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Elegía a Ramón Sijé, Miguel hernández - Literatura del Siglo XX - Resumen, Resúmenes de Literatura del Siglo XX

Este poema fue escrito en 1936 por el dramaturgo español Miguel Hernández. Miguel Hernández Gilabert nació en Orihuela (Alicante) el 30 de octubre de 1910, segundo hijo varón en el seno de una familia numerosa y humilde. Tempranamente, cumplidos los 15 años, la débil economía familiar reclama el trabajo del jovencísimo Miguel. Haber dejado de estudiar no supone el abandono de la lectura, todo lo contrario, las horas en el campo propician la lectura apasionada de todo libro que cae en sus manos.

Tipo: Resúmenes

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¡Descarga Elegía a Ramón Sijé, Miguel hernández - Literatura del Siglo XX - Resumen y más Resúmenes en PDF de Literatura del Siglo XX solo en Docsity! Elegía En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien tanto quería. Yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra que ocupas y estercolas, compañero del alma, tan temprano. Alimentando lluvias, caracolas y órganos mi dolor sin instrumento a las desalentadas amapolas daré tu corazón por alimento. Tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler me duele hasta el aliento. Un manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y homicida, un empujón brutal te ha derribado. No hay extensión más grande que mi herida, lloro mi desventura y sus conjuntos y siento más tu muerte que mi vida. Ando sobre rastrojos de difuntos, y sin calor de nadie y sin consuelo voy de mi corazón a mis asuntos. Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada, temprano estás rodando por el suelo. No perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada. En mis manos levanto una tormenta de piedras, rayos y hachas estridentes sedienta de catástrofes y hambrienta. Quiero escarbar la tierra con los dientes, quiero apartar la tierra parte a parte a dentelladas secas y calientes. Quiero minar la tierra hasta encontrarte y besarte la noble calavera y desamordazarte y regresarte. 1 Volverás a mi huerto y a mi higuera; por los altos andamios de las flores pajareará tu alma colmenera de angelicales ceras y labores. Volverás al arrullo de las rejas de los enamorados labradores. Alegrarás la sombra de mis cejas, y en tu sangre se irán a cada lado disputando tu novia y las abejas. Tu corazón, ya terciopelo ajado, llama a un campo de almendras espumosas mi avariciosa voz de enamorado. A las aladas almas de las rosas del almendro de nata le requiero, que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero. Miguel Hernández. Localización Este poema fue escrito en 1936 por el dramaturgo español Miguel Hernández. Miguel Hernández Gilabert nació en Orihuela (Alicante) el 30 de octubre de 1910, segundo hijo varón en el seno de una familia numerosa y humilde. Tempranamente, cumplidos los 15 años, la débil economía familiar reclama el trabajo del jovencísimo Miguel. Haber dejado de estudiar no supone el abandono de la lectura, todo lo contrario, las horas en el campo propician la lectura apasionada de todo libro que cae en sus manos. Con el tiempo Miguel se va incorporando a la vida cultural oriolana tertulia de los poetas del horno, primeros poemas, primeras publicaciones En la década de 1930 se marchó a Madrid donde trabajó como colaborador de José María Cossio en Los toros y se relacionó con los poetas Pablo Neruda, Rafael Alberti, Luis Cernuda y otros. Durante este asentamiento en Madrid, en el año 1936, Miguel sufre una gran conmoción, su amigo Ramón Sijé muere repentinamente, miguel define la muerte del amigo como: ¡que se muere, sí, como el rayo!, y el dolor y el remordimiento por la distancia que se había creado con su gran amigo en los últimos meses se hace patente en el poeta. 2 −Sublimación El encuentro con la muerte comprendería en su totalidad las siete primeras estrofas, en las cuales Miguel Hernández acepta la muerte de Ramón y es consciente de la gravedad de este hecho también como algo inevitable. Es donde Miguel se muestra más afectado. No juzga a nadie ni a nada, tan solo expresa con intensidad sus emociones. Realiza un flashback en el que se sitúa junto a su amigo poniendo el huerto como telón de fondo. Utiliza una bonita metáfora para decir que su amigo yace enterrado presentándolo como algo bueno para la tierra, que la abona, que la estercola. En los versos ocho y nueve, el autor expresa con dureza su dolor mediante una hipérbole, argumentando el no poder ni hablar. En el cuarto terceto hay una anáfora pero también puede verse como paralelismo: Un manotazo duro, un golpe helado, / un hachazo invisible y homicida, / un empujón brutal te ha derribado. Presenta la misma estructura (determinativo/ sustantivo/adjetivo). Esta cuarta estrofa da mucho de sí, se observan en ella numerosos recursos. El que más se hace notar es la sinestesia, es decir, la unión de dos sensaciones que pertenecen a campos sensoriales distintos: TACTO GUSTO OLFATO VISTA OÍDO duro/manotazo −−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−− manotazo golpe/helado−−−−−−−−−−−−−helado−−−−−−−−−−−−−−helado−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−golpe hachazo −−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−−− invisible −−−−−−−−−−−−−−−−−−−− En este mismo terceto, Hernández muestra como ha sentido la muerte: repentina, incesante, invisible, como un rayo, un empujón brutal. No se trata pues de una elegía a una muerte lenta y pesada sino todo lo contrario. Esto lo consigue a través de una adjetivación pesimista, con lo que consigue también la aceleración del ritmo poético. El poeta muestra, creemos, su máxima condolencia en el verso quince, en el que a través de una paradoja hiperbólica dice: y siento más tu muerte que mi vida. El autor hace una metáfora de la muerte con rastrojos de difuntos en el sexto terceto. En el séptimo y último terceto de esta primera etapa encontramos uno de los pleonasmos más famosos de la poesía española: temprano madrugó la madrugada,... Además, se produce en toda la estrofa una anáfora o, como en el cuarto terceto, un paralelismo en la estructura. En el verso veintiuno observamos una curiosa y satírica alegoría para referirse a la muerte prematura de Ramón: temprano estás rodando por el suelo. En esta estrofa habla de lo joven que se llevó la muerte a su gran amigo. En esta primera parte, el autor refleja la duración del dolor a partir de la combinación de dos tiempos verbales: 5 del futuro (versos del uno al siete) al presente (versos del ocho al veintiuno). Según esta otra estructuración, la segunda parte, rebelión, iría desde la estrofa ocho hasta la once. En ella, el autor presenta un estado de emocional de rebelión ante la inevitable muerte en un tono de desesperación. Miguel Hernández está ya más enojado que triste. Ya no tan desolado, sino que muestra su carácter luchador y revolucionario. En el terceto numero ocho hay un paralelismo (o simplemente una anáfora) como en la estrofa anterior. En este terceto encontramos una escondida personificación de la muerte y una antítesis con la vida. En el noveno terceto es deducible una intención de furia y fiereza a partir de una aliteración mediante las palabras: levanto, tormenta, piedra, rayo, hacha, estridente, sedienta, catástrofe y hambrienta. Es impactante la rabia y el dolor contenido del poeta cuando dice: Quiero escarbar la tierra con los dientes, / quiero apartar la tierra parte a parte / a dentelladas secas y calientes. En esta misma estrofa (diez) hay un paralelismo (o anáfora) entre el verso veintiocho y veintinueve. El testimonio del hermano del poeta aclara esta situación: Se consideraban como hermanos. Miguel y Sijé se habían jurado, inclusive, que si uno de ellos llegaba a morir, el otro debería cavar la tumba del amigo desaparecido. Sijé murió muy joven, a los veintidós años. Al saberlo Miguel, vino a Orihuela con la intención de cumplir su promesa. Cuando llegó, Sijé ya había sido enterrado. Miguel, furioso, pretendió exhumar a su amigo y cavarle una nueva sepultura. Nos costó muchísimo disuadirlo de cumplir su proyecto..." Se dice que esta promesa es la que desencadena tal furia en Miguel y de ahí la aspereza de esta publicación tan fantástica e intensa. Del odio pasa a la esperanza sin fundamento, creyendo en la idea utópica y obsesiva de querer liberar a su amigo Sijé de la muerte: Quiero minar la tierra hasta encontrarte / y besarte la noble calavera / y desamordazarte y regresarte. Aquí Sijé ya no se muestra conformista, sumiso, ya no acepta que esta muerte repentina haya sucedido. En el verso treinta y tres hemos encontrado un polisíndeton, es decir, la repetición innecesaria de la conjunción <<y>>. La tercera parte es la llamada de sublimación o resolución del conflicto anterior. En ella, el poeta se expresa con muchísima más sutileza y delicadeza, casi de un modo angelical: por los altos andamios de las flores / pajareará tu alma colmenera. // de angelicales ceras y labores. / Volverás al arrullo de las rejas / de los enamorados labradores. El poeta abandona el odio y adopta una triste sensación de esperanza y nostalgia: Volverás a mi huerto y a mi higuera; Hay una alegoría muy bonita en el catorceavo terceto, en el que usa la expresión la sombra de mis cejas para expresar su tristeza. En las dos últimas estrofas, Miguel Hernández alude a los almendros. Esto se debe a la continuidad con que Miguel y Ramon visitaban los almendros en otoño. Así lo explica el mismo Miguel en una carta a Carlos Fonoll (el panadero): "Quiero ir cuanto antes por ahí; ya estarán los almendros de nuestros campos resplandecientes... Por este tiempo íbamos Sijé y yo el año pasado a verlos juntos, por este tiempo corría yo por la sierra de un lado a otro tirando piedras y bañándome en los barrancos y ahora estoy a esta máquina de escribir que se ríe de mí." En el verso cuarenta y seis, las rosas toman personalidad a modo de metáfora y el último verso es un verso de cierre que, mediante un apóstrofe, se despide definitivamente de su amigo. 6 El poema está plagado de encabalgamientos suaves, aquellos en los que el sentido del verso encabalgante necesita todo el verso siguiente para completarse, por ejemplo, en el primer y segundo verso: Yo quiero ser llorando el hortelano / de la tierra que ocupas y estercolas, Sin embargo, destacaremos únicamente los encabalgamientos abruptos. Hay varios de ellos: el verso siete enlaza el segundo terceto con el tercero y el verso treinta y seis une el duodécimo soneto con el treceavo. La elegía entera está escrita a modo de apóstrofe ya que en todo momento se dirige a su amigo, aún estando muerto, como si este último fuera a leerla. Estructura externa Este bonito poema es una elegía, como ya dice su título, cuya métrica corresponde a dieciséis tercetos encadenados de arte mayor (endecasílabos) de rima consonante. Posee cuarenta y nueve versos, resultado erróneo si la poesía fuese matemática, pero no es así porque incluye un verso final que rima con el segundo verso del último terceto. La estructura de los tercetos encadenados nos gusta mucho porque posee una musicalidad especial, en rimar el primer verso con el tercero, y el segundo con el primero del siguiente (ABA/BCB/CDC) Tema Dolor, tristeza y rebelión. Estas tres palabras son las que, para nosotros, prenden del poema. Es una de las elegías más tristes que hemos leído, llenas de sentimientos contradictorios y pasión. Es, posiblemente, el mayor elogio a la amistad. Sin embargo, debido al carácter revolucionario del autor, la elegía nos ha sugerido también un sentimiento de lucha en grandes dosis. Estilo El poema que estamos tratando es de estilo muy sencillo. Miguel Hernández escribe este poema en un momento en que los sentimientos brotan puros, por lo tanto no escatima en buscar palabras de dificultad alguna, todo lo contrario. Miguel en este poema quiere transmitir proximidad con un léxico claro y cercano ya que el poema esta escrito como la última carta que miguel no pudo enviar a su amigo. Esta es una de las causas por las cuales el poema resulta tan fácil de leer, o más bien, de comprender. El hecho de que esté escrito con la intención de carta hace que el poeta escriba las cosas tal como las siente, sin ninguna intención de querer demostrar en ningún momento cualquier dominio léxico. Todas las palabras que usa Miguel solo quieren llevar a una sola cosa: a introducir al lector en un mundo un tanto tenebroso, en el que la sombra de la muerte cobra importancia. Según la tendencia de la época, el realismo empapa el poema de una manera bastante peculiar. Intenta encontrar la belleza a través de la imagen. Por eso encontramos diversas comparaciones que hacen que el sentimiento que quiere expresar Miguel lo podamos imaginar a partir de una imagen. Un ejemplo es la siguiente imagen: En mis manos levanto una tormenta / de piedras, rayos y hachas estridentes / sedienta de catástrofes y hambrienta. En ella podemos encontrar lo que antes comentábamos, la expresión de un sentimiento a partir de una imagen, en este caso el caos que le ha producido esta muerte a Miguel la compara o lo intenta expresar con la imagen de una tormenta, en la que el viento, las nubes y el caos que hay dentro del fenómeno natural arrasa con todo lo que coge. La muerte de su amigo para el es un símil ya que su muerte ha arrasado aquella ilusión que el poeta tenía por vivir, esa muerte ha hecho que pierda la estabilidad y el poeta se ha hundido en el caos o 7
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