¡Descarga Gongora y Quevedo en la generacion del 27 y más Apuntes en PDF de Lengua y Literatura solo en Docsity! GÓNGORA Y QUEVEDO EN LA GENERACIÓN DEL 27. Montserrat Arqués Vendrell Indice. Introducción. 2 Capítulo I. La influencia de Góngora. 3 Capítulo II. La influencia de Quevedo. 5 Bibliografía. 7 importante mayoría se posicionó a favor del poeta barroco aunque al mismo tiempo surgieron actitudes reacias. Las razones de esta atracción y aversión suscitadas en torno al poeta pueden resumirse en dos colores opuestos: el banco y el negro, es decir, su claridad purista basada en la imagen límpida, aséptica, desconocedora de la anécdota y de lo prosaico que justifica el nuevo interés por Góngora gracias a la moda de la poesía pura, y por otra parte, el elemento oscuro, el Góngora de metáfora , madre de la imagen múltiple, de fluido dinamismo, que trastoca apariencias y significados. Es precisamente en esta disonante conjunción donde residen las claves de la ambigua revalorización de Góngora por parte de los artistas de esta época. Góngora se convierte en un guía excepcional de sus preocupaciones estéticas, si bien cada cual lo acogió con diferentes expectativas. LA INFLUENCIA DE QUEVEDO Quevedo llegará a ser una de las referencias más influyentes de los escritores de los años veinte, especialmente entre el tricentenario de la muerte de Góngora y la Guerra Civil. Los ejemplos se multiplican, desde el autor moral y «picaresco puro» de El Buscón defendido desde las páginas de la revista católica Cruz y Raya (Fernández Montesinos, 1933) al expresionista y surrealista autor de los Sueños que sirve de mentor a Rafael Alberti, pasando por el Quevedo de Jorge Guillén ( en su conjunto de poemas “Al margen de Quevedo”y de José Bergamín (incondicional, como el anterior, del intrincado barroco, doblado en fábrica de disparates) y por el conceptismo íntimo de la poesía de Pedro Salinas (recordemos su espléndido y patético poema «Cero»); o el Quevedo metafísico y doctrinal de Pablo Neruda o por el humanísimo «en zapatillas» y en carne viva que había descubierto Ramón Sijé en el Quevedo confesional del epistolario. Sin olvidar su influencia en Aleixandre y Cernuda, Diversos fueron los vectores sociales, ideológicos, sociológicos y culturales que configuraron la presencia de Quevedo en la literatura española de los años veinte. En primer lugar, desde el ámbito to político-social, el quebrantamiento de la Dictadura permitió que por sus grietas penetrase toda una literatura obrera, pacifista y revolucionaria antes reprimida. De otro lado, la llegada de la República supuso una progresiva radicalización de la política y de las actitudes sociales, con las consiguientes tomas de postura de escritores e intelectuales, apelando a una tradición patriótica, a una regeneración moral o a una toma de conciencia existencial ante una sociedad conflictiva y desconcertante. El barroco, confluye también en la visión contemporánea de Quevedo por parte de los poetas del 27, la cual sería por otra parte inexplicable sin tener en cuenta factores coadyuvantes como la boga de la lectura humana de los clásicos y sus consecuencias —, y el contexto filológico y erudito propiciado por la Universidad española. Finalmente, y para terminar, es importante tener en cuenta la sintonía con el expresionismo alemán y con su equivalente autóctono, el irracionalismo de raíces más o menos tradicionales que, reactivado sin duda como aquel por las circunstancias político- sociales de una España en crisis, sirvió de estímulo estético a un nacionalismo moderno. La predilección por lo trágico, macabro y feísta poseía hondas raíces en la tradición nacional autóctona, en la que Quevedo constituía el máximo exponente literario.