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Orientación Universidad
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Grados de paráfrasis, Apuntes de Dermatología

Importante para los estudios de segunda ciclo pará delante

Tipo: Apuntes

2021/2022

Subido el 03/07/2023

christian-ramon
christian-ramon 🇵🇪

4 documentos

Vista previa parcial del texto

¡Descarga Grados de paráfrasis y más Apuntes en PDF de Dermatología solo en Docsity! “Go zo” “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” —Romanos 5:8 INTRODUCCIÓN A ROMANOS Romanos, en el Nuevo Testamento, es una carta del apóstol Pablo a los creyentes que vivían en Roma alrededor del año 58 D.C. Es una explicación completa de la vida maravillosa de Jesucristo—lo que ya ha hecho por nosotros y lo que desea hacer en nosotros. Pablo nos muestra cómo nos ve Dios—en la necesidad des - es perada de un Salvador. Como pecadores, todos es tá ba mos condenados a muerte y a la separación eterna de Dios. Pero en esta carta vemos el amor maravilloso e impactante de Dios: Él mandó a Su propio Hijo a cumplir la pena de muerte por nues - tros pecados para que pudiésemos ser libres y vivamos en un compañerismo maravilloso con Él, ahora y por la eternidad. ¿No es ésta la mejor noticia que jamás podrías escuchar? Jesucristo, que vive ahora, desea compartir Su vida con to dos los que confían en Él y hacerlos como Él es. “Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo” (1 Juan 5:11). Cristo dijo: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). La carta de Pablo a los Romanos es un mensaje verdadero sobre la libertad. Pídele a Dios que te revele a Jesucristo como una Persona viviente: dentro de tu corazón: “Alumbrando los ojos de vue- s tro entendimiento, para que sepáis cuál es la es pe ran za a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que cree mos” (Efesios 1:18,19a). Se ha escrito cientos de libros para analizar la carta de Pablo a los Romanos. Pero no uses esta carta para analizarla. Los be bés no analizan la leche de su mamá, sino que la toman para nutrirse y para vivir. Ven a esta carta una y otra vez, para beber muy profundamente de ella; para digerirla; para conocer íntimamente al Señor hasta que Cristo mismo se forme en ti (Gálatas 4:19). —V.R.Benson ____________________________________________________________ © 2012 por V.R. Benson El texto bíblico de este folleto corresponde a la Versión Reina Valera Revisada 1960, cuyos derechos son propiedad de las Sociedades Bíblicas Unidas y ha sido usado con el permiso corres pondiente. 3 Dios los había amado y llamado para que fueran santos (versículo 7). Sabemos que cincuenta días después de la resurrección de Jesucristo—cuando Sus discípulos fueron llenados con el Espíritu Santo y hablaron a la multitud que estaba en Jerusalén para la fiesta de Pentecostés—había entre la multitud unos visitantes de Roma, tanto judíos como convertidos al judaísmo (Hechos 2:10). Sin duda algunos de estos visitantes que creyeron en el Señor Jesucristo, en ese día, regresaron a Roma con el gozo de Cristo en sus cora- zones. Más tarde, cuando el emperador Claudio ordenó que to- dos los judíos salieran de Roma, una hermosa pareja forma- da por Aquila y su esposa Priscila, fabricantes de tiendas, se fueron a vivir a Corinto (Hechos 18:2, 3). Cuando Pablo, también fabricante de tiendas, llegó a Corinto hacia el fin de su tercer viaje misionero, se quedó con ellos y sin duda oyó aún más acerca de los creyentes en Roma. Pablo probable- mente escribió esta carta mientras estaba en Corinto. Los creyentes de Roma estaban a punto de enfrentar una per- secución y un martirio increíble (serían ejecutados debido a su fe en Cristo). Las verdades de esta carta los fortalecería en su fe. Pablo, un Siervo de Jesucristo Pablo se pudo presentar a sí mismo a los creyentes de Roma de muchas maneras. Como judío, tenía las más altas credenciales y una alta educación. También había nacido como ciudadano romano, con todos sus privilegios. Tuvo un ministerio muy fructífero. Pero no se refiere a nada de esto; y se llama a sí mismo un siervo de Jesucristo, llamado a ser un apóstol (alguien enviado a cumplir una misión, teniendo la autoridad de quien lo envía). Un siervo es alguien que da toda su lealtad a su amo. Pablo no había sido siempre un siervo de Jesucristo. De hecho, por un tiempo fue su oposi- tor empedernido, con un celo falso y mal encauzado por Dios. 4 Ahora Pablo está por enseñar a los creyentes de Roma— y a nosotros—la clave para vivir una vida transformada por el poder de la resurrección del Señor Jesucristo. Pablo mis- mo es un ejemplo, una prueba viviente, de la verdad de su mensaje. Pablo, su nombre romano, una vez había sido conocido como Saulo de Tarso, su nombre hebreo. En su celo reli- gioso consintió la muerte de Esteban, el primer mártir cris- tiano, que fue apedreado hasta morir (Hechos 7:54-59). Después inició una terrible persecución contra los cristianos de Jerusalén. “Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entrega- ba en la cárcel” (Hechos 8:3). Los cristianos se dispersaron a lo largo y ancho del mundo conocido, predicando la Palabra de Dios. “Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. Mas yendo por el camino, acon- teció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me per- sigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón [causándote remordimiento]” (Hechos 9:1-5). Más tarde, cuando Pablo testificó acerca de su experien- cia, habló más de lo que Cristo le dijo. “Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y heren- cia entre los santificados” (Hechos 26:16-18). Dios Nos Ofrece Su Propia Justicia La buena noticia de la justicia de Dios es que ésta es un regalo de Dios para quienes confían en Cristo. La justicia de Dios se revela “por fe y para fe.” Primero se recibe por fe— creyendo que Dios me ha declarado justo por lo que Cristo hizo por mí y dándome una nueva naturaleza. Después se vive por fe—confiando en que Dios me dará poder para vivir una vida santa por Su Espíritu que vive en mí. La Salvación Es para Todos los que Creen La salvación significa liberación. En la siguiente lección veremos cómo necesitamos desesperadamente ser libera- dos del pecado y de la ira de Dios que pesa sobre los que pecan (Juan 3:36). Este mensaje de salvación vino primero a los judíos por- que el propósito de Dios era que la salvación viniera por me- dio de los judíos (Juan 4:22). De allí, a través de ellos, se debería expander a todo el mundo. Dios le había prometido a Abraham, el padre del pueblo judío, “Y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Génesis 12:3b). Abraham sería el padre espiritual de todos los que tuvieran fe en Cristo (Romanos 4). Algo para Hacer Memoriza Romanos 1:16 y 17. Estos son versículos claves. 5 LECCIÓN 2. EL EVANGELIO REVELA LA JUSTICIA DE DIOS 16Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y tam- bién al griego. 17Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: “Mas el justo por la fe vivirá.” Romanos 1:16-17 Algo para Hacer Llena los espacios en blanco para ver la caída en espiral del hombre pecador: 1. Aunque conocían a Dios, no le ___________________ como a Dios, y no le dieron ________________ (versículo 21). [El primer paso para alejarse de Dios y caer en la oscuridad es ser ingratos.] 2. Profesando ser __________, se hicieron _________ (22). 3. Cambiaron la _____________ del Dios incorruptible en _________________ de imagen de hombre corruptible (23). 4. Dios los entregó a la ________________, en la concu- piscencia de sus corazones, de modo que _______________ sus cuerpos (24). 5. Cambiaron la __________ de Dios por la ____________, honrando y dando culto a las ________________ antes que al ____________ (25). 6. Dios los entregó a _____________ ________________; pues aun sus _______________ cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza (26). De igual modo también los _________________, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros (27). [“No te echarás con varón como con mujer; es abominación” (Levítico 18:22).] 7. Como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente __________________, para hacer cosas que no convienen (28). 8. Habiendo entendido el _________ de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de _____________, no sólo las hacen, sino que también se _____________________ con los que las practican (32). [“Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignoran- cia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepien- tan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón [Cristo], a quien designó dando fe a todos con haberle levantado de los muertos” (Hechos 17:30, 31).] 8 Romanos 2:1-16 1Por lo cual eres inexcusa- ble, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. 2Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad. 3¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? 4¿O menosprecias las ri- quezas de su benignidad, pa- ciencia y longanimidad, igno- rando que su benignidad te guía al arrepentimiento? 5Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, 6el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: 7vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmor- talidad, 8pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; 9tri- bulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, 10pero glo- ria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío prime- ramente y también al griego; 11porque no hay acepción de personas para con Dios. 12Por- que todos los que sin ley han pecado, sin ley también pere- cerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley se- rán juzgados; 13porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. 14Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, 15mos- trando la obra de la ley escri- ta en sus corazones, dando tes- timonio su conciencia, y acu- sándoles o defendiéndoles sus razonamientos, 16en el día en que Dios juzgará por Jesu- cristo los secretos de los hom- bres, conforme a mi evangelio. Los Pecadores Religiosos También Serán Juzgados En esta lección vemos que algunas personas saben que el juicio de Dios es contra los malos, mas ellos mismos se sienten rectos cuando los pecados de los otros les parecen 9 LECCIÓN 4. EL JUICIO DE DIOS ES JUSTO peores que los suyos. No se dan cuenta de que son culpa- bles de las mismas cosas y son igualmente pecadores ante los ojos de Dios. Solo por la misericordia de Dios es que no hemos sido consumidos. La bondad de Dios lleva a muchas personas a arrepen- tirse—a estar de acuerdo con Dios respecto a sus pecados y a alejarse de ellos. Los que no se arrepienten desprecian la bondad de Dios. Ellos tienen un corazón endurecido y rebelde porque han escuchado la Palabra de Dios mas no la cumplen. “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” (Santiago 1:22). Cristo dijo: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entra- rá en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hom- bre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y des- cendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina” (Mateo 7:21, 26, 27). “. . . El que me ama, mi palabra guardará” (Juan 14:23a). Las personas que verdadera- mente aman a Jesucristo lo obedecen. Algo que Hacer Llena los espacios de las líneas con algunas de las ver- dades fundamentales del juicio de Dios: 1. “El juicio de Dios...es según __________” (versículo 2). [Dios juzgará de acuerdo a los hechos. “Los ojos de Jehová están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos” (Proverbios 15:3).] 2. En el día del justo juicio de Dios, Él “pagará a cada uno conforme a sus _________” (6). La ira vendrá sobre “todo ser humano que hace lo __________” (9), pero “gloria y honra y paz a todo el que hace lo ____________” (10). [En una ocasión le preguntaron a Jesús, “¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?” Él mismo contestó, 10 Algo para Hacer Llena los espacios en blanco para conocer los privilegios que los judíos decían que tenían como pueblo de Dios: 1. “Tú tienes el sobrenombre de _________” (versículo 17). [La palabra “judío” se deriva de “Judá,” que significa “Alabado.” Judá era una de las 12 tribus de Israel. Dios escogió a los judíos para que fueran Su alabanza. Jesucristo nació de esta tribu, la tribu de los reyes de Israel.] 2. Te “apoyas en la ________” (17). [Dios le dio a Moisés la ley después de que guió a los hijos de Israel en su salida de Egipto a su tierra prometida. La vida de los judíos giraba alrededor de las leyes que Dios les había dado.] 3. Tú te “glorías en _________” (17). [Los judíos estaban orgullosos de que el Dios verdadero era su Dios, pues Él los había escogido para que fueran Su pueblo.] 4. Tú “conoces su _______________________” (18). 5. Tú has sido “instruido por la ___________” (18). 6. Tú “apruebas lo ______________” (18). [Conocían muy bien el Antiguo Testamento, la Palabra de Dios.] 7. Tú “confías en que eres ___________ de los ciegos, ______ de los que están en tinieblas, ________________ de los indoctos, __________________ de niños” (19, 20). [Los judíos de la época de Pablo creían ser superiores en todo a todos los demás porque Dios les había confiado Su Palabra. ¿Y tú? ¿Te consideras también privilegiado en formas parecidas?] hombre.) 6En ninguna manera; de otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo? 7Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aún soy juzgado como pe- cador? 8¿Y por qué no decir (como se nos calumnia, y co- mo algunos, cuya condena- ción es justa, afirman que no- sotros decimos): Hagamos ma- les para que vengan bienes? 13 El Peligro de la Hipocresía Pablo tiene algunas preguntas para los que dicen que conocen bien a Dios: 1. “Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿ __________?” (21). 2. “Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿ __________?” (22). 3. “Tú que abominas los ídolos,¿cometes ____________?” (22). [Los judíos no deberían tener nada que ver con los ídolos, pero algunos sacaban objetos de los templos de los ídolos usándolos para su placer personal.] 4. “Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley ______________ a Dios?” (23). Cuando el pueblo de Dios no vive a la altura de las nor- mas de Dios, deshonran el nombre de Dios. Esto sucedió cuando el Rey David cometió adulterio e hizo “. . . blasfemar a los enemigos de Jehová” (2 Samuel 12:14a). Es cosa terrible traerle vergüenza al nombre de Dios. Sin embargo hoy, muchas personas que se llaman cristianos le traen vergüenza al nombre de Dios por su manera pecami- nosa de vivir. Jesucristo tenía mucho qué decirle a los hipócritas, “Hipó- critas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres” (Mateo 15:7-9). Aún más, los hipócritas evitan que otros vengan a Dios, o cuando ganan a las personas a su manera de pensar, Cristo dice, “le ha- céis dos veces más hijo del infierno que vosotros” (Mateo 23:15b). Aquellos que parecen ser justos en sus tratos con otros, pero que no están bien con Dios en sus corazones, están en grave peligro. Jesús les dijo, “¡Serpientes, generación de ví- 14 boras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?” (Mateo 23:33). “Porque ¿cuál es la esperanza del impío, por mucho que hubiere robado, cuando Dios le quitare la vida?” (Job 27:8). “Mas los hipócritas de corazón atesoran para sí la ira” (Job 36:13a). Pídele a Dios, que conoce bien a tu corazón, que te muestre tu propio corazón. Una Persona Verdaderamente Espiritual El verdadero judío que trae alabanza a Dios ha cortado el pecado de su vida por el poder de la muerte de Cristo en la cruz. Abraham fue circuncidado (su carne fue cortada) como una señal del pacto de Dios con él—una señal externa de lo que Dios desea hacer en nuestro corazón. “En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la cir- cuncisión de Cristo” (Colosenses 2:11). Moisés le había dicho al pueblo de Dios, “Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas” (Deuteronomio 30:6). Pablo Contesta las Objeciones Judías ¿Cómo puede ser que los judíos también sean pecadores y necesiten ser salvos? Alguien puede decir “¿Entonces de qué sirve ser judío?” Pablo dice que hay muchas ventajas y que la principal es que a ellos se les confiaron las Escritu- ras. Alguien podría preguntar, “¿La incredulidad de los judíos podrá causar que Dios sea infiel a Sus promesas para ellos?” Pablo dice, “De ninguna menera.” Dios siempre es fiel a su Palabra aun cuando la gente sea infiel. La última objeción podría ser, “Si Dios es glorificado por la fe no por las obras, ¿es justo que Dios juzgue al pecado? ¿Por qué no pecamos más para que lo bueno resulte de esto?” Los cínicos o burladores que no comprendían la gracia de Dios calumnia- ban a Pablo diciendo que él enseñaba ésto. Así es como el pecador piensa y uno debe rechazar tal forma de pensar. 15 [El maldecir incluye hablar en forma áspera. Bendecir incluye hablar bien de alguien. “De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así” (Santiago 3:10). “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados” (Hebreos 12:15).] 11. “Sus pies se apresuran para ___________________ ___________________” (15). [¡Qué cuadro el de nuestro mundo hoy día! El odio es la fuente del homicidio. “Todo aquel que aborrece a su hermano es homici- da; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él” (1 Juan 3:15).] 12. “Quebranto y ________________ hay en sus caminos” (16). [“Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ningu- na cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo” (Apocalipsis 3:17).] 13. “Y no conocieron camino de _________” (17). [“Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos” (Isaías 57:20, 21).] 14. “No hay ________ de Dios delante de sus ojos” (18). [“El temor de Jehová es aborrecer el mal; la soberbia y la arro- gancia, el mal camino, y la boca perversa, aborrezco. El temor de Jehová es manantial de vida para apartarse de los lazos de la muerte” (Proverbios 8:13 y 14:27).] Los Cargos de Dios Contra la Humanidad Pablo simplemente repite los cargos que Dios mismo había pronunciado (en el Antiguo Testamento). “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que prue- bo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras” (Jeremías 17:9, 10). 18 Cargos de Dios Contra el Carácter del Ser Humano Los primeros seis cargos (acusaciones) contra el carácter de las personas injustas aparecen en el Salmo 14:1-3. “Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrom- pido, hacen obras abominables; no hay quien haga el bien. Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hom- bres, para ver si había algún entendido, que buscara a Dios. Todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.” Cargos de Dios Contra la Boca del Ser Humano Los siguientes cuatro cargos tienen que ver con la lengua del ser humano. “Porque en la boca de ellos no hay sinceri- dad; sus entrañas son maldad, sepulcro abierto es su gar- ganta, con su lengua hablan lisonjas” (Salmo 5:9). “Agu- zaron su lengua como la serpiente; veneno de áspid hay debajo de sus labios” (Salmo 140:3). “Llena está su boca de maldición, y de engaños y fraude; debajo de su lengua hay vejación y maldad” (Salmo 10:7). ¿Por qué nuestro vocabulario revela nuestro corazón? Cristo dijo, “Porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34b). Después dijo, “Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre” (Mateo 15:18). Cargos de Dios Contra los Caminos del Ser Humano Los siguientes tres cargos tienen que ver con los pies del ser humano—sus caminos. “Sus pies corren al mal, se apre- suran para derramar la sangre inocente; sus pensamientos, pensamientos de iniquidad; destrucción y quebrantamiento hay en sus caminos. No conocieron camino de paz, ni hay justicia en sus caminos; sus veredas son torcidas; cual- quiera que por ellas fuere, no conocerá paz” (Isaías 59:7, 8). 19 El Cargo Final de Dios El último cargo es realmente la causa de tan profunda in- justicia, el orgullo. “No hay temor de Dios delante de sus ojos. Se lisonjea, por tanto, en sus propios ojos” (Salmo 36:1b, 2a). El Mundo Entero Es Culpable de Todos los Cargos Dios ha examinado todos los corazones. Ha traído los car- gos. Su Palabra y Su ley (normas santas) nos han mostra- do nuestro pecado. Ni siquiera esforzándonos lo mejor que podamos en obedecer las leyes de Dios nos haría vernos como justos ante los ojos de Dios. “Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos” (Santiago 2:10). Ahora vemos el veredicto: CULPABLE. Dios encuentra que todo el mundo es culpable de todos los cargos. No hay defensa frente al Dios excelso. La palabra “culpable” en Romanos 3:19 literalmente signi- fica “bajo sentencia.” La humanidad está bajo la sentencia de muerte. “Y mandó Jehová Dios al hombre [Adán], diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:16, 17). “Por- que la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23a). Pablo quiere que reconozcamos nuestra culpa delante de Dios y nuestra imposibilidad absoluta de estar bien con Él por nuestros propios medios. Él desea que veamos nuestra necesidad desesperada de un Salvador. Correctamente pin- ta un cuadro oscuro de la humanidad para que la luz brillan- te de los siguientes capítulos resplandezca con mayor glo- ria. Él quiere que comprendamos el plan de rescate de Dios: es como una persona que se está ahogando en el agua y trata desesperadamente de tragar aire. ¡Qué desesperada es nuestra situación! Sin embargo—como lo veremos en la Lección 7—¡qué glorioso es el remedio de Dios! 20 sona “exonerada” o “justa” de todos los cargos y libre de todo castigo. ¡Qué noticias más maravillosas! ¿Cómo pue- de ser esto? Leemos en Romanos 2:13 que “los hacedores de la ley serán justificados” (declarados justos o libres de condena). Pero nadie puede hacer todo lo que la ley de Dios demanda. ¡Mas Alguien–Cristo–lo hizo! ¡Y lo hizo por noso- tros! Dios mismo se hizo carne y vivió entre los hombres (Juan 1:1,14) y como un Hijo que vivió una vida de obediencia per- fecta a Su Padre de los cielos. Hablando del Mesías (Cristo) que habría de venir, Isaías el profeta dijo, “Por su conocimien- to justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniqui- dades de ellos” (Isaías 53:11b). Sí, “Aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento” (Isaías 53:9b, 10a). Dios envió a Cristo a llevar nuestro pecado sobre Él y pagar la pena de muerte por nosotros. A cambio, Él quiere darnos Su justicia. “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21). ¡Qué maravilloso intercambio! Esta justicia—la justicia de Dios—está disponible como un REGALO a todo el que confíe en Cristo como su sustitu- to. Tú puedes ser justificado (exonerado o declarado justo) gratuitamente (sin hacer algo para merecerlo) por Su gracia (lo que Dios hace por ti que no puedes hacer por ti mismo). La “fe”—sólo creer que lo que Dios dice es verdad—es la forma en que tu corazón recibe un regalo gratuito de Dios. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8, 9). ¡Qué salvación más maravillosa! No hay otra forma de ser salvos. “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). Cristo dijo, “Porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis” (Juan 8:24b). 23 El Significado de “Redención” “Redención” significa “vuelto a comprar” o “pagar el rescate en totalidad.” Cuando Adán cedió a la tentación de Satanás, la humanidad se sometió bajo el poder del pecado y de la muerte. Cristo pagó el rescate—la pena justa requerida por Dios—para liberar al ser humano del pecado y de la muerte. “Como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:28). “Porque hay un solo Dios, y un solo media- dor entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos” (1 Timoteo 2:5, 6a). “En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia” (Efesios 1:7a). Ahora mismo dale gracias a Cristo por pagar este precio tan elevado por tu salvación. Él es digno de nuestra alabanza por toda la eternidad, “porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación” (Apocalipsis 5:9b). El Significado de “Propiciación” La palabra “propiciación” significa el satisfacer a la ley santa de Dios al cumplir sus demandas. Eso hizo la sangre de Cristo por nosotros. “Y la misma sangre hará expiación de la persona” (Levítico 17:11b). Cuando Cristo derramó Su sangre por los pecados del mundo, la ley fue satisfecha. La pena por el pecado (la muerte) fue pagada en su totalidad. La misma palabra es usada para el propiciatorio (asiento de la misericordia) en el templo de Dios, donde se rociaba la sangre, y donde la presencia de un Dios santo habitaba entre Su pueblo. “En esto consiste el amor: no en que noso- tros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a noso- tros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros peca- dos” (1 Juan 4:10). “Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo” (1 Juan 2:2). 24 Romanos 4:1-25 1¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro pa- dre según la carne? 2Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. 3Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. 4Pero al que obra, no se le cuenta el salario co- mo gracia, sino como deuda. 5Mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. 6Como también David habla de la bienaven- turanza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, 7diciendo: Bienaven- turados aquellos cuyas ini- quidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubier- tos. 8Bienaventurado el va- rón a quien el Señor no in- culpa de pecado. 9¿Es, pues, esta bienaven- turanza solamente para los de la circuncisión, o también para los de la incircuncisión? Porque decimos que a Abra- ham le fue contada la fe por justicia. 10¿Cómo, pues, le fue contada? ¿Estando en la cir- cuncisión, o en la incircunci- sión? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión. 11Y recibió la circuncisión co- mo señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo es- tando aún incircunciso; pa- ra que fuese padre de todos los creyentes no circuncida- dos, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia; 12y padre de la circuncisión, para los que no solamente son de la cir- cuncisión, sino que también siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abra- ham antes de ser circunci- dado. 13Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su des- cendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe. 14Porque si los que son de la ley son los herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa. 15Pues la ley pro- duce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgre- sión. 16Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea LECCIÓN 8. ABRAHAM ES UN EJEMPLO DE LO QUE ES SER DECLARADO JUSTO POR LA FE 25 [Un sello es una señal dada para mostrar que algo es verdadero.] 4. ¿Por qué recibió Abraham este sello de justicia? “Para que fuese ____________ de todos los ________________ no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por _____________” (11). 5. ¿Qué creyó Abraham acerca de Dios? “El cual da vida a los ________________, y llama las cosas que no ________, como si fuesen” (17b). [“Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vues- tros delitos y pecados” (Efesios 2:1). ¿Crees que Dios también ya hizo esto por ti?] 6. ¿Cómo comprobó Abraham que estaba fortalecido en la fe? “Dando ___________ a Dios” (20). 7. ¿De qué estaba plenamente convencido Abraham? “de que [Dios] era también poderoso para __________todo lo que había prometido” (21). [¿Estás plenamente convencido de que la sangre de Cristo te limpia de todo pecado y que tienes vida eterna a través de Él, como lo prometió? Si es así, fortalécete en la fe y dale a Él la gloria. “Yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (2 Timoteo 1:12b).] 8. ¿A quiénes más se les acreditará la justicia? “también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los que __________ en el que ___________ de los muertos a ___________, Señor nuestro” (24). 9. ¿Por qué fue crucificado y resucitado Cristo? “el cual fue entregado por nuestras _______________________ [en contra de Dios], y resucitado para nuestra ________________________” (25). [Cristo murió para llevar el castigo de nuestros pecados y remo- ver de nosotros nuestros pecados. Su resurrección nos mostró que Dios había aceptado el sacrificio y que nos había declarado justos en Él. “Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos” (2 Corintios 5:15).] 28 Romanos 5:1-11 1Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; 2por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. 3Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce pacien- cia; 4y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; 5y la esperanza no avergüenza; por- que el amor de Dios ha sido derramado en nuestros cora- zones por el Espíritu Santo que nos fue dado. 6Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. 7Cier- tamente, apenas morirá al- guno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. 8Mas Dios muestra su amor para con no- sotros, en que siendo aún pe- cadores, Cristo murió por no- sotros. 9Pues mucho más, es- tando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. 10Porque si siendo enemigos, fuimos reconcilia- dos con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. 11Y no sólo esto, sino que también nos gloria- mos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la re- conciliación. LECCIÓN 9. LAS BENDICIONES DE LA JUSTIFICACIÓN Algo para Hacer Llena todos los espacios en blanco para encontrar las mu- chas bendiciones que tenemos cuando somos justificados (declarados justos) por nuestra fe en Cristo. 1. “Tenemos _________ para con __________ por medio de nuestro Señor Jesucristo” (versículo 1). 2. A través de Cristo “tenemos_______________ por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes” (2). [Gracias a lo que Cristo ha hecho por nosotros, hallamos favor ante Dios y podemos acercarnos a Él para cualquier cosa que Él ha prometido. “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16).] 29 3. Nos “gloriamos en la esperanza de la __________ de Dios” (2). [Vemos la gloria de Dios a medida que el Espíritu Santo nos la revela por medio de la Palabra de Dios, y a medida que permitimos que Cristo viva en nosotros. “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” (Colosenses 1:27b). Un día Le veremos cara a cara y sere- mos como Él es (1 Juan 3:2).] 4. “También nos gloriamos en las ________________, sabiendo que la tribulación produce ______________; y la paciencia, __________; y la prueba, _____________” (3, 4). [“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia” (Santiago 1:2, 3). La paciencia es como una herramien- ta trilladora que separa el grano de la paja. Por la gracia de Dios, la tribulación puede purificar nuestras vidas. Si realmente queremos ser como Cristo, esto nos trae gran gozo.] 5. “La esperanza no _____________________; porque el ________ de Dios ha sido derramado en nuestros corazo- nes por el ____________ _________ que nos fue dado” (5). [El espíritu Santo nos inunda con el conocimiento de que Dios nos ama y nos llena de amor por Él y por los demás. la prueba del amor de Dios es que Cristo dio su vida por nosotros cuando todavía éramos pecadores (verso 8).] 6. “Pues mucho más, estando ya justificados (declarados justos) en su sangre, por él seremos salvos de la ______” (9). [“Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar sal- vación por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él” (1 Tesalonicenses 5:9, 10).] 7. “Si. . . fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados [vueltos a ser como amigos de Dios], seremos _________ por su _______” (10). [Además somos salvos (librados) del poder del pecado en nues- tras vidas por la vida resucitada de Cristo, que vive en nosotros e intercede en el cielo a nuestro favor. “Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” (Hebreos 7:25).] 30 humildes” (Santiago 4:6b). “Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús” (2 Corintios 2:14a).] 9. “De la misma manera por la ___________de uno vino a ________ los hombres la justificación de ________” (18b). [El acto justo de la muerte de Cristo en nuestro lugar satisfizo el castigo demandado por la ley de Dios, por tanto Dios está justifica- do (tiene buenas razones) para declararnos justos y darnos vida. “También en Cristo todos serán vivificados. El postrer Adán [Cristo], espíritu vivificante” (1 Corintios 15:22b, 45b).] 10. “Así también por la ________________ de uno, los muchos serán constituidos __________” (19b). [“Se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:8b). Debido a que Cristo fue obedien- te, todos los que están unidos con Él son declarados justos. Su vida poderosa en ellos también los hace justos (para ser como Cristo).] Necesitas Nacer de Nuevo Naciste con las tendencias pecadoras de Adán las cuales conducen a la muerte. El corazón humano es tan perverso (Jeremías 17:9) que no se puede reparar. Tú necesitas nacer de nuevo con un corazón nuevo. Dios prometió: “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros” (Ezequiel 36:26a). Cristo no heredó la naturaleza de Adán porque Dios fue Su Padre, no Adán. Solo el Hijo de Dios, sin pecado, podía co- menzar un nuevo linaje con personas que, por poner su fe en Él, hereden las características rectas del Padre celestial. “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12). ¿Has nacido como hijo de Dios, recibiéndolo en tu corazón, poniendo tu fe en que Cristo murió en tu lugar? Si no, recíbelo ahora mismo. ¡Y, entonces dale gracias a Dios por el regalo de esta nueva vida en Cristo! “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17). En lec- ciones futuras vas a aprender cómo vivir esta nueva vida. 33 LECCIÓN 11. CÓMO SER LIBRADO DEL PECADO Romanos 6:1-14 1¿Qué, pues, diremos? ¿Per- severaremos en el pecado pa- ra que la gracia abunde? 2En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al peca- do, ¿cómo viviremos aún en él? 3¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautiza- dos en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muer- te? 4Porque somos sepulta- dos juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también noso- tros andemos en vida nueva. 5Porque si fuimos plantados juntamente con él en la se- mejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; 6sabiendo esto, que nuestro viejo hom- bre fue crucificado junta- mente con él, para que el cuerpo del pecado sea des- truido, a fin de que no sirva- mos más al pecado. 7Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. 8Y si morimos con Cristo, creemos que también vivire- mos con él; 9sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. 10Porque en cuanto mu- rió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vi- ve, para Dios vive. 11Así tam- bién vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Se- ñor nuestro. 12No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obe- dezcáis en sus concupiscen- cias; 13ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de ini- quidad, sino presentaos voso- tros mismos a Dios como vi- vos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justi- cia. 14Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. Nuestra Identificación con Jesucristo En la Lección 10 aprendimos que en Cristo ganamos “mucho más” que lo que perdimos en Adán. Así como la condenación vino a toda la raza humana a través de un hombre—Adán, la salvación vino a toda la raza humana a través de un Hombre—Jesucristo. Los que obtienen su vida física de Adán están esclavizados al pecado. Quienes obtienen su vida espiritual de Jesucristo son librados de la esclavitud del pecado. Están libres para vivir para Dios. 34 El bautismo (que literalmente significa “inmersión”) en agua es un testimonio externo de lo que sucede dentro de quienes confían en Jesucristo. Por la fe un cristiano verda- dero sabe que ha sido unido a Cristo en Su muerte, sepul- tura, y resurrección. Cuando se sumerge en el agua mues- tra que la vida pecaminosa vieja ha muerto y ha sido sepul- tada en Cristo. Al salir del agua muestra que el creyente está unido a Cristo en Su nueva vida resucitada y que vive con una vida nueva para servir a Dios y dar fruto. “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20). En la Lección 2 aprendimos que la justicia de Dios “se re- vela por fe y para fe.” Primero somos puestos en libertad de la culpa y del castigo del pecado cuando creemos que Cristo murió en nuestro lugar. Dios puede declararnos “no culpables” y declararnos justos, acreditando a nuestra cuen- ta la justicia de Cristo. Ahora vemos que la salvación (libera- ción) también incluye la libertad del poder del pecado. Romanos 6:1-14 nos ayuda a saber qué hacer con el peca- do mientras vivimos en un cuerpo físico en un mundo pe- caminoso. Estos versículos nos ayudan a aprender que po- demos vivir correctamente por el poder de la vida resucita- da de Cristo que actúa en nosotros, haciéndonos más y más como Él. Necesitamos no ser dominados por los pecados que nos controlaron en el pasado. Algo para Hacer Llena los espacios en blanco usando Romanos 6 para aprender lo que Pablo quiere que SEPAMOS, CONSIDE- REMOS, y PRESENTEMOS (cedamos): Pablo nos pide SABER realmente 1. “que nuestro viejo hombre fue______________ junta- mente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido [es decir, que ya no podrá funcionar], a fin de que no _______________ más al pecado” (versículo 6). “Porque el 35 mano, no es de Dios” (1 Juan 3:10). Cristo claramente describió la diferencia entre los dos amos: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ove- jas” (Juan 10:10, 11). Satanás, el mentiroso y ladrón, trata de hacer que el pecado parezca deseable, mas éste viene a destruirnos. Cristo, el Buen Pastor, viene a darnos vida abundante y a cuidarnos. Incluso murió por nosotros. Tú eres esclavo del amo a quien obedeces. Uno de los amos, el pecado, paga un sueldo—muerte. El otro amo, Dios, ofrece darte lo que no puedes ganar—vida eterna en Cristo. “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3). Estar en Cristo Produce Fruto Cristo dijo: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; por- que separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5). Quie- nes están unidos a Cristo darán el fruto de ser como Él es. “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, be- nignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Gálatas 5:22, 23a). Lo que Cristo hace en ti y a través de ti durará por toda la eternidad. Tanto el Pecado como la Justicia se Multiplican El ser esclavo del pecado y usar tu cuerpo desordenada- mente (seguir por tu propio camino) solo te lleva a más desorden. Pero cuando Dios te hace libre del pecado (salvación), te conviertes en esclavo de la justicia, con nuevos deseos que te estimulan a hacer lo correcto. Esto te lleva a más y más santidad (santificación). “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena volun- tad” (Filipenses 2:13). 38 LECCIÓN 13. LIBERACIÓN DE LA ESCLAVITUD A LA LEY DE DIOS Romanos 7:1-13 1¿Acaso ignoráis, herma- nos (pues hablo con los que conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que éste vive? 2Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. 3Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera. 4Así también voso- tros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resuci- tó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. 5Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pe- caminosas que eran por la ley obraban en nuestros miem- bros llevando fruto para muerte. 6Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra. 7¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; por- que tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás. 8Mas el peca- do, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto. 9Y yo sin la ley vivía en un tiem- po; pero venido el man- damiento, el pecado revivió y yo morí. 10Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte; 11porque el pe- cado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató. 12De ma- nera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento san- to, justo y bueno. 13¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pe- cado, produjo en mí la muer- te por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado lle- gase a ser sobremanera pe- caminoso. 39 El Matrimonio como Ilustración Pablo explica la relación entre el creyente y la ley de Dios comparándola como el matrimonio, el cual fue diseñado por Dios para que dure toda la vida. Pablo dice que la ley de Dios es como un marido. La mujer está atada a su marido todo el tiempo, mientras él viva. La ley de Dios no ha muerto. “Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos” (Salmo 119:89). Cristo dijo: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido” (Mateo 5:17,18). “Mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre” (Isaías 40:8b). Pablo voltea la ilustración para mostrar que nosotros podemos morir y ya no estar obligados a la ley. Entonces somos libres para empezar una relación nueva. ¿No es esto interesante? Quien debe morir es nuestro yo pecaminoso. ¡Qué maravilloso es que Jesucristo, que satisfizo toda la ley con su vida justa, murió en nuestro lugar, y nos da una vida nueva, para ser vivida por fe en Él! Si estamos en Cristo (confiando en Él como nuestro Salvador), morimos con Él cuando Él murió. Somos enton- ces libres de la esclavitud de la ley. Habiendo nosotros resucitado con Cristo, quedamos libres para vivir una vida nueva, “casados” (unidos) a Cristo para siempre. Esta unión produce el fruto de la justicia. No hay vida, ni salvación, ni una vida santa, sin esa unión con Jesucristo. La Ley No Te Puede Hacer Justo La ley no puede dar vida ni poder para obedecer la ley de Dios. “Si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera ver- daderamente por la ley” (Gálatas 3:21b). “(Pues nada per- feccionó la ley), y de la introducción de una mejor espe- ranza, por la cual nos acercamos a Dios” (Hebreos 7:19). La vida se encuentra en una Persona, no en la obedecía a 40 de sus huesos. Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia” (Efesios 5:30, 32). Cristo sustenta y cuida a Su esposa, la Iglesia, como a Su propio cuerpo (Efesios 5:29). Por cuanto estamos tan uni- dos a Cristo (como parte de Su cuerpo y como lo está una esposa a su marido), debemos ser santos y permitir que Él nos sustente y lave continuamente. “Así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificar- la, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia glo- riosa,. . . que fuese santa y sin mancha” (Efesios 5:25b-27). “Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él” (1 Corintos 6:17). Cristo Nos Libera de las Demandas de la Ley “Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incir- cuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz” (Colosen- ses 2:13, 14). Era como si una lista de todas las leyes de Dios que habíamos roto hubiera sido clavada en la cruz de Cristo con la leyenda “Cuenta pagada en su totalidad.” ¡Qué libertad! Esto no significa que ahora tenemos libertad para pecar. ¡No! Nuestra nueva vida en Cristo quiere agradar y honrar a Dios. “Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios” (Gálatas 2:19). Ahora tenemos la vida santa de Cristo en nosotros, la cual nos da poder para vivir una vida santa. “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1 Corintios 6:19, 20). 43 LECCIÓN 14. LA LUCHA ENTRE DOS NATURALEZAS Romanos 7:14-25 14Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy car- nal, vendido al pecado. 15Por- que lo que hago, no lo entien- do; pues no hago lo que quie- ro, sino lo que aborrezco, eso hago. 16Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. 17De manera que ya no soy yo quien hace aque- llo, sino el pecado que mora en mí. 18Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. 19Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el peca- do que mora en mí. 21Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal es- tá en mí. 22Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; 23pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 24¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? 25Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nues- tro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado. La Incapacidad Total del Yo ¡Qué maravilloso es estar muerto al pecado y muerto a las demandas de la ley! En cambio, somos vivos para Dios y declarados justos por la fe en Jesucristo. Hemos visto lo que Cristo hizo por nosotros. Ahora Pablo nos muestra un pro- blema que se necesita resolver antes de que podamos vivir una vida santa para Dios. Pablo describe el dilema de todo el que se deleita en la ley de Dios. Esta persona sabe que la ley de Dios es buena, se esfuerza mucho para hacer lo recto. Pero todo el que inten- ta vivir la vida cristiana en su propia fuerza llega a la misma conclusión que Pablo. La lucha poderosa llevada a cabo entre la carne (la sabiduría y el esfuerzo humano, indepen- 44 dientes de Dios) y el Espíritu de Dios que ahora vive dentro de él (que desea hacer la voluntad de Dios), le hace clamar a Dios para que lo libere. Pablo encontró que su “carne” no era más capaz ahora de complacer a Dios después de haber sido salvo que antes de ser salvo. Su conclusión es que no hay nada bueno en su carne. Esta es una revelación maravillosa porque ahora Pablo pide ayuda. Solo hay una Persona que lo puede ayu- dar. Pablo sabía que la libertad se encuentra en Jesucristo; por tanto clamó agradecido: “¡Gracias doy a Dios, por Jesu- cristo Señor nuestro!” En las lecciones siguientes veremos que podemos ser liberados de esta lucha con la carne, si caminamos en el Espíritu de Cristo, que vive en nosotros. Los creyentes de la región de Galacia tenían un problema similar. Habían recibido a Cristo por fe, pero intentaban per- feccionarse con sus propias fuerzas—“en la carne.” Pablo, que conocía muy bien este problema, les había escrito así: “¡Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obede- cer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucifica- do? Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?” (Gálatas 3:1-3). Quienes han recibido la vida nueva por la fe en Cristo, pueden vivir la vida cristiana solo por la fe en Cristo. “El justo [la persona justi- ficada, o declarada justa, por Dios] por la fe vivirá” (Gálatas 3:11b). El Poder de Cristo en Nosotros Después de venir por fe a Cristo para ser salvos de la cul- pa y castigo del pecado, debemos seguir viniendo a Cristo por la fe para la santificación, viviendo una vida santa con po- der sobre la seducción del pecado. “Jesús” significa “Jehová es salvación.” “Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, 45 LECCIÓN 15. LA VIDA EN EL ESPÍRITU DE JESUCRISTO Romanos 8:1-4 1Ahora, pues, ninguna con- denación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la car- ne, sino conforme al Espíritu. 2Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pe- cado, condenó al pecado en la carne; 4para que la justi- cia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino con- forme al Espíritu. Algo para Hacer A. Llena los espacios en blanco: 1. “Ahora, pues, ninguna __________________ hay para los que están en ____________ _______, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (versículo 1). 2. “Porque la ____ del Espíritu de ________en Cristo Jesús me ha ___________de la ____ del pecado y de la muerte” (2). 3. “Porque lo que era imposible para la ______ , por cuanto era _______ por la ___________, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de ______de pecado y a causa del ________” (3). [La ley de Dios es santa y maravillosa, pero no tiene poder para hacer que una persona sea justa, porque la carne es débil. Cristo vino en forma de hombre (Filipenses 2:7), mas fue sin pecado (Hebreos 4:15).] 4. Cuando Cristo murió por nosotros, Dios “______________ al pecado en la carne” (3b). Jesús resucitó de los muertos, y nosotros resucitamos con Él, “para que la ____________ de la ley se ______________ en nosotros, que no andamos con- forme a la _________, sino conforme al _____________” (4). B. Memoriza Romanos 8:1-4. 48 Dos Leyes Poderosas Según la Lección 14, Pablo vio una tendencia poderosa en su propio ser para hacer lo malo aun cuando no desea- ba hacerlo. A esta fuerza que nos tira hacia abajo la llama ahora “la ley del pecado y de la muerte.” Esta fuerza que nos hace pecar (lo cual da como resultado la muerte) es tan poderosa como la ley de la gravedad lo es en el mundo físi- co. No podemos vencerla con nuestras propias fuerzas. pero hay otra ley poderosa que puede vencerla. Los que están en Cristo Jesús no están bajo condenación porque han sido justificados (declarados justos), por fe en la vida sin pecado de Cristo, Su muerte, sepultura, y su resu- rrección a favor de ellos. La carne (que obedece a la ley del pecado) está presente mientras vivamos en nuestro cuerpo mortal. Pero cuando “caminamos en el Espíritu,” teniendo glorioso compañerismo con nuestro Señor, y siendo sensi- bles a Su dirección, la carne ya no estará en control porque una ley más poderosa entra en acción—“la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús.” Esta ley es como el impulso po- deroso de las máquinas jet que desafían la ley de la gravedad y levantan a un enorme y pesado avión, y lo lle- van por el aire en vuelos largos, cruzando incluso los océanos. La ley de la gravedad todavía está en acción, pero no puede tirar al avión hacia abajo mientras este poder más fuerte esté en acción. La Vida Está en Jesucristo “En Él estaba la vida” (Juan 1:4a). Cristo nos dijo, “Yo soy. . . la vida” (Juan 14:6b). La persona que tiene a Cristo tiene la vida. “El que tiene al Hijo, tiene la vida” (1 Juan 5:12a). La vida que es en Cristo es tan poderosa que quienes ca- minan en el Espíritu de esa vida pueden vivir libres de la fuerza del pecado y la muerte que tira hacia abajo. Romanos 8 es rico en la verdad sobre la vida en Cristo y cómo vivir la vida cristiana por fe. La vida en Cristo vale tanto la pena como para dejar todo deseo carnal. “El que pierde su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 10:39b). 49 La Vida en Cristo Es como Agua Viviente La vida en Cristo fue diseñada para ser como una fuente continua que refresca y limpia la vida del creyente. Una vez Él le dijo a una mujer pecadora que encontró junto a un pozo, “Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no ten- drá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Juan 4:14). En el Antiguo Testamento Dios se entristeció cuando Su pueblo lo rechazó. “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cis- ternas, cisternas rotas que no retienen agua” (Jeremías 2:13). ¿No es éste el retrato de muchas personas de nues- tros tiempos? En lugar de vivir una relación vital con Dios, estas personas buscan amor y significado para su vida, pero lo hacen a su manera. Estas formas inventadas por ellas no tienen vida; no “retienen al agua.” La Vida en Cristo Está Muy por Encima de la Vida de Este Mundo Quienes han “nacido de arriba” tienen nueva vida en Cristo y se identifican con Él en Su muerte y resurrección. Pueden identificarse también con Su ascensión al cielo, a la diestra del Padre. Mientras aún vivimos en nuestro cuerpo, podemos vivir en “lugares celestiales” con Cristo en nuestro espíritu. “Aun estando nosotros muertos en pecados, [Dios] nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y junta- mente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús” (Efesios 2:5, 6). Dios nos ha bendecido “con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Efesios 1:3b). Desde un avión o desde la cima de una montaña alta, los objetos de abajo parecen ser pequeños e insignificantes. Cuando tu espíritu vive “en los lugares celestiales,” con Cristo, los problemas y las luchas de la tierra extrañamente parecen pequeños. Tú ves las cosas desde la perspectiva de Dios. 50 ___________” (7). “Los que viven según la carne no pueden _______________ a Dios” (8). [Nunca podremos agradar a Dios yendo por nuestro propio cami- no. Dios se complace cuando confiamos en Él. “Pero sin fe es im- posible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6).] Evidencia de la Vida en el Espíritu ¿Estás viviendo “en la carne” o “en el Espíritu”? Dios dice que estás “en el Espíritu” si el Espíritu de Dios habita en ti (Romanos 8:9). “Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él” (Romanos 8:9). Esta es una palabra de Dios muy seria. Si el Espíritu de Cristo no está en ti, no eres cris- tiano. La Palabra de Dios dice, “Porque el ocuparse de la carne es muerte” (Romanos 8:6a). “Porque si vivís conforme a la carne, moriréis” (Romanos 8:13a). Por favor cree la Pala- bra de Dios. No seas engañado. Algunas personas pueden decir a la persona carnal, la que tiene como práctica el andar en la carne, “No moriréis.” Eso es lo que Satanás le dijo a Eva en el jardín del Edén (Génesis 3:4b). Pablo dijo, “Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo” (2 Corintios 11:3). ¡No te dejes llevar por otro evangelio! Recuerda, “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Romanos 8:1). Mas para quienes no están en Cristo Jesús hay condenación. “El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios” (Juan 3:18). El propósito de la venida de Cristo fue quitar pecados y vivir en nosotros para que tengamos Su poder para no pecar. Cualquiera que tiene la vida de Cristo que es sin 53 pecado al vivir en él, no podrá seguir un estilo de vida pecaminoso. “Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido. En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios” (1 Juan 3:5, 6, 10). El apóstol Juan escribió estas palabras para que los cris- tianos no pequen. Pero él también sabía que los cristianos no son perfectos, por eso les dice lo que deben hacer: “Y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo” (1 Juan 2:1b). “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). Des- pués de confesar nuestros pecados y que éstos sean quita- dos, podremos seguir caminando en la luz de la presencia de Dios. “Pero si andamos en luz, como él está en luz, te- nemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7). Andar Según el Espíritu Dios había prometido a su pueblo que Él pondría Su Espíritu en ellos para ayudarlos a andar en Sus caminos. “Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra” (Ezequiel 36:27). Andar en el Espíritu significa vivir por la vida de Dios en ti. Significa andar en tu nueva vida (Romanos 6:4). Significa andar por fe en el Hijo de Dios que te ama y dio Su vida por ti (Gálatas 2:20). Significa permitirle a Dios que haga cambios en tu vida, mientras te hace ver tus faltas y dependes de Su poder que obra en ti. Andar en el Espíritu significa tener compañerismo con Dios todo el día. Significa hacerle preguntas, seguir Sus direcciones, gozarse en la esperanza, creer Sus promesas. Es estar continuamente consciente de la presencia de 54 Cristo que vive en ti. Es tener compañerismo creciente con Dios, estar de acuerdo con Él y amarle, compartiendo ho- nestamente tus luchas y alegrías; y honrándole en lo que piensas, dices y haces. “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo” (1 Juan 2:6). Cristo no es sólo un ejemplo para imitar. Él es nuestra vida. La Mente Carnal La palabra “carnal” en el Nuevo Testamento describe a quienes viven según los deseos de su naturaleza pecami- nosa. Algunas veces la palabra “carne” se refiere al cuerpo humano, que no es malo. Cristo mismo fue Dios “hecho carne” (Juan 1:1, 14)—recibió un cuerpo para vivir entre la gente de este mundo—mas Él no tuvo pecado. Algunas veces los cristianos inmaduros viven en formas carnales, no creyendo o no sabiendo de la libertad del peca- do que tienen en Cristo. Pablo sabía esto cuando escribió a los creyentes en Corinto. “Pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y an- dáis como hombres?” (1 Corintios 3:3b). La mente carnal es demasiado orgullosa como para someterse a Dios o depender de Su gracia. Un cristiano verdadero debe a segu- rarse de que es espiritual por el poder de Dios. Él no con- vierte en práctica el andar en la carne. Si actúa en formas carnales a veces, el Espíritu dentro de él lo condena, lo con- fesará a Dios, recibe limpieza y otra vez anda en comunión con Dios. Él dependerá del poder de Dios dentro de él para dar los frutos de justicia (ver la página 38). Así es como las obras carnales del cuerpo son puestas a muerte por el Espíritu (Romanos 8:13). La Mente Espiritual La mente espiritual es lo totalmente opuesto a la mente carnal. Es la mente de Cristo—depende de Dios, ama a Dios y a otros, sirve a Dios y da gracias en todo. Esta clase de mente es vida y paz, no es discordia ni muerte. “Mas 55 4. Somos hijos de Dios, y coherederos con Cristo, “si es que ____________________ juntamente con él” (17). Cristo Vivió como un Hijo Maduro Jesucristo, el Hijo de Dios, disfrutó de una relación íntima con Su Padre en los cielos. Ellos eran uno. Jeuscristo dijo, “No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente” (Juan 5:19b). “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió” (Juan 6:38). “Porque yo hago siempre lo que le agrada” (Juan 8:29b). El Espíritu de Adopción Nos hacemos miembros de la familia de Dios a través del nuevo nacimiento. “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios” (1 Juan 5:1a). La palabra “adop- ción” en el Nuevo Testamento significa “ser puesto como un hijo adulto.” Los griegos en el tiempo de Pablo educaban a sus hijos bajo algunos guardianes con muchas reglas y reglamentos que eran vigentes hasta el momento señalado por el padre, cuando cada hijo recibía su herencia como hijo adulto. Un hijo adulto no tiene que tener las reglas y regla- mentos impuestas sobre él. Ese hijo tiene el deseo interno de complacer a su padre. Los hijos nacidos de Dios reciben el Espíritu de adopción con todos los privilegios y responsabilidades de hijos madu- ros. Ellos viven como Cristo vivió, deseando ser guiados y dejándose guiar por el Espíritu de Dios y de Su Palabra. Un hijo de Dios no está esclavizado a la “letra” de la ley escrita, sino a seguir al “espíritu” de la ley de Dios, que está escrita en su corazón. “La ley de su Dios está en su corazón; por tanto, sus pies no resbalarán” (Salmo 37:31). “Él hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón” (Salmo 40:8). El Espíritu de Cristo (el Hijo de Dios) que está en nosotros llama a Dios “Padre,” tal como Cristo mismo lo hizo. “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el 58 Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo” (Gálatas 4:6, 7). Precisamente antes de que Cristo fuera juzgado y ejecutado sobre una cruz, Él oró a Su Padre celestial llamándolo “Abba, Padre” (Marcos 14:36). “Abba” en el idioma arameo era la expre- sión íntima y personal usada por un hijo pequeño para lla- mar a su papá, “¡Ta-ta!” o “Papi.” Nosotros podemos tener esta misma relación íntima con nuestro Padre celestial. Los Hijos de Dios Comparten los Sufrimientos y la Gloria de Cristo Jesucristo, aunque no pecó, tuvo que sufrir. “Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia” (Hebreos 5:8). Nosotros, como coherederos con Jeuscristo, comparti- mos Sus sufrimientos y Su gloria. “Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él” (Filipenses 1:29). Nuestra “carne” puede “sufrir” cuando nuestros pecados son cortados de nosotros por el poder del Espíritu. También, el mundo nos odiará así como lo odió a Él (1 Juan 15:18). El sufri- miento nos da una oportunidad para tener una comunión más profunda con Cristo. “A fin de conocerle, y el poder de su re- surrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte” (Filipenses 3:10). Pero cualquier sufrimiento que experimentemos ahora es pequeño comparado con una eternidad de gozo y bendición en el cielo. “Porque esta leve tribulación momentánea pro- duce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” (2 Corintios 4:17). “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios” (Hebreos 12:2). Cristo dijo, “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono” (Apocalipsis 3:21). 59 LECCIÓN 18. LA GLORIA FUTURA DE LOS HIJOS DE DIOS Romanos 8:19-30 19Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. 20Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; 21porque tam- bién la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad glo- riosa de los hijos de Dios. 22Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de par- to hasta ahora; 23y no sólo ella, sino que también noso- tros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, noso- tros también gemimos den- tro de nosotros mismos, espe- rando la adopción, la redenci- ón de nuestro cuerpo. 24Por- que en esperanza fuimos sal- vos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; por- que lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? 25Pero si espera- mos lo que no vemos, con pa- ciencia lo aguardamos. 26Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debili- dad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por noso- tros con gemidos indecibles. 27Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la in- tención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los san- tos. 28Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, es- to es, a los que conforme a su propósito son llamados. 29Por- que a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos con- formes a la imagen de su Hi- jo, para que él sea el primo- génito entre muchos herma- nos. 30Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justi- ficó, a éstos también glori- ficó. Algo para Hacer Llena los espacios en blanco para descubrir quién gime y por qué lo hace: 1. “Toda la ________________ gime a una, y a una está con _______________ de ____________ hasta ahora” (22). 60 los ha predestinado a ser como Su Hijo Cristo. Él los llamó, Él los justificó (los declaró rectos), y les ha dado Su gloria. Jesucristo le pidió esto a Su Padre: “La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí” (Juan 17:22, 23a). “A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio. . . ; que es Cristo en vosotros, la esperan- za de gloria” (Colosenses 1:27). Cuando Cristo vive en ti, puedes esperar confiadamente de que siempre estarás con Él, y compartirás Su gloria. Quienes están en Cristo Jesús lo glorifican cuando cumplen el propósito de Dios para sus vidas. “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de ante- mano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:10). Los Sufrimientos de Hoy Ayudan a Bien Pablo dice, “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8:28a). Dios, que es todopoderoso, actuará aun en medio de circunstancias terribles para bien de los que lo aman. Es bueno llegar a ser como Su Hijo, aunque este proceso de transformación incluya sufrimientos. “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois par- ticipantes de los padecimientos de Cristo, para que tam- bién en la revelación de su gloria os gocéis con gran ale- gría” (1 Pedro 4:12, 13). “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perece- dero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (1 Pedro 1:6, 7). 63 Dios Es por Nosotros Esta lección está llena de preguntas y respuestas maravi- llosas. Ya hemos aprendido cuál es el propósito de Dios para nosotros: hacernos como es Cristo, restaurando en nosotros la imagen de Dios, nuestro Padre celestial. ¿Alguna vez Dios fracasa en Sus propósitos? “Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfec- cionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6). Sabemos que Dios es por nosotros porque sacrificó aún a Su propio Hijo en nuestro favor. Si Dios nos dio lo mejor de lo Suyo cuando éramos pecadores, ¿puede negarse a dar- nos algo bueno ahora que nos ha declarado justos? ¿Quién puede presentar cargos contra ti, si tú eres un es- 64 LECCIÓN 19. EL LUGAR ETERNO DEL CREYENTE EN EL CORAZÓN DE DIOS 31¿Qué, pues, diremos a es- to? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? 32El que no escatimó ni a su pro- pio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? 33¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. 34¿Quién es el que condena- rá? Cristo es el que murió; más aun, el que también re- sucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por noso- tros. 35¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribula- ción, o angustia, o persecu- ción, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 36Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiem- po; somos contados como ovejas de matadero. 37Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por me- dio de aquel que nos amó. 38Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá sepa- rar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nues- tro. Romanos 8:31-39 cogido (electo)? Dios no, seguramente Él no lo puede hacer porque si estás en Cristo, Él mismo te ha declarado justo. ¿Quién te condena? No puede ser Cristo, pues Él murió por ti. Él resucitó y vive en ti. De hecho Él está a la diestra de Dios orando por ti ahora mismo. “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” (Juan 3:17). Una vez unos hombres trajeron a Jesús una mujer que des- cubrieron en el acto mismo del adulterio. Ellos querían que Jesús estuviera de acuerdo con ellos al condenarla. Pero ante la presencia de Cristo la conciencia de todos fue sacudida y se fueron escabullendo uno tras otro. “Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más” (Juan 8:10, 11). Cristo tampoco te condena, si estás en Él—pero Su propósito, Su objetivo, es que dejes de pecar. La única cosa que puede separar a una persona de Dios —el pecado—ya ha sido resuelta por Dios mismo. Debería- mos detestar el pecado porque éste nos separa de Dios. “Pero vuestras iniquidades han hecho división entre voso- tros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír” (Isaías 59:2). Pero si he- mos venido a Cristo para que quite nuestro pecado, enton- ces hemos sido declarados rectos, y vivimos en unión con Cristo; permitiéndole que trabaje en nosotros para hacernos más como Él, ¿qué podría separarnos de Él? ¡Absoluta- mente nada! Tenemos libertad para amarlo y “sin temor le serviríamos en santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días” (Lucas 1:74b, 75). Cristo dijo, “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano” (Juan 10:27, 28). 65 [Ellos han sido adoptados por Dios como Sus hijos. “Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito” (Éxodo 4:22b).] 2. “la _____________” (4). [La gloria de la presencia de Dios estaba con Israel. “Allí me reuniré con los hijos de Israel; y el lugar será santificado con mi gloria” (Éxodo 29:43).] 3. “el _________” (4). [Dios hizo pactos con Abraham, Moisés, y David. “Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham: En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra” (Hechos 3:25).] 4. “la promulgación de la _______” (4). [“Y él os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra” (Deuteronomio 4:13).] 5. “el _________“ (4). [“Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal” (Hebreos 9:1).] 6. “y las __________________” (4). [A Israel se le dieron muchas promesas sobre su futuro y sobre el Mesías que vendría. “Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres” (Hechos 13:32).] 7. “de quienes son los ____________________” (5). [Israel estaba orgulloso de sus padres—los patriarcas Abraham, Isaac, y Jacob. “Solamente de tus padres se agradó Jehová para amarlos, y escogió su descendencia después de ellos, a vosotros” (Deuteronomio 10:15a).] 8. “y de los cuales, según la carne, vino _____________, el cual es __________ sobre todas las cosas, bendito por los siglos.” (5). [El regalo más grande de todos fue el Mesías que debería ben- decir al mundo entero. “De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre” (Hechos 10:43). Jesucristo puede perdonar los peca- dos porque Él es Dios.] 68 Cuatro Ilustraciones de la Soberanía de Dios Debido a que Israel estaba orgulloso de haber sido el pue- blo escogido de Dios, Pablo explica que Dios es soberano. Él escoge a quien le place para lograr Sus propósitos. Su elección no estaba basada en quiénes eran ellos, ni en nada que ellos hubieran hecho. La Ilustración de Isaac Abraham tuvo otros hijos, pero solo Isaac—el hijo prometi- do por Dios y nacido a través de un milagro de Dios—recibió la herencia. Igualmente, no todos los descendientes físicos de Abraham heredaron las promesas de Dios. Solo los hijos espirituales de Abraham—los que nacieron espiritualmente por un milagro de Dios, que tienen la misma fe como la de Abraham. “Los que son de fe, éstos son hijos de Abraham. De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham” (Gálatas 3:7b, 9). Dios lleva a cabo Su propósito a través del pueblo que tiene la fe verdadera—no importa si son judíos o gentiles. La Ilustración de Jacob y Esaú Isaac, el hijo de la promesa, tuvo dos hijos gemelos. Nor- malmente el hijo mayor hereda la bendición y la responsa- bilidad. Pero Dios escogió a Jacob (a quien después llamó Israel), el gemelo menor, para que fuera el padre del pueblo a través del cual Él planeaba bendecir al mundo. Antes de que nacieran, antes de que cualquiera de esos dos mucha- chos hubieran hecho algo bueno o malo, Dios escogió a Jacob para este propósito. Su elección no fue basada en el carácter ni la conducta de Jacob. Pablo cita al profeta Malaquías para mostrar que los descendientes de Isaac por la línea de Esaú no eran el pueblo de Dios. Cientos de años después de muertos Jacob y Esaú, cando la nación de Israel dudó del amor de Dios, Malaquías dijo que Dios amó a Jacob—un nombre que se le da a la nación de Israel, pero que aborreció a Esaú—un 69 nombre dado a la nación de Edom, descendiente de Esaú— llamado un “territorio de impiedad” (Malaquías 1:2-4). Dios aborrece a todos los que hacen iniquidad (Salmo 5:5) pero desea que se arrepientan y sean salvos. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigéni- to, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). La Ilustración de Faraón “El hombre que reprendido endurece la cerviz, de repen- te será quebrantado, y no habrá para él medicina. Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra; mas cuando domi- na el impío, el pueblo gime” (Proverbios 29:1, 2). Sabemos que Faraón era un gobernante malvado, porque el pueblo de Israel se quejó y clamó a Dios pidiendo que lo librara de él. Faraón endureció su corazón contra Dios y contra las opor- tunidades que Dios le dio para ablandarse. Dios hizo que las respuestas de Faraón endurecieran aún más su corazón. Dios planeó usar el corazón endurecido de Faraón para demostrar Su gran poder. “Y a la verdad yo te he puesto para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado en toda la tierra” (Exodo 9:16). Faraón debiera haber sido un gran ejemplo para Israel de lo que es un corazón endurecido, sin embargo el pueblo de Israel endureció su propio corazón y no escuchó a Dios. Esto debe ser una advertencia para nosotros (que tenemos muchas bendiciones de Dios) para que no endurezcamos nuestro corazón al dejar de escucharlo o no creer en Dios. “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (Hebreos 4:7b). La Ilustración del Alfarero y el Barro Para que Jeremías entendiera las palabras del mensaje de Dios, Jehová le pidió una vez que fuera a la casa del alfarero. Mientras Jeremías observaba cómo trabajaba el 70 Algo para Hacer Llena los espacios en blanco usando Romanos 10: 1. Para tener la justicia que viene por la fe uno no necesita tener que buscar lejos a Cristo (10:6, 7). “_________ de ti está la palabra, en tu __________ y en tu _____________” (10:8). [“Aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros” (Hechos 17:27b). “Cercano está Jehová a todos los que le invocan, A todos los que le invocan de veras” (Salmo 145:18). “Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu” (Salmo 34:18).] 2. ¿Qué debes confesar con tu boca? “Que ______________ es el Señor” (9). 3. ¿Qué debes creer en tu corazón? “Que Dios le ___________ de los ________________” (9). 4. ¿Qué hace uno con su corazón? “Se ________ para [recibir] ______________” (10). 5. ¿Qué hace uno con su boca? “Pero con la boca se ________________ para _____________________” (10). 6. ¿Quién será salvo? “Todo aquel que ______________ el _____________ del Señor, será salvo” (13). 73 si no fueren enviados? Como está escrito: “¡Cuán hermosos son los pies de los que anun- cian la paz, de los que anun- cian buenas nuevas!” 16Mas no todos obedecieron al evange- lio; pues Isaías dice: “Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?” 17Así que la fe es por el oír, y el oír, por la pala- bra de Dios. 18Pero digo: ¿No han oído? Antes bien, Por to- da la tierra ha salido la voz de ellos, y hasta los fines de la tierra sus palabras. 19También digo: ¿No ha conocido esto Israel? Primeramente Moisés dice: “Yo os provocaré a celos con un pueblo que no es pue- blo; con pueblo insensato os provocaré a ira.” 20E Isaías dice resueltamente: “Fui ha- llado de los que no me busca- ban; me manifesté a los que no preguntaban por mí.” 21Pero acerca de Israel dice: “Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde y contradictor.” 7. ¿Cómo nos llega la fe? “por el _________” (17). ¿Cómo nos llega el oír? “por la ______________ de Dios” (17). La Justicia de Dios Es Necesaria Cuando Jesús vivió en la tierra, los fariseos—los judíos religiosos—insistían en que todas las leyes de Dios, junto con sus propias interpretaciones, deberían observarse dili- gentemente. Cuando Jesús enseñó la verdad de que la jus- ticia era necesaria, dijo: “Porque os digo que si vuestra jus- ticia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 5:20). Eso sig- nifica que ni siquiera la justicia tan estricta de los fariseos era suficiente delante de Dios. Las leyes dadas a Moisés incluyen tales cosas como “No matarás” y “No cometerás adulterio” (Exodo 20:13,14). Estas son acciones externas. La justicia de la que Jesús habló incluye las motivaciones internas del corazón. Jesús enseñó que incluso si uno se enoja contra su hermano, sin tener una causa, si le llamas “tonto” a alguien, es injusticia que merece juicio. Un hombre puede no cometer el acto de adulterio, pero si en su corazón tiene lascivia por una mujer, comete adulterio ante los ojos de Dios. La justicia de Dios debe ser interna primero. Jesús dijo: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están lle- nos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así tam- bién vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad” (Mateo 23:27, 28). La norma para la justicia de Dios es tan alta que nadie la puede satisfacer a menos que Dios mismo le imparta su propia justicia. ¡Y eso es lo que Dios hizo! Él envió a Jesucristo (Dios hecho carne) para vivir entre nosotros y vivir la vida totalmente justa que Dios demanda. Cristo es una piedra de tropiezo para quienes piensan que su propia justicia agrada a Dios. “. . . Todas nuestras justicias [son] 74 como trapos de inmundicia” (Isaías 64:6a). Las personas que son suficientemente humildes como para reconocer que son pecadoras (y que no pueden vivir una vida recta en sus propias fuerzas) se consideran muertas a su antigua vida pecaminosa (fue crucificada cuando Cristo murió en el lugar de ellos) y vivas en la vida nueva que Cristo les da. “Y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe” (Filipenses 3:9). ¿Por qué Tuvo Dios que Hacer a Israel a Un Lado? Cuando Jesús vino, el pueblo de Israel estaba haciendo lo posible por obedecer la ley de Dios en sus propias fuerzas. El pueblo no se dio cuenta de que la justicia que Dios desea puede ser obtenida sólo a través de la fe en Jesucristo, lo cual ES justicia (1 Corintios 1:30). Dios había escogido a Israel para que fuera un canal de Sus bendiciones al mundo. Por eso, cuando rechazaron a Cristo como el Salvador prometido, Dios no podía usarlos para compartir estas buenas noticias con el mundo. Él escogió a los gentiles creyentes para que fueran Su pueblo. “Vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios” (1 Peter 2:10a). Jesús contó la parábola acerca del dueño de un viñedo (plantación de uvas) que envió a sus siervos a recoger el fruto. Pero los labradores encargados del viñedo mataron a los criados del dueño, uno tras otro. Él, finalmente envió a su único hijo, esperando que lo respetaran, pero también lo asesinaron, queriendo ellos quedarse con la herencia. (Ma- teo 21:33-39). Cristo dijo: “Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él” (Mateo 21:43). Como veremos en la siguiente lección, sin embargo, Dios fue misericordioso. No se apartó de Israel total o permanentemente. 75 Dios. Pero cuando la gente no quiere escuchar, Dios per- mite que estén ciegos a la verdad. Eso le sucedió a la nación de Israel. “Porque Jehová derramó sobre vosotros espíritu de sueño” (Isaías 29:10a). “De manera que se cumple en ellos la pro- fecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis” (Mateo 13:14). “Pero el en- tendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto. Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará” (2 Corintios 3:14a, 16). Quienes vienen a Cristo re- ciben un nuevo entendimiento de las Escrituras porque el Espíritu de Dios les revela la verdad (Juan 15:26, 16:13). “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” (1Corintios 1:18). La Ilustración del Olivo Pablo usa el olivo como ejemplo para mostrar que Dios no ha desechado a Israel para siempre. El pueblo de Israel fue como las ramas de un olivo plantado por Jehová. “Olivo verde, hermoso en su fruto y en su parecer, llamó Jehová tu nombre” (Jeremías 11:16). La madera del olivo se usó para construir el templo de Dios (1 Reyes 6:23, 32). Las oli- vas se exprimían para proveer aceite (símbolo del Espíritu Santo) para que las lámparas estuvieran encendidas con- tinuamente y para ser un ungüento sagrado (Éxodo 27:20; 30:22-33) para el servicio en el tabernáculo. Para cultivar los árboles fructíferos de la oliva se necesi- tan décadas de esfuerzo y de injertos continuos (insertar y sellar ramas de renuevo en una cortada que se hace en el árbol). Este proceso fortalece al árbol para que la savia fluya. Si no funciona el injerto de renuevos buenos, solo queda por hacer una sola cosa: despojar al árbol de la mayor parte de las ramas dejando solo el tronco. Entonces 78 hay que “ahogarlo” con injertos de un olivo silvestre (un árbol radicalmente diferente) para que el árbol pueda dar fruto. Esto es lo que Dios hace. Las ramas naturales (incré- dulo Israel) fueron removidas y los creyentes gentiles fueron injertados como pueblo de Dios para estimular al pueblo de Israel a que regrese a Él. “Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo” (Efesios 2:13). “Para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcan- zase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu” (Gálatas 3:14). Dios Mostrará Misericordia y Restaurará a Israel Aunque Israel como nación se oponga al evangelio, Dios la sigue amando por su pacto con Abraham (Romanos 11:28, 29). Dios ha prometido que Israel regresará a Él (Isaías 11:11- 16; 12:1-6; 59:20, 21; Jeremías 23:3; 31:1,10-12; Ezequiel 11:16-20; Zacarías 8:10-23). “Por tanto, di: Así ha dicho Je- hová el Señor: Aunque les he arrojado lejos entre las na- ciones, y les he esparcido por las tierras, . . . os congregaré de las tierras en las cuales estáis esparcidos, y os daré la tierra de Israel” (Ezequiel 11:16a, 17b). “Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, En que estableceré con la casa de Israel. . . . Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escri- biré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pue- blo. Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades” (Hebreos 8:8, 10b, 12). El propósito de Dios es que tanto los creyentes judíos como los creyentes gentiles se unan en Cristo. “Y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades” (Efesios 2:16). 79 Respondiendo a Nuestro Gran Dios Mientras Pablo finaliza su explicación de las buenas nuevas de la gracia de Dios, irrumpe en alabanza, impactado por la sublime majestad de Dios, “el cual hace cosas grandes e in- escrutables, y maravillas sin número” (Job 5:9). A la luz de las grandes misericordias de Dios, Pablo les ruega a quienes han confiado en Cristo que le den a Dios sus cuerpos como una ofrenda de gratitud viviente. Si tu anti- gua vida está muerta (crucificada con Cristo) y tienes la vida resucitada de Cristo viviendo en ti, apenas es razonable que le des tu cuerpo a Dios como un sacrificio que está vivo en Cristo, santo y aceptable a Dios. Hazlo ahora. Por ejemplo, dale tu boca para alabarle y para decirles a otros cómo Dios los ama. Dale tus ojos para ver las necesidades como Dios las ve. Dale tus pies para ir donde Él quiere que vayas. “Por- que en él vivimos, y nos movemos, y somos; . . . ‘Porque li- naje suyo somos’ ” (Hechos 17:28). 80 Romanos 11:33-36 33¡Oh profundidad de las ri- quezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán inson- dables son sus juicios, e ines- crutables sus caminos! 34Por- que “¿quién entendió la men- te del Señor? ¿O quién fue su consejero? 35¿O quién le dio a él primero, para que le fue- se recompensado?” 36Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén. Romanos 12:1-2 1Así que, hermanos, os rue- go por las misericordias de Dios, que presentéis vues- tros cuerpos en sacrificio vi- vo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. 2No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. LECCIÓN 23. LA BASE PARA LA FRUCTIFICACIÓN CRISTIANA 3Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medi- da de fe que Dios repartió a cada uno. 4Porque de la ma- nera que en un cuerpo tene- mos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, 5así noso- tros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. 6De manera que, tenien- do diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; 7o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; 8el que exhorta, en la exhorta- ción; el que reparte, con libe- ralidad; el que preside, con solicitud; el que hace miseri- cordia, con alegría. 9El amor sea sin fingimien- to. Aborreced lo malo, se- guid lo bueno. 10Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. 11En lo que requiere diligencia, no perezosos; fer- vientes en espíritu, sirviendo al Señor; 12gozosos en la es- peranza; sufridos en la tribu- lación; constantes en la ora- ción; 13compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad. 14Bendecid a los que os per- siguen; bendecid, y no mal- digáis. 15Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. 16Unánimes entre voso- tros; no altivos, sino aso- ciándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión. 17No paguéis a nadie mal por mal; pro- curad lo bueno delante de todos los hombres. 18Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. 19No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lu- gar a la ira de Dios; porque escrito está: “Mía es la ven- ganza, yo pagaré,” dice el Señor. 20Así que, “Si tu ene- migo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amon- tonarás sobre su cabeza.” 21No seas vencido de lo ma- lo, sino vence con el bien el mal. LECCIÓN 24. CADA CRISTIANO ES UNA PARTE DEL CUERPO DE CRISTO Romanos 12:3-21 83 Somos Miembros de Uno Cuerpo Romanos 12:3-21 describe la vida del cristiano que pre- senta su cuerpo a Dios y le permite al Espíritu Santo que tra- baje libremente en él. Tiene una actitud humilde y está muy consciente de su dependencia en Dios. Conoce su sitio en el cuerpo de Cristo. Usa los dones que Dios le ha dado. Vive en amor para con sus compañeros cristianos, incluso para con sus enemigos. “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miem- bros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo” (1 Corintios 12:12). De la misma manera que cada parte de nuestro cuerpo está en comunicación con nuestro cerebro, todo creyente que es parte del cuerpo de Cristo necesita estar en unión vital con la Cabeza, Cristo, “en virtud de quien todo el cuerpo, nu- triéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios” (Colosenses 2:19b). Los cristianos que son nutridos por el Señor Jesucristo tra- bajan juntos en armonía. “Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. . . . Para que sean con- solados sus corazones, unidos en amor” (Colosenses 3:15; 2:2a). Los Dones Son para Servir al Cuerpo de Cristo Así como Dios ha creado todas las partes de nuestro cuerpo para que funcionen bellamente, así cada persona en Cristo tiene una función singular en el cuerpo de Cristo. “Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. Ni el ojo puede decir a la mano: No te nece- sito” (1 Corintios 12:17, 18, 21a). “Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es 84 el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho” (1 Corintios 12:4-7). Si estás en Cristo, se te ha dado un don que debes usar. “No descuides el don que hay en ti” (1 Timoteo 4:14a). Los dones han sido dados para edificar al cuerpo de Cristo, no para dividirlo. “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. . . . Si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén” (1 Pedro 4:10, 11b). Los Dones Son para Servir en Amor Los dones dados por Dios son maravillosos. Pero deben usarse en amor. “Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy” (1 Corintios 13:2). Jesús dijo en Mateo 22:37-40 que toda la ley y los profetas se resumen en solo dos manda- mientos: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” y “Amarás a tu próji- mo como a ti mismo.” No podemos obedecer estos manda- mientos con nuestras propias fuerzas, pero cuando el amor de Dios es derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado (Romanos 5:5); el Espíritu en nosotros puede llevar a cabo lo que nosotros no podemos hacer. “Para que la justicia de la ley [amor] se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino con- forme al Espíritu” (Romanos 8:4). “Porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor” (Romanos 13:8b, 10). 85 para mal suyo” (Eclesiastés 8:9b). Sus acciones serán juz- gadas por Dios. Dios da instrucciones a los padres, esposos, y empleados. “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” (Efe- sios 6:4). “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” (Efesios 5:25). “Y vosotros, amos, haced con ellos lo mis- mo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos” (Efesios 6:9a). ¿Debemos Obedecer Siempre a Quienes Están en Autoridad? Hay ocasiones cuando alguien que está en posición de autoridad le pide a uno a hacer algo que va contra la instruc- ción de una autoridad superior. Si un padre o un esposo o patrón le pide hacer algo que va contra la ley del gobierno o de la ley de Dios, debemos obedecer a la autoridad superior. Si el gobierno le prohíbe a los padres que hablen de Dios a sus hijos, los padres deben humildemente obedecer a Dios que dice, “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes” (Deuteronomio 6:6, 7). Pero debemos respetar al gobierno y obedecer las leyes que no van contra los mandamientos de Dios. Pedro escribió: “Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justi- cia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis. Porque mejor es que padez- cáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal” (1 Pedro 3:14, 17). La Biblia dice que Daniel, desobedeció un decreto real de no orar por 30 días a ningún dios sino al rey. Cuando lo arro- jaron al foso de los leones, Dios lo protegió, “porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he 88 hecho nada malo” (Daniel 6:22b). Aunque Daniel no podía obedecer a la ley del rey, mantenía una buena actitud ante el rey, y ante los ojos de Dios él no actuó mal. Los discípulos de Cristo fueron encarcelados. Los gober- nantes les ordenaron que dejaran de enseñar en el nombre de Cristo. “Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29). Ellos siguieron enseñando porque Cristo les había dicho, “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mateo 28:18b-20). Cuando obedecemos la Palabra de Dios, sabemos que Cristo, que tiene TODA potestad, estará con nosotros. Apocalipsis13:15b habla de uno que “hiciese matar a to- do el que no la adorase.” Debemos recordar el mandamien- to de Dios, “No tendrás dioses ajenos delante de mí” (Éxodo 20:3). Recuerda las palabras de Cristo: “No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer” (Lucas 12:4b). Lo que Les Debemos a las Autoridades del Gobierno A las autoridades les debemos pagar los impuestos, cuotas, y el respeto debido. Ellos le sirven a Dios (incluso si no se dan cuenta) llevando a cabo los propósitos de Dios. Cristo mismo pagó impuestos (Mateo 17:24-27). Cuando se le preguntó si estaba bien pagar los impuestos a César, el emperador de Roma, Él contestó, “Pues dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios” (Lucas 20:25b). Algunas cosas solo le pertenecen a Dios—nuestra adoración. Los creyentes no pertenecemos a este mundo. “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo” (Filipenses 3:20). 89 LECCIÓN 26. LA RELACIÓN DEL CRISTIANO CON EL MUNDO Romanos 13:8-14 8No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al próji- mo, ha cumplido la ley. 9Por- que: “No adulterarás,” “No matarás,” “No hurtarás,” “No dirás falso testimonio,” “No codiciarás,” y cualquier otro mandamiento, en esta sen- tencia se resume: “Amarás a tu prójimo como a ti mis- mo.” 10El amor no hace mal al prójimo; así que el cumpli- miento de la ley es el amor. 11Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de le- vantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de no- sotros nuestra salvación que cuando creímos. 12La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vis- támonos las armas de la luz. 13Andemos como de día, ho- nestamente; no en glotone- rías y borracheras, no en lu- jurias y lascivias, no en con- tiendas y envidia, 14sino ves- tíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne. Algo para Hacer 1. Anota los cinco mandamientos que cita aquí el apóstol Pablo (versículo 9): a. “No ____________________.” b. “No _______________.” c. “No _______________.” d. “No dirás __________ ________________.” e. “No _________________.” 2. ¿Cuál es el mandamiento que resume estos cinco man- damientos? “________________ a tu _________________ como a ti mismo” (versículo 9). 3. ¿Qué realmente cumple la ley? El ___________ (10). La Única Deuda que Debemos Tener Después de pedir que los cristianos paguen sus impues- tos y cuotas al gobierno, Pablo dice que los cristianos no deben deberle nada a nadie sino solamente deben estar 90 LECCIÓN 27. CUANDO LOS CRISTIANOS TENEMOS DISCREPANCIAS Romanos 14:1-23 1Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. 2Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come le- gumbres. 3El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido. 4¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme. 5Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. 6El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gra- cias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios. 7Porque nin- guno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. 8Pues si vivimos, para el Se- ñor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. 9Porque Cristo para esto mu- rió y resucitó, y volvió a vi- vir, para ser Señor así de los muertos como de los que vi- ven. 10Pero tú, ¿por qué juz- gas a tu hermano? O tú tam- bién, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tri- bunal de Cristo. 11Porque es- crito está: “Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se dobla- rá toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios.” 12De ma- nera que cada uno de noso- tros dará a Dios cuenta de sí. 13Así que, ya no nos juzgue- mos más los unos a los otros, sino más bien decidid no po- ner tropiezo u ocasión de caer al hermano. 14Yo sé, y confío en el Se- ñor Jesús, que nada es in- mundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es in- mundo, para él lo es. 15Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió. 16No sea, pues, vituperado vuestro bien; 17porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino jus- 93 ticia, paz y gozo en el Espíri- tu Santo. 18Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres. 19Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. 20No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas a la verdad son lim- pias; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come. 21Bueno es no comer carne, ni beber vi- no, ni nada en que tu herma- no tropiece, o se ofenda, o se debilite. 22¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mis- mo en lo que aprueba. 23Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado. Algo para Hacer A. ¿Qué es verdadero en cuanto a todo cristiano? 1. “Dios le ha ___________________” (versículo 3b). 2. “Para su propio ____________ está en pie, o cae” (4). 3. “Poderoso es el Señor para hacerle estar _______” (4b). 4. Cada uno hace lo que hace “para el __________” (6). 5. “Y da ________________ a Dios” (6). 6. Sea que vivamos, o que muramos, del ____________ somos (8b). 7. Todos compareceremos ante el tribunal de _________ (10b) y “de manera que cada uno de nosotros dará a _________ ___________ de sí” (12). B. ¿Por qué no debemos juzgar a otros cristianos? 1. “Nada es ______________ en sí mismo” [en situacio- nes que puedan ser interpretadas en formas diferentes] (14). [“Todas las cosas son puras para los puros, mas para los co- rrompidos e incrédulos nada les es puro. Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan” (Tito 1:15a, 16a).] 2. “Ya no andas conforme al __________” (15). 3. “No hagas que por la comida tuya se _________ aquel por quien Cristo murió” (15). 4. No sea, pues, _______________vuestro _________ (16). 94 5. “Porque el reino de Dios no es __________________ ni __________________, sino justicia, ______ y _________ en el Espíritu Santo” (17). [La entrada al reino de Dios no tiene nada que ver con lo que hacemos o no hacemos. Tiene todo que ver con recibir la justicia de Dios como un obsequio gratuito. Mientras vivimos en la justicia de Dios por medio del poder del Espíritu Santo en nosotros, es sólo entonces que conocemos la paz y el gozo de Dios.] 6. “Porque el que en esto sirve a Cristo, __________ a Dios, y es __________________ por los hombres” (18). 7. “Así que, sigamos lo que contribuye a la _______ y a la mutua _________________” (19). “No _______________ la obra de _________ por causa de la comida” (20). [El Espíritu Santo de Dios está obrando en cada creyente en Cristo (Filipenses 2:13), y nosotros no debemos impedir Su obra hablando mal de los cristianos.] 8. Es bueno no hacer “nada en que tu hermano ____________ o se ____________ [causándole que peque contra su conciencia, y que así se condene a sí mismo] o se _____________” (21). “Todo lo que no proviene de fe, es _____________” (23). [“Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles. De esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis” (1 Corintios 8:9, 12). “Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados [limpiados] los corazones de mala conciencia” (Hebreos 10:22a).] El Problema de las Disputas Pablo era sensible a un problema común entre los Cristi- anos. En Corinto, ¡algunos Cristianos se demandaban mu- tuamente ante las cortes! “Así que, por cierto es ya una fal- ta en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros mismos. ¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudados?” (1 Corintios 6:7). Él escribió a las iglesias en Galacia, “Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros” (Gálatas 5:15). 95
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