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Escenas de la vida posmoderna, Resúmenes de Sociología

resumen de escenas de la vida posmederna

Tipo: Resúmenes

2020/2021
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Subido el 09/10/2021

clara-ansaldo
clara-ansaldo 🇦🇷

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¡Descarga Escenas de la vida posmoderna y más Resúmenes en PDF de Sociología solo en Docsity! ESCENAS DE LA VIDA POSMODERNA- Beatriz Sarlo 1- Abundancia y pobreza a) Ciudad En primer lugar, hace una comparación con los años 20 y la actualidad, y pone el foco en los centros. Con centros se refiere a esos lugares geográficamente precisos, a los que se acudía desde los barrios durante los fines de semanas, los feriados, como salida nocturna, disfrutar de ciertas calles, avenidas, teatros, cines. Pero ahora de los barrios de clase media No se sale al centro. Las distancias se han acortado porque la gente ya no se mueve por la ciudad. Por ejemplo, los barrios ricos han configurado sus centros propios, más limpios, más ordenados, mejor vigilados con mayores ofertas materiales y simbólicas. En segundo lugar, ir al centro no es lo mismo que ir al shopping center. El shopping es un simulacro de ciudad deservicios en miniatura, donde todos los extremos de lo urbano han sido liquidados: la intemperie, los ruidos, pancartas, letreros, afiches, monumentos, señalizaciones de tránsito, entre otras cosas que son la marca de una identidad urbana. Luego de haber mencionado el shopping center, hace una curiosa comparación con una cápsula espacial. Menciona que el shopping es una cápsula acondicionada por la estética del mercado. La constancia de las marcas internacionales y de las mercancías se suman a la uniformidad de un espacio sin cualidades. Como en una nave espacial, es posible realizar todas las actividades reproductivas de la vida: se come, se bebe, se descansa, se consumen símbolos y mercancías. Además, se pierde con facilidad el sentido de la orientación. Aunque carece de importancia, ya que el shopping tiene que caminarse con la decisión de aceptar, aunque no siempre, las trampas del azar. Si es un buen shopping, responde a un ordenamiento total, pero, al mismo tiempo, debe dar una idea de libre recorrido: se trata de la ordenada deriva del mercado. Es difícil perderse en un shopping ya que no está hecho para encontrar un punto. Es una cápsula donde, si bien es posible no encontrar lo que se busca, es completamente imposible perderse. Como una nave espacial, el shopping tiene una relación indiferente con la ciudad que lo rodea: esa ciudad siempre es el espacio exterior, bajo la forma de autopista con villa miseria al lado, gran avenida, barrio suburbano o peatonal. En el shopping no sólo se anula el sentido de orientación intema, sino que desaparece por completo la geografía urbana. El día y la noche no se diferencian, el tiempo no pasa o el tiempo que pasa también es un tiempo sin cualidades. La ciudad no existe para el shopping, que ha sido construido para reemplazar a la ciudad. Por eso, el shopping olvida lo que lo rodea. Se incrusta en un vacío de memoria urbana porque representa las nuevas costumbres y no tiene que rendir tributo a las tradiciones. El shopping es todo futuro: construye nuevos hábitos, se convierte en un punto de referencia, acomoda la ciudad y acostumbra a la gente a funcionar en el shopping. Puede descubrirse un "proyecto premonitorio del futuro”, shoppings cada vez más extensos que no sea necesario abandonar nunca. Además, la ciudadanía se construye en el mercado y, en consecuencia, los shoppings pueden ser vistos como los monumentos de un nuevo civismo (arqueología del capitalismo en su realización más plena). Volviendo a la primera idea, el shopping ofrece su modelo de ciudad de servicios miniaturizada, que se independiza soberanamente de las tradiciones y del entomo. Posee un aire irreal, ya que es construido de forma rápida, sin marchas y contramarchas, correcciones ni destrucciones. Por eso podemos decir que la historia está ausente, y cuando hay algo de esta, no se plantea el conflicto entre la resistencia del pasado y el impulso del presente. La historia es usada para roles serviles y se convierte en una decoración banal. Por eso, el shopping sintoniza perfectamente con la pasión por el decorado de la arquitectura llamada posmoderna. Además, al shopping no le interesa que haya historia ya que, si las huellas de la historia fueran demasiado evidentes y superaran la función decorativa, el shopping viviría un conflicto de funciones y sentidos. A este solo le interesa su propio proyecto. El shopping es un artefacto que se adapta perfectamente a la hipótesis del nomadismo contemporáneo: cualquiera que alguna vez haya usado un shopping, puede usar otro en cualquier parte del mundo sin importar la lengua o las costumbres. Las masas temporariamente nómadas que se mueven según los flujos del turismo encuentran en el shopping la dulzura del hogar, donde se borran los contratiempos de la diferencia y del malentendido. También cuenta con puntos de referencia que son universales: logotipos, siglas, letras, etiquetas, que no requieren que sus intérpretes estén afincados en ninguna cultura previa o distinta de la del mercado. Por esto, el shopping produce una cultura extraterritorial de la que nadie puede sentirse excluido. Ni siquiera hablando en el aspecto económico, ya que cualquiera puede ir y es donde se ven los contrastes de ricos y pobres en un mismo lugar, aunque quizás no coincidan en horarios del día por los que se maneja cada sector social de la población. En cuanto a los más jóvenes, se ven encantados por este lugar ya que es un lugar en donde no falta nada. Las marcas y etiquetas que forman el paisaje del shopping reemplazan al elenco de viejos símbolos públicos o religiosos que han entrado en su ocaso. Para finalizar, cabe destacar que el shopping presenta el espejo de una crisis del espacio público donde es difícil construir sentidos; y el espejo devuelve una imagen invertida en la que fluye día y noche un ordenado torrente de significantes. b) Mercado Somos libres. Cada vez seremos más libres para diseñar nuestro cuerpo. La cultura sueña, somos soñados por los íconos de la cultura. Cada uno de nosotros encuentra un hilo que promete conducir a algo profundamente personal en esa trama tejida con deseos absolutamente comunes. La inestabilidad de la sociedad moderna se compensa en el hogar de los sueños. La cultura nos sueña como un cosido de retazos. Las identidades han estallado. En su lugar no está el vacío sino el mercado. El mercado unifica, selecciona y produce la ilusión de la diferencia a través de los sentidos extramercantiles que toman los objetos obtenidos durante el intercambio mercantil. Hoy el sujeto que puede entrar en el mercado, que tiene el dinero para intervenir él como consumidor, es una especie de coleccionista al revés. En lugar de coleccionar objetos, colección actos de adquisición de objetos. Sabe que los objetos que adquiere se desprecian desde el instante mismo en que los toca con sus manos. Una vez adquiridas, las mercancías pierden su alma. Para el coleccionista al revés, su deseo no tiene objeto que pueda conformarlo, porque siempre habrá otro objeto que lo llame. En el polo opuesto están máquina, lo cual quiere decir no vencer a alguien teóricamente igual si no algo realmente diferente. e El “efecto tugurio” tiene, sin embargo, también algo de casino: cada jugador está aislado para definir su destino en un combate singular con la máquina, y es a la máquina, no a los otros, a la que le demuestra su destreza, su picardía, su arrojo, su velocidad. e El “efecto tugurio” tiene que ver también con la presencia minoritaria de mujeres. Como sea, las mujeres son pocas y nadie las mira. No se las ignora porque sean mujeres, sino porque el hábito induce a cruzar la menor cantidad de miradas sobre los espacios reales: los espacios reales embotan la mirada y le hacen perder la agudeza y el foco cercanísimo necesarios para ver bien los espacios de las pantallas Las máquinas están más allá de todo lo dicho. En verdad, son un ensamblaje de elementos de temporalidades diferentes: las palancas y los botones de control permanecen a la era de la mecánica; las pantallas, a la de digitalización de imágenes y sonidos. 3- Culturas populares viejas y nuevas El interés de las culturas populares es contemporáneo al momento de su desaparición. Antropólogos, historiadores, sociólogos, críticos, estudian algo que ya casi no existe. No hay culturas campesinas incontaminadas, salvo en regiones extremadamente pobres donde el capitalismo se ha dedicado solo al usufructo y la destrucción. Las culturas urbanas son una mezcla dinámica, un espacio barrido por los vientos de los mass-media; lo que, en algunos países, fue cultura obrera ha sido contaminado por las transformaciones productivas, los sindicatos de nuevo tipo, el desempleo, la conversión de miles de obreros en empleados de servicios . No existen más las “culturas populares” en estado puro. «Hibridización», «mestizaje», «reciclaje », «mezcla» son las palabras que se usan para describir el fenómeno. Los sectores populares ya no viven limitados al espacio físico del barrio, de la villa miseria o de la fábrica. El hermetismo de las culturas campesinas, incluso la miseria y el aislamiento de las comunidades indígenas, ha sido roto, los indígenas han aprendido que, si quieren ser escuchados en la ciudad, deben adaptarse . Vestidos con sus trajes tradicionales modernizados por el nylon y el jean, calzando zapatillas y protegiendo sus sombreros con bolsas de plástico, protestan en la plaza Las culturas populares ya no escuchan, como privilegiada voz externa, a las autoridades tradicionales (ej:iglesia). La escuela, empobrecida material y simbólicamente, no sabe cómo hacer para que su oferta sea más atractiva que la de la cultura audiovisual. Donde llegan los mass-media, no quedan intactas las creencias, los saberes y las lealtades, es decir, todos los niveles culturales se reconfiguran cuando se produce un giro tecnológico de la magnitud implicada en la transmisión electrónica de imágenes y sonidos. A pesar de todos los cambios, seguimos estando lejos de ser el reino de la independencia y la igualdad simbólica. Los mass- media erosionan los viejos poderes, pero les cuesta sentar las bases para la construcción de nuevos poderes autónomos. La cultura de los medios convierte a todos en miembros de una sociedad electrónica que se presenta imaginariamente como una sociedad de iguales. En apariencia, no hay nada más democrático que la cultura electrónica, cuya necesidad de rating la obliga a digerir, sin interrupciones, fragmentos culturales de los orígenes más diversos. En los medios, todo el mundo puede sentir que hay algo propio y, al mismo tiempo, todo el mundo puede fantasear que lo que los medios le ofrecen es objeto de apropiación. Los miserables, los marginados, los simplemente pobres, los obreros y los desempleados, los habitantes de las ciudades y los campesinos, encuentran en los medios una cultura donde cada cual reconoce su medida y cada cual cree identificar sus gustos y deseos. Este consumo imaginario (en todos los sentidos de la palabra imaginario) reforma los modos en que los sectores populares se relacionan con su propia experiencia, con la política, con el lenguaje, con el mercado, con los ideales de belleza y salud. Es decir: todo aquello que configura una identidad social. Muchas comunidades han perdido su carácter territorial, las migraciones trasladan hombres y mujeres a escenarios desconocidos donde los lazos culturales, si se reimplantan, lo hacen en conflicto con restos de otras comunidades o con los elementos nuevos de las culturas urbanas.Y ahi los medios de comunicación actúan, aunque los medios también tienden puentes y generan un nuevo tipo de globalidad. Vivimos en la era del individualismo , que surge en el terreno de la mas inclusiva comunidad electrónica . Aun asi las grietas que en el pasado separaban diferentes comunidades , no desaparecen ya que aunque se hayan ablandado, son demasiado poderosas. Hoy la cultura juvenil es una dimensión dinámica , tiende a ser universal y atraviesa las barreras entre clases y naciones. El único obstáculo eficaz contra la homogeneización cultural son las desigualdades económicas, todos los deseos tienden a parecerse pero no todos tienen las mismas oportunidades de realizarse. Las culturas populares se han vuelto borrosas, se esfumaron los perfiles más estables que diferenciaban a las elites. La universalización imaginaria del consumo material y la cobertura total del territorio por la red audiovisual , no terminan con las diferencias sociales. Esto lo podemos ver con el caso de la lengua hablada, durante décadas la lengua “correcta” fue un ideal de las escuelas que hoy ha desaparecido porque la escuela no está en condiciones de transmitir ningún ideal. Hoy todos hablamos igual, hasta se escuchan discursos de presidentes con un lenguaje típico popular. La escuela atraviesa una crisis económica, en la mayoría de los países de Latinoamérica, la escuela pública es un lugar de pobreza simbólica, y esta cuestión no pasa solo por las condiciones materiales de equipamiento. La escuela podría beneficiarse de las destrezas adquiridas por los alumnos de esta era, por ejemplo, la agilidad adquirida de videojuegos o la capacidad de comprensión y rapidez a la hora de responder mensajes de texto. Los sectores populares no poseen ningún recurso que reemplace lo que una escuela en crisis no pudo darles. Estos sectores no tienen una espontaneidad cultural más subversiva , ni más sabia que la de otras fracciones de la sociedad. Si se quiere crear condiciones para el despliegue libre de diferentes niveles culturales de la sociedad, se debe garantizar el acceso a fuerte escolaridad y posibilidades de elegir entre diferentes ofertas audiovisuales, que disputen con la oferta de los medios capitalistas.
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