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a hipótesis, cun sacadas cuestiones cronológicas ad ser algo más que
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ón están por resolver, pero la suposición de que los estucos de LS y étnicas que
arra están inspi
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zados en los A pri es bastante aceptable. La cuestión es má :
enel terreno de las cb 1 ustriales, pero se ha demostrado que al 5 complicada
ovaciones técnicas e las cerámicas estuvieron influidas por los A de las in-
el reflejo metálico aparece lo mismo en la cerámica que en el vidrio ia pda
a sobabilidad de que existan otras influencias en las cerámicas del Ma
tan claramente demostrada. Pero esto quizá se deba a que todavía no se han estudi
la-
suficientemente, pues estas trans osiciones eran corri - ,
E islámicas posteriores. E omentes cos mo
El segundo aspecto del arte islámico primitivo que justifica el estudio de la o
mentación CON independencia de la técnica es la nueva y extraordinaria E
del estuco. Su utilización como técnica de decoración arquitectónica no es nueva.
Desde la época de los partos en adelante fue una de las técnicas más características
del arte iraní, y se utilizaba para recubrir la modesta albañilería de ripios que se utili
zaba en la mayor parte de Irán y Asia central. A veces estaba pintado, pero más a me-
nudo estaba tallado o modelado con diseños variados. El estuco también se conocía
en el Mediterráneo, pero al parecer se empleaba principalmente para usos secunda-
rios, como reparaciones O terminaciones rápidas de trabajos inacabados y, en particu-
lar, existe muy poca escultura, de cualquier tipo, en estuco, Una de las principales
consecuencias del equilibrio introducido por el Islam entre las distintas regiones fue
la propagación rápida y repentina del estuco desde Iraq e Irán a todo el mundo mu
sulmán. Los extensos nuevos programas de construcción requerían medios rápidos
de edificación y decoración; la conquista total del mundo iraní puso a disposición
de los príncipes musulmanes el gusto de esta región y gran cantidad de e ex
pertos en las técnicas iraníes. Pero la importancia primana del estuco reside en algu:
nas de sus propiedades. Su economía hizo de él una técnica accesible a todos, y Pre:
que podía proporcionar los
senta un interesante paralelismo con las cerámicas en > 1
E . ES ía utilizarlo
efectos que se deseaban en cualquier nivel social. Su flexibilidad puta a e
Para una escultura de bulto de tamaño natural o e e y trans
Portancia en un capitel roto. Se prestaba a ser coloreado. Po! e iaiae
A Ed verdade: :
'ormado en una variedad de maneras Casi A e izarse para introducir y
tante no es 1 4 ino el s
1 la versatilidad del estuco, sino el que E continuar temas Y
ee simentar diseños recientemente importados y AA los monumentos
e locales. A lo largo de casi toda la historia del px ces Una tercera y más PA
decoración de estuco aparecen como museos ERA técnica de decoración
Tadójica propieda: al mismo tiempo late diente de las
JICa Propiedad del estuco es que era Por un lado era in e or
Mquitectónica más lib diente
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arquitectónicas en las que se colocaba; P 2d lado era también muy de
Mecenas o un artista pudiera desear: Pero po! pao arquitectónico:
Porque casi nunca se producía sin un sopo' sl
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arte
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¿ pd do grupo de motivos consta de diseños das
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e E Éstos pueden ser simplemente Un marco para otro tipo de E como
geom ser un diseño completo, como ocurre frecuentemente en ARTO
Ein Ñ MOSAicos O venta.
pu e estos temas geométricos se pueden proponer dos hipótesi enta
z E, 'S Muy arriesgad
pas. QU al igual que sucede con la ornamentación vegetal, casi todos 6 a
Una les de diseño se encuentran en el arte previslámico, y que la elaborada sá
-tomtificab! ;
de los estucos de Jirbat al-Mafchar y Qasr al-Hayr Oeste es una traslación 4 un
E guevo de temas bastante comunes en los Mosaicos. La otra es que, en casi to-
pe los casos, la característica principal del diseño geométrico es una tensión entre
na unidad completa y otra rota. En otras palabras, el más diestro de los creadores
trataba de evitar que la unidad o unidades que utilizaba en su diseño —ya fuese un
atrón basado en la intersección de líneas rectas, en círculos o en combinaciones de
circulos y líneas rectas — fuesen totalmente visibles y explícitas. A menudo las deja:
basin terminar, O combinaba motivos próximos de alguna forma nueva. Aunque en
principio trabajaban sólo con una regla y un compás, intentaban, en la medida de lo
posible, evitar la rigidez de una composición puramente geométrica y a veces logra-
ban un resultado bastante espectacular, como ocurre en algunos de los mosaicos de
Jirbat alMafchar o en los mármoles tallados de Córdoba.
El tercer grupo de motivos es de una categoría miscelánea que, tras un estudio
más amplio, podrá ser definido con mayor exactitud o incorporado a cualquiera de
los dos primeros grupos. Existen todo tipo de motivos, como rayados o punteados
en las cerámicas, o ciertos diseños de rebordes en los estucos de Jirbat al-Mafchar, a
los que hasta el momento no se ha podido encuadrar dentro de una categoría defi-
nida. En las iluminaciones de los manuscritos y en los bronces aparece el motivo de
una arcada, que puede ser meramente ornamental, pero que también pudiera tener
un claro significado iconográfico, como ocurría con las tablas de la ley en el arte cris-
tiano. La misma incertidumbre acompaña el significado de los animales y de los oca:
sionales seres humanos que, total o parcialmente, aparecen en algunos diseños.
. Nose puede llegar a entender correctamente la ornamentación islámica sin estu:
díar detalladamente las variantes regionales, sociales y temporales de las técnicas de
E motivos. Para los objetivos de este capítulo nos hemos pa a ie
ración arquitetónica, que es la que proporciona mayor número de ej A p a
Sue descripción de unos cuantos monumentos característicos va seguida de u
CIÓN más extensa.
inemos en primer lugar dos fragmentos de estuco de Qasr al Hayr eS
(fi, 102) y de Ji P “8; ee simple panel rectangular
*contrado . Jirbat al-Mafchar (fig. 103). El primero ab pa e de paneles s
tados sg Se Una de las torres de la fachada. del parte e iadabls lle
5 de hojas Po ea o e E UE ed divide el campo en una
Serie de *ónba: ma de corazón y dispuestas en cd as. con rosetas de compost
Cn central y rectangulares cuyo interior se ha : Et erdedor de un eje vet
- Noe sab, ¿on elementos florales artificiales or nn pOr distribuidas, POr
Que el Panel Cuántas unidades diferentes había ni com de pequeños fragmentos.
se ha reconstruido a partir de un gran número
fiesta
que sólo se pueden
233
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L ccre en un panel similar dividido en y
por otras circulares; los intersticios se han
ta. Las unidades circulares contienen OSEtas A
“ones de medias palmetas; las tetralobulares
Entes que semejan árboles y que terminan en ra
e «lizando al parecer otivos de forma e
he Ne obre fachada de Mshatta (figs. 104-107). Como le
* necesario mencionar Unas Cuantas características
e de la fachada del palacio está esculpida una
altura) enmarcada por molduras de elaborada decora
de esta larga banda es una serie de veintiocho trián.
“estos elementos aparecen claramente como triángulos E
'no se llegó a terminar, porque lo que se proyectó fue
hubiera dividido la superficie en cincuenta y seis zonas
alternativamente en sus bases y en sus vértices. Cada
rosetón en alto relieve que contiene un grupo de dise
lel espacio contiene diferentes composiciones en las que
con círculos separados y, ocasionalmente, anima
hay animales en el lado del edificio que corresponde
podría dar un significado iconográfico negativo.
culpido del siglo x, situado cerca del »mibrab en Córdoba
como ejemplo del arte del mundo islámico occidental. El
narcado por un reborde de hojas y tallos apenas perceptibles,
de diseño ondulante alrededor del objeto. En el centro, un
semejante a un tronco, sirve como eje y generador de un
s, hojas y cálices enteros y partidos, que cubre el resto del
tercer estilo, el llamado biselado, en Samarra (fig. 119), la repet-
cos cortes oblicuos ha anulado la naturaleza originariamente
de decoración. En un grupo de maderas talladas egipcias
» a intervalos regulares, aparece una profunda muesca, se ut
: rs fragmentos, por ejemplo los estucos de Nisl*
ee vaniedades de cerámicas, son también ejemplos apropiados pañi
os ción (figs. 130, 25, 27),
e halla e la unidad visible de diseño —vegetal, geométrico 0 de
sido IE subordinada a diversos principios abstractos:
ens Bo? Convertirse en vehículo para la expresión de algo
de e lugar, cada objeto o muro se recubre totalmé”
la decos ste es el famoso horror vacui por el que tan a M9"
decoración islámica M3 Pod es
len ca. Más exactamente, la relación que 4,
: s entre e fondo sobre el que, 0 mr
o la reemplazado por un contraste en
A o está en bario, como en SamarTa a
tre fi dos. Segundo, la omamentación se defin* fre
de que como una suma de formas. e los
eE PIGSar en términos geométricos, y cada uno defi
te la escultura de Qasr al-Hayr— puede
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te el Islam se limitó a ampli
sat sopresa algo que, alar, complicar
“clámico, a una so. técnica utilizad. E > limitado
ero Pro lo de este modo, el Islam le eb Palacios y Casas particulares.
Al Porque una ornamentación arbitraria, que FM lar: la inesta
pilidad. de comparar (+ que separa la superfici
umento, se puede ¡parar con una piel que se puede qu; e del resto del
: E :
pr que cambian las necesidades o los gustos. La in Juitar y cambiar a me-
compleja. Se sabe que, en tiempos posteriores, el constructor 2 a era más
cpento y SU decorador eran una misma persona; si esto ocurría pcia A monu-
"mica primitiva (como sucedía, por ejemplo, en el caso de los ceramistas) h
asumir que el propio artesano tenía una especie de visión doble y parcialm ay que
tradictoria del monumento terminado. También aparece en una época bas ci con-
a una correlación entre determinadas formas y diseños. Por ejemplo, 1 te tem-
o intradoses de la Cúpula de la Roca no comparten las mismas os Ec
cualesquiera que sean las complicaciones introducidas, el punto general de un de
ño arbitrario, ampliamente independiente de la superficie sobre la que se colocab
es una generalización válida sobre la ornamentación islámica primitiva. 5
Sobre las razones de este particular aspecto de la ornamentación musulmana
E sólose pueden hacer especulaciones. Probablemente el gusto musulmán estaba afec-
tado por el carácter móvil de los tejidos y las alfombras; el origen nómada de los ára-
bes y, posteriormente, de los turcos pudo haber seguido estando presente en la uti-
lización y divulgación de una técnica iraní precisa. Sin embargo debemos desconfiar
de tales argumentos: el espíritu o el orgullo nómada, aunque ocasionalmente estu-
vieran presentes, de una manera romántica, entre los poetas y en la organización so-
cial E s Ñ ]
de las ciudades, no estaban dentro de la comente del etos musulmán medieval.
Pero quizá la aversión de una gran parte del Islam urbano primitivo a utilizar en su
totalidad las formas y modos estéticos del mundo conquistado, condujo a una apa-
rición automática, casi subconsciente, de formas y usos más primitivos y cultural-
mente diferenciados.
Antes de ocuparnos de otras interpretaciones posibles merece la pena hablar nue-
vamente de un monumento realmente singular, en el que se encuentran casi todas
las características de la omamentación, aunque con un rasgo característico impor
tante: el mausoleo samaní de Bujara, del siglo x (figs. 24, 76). Arquitectónicamente
con el que está construido constituye también su medio de decoración. Sus diseños
en están todos de acuerdo con los principios que hemos pci Y ener can
Frio presenta una superficie suntuosa y, al mismo tiempo, 162 0 E de cono"
arrollada. El aspecto más significativo de este primer ejemplo delo que ed.
Cerá como “esti e : términos arquitectónicos
omo “estilo ladrillo” es que fue un intento de llevar a ción arbitraria de su-
UN gusto ze : tas
sto que se había desarrollado primero como ornamen! $ inuó este
cie. El período siguiente del arte islámico, especialmente en [rán tarde esta
era. y algunas de sus obras maestras más importantes $e A
e «e islámica primiti-
va has rev de las características más notables de la ome, porencil pe
eta mi : , motivos geo" 4 a
o can deny ati q
CO por tres razones. Una, que su abstracción no € como
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