¡Descarga ficha lectura casa de muñecas, ibsen y más Apuntes en PDF de Literatura solo en Docsity! FICHA DE LECTURA, 5 Nombre: Ángel Laguna Ocaña Autor, Título, Fecha de la 1ª edición IBSEN, Henrik. Casa de muñecas, 1879. Referencia bibliográfica completa de la edición utilizada IBSEN, Henrik. Casa de muñecas, La dama del mar. Edición de Mario Parajón. 3ª edición 2008. Espasa Calpe, 194 páginas (Colección Austral Teatro; 490). ISBN: 978-84-670-2391-6. Breve introducción sobre el autor 1828-1906. Cuestionó la sociedad noruega, dominada por los valores victorianos. Y en su deseo de alejarse del ambiente luterano, viaja a los 36 años a Roma e inicia un exilio voluntario en diversos países. Con cincuenta años era un dramaturgo reconocido internacionalmente. Regresa en 1891 a Noruega. Su obra parte de un cuestionamiento de la moralidad social, para adentrarse en la vida interior del individuo. Resumen de la obra La obra narra la llegada de Nora, esposa amante y madre “feliz”, a un punto de inflexión vital que le llevará a abandonar hogar y familia en busca de la verdad de sí misma y de cuanto le rodea. Una deuda contraída en el pasado con un prestamista para poder salvar a su marido, va a ser utilizada por el usurero para extorsionarles. Nora descubre que su sacrificio y entrega se dieron por sobreentendidos, pero que su esposo, el hombre, podrá ser egoísta y mezquino en el afán de conservar su posición antes que batirse por Nora y su amor. Fragmento seleccionado y justificación de la elección “Nora: lo que te digo, Torvaldo. Cuando estaba al lado de papá, él me exponía sus ideas, y yo las seguía. Si tenía otras distintas, las ocultaba; porque no le hubiera gustado. Me llamaba su muñequita, y jugaba conmigo como yo con mis muñecas. Después vine a tu casa. Helmer: empleas unas frases singulares para hablar de nuestro matrimonio. Nora: quiero decir que de manos de papá pasé a las tuyas. Tú lo arreglaste todo a tu gusto, y yo participaba de tu gusto, o lo daba a entender; no puedo asegurarlo, quizá lo uno y lo otro. Ahora, mirando hacia atrás, me parece que he vivido aquí como los pobres… al día. He vivido de las piruetas que hacía para recrearte, Torvaldo. Pero entraba eso en lo que te proponías. Tú y papá habéis sido muy culpables conmigo, y tenéis la culpa de que yo no sirva para nada. Helmer: eres injusta, Nora; e ingrata. ¿No has sido feliz a mi lado? Nora: ¡No! Creí serlo, pero no lo he sido jamás. Helmer: ¡Que no… que no has sido feliz! Nora: no, estaba alegre, y nada más. Eras amable conmigo… pero nuestra casa solo era un salón de recreo. He sido una muñeca grande en tu casa, como fui una muñeca pequeña en casa de papá. Y nuestros hijos, a su vez, han sido mis muñecos. A mí me hacía gracia verte jugar conmigo, como a los niños les divertía verme jugar con ellos. Esto es lo que ha sido nuestra unión, Torvaldo”. Es el clímax de la obra, cuando Nora, totalmente decepcionada con la reacción de Helmer tras el intento de extorsión del usurero, toma una decisión radical e inmediata, valiente y coherente con las palabras llenas de verdad y conciencia de este fragmento y lo que sigue. No habla de libertad, pero atreverse al ejercicio de conocerse y conocer cuanto le rodea, de educarse, sin convencionalismos ni trabas, le hará libre y con presencia realmente: como persona y como mujer en un mundo que la ningunea, excluye y tapa. Valoración personal Casa de muñecas o Un enemigo del pueblo son de esas obras que, más que leer, deberían ir a verse al teatro, como terapia, como recordatorio de la importancia de algunos valores que son los que verdaderamente pueden hacernos libres: justicia caiga quien caiga, compromiso responsable personal y social, verdad por encima de filias y fobias. La expresión de Ibsen no es exaltada ni heroica en un sentido trágico, pero transmite realidad. Su escritura es sencilla, y el planteamiento que hace de la obra permite claridad y un perfecto entendimiento de la problemática que plantea, sin posibles interpretaciones divergentes. Además, su trabajo en procurar escribir lo que la obra necesita a tal fin, hasta el punto de sustraerle todo lo superfluo, incluso la poética que podría acompañar diferentes pasajes, dice mucho del mensaje que el autor se esforzaba en transmitir (más allá de que yo como lector pueda preferir otro tipo de escritura).
