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La Novela Histórica del Trujillato: Entre Realidad y Ficción, Monografías, Ensayos de Historia Moderna

Este documento analiza la necesidad de la historiografía en la convergencia entre lo real y lo ficcional en las producciones científicas y narrativas, con especial atención al caso del Trujillato dominicano. Se discute el papel de la novela histórica en la construcción del pasado y su relación con la historiografía académica. Se examinan los momentos clave de la producción literaria sobre el Trujillato y las posiciones de las escritoras que han rescatado las experiencias femeninas en esta narrativa.

Tipo: Monografías, Ensayos

2014/2015

Subido el 15/06/2022

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¡Descarga La Novela Histórica del Trujillato: Entre Realidad y Ficción y más Monografías, Ensayos en PDF de Historia Moderna solo en Docsity! El Trujillato en la Novela Histórica Latinoamericana Visión, representación y construcción de una experiencia histórica Por Yeffer Metrio Amaya Introducción Un acercamiento a la Novela Histórica del Trujillato como expresión del pasado, constructora de memoria y discurso autorreferencial El “Trujillato” como periodo histórico no solo se encuadra en el marco de las dictaduras latinoamericanas del siglo XX, es a su vez una experiencia histórica nacional para la Republica Dominicana que por su particular duración (1930- 1961 con sus respectivas intermitencias como formas indirectas de gobierno) tuvo una incidencia fundamental en el paradigma de lo que significa un régimen dictatorial en los referentes del subcontinente. Por su sostenimiento relativamente conciso en el territorio caribeño frente a las demandas de siglo, se cultivaron una amplia gama de percepciones sobre la problemática política y social que el régimen propiciaba mientras, su reflejo directo seria construido en el imaginario popular a través del quehacer literario pues, curiosamente, novelar el Trujillato, se consolida también como eje de lo novelesco en las letras dominicas, es decir, que este género narrativo desde sus manifestaciones fundacionales y tradicionales hasta su apertura critica en el siglo XX, puso mayor acento en la creación de memoria, desplazando del spot a la historiografía para imponer, incluso hasta finales de siglo, su visión del panorama dominicano en tanto construcción del pasado se asemejaba con critica del presente. En palabras de Roberto Marte, la legitimidad que se confirió a la Novela Histórica a pesar de carecer de los elementos más o menos objetivos que caracterizan a la Historiografía, estriba en su papel como enlace con el pasado y en su naturaleza coactiva para cuestionar al presente y brindar un puente con la realidad histórica de la nación, pues: Como la historiografía, la novela histórica tradicional también exteriorizó una visión moral y política del momento acorde a su propósito de construir -materializada en episodios- una imagen nacional del pasado ("la idea de la patria") por cuyo medio este se convirtió en un epos en el que acabaron mirándose sus lectores a la hora de ajustar cuentas con el dedo de Clío a los hechos e ideas coetáneos.1 Siendo justamente este el punto en que el discurso ficcional del pasado cobra los matices suficientes para construir una idea del momento histórico y hacerse una herramienta autorreferencial. I Novela Histórica e Historiografía El debate entre Novela histórica e Historiografía no se reduce a lo verídico del relato, ambas construcciones están mediadas por el sujeto que las compone, por el trato a las fuentes y por la valoración personal de la información. No obstante, en los límites de una se encuentran las libertades de la otra y su validez puede ser transcendente en la construcción de un referente de lo histórico sin por ello perder (de hecho han tendido a untarse mutuamente) su carácter novelesco o su carácter científico. La génesis de ambas categorías se encuentra profundamente emparentada, no es un secreto que de esta antigua relación muchos autores clásicos perpetraron un constructo histórico lo suficientemente fuerte como para incidir en la visión del pasado por lo que debemos tener en cuenta que, al momento de comparar ambos tipos de producción, los puntos de distanciamiento que se encuentren pueden ser paradójicamente proporcionales a los de acercamiento. En ortega y Gasset encontramos un paralelismo tajante entre la escritura de la novela y la de la historia, afirma que “el intento de hacer compenetrarse ambos mundos produce sólo la mutua negación de uno y otro”2 lo que nos hace preguntarnos, ¿en qué momento o bajo que elementos se compenetran ambos mundos? El momento es cuando el valor interpretativo cubre la construcción de la obra y el elemento es el ejercicio narrativo como sustento de la misma. En Hayden White la discusión del aspecto interpretativo como pilar en la construcción historiográfica es tendiente a dar un paso más allá, piensa que una vez se admite que todas las historias son en algún sentido interpretaciones, se hace necesario llevar la reflexión a un punto de excedente, en el que la explicación de los eventos pasados puede calificar como “objetiva”, si no rigurosamente científica, almenos concerniente a la realidad y es allí cuando la narrativa cobra un valor operativo3; el problema con la Novela histórica descubierta en este tono es que su rigor por ser noble con la realidad no comprende una preocupación tan fundamental frente a la estética del relato, no obstante, ese rigor por adquirirse lo “real” no es una necesidad de primer orden en la novela, como si una 1 Roberto Marte, ¿Historiografía Versus Novela Histórica?, Cielonaranja pensamientos e imagen dominicana y caribeña, El Siglo, 05.05.01, http://www.cielonaranja.com/robertomarte01.htm. (23/08/2016). 2 José Ortega y Gasset, Ideas sobre la novela, (Madrid, 1982) 46 3 Hayden White, “Interpretation in History”, New Literary History, Vol. 4, No. 2, On Interpretation: II (winter, 1973) 283. al momento de darle trato a la novela histórica del Trujillato; Abigail Martínez Sotelo toma posición desde los supuestos básicos de la tercera ola del feminismo en occidente y rescata desde La fiesta del chivo y especialmente, desde En el tiempo de las mariposas, una mujer dentro de la nueva novela histórica que “cambia de angelical y etérea a una completamente sexuada que es capaz de utilizar dicha sexualidad como una herramienta subversiva en contra del discurso histórico-patriarcal”7. Cabe decir, todas estas interpretaciones tienen de hecho un sustento real y visible en el contenido y los temas abordados por las novelas pero están irreductiblemente comprometidas por la tradición académica de los historiadores que les tratan y por las disputas bien que mal en boga del siglo XXI a nivel socio-político y cultural del subcontinente latinoamericano como la inclusión social, la construcción de los regímenes políticos actuales y las diferentes formas de organización del estado que estos tuvieron, la reivindicación del papel activo de ciertos actores sociales en las manifestaciones culturales del siglo XX y las creaciones permeadas de ficción que pretenden ser y bien sea agresivas o amigables con un pasado común, con un régimen paradigmático en la estructuración política de la América subdesarrollada. III Periodos en la novela del Trujillato Temáticas, debate y análisis Periodo I: 1940 a 1961 A pesar de no ser este periodo de especial interés para la discusión historiográfica que aquí se busca elaborar a partir de la novela histórica como elemento transversal, se hace necesario dedicarle un espacio que explique porque resulta ser un periodo “insustancial” para la novela histórica del Trujillato de mayor poder representacional en razón de una construcción sobre el pasado y al mismo tiempo, demasiado álgido como para tener valores propios que lo lleven a incrustarse en una categoría de análisis aparte. La novela del Trujillato fue en principio realmente reacia a tratar críticamente al régimen, tendiendo incluso, a alabarlo; una “novela trujillista” que tiene intenciones de propaganda y que por consiguiente bebe directamente de la ideología del régimen para garantizar su existencia. Estos casos aunque puedan presentarse como paradigmáticos están en realidad completamente entrelazados con el paternalismo de estado que fue experimentado y popularmente abalado en los primeros años del régimen y del ascenso de la figura de 7 Abigail Martínez, La Novela histórica y el Trujillato: La Fiesta del chivo y En el Tiempo de las Mariposas. (Phoenix. The Univertsity of Arizona. 2009) 9. Trujillo, adjetivos como “El benefactor” y demás funcionaban para configurar una idea de patria-nación fortalecida y comandada en la vigilancia directa desde la cual el Trujillato construyó, en principio, su propio romance con la República Dominicana. En este mismo sentido entendemos también que, por un lado, trabajaban en efecto mecanismos de censura que restaban el alcance de la crítica y servían de manera ejemplarizante para los intentos posteriores de hacer pública una postura política anti trujillista, pero por otro, que curiosamente el esqueleto político de la simpatía, expresada en la creación literaria, se componía de afinidades éticas y políticas reales que grandes sectores de la población encontraban hacia el dictador; estos brotes eran espontáneos. Con todo títulos como Caonex, ¿¡ Hello Jimmy!? O Jengibre, pueden resultar directamente apáticos al régimen tras la primera década de dictadura en la isla pero con poca o nula incidencia tanto en la vida política como a nivel de representación fuera de lo local que pudiera generar una idea de “situación no grata” para el Dominicano y se hiciera clara en los lectores de América Latina, esto porque como bien lo dice Ana Gallego Cuiñas: “Ningún Novelista durante el gobierno de Trujillo osó denunciar visiblemente los múltiples atropellos y accesos de violencia cometidos a diario y, los pocos que se atrevieron lo hicieron de forma subrepticia. Tan sólo el exilio- o incluso el suicidio- se izaba como válvula de escape, e incluso tampoco salían impunes los valientes exiliados que escribían libelos del “benefactor de la patria”, como los casos de Andres F. Requena y Jesus de Galindez, pues no existía subterfugio alguno para aquellos que disertaran del tirano”8 Todo ello, puede pensarse también en términos de lo que es “legitimo” y avalado” desde la misma consideración del gran tejido social, así, Cuiñas descuida darle un carácter más vivo a esa inexistencia de subterfugio para aquellos que disertaban de Trujillo, por lo que para complementar la idea general de este apartado debemos recurrir a la voz de Laila Ras que pone el carácter personalista del régimen como la razón de la aprobación general, por lo menos en este momento donde la población sentía empatía hacia las actitudes que procuraban darle sentido al régimen, por tanto “el hecho de que Trujillo creara una dictadura perversa con apoyo profundo de sus partidarios se puede explicar mediante el carácter del dictador. Una dictadura no puede sobrevivir sin un líder con mucho poder y respeto. En el caso de Trujillo tenía tanta influencia como personalidad, así que las crueldades llevadas a cabo no provocaron muchos problemas para seguir en el poder”9. 8 Ana Gallego Cuiñas, El fantasma y sus escritores analisis y sistematización de la novela del Trujillato. (Granada. Tesis doctoral departamento de literatura española. 2005) 14. 9 Laila Ras,” Hablar de la era de Trujillo es hablar de todas las dictaduras” (Ámsterdam. Spaanse Tall en Cultuur. 2011) 10. Con este escenario puesto en contexto y visto desde sus valores íntegros entendemos porque la novela del Trujillato de primer momento asume una postura pasiva. Esta narración de la experiencia trujillista resulta, en sentido pragmático, una invitación a observar ese mundo representacional del Trujillato en tiempo vivo, es decir, en el momento cuando la incrustación finisecular del régimen se hace visible. Periodo II: 1965 a 1979 En 1961 el parricidio ha sido cometido; Trujillo desaparece y con su despedida comienza un nuevo momento del quehacer político donde, para la sociedad, el horizonte se asemeja a un laberinto. Con esto en mente, este periodo resulta sumamente interesante pues la producción literaria sobre el Trujillato comienza a revelarse en su naturaleza psicológica como el camino medio entre un estatismo provocado por el trauma que deja no solo el rompimiento del régimen, sino la sensación de no tener mejores referentes y, la conmoción que le imprime serias dudas a los destinos prácticos de la nación. De este modo, pareciera que la novela del Trujillato opta por reconocerse en su tinte más tendiente a lo moderno, preocupada incluso por temas del corte artístico por sobre el político. La cuestión es, ¿es este periodo característico de una novela denunciante y política o, pone por sobre esto la introspección y las preocupaciones estéticas del escritor dominicano que se sentía anclado en un sueño y por tanto en una especie de atraso en cuanto a sus recursos creativos?; para Lucrecio Pérez Blanco, una novela ápice de este periodo como lo es La Ciudad Herida (Carlos Federico Pérez, 1977) resulta parte sustancial de lo que llamaríamos “la novela política hispanoamericana” pero nos alerta sobre cierto cuidado con este aspecto porque, con todo, no deja de ser una novela de constructos emocionales que se permean de la complicada realidad social latinoamericana que se viene desarrollando desde hace siglo y medio atrás, por tanto, es una mezcla de preocupaciones políticas y espirituales las que construyen al escritor dominicano en la década de los setentas, en especial porque “ la obra de arte convive con el grito anidado en el alma del creador. Y hay creadores en quienes pesan las banderas que dejan el dolor y la nostalgia en el espíritu”10 y por tanto, para este momento post Trujillo no acoplar el malestar del contexto político con la naturaleza sensible del arte en conciencia de la realidad seria propiciar ese sentimiento incomodo de inoperancia del escritor, artista y delator a su vez. En la tesis doctoral de Ana Gallego Cuiñas, encontramos un postulado interesante que reorienta esa relación actitud política- actitud artística que en el trabajo de Lucrecio Pérez Blanco se presenta como un resultado hibrido de dos necesidades inmediatas. Para ella, el trabajo estético y el hecho de la experimentación es una forma operativa de darle originalidad a una contextualización concreta del Trujillato; entiende que los efectos de la 10 Lucrecio Pérez Blanco, La Ciudad Herida, novela de Carlos Federico Pérez, tesis del exilio ( Madrid, Gredos. 1975). 211. se atreven a confesar y es la fascinación y la seducción de la nación por parte del dictador”13. El enfoque personalista y exótico que juega entre lo morboso y lo anti heroico puede pensarse también como el siguiente eslabón en el paso hacia la experimentación estética que desde la década de los setenta se hacía evidente como una necesidad artística de primer orden en el escritor dominicano. En este punto cierta proporción del eslabón ha sido cruzada, se han agudizado los comentarios y producciones de escritores que desde el exilio comienzan a tener una mayor presencia política de cara a la opinión pública; temas como el feminismo, la sexualidad, el cuestionamiento de la naturaleza moral del bien y del mal recorren la novela de este periodo, para Ana Cuiñas el hecho de que esta recursividad sea tan notoria deviene de que ahora el crecimiento creativo del escritor se veía enriquecido pero como fin último y elemento aglutinante que se movía por debajo de la obra en sí, estaba ahora una actitud de revisión hacia el pasado histórico en la época del régimen14. Para Adam Lisfhey, en contraposición, le parece que si bien la actitud de compromiso con el pasado es la base del movimiento de esta brújula, lo reivindicativo y subversivo es el elemento principal porque el dominicano aún tiene una necesidad revanchista y que esta visión es rota en el momento que sale a la luz La Fiesta del Chivo, rompiendo con una tradición novelística que contaba con una identidad propia15. A nuestro alcance queda ese sabor a reinterpretación del pasado como pilar de esta novela histórica en la Republica Dominicana logrando que, en efecto, la génesis y desarrollo de estos tres periodos se emparentan a través de un hilo comunicativo sobre el pasado, sus formas y visiones; si tuviéramos que simplificar la naturaleza de este periodo encontraríamos diferentes argumentos que se alimentan tanto como contrastan. Abigail Martinez Otelo sostiene firmemente que el régimen era esencialmente patriarcal y en suma todas la producciones literarias creadas hasta la década de los noventa o pecaban de aprobar el machismo perenne en el ámbito dominicano o se quedaban en una posición cómoda donde el personaje femenino no puede hacer escuchar su voz y , visto así, solo la novela neohistorica permite que estos elementos antes vedados ocupen su lugar porque “el mundo, a partir del surgimiento de este subgénero, es visto y creado por las mujeres de manera conjunta a los hombres”16. A este respecto, para Ana Gallego Cuiñas la aparición de estos temas que intentan problematizar realidades adyacentes a la idea del régimen responde a un 13 Fernando Valerio Hoiguin. Trujillo en una escena de seducción: Bienvenida la noche de Manuel Rueda. (Caribe: Revista de Cultura y Literatura 2 2002-2003) 27. 14 En la tesis doctoral de Cuiñas el proceso de sistematización de las novelas genera que su trabajo se rodee de cierto halo de “veracidad” pero solo en el sentido en que esto puede darle cualidades concretas a obras concretas en momentos definidos. 15 Con Adam Lifshey la problemática de la apropiación de esta construcción netamente dominicana, expresada de manera más clara con la publicación de La fiesta del chivo (2001), revierte todo el asunto de la recepción global de la obra literaria latinoamericana en el mundo. constructo natural e inmanente de la novela moderna que no desdibujan su verdadera intención de posicionarse frente al pasado, dado que “ aunque la novela se impregna de actualidad y circunstancialidad en esta etapa, se vuelve a optar por el compromiso con el pasado histórico, desdeñando una actitud evasiva”17, actitud donde naturalmente, estos temas como la subversión que defiende Adam Lisfhey y la voz de la mujer dominicana como protagonista tienen su cabida espontanea. Con esto llegamos a un punto circunstancial donde es Cuiñas quien quizá más se acerca a un argumento que sea coherente con el análisis de contexto de la Republica Dominicana de los noventas y esto es que, la lejanía temporal hace que el escritor pierda el respeto al Trujillato y su tétrico manto, lo que antes era una actitud pasiva frente a la realidad, en la creación literaria, se hace una actitud activa alimentada por el papel educativo de este escritor que publica, que es creativo y que está presente en los debates de los grupos más populares donde por tanto, construye una realidad obviada por el propio pueblo, el ímpetu temático que el Trujillato estaba tomando. Los enfoques en novelas como En el tiempo de las mariposas, cuya edición en castellano aparece en 1995 o La Fiesta del Chivo que comienza a ser escrita desde 1997 y ve la luz en el 2001 para darle una especie de Spot culminante a la novela del Trujillato no solo trabajan en el plano de la “desmitificación” del dictador, también son profundamente simpáticos con la descripción social de los años finales de la dictadura en relación al recurso nostálgico de compararlos con el pasado cercano cuando las condiciones en el territorio no estaban completamente bañadas por la presencia del régimen dado que, problemas de la misma dinámica social interna como la construcción de clases conocieron una interrupción desde las capacidades económicas y oligárquicas que los grupos de élite detentaban en la medida en que eran afines o no al régimen, el papel de los extranjeros, la promoción de la vulgaridad clientelista y las redes de beneficio desacomodaron el entendimiento que estos actores tenían de su forma de relación económica y social considerablemente promovido por un paternalismo de estado intrusivo, militarista y de carácter apropiador. Para concluir, la impresión que nos deja este balance es que finalmente en la letras dominicas la representación ficcional del Trujillato no ha sido tan abundante como aquella de carácter realista, si entendemos esto como un quehacer literario que se ve desarrollado en la misma marcha política del país, lo que explica que en las novelas de ultimas décadas de siglo la presencia detallada de nombres, lugares y fechas sea consecuente de hecho con personajes y experiencias reales y que esta verosimilitud trabaje del bando de lo prolijo y real mientras se orienta rumbo a la vida en la América Latina de periferia, como la Republica Dominicana en el caribe. 16 Abigail Martínez Otelo, La Nueva Novela Histórica y el Trujillato: La fiesta del chivo y En el tiempo de las mariposas. ( Phoenix. Arizona. 2009) 18. 17 Ana Gallego Cuiñas, La venganza del pueblo: La novela del Trujillato tras el tiranicidio. (Granada. Anales de la Literatura Hispanoamericana Vol 7) 306. Conclusiones Finalmente y, tras un repaso por los tres periodos que analizamos a partir de nuestra propia clasificación y tras escuchar y participar de ese debate que los historiadores hacen de la novela sobre el Trujillato en bases a sus respectivos elementos hermenéuticos más cercanos, sus escuelas de pensamiento y su tradiciones académicas variable según la latitud y naturaleza de las instituciones donde se forman. Con todo encontramos que finalmente los vacíos de este análisis se centran en el poco interés que ha suscitado el encuentro del historiador con un constructo tan complejo en el mundo de lo representacional como lo es la novela histórica, y más una donde su relación íntima con un contexto histórico es tan constante y sensible que no para de elaborarse a sí misma como una voz sobre voces, una corriente transversal a la historiografía que genera visiones tangenciales y, realmente dramáticas que finalmente parecieran hacen honor a una realidad tan compleja como el Trujillato y sus traumatismos a escala social, incluso, sus traumatismos de orden políticos se mueven entre la apatía innata de las generaciones posteriores y el revanchismo artístico, políticamente activo y estéticamente simpático. En este orden, este trabajo nos acerca más a los vacíos que la historiografía aun no comprende sustancialmente en cuanto a la contextualización política de la República Dominicana, no a nivel geopolítico como une escenario de periferia sur para los estados unidos y anclaje tradicional caribe en el atlántico para los países continentales, si no a nivel de la mentalidad local y del examen de aquellas cualidades que producen los imaginarios modernos del letrado en la isla y su conexión con el basto de la población, especialmente urbana, que trabaja como elemento asociado a él. Por ultimo ya lejos de las intenciones de nuestro marco de discusión, nos queda pendiente un trabajo como historiadores sobre este tema especialmente alimentado al percibir como viene siendo tratado desde latitudes ajenas al corpus académico de América Latina; la gran mayoría de los autores aquí tratados están formados en Noruega, Estonia u Holanda lo que nos indican por un lado, que el paradigma del Trujillato dentro de las dictaduras deviene en una mayor responsabilidad critica para nuestros posteriores análisis como latinoamericanos y por otro que, las cantidad de materiales hermenéuticos de los podemos hacer uso reflejan un nuevo horizonte de análisis que se ha estado desarrollando en las últimas décadas donde unívocamente se nos incrementan las posibilidades de tratamiento de este tema. Bibliografía
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