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El realismo y Benito Pérez Galdós, Apuntes de Literatura Española

breve resumende realismo de Benito Pérez Galdós

Tipo: Apuntes

2018/2019

Subido el 21/11/2019

sil.igbr417
sil.igbr417 🇪🇸

4.8

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¡Descarga El realismo y Benito Pérez Galdós y más Apuntes en PDF de Literatura Española solo en Docsity! TEMA 3: NOVELA REALISTA: BENITO PÉREZ GALDÓS. 1.- El Realismo. Génesis A mediados de siglo, en Francia, se llamó realistas a ciertos artistas que se proponía reflejar la sociedad del momento en contraposición con las fantasías y los sueños románticos. Desde entonces se suele presentar al Realismo como la antítesis del Romanticismo. Ello no es del todo exacto. En ciertos escritores románticos, junto a los rasgos propios del movimiento, ya se hallaban cuadros realistas (así, en novelas como Los miserables, de Víctor Hugo o en los cuadros costumbristas). Lo más exacto sería decir que del Romanticismo se pasa al Realismo mediante un doble proceso: a) eliminación de ciertos elementos como lo fantástico, los excesos sentimentales, etc.; b) desarrollo de otros como el interés por la naturaleza, por lo regional, por lo costumbrista, por lo cotidiano. Características. . Frente a la idealización y evasión románticas se impone el espíritu de observación y descripción de la realidad, que se va a convertir en la principal proveedora de materiales para el arte. . Frente a la intención romántica de explicar el mundo desde su propio YO o de proyectarse hacia mundos creados por su imaginación, el nuevo movimiento preferirá ceñirse a la realidad circundante y reflejarla del modo más objetivo y despersonalizado posible. . En el nuevo movimiento van a contar aquellos datos empíricos que pueden demostrarse, incluso, científicamente. El artista quiere dar testimonio directo, inmediato, del mundo en que vive. La novela es el género que mejor se adapta a los propósitos del movimiento realista y naturalista. En la novela realista todos los elementos narrativos componen un mundo verosímil: • Los temas reproducen los conflictos de la sociedad de la época: las tensiones políticas y religiosas, la hipocresía social, las relaciones humanas, el mundo del trabajo o la importancia del dinero. • Los personajes ya no son héroes, sino individuos extraídos de la realidad cotidiana, que se eligen para ser observados. A medida que avanza el Realismo, los personajes ganan en profundidad y se percibe un mayor interés en el análisis y explicación de sus comportamientos. La novela realista otorga importancia a la figura femenina y a lo colectivo: el ambiente puede adquirir en ocasiones la dimensión de un personaje. • El narrador suele ser omnisciente y, como en el Realismo es importante transmitir objetividad, se utilizan a menudo el estilo indirecto libre y el diálogo, que permiten a los personajes presentarse a sí mismos, sin intermediarios. • El orden de la narración es frecuente el comienzo in medias res (el relato se inicia cuando la historia ya ha empezado) pues el argumento suele presentar sucesos que se conciben como un fragmento de una realidad más amplia. • El espacio se corresponde a menudo con lugares verdaderos y concretos (frecuentemente se citan fechas, lugares conocidos, ...). • El tratamiento del tiempo suele ser lineal, a semejanza del tiempo de la realidad. Sin embargo, se recurre a veces a la analepsis o retroceso para explicar el presente en el que se sitúa la novela. • El estilo se caracteriza por la precisión de las descripciones y la agilidad de los diálogos. El lenguaje tiende a la sencillez y, para dar verosimilitud a los personajes, se introducen a menudo regionalismos o coloquialismos. 2.- El Naturalismo. Recibe el nombre de Naturalismo una corriente literaria fijada por el novelista francés Émile Zola (1840-1902). A los postulados del Realismo añadió Zola ciertos elementos tomados de doctrinas típicas de su tiempo: · El materialismo. Niega la parte espiritual del hombre: los sentimientos, ideales, etc., son considerados productos del organismo. · El determinismo. Los comportamientos humanos están marcados por la herencia biológica y por las circunstancias sociales. · El método experimental. Igual que un científico experimenta con sus cobayas, el novelista debe experimentar con sus personajes, colocándolos en determinadas situaciones para demostrar que su comportamiento depende de la herencia y del medio. De los presupuestos anteriores se derivan varias consecuencias literarias: 1. En cuanto a temas, ambientes y personajes, abundan los asuntos “fuertes”, las bajas pasiones, así como personajes tarados, alcohólicos o psicópatas, seres que obedecen, sin saberlo, a sus tendencias genéticas, si bien sus reacciones difieren accidentalmente según el ambiente en que se han educado. 2. En la técnica y el estilo se llevan a sus últimas consecuencias los métodos de observación y documentación del Realismo. Igualmente se hace más precisa la reproducción del habla. ADAPTACIÓN Y EVOLUCIÓN DE LOS PROCEDIMIENTOS NARRATIVOS REALISTAS Y NATURALISTAS EN ESPAÑA. En España no se dieron las condiciones para el desarrollo de la nueva estética realista hasta el triunfo de la revolución burguesa y liberal de 1868. Ya en periodo romántico podemos encontrar precedentes literarios de la novela realista en géneros como: . La novela histórica romántica, que no intenta la reconstrucción sino la evocación del pasado quizás por un anhelo de evasión. (Ya en el periodo realista, con una técnica más evolucionada y otra intención, los Episodios Nacionales de B. Pérez Galdós recurren a la reconstrucción histórica como base de su trama). . Folletines y novelas por entregas: Son obras de temática social, a veces también política o histórica, tratada de forma melodramática, desde la perspectiva de un narrador omnisciente y con una intención fuertemente didáctica; tanto su técnica como su forma de difusión contribuyeron a crear una gran base de lectores entre las clases populares.(Galdós lo incorpora paródicamente en Tormento o en La desheredada.) .El Costumbrismo o cuadro de costumbres: abre el camino a la pintura de la realidad cotidiana más inmediata, pero en muchos casos se trata de descripciones meramente pintorescas que tiñen de regionalismo y localismo los relatos. En esta línea hay que situar las obras de Fernán Caballero, Pedro Antonio de Alarcón y J.Mª de Pereda. Además de estos precedentes hay que añadir otros dos factores que contribuyeron a la consolidación y desarrollo del realismo español. Por un lado, el retorno a la tradición realista de la novela española de los ss. XVI y XVII, sobre todo Cervantes y la picaresca; y por otro, la influencia de los grandes maestros del realismo europeo que fueron muy traducidos en la época (Dickens, Balzac, Flaubert, Stendhal, Zola, Tolstoi,...) Periodización. Tradicionalmente se considera la publicación de La gaviota de Fernán Caballero en 1849 la primera aportación española a la narrativa realista. Es aún una obra con numerosos elementos románticos y costumbristas: la autora presenta aún una visión idealizada de la realidad y elude todo elemento conflictivo del individuo en la sociedad, aunque sí evita los desenlaces patéticos y los personajes son seres corrientes tomados del mundo contemporáneo. Habrá que esperar hasta 1870 el inicio del desarrollo de la novela realista en España con la publicación de La fontana de oro de B. Pérez Galdós . 1. Como consecuencia de la confrontación ideológica entre tradicionalistas católicos y liberales, que caracterizó la historia del s. XIX español, nuestra novela realista muestra ciertas peculiaridades. Los autores no presentarán a un individuo problemático enfrentado a la sociedad, como ocurre en las novelas extranjeras, sino que el conflicto tiene lugar entre personajes que representan ideas contrapuestas. A partir de este conflicto se construyen las llamadas “novelas de tesis”, en las que la opinión del autor aparece constantemente a través del narrador omnisciente y en las que los personajes no son sino arquetipos que representan el enfrentamiento entre las dos actitudes vitales, ideologías o valores contrapuestos. tertulias literarias en los cafés, que asiste al Ateneo, que recorre la ciudad y se interesa por los problemas políticos y sociales del momento: se define a sí mismo como progresista y anticlerical. En 1868 viaja a París y descubre a los grandes novelistas franceses. A su regreso traduce a Dickens, escribe teatro y, por fin, en 1870 se decide a publicar su primera novela, La Fontana de oro, con el dinero que le da una tía, ya que en esa época las novelas o se publicaban por entregas en publicaciones periódicas, revistas y periódicos, o corrían a costa del autor; la obra era todavía romántica pero en ella ya empezaban a verse sus ideas radicales que aflorarán en el decenio siguiente. La década de 1880, será su época de máxima creación. También en estos años se compromete activamente en política, ya que de 1886 a 1890 es diputado por el partido de Sagasta, aunque nunca pronunció un discurso. A pesar de la oposición ultracatólica que no le perdonó haber escrito Doña Perfecta (1876), un panfleto anticlerical, fue elegido miembro de la Real Academia Española. El paso de los años le darán brío y en 1892 se entregó a la reforma del teatro nacional. El estreno de Electra (1901) supuso un acontecimiento nacional: al acabar la representación los jóvenes modernistas acompañaron al autor hasta su casa en loor de multitud. En 1907 volvió al Congreso, como republicano, y en 1909 con Pablo Iglesias, fue jefe titular de la “conjunción republicano-socialista”. Su izquierdismo fue el causante de que no se le otorgara el Premio Nobel. En 1920 murió ciego y pobre en Madrid, su ciudad de adopción. 2) Obra La obra de Galdós se caracteriza por su marcado realismo. Es un gran observador con toques geniales de intuición que le permiten reflejar tanto las atmósferas de los ambientes y las situaciones que describe como los retratos de lugares y de personajes. Se sirve del lenguaje para identificar a sus personajes y esto ha hecho que muchas veces se le acuse de poco elegante, pero él usa un lenguaje ramplón cuando describe o habla un personaje ramplón. El encanto de Galdós está en la sensación de espontaneidad y viveza que nos transmite mediante un estilo expresivo, ágil y sugerente. Es revelador el número de obras suyas que han pasado al cine o a la televisión. Tras Cervantes, numerosos estudios lo sitúan en la mayor altura de la novela española. En cuanto a las influencias literarias, hay que destacar, por un lado, la de la novela realista extranjera contemporánea: Balzac, Dickens, Zola, Dostoievski y Tolstoi; y por otro, la que recibe de sus lecturas de los clásicos españoles, especialmente Cervantes y, entre los costumbristas contemporáneos, Mesonero Romanos. Su teoría sobre la novela queda registrada en sus propios escritos de carácter ensayístico y desde su primera etapa como novelista “Imagen de la vida es la novela y el arte de componerla estriba en reproducir los caracteres humanos, las pasiones, las debilidades, lo grande y lo pequeño, las almas y las fisonomías, todo lo espiritual y todo lo físico que nos constituye y nos rodea y el lenguaje que es la marca dela raza, y las viviendas que son el signo de la familia, y la vestidura que diseña los últimos trazos de la personalidad: todo esto sin olvidar que debe existir perfecto fiel de balanza entre la exactitud y la belleza de la reproducción” (”La sociedad presente como materia novelable, 1897) “La clase media, la más olvidada por nuestros novelistas, es el gran modelo. Ella es hoy la base del orden social; ella asume, por su iniciativa y por su inteligencia, la soberanía de las naciones. Y en ella está el hombre del s. XIX.(...) La gran aspiración del arte literario en nuestros días es dar forma a todo eso.” (Observación sobre la novela contemporánea en España,1870) Galdós clasificó su propia obra en “Episodios nacionales”, “Novelas españolas de la primera época” y “Novelas españolas contemporáneas”. Episodios nacionales Desde 1873 a 1912, Pérez Galdós se propuso el ambicioso proyecto de contar la historia novelada de la España del siglo XIX, es decir, desde 1807 hasta la Restauración, con la intención de analizar el protagonismo de las fuerzas conservadoras y de progreso en España. Son 46 novelas distribuidas en cinco series de diez obras cada una, excepto la última que quedó interrumpida y sólo tiene seis. Obras corales, épicas, que cubren la anécdota del protagonista individual. Galdós se documenta con rigor y hasta donde puede narra con gran objetividad. Quieren ser un intento de análisis del pasado que permitiera una explicación de los males presentes en la sociedad de fin de siglo. Las dos primeras series (1873-1879) cubren la guerra de Independencia y el reinado de Fernando VII. En ellas el autor manifiesta un cierto optimismo en una evolución lenta hacia el progreso. Entre las obras más celebradas de estas series se encuentran “Trafalgar”, “Bailén”, “Napoleón en Chamartín” o “La familia de Carlos IV”. En 1898, retomó de nuevo las series, en las que trabajó hasta 1912. Cubre desde las Guerras Carlistas hasta la Restauración. Ahora aparece la visión amarga de la España profunda dividida y enfrentada en guerras fratricidas; ante esta convicción el autor busca una salida en el ideal de “la distribución equitativa del bienestar humano” resultado de su izquierdismo político. Algunas de las obras de este periodo son “Zumalacárregui”, “Mendizábal”,”De Oñate a La Granja”, “Amadeo I” o el último episodio, “Cánovas”. Novelas españolas de la primera época. Novelas de tesis Hasta 1880 escribe unas novelas de tesis, maniqueas, donde pretende defender la libertad y la tolerancia y se critican las ideas opuestas, especialmente el fanatismo religioso. Los buenos son personajes modernos, abiertos, liberales y progresistas, y los malos, conservadores, tradicionalistas, fanáticos religiosos e intransigentes. Obras simplistas llenas de ardor juvenil. Entre éstas destacan Doña Perfecta (1876), Gloria (1877) y La familia de León Roch (1878). Dentro de este grupo, Marianela (1878) es de un carácter muy distinto por su lirismo. Novelas españolas contemporáneas Así llamó Galdós a veinticuatro novelas que publicó a partir de 1880. Es un impresionante cuadro del Madrid y de la España del momento, en que se dan cita toda clase de ambientes, tipos, sentimientos, desde los más nobles a los más bajos. En estas obras el autor ya no utiliza planteamientos maniqueos religiosos o políticos para valorar las conductas de sus personajes, y con plena libertad analiza sus sentimientos, deseos y frustraciones. Lo que surge es un conjunto impresionante de mezquinos, bondadosos, burgueses adinerados, nobles arruinados, desheredados, grandezas y miserias de gentes que viven para aparentar. Galdós consigue captar esta pluralidad social y vital con técnicas narrativas nuevas sirviéndose tanto del monólogo interior, como del estilo indirecto o del personaje-narrador —que ya había utilizado en los primeros Episodios Nacionales. Ahora el autor presenta y el lector juzga. La primera de estas novelas es La desheredada (1881), obra naturalista en la que la protagonista, una muchacha loca que está en el manicomio de Leganés (Madrid), se cree descendiente de un aristócrata y acaba en la prostitución; El amigo Manso (1883) —obra que ya anuncia las “nivolas” de Miguel de Unamuno— plantea el contraste entre un profesor krausista y su superficial y taimado alumno. La de Bringas es una novela publicada en 1884, cierra una posible y discutida trilogía junto a El doctor Centeno y Tormento, publicadas en 1883 y 1884 respectivamente. Todas ellas tratan de los años anteriores a la Revolución de 1868, lo que sirve a Galdós para explicar la similitud entre esos años y la Restauración, período durante el cual escribe la novela. En Tormento la protagonista es engañada y seducida por un sacerdote disoluto y la recoge un indiano enriquecido aunque no se casa con ella. En Miau (1888) describe las penalidades de un cesante progresista durante un gobierno conservador, y el infierno de la burocracia; la usura aparece tratada en Torquemada en la hoguera (1889) en la que se narra la ascensión social de un usurero que acaba convertido en senador. Entre todas estas obras destaca Fortunata y Jacinta (1887) el mural más extraordinario sobre la historia y la sociedad madrileña de la época y una de las mejores novelas de la literatura española: Juan Santa Cruz es el amante de una muchacha pobre, apasionada y enamorada, pero se casa con su prima, la dulce Jacinta, que sufre las infidelidades del marido. Fortunata se queda embarazada y el “señorito satisfecho” —como Ortega y Gasset definió al prototipo de este personaje— busca otra amiga. Fortunata tiene a su hijo pero llena de celos provoca una riña con la nueva amante que la llevará a la muerte no sin antes haber entregado el hijo a Jacinta. Sobre este argumento central en el que se tejen otros y con la realidad político-social del momento de fondo, Galdós se situó como narrador cómplice de la Naturaleza que rectifica los errores de sus hijos. Utiliza con frecuencia la técnica de “reaparición de personajes”, lo que le permite crear un mundo propio, amplio y autosuficiente dentro de la novela, de este modo toman todas sus creaciones un carácter de obras unitarias. Y, en efecto, la gran parte de esas novelas son un mosaico de la vida ciudadana, concretamente de Madrid. Otras innovaciones en el estilo y las técnicas narrativas son: la reproducción fiel del habla coloquial, así como hacer que cada personaje hable con el registro lingüístico que le corresponde por su carácter, lo que contribuye a su retrato psicológico. Va abandonando la descripción de los personajes por parte del narrador; estos se van desarrollando a medida que avanza la novela con los diálogos de los personajes. Con esta fórmula, no solo los personajes cobran importancia al trasmitirnos su propia visión de la realidad, sino que además se facilitan diferentes puntos de vista para el lector, es decir, que profundiza en la técnica del “perspectivismo”. El humor, la ironía, la caricatura, la incorporación de lo grotesco, permiten también el distanciamiento del narrador. El monólogo interior es quizás el procedimiento más interesante e innovador por parte del autor. Esta técnica permite captar las inquietudes de los personajes sin la mediación del narrador, con lo que se gana en profundización psicológica. Es quizá el recurso que convierte a Galdós en un autor moderno. Además debemos añadir a la clasificación de sus novelas otros dos grupos: Novelas espiritualistas En los años noventa surge una actitud espiritualista en la novelística de Galdós. El tema común de estas obras es la pobreza como modo de vida, ya sea elegido o no. El tema ético y religioso se aborda en Nazarín (1895), en la que se ve a un sacerdote perder la fe porque su pureza evangélica no es comprendida ni aceptada por un mundo mezquino; Misericordia (1897) está considerada como una de sus obras maestras y en ella retrata a la dulce Benina que mendiga para llevar dinero a la casa en la que trabaja de criada sin cobrar y en la que aparece el retablo más descarnado de la miseria madrileña. Últimas novelas Durante sus últimos años se consagró fundamentalmente al teatro, pero todavía escribió alguna novela con un marcado tono fantástico: El caballero encantado (1909) y La razón de la sinrazón (1909). Una mención nada más a las obras dramáticas de Galdós, que fueron frecuentemente criticadas por tener un carácter esencialmente novelesco. Ciertamente, adaptó para el teatro sus propias novelas. Lo que intentó fue aportar nuevas fórmulas al teatro con el deseo de superar el retoricismo y el efectismo de las obras de Echegaray. Destacamos: * Realidad : drama en cinco actos y en prosa * La de San Quintín: comedia en tres actos y en prosa * Los condenados: drama en tres actos, precedido de un prólogo * Voluntad: comedia en tres actos y en prosa * Doña Perfecta: drama en cuatro actos, arreglo teatral de la novela del mismo título * Casandra: drama * La fiera: drama en tres actos * Electra: drama en cinco actos . Es la obra más destacada.
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