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Causas de la Extinción de Especies: Fragmentación de Hábitats y Exóticas, Apuntes de Psicología

Este documento discute las causas de la extinción de especies, con énfasis en la pérdida de hábitats y la proliferación de especies exóticas. El texto explica cómo la fragmentación de hábitats afecta a la existencia de flora y fauna, altera procesos ecológicos y aumenta el riesgo de extinción. Además, se aborda el tema de la sobreexplotación de especies silvestres y la importancia de establecer un uso sostenible de ellas. Se recomienda leer sobre la extinción de especies: qué es, causas y consecuencias.

Tipo: Apuntes

2021/2022

Subido el 30/10/2022

Frailin09
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¡Descarga Causas de la Extinción de Especies: Fragmentación de Hábitats y Exóticas y más Apuntes en PDF de Psicología solo en Docsity! Fragmentación de hábitats Actualmente se estima que el 20% de las especies de animales se encuentran en peligro de extinción, siendo los peces y anfibios las clases de animales más amenazadas. Las causas que conllevan a la extinción de especies son múltiples, pero en resumidas cuentas la pérdida de hábitats debido a cambios en el uso del suelo contribuye severamente a la extinción de especies. En tanto, los procesos de fragmentación de hábitats colaboran en la pérdida de hábitats y, como consecuencia, no solo las especies animales se ven vulneradas, sino también las especies vegetales. Qué es la fragmentación de hábitats Comenzaremos este post desarrollando de qué se trata la fragmentación de hábitats. Se denomina fragmentación de hábitat al proceso degradativo en el cual un área extensa y continua de un hábitat se reduce y, como resultado, queda divida en dos o más fragmentos. La fragmentación del hábitat conlleva, indudablemente, a una pérdida de hábitats para la biodiversidad aumentando así sus vulnerabilidades y riesgo a la extinción. Los efectos de la fragmentación de hábitats en la biodiversidad, dependen fundamentalmente de la forma del fragmento y de las distancias existentes con otros fragmentos. En tanto, aquellos fragmentos que se encuentran aislados de otros fragmentos y cuya forma presenta una gran proporción borde/área, aumentan considerablemente el riesgo de extinción de las especies puesto que altera sus procesos ecológicos, como la interacción con otros ejemplares, búsqueda de alimento, apareamiento, etcétera. Un ejemplo de fragmentación de hábitat sucede en el Bosque Chaqueño en Argentina, en el cual el ecosistema está profundamente fragmentado producto de cambios en el uso del suelo para llevar a cabo actividades antrópicas. Estudios sugieren que la fragmentación del Bosque Chaqueño ha disminuido la riqueza de insectos polinizadores nativos que polinizan precisamente a las especies vegetales nativas, mientras que las abejas exóticas se han visto favorecidas por los efectos de la fragmentación. Otro ejemplo ocurre en la Cordillera Cantábrica en España, donde los hábitats se ven fragmentados por la construcción de carreteras y aperturas de pistas forestales. El oso pardo cantábrico (Ursus arctos arctos) está particularmente afectado por este proceso de pérdida de hábitat ya que requieren extensas áreas para vivir. Para que tengas más conocimiento de base para entender mejor este tema, te aconsejamos leer también este otro post sobre Qué es el hábitat. Causas de la fragmentación de hábitats El proceso de fragmentación de hábitats está más bien ligado al desarrollo de las actividades humanas. En el siguiente listado desarrollaremos las causas que provocan la fragmentación de hábitats. Extensión de la frontera agrícola-ganadera: la intensificación de la agricultura y ganadería provocan una homogenización del paisaje reduciendo la superficie de hábitats naturales. Aprovechamiento del recurso forestal: el uso del recurso forestal, principalmente el uso del recurso maderero, provoca una fragmentación de hábitats en los bosques, como así también la deforestación para establecer plantaciones forestales de especies introducidas. Desarrollo de la urbanización: con el incremento de la población a nivel mundial, las urbanizaciones están aumentando en tamaño, desarrollándose a costa de los hábitats de las especies. Infraestructura del transporte: la construcción de rutas, caminos y líneas ferroviarias es una de las principales causas de la fragmentación de hábitat. Infraestructura en los cursos de agua: represas, azudes y embalses construidos sobre los cursos de agua representan una barrera física para las especies piscícolas dividiendo su hábitat en dos o más partes. Te recomendamos leer este otro artículo sobre Qué es impacto ambiental negativo y positivo con ejemplos. Fragmentación de hábitats: qué es, causas y consecuencias - Causas de la fragmentación de hábitats Consecuencias de la fragmentación de hábitats Como hemos visto en el apartado anterior, son muchas las causas que favorecen la fragmentación de hábitats. Lamentablemente, también son muchas las consecuencias que surgen a partir de este proceso degradativo. A continuación desarrollaremos cada una de ellas: En principio, los efectos biológicos de la fragmentación de hábitats ponen en jaque la existencia de especies de flora y fauna, aumentando el riesgo de extinción de estas. Esto se debe a que la fragmentación del hábitat acelera la reducción del tamaño poblacional de las especies y, en consecuencia, las poblaciones más pequeñas quedan vulnerables a problemas genéticos, como la endogamia. Asimismo, un hábitat fragmentado altera los procesos ecológicos de las especies ya que impide la dispersión y migración de especies, las interacciones entre ejemplares, la reproducción, altera las redes tróficas, entre otras implicancias. Te recomendamos leer este otro artículo sobre la Extinción de especies: qué es, causas y consecuencias. Por otro lado, la fragmentación del hábitat potencia el efecto de borde, esto es un aumento de la proporción del borde o perímetro del fragmento con respecto El Informe propone el uso de instrumentos de política que aseguren una distribución justa y equitativa de costos y beneficios de estas especies. Asimismo aborda la explotación de especies silvestres para cubrir necesidades humanas y repasa el comportamiento del norte y del sur global. Es en el sur, donde el 70% de las personas pobres depende de estas especies, donde el uso insostenible se agudiza. Las poblaciones rurales explotan especies silvestres que ya se encuentran en riesgo. Por “la ausencia de alternativas complementarias”, dice Jean-Marc Fromentin quien copresidió la evaluación junto con Marla R. Emery y John Donaldson. Una de cada cinco personas depende de plantas silvestres, algas y hongos para su alimentación e ingresos. 2400 millones dependen de la leña para cocinar y alrededor del 90 % de los 120 millones de personas que trabajan en la pesca de captura se sustentan en la pesca artesanal, detalló Emery. Sostenibilidad y abundancia de peces y árboles Jean-Marc Fromentin advierte que “el uso regular de especies silvestres es extremadamente importante no solo en el sur global. Desde el pescado que comemos hasta las medicinas, los cosméticos, la decoración y la recreación. El uso de especies silvestres es mucho más frecuente de lo que la mayoría de la gente cree”. Además, es una fuente de ingresos para millones de personas en todo el mundo. Las especies de árboles silvestres representan dos tercios de la madera en rollo industrial mundial. El comercio de plantas silvestres, algas y hongos es una industria de miles de millones de dólares. E incluso los usos no extractivos de especies silvestres son un gran negocio. El turismo, basado en la observación de especies silvestres, es una de las principales razones por las que, antes de la pandemia, las áreas protegidas a nivel mundial recibían 8 mil millones de visitantes y generaban 600 mil millones de dólares cada año. Al referirse a la pesca, Fromentin precisa que “cerca del 34% de las poblaciones de peces silvestres marinos están sobreexplotadas. Mientras el 66% se pesca dentro de niveles biológicamente sostenibles. Pero dentro de esta imagen global hay importantes cambios locales. Los países con una gestión pesquera robusta han visto cómo las poblaciones aumentan. La de atún rojo del Atlántico, por ejemplo, ha sido reconstruida y ahora se pesca dentro de niveles sostenibles”. Sin embargo, para los países y regiones con ordenación pesquera de baja intensidad, el estado de las poblaciones a menudo se conoce poco. Se cree que están por debajo de la abundancia que maximizaría la producción sostenible de alimentos. Muchas pesquerías a pequeña escala son insostenibles o parcialmente sostenibles. Especialmente en África para la pesca tanto continental como marina, y en Asia, América Latina y Europa para la pesca costera. Políticas de rectificación La Ipbes destaca en un amplio informe que la supervivencia de aproximadamente el 12 % de las especies de árboles silvestres está amenazada por la tala insostenible. La recolección insostenible es una de las principales amenazas para varios grupos de plantas, en particular los cactus, las cícadas y las orquídeas. Y la caza insostenible se ha identificado como una amenaza para 1341 especies de mamíferos silvestres. Con disminuciones en las especies de gran cuerpo que también tienen bajas tasas naturales de crecimiento. ligado a la presión cinegética. El documento examina una variedad de posibles escenarios futuros para el uso de especies silvestre. Confirma que el cambio climático, el aumento de la demanda y los avances tecnológicos, que hacen que muchas prácticas extractivas sean más eficientes, probablemente presenten desafíos importantes para el uso sostenible en el futuro. Plantea acciones para cada práctica que ayudarían a abordar estos desafíos. En la pesca, esto incluiría corregir las ineficiencias actuales; reducir la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada. Suprimir los subsidios financieros dañinos, apoyar la pesca artesanal, adaptarse a los cambios en la productividad oceánica debido al cambio climático. Y la creación proactiva de instituciones transfronterizas eficaces. En la tala, esto implicaría la gestión y certificación de bosques para usos múltiples e innovaciones tecnológicas para reducir los residuos en la fabricación de productos de madera. Iniciativas económicas y políticas que reconozcan los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales, incluida la tenencia de la tierra. Especies invasoras. hotspots de biodiversidad El hotspot de biodiversidad de las Islas del Caribe, que comprende un archipiélago de islas tropicales y semi-tropicales de ricos hábitats, incluye 30 naciones y territorios y abarca casi 4 millones de kilómetros cuadrados de océano. Es uno de los mayores centros de biodiversidad endémica del mundo debido a su geografía y clima y es uno de los 35 hotspots de biodiversidad del planeta — las áreas más diversas biológicamente, pero amenazadas de la Tierra. Su condición de hotspot, así como la singular importancia biológica, económica y culturalde las Islas del Caribe, llevó al Fondo de Alianzas para Ecosistemas Críticos (CEPF) a crear una estrategia de conservación para toda la región. La estrategia, conocida como Perfil de Ecosistema del Hotspot de Biodiversidad de las Islas del Caribe, orienta altamente la inversión del CEPF en la región — mediante $6,9 millones, distribuidos a través de donaciones a la sociedad civil. El perfil, que fue desarrollado con las aportaciones de más de 160 organizaciones gubernamentales y no gubernamentales que trabajan o están basadas en la región, es más amplia que la estrategia del CEPF. Éste ofrece un modelo para futuros esfuerzos de conservación en el hotspot y de cooperación con la comunidad de donantes. Desarrollo del Perfil de Ecosistema El CEPF utiliza un proceso de desarrollar “perfiles de ecosistema” para identificar y articular una estrategia de inversión en cada región a ser financiada. Cada perfil refleja una evaluación rápida de las prioridades biológicas y las causas subyacentes de la pérdida de biodiversidad dentro de ecosistemas específicos. El perfil de ecosistema de las Islas del Caribe fue desarrollado a través de una amplia consulta entre febrero y noviembre de 2009 bajo el liderazgo de BirdLife International, con apoyo de Conservación Internacional. El equipo se compone de expertos en conservación biológica, ordenación territorial, economía, política y gobernanza. Todos trabajaron en colaboración y se contó con la participación de más de 200 representantes de la sociedad civil, gobierno y organizaciones donantes para desarrollar el perfil. El perfil de ecosistema presenta una descripción del hotspot, que incluye su importancia biológica en el contexto mundial y regional, los impactos potenciales del cambio climático, las amenazas principales y las causas de la pérdida de biodiversidad, así como también el contexto socioeconómico y las inversiones actuales en conservación. Este proporciona un conjunto de resultados mesurables de conservación, identifica brechas de financiamiento y oportunidades de inversión, determinando así el nicho en el que una inversión del CEPF puede lograr el mayor valor incremental. También contiene una estrategia de inversión a cinco años del CEPF en la región. Esta estrategia de inversión comprende una serie de oportunidades de financiamiento estratégico, llamadas líneas estratégicas, desglosadas en varias prioridades de inversión que describen los tipos de actividades que serán elegibles para financiamiento del CEPF. El perfil de ecosistema no incluye conceptos de proyectos específicos. Los grupos de la sociedad civil los desarrollan en sus solicitudes para recibir donaciones del CEPF. Pesando una cría de iguana de Ricord (Cyclura ricordi). La geografía y el clima en el hotspot de las Islas del Caribe han creado una asombrosa diversidad de hábitats y ecosistemas, que a su vez soportan altos niveles de riqueza y especies que no se encuentran en ningún otro lugar. Existen cuatro tipos principales de bosques terrestres en el hotspot: • Bosques latifoliados húmedos tropicales/subtropicales. Se encuentran principalmente en las tierras bajas influidos por vientos del noreste o del noroeste y en las laderas de las montañas a barlovento. • Bosques latifoliados secos tropicales/subtropicales. autores han mencionado que la biología de la conservación tiene, principalmente, dos objetivos: uno es la investigación de los efectos de las actividades humanas sobre los demás seres vivos, las comunidades biológicas y los ecosistemas y segundo, el desarrollo de aproximaciones prácticas para: prevenir la degradación de los hábitat y la extinción de especies, para restaurar ecosistemas, reintroducir poblaciones y para reestablecer relaciones sustentables entre las comunidades humanas y los ecosistemas (Primack 1995). Principales disciplinas que confluyen en la biología de la conservación Las disciplinas aplicadas tradicionales como la agricultura, la ingeniería forestal, el manejo de vida silvestre y la pesquería, han alentado prácticas de manejo y comercialización de algunas especies particulares, considerando rara vez el amplio espectro de especies que constituyen las comunidades biológicas. La biología de la conservación puede contribuir a integrar las complejidades ecológicas y sociales involucradas en tales prácticas y a elaborar una perspectiva general para la protección de la diversidad biológica y cultural en el largo plazo (Primack 1995). La biología de la conservación interrelaciona disciplinas de varios tipos: a) científicas como taxonomía, ecología, biogeografía, evolución, genética y epidemiología, entre varias otras; b) prácticas como veterinaria, agronomía e ingeniería forestal entre muchas más; c) de las cienciassociales como antropología, geografía, historia y sociología, entre otras, y d) humanidades, incluyendo filosofía y derecho ambiental entre varias más, que son fundamentales puesto que abordan las causas humanas de la actual crisis ambiental (Primack 1995, Galusky 2000). La cooperación entre todas estas disciplinas es esencial, ya que de alguna manera son complementarias. Mientras unas aportan los elementos, herramientas y conocimientos teóricos, otras intentan llevar esto a la práctica, de manera que se aprovechen sus métodos y técnicas en la realidad, y para beneficio de la sociedad y de la naturaleza. Las disciplinas científicas se encargan de identificar, describir y tratar de predecir los fenómenos biológicos y físicos (a las escalas de organismos, interacciones y ambientes), a su vez, las disciplinas prácticas se ocupan de llevar a cabo el manejo de organismos, poblaciones y ambientes con diferentes fines predeterminados. Por su parte, las sociales se encargan de recibir, analizar y transmitir la información (tanto proveniente de las comunidades humanas como recibida por éstas) y finalmente, las humanidades influyen en la forma en que debieran de tomarse las decisiones sobre investigaciones y aplicaciones (ética), así como sobre la legislación, procurando la conservación y manejo sustentable de los recursos. Las propuestas o estrategias de conservación biológica que carezcan de la participación de alguno de los distintos tipos de disciplinas mencionadas difícilmente podrán tener éxito; por lo tanto, se requiere que cada una de estas desarrolle cada vez más su contribución propia y, además, que tenga un alto grado de interacción con las otras disciplinas, lo cual hace del proceso un tanto complejo. Contexto de aplicación de la biología de conservación Las decisiones sobre temas de conservación frecuentemente se toman en condiciones de información (biológica y social) limitada y, además, bajo presiones de tiempo. Esto implica que, por un lado, se tengan que proponer nuevos métodos o hacer óptimos los que ya existen, con el fin de captar mejores datos de campo y analizarlos con más eficacia, para tener argumentos más sólidos en un menor tiempo; por otro lado, implica también contar con una mayor conciencia social de la problemática ambiental y mayor disponibilidad a participar activamente, desde las posibilidades de cada grupo social. Finalmente, es necesario un compromiso mayor y de fondo, por parte de las organizaciones privadas, así como del gobierno en sus diferentes niveles, para aportar los recursos y acciones necesarios para poder llevar a cabo, de manera conjunta, las propuestas de conservación en pro de las especies amenazadas, las comunidades biológicas, los ecosistemas y sus relaciones con el bienestar humano. Diversidad biológica La diversidad biológica es un punto central de estudio de la biología de la conservación. Se entiende esta diversidad como la variedad de formas de vida así como sus interacciones entre sí y con el ambiente físico. Con el fin de organizar y facilitar su estudio, a la diversidad biológica se le puede considerar en diferentes niveles como son: a) los paisajes o ecosistemas; b) asociaciones o comunidades; c) especies; d) poblaciones y e) genes. Esta clasificación, principalmente espacial, se ha propuesto considerando que muchas estrategias de conservación están basadas en el contexto geográfico (Soulé 1991), aunque se tiene que considerar que los sistemas biológicos son dinámicos tanto en espacio como en tiempo. Todos los niveles biológicos mencionados son componentes necesarios de los ambientes naturales y todos deberían de ser atendidos con oportunidad y eficacia. En cada nivel de diversidad biológica, se estudian los mecanismos que alteran o mantienen la propia diversidad. El ecosistema puede definirse como una o varias comunidades biológicas que interactúan con su medio físico. En este nivel, generalmente, se estudian los flujos de energía y de materia (biomasa) a través de los eslabones tróficos. Por ejemplo, cuando se desea determinar la cantidad de materia orgánica que transforman los productores (fitoplancton o plantas) a partir de la energía que absorben, para conocer cuánta de esta biomasa y energía es captada por los consumidores primarios, secundarios, terciarios y así sucesivamente, hasta conocer la cantidad que se reincorpora al sistema, cuánta sale de este y en qué formas lo hace. También se estudian, las condiciones físicas que alteran estos procesos como pueden ser la temperatura, la humedad, la lluvia y la topografía del terreno entre otros. Hoy se asume que al conservar los ecosistemas, idealmente, se conservan el hábitat, las poblaciones de distintas especies y los genes, así como sus interacciones y sus procesos ecológicos, además de algunas de las prácticas humanas tradicionales que han estado históricamente asociadas con los ecosistemas. Es por esto que se recomienda enfocar el nivel ecosis-témico de manera prioritaria, ya que implica una mayor probabilidad de contribuir a la permanencia de los ambientes naturales. Las comunidades biológicas se pueden definir como el conjunto de especies que comparten un lugar específico y las interacciones que tienen entre sí (aunque esta concepción suele dejar de lado las importantes interacciones de las comunidades con su medio físico). Para facilitar el estudio de las comunidades, en la práctica, una manera en que pueden agruparse, es basándose en la forma en que obtienen la energía del ambiente. De esta manera se tienen varios grupos: a) el primero es el de los organismos fotosintéticos (productores primarios), son aquellos que obtienen su energía directamente de la luz solar, que ocupan para construir moléculas orgánicas necesarias para su crecimiento, sobrevivencia y reproducción; b) los herbívoros (consumidores secundarios), que obtienen su energía de consumir organismos fotosintéticos; c) los carnívoros (consumidores secundarios o depredadores) que se alimentan de los herbívoros u otros animales. Los carnívoros generalmente son depredadores de otros animales, sin embargo existen especies animales que además de consumir a otros animales también consumen vegetales y se les llama omnívoros. Los parásitos podrían considerarse parte de los carnívoros pero son, usualmente, de menor tamaño que sus presas y no necesariamente las matan de manera inmediata; d) los detritívoros (descomponedores) son especies que se alimentan de restos de materia orgánica ya sea de origen vegetal o animal, degradando los tejidos complejos y moléculas orgánicas. Los detritívoros liberan al ambiente nitratos y fosfatos, que pueden después ser capturados y utilizados por los productores primarios. Las relaciones de transferencia de biomasa y energía entre los organismos se presentan a través de las llamadas cadenas tróficas, estas se presentan cuando las necesidades de las especies son muy específicas y sólo se alimentan de un tipo de presas en particular. Sin embargo, generalmente una especie se alimenta de varios tipos de presas y, a su vez, puede tener más que un solo depredador, dando como consecuencia complejas redes tróficas (Primack 1995). Dentro de las comunidades se presentan especies que son importantes en el mantenimiento de la estructura de las mismas, de tal manera que su desaparición provocaría cambios muy notorios en estas. A este tipo de especies, se les conoce como especies clave y un ejemplo de ello son los grandes depredadores, aunque también existen especies menores cuya abundancia y efecto de sus actividades pueden influir drásticamente en el ambiente Miller et al . (1999). Una especie puede definirse como el conjunto de individuos con características morfológicas y fisiológicas similares, que se reproducen entre sí y dejan descendencia fértil (esto es tratando de unir las definiciones morfológica y biológica de especie). También se ha definido, como los grupos de poblaciones de conservación, la presencia de ambientes no fragmentados o con poco grado de fragmentación en torno a áreas con un historial de fragmentación conocido, de tal manera que sus efectos sean menores para todas las especies. En el caso que el ambiente ya se encuentre fragmentado (como podría ser el caso de varios lugares en los ecosistemas templados) se recomienda estudiar la posibilidad de establecer “corredores” entre los fragmentos, de tal manera que estos últimos se mantengan conectados entre sí, permitiendo el flujo de especies de un fragmento a otro. Otras causas que amenazan la biodiversidad (contaminación, crecimiento poblacional humano, introducción de especies exóticas y enfermedades) La contaminación del suelo, el aire o la tierra, tiene efectos en los ecosistemas, de tal forma que perjudica a todas las especies que habitan en ellos. Los agentes más frecuentes de contaminación son los pesticidas, diversos químicos utilizados como fertilizantes, las aguas residuales (vertidas por industrias y zonas urbanas), las emisiones de humos y polvos por fábricas y las de los automóviles. Es conocido el efecto que tiene, sobre las cadenas tróficas, la contaminación por pesticidas (DDT y otros compuestos organoclorados) y cómo su concentración se incrementa conforme las especies pertenecen a niveles tróficos superiores. Un ejemplo de esto es lo ocurrido con poblaciones de aves rapaces que se alimentaban de otras aves, que a su vez habían consumido insectos, los cuales habían sido expuestos a pesticidas (Primack 1995). La contaminación del agua tiene consecuencias negativas, ya que disminuye y puede hacer desaparecer especies acuáticas, además de que altera las propiedades químicas del agua, haciéndola inservible. Los arroyos, ríos, lagos y océanos, generalmente son usados como drenajes en la gran mayoría de los asentamientos humanos y por la industria. Los pesticidas, herbicidas, petróleo, metales pesados, detergentes y materia orgánica, son frecuentemente vertidos a los cuerpos de agua ocasionando su eutroficación y, al mismo tiempo, disminuyendo la cantidad de líquido disponible para el establecimiento y uso de otras especies. La contaminación del aire, se provoca al verter nitratos, sulfatos, entre otras sustancias a la atmósfera, las que a su vez producen ácido nítrico y ácido sulfúrico, ocasionando la lluvia ácidaque ha provocado la disminución en poblaciones de anfibios e inhibición en los procesos de descomposición por parte de microorganismos, entre otras cosas. Otros efectos de este tipo de contaminación son la alteración de la capa de ozono y el incremento de residuos de metales tóxicos, así como el cambio climático global (Primack 1995). El crecimiento poblacional mundial ha ejercido una presión muy alta sobre los recursos naturales, no sólo por la demanda de su uso, sino también por la producción de desechos que al final afectan al ambiente. Se ha mencionado que de mil millones de personas que existían en 1800 se pasará a 10 mil millones para el año 2046 y a 12 mil millones para el 2100, según proyecciones del Banco Mundial y de la Organización de las Naciones Unidas. Se ha argumentado que tales cifras son incompatibles con los procesos ecológicos y evolutivos naturales, principalmente porque la base de la evidencia relacionada con la desaparición de grandes espacios naturales, que conlleva la reducción del número de grandes depredadores, la alteración de la migración de las aves, todo lo cual impacta la protección y manutención de ambientes naturales nativos (Soulé 1991). La introducción de especies exóticas es otra amenaza también contra la biodiversidad. Una especie exótica es aquella que ha sido llevada, por el hombre o por otros agentes, a un sitio del cual no es nativa con lo que se modifica su distribución natural, la cual históricamente estuvo definida por barreras abióticas (temperatura, humedad o cadenas montañosas entre otros) y bióticas (capacidad de dispersión, alimento, depredadores entre otros). En general, cuando este movimiento de especies se ha dado deliberadamente, ha sido para satisfacer las necesidades inmediatas, o incluso caprichos, del hombre, en lugares a donde nuestra especie ha ido arribando. Antes de la industrialización, la gente llevaba consigo unas cuantas especies de plantas y animales, sobre todo las domesticadas, a cada lugar que colonizaba; pero en tiempos modernos, una gran cantidad de especies han sido introducidas tanto deliberada como accidentalmente en áreas de donde no son nativas. Las introducciones, de manera general, han ocurrido por las siguientes causas: las colonizaciones de unas naciones a otras, ocurridas cuando los colonizadores arribaban a sus nuevos destinos y lo hacían con animales y plantas de su país de origen, para iniciar su cultivo o crianza en el nuevo sitio bajo condiciones poco controladas, convirtiéndose de esta manera la horticultura, agricultura y ganadería, en actividades que propiciaron la introducción de especies exóticas. Por otra parte, el transporte accidental también ha facilitado la introducción de especies exóticas; algunas especies han sido transportadas de manera no intencional por el hombre cuando este viaja de un lugar a otro por ejemplo en barcos (algas, roedores, artrópodos, semillas), aeroplanos (artrópodos, semillas, roedores, murciélagos) o en el propio cuerpo hombre (artrópodos incluyendo parásitos, virus, bacterias) (modificado de Primack 1995). Las especies exóticas, pueden desplazar a las especies nativas por su eventual competitividad alta limitando así los recursos; además pueden ser depredadoras de especies originarias o pueden modificar el ambiente natural de tal manera que perjudican a las especies nativas. Las especies exóticas pueden presentar mayor capacidad (que las nativas) de invadir y dominar nuevos ambientes naturales debido a la ausencia de sus depre-dadores naturales, parásitos o enfermedades, pues en ocasiones estas especies pueden introducir nuevos parásitos o enfermedades a los ambientes naturales provocando mortandad en las especies nativas. Los parásitos pueden ser tanto microscópicos como virus, bacterias, hongos y protozoa-rios o macroscópicos como helmintos y artrópodos parásitos (Primack 1995). Vulnerabilidad intrínseca de distintas especies a la extinción No todas las especies tienen la misma probabilidad de extinguirse, existen especies que son más vulnerables a la extinción. Estas especies suelen necesitar mayores esfuerzos para que sea posible su conservación. La extinción de especies del ambiente natural nativo, además de disminuir la biodiversidad, también modifican y alteran los procesos ecológicos en los que participan afectando a otras especies, lo que también ocasiona cambios en las comunidades y ecosistemas (Mills et al . 1993). Las especies que son más vulnerables a la extinción se presentan en una o más de las siguientes categorías (Primack 1995) 1. Especies con estrecha distribución geográfica. Algunas especies se presentan en un sólo lugar o en pocos, es decir, con una distribución espacial muy reducida y si estos lugares son amenazados por presiones ambientales, como las originadas por actividades humanas, entonces esas especies corren el riesgo de extinguirse. Especies que pueden estar en esta categoría son aquellas que sólo se localizan en islas oceánicas o que son endémicas a puntos geográficos muy pequeños en áreas continentales. 2. Especies con sólo una o pocas poblaciones. Cualquier población de una especie puede desaparecer localmente por acciones naturales (incendios, enfermedades) o antrópicas (deforestación, urbanización). Las especies que están constituidas por muchas poblaciones tienen menor riesgo comparativo de extinción. 3. Especies con tamaños poblacionales pequeños. Las especies con poblaciones pequeñas tienen mayor probabilidad de extinguirse localmente, que aquellas que presentan poblaciones más grandes; esto es debido a que presentan disminución en la variabilidad genética. Ejemplos de especies que pueden estar ubicadas en esta categoría son los grandes depredadores y los taxones que son altamente especialistas. 4. Especies con densidades poblacionales bajas. Una especie con bajas densidades poblacionales (pocos individuos por unidad de área o volumen) es comparable a una que tuviera sólo poblaciones pequeñas en diferentes fragmentos de ambiente natural nativo, lo cual incrementa su grado de vulnerabilidad. 5. Especies con poblaciones que están disminuyendo. Algunas poblaciones muestran tendencias que marcan una disminución poblacional, lo cual podría llevarlas a su extinción; su vulnerabilidad decrecería si se lograra identificar y corregir la causa de su disminución. 6. Especies que necesitan un ámbito de actividad grande. Las especies cuyos organismos requieren, de manera individual o grupal, grandes extensiones de tierra para alimentarse y realizar sus actividades, pueden resultar severamente agredidas por la pérdida, deterioro o fragmentación del ambiente natural nativo.
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