mismas pasiones, las mismas tragedias y alegrías, El pálpito de amor de dos jóvenes en la India es el mismo de los dos tórtolos americanos. El código genético que une a la especie humana no se limita en el tiempo, es por eso que las musas se traslapan de generación en generación. Es común que un artista encuentre su inspiración en la obra de otro, por ejemplo, al ver una película de Charles Chaplin resultan familiares algunos recursos cómicos usados décadas después por Chespirito, o encontrar recursos en Harry Potter que fueron utilizados en el El Silmarilión por Tolkien, y éste a su vez, haya representado en su obra detalles proporcionados por legados de leyendas nórdicas y germanas que en un tiempo fueron populares. La sociedad crea y hereda personajes, cuyos rostros los fusiona y altera para que proporcionen mayor éxtasis. 24 El tema de la ópera Tristán e Isolda resultó familiar para el escritor: el amor trágico. Es por eso que Quiroga teje su historia en el compás de Wagner, y utiliza como trasfondo para su propio relato la trágica obra europea en la que los amantes nunca logran unir sus vidas en un final feliz, sino que bajo el hechizo de la muerte concilian la paz que el mundo terrenal les jamás les proporcionó. Tnicia su relato en un teatro en cuyo escenario se presenta la obra ya mencionada, cuyo narrador sería testigo de una historia de similares proporciones a la obra escenificada. En la primera parte observa a una joven mujer, que intercambia miradas desde el palco con su vecino de butaca, quiénes al poco tiempo desaparecen del salón. Es fácil deducir para el narrador que ambos guardaban algún secreto. El orden de la historia es un principio in media res, el cual exige de mayor habilidad para el escritor. La historia hace una breve pausa, para narrar el encuentro posterior del narrador, Padilla, con el conocido del teatro, Don Esteban. Este le revela la historia que compartía con la hermosa joven con quien intercambió miradas aquella noche en el teatro. Esteban le cuenta cómo conoció a Inés y mantuvo una relación con ella hace diez años atrás, en un principio la amaba; sin embargo, su pasión se atenuó en parte porque notaba que Inés ansiaba subir de estatus social con él, y en parte porque él aun coqueteaba con jovencitas de mejor nivel social. Un día luego de seis meses de romance decidió romper la relación con ella, decisión de la cual se arrepintió el resto de su vida, pues la reacción de ella le demostró que fuera de la aparente ambición de la chica sencilla, ella lo amaba de verdad. En el fulgor del rompimiento él se dio cuenta de su gran error, pero ya era muy tarde, el daño estaba hecho. Ocho años después confesó haber vuelto por ella, pero se enteró que ya se había casado, y aquella vez era la última, ya habían pasado diez años en los que la vida les había demostrado que ya era demasiado tarde. Es así como se presenta una escena dramática cuyo sabor a tragedia se figura al igual que la obra del telón. El amor imposible entre los dos amantes. Si bien es cierto, en la obra teatral está presente la muerte, en el relato de Quiroga, la muerte aparece como el fin sin retroceso. Nadie puede negar que la muerte es un acontecimiento del cual no hay vuelta atrás. En la vida humana se presentan un 25 sinnúmero de problemas, y es cierto que para la gran mayoría existe una solución, pero para la muerte, cuando esta toma la vida de alguien no existe remedio que retroceda su decisión, la muerte es el problema que el humano en seis mil años de historia no ha logrado solucionar. Ahora bien, dícese que el amor es nacimiento de vida, pues dejando de lado el hecho que el ser humano es fruto del amor, este sentimiento devuelve la vida a los amantes, les lustra los ojos e inyecta oxitocina en el torrente sanguíneo. Estudios han demostrado que esta hormona crea un sentimiento de felicidad en la persona, tanto así que se la ha llegado a denominar “La hormona de la felicidad” (*), pues el sentir de éxtasis del amor es el clímax de los sentimientos humanos. Aquel que ama siente que renace, vuelve a vivir. Pero así como el amor es el ascenso de la vida, la pérdida de éste significa todo lo contrario, para los amantes frustrados les es mejor que una pared de concreto les caiga en las sienes que tener que soportar la desesperación y agonía de la decepción o el olvido. Más de uno desencantado en el amor se ha quitado la vida por sí mismo; pues la depresión que provoca el amor no correspondido le es peor que la mismísima muerte. Para los amantes el olvido es peor que la muerte, Wagner (1859): “Así moriríamos para estar juntos, eternamente unidos, sin fin, sin despertamiento, sin temor, sin nombre, rodeados del amor, entregados completamente a nosotros mismos para vivir solamente por el amor,” (p.22) Para Tristán e Isolda la muerte resultaba ser un escondite en dónde podía sobrevivir su sentimiento; obviamente, les era mejor la muerte que perder el sentir que los unía. En este sentido, Quiroga fusiona su historia y nombra simbólicamente su cuento en honor al clímax final de Wagner, cuando Tristán en su solo exclama: “¡Mi sangre corre ahora alegremente! La que me cerrará la herida para una eternidad, se acerca como un héroe, viene a traerme la salud: ¡acabe el mundo a * El Dr. Paul Zak, de la Claremont Graduate University, en California, autor de este estudio y de muchos otros sobre esta neurohormona, expresa que el mismo revela la base biológica para las conexiones sociales y que la oxitocina forma parte de los mecanismos cerebrales que sirven para hacernos felices. (Castro, 2010) 26 elementos muy diferentes, en el caso de Kasim, su amor y pasión es por su profesión, es evidente que él siente gran admiración por su gran habilidad con las joyas, Kasim sabe que es muy bueno en su trabajo y eso lo hace feliz, lo completa como persona, no necesita más. No ama al dinero, no busca riqueza, ya que se evidencia en el hecho que trabaje horas extras sin descanso y no desee cobrar más por su labor. Es interesante analizar el significado del nombre que le designó el autor: Kasim, nombre de origen árabe que significa “dividido”. El portador de este nombre ciertamente se encontraba dividido en dos mundos, el real en el que había sido obligado a vivir por la sociedad, aquel mundo que le obligó a contraer matrimonio para no ser una paria social; y su mundo, en el que no necesitaba más que oro, plata y piedras preciosas para crear espectaculares joyas, aquel mundo en el cual él era el amo, dios y señor, en donde el poder lo marcaban los engarces que formaba con sus finos dedos, Por otro lado estaba la mujer con quién se desposó; una joven enamorada de su propia belleza y consciente que con ella podía exigirle a la vida un futuro mejor, en la comodidad de los brazos fuertes de un hombre que le profese afecto y consideración. Pero ahí estaba ella, sola en compañía de un hombre que la veía como una piedra preciosa más, una piedra parlante y bulliciosa que lo único que hacía era tratar de arrancarlo del mundo ideal del cual él era el dios. El tema de la Locura aparece de la mano con la Muerte, a simple vista pudiera parecer que es la esposa quien arrastra a la locura al pasivo esposo, el relato da la impresión de ser narrado desde una óptica con una leve inclinación hacia la consideración de Kasim. Un buen recurso utilizado por el autor, pues esto evita que el lector suponga lo que sucede al final de la historia. La esposa observaba la devoción con la que Kasim trabajaba las joyas, la joven mujer ambicionaba justamente eso de su esposo, atención. Objetará el lector quizá, que ella pudo exagerar en aquel deseo; pero lo cierto es que Kasim indudablemente exageraba en la dedicación que profesaba a su labor, trabajaba día y noche hasta los domingos. Los sentimientos de Kasim eran tan duros como las rocas que engarzaba en los metales, para sí los lamentos y quejas de la mujer no tenían razón, pues él sostenía que todo el tiempo que dedicaba a su trabajo era con el fin de obtener los 29 recursos económicos para la el hogar del cual ella también formaba parte. Para Kasim sus obligaciones como esposo se limitaban a conseguir el pan para cada día, no era necesario ambicionar ganar más, ni esforzarse por equilibrar sus energías con momentos de afecto hacia su mujer. Kasim no podía ver la realidad que tenía ante sí, hacía todo lo que a su juicio era lo correcto, y objetaba desde su sentir oprimido al decir: “Hago, sin embargo, cuanto puedo por ti”. Más adelante se describe a Kasim como un hombre irresoluto, parco ante las decisiones, que prefiere quedarse sentado antes de levantarse a dar un paso en falso, Es así como durante el resto de la historia el hombre se desconecta mentalmente del mundo real, y de su mujer. Sin embargo, el continuo despotricar de su esposa rompe los hilos de cordura que guardaba. La frialdad e inexpresividad de Kasim altera aún más los nervios y exalta los reclamos de la mujer, que sin respeto alguno rezonga ante su situación. La cordura empieza a huir de ella también, poco a poco ella desarrolla una obsesión hacia el brillo de las joyas que forja y talla su esposo, observa la pasión y deseo que este las trabaja, desea ser tomada con ese mismo ardor, y en vista de que Kasim no muestra ningún interés en su piel, ella cree que podrá obtener consuelo si es poseedora de una de sus creaciones. Quiroga lentamente ha evolucionado a sus dos personajes, ambos han perdido la cordura, pero aun así el lector no se imagina siquiera el curso que tomarán los hechos. El quieto y pasivo esposo, frío y calculador a quién parece apenas alterar los berrinches de su mujer, decide darle el tan codiciado solitario que María le había pedido con tanta insistencia, casi persecución. “No había mucha luz. El rostro de Kassim adquirió de pronto una dureza de piedra, y suspendiendo un instante la joya a flor del seno desnudo, hundió, firme perpendicular como un clavo, el alfiler entero en el corazón de su mujer”. (Quiroga, 1917) Hubo concedido el añorado deseo aunque irónicamente este significó la muerte de María, de esta macabra forma las ansias de ambas partes se satisficieron, pues por fin lograron obtener paz; María en el descanso eterno, y Kassim en el silencio de los reclamos de su mujer. 30 Cambiando de perspectiva, es claro el paralelismo existente entre esta historia y los primeros años de vida conyugal del autor. Y la similitud de este con el protagonista, Quiroga era un hombre exótico, de eso no quepa la menor duda, aquellos que lo conocieron en persona como el escritor Elías Castelnuovo lo describió: “Horacio Quiroga era un hombre adusto, puntiagudo, huraño. (...) Poco expansivo, reservado, arisco, solitario.” (1937), observe también las descripciones tomadas de una de sus biografías: “Como funcionario es todo un personaje. (...) El fiscal lo considera “un bicho raro, aunque precioso”” (Cuentos, p. 447) compare ahora el lector con la descripción que aporta el mismo autor sobre Kassim: “Era un hombre indeciso, irresoluto y callado” (1917, p.30). En el transcurso del relato queda claro el carácter huraño, reservado, austero el extremo exótico del protagonista. Es evidente que Kassim guardaba gran parecido con el mismísimo Quiroga, pues hasta la descripción física del protagonista curiosamente puede representar al autor: “Kassim, de cuerpo mezquino, rostro exangúe sombreado por rala barba negra, tenía una mujer hermosa y fuertemente apasionada.”(1917, p.29). Recuérdese que el término “rala”, es un adjetivo que tiene dos significados, el que quiere decir: “Dicho de una cosa: Que tiene los componentes, partes o elementos más separados de lo regular en su clase.” (RAE), y un segundo: “Raro, no común”(RAE), que si bien es cierto ha caído en desuso para estos días. Recuérdese también que hay un siglo de distancia para cuando esta historia fue detallada; además que el autor bien podía conocer bien la dicotomía de este término para jugar con él y esconder el rostro de a quién pertenecía la verdadera descripción. Basta dar un paseo por la red y comparar fotografías de los hombres de la época con sus prolijas barbas -en el caso de quiénes la tenían-, y comparar con la del escritor, tan diversa, salvaje y bizarra. Por supuesto, el único que puede asegurar o negar esta afirmación no está en condiciones de indicarlo. Mientras tanto es de los lectores el tomar o no esta versión. Sin embargo, considere estimado lector otro detalle, Kassim era entrado en años en comparación con su joven y bella mujer. Recuerde ahora a la primera esposa del escritor: Ana María Cirés, quién fue una bella alumna de Quiroga, obviamente la diferencia de edad era marcada. De la pareja existe en publicaciones 31 Si de zonas desconocidas por el hombre se trata, el océano en su inmensidad es un universo del que el hombre conoce muy poco, “Sólo conocemos el 5% de los océanos” dijo Sylvia Earle (2005), una de los mayores exploradores submarinos, no cabe duda que el mar sigue siendo uno de los mayores enigmas y terrenos desconocidos para el ser humano. La exploración humana no se limita únicamente a la exploración física, sino también la intelectual, es por ello que el placer de explorar lo desconocido motiva a engendrar historias espeluznantes para justificar ciertos hechos aparentemente inexplicables, el humano gusta de los enigmas como deliciosos huesos para roer, en ocasiones llegar a la médula resulta en un gran logro intelectual. Mitos, leyendas relacionadas con el mar saturan la historia humana volviéndose en un reflejo de la obsesión del hombre por el basto océano desconocido, pues ¿Quién no se deleita escuchando el susurro del mar al golpear en la orilla?, ¿A quién no le agrada la traviesa brisa oceánica?, observar la muerte de lejos puede resultar placentero, ya que recuerda lo afortunado que se ha sido al contar aún con vida. Aventurarse a vivir en el mar significa elevar al máximo la intensidad de los sentidos, es levantarse a un nuevo día sin la certeza que se encallará en un puerto seguro con vida. De lejos el mar proporciona paz, dentro de él incertidumbre. Quiroga tal como Poe, no fue inmune a las historias y leyendas emergidas por aquellos que vivieron en las aguas, él mismo hizo un viaje largo a París que para la época costaba varios días en el altamar, conocía bien la sensación de quién se desliza por terrenos desconocidos. Quizá haya sido esa experiencia la que lo incentivó diecisiete años después a publicar este relato; o tal vez, haya recibido algo de inspiración del cuento de su escritor favorito Edgar Allan Poe en La caja oblonga, cuya historia se desenvuelve en altamar. No existe certeza qué fue lo que en definitiva lo inspiró, sin embargo, no cabe duda que esta historia es un cuento de terror que logra tatuarse en la mente del lector por las razones que se presentarán a continuación. El enigma de lugares abandonados despierta interés, meditar en las historias vividas entre paredes de casas olvidadas, los motivos que arrastran a una sociedad 34 a abandonar una construcción hecha para ser habitada y disfrutada rompe ante toda lógica. Las casas se construyen para vivirlas, las ciudades para disfrutarlas, los buques para navegar en ellos; cuando esta norma lógica no se cumple invaden interrogantes que expliquen del abandono. Al hombre le encanta observar estos lugares para dar rienda suelta a la imaginación sobre qué sucedió allí; evidencia de ello es la moda de turismo extremo $ que como por ejemplo ha invadido lentamente las calles de la perdida ciudad de Chernóbil, cuyos turistas poniendo en riesgo su vida visitan la ciudad con tal de saborear el pasado. También se evidencia en la aceptación en las redes sociales de personajes como el fotoperiodista Seph Lawless, quien recorre el mundo en búsqueda de lugares abandonados, sus fotografías son seguidas por más de doscientos mil seguidores en Instagram, -cantidad que sigue en aumento-, siendo una muestra de que al ser humano le fascina el misterio del hechizo del abandono. Esta atracción forma parte de la naturaleza humana, Quiroga consciente de ello supo utilizar este recurso para aportar la dosis de misterio a este cuento corto. Pues su historia se basa en los buques abandonados, ¿qué mejor escenario que aquel inaccesible?, las casas abandonadas atraen aunque puedan estar tan cerca de uno como la casa del vecino, ahora bien, ubicar la historia en altamar significó abrir un puente hacia el infinito desconocido terrenal. El lector podría predecir el contexto de una casa, pero ¿de un buque en medio del mar?... La historia inicia con la descripción breve de lo espeluznantes que son los buques abandonados, de esta manera Quiroga crea la atmósfera para despertar el suspenso en su narración. El buque María Margarita fue encontrado dos días después de la fecha en que zarpó, en perfecto orden pero sin tripulación, y sin ningún tipo de alarma o motivo de pánico que haya provocado su abandono. La mencionada embarcación se convirtió en el tema central de conversación de los personajes del * El turismo extremo es una nueva forma de exploración, su nombre se debe alos riesgos implicados, como el ir al monte Everest sin oxígeno, visitar zonas en conflicto y ciudades fantasmas. De estos últimos destinos el destino por excelencia es Chernóbil, El gobierno de Ucrania ofrece excursiones regulares, obviamente estas visitas son guiadas y cumplen estándares de seguridad impuestos específicamente para este lugar. Aunque existen debates si realmente se ofrece seguridad de los visitantes, como menciona un periódico español “los responsables gubernamentales intentan convencer del "atractivo turístico” que puede representar Chernóbil para los turistas internacionales, a pesar de que los efectos de la radiación aún siguen vigentes” (Europa Press, 2011) 35 cuento, cuyo contexto alimentaba la curiosidad e interés por el tema, pues los personajes se hallaban en altamar de travesía hacia Europa. Entre los interlocutores aparece la presencia de un personaje que cobra fuerza en la historia, al tomar la palabra y narrar su vivencia como marinero, cuya experiencia provee un argumento lógico con el cual pretende explicar lo que probablemente aconteció en el buque María Margarita. El extraño narrador relató el haber conocido en “los mares del Norte, como el María Margarita” un barco a vela que llamó la atención por su aspecto de abandono (nótese que estableció un paralelismo), pronto decidieron corroborarlo mediante una inspección, en la cual confirmaron que el barco había sido dejado de forma extraña, el diario del capitán guardaba el último registro de hace cuatro días atrás, mas no daba explicación alguna al súbito abandono de la embarcación. En vista de las circunstancias decidieron dejar a ocho hombres al mando del barco; sin embargo, al día siguiente descubrieron que sus ocho compañeros habían desaparecido sin dejar rastro. Como era de esperarse la tripulación se llenó de supersticiones por lo que apenas seis valientes se arriesgaron a tripular la misteriosa nave. Es en ese momento en el que el testigo empieza a narrar su experiencia como explicación de lo sucedido en ambas enigmáticas naves, sus cinco compañeros empezaron a beber para desterrar la preocupación. “A las cuatro de la tarde la brisa cesó y las velas cayeron”, los tripulantes cayeron en un sueño hipnótico del cual no se pudieron liberar, una fuerza desconocida los impulsaba uno a uno a lanzarse al mar. En el lapso de dos horas los cinco compañeros se habían suicidado, sin que ninguno -inclusive el narrador- haya hecho acción alguna por detener al compañero, apenas si volteaban a ver con preocupación que pronto olvidaban para volver a su estado hipnótico, Quiroga describe que la muerte de los tripulantes es debido a que fueron “envueltos en el sonambulismo morboso que flotaba en el buque”(Los Buques Suicidantes, 1917, p. 70). Esta alegación puede tener al menos dos aplicaciones, la primera, que se trataba de un tipo de estado hipnótico provocado por la ingesta de alcohol. Pues como recordará el lector, antes de narrar los acontecimientos 36 de la muerte, de forma frontal, la locura y la muerte hacen de la suya en esta corta narración. Quiroga como admirador de Poe, se desarrolló a tal punto que no tenía qué envidiar al prolijo autor, pues este latinoamericano logró envolver al lector en el halo del misterio y terror tal como Poe, Dentro de la historia, como se mencionó, se crea una comparación entre el buque María Magdalena y el barco a vela del cual cuenta su experiencia el tripulante; ahora bien, en la vida real se podría establecer un paralelismo entre el misterioso buque protagonista de la historia de Quiroga, con el Mary Celeste, cuyo abandono sigue siendo hasta el día de hoy un enigma sin resolver desde el diciembre de 1872 que fue hallado. ¿Habría conocido Quiroga esta singular historia de la vida real?, ¿Habría usado la plataforma del Mary Celeste para dar vida a su cuento de terror? Pues bien, lo único realmente comprobable es la coincidencia de parte del nombre de ambas embarcaciones. ¿Sería acaso que Quiroga quiso presentar al público una respuesta lógica a la famosa tripulación desaparecida del Mary Celeste? De ser así, Quiroga se habría adelantado a su época, pues los descubrimientos científicos de los efectos suicidas del alcohol son relativamente nuevos un siglo después de la publicación de esta singular historia. 2.1.5. Ala Deriva A la Deriva, es un cuento que narra la lucha por vivir de un hombre que en el transcurso de pocas horas muere víctima del veneno de una serpiente; no cabe duda que Quiroga, por haberse convertido en hombre de campo conocía muy bien los efectos mortales del veneno por picadura de serpiente. Como señala Arango: Los mejores cuentos de muerte trágica son aquellos que están saturados del ambiente y los personajes de Misiones. Quiroga mantiene un dominio temático sorprendente cuando se centra sobre el ambiente que él conoce; así, A la deriva y El hombre muerto son los cuentos mejor logrados, al mezclar artísticamente la 39 realidad y la fantasía y mostrar en forma maravillosa las condiciones de la vida elemental en una región determinada. (1982, p. 154) Quiroga decidió vivir recluido en la selva en preferencia de la ciudad, y logra mediante su pluma pintar descripciones muy ricas de la selva, en A la Deriva se evidencia la riqueza del estilo de este autor. Fue un innovador al utilizar la selva Misionera como escenario para sus obras. En A la Deriva como el resto de sus obras logra narrar de forma magistral el horror que se esconde en la selva, y se debe mucho a que se vivió en ese entorno inhóspito de temor y peligro; pues para aquella época no había comunicación como hoy, ni luz eléctrica ni ninguna facilidad que podía recibir en la ciudad, era un verdadero reto sobrevivir en las inmediaciones del Amazonas; el tiempo de vida era reducido drásticamente pues vivir allí significaba correr riesgo de morir por algún accidente de tipo campestre - como el que describe el cuento que se está analizando-, ser víctima del ataque de una fiera, morir ahogado o sencillamente no tener lugar a dónde correr en búsqueda de auxilio médico. La obra inicia cuando el personaje principal es un hombre de campo que por error pisó una serpiente que arremetió contra él inyectando su pócima mortal, luego describe casi médicamente cómo el veneno se va apoderando lentamente del cuerpo de la víctima, pintando así de una forma clara los acontecimientos como si se tratasen de una película. Interactúa en la obra sólo un personaje extra al protagonista, su esposa; adicional se mencionan a otros como el amigo y compadre a quién pensaba pedir ayuda al llegar a Tacurú Pucú pero que nunca vuelve a ver, y su ex patrón de quién sólo se hace una breve mención en una de sus últimas desvariaciones. Lo más asombroso de este cuento es cómo logra describir el escenario selvático para situar sin ambigúedades al lector, en lugar de inventar un lugar ficticio, menciona nombres y detalles de lugares selváticos existentes como Tacurú Pucú, Paraná y hasta el río Iguazú. Es inevitable para el lector envolverse en la historia, vivirla intensamente segundo a segundo e imaginando tanto el contexto y la zozobra que padece el personaje. 40 La presencia de la muerte en este cuento traspasa lo evidente, pues puede interpretarse como la lucha del hombre por continuar viviendo, cada día vivido es un golpe de suerte, ya que el ser humano tiene como destino la muerte le guste o no. Según Arango (1982): “La muerte en los cuentos de Horacio Quiroga no se presenta en forma natural, sino que ella sorprende a sus víctimas con un rápido accidente del medio ambiente donde se mueven los personajes.” De hecho ninguna muerte es natural, aunque quizá la muerte por vejez se considere el destino final inevitable, lo cierto es que el cuerpo humano posee la habilidad de auto regenerarse, como lo mencionó en una entrevista la bioquímica molecular Paola Chiozzi en la Universidad de Ferrara (Italia) al explicar sobre el asombroso poder de las células para reemplazarse regularmente añadió: “Casi todas nuestras células son reemplazadas regularmente, No hay duda, la vida eterna es posible.”(2013) La muerte humana no es natural, pues el cuerpo humano podría vivir eternamente a no ser por la desconocida razón que hace que dado un momento indeterminado en la vida del individuo las células dejen de reemplazarse y con ello lentamente inicie el descenso a la vejez y sus consecuencias, Sin embargo, Arango hacía referencia sobre la muerte en los cuentos de Quiroga, en el hecho que esta aparece de forma sorpresiva, resaltando el hecho que hasta en la más quieta paz del silencio de la selva la muerte puede aparecer detrás de un ligero accidente como de un golpe de fiera solapada. Como Arango aclara: “La muerte accidental es muy frecuente en los cuentos de Quiroga, y esta se explica por las condiciones del medio que forman el trasfondo de sus cuentos: la selva”(1982, p. 155); es decir, es la selva un personaje más que pasa inadvertido, que con vida propia arremete contra el humano para cobrar su espacio. La misma percepción es manifiesta por Roque da Silva: La naturaleza, en este cuento, tiene un papel fundamental, aspecto en el cual podemos percibir rasgos de un cierto naturalismo determinista, en que el medio controla o domina al hombre y la selva se transforma en el espacio de lo horrífico, lo desconocido: la selva que devora a los hombres. La mordedura de la víbora 41 CONCLUSIONES Al inicio de este trabajo se planteó que el presente análisis pretende demostrar que los momentos intensos en la vida pueden ser catalizados, creando obras de arte magníficas que perduran en el tiempo. Juzgue el lector si ha llegado a una conclusión al respecto. Hemos partido de una verdad fundamental en la vida del ser humano: La Muerte. Es lo único seguro que tenemos en este derrotero. Podemos decir que Quiroga logró manipularla, cortar el yugo con la que esta nos somete, pues hizo de ella compañera de vida; su rostro exangúe demostró pasividad ante su presencia. Su obra no sólo es el reflejo de la presencia de la Muerte en su vida, sino en la vida del ser humano. En el cuento Una Estación de Amor, lo reflejó mediante la frustración del amor no crecido. Demostró al hombre que ama pero no tiene el valor de vivir lo que le dicta su razón, se pintó quizá a sí mismo si hubiese vivido conforme al gusto de los demás -como todo un citadino común más-; dejó claro que si hubiese tomado ese camino tampoco hubiese sido feliz, Cualquiera de las dos opciones eran una locura dependiendo de la perspectiva y dejó ver que la Muerte no sólo es dejar de existir, sino respirar y caminar con un sueño y deseo frustrado. El amor trágico es escenificado en el relato La muerte de Isolda, hecho que Quiroga conocía muy bien. Pues de todas sus pasiones y amores ninguno le produjo felicidad duradera. Todos le resultaron en tragedia, la primera esposa Ana María Cirés que se suicidó, y su segunda esposa María Elena Bravo, quién prácticamente huyó de él; y las dos jovencitas Ana María Palacios y María Esther Jurkowski con quienes no pudo concretar una formal relación. Claramente, Quiroga era un hombre enamoradizo, cuya 44 debilidad fueron las doncellas bellas y rubias, pero en ninguna belleza en quiénes apoyó su corazón encontró la felicidad. En El Solitario, como ya se mencionó, aseguramos que se trata de una metáfora autobiográfica de la vida conyugal del autor con su primera esposa, Ana María. Pero no sólo dibujó su vida, sino que también al hombre en general, quien de naturaleza metódica y fría en comparación a la mujer, suele no prestar oído a las observaciones femeninas, el hombre que no escucha y la mujer incomprensiva se fusionan en un matrimonio típico de la realidad que es arrastrado a una vida seca de tristeza que muchos burlescamente la asemejan a la muerte. Pues nadie habría de negar, que vivir en un matrimonio en el que muere el amor, es vivir en soledad y muerte. En Los Buques Suicidantes, nos enseña que la muerte es un enigma porque nadie sabe lo que es en realidad, la religión dice una cosa, la ciencia otra, pero al final es uno el que decide qué creer. La historia presenta dos posibles opciones, tal como la muerte es vista en el mundo religioso, enseña teorías que satisfagan el inconsciente del hombre que no desea morir, plantea teorías de vida después de la muerte de diferentes formas, como espíritu en el cielo, reencarnando, resucitando en un mundo utópico...; Quiroga presenta la idea romántica que un espíritu fantástico posee la embarcación en un embrujo que lo hace navegar perdido por los mares eternamente. Y por otro lado está la teoría científica, o mejor dicho, con bases lógicas que los tripulantes perdieron la cordura y decidieron por voluntad propia lanzarse a la muerte; tal como la ciencia dice que la muerte es sencillamente dejar de existir. De nuevo es la persona quién decide qué es lo que quiere creer. En qué teoría basar su vida. 45 En el cuento A la Deriva, Quiroga pinta el destino del hombre: La Muerte. No importa cuánta treta utilice el ser humano para evadirla, tarde o temprano llega de improviso, nos paraliza y arrastra en su cauce, tal como el río corre en una dirección y jamás retrocede, así es la vida del hombre, corre hacia su muerte sin que nadie pueda revertir esa realidad. Quiroga es un personaje con el que muchos podemos identificarnos, la descripción de su carácter revela que su verdadera personalidad se halla reflejada en su obra. Él no era el hombre expresivo que demostraba sus sentimientos; él amaba la soledad porque era el caldo de cultivo perfecto para sacar a flote todo lo que guardaba dentro de sí por medio de la escritura. Poseyó el exquisito poder de plasmar en metáforas sus sentimientos...su realidad. Y aunque haya quién lo caracterice como un ser fuera de lo común, cuando leemos sus obras y las desnudamos podemos observar al humano sensible, cariñoso y valiente que fue. Aunque el suicidio suele catalogarse como un acto de cobardía, consideramos que hacerlo de forma general es un error. No podemos meter en un mismo cajón todos los actos suicidas. Suicida cobarde sea tal vez —ni aun así nos atreveríamos a generalizar, pues siempre existen detalles escabrosos detrás de un suicidio que nunca podremos saber-, aquel que se suicida por un hecho externo a sí mismo, como una desgracia sucedida con alguien querido, o el desamor descubierto. Puede tratarse de una cobardía, pues el individuo no estuvo dispuesto a enfrentar una situación que con esfuerzo pueda lidiar, encontrar una solución o cambiar su forma de vida; es decir, cobarde puede ser el que capitula sin luchar. Ahora bien, considérese las circunstancias de la muerte de nuestro valorado autor, se había mantenido con vida 59 años, lidiando el dolor etapa tras etapa de su vida, fracaso tras fracaso, ¿podría llamarse a alguien así cobarde?, Quiroga afrontó a la muerte cara a cara, se mantuvo en pie, decidió quitarse la vida cuando ya no tenía más esperanza, cuando el cáncer era una realidad 46 RECOMENDACIONES o Se recomienda aprovechar lo breve de los cuentos de Horacio Quiroga para insertarlos en los análisis literarios de los estudiantes de Educación Superior General Básica y Bachillerato. En 8vo. Año EGB, el bloque de Cuentos de Terror se presta para presentar la obra del mencionado autor, e inculcar en los jóvenes el interés por la obra latinoamericana. o Para leer ya sea por disfrute o por análisis es necesario conocer la vida y resto de obra del autor, sólo así se podrá comprender los motivos y trasfondos de las narraciones. El placer de la lectura está en el análisis, en profundizar en la naturaleza humana del autor para encontrarse a sí mismo por medio de su obra. o El amor y la pasión por la lectura se inculca, tanto docentes como padres deben esforzarse por contagiar ese aprecio. No basta con obligar a leer algo, hay que demostrar que son relatos que valen la pena leer, sólo así se despertará el interés de los jóvenes por la lectura. o Se recomienda que las instituciones velen por la existencia de una buena fuente de consulta literaria. En ciudades como Machala, las bibliotecas son de paupérrimos recursos literarios. La sociedad exige más jóvenes lectores y docentes preparados, pero sin el acervo literario se convierte en un reto culturizarse. 49 BIBLIOGRAFÍA ACEREDA, ALBERTO “Des criollismo a la urgencia existencial. Fatalidad y angustia en tres cuentos de Horacio Quiroga”, Castilla-España, 2001. Recuperado de https: //dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1091238 ALFAGEME, ANA. 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