¡Descarga Estándares 42 y 50 Historia de España. y más Apuntes en PDF de Historia de España solo en Docsity! Estándar 50. Desarrolla los principales problemas de la agricultura y las medidas impulsadas por Carlos III en este sector. En 1759, España estaba regida por Carlos III, el rey de Nápoles entre 1734 y 1759, quién tras morir su hermano Fernando VI sin descendencia directa, regresó para ocupar el trono español. Carlos III inició una política reformista inspirada en la Ilustración, por ello se le reconoce como déspota ilustrado. Para llevar adelante su programa de reformas, se propuso una serie de medidas encaminadas a la modernización y la racionalización del Estado que comprendía reformas sociales, culturales y económicas. Con respecto a las reformas sociales, se apoyó la creación de las sociedades económicas de “Amigos del País”. La primera sociedad se creó en 1765 por el conde Peñaflorida, acto seguido, estas aparecieron por todas las provincias para estudiar sus situaciones, fomentar la agricultura, comercio e industria, publicar libros extranjeros y difundir ideas. En cuanto a reformas culturales, aparecen cambios en la educación como son las enseñanzas universitarias y medias, la creación de escuelas de arte y oficios, ligadas a conocimientos prácticos y se impulsó la obligación de la educación primaria. Además, se promueve la fundación de academias dedicadas a las letras y las ciencias. En el campo económico, aportaron diversas soluciones como limitar los privilegios de la Mesta, colonizar nuevas tierras e impulsar proyectos de reforma agraria, aumentando así el número de propietarios y arrendatarios, destacando la creación de bienes y de capitales. La agricultura, fue considerada el mayor problema de la economía española debido a las nuevas ideas de que la tierra y la agricultura eran la principal fuente de riquezas de un país. Además, critican el régimen señorial y las formas propuestas por la iglesia, mayorazgos o la propiedad comunal. El expediente de la Ley Agraria (1794), elaborado por Jovellanos, recogía una serie de problemas de la agricultura del siglo XVIII y una propuesta de soluciones. Por aquel entonces, la agricultura era una fuente esencial de riqueza y aquello a lo que se dedicaba el 80% de la población. La posesión de tierras otorgaba rentas y poder, pero la mayor parte de la tierra estaba amortizada, por lo que no se permitía comprar ni vender, dando lugar así a lo que llamamos “manos muertas”. Así sucede con las propiedades de la Iglesia, los Ayuntamientos y los nobles, quienes recibían además, una gran parte de la producción obtenida por los campesinos. La institución del mayorazgo consistía en el derecho de vincular los bienes al título nobiliario y a la familia, de tal forma que el heredero podía administrar los bienes y gozar de ellos. En el siglo XVIII, el mayorazgo estaba vigente entre nobles y plebeyos. En el norte de la Península, existía un cierto número de agricultores campesinos propietarios de manera arrendatario o jornalero, debido a que su condición variaba según la zona o el tipo de contrato. En Galicia y Asturias, debido a la falta de tierras, se originó una subdivisión de foros que ocasionó un problema de minifundismo, debido a la insuficiencia de ésta para mantener una familia. Por otro lado, en Cataluña, se dedicaban al arrendamiento de por vida, mientras que en Castilla y Andalucía, los latifundios pertenecían a la nobleza y clero, por lo que eran arrendamientos cortos y con muchos jornaleros. En diferentes zonas de la península, aparecieron nuevos cultivos americanos como la papa, el aguardiente, el vino y el millo.