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El maltratador: concepto y caracteres, Apuntes de Sociología

El maltratador: conceptualización, tipología y rasgos identificativos del matratador

Tipo: Apuntes

2019/2020

Subido el 01/12/2022

Rosaazucena
Rosaazucena 🇪🇸

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¡Descarga El maltratador: concepto y caracteres y más Apuntes en PDF de Sociología solo en Docsity! CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 159 UNIDAD 4 EL MALTRATADOR CARPE DIEM CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 160 CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 163 ESTADO CIVIL. En los datos que se ofrecen en el 2006 podemos observar que el estado civil del 54% de los maltratadores es ―separado-divorciado‖, y conforman el porcentaje más alto de los que aplican violencia familiar. Le sigue en prevalencia el estado de casado o con pareja (25%), el estado de soltero (21%). En los datos de la información estadística ofrecida por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad en el año 2011 observamos que predomina el porcentaje de agresores Casados/En pareja (64%). Por el contrario disminuye el porcentaje de agresores en situación Separados/Divorciados con respecto al año 2006 y manteniéndose el porcentaje sobre los solteros. CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 164 HIJOS. Al igual que en el perfil de las víctimas, los maltratadores que presentan hijos conforman el 70%, frente al 30% de ellas que no los tiene. En la Información estadística del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad de 2011, la proporción de agresores que tienen hijos o hijas es del 90%. A las mujeres que dijeron que habían sufrido violencia de género se les preguntó si tenían hijos o hijas menores de edad cuando dicho maltrato se estaba produciendo, y el 64,9% señaló que sí. La media de esos hijos/as menores por agresor es de 1,5. Los datos ofrecen que el 48.2% de los agresores tenían un solo hijo, el 31% dos y el 12.2% tres o más. CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 165 AÑOS DE CONVIVENCIA CON EL AGRESOR En el 2006, los datos de los cuáles disponemos son los siguientes: el 65% de los agresores llevaban más de 5 años conviviendo con la víctima, el 21% entre 1 y 5 años y el 14% menos de un año. En el 2011, llama la atención la elevada proporción de mujeres que dijo tener una relación con su agresor que duraba más de 20 años. El 27% de los agresores llevaban entre 1 y 5 años conviviendo con la víctima, el 20% entre 1 y 5 años y el 19% entre 10 y 20 años. CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 168 LUGAR DE LA VIOLENCIA Los datos nos muestran que el 14% de los maltratadores también son violentos fuera del hogar, pero que la gran mayoría (86%), no son violentos fuera del hogar y que solo ejercer esta violencia en el área familiar. MALTRATO EN SU INFANCIA La mayoría de los agresores no han experimentado malos tratos en su familia de origen (79%) frente al 21% que sí ha recibido maltrato en su infancia. Aunque no existe un perfil del maltratador muy homogéneo, según los datos ofrecidos en el 2006, podríamos concluir tras los datos mostrados lo siguiente: la mayoría de los maltratadores que son parejas tiene una edad media de 51 años, separado o divorciado, con estudios básicos, trabajador, con hijos y un historial de violencia de más de cinco años. El mayor porcentaje de maltrato se produce en el binomio marido-mujer. CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 169 Según los datos del 2011, concluimos que la edad media del agresor es de 45 años, con estudios de nivel Bachiller, trabajador, casado o en pareja, con hijos, y entre 1 y 5 años de convivencia con la víctima. Además podemos añadir que los maltratadores no suelen tener un comportamiento Violento fuera del hogar (86%) y la mayoría no han experimentado malos tratos en su familia de origen (79%). Los aspectos descritos eliminan algunas de las creencias que habitualmente han existido respecto a los hombres violentos. Son personas de "apariencia normal", con un cierto nivel de estudios y no están desempleados. Se comportan de forma agresiva preferentemente dentro del hogar y no manifiestan problemas destacables en sus relaciones sociales y laborales. Además, la mayoría no han sido víctimas de maltrato en la infancia y, por tanto, no han aprendido ese comportamiento en la niñez. Con respecto al perfil psicológico y a partir de lo expuesto a continuación, encontraremos la justificación de por qué se puede prevenir e intervenir el maltrato desde el entrenamiento en habilidades sociales. El maltratador no tiene un rasgo físico ni comportamental a priori que lo identifique como tal. Su conducta no suele estar ligada a consumo de sustancias como el alcohol o drogas (sólo en un 20% sí), ni a desviaciones psíquicas. Al contrario de lo que se pueda creer no son enfermos mentales. Por ello, diversos autores ponen de manifiesto que no se puede hablar, en general, de una relación directa entre violencia familiar y enfermedades mentales. Suelen ser personas con valores tradicionales muy establecidos que sobrevaloran todo lo masculino (fuerza, poder, éxito, competitividad…) por encima de lo femenino. Una de las características psicopatológicas más significativas en los maltratadores son las distorsiones cognitivas. Por un lado, están relacionadas con Ideas machistas sobre los roles sexuales (inferioridad, indefensión, sumisión de la mujer, etc.); y, por otros con el uso de la violencia como forma eficaz para resolver conflictos. Todo ello conlleva a una valoración inadecuada del maltrato o de los factores causales del mismo y a una percepción de falta de responsabilidad sobre sus actos y a una minimización de la gravedad del problema. CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 170 Otra característica detectada en los maltratadores es la incapacidad de expresar sus sentimientos, emociones, pensamientos y necesidades de forma adecuada. Por un lado, por la interiorización de los estereotipos culturales masculinos que hacen que los hombres oculten sus sentimientos y consideren su expresión como un signo de feminidad. Y, por otro lado, por los déficits de habilidades de comunicación y de estrategias de solución de problemas que les lleva a plantear sus sentimientos y a afrontar las dificultades cotidianas de forma incontrolada, sin capacidad de empatía. Todo ello les impide resolverlas frustraciones deforma adaptativa. Este tipo de hombres piensan que ser ―hombre‖ es ser importante por ello y una forma de demostrarlo es a través de su poder, sobre su familia o pareja. Con este tipo de educación ven a las mujeres como seres inferiores. Por lo tanto, la educación es un factor importante, ya que la violencia se aprende como mecanismo de defensa de derechos y de solución de conflictos. Convierte, por tanto, a la familia en el lugar de descarga de tensiones y frustraciones que acontecen en toda su vida. El afán de poder y dominancia son los motivos principales de los violadores para agredir a las mujeres y no, al contrario de lo que se piensa, como descarga de instinto sexual. El hombre violento resuelve conflictos con hostilidad o intimidando. Emplea palabras cuyo objetivo sea abusar psicológicamente, insultando o humillando. Amenaza, intimida como medio de control. Suele tener ataques de ira, donde rompe objetos (antes de utilizar la violencia sobre la víctima). Normalmente tiene un episodio de maltrato anterior, en menor o mayor medida que el actual (ya sea a una amiga, madre, hermana…). Aseguran que tanto el alcohol como las provocaciones de su mujer son los responsables de su comportamiento agresivo. No acepta que le rechacen socialmente ni personalmente (esto lo enfurecerá). Proyecta emociones extremas sobre los demás (de odio, celos…) y cree que las personas que lo rodean están en su contra y a favor de su mujer Es muy rígido en su forma de pensar y no admite compromiso de cambio. CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 173 A continuación se describen algunas de las alteraciones psicológicas más comunes en los hombres violentos:  Autoestima: en la víctima se va produciendo una pérdida progresiva de la autoestima personal a medida que se van sucediendo los episodios de maltrato. El maltratador, sin embargo, ha ido perdiendo la autoestima a lo largo de su vida, y aunque sea difícil de creer, éste tiene en un comienzo del maltrato el mismo nivel de autoestima con el que termina la víctima tras la convivencia con él. Esto significa que las características psicológicas del maltratador antes de comenzar con la situación de maltrato, son las mismas que se instauran en la víctima tras la convivencia con las agresiones, es decir, el maltratador busca con el maltrato que su víctima tenga aún menos autoestima que él mismo a lo largo de su vida, para sentir así que él no tiene tan poca autoestima. El maltratador convierte a la víctima en lo que él es, una persona aislada socialmente, con baja autoestima, esto le permite al agresor poder ejercer poder sobre las personas con las que convive y sentirse realizado como comunicador. La autoestima degenerada es el principal objetivo del maltratador, para así poder mantener el control emocional sobre la víctima, y no tener que sentir que la víctima es superior psicológicamente a él.  Definiciones rígidas de feminidad y masculinidad: se apoyan en valores basados en los mitos de masculinidad, donde el hombre tiene el control, la dominación y la jerarquía respecto a la mujer. Esta imagen sexista es difícil de cambiar porque está profundamente arraigada. Los hombres maltratadores suelen estar afectados por numerosos sesgos cognitivos relacionados, por una parte con las creencias equivocadas sobre los roles sexuales y de inferioridad de la mujer y por otra con ideas distorsionadas sobre la legitimación de la violencia como forma de resolver los conflictos.  Minimización y justificación: consideran que lo que sucede en el hogar pertenece a la esfera privada, lugar donde el hombre es el ―jefe‖ e impone sus leyes. Estos hombres no se consideran violentos, tienden a minimizar los hechos y a comprar sus conductas con los actos brutales de otros hombres. Además justifican su conducta, la cual se debe a factores externos (estrés, CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 174 problemas laborales, abuso de sustancias,…) y responsabilizan a la víctima de su pérdida de control. Justifican su violencia para desresponsabilizarse de la misma. Así externalizan la culpa y no implicarse en deseo de cambios.  Negación: Niegan la violencia, minimizando su existencia al máximo, o la racionalizan.  Afirmación de la existencia de violencia cruzada: el hombre argumenta que la agresividad es mutua en la pareja. Aunque ambos utilicen la violencia, el de menor fuerza saldrá herido más fácilmente. Este tipo de argumento también es otra forma de externalizar la culpa.  Aislamiento social: más de la mitad de los maltratadores están aislados socialmente, no tienen la cohesión social que conlleva el apoyo: por su propia personalidad y la influencia recibida del ambiente. También por un sentimiento de indiferenciación que ha sentido de los demás hacia él mismo. Éste, por tanto, se aísla debido al fracaso de sus habilidades sociales para relacionarse de manera fluida con los demás.  Celos y actitudes positivas: estas conductas se relacionan con los deseos de controlar a la mujer, la celopatía es un típico rasgo de un hombre violento y un indicador de riesgo para la mujer.  Restricción emocional: la inhabilidad para expresar emociones está arraigada en la socialización de género. Las dificultades de expresión emocional están en el origen de muchos conflictos violentos. Muchos hombres han aprendido a no expresar sus sentimientos porque lo consideran síntomas de debilidad y creen que ―el hombre debe ser fuerte‖. Así la inhibición de los sentimientos y l apercepción distorsionada de la realidad producen conflictos que se resuelven de la única manera que han practicado, a través de la violencia.  Déficit de habilidades de comunicación y de solución de problemas: tienen habilidades de comunicación y sociales muy pobres, además de baja tolerancia a la frustración y estrategias inadecuadas para solucionar problemas.  Falta de control sobre la ira: presentan impulsividad y falta de control sobre la ira. La ira es una respuesta a una situación de malestar o una forma inadecuada de hacer frente a problemas cotidianos. CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 175  Consumo de alcohol y drogas: el alcohol actúa como un deshibidor y tiene efectos facilitadores de la violencia. Aun así el alcohol no explica la presencia de conductas violentas, pero si activa las conductas violentas en personas que presentan todos los problemas y distorsiones psicológicas presentadas anteriormente. En la siguiente tabla se exponen las consecuencias del maltrato para el agresor. Tabla. Consecuencias para el agresor.  Incapacidad para vivir una intimidad gratificante con su pareja.  Riesgo de pérdida de esposa e hijos.  Riesgo de detención y condena.  Aislamiento y pérdida de reconocimiento social.  Sentimientos de fracaso, frustración y resentimiento.  Rechazo familiar y social.  Dificultad para pedir ayuda psicológica y psiquiátrica.  Distorsiones cognitivas del maltratador: Los maltratadores poseen una serie de distorsiones cognitivas tanto creadas por él mismo, como trasmitidas educacionalmente. Pasamos a enumerar las principales: 1. Ideas machistas sobre la inferioridad de la mujer; conciben que la mujer debe por obligatoriedad estar a su servicio. 2. Tienen estrategias de resolución de conflictos inadecuadas, de no negociación y sí de imposición. Usan la violencia como forma válida de resolución de conflictos, contra una persona vulnerable, más débil. Imponen que ―los trapos sucios se lavan dentro de casa‖. Los problemas CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 178 una mosaico de distintas variables. Según el modelo de Berkowitz, existe una interacción dinámica entre la biología (que puede afectar a la conducta) y las condiciones ambientales (que favorecen o inhiben la expresión de dichas tendencias), pudiendo influirse ambas variables mutuamente (Martín Ramírez, 2000a). Factores biológicos. Los enfoques biológicos tienden a explicar la agresión como algo inherente a nuestra naturaleza, en vez de adquirido a través de las experiencias vividas y el aprendizaje. Así, Desmond Morris (1969) describe nuestras ciudades como jaulas donde prevalece la violencia anónima, o Alexandre Mitscherlich (1969), que considera al hombre como una marioneta que debe someterse a todos sus instintos inconscientes. No obstante, la mayoría de los autores que apoyan la predominancia biológica de la agresión, suelen defender la plasticidad de los instintos, exponiendo que solo algunas personas se muestran como pautas de acción fija, explicando de esta forma por qué en determinadas situaciones algunos hombres, y no todos, actúan de forma violenta. Según parece, las hormonas sexuales tienen un efecto directo sobre comportamientos específicos de cada sexo (Martín Ramírez, 2000b): los andrógenos producen un aumento en el enfado y en la tendencia hacia la agresividad. Por el contrario, la administración de estrógenos tiene efectos opuestos (Van Goozen, Cohen – Kettenis, Gooren, Frijda y Van de Poll, 1995). No obstante, no existen datos evidentes, sino sólo meras concurrencias correlacionales sobre el eventual efecto causal de la testosterona en muchas de las diferencias observadas del comportamiento violento de algunos hombres. La testosterona fomentaría la agresividad a través de distintos mecanismos diferentes: a) una vía sensitiva a los andrógenos, b) una vía sensitiva a los estrógenos y c) una combinación de ambas, donde la vía funcional estará determinada por el genotipo (Sussman, Worrak, Murowchick, Frobose y Schwab, 1996). Por último, añadir que la experiencia social también influye en el nivel hormonal, por ejemplo, el estrés puede disminuir en nivel de andrógenos en los hombres, mientras que un estado de ánimo positivo y el éxito pueden aumentarlo. Dicho todo esto, desde la perspectiva biológica se concluye que, aunque tras la existencia de datos experimentales disponibles que convencen sobre las relaciones funcionales entre bioquímica y conducta, todavía hoy resulta difícil separar causas y CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 179 efectos: aún quedan importantes lagunas sobre cómo se modularían bilateralmente hormonas y agresión en el hombre violento (Martín Ramírez, 2000c). Factores psicosociales. Teniendo en cuenta las explicaciones dadas hasta ahora sobre el comportamiento agresivo de los hombres en la violencia de género, está claro que no son defendibles las posturas extremas que hablan de este comportamiento perturbado como determinado exclusivamente por mecanismos genéticos o ambientales. Se considera necesario reflexionar de manera personal acerca de las creencias y principios que existen y mantienen la clase de relación en la que se sustenta la pareja. Solo así, se puede llegar a comprender las ideas erróneas que los agresores tienen al basarse exclusivamente en el principio de desigualdad que se les ha sido transmitido a través de la cultura, de que el hombre es quien manda y el que decide usando la violencia física, psicológica y/o sexual para reforzarse en este tipo de creencias; siendo así hombres tradicionalistas y que creen en roles sexuales estereotipados. De esta forma, mantienen una actitud totalmente negativa y discriminatoria que se basa en su creencia de desigualdad de las mujeres, que para Glick y Fiske (1996) gira en torno a: a) Paternalismo dominador, suponiendo que la mujer es inferior y más débil que el hombre y por tanto realza la figura dominante masculina; b) Competitividad en la diferenciación de género, considerando que las mujeres no tienen las características ni habilidades imprescindibles como para desenvolverse en el medio público; y c) Hostilidad heterosexual, atribuyendo a las mujeres un poder sexual que les hace manipuladoras para con los hombres. Desde este enfoque psicosocial, existen distintos estudios (Coleman, 1980; Fernández – Montalvo y Echeburúa, 1997; Defensor del Pueblo, 1998) que sugieren que las actitudes y creencias misóginas podrían ser un elemento común y diferenciador de los maltratadores (Ferrer y Bosch, 2000). Según Eriksson (1997) la violencia doméstica refleja las desigualdades relacionales de poder entre los distintos sexos; la mujer es víctima de la violencia debido a su sexo, y el hombre la utiliza para ejercer su poder. Factores psicopatológicos. Existen otros factores que también pueden, y de hecho la realidad así nos lo demuestra, desencadenar los comportamientos violentos, como el alcoholismo, los graves problemas económicos, el desempleo prolongado, la drogadicción, CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 180 antecedentes de rechazos afectivos o trastornos psicopatológicos. Todos estos actúan como generadores de estrés, que si no se aprende a afrontar de una forma positiva y sana, pueden tener ésta fatal consecuencia, aunque ninguno pueda tomarse como causa que por sí misma lo explique. Es importante señalar (Espada y Torres, 1996d) que algunos estudios, tanto de la Comunidad Europea como de Estados Unidos, indican que una de las causas más importantes de los malos tratos en el hogar está en la personalidad del maltratador. Corroboran que, frecuentemente, los hombres violentos que maltratan a sus mujeres muestran ciertos rasgos patológicos como pueden ser impulsividad, paranoia (delirios celotípicos), inseguridad, personalidad depresiva, así como tendencia a culpar a los demás de sus fallos como intento de reforzar su baja autoestima. Desde esta perspectiva se considera que el hombre actúa de esta manera desadaptada, por tener un problema psicológico o psiquiátrico, y al sufrir una disfunción se sienten vulnerables e inseguros, por lo que tienden a sobrecompensar su autoestima a través de la violencia. Bajo este enfoque psicopatológico, el hombre maltratador podría tener rasgos con los que encajaría en el tipo de " personalidad sádica" (Lelord y André, 1998). Este trastorno de personalidad se caracteriza por un conjunto de comportamientos cuyo fin es hacer sufrir o " simplemente" dominar a la otra persona. Buscan el sufrimiento y sumisión del otro exclusivamente por placer personal, y no como medio para alcanzar cualquier otra meta. Son capaces de llegar a arreglárselas para no infringir la ley, y no obstante seguir haciendo sufrir a la otra persona por un medio jurídicamente legal (humillar a alguien en público, aterrorizar a través de amenazas, regodearse con el sufrimiento del otro, forzar a la otra persona a que realice actos humillantes o degradantes, ... ). Este trastorno de personalidad se suele asociar, aproximadamente una de cada dos ocasiones, a otro trastorno de personalidad, siendo los más frecuentes el paranoide, narcisista y antisocial. 4.3 TIPOS DE MALTRATADORES. Los maltratadores no forman un grupo homogéneo, pero podemos clasificarlos de la siguiente manera: CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 183 a) Activos: Son los fanáticos del control, necesitan dominar al otro, son minuciosos, perfeccionistas y dominantes. b) Pasivos: Son distantes con sus parejas y las rechazan emocionalmente. - Agresores cíclicos/emocionalmente inestables: Esta categoría es extensamente desarrollada por Dutton. Les caracteriza por su incapacidad para expresar los sentimientos y por la intensa necesidad de controlar sus relaciones íntimas, son celosos y mantienen un estado de ánimo cíclico, por lo que experimentan cambios bruscos y son fácilmente irritables. Ejercen principalmente violencia emocional, humillando y avergonzando a sus parejas, aunque también son propensos a utilizar el maltrato físico Echeburúa, Del Corral y Amor (1999), en cambio, establecen dos formas de clasificar a las personas que maltratan según dos variables: - La extensión de la violencia: Dentro de esta primera categoría se describen dos tipos: a) Los que solamente son violentos dentro del hogar: Representan al 74% de las personas que han asistido a su programa de intervención. Se caracterizan por ejercer un maltrato grave y por mantener una doble imagen -doble fachada-: fuera del hogar se muestran tranquilos y amables mientras que dentro son agresivos. La violencia se desencadenaría por las frustraciones o los celos patológicos. b) Las personas violentas en general: Representan el 26% de las personas agresivas. Ejercen violencia tanto dentro como fuera del hogar, mantienen la idea distorsionada de la utilización de la violencia como medio de resolución de los conflictos y generalmente han sufrido maltrato infantil. - Perfil psicopatológico presentado: a) Personas con déficit en las habilidades interpersonales: Representan el 55% de los casos. Emplean la violencia como estrategia de atontamiento de los problemas, tienen una marcada carencia de socialización y de las habilidades adecuadas para las relaciones interpersonales. b) Personas sin control de impulsos: Son el 45% del total, tienen episodios bruscos e inesperados de descontrol, son incapaces de dominar su agresividad, aunque tienen conciencia de lo inadecuado de la conducta que ejercen. CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 184 Concordando con la mayoría de los autores, Echeburúa, Del Corral y Amor indican que los maltratadores no tienen un trastorno psicopatológico específico, pero destacan que en algunos casos sí se aprecian algunas enfermedades mentales, como la psicosis. Con respecto a los trastornos de personalidad, señalan que podría relacionarse con el trastorno antisocial. De las investigaciones desarrolladas por dichos autores, se destaca que el 45% de los sujetos asistidos por ellos presenta un historial psiquiátrico anterior, marcado por el abuso del alcohol, ansiedad, depresión y celos patológicos. Otra tipología de los hombres que maltratan a sus parejas es la elaborada por Saunders (1992, 2003), que clasifica a estas personas en tres tipos: los que ejercen violencia sólo dentro de la familia, los que son violentos de manera generalizada y los emocionalmente volátiles. Las características marcadas por este autor para cada tipología son: Sólo en la familia Generalizado Emocionalmente volátil Violentos sólo en el contexto familiar Generalmente violento Episodios violentos en contextos extrafamiliares Menor probabilidad de haber sufrido abusos en la infancia Mayor probabilidad de abusos en la infancia A mitad de camino entre los otros dos tipos Menor índice de violencia severa Mayor violencia severa A mitad de camino entre los otros dos tipos Nivel más bajo de abuso psicológico Nivel moderado de abuso psicológico El nivel más alto de abuso psicológico Sentimientos reprimidos Verbalización mínima de sentimientos de ira, depresión y celos Altos niveles de enojo, depresión y celos (más intentos de suicidio) Actitudes más flexibles sobre los roles sexuales Actitudes más rígidas en relaciónalos roles sexuales Actitudes rígidas sobre los roles sexuales Satisfechos con el matrimonio, con bajo nivel de conflicto Alternancia entre satisfacción y conflicto en el matrimonio Menor satisfacción, con mayor nivel de conflicto Consumo esporádico de Uso habitual de alcohol en Poca frecuencia de uso de CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 185 alcohol en relación con los episodios violentos relación con los episodios violentos alcohol en relación con los episodios violentos Alguna posibilidad de tratamientos anteriores Alguna posibilidad de ¡tratamientos anteriores Mayor probabilidad de tratamientos anteriores Saunders establece esta distinción a partir del grado en que se encubran las variables: contexto de la violencia, matao in« violencia física, nivel de abuso psicológico, sentimientos, rigidez de pensamientos de género, satisfacción del matrimonio, consumo de alcohol y drogas, y realización de tratamientos anteriores. El siguiente cuadro analiza todas las variables: Tipología de hombres que maltratan Sólo en la familia Generaliza do Emocional volátil En función del contexto donde se produce la violencia Familiar General Episodios índice de abusos en la infancia Menor Mayor Intermedio índice de violencia severa Menor Mayor Intermedio Expresión de sentimientos (ira, depresión, celos) Represión Mínima Altos niveles (más suicidio) Rigidez de actitudes relacionadas con los roles sexuales Menor Mayor Intermedio Satisfacción en el matrimonio/conflictividad Mayor/menor Alternancia Menor/mayor Frecuencia de consumo de alcohol en relación con los episodios violentos Intermedio Mayor Menor CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 188 4.4 CLASIFICACIÓN DE LA VIOLENCIA La clasificación de la violencia familiar y de la pareja recaería en las distintas modalidades vinculares. Según Perrone y Nannini, ésta tendría dos formas: - Violencia agresión: Se produce entre dos individuos vinculados por una relación simétrica e igualitaria; en este caso, las dos partes reivindican el mismo estatus y se esfuerzan por establecer y mantener la igualdad. La violencia en este caso es cruzada, porque la agresión es bidireccional, recíproca y además pública. Ambos aceptan la confrontación y la lucha. - Violencia castigo: Se encuentra entre dos personas que establecen un vínculo de tipo complementario o desigual en donde las partes no mantienen el mismo estatus y además cada parte miembro conoce el lugar que le corresponde. Una de las partes reivindica una condición de superioridad y se arroga el derecho de infligir un sufrimiento al otro con la justificación de que se merece el castigo. Según la tipología de maltrato, se puede realizar una clasificación teniendo en cuenta la extensión de la violencia. En este sentido, una persona que ejerce violencia sobre su pareja lo puede hacer: a) De manera exclusiva, es decir, que sólo maltrata a su pareja. b) Generalizada: la persona maltrata a su pareja y además agrede y comete delitos fuera del núcleo familiar. El siguiente cuadro resume las tipologías de todos los autores a partir de la variable de la extensión de la violencia: Autor violencia exclusiva dentro de la familia Intermedia Violencia generalizada Dutton y Golant Cíclico Hipercontroladores Psicopático Jacobson y Gottman Pitbull Cobra Saunders Sólo en la familia Emocional mente volátiles Generalizado Holtzworth- Munroe y Stuart Pasivo-dependiente Disfóricos/límites General violento/ antisocial CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 189 Echeburúa Solamente violento en la familia Violencia general Johnson Terrorista íntimo dependiente Terrorista íntimo antisocial A partir de esta distinción, cada grupo o categoría se define por: • Los que agreden sólo a sus parejas incluyen como rasgo, todas o la mayoría de las características individuales a nivel cognitivo, afectivo, conductual e interaccional. Todos coinciden en indicar que no presentan psicopatología. Esta categoría de personas que maltrata es la más numerosa porque representa entre el 50 y el 70°/o del total, según el promedio que establecen los autores citados. • Los que expresan una violencia generalizada se caracterizan por tener una conducta antisocial, realizar diversos delitos, ser más fríos y calculadores, sin sentimientos de culpa e incapaces de establecer relaciones no superficiales y tendrían un trastorno de personalidad antisocial o rasgos psicopáticos. Representan alrededor del 20 al 25°/o según los distintos autores. 0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% Solo a sus parejas Violencia general 4.5 CARACTERÍSTICAS PSICOLÓGICAS DEL MALTRATADOR Varios autores han descrito distintas características (Dohmen, 1995; Echeburúa, Del Corral y Amor, 1999) que tienen los hombres maltratadores a partir de sus aspectos comportamentales, cognitivos, emocionales e interaccionales. A continuación se describirán los rasgos que presentan, en dichos aspectos, las personas que ejercen la violencia exclusiva contra sus parejas: CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 190 a) Aspectos comportamentales: - Deseabilidad social: El hombre se muestra socialmente adaptado, moralmente virtuoso y emocionalmente ajustado, por ello se habla de su doble fachada, que hace referencia a que la persona que ejerce violencia tiene una doble imagen, socialmente se presenta como tranquilo y amable, preocupado por su familia, y generalmente inhibe y oculta su malestar. Las personas con las que se relaciona tienen una imagen positiva de él (comprensivo, tolerante, razonable), pero paradójicamente dentro del entorno familiar muestra su cara violenta, agresiva, dominante e intolerante. - Repetición de la violencia con otras parejas: El hombre que agrede a su mujer ha maltratado a anteriores parejas y muy probablemente lo hará en el futuro con las nuevas relaciones que establezca. Esta persona repite el mismo patrón de conducta; por ello, esta violencia no es un problema vinculante y puntual de una relación, sino que parte del agresor, independientemente de lo que haga o diga su pareja. Por lo cual, si no se realiza una intervención que modifique esas pautas, la violencia se perpetuará. - Resistencia al cambio: Se encuentra en relación a otras características que presentan las personas que maltratan. En realidad, esta resistencia es producto de otros rasgos principales como la negación, la minimización y el culpar al otro de su conducta. Casi todas las personas que asisten a tratamiento no reconocen o minimizan su violencia y vienen generalmente obligadas por exigencia judicial o por una presión externa: la mujer le exige que inicie un tratamiento para no separarse o para volver con él, etc. - Abuso de sustancias: Si bien el consumo de sustancias (en su gran mayoría, abuso del alcohol) es un rasgo característico en este tipo de personas, no se debe asociar directamente como causa del maltrato; en todo caso, el alcohol u otro tipo de drogas pueden ser un precipitante del acto de agresión. - Control de impulsos frente a impulsividad: Esta es una característica que suele ser incluida por algunos autores y cuestionada por otros. En realidad, son personas que en un momento pierden relativamente el dominio, es decir, son violentos cuando observan que la situación de control que ejercen contra sus parejas comienza a no funcionarles. CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 193 relaciones de pareja las establece de forma posesiva y busca controlar todos los actos que ella realiza, necesita saber adónde va y con quien está. - Celos: Este rasgo esté presente en casi todas las personas maltratad o ras, ante cualquier señal (la mujer llega 5 minutos más tarde a casa, la ve hablando con alguien, etc.) despierta sus celos y su conducta controladora. Muchos hombres se vuelven totalmente obsesivos y posesivos, reforzados por la permanente rumiación. La inseguridad y la baja autoestima aumentan la idea permanente de ser engañados. - Baja tolerancia a la frustración: En especial con sus parejas, las frustraciones de la vida cotidiana las descarga con ella. Estas personas necesitan satisfacer sus necesidades y carencias sin tener en cuenta al otro, cualquier negativa a sus requerimientos los frustra, pero por la imagen de deseabilidad que muestra en el ámbito público, el malestar lo expresa en la familia. Si se siente utilizado y no valorado en el trabajo, se descargará con su mujer, buscará cualquier pretexto para maltratarla. d) Aspectos interaccionales: - Aislamiento: La persona que agrede tiene dificultad o imposibilidad de mantener un contacto afectivo e íntimo. Aunque exprese tener relaciones con mucha gente, éstas son superficiales; el aislamiento es emocional, aunque también esta incapacidad lleve aparejada un aislamiento social. - Conductas controladoras y manipuladoras: El agresor busca manipular y dominar a su víctima de todas las formas posibles; cuando el hombre siente que pierde ese control, surge la agresión física. La violencia emocional es utilizada para neutralizar cualquier iniciativa de la mujer, la cual es descalificada, menospreciada, se le niega cualquier intento de autonomía, se la amenaza y se destruye la confianza en sí misma con el fin de dominarla. - Inhabilidad para resolver conflictos de forma no violenta en el hogar: Este rasgo está íntimamente relacionado con la in-capacidad de comunicar los afectos y soportar los conflictos. Estas personas tienen la fantasía de que el conflicto no debe existir en la relación, ya que, como se dijo anteriormente, los asocian directamente con ¡a violencia. CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 194 - Evitación y negación de los conflictos fuera de !a familia: Esta característica está relacionada con la anterior y con la incapacidad de expresar el malestar en el espacio público. Ante los conflictos mantienen dos actitudes extremas: o se callan y evitan resolverlos o agreden para imponer su criterio. - Escasas habilidades de comunicación: Tienen gran dificultad para expresar los pensamientos y las emociones. Dohmen señala que la inhabilidad para comunicarse está íntimamente relacionada a la inhabilidad para resolver conflictos de forma no violenta. - Escasa asertividad: Es obvio que con las características anteriormente mencionadas, los agresores no suelen ser personas asertivas, sus modos de enfrentarse a las situaciones es evitando -sobre todo en el espacio público- o agrediendo en el ámbito familiar. 4.6 PROBLEMAS PSICOLÓGICOS DEL MALTRATADOR A continuación vamos a describir los diferentes problemas psicológicos que puede tener el maltratador, centrándonos principalmente en los trastornos de personalidad, abuso de drogas/alcohol, trastornos depresivos y conducta psicopática. Las personas maltratadoras tienden a mostrar numerosos trastornos psicopatológicos, sin que haya una consistencia entre estudios en cuanto a la naturaleza y prevalencia de los mismos.  En general hay un cierto consenso en que los trastornos de personalidad son relativamente frecuentes entre los maltratadores, destacando los trastornos de personalidad narcisista y antisocial, que serían característicos del tipo de maltratador denominado antisocial.  Los problemas con el alcohol y otras drogas son frecuentes entre los maltratadores, pareciendo ejercer además un papel clave en el desencadenamiento de los actos violentos.  Los trastornos depresivos también son frecuentes, especialmente en el subtipo de maltratador disfórico/límite, y que dichos trastornos no suelen ser en general una consecuencia de los acontecimientos de maltrato y detención, sino que tienen su origen anteriormente.  Por último, la conducta psicopática también está presente en maltratadores. CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 195 A pesar de las limitaciones, y de los pocos estudios realizados en España, los resultados de las investigaciones disponibles tienen implicaciones clínicas ya que el empleo de tipologías de maltratadores y la identificación de los rasgos psicopatológicos de éstos, pueden ser de utilidad para determinar tanto la eficacia de tratamientos como el riesgo de futura reincidencia. Por ejemplo, los maltratadores caracterizados por trastornos de personalidad antisocial y rasgos psicopáticos presentan un mayor riesgo de reincidir. Además responden peor a los tratamientos estándar para maltratadores, probablemente debido a que su falta de arrepentimiento y de empatía con las víctimas implica muy poca motivación por un cambio de conducta. También el consumo de alcohol y drogas son factores asociados al abandono del programa de tratamiento. En contraste, los maltratadores de tipo disfórico, que a menudo presentan sintomatología depresiva, tienden a estar mucho más motivados por recibir tratamiento y éste suele obtener un mejor resultado. El hecho de que la eficacia de los tratamientos dependa del tipo de maltratador ha llevado a desarrollar programas específicos. Por ejemplo, los maltratadores antisociales con rasgos psicopáticos parecen responder muy pobremente en contextos de terapia con grupos heterogéneos. El tratamiento de elección suele ser un grupo homogéneo con apoyo institucional o tratamiento individualizado de naturaleza cognitivo-conductual. En contraste, los abusadores cíclicos y emocionalmente inestables funcionan mejor en grupos heterogéneos y se benefician también de otros enfoques terapéuticos. 4.6.1 Trastornos de personalidad. La mayoría de los estudios que han evaluado la psicopatología de los maltratadores se han centrado en los trastornos de personalidad. Estos trastornos habitualmente tienen su origen en la infancia y se describen como patrones de percepción y relación con el mundo relativamente crónicos, generalizados y rígidos. Como resultado, las personas con estos trastornos a menudo se relacionan con los demás de forma disfuncional. Estos individuos no suelen buscar ayuda de forma espontánea y cuando lo hacen generalmente es debido a que se les impone. Los trastornos de personalidad más identificados en maltratadores son el tipo borderline, consistente en inestabilidad general en las relaciones interpersonales, autoimagen y afectividad, así como impulsividad, el tipo narcisista, caracterizado por grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía, el tipo antisocial, caracterizado por desprecio y violación de los derechos de los demás, y el tipo CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 198 los motivos estresantes que hacen perder el control de su ira pueden ser los mismos que los llevan a ser adictos, y Adams refuerza esta idea al indicar que la tendencia a minimizar -y agregaríamos negar y no responsabilizarse de la conducta violenta- es comparable a las actitudes de negación de los que abusan de sustancias. Dutton y Golant (1995) señalan que es un error culpar al alcohol de la conducta violenta, porque aunque existiera un nexo entre ambos, uno no es causa de la otra, sino que tendrían que ver con aspectos del sí mismo, ya que la personalidad se desarrolla mucho antes de comenzar a beber o a maltratar. Este punto es importante ya que algunos agresores suelen escudarse tras el alcohol. Numerosos estudios coinciden en el hallazgo de tasas altas de consumo de alcohol y drogas en los maltratadores. Por ejemplo, Gondolf encontró en su muestra de maltratadores que el 26% había recibido tratamiento en el pasado para alcoholismo o consumo de drogas. Grann y Wedin evaluaron a 88 reclusos cumpliendo condena por homicidio o agresión a su pareja y encontraron que el 51% presentaba un problema de abuso o dependencia de alcohol o drogas (31% solo alcohol, 5% alcohol y otra droga, y 16% múltiples sustancias). Además, el consumo de alcohol y drogas parece vincularse directamente con los acontecimientos violentos. Por ejemplo, Sharps y colaboradores encontraron que dos tercios de los maltratadores acusados de homicidio o de intento de homicidio habían abusado del alcohol, drogas o ambos antes del incidente. En otro estudio, Fals-Stewart examinó registros diarios de parejas con historial de violencia durante 15 meses y encontró que la probabilidad de un episodio severo de violencia era más de 11 veces mayor en los días en los que el hombre había consumido alcohol. Además el 60% de los episodios tuvieron lugar dentro de las dos horas de bebida. El consumo de sustancias tales como barbitúricos, anfetaminas, opiáceos, cocaína y combinaciones alcohol/coca también se ha asociado con la violencia. En particular, el consumo de cocaína está recibiendo una gran atención. Logan, Walker, Staton y Lenkefeld dividieron a 500 reclusos según el grado de violencia ejercida contra sus parejas (leve, moderada, extrema) y mediante entrevistas evaluaron el consumo de sustancias. Encontraron que aquellos en el grupo de violencia extrema informaban de más años de consumo regular de cocaína (4,5 años) que los del grupo de violencia moderada (2,9 años) o de baja violencia (2,6 años). Logan y colaboradores sugirieron varias explicaciones alternativas para la asociación entre CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 199 cocaína y violencia. Por ejemplo, la cocaína puede causar violencia a través de sus efectos farmacológicos, o puede agravar y potenciar un temperamento agresivo y hostil, contribuyendo a la expresión de la violencia, o, por último, puede que el consumo de cocaína y la violencia sean simplemente dos manifestaciones de la conducta antisocial. 4.6.4 Psicopatía. Por último, para cerrar este apartado, hay estudios que se han centrado exclusivamente en los rasgos de personalidad psicopática, asociados fundamentalmente al tipo antisocial de maltratador. Estos rasgos incluyen características conductuales y de estilo de vida, tales como impulsividad y conductas antisociales, junto con características interpersonales y afectivas, tales como la falta de remordimiento y empatía, el egocentrismo y la manipulación. Echeburua y Fernández-Montalvo encontraron una tasa del 12%. Hemos de aclarar que el psicópata es responsable de la conducta violenta que realiza y no padece una enfermedad mental. Definición de Conducta Psicopática según el DSM: ―Comportamiento habitualmente antisocial de individuos que se muestran siempre inquietos, incapaces de extraer ninguna enseñanza de la experiencia pasada ni de los castigos recibidos, así como también demostrar verdadera fidelidad a una persona, o a un grupo o a un código determinado. Suelen ser insensibles y hedonistas, de muy acentuada inmadurez emocional. Carentes de responsabilidad y de juicio lúcido y muy hábiles para racionalizar su comportamiento a fin de que parezca correcto, sensato y justificado.‖ Es un trastorno de personalidad, pero con responsabilidad de sus actos. Sabe lo que hace. Si un psicópata llevara un tatuaje con un nombre, sólo podría ser el suyo. No saben explicar que han hecho de daño. Dicen que ellos son los importantes y punto. La situación empática en el psicópata es totalmente imposible. Son realmente personas malas. CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 200 A continuación se exponen las principales características de la persona con psicopatía: 1. Conducta antisocial y no por ignorancia de las leyes. Sabe lo que está haciendo. El psicópata organiza, premedita y le gusta sorprender, teniendo habilidad para engañar y pasar desapercibido. 2. Relaciones interpersonales sin afectividad. 3. No empatía (de ningún tipo). 4. Relaciones sexuales inmorales. 5. Vanidad que les lleva a considerarse superiores. La diferencia con el delincuente es que éste lo cuenta para jactarse, el psicópata no lo dice para no tener las consecuencias que conoce. 6. Ausencia de sensación de culpa y de remordimiento. 7. Frecuentemente tienen atractivo personal. 8. Irresponsables e inconstantes. 9. Actividad sorpresiva. 10. Pensamientos estereotipados. Diferencias entre el psicópata y el delincuente: Psicópata Delincuente No tiene sentido de la responsabilidad No existencia de remordimiento. No relaciones afectivas. No aprendizaje de castigo. Si Si Si Si El psicópata es muy difícil de tratar pero para ello debemos intervenir en cambios cognitivos y conductuales como los siguientes. Habrá que hacer intervenciones encaminadas a que el psicópata reconozca lo incorrecto de su conducta, ya que éste no ve ni sospecha nada incorrecto en ella. El psicópata sólo vive el presente, por lo que habrá que concienciarle de que las conductas tienen consecuencias a corto–largo plazo. El psicópata tiene incapacidad para mantener o establecer relaciones emotivas. CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 203 hombres jóvenes e inmigrantes y procurando aprovechar los espacios masculinos ya existentes  Por otra parte, para optimizar y contextuar adecuadamente las estrategias de prevención consideramos necesario: • Aprovechar los conocimientos existentes sobre los factores protectores que permiten a algunos hombres inclinarse hacia la no violencia, para incluirlos en los programas de prevención como elementos a potenciar. • Aprovechar los conocimientos existentes sobre las estrategias efectivas de intervención con hombres en el ámbito de la prevención. • Promover el desarrollo de estas intervenciones en el ámbito estatal, y recoger la experiencia de lo ya existente en España. • Comprometer a los hombres que ya están organizados contra la violencia machista. • Desarrollar investigaciones que permitan conocer las características, los factores de protección y los discursos y prácticas de los hombres igualitarios en España, para encontrar las claves locales que puedan permitir impulsar en otros lo que a ellos les ha permitido comprometerse en la igualdad entre hombres y mujeres. • Promover la implicación y formación de los profesionales y agentes sociales masculinos de los ámbitos sociosanitarios, educativos y de la justicia, dado su lugar clave en la transmisión de saberes, valores y prácticas en relación a la violencia y la no violencia de género. Finalmente, consideramos que deberían promoverse convocatorias de personas expertas en programas de prevención de la violencia de género enfocada a los hombres, para intercambiar experiencias, unificar criterios y crear redes de intercambio en la materia. Factores promotores de buenas prácticas. La reciente evaluación de algunos de los programas de prevención con más experiencia, está permitiendo identificar algunos factores comunes en aquellos que se han mostrado más eficaces en el logro de cambios en los hombres en relación al compromiso con la igualdad y la erradicación de la violencia de género. Dado que conocerlos puede ayudar a dirigir mejor los esfuerzos de quienes están diseñando programas de prevención focalizados en los hombres para implicarlos en ese compromiso, describimos a continuación algunos de estos factores, a los que CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 204 podemos considerar elementos necesarios para definir buenas prácticas en este tipo de programas. Los factores encontrados son: • Promoción, desde la perspectiva de género, de un trabajo de reflexión crítica sobre la interiorización de las normas del modelo masculino tradicional por parte de los hombres, y sus efectos y costes sobre la vida de las mujeres y también de los mismos hombres. • Es fundamental trabajar con niños y jóvenes, pero también con sus padres. • Brindar apoyo que permita que los hombres puedan poner en práctica comportamientos igualitarios, desafiando las normas masculinas tradicionales, enfrentándose a sus temores al cambio y contrarrestando la ridiculización y el aislamiento que los hombres que cambian pueden sufrir de otros hombres. • Utilización de un lenguaje centrado en la responsabilidad masculina, más que en la culpa, insistiendo en la capacidad de los hombres en oponerse al sexismo. • El trabajo requiere no sólo un cambio de actitudes, sino concienciarse acerca de la necesidad de transformar las relaciones de poder, y de implicarse en la búsqueda del cambio social desde una sociedad de dominación masculina hacia una sociedad igualitaria. • Las experiencias vitales negativas derivadas del sometimiento a las normas masculinas, así como las resistencias son vía de entrada que deben aprovecharse. • Promoción de la comprensión de los efectos en las mujeres de la desigualdad de género y la violencia, favoreciendo la escucha de la voz femenina y sus sufrimientos de género. • Consideración de diversidades culturales, las particularidades lo-cales de los hombres a quienes se destinan los programas, así como de situaciones específicas como las de las paternidades jóvenes o monoparentales, y la diversidad sexual. • Las intervenciones tienen más posibilidades de éxito si se realizan a partir de los lugares en los que los hombres se reúnen (deportes, discotecas, etc.). • La búsqueda y utilización de portavoces efectivos y de modelo de hombres igualitarios es muy importante (los jóvenes son muy receptivos por ejemplo, CARPE DIEM TÉCNICO EN VIOLENCIA DE GÉNERO 205 a los mensajes de los deportistas o cantantes, así como a la de padres o líderes comunitarios implicados con la juventud). • El trabajo con las prácticas de cuidado a otros y otras, y la paternidad como una de ellas es un módulo que no debe faltar en ningún programa de prevención. • Los grupos donde sólo se reúnen hombres son el mejor método de trabajo dado que ello favorece la disminución de la fanfarronería y defensa que se da ante las mujeres en los grupos mixtos, aunque también es necesario la inclusión de actividades que incluyan dichos grupos para evitar el autocentramiento en los malestares masculinos olvidando la voz de las mujeres. • La inclusión de la problemática de la homofobia, la violencia contra otros hombres y contra sí mismo es un factor favorecedor de una crítica más global del modelo masculino tradicional. • Los formadores deben estar sensibilizados a las problemáticas de género, haber reflexionado sobre sus prácticas machistas y tener habilidades de dinamización grupal. • Algunos de estos factores pueden sintetizarse en las palabras de uno de los expertos en estudios de género masculino más comprometidos desde hace muchos años en el esfuerzo por implicar a los hombres en la erradicación de la violencia de género, el canadiense Michael Kauffman «la habilidad para dominar es una marca de la masculinidad, sólo comprometiendo a los hombres jóvenes y adultos en la redefinición de la masculinidad, serán transformados esos patrones de dominación. Implicarlos en este trabajo requiere entre otras cosas tratar como iguales a las mujeres y desarrollar hábitos de cuidado hacia las otras personas» • Los elementos encontrados como mejores garantías de buenas prácticas en los programas de prevención de la violencia de género destinados a hombres, son coherentes con algunas implicaciones que Gary Barker, uno de los expertos internacionalmente reconocidos en este tipo de programas, deriva de los resultados de los estudios sobre hombres igualitarios. Coincidimos con él que estas investigaciones nos indican que existen factores protectores y experiencias de vida por la que han pasado algunos hombres que deberían promoverse en el colectivo masculino para que puedan acercarse a la no violencia de género y la igualdad, y que para hacerlo a través de la Prevención hay que tener en cuenta que es necesario al menos:
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