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Orientación Universidad
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Historia Antigua de España, Apuntes de Historia de España

Asignatura: historia antigua de españa, Profesor: , Carrera: Historia, Universidad: UCA

Tipo: Apuntes

2014/2015
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Subido el 25/03/2015

anabel94
anabel94 🇪🇸

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¡Descarga Historia Antigua de España y más Apuntes en PDF de Historia de España solo en Docsity! HISTORIA ANTIGUA DE ESPAÑA – TEMA 1 • IBERIA PRERROMANA: La colonización fenicia. Gadir. El impacto sobre la cultura tartésica. Presencia griega e impacto sobre el mundo ibérico. Ampurias. Presencia púnica. Los pueblos prerromanos. LA COLONIZACIÓN FENICIA El problema de la etnogénesis: los factores externos: Con la presencia de los fenicios en las costas de la Península Ibérica se da por terminada la Prehistoria y comienza un periodo de transición, que termina con la llegada de los romanos, llamado Protohistoria, que se caracteriza porque no hay fuentes escritas directas sino indirectas, es decir, hechas por otra sociedad que ya ha llegado a la fase de la Historia y con la que ha entrado en contacto. Este contacto no fue igual en todas las regiones, lo cual contribuyó a que hubiera grandes diferencias entre ellas. Esta fase Protohistórica en la Península Ibérica coincide con el Bronce Final y la Edad de Hierro, con la llegada de navegantes que venían del Mediterráneo oriental, los fenicios, que tenían una cultura muy avanzada, utilizaban el hierro y la escritura. La influencia de éstos unida a las tradiciones regionales hace que aparezcan las sociedades protohistóricas peninsulares prerromanas. Para explicar este proceso de etnogénesis de las comunidades peninsulares existen diversas teorías: • Teorías invasionistas y las difusionistas, según las cuales el desarrollo de las comunidades se debió a la influencia que otras sociedades más evolucionadas ejercían sobre ellas. • Teorías del evolucionismo o autoctonismo, que minimizan la influencia externa. Lo que si es cierto es que la llegada de los colonizadores del Mediterráneo oriental, siendo los fenicios los primeros, influyeron mucho en las formaciones sociales de la península. Por ello la Protohistoria hispana comienza con la llegada de los fenicios a la Península. LOS FENICIOS A pesar de que los fenicios extendieran el uso de la escritura alfabética no hay ningún testimonio de su producción literaria e incluso los restos arqueológicos de sus ciudades son escasos, lo que sabemos de ellos nos ha llegado a través de sus pueblos vecinos o adversarios siendo una información deformada. Por ello la historia de los fenicios es problemática excepto que contribuyeron a la configuración cultural de las civilizaciones del Mediterráneo. Los fenicios nunca se reconocieron por ese nombre ni tuvieron una conciencia de unidad, de ser un pueblo o nación. Los griegos le dieron este nombre por el color púrpura de los tejidos que ellos realizaban, siendo aceptado por la mayoría de las ciudades fenicias (phoínikes en griego y púnicos en latín); también se les llamó cananeos en la región costero libanesa. Una convención le otorgó el nombre fenicio a los habitantes de las ciudades comerciales de la costa levantina, después se les llamaría cananeo, y púnico para designar a los fenicios de las colonias occidentales del Mediterráneo, en especial a los cartagineses. La historia fenicia comienza a finales del II milenio después de los conflictos que ocasionaron en oriente los llamados Pueblos del Mar y especialmente la desaparición de grandes estructuras políticas de la zona permitieron que los habitantes de la costa levantina, Tiro, Sidón, Biblos… (cananeos) se extendieran libremente y de forma comercial por el mar, destacando Tiro. En esta expansión se fundaron numerosos establecimientos, factorías y nuevas ciudades como Cartago, Útica en el norte de África y Gadir en el sur de España. Pero al resurgir los imperialismos en el Próximo Oriente, sobre todo el de los asirios, las ciudades fenicias quedaron sometidas y trataron de mantener una independencia mermada (disminuida) con grandes tributos. Tras la destrucción de Tiro por los asirios en el 572 a.C. las ciudades fenicias experimentaron un crecimiento económico bajo el imperio persa y ya con Alejandro Magno fueron integrados en el mundo helenístico hasta Roma. Organización política y económica Los fenicios no tuvieron un concepto de nación, eran ciudades-estado independientes gobernadas por una monarquía hereditaria que asumían el sacerdocio. Al lado del rey había una aristocracia empresarial y comercial que gestionaba el gobierno a través de organismos representativos, dependientes del rey y de instituciones colectivas, representantes de la comunidad ciudadana, elegidos mediante algún tipo de elección popular, que asesoraban al monarca. Cultura: el Orientalizante La mayoría de la información de esta cultura la obtenemos a través de los objetos de comercio siendo su característica fundamental el sentido práctico, la sencillez del lenguaje artístico y su avanzada tecnología. Comerciaban con artículos de lujo y a través de todo el Mediterráneo difundieron sus objetos que tenían un lenguaje expresivo, sencillo y fácil de adoptar e interpretar por personas distintas cuyo resultado es la la formación de una koiné o comunidad cultural conocida como orientalizante. Su mayor aportación a la cultura universal fue la del alfabeto, en un principio utilizado para facilitar la comunicación en operaciones comerciales. Productos artesanales: El comercio de esta cultura tiene dos características: objetos de lujo, fáciles de transportar y que dan una mayor ganancia; y el desarrollo de técnicas artesanales destinadas a rebajar los costos de producción. Lo más apreciado era la industria textil y la tintorera, pero también eran importantes el vidrio, la cerámica, el metal y el marfil, al igual que otros productos más modestos como el hierro y la cerámica a torno. LOS FENICIOS EN LA PENÍNSULA Los orígenes de la colonización fenicia No se puede determinar las causas y el desarrollo de la expansión ni una cronología precisa sobre los viajes fenicios hacia el sur de la Península. La tradición literaria remonta la fundación de Gadir a finales del s. XII a.C. Sólo hay pruebas arqueológicas a partir del 800 a.C. No obstante, se han tratado de acercar ambas fechas, contando con la confirmación arqueológica, y regiones mineras. El acceso hacia las riquezas del interior se vio favorecido por los cursos fluviales en especial del Guadalquivir y en su valle se asentaban muchos poblados que mantuvieron intensas relaciones con los colonizadores. Los asentamientos de Málaga, Granada y Almería obtenían metal que se elaboraban en los centros fenicios siendo una prueba la escoria encontrada en Morro de Mezquitilla y Toscanos. Siguiendo los cauces fluviales del Nacimiento, Almanzora y Segura el comercio fenicio se extendió por el sureste peninsular introduciendo en el mundo indígena elementos materiales y de cultura ya en el s. VIII. La explotación de las minas se realizaba con mano de obra indígena aunque con las técnicas e instrumentos de los colonizadores. Desde los sitios donde se sacaba el mineral se enviaban a los grandes centros de comercialización, Huelva y Cádiz. En Huelva, centro tartesico, los fenicios tuvieron que mezclarse con las aristocracias locales que buscaban beneficios del tráfico de mineral, produciéndose así un proceso de aculturación, origen del fenómeno orientalizante. Cádiz por su parte tenía su propio sistema de suministro con un modelo económico y social totalmente diferente. Las manufacturas que al principio venían de Oriente comenzaron a ser fabricadas por artesanos de las colonias. El metal bruto se comercializa entre los indígenas o se exportaba a mercados orientales. La elaboración del bronce fue abundante pero también la del oro y la plata en los talleres de Cádiz. En los asentamientos permanentes se explotaron otros recursos como las industrias de salazón y los recursos del mar, de donde procedía la materia prima de la industria textil: la tinta púrpura para los tejidos. El marfil y los objetos de bronce, joyas, perfumes, telas tintadas, marfiles y artículos alimenticios junto a los contenedores de cerámica para el almacenamiento constituyeron los principales artículos de comercio, siendo los talleres indígenas los principales receptores que los obtenían a cambio de metales, excedentes agropecuarios y quizás esclavos. Estos grupos privilegiados entregaban su base social como fuerza de trabajo para adquirir la posición aristocrática oriental tal y como queda demostrado con la presencia en las colonias de las cerámicas a mano indígenas empleados en las propiedades fenicias. También había una actividad agraria destinada al autoabastecimiento en la que cada unidad familiar tendría una parcela para garantizar su subsistencia y obtener excedentes para el mercado. El desarrollo de las colonias produjo un aumento demográfico en el s. VII debido a sobre todo a el expansionismo imperialista asirio que empujaron a los habitantes del levante a dirigirse a occidente. No es posible determinar ni las formas de ocupación ni la explotación de los recursos en la que participó tanto los fenicios (propietarios, arrendatarios o jornaleros) como mano de obra indígena dependiente, libre o esclava. Había colonizadores agrícolas integrados en comunidades autóctonas al igual que en zonas no ocupadas por indígenas. SOCIEDAD En las colonias había la misma organización social del levante (oriente). Los fenicios coloniales no desarrollaron formas monárquicas, fue fundamental el papel de la aristocracia y el santuario de Melqart en Cádiz, centro organizativo en el que se fue desarrollando una sociedad compleja que pronto se diferenció de la oriental por la incorporación de elementos nativos. En el siglo s. VI hubo una crisis, un proceso de cambio siendo su consecuencia más importante la reordenación del poblamiento. Muchas pequeñas factorías se abandonaron y la población se concentró en los grandes centros urbanos (Gadir, Malaka..). Esto se debió a la inestabilidad que había en el mundo fenicio de Oriente que sufre un duro golpe con la caída de Tiro a mano de los asirios en el 575 a.C. que afectó negativamente las relaciones comerciales con Occidente y reforzó la presencia griega y sobre todo la de Cartago. En esta época se produce también un proceso de reorganización del territorio fenicio en la Península y cambios importantes en el sistema económico sobre todo en el Círculo del Estrecho. El sector minero-metalúrgico se hace menos importante y se intensifica la explotación de los recursos marinos con la industria conservera. También se reorganiza el poblamiento en el interior del territorio, desaparecen los pequeños núcleos indígenas y se concentra la población en grandes ciudades, que desarrollan nuevos modos de organización política con una reestructuración de las actividades económicas y de las de producción. Se trata de un proceso de transformación que lleva del mundo tartésico al turdetano. La presencia fenicia hizo que en el mundo indígena se produjera un proceso de aculturación que significó que los indígenas aceptaran rasgos culturales orientales. Así las poblaciones desarrollaron un conjunto de rasgos culturales que se conocen como orientalizantes. Gracias al comercio y a la colonización fenicia, distintas poblaciones quedaron conectadas con las consiguientes alteraciones en sus tradiciones y hábitos. Las aristocracias indígenas aprovecharon su posición para acumular riquezas y consolidar sus posiciones políticas favoreciendo así la aparición de nuevas relaciones de dependencia que afectaron a la estructura política, social y económica dando lugar así al nacimiento de la ciudad. La imitación de las técnicas del metal y orfebrería fenicia hizo que la producción autóctona se desarrollara adquiriendo una alta calidad como reflejan los tesoros de El Carambolo o La Aliseda; pero también se introducen otras técnicas como el uso del torno que mejora las condiciones de vida de los indígenas. El impacto colonial fenicio también alcanzó a las creencias. De las divinidades fenicias destacaba el culto a Melqart que era el dios supremo de la actividad colonial y pareja de la diosa Astarté, otros dioses eran Baal Hamón divinidad agraria y Baal Safón divinidad de navegantes además de otras muchas Una mención especial merece los santuarios y lugares sagrados entre los que el templo de Melqart tiene un lugar especial por el gran prestigio que tiene. Además de los abundantes santuarios costeros llama la atención la proliferación de espacios sagrados fenicios en el interior como los de Carmona, Coria, El Carambulo y Castulo. Construidos en lugares de producción minera o comercial, no se sabe si eran de uso exclusivo para los colonos fenicios o podrían estar abiertos también a la población indígena. TARTESO Y EL ORIENTALIZANTE Según las fuentes literarias antiguas fue la primera cultura urbana peninsular. Tarteso es el concepto con el que los griegos se referían al extremo Occidente, más tarde se llamó así al espacio comprendido entre Huelva y el Estrecho. Los griegos crearon muchos mitos sobre esta zona que se convirtió en escenario del jardín de las Hespérides donde los manzanos daban frutos de oro entre otras cosas. Según Justino, Gerión, es el primer rey tartésico que no tiene relación dinástica con sus sucesores Gárgoris y Habis, monarcas civilizadores, a los que Tartesos debía importantes progresos económicos y sociales, como la apicultura y agricultura, redactaron un código legal, organizaron la administración, prohibieron la esclavitud de los súbditos…. Mediante Heródoto conocemos al rey último y más famoso Argantonio, debido a su longevidad y a su amistad con los comerciantes foceos que buscaban la plata muy abundante en esa zona. El resto de fuentes grecorromanas se limitan a referencias relativas a la riqueza o localización, Con estos datos, A. Schulten elaboró una historia legendaria sobre Tarteso. Hay restos materiales dispersos en un espacio y tiempo y cuyo análisis e interpretación no es fácil de determinar. El espacio donde se desarrolló la cultura tartesica se centra en Andalucía occidental (Huelva, Cádiz y Sevilla) y se extiende por el norte hasta Sierra Morena y Extremadura, al oeste por Portugal y al este hasta Alicante. En cuanto al tiempo se considera como horizonte tartesico al periodo en el que las culturas autóctonas incorporan a sus tradiciones conocimientos y modos de vida orientales dando forma al periodo orientalizante (s. VIII-VI a.C.). Surge un primer problema que es cuál es el origen de los Tartesos, la Arqueología no ha podido aún proporcionar datos definitivos para acabar con el problema. Hay dos teorías: difusionista: Tartesos es una cultura que se desarrolló por la presencia de elementos exteriores de origen o inspiración oriental y la evolucionista que dice que la cultura tartésica tiene orígenes anteriores a la llegada fenicia. La raíz del problema es a qué debemos llamar Tarteso. Se puede decir que existió una cultura tartésica en el periodo orientalizante, que coincide con el fenómeno colonial y que tuvo sus precedentes en las poblaciones del Bronce Final y fue seguida por la turdetana. BRONCE FINAL EN EL SUROESTE PENINSULAR A mediados del s. XIII a.C. con la incorporación a redes comerciales de larga distancia hizo del Sureste una zona privilegiada por su abundancia de recursos minerales integrándose así en el llamado Bronce Atlántico y eran los que abastecían los talleres metalúrgicos atlánticos, recibían a cambio ideas y costumbres. El área de intercambios a través del Estrecho se extendió al Mediterráneo central con Huelva como punto intermedio. Del Bronce Tardío del Suroeste, donde podría haberse formado la cultura tartesica estamos mal informados. Aparte de los tipos cerámicos bien definidos de algunos yacimientos como Setefilla (Lora del Río) o Llanete de los Moros (Montoro, Córdoba) podemos deducir que vivian en aldeas con un poco población que se dedicaban a la metalurgia. Llama la atención la presencia de elementos culturales de Portugal y de la cultura mesetaria que da lugar a la suposición de la existencia de una sociedad en la que destacan guerreros que se entierran en tumbas individuales con sus armas y objetos pero hay escasos materiales de esto que se achacan a una supuesta movilidad de estas poblaciones. A partir del Bronce Final hubo una continuidad demográfica y cultural en el área tartésica. Ya hay un modelo de asentamiento donde la metalurgia alterna con la agricultura y la ganadería. Hay una mayor densidad demográfica con nuevas ocupaciones entre las que destacan El Aljarafe, Los Alcores y zonas de las Tierra Llana de Huelva, la ribera del Guadalquivir y la campiña gaditana y cordobesa. Por otra parte había muchos poblados de pocos habitantes. La cerámica es el elemento más fiable para definir la cultura de este Bronce Final y delimitar su marco espacial y temporal. Son productos que muestran una gran calidad de forma abierta y decorada en el interior con diseños geométricos y por el exterior pintada de rojo granate Sociedad y economía Se cuenta con muy pocos datos para saber cómo eran las estructuras socio-económicas del Bronce Final del Suroeste, apenas se conocen necrópolis y los poblados no están muy excavados. Parece ser que se trataba de comunidades aldeanas muy simples en las que cada poblado estaba especializado en una actividad como la minería, la metalurgia y el desarrollo agropecuario. La existencia de asentamientos mayores junto a otros más pequeños nos hace suponer que había una jerarquización y que ciertas elites controlaban territorios pequeños. Otros elementos como la pobreza de las aldeas de chozas, la cerámica a mano, la simpleza del utillaje, el trabajo se hacía en el medio domestico lo que nos hace suponer que había una organización familiar del trabajo. Por lo tanto eran pequeñas sociedades aldeanas poco desarrolladas y organizadas, estructuradas por vínculos de parentesco. EL IMPACTO DE LA COLONIZACIÓN FENICIA-EL ORIENTALIZANTE No había una noción de capitalidad pero si existieron un gran número de asentamientos que luego fueron convertidos en ciudades romanas y que podrían haber sido grandes núcleos de población y centros de poder político y económico tartésicos y luego turdetanas como Hispalis (Sevilla), Hasta Regia (Jerez), etc. Pero la ciudad de Tarteso no pasa de ser algo imaginado en el oriente griego para definir un espacio geográfico donde durante un tiempo era posible cerrar negocios. Estos negocios estaban bajo control fenicio lo que explica la identidad de Tarteso con Cádiz, la ciudad fenicia por excelencia. La arqueología tartésica: los restos arqueológicos La masa social se vio poco afectada por los cambios introducidos por la presencia de orientales, de ahí que no se pueda decir que era una sociedad orientalizante ni aculturada. El comercio de los fenicios produjo en esa sociedad grandes transformaciones en la economía y en la organización social e introdujeron conocimientos técnicos como el hierro, el torno alfarero, la vid, el olivo y el uso de la escritura y además fueron los responsables de las transformaciones ideológicas, políticas y religiosas. Los tartesos tuvieron la capacidad de incorporar las influencias externas a sus propias tradiciones y convivieron con los colonizadores con los que compartían ciudades y cementerios. Hubo un intercambio mutuo. Es en los objetos materiales donde esto se refleja, en especial en las ofrendas funerarias (cerámicas y objetos de bronce, oro, plata y marfil) que proporcionan una gran información de las técnicas y gustos artísticos. No se sabe si los objetos fueron producidos por los propios fenicios occidentales o por artesanos locales siguiendo las instrucciones de aquellos. En cerámica no desaparecieron los estilos a mano del Bronce Final pero tuvieron que competir con las hechas en los tornos, copiadas de las fenicias con distintos acabados. El metal era utilizado para fabricar distintos objetos, destacan las jarras decoradas con motivos orientales, fuentes, etc. La joyería en oro y plata y marfil es donde se muestran más claramente la influencia oriental. Creencias: La casi absoluta ignorancia sobre el panteón, las prácticas culturales y los rituales funerarios indígenas obstaculizaron las expresiones religiosas tartésicas. Los indígenas asimilaron las ideas religiosas y divinidades semitas. Los numerosos centros de culto fenicio hubieron de influir en los sentimientos religiosos indígenas y explican la proliferación de una imaginería de origen oriental. EL COLAPSO DEL MUNDO TARTESICO Hay varias teorías acerca del final del mundo tartésico que tienen en común un final dramático: La primera de estas dice que fue debido a agentes externos debido a las pretensiones imperialistas de los cartagineses que estaban en competencia con el mundo griego por el comercio que impulsó a Cartago a destruir las ciudades tartésicas y precipitar la ruina del reino. Otra teoría habla de la destrucción del reino debido a invasiones guerreras de celtas procedentes de la Meseta o por una especie de guerra civil. La siguiente teoría parece más verdadera y se debió a una crisis interna socio-económica provocada por un descenso de producción en Rio Tinto causada por dificultades tecnológicas para extraer metal o que en oriente encontraron otro distribuidor. También por estas fechas se produjo en las colonias fenicias occidentales una reorganización de los asentamientos acompañada de nueva orientación económica que se centraba en los productos marinos por lo que la aristocracia indígena, que se basaba en el control de los metales, perdió poder. Frente a un sector minero muy desarrollado renace así la tradicional economía agropecuaria donde la aristocracia orientalizante termina desapareciendo. La propia Tarteso llega así a su ocaso mientras se inicia una nueva etapa continuada que es la turdetana y que termina con la incorporación al mundo romano. GRIEGOS La documentación que hay sobre la presencia griega en la Península Ibérica es poca ya que se reduce a unas cuantas noticias procedentes de las fuentes literarias y que es insuficiente para comprender el papel que desempeñaron los griegos en la formación de los pueblos de la Iberia prerromana. Por otra parte, la arqueología, a excepción de los establecimientos de Rodas y Ampurias, tampoco ha encontrado gran cosa, ya que las cerámicas encontradas en las necrópolis ibéricas pueden ser producto solo de una actividad comercial y que no se tratara de establecimientos coloniales griegos. Hay polémicas, sobre la presencia de comerciantes procedentes del Mediterráneo Oriental en la Península y el papel que desempeñaron en el avance de las culturas indígenas, siendo la pregunta ¿cómo llegaron y cual su papel en el desarrollo de las comunidades? En esta discusión intervienen tanto los que defienden las teorías difusionistas como los que defienden las tesis evolucionistas. -Los viajes micénicos y el mediterráneo oriental: las cerámicas micénicas de los siglos XIV y XIII (escasas) permiten incluir a la península ibérica en una red de intercambios comerciales, que conectaba los dos extremos del Mediterráneo. Pero el colapso del mundo micénico a partir del S.XII frenan la comunicación, reanudada después con los fenicios, que fueron los primeros en aventurarse hacia los lejanos mercados de occidente y también los primeros en documentar con testimonios arqueológicos su presencia en las costas del sur peninsular comerciantes de cerámicas helenas. La gran colonización Italia: La actividad directa griega se puede fechar a partir de la primera mitad del S.VIII a.C. y tiene como destino la costa tirrena italiana. Atraídos por los abundantes metales del territorio etrusco fundaron en el golfo de Nápoles la primera colonia conocida en occidente (Pithecusa), abriendo así las rutas occidentales. La crisis que vivían las comunidades griegas (conflictos, condiciones socio-económicas y políticas desfavorables), dio lugar a la colonización de territorios de todo el Mediterráneo y Mar Negro. Viajes legendarios a la Península: Tradiciones antiguas griegas convirtieron a la Península Ibérica en destino de fantásticos viajes de héroes legendarios. Es el caso de Herakles o de algunos de los héroes troyano como Ulises, establecido en algún lugar de Iberia, dando sus nombres a pueblos y ciudades. También se puede incluir el relato de Estrabón sobre la fundación de Rodas. Esto solo es un recurso literario, que poco tiene que ver con la historia de las comunidades indígenas. Los primeros contactos históricos: a partir de la 2ª mitad del siglo VIII a.C. la arqueología comienza a encontrar en suelo de la Península objetos griegos, pero no comerciados directamente por ellos, los objetos eran traídos y comercializados por los fenicios. Las cerámicas finas griegas abundantes en los yacimientos del sur peninsular, Castillo de Doña Blanca, Toscanos o Almuñécar, son objetos que regalaban a los jefes locales de las comunidades indígenas los fenicios. Es a mediados del S.VII cuando llegaron los primeros griegos a la Península. Heródoto narra la Aventura de Coleo de Samos, que fue el primer griego que comerció con Tarteso, cuya nave fue empujada más allá del estrecho de Gibraltar hasta la lejana Tarteso, de donde regresó cargada de plata. No sabemos si las relaciones entre samios y Tarteso pervivieron pero frente a empresas de carácter individual surge un movimiento de captación de mercado a través de una ciudad griega, Focea, cuya relación con Tarteso es también contada por Heródoto. La colonización Focea en el suroeste peninsular. Argantonio y los foceos: El interés de las ciudades jonias sobre todo los comerciantes foceos por la búsqueda de materias primas y metales del lejano Occidente que les proporcionaran beneficios lo protagonizan comerciantes foceos, que comerciaban regularmente con Tarteso, con cuyo rey Argantonio les unió una amistad, que según los griegos habría reinado unos ochenta años y su dinastía finaliza con él. Se recurre a las relaciones personales como fundamento del comercio foceo. Las relaciones comerciales se manifiestan en la abundante cerámica griega que llega a la península desde finales del s. VII a.C., siendo abundante sobre todo en Huelva, recipientes de mucha calidad y de distintos sitios, lo que hace suponer que eran los griegos los que la traían. La búsqueda de metales: Huelva. Huelva, centro portuario tartesico, en él se concentraba gran parte del mineral de plata que se intercambiaba con los fenicios. Fue a ese mercado donde acudieron los foceos en busca del metal. Esto provoca luchas militares con el reino de Lidia que también quería la plata. Presionados por los lidios buscaron expandirse por el mediterráneo. Carácter del comercio foceo. A los griegos les atraía Tarteso, pero las relaciones griegas con el suroeste no pasaron de una fase comercial precolonial, que no evolucionó hacia la fundación de nuevas ciudades. El comercio griego y foceo con el mundo tartesico siguió las pautas establecidas por los fenicios. Establecieron relaciones de intercambio, lo muestra la gran cantidad de cerámica griega halladas en la costa malagueña y gaditana. Fue un comercio de cabotaje. Además del comercio con Tarteso, cuyo centro era Huelva, habría que hablar también del interior de la Península. A cambio de la plata los griegos ofrecían aceite, vino, cerámicas de lujo, tejidos y bronces. La gran variedad de objetos hallados parece indicar que la función de los foceos fue solo la de servir de intermediarios y transportistas de productos que procedían de diferentes lugares. El declive de las importaciones fenicias orientales es paralelo al incremento de las griegas. Colapso del comercio con tarteso. A partir del 546 a.C. fecha de la conquista de Focea por los persas, el comercio foceo experimenta una occidentalización. Disminuye la calidad y el volumen de los productos importados, que terminan por desaparecer del sur peninsular durante el último cuarto del siglo VI siendo los motivos el agotamiento de filones en las minas tartesicas o menos demanda de oriente de plata, también la reestructuración del ámbito colonial fenicio en Occidente y emigración masiva desde Focea hacia el centro y noroeste Mediterráneo. La falta de rentabilidad del mercado tartesico dejo de interesar a los comerciantes griegos y fenicios, que desplazaron sus actividades al levante peninsular. A partir del siglo V la comercialización de productos griegos en el territorio turdetano estará en manos de Cádiz, incluida en nuevos circuitos económicos y comerciales controlados por Cartago. La colonización en las costas levantinas. Las fundaciones griegas de Cataluña y Levante. Al mismo tiempo que iniciaban relaciones comerciales con el sur tartesico, los foceos comenzaron a frecuentar otras rutas. En el litoral mediterráneo de la Península se ha encontrado numerosos vestigios de objetos griegos. Las fuentes literarias (Estrabón) también se hacen eco de establecimientos con nombre griego, que fueron consideradas como colonias griegas, sin embargo, los vestigios arqueológicos no han dado resultado positivo en lo que se refiere a que en la Península hubiese colonias. Sobre el 600 a.C se funda Massilia (Marsella), la colonia focea más importante de Occidente. También se instala en la costa gerundense una pequeña factoría como base de apoyo para el comercio con el levante peninsular, que será el origen de la más importante colonia griega en suelo peninsular Emporion (Ampurias). Más tarde surge Alalia (Córcega). Otras supuestas colonias. Además de Ampurias y de Rodas no está asegurada la existencia de ningún otro establecimiento griego en la península. Pero los numerosos vestigios de procedencia griega en el levante peninsular dan testimonio de una intensa actividad comercial. Además fuentes del s. V tenía elementos característicos de una polis incluido acuñación de moneda propia y estableció sus propios circuitos comerciales. Es probable que a lo largo del s. III acabara cayendo en la órbita emporitana para desaparecer en la II Guerra Púnica. Griegos e indígenas. Ampurias, junto a la vecina Rosas, ejerció un indiscutible influjo cultural que transmito griego en la Península, ejerció un influjo cultural que transmitió al mundo indígena a lo largo del proceso de iberización. Hubo una estrecha convivencia de los griegos de Ampurias con el inmediato poblado indígena de los indigetes. A partir de mediados del s.IV, la población indígena se integra dentro del casco urbano. Como los ampuritanos se dedicaban al comercio dependían de los indígenas para abastecerse de las mercancías vitales, siendo la agricultura muy importante dentro de la economía, cuyos productos eran consumidos por los griegos y los excedentes seguramente eran enviados a otros lugares del mediterráneo siendo Ampurias la intermediaria. La presencia focea en el territorio se demuestra con claridad en el yacimiento de Ullastret, un poblado indígena, donde se ve con claridad la influencia cultural de Ampurias. El impacto sobre el mundo ibérico. Este impacto se manifiesta en todo el espacio por el que se extiende el mundo ibérico. Los griegos se convirtieron en referente cultural de las comunidades indígenas con las que directa o indirectamente entraron en contacto y tuvieron mucha influencia en la cultura ibérica. La escultura era conocida por las poblaciones ibéricas del Sureste, quizás bajo estimulo fenicio, y era utilizada como elemento de prestigio por las aristocracias indígenas para ornar sus monumentos funerarios. La escultura griega influyó en la ibérica, que imitaban los modelos griegos modificándolos y añadiéndoles su propia personalidad. También se debe a la influencia griega el desarrollo de uno de los sistemas alfabéticos de escritura con el que cuenta el mundo ibérico, el llamado "greco-latino". Desde la 2ª mitad del s. IV los comerciantes púnicos asumen el papel de la distribución incluso de los productos griegos y la regiones peninsulares y levantinas, integrándose en la red comercial liderada por Cartago. CARTAGO Cartago, al igual que Gadir, fue fundada por fenicios de Tiro, según la tradición, en el 814/813 a. C. Situada en un sitio privilegiado y estratégico en el golfo de Túnez a medio camino entre el Levante mediterráneo y el extremo Occidente, al mismo tiempo era el centro del comercio africano. Durante los dos primeros siglos de su existencia, la colonia tiria apenas ha dejado rastros arqueológicos que permitían reconstruir su historia más antigua. Durante el s. VII el asentamiento experimentó un notable crecimiento, por la inmigración de fenicios de Oriente, que escapaban de los asirios. Cartago adquirió una personalidad propia, con un proceso urbano: territorio con un núcleo urbano y sistemas defensivos. Sus habitantes eran mestizos y su sociedad estratificada. La actividad comercial y el supuesto imperialismo púnico: Su origen fenicio y las dificultades de expansión debido a un entorno hostil dominado por las tribus autóctonas libias, hicieron que Cartago emprendiese empresas marítimas. Desde comienzos del s. VII se hubo un aumento de las importaciones chipriotas, griegas y etruscas, aunque apenas sabemos de la actividad cartaginesas en el exterior. Se supone que las limitaciones s geográficas para el comercio comercio púnico fueron reduciéndose con el tiempo y Cartago, además de intensificar sus relaciones con el Levante mediterráneo pudo extender sus empresas mercantiles por otros sitios del norte de África y el mar Tirreno. Algunas fuentes antiguas anticartaginesa hablan de un temprano imperialismo púnico y la falsa idea de una constante presencia militar en Sicilia y Cerdeña desde el s. VI a.C. Segú Herodoto hubo una coalición etrusco-cartaginesa que se enfrentaron a los foceos en Alalia para poner fin a sus actividades de piratería. Las conflictivas relaciones de Cartago con las ciudades griegas de Sicilia se han considerado como claro exponente de imperialismo, aunque se olvida que en esta hostilidad las ciudades griegas y, en concreto Siracusa, fueron a menudo las agresoras. Durante el s.VI a. C Cartago no pone las bases de un imperio marítimo, pero si es cierto que se integra con griegos, etruscos y fenicios para establecer las relaciones políticas y económicas del mediterráneo Occidental. Desde finales de siglo, un conjunto de circunstancias hicieron que Cartago pasara a ocupar una posición hegemónica en el mundo fenicio-púnico de Occidente. La expansión del comercio púnico en Occidente. La crisis del siglo VI y el auge marítimo de Cartago: Esta crisis no tuvo una existencia real y que el supuesto retraimiento del comercio fenico occidental se explica por una reorganización de modelo colonial. Se trata de un cambio en el patrón de asentamiento colonial, abandono de muchas factorías pequeñas y reagrupamiento de la población en centros mayores con rango de ciudad. Con todo esto Cartago tuvo la oportunidad de intervenir más activamente en el tráfico mediterráneo. Desde mediados del s. VI, Cartago pudo imponerse sobre las otras colonias fenicias de Occidente, aparentemente sin violencia ni enfrentamientos y plantó las bases de un impero comercial como principal redistribuidor de metales compitiendo con los etruscos y griegos. A partir del siglo V, Cartago inicia una expansión en el territorio africano hacia el interior, que pone en sus manos tierras fértiles agrícolas y extiende sus empresas marítimas. Con una múltiple expansión, Cartago alcanzó un puesto importante en el mediterráneo y tuvo una presencia activa para garantizar el acceso a los puestos de comercio y se fue creando su supremacía. Los tratados con Roma: Cartago firmó tratados comerciales con un nuevo poder del Mediterráneo Occidental y que más tarde se convertiría en su enemigo, la república romana. En los años finales del siglo VI, según Polibio, cartagineses y romanos firmaron su primer tratado, los romanos pretendían que el Lacio quedara libre de cualquier influencia extranjera y los cartagineses proteger sus intereses comerciales. Frente a la suposición de que el tratado pretendía cerrar tanto a los romanos como a sus aliados el Estrecho de Gibraltar, parece que la prohibición de navegar se dirigía solamente a obtener un bloqueo de la costa norteafricana. La razón de la prohibición estaría en el deseo de los cartagineses de proteger los emporios y el tráfico con la Sirte, restringiendo la navegación hacia esas regiones. Los etruscos pretendían mantener alejados a los cartagineses lejos de las costas del Lacio. Áreas de influencia púnicas: A lo largo del s. V las relaciones internacionales en el mediterráneo occidental sufrieron trascendentales cambios, el más sobresaliente fue la decadencia etrusca y la creciente influencia de Roma, que fue desatascándose poco a poco como un estado digno de ser tenido en cuenta en esta zona. Hubo conflictos de intereses entre Roma y Cartago, el tratado, del que también escribe Polibio, venía a delimitar las respectivas áreas de intereses de ambas potencias bajo una base de entendimiento y amistad. Mastia de Tarsis se ha identificado con la capital de los mastienos que tradicionalmente aunque sin bases ciertas, se ha localizado en el algún lugar de la zona de Cartagena, al sur de Cabo de Palos. En cualquier caso, el tratado favorecía, sobre todo, los intereses cartagineses. Las excavaciones en poblados ibéricos del sureste y Levante peninsular muestran un aumento de las importaciones griegas durante la primera mitad del s. IV. No se trataría de prohibir el comercio en el sureste y sur peninsular. Cartago, a finales del siglo VI, no se encontraba en condiciones de influir en las relaciones de los puertos de comercio con los que trataba, si atendemos a las cláusulas del primer tratado (mediados s. IV) convertida en potencia marítima, extiende sus relaciones comerciales en Occidente mediante una serie de acuerdos bilaterales que la convierten en portavoz de sus socios y aliados. Entre los aliados romanos, se encontraban los griegos de Massilia (Marsella) y las demás colonias de Mediterráneo Occidental. No sabemos cómo Massilia y otras colonias griegas buscaron en la naciente potencia romana un apoyo internacional. El tratado autorizaba el desarrollo del comercio e industria griegos en Iberia sin estorbos por parte cartaginesa. Los cartagineses en Ibiza: Según Diodoro, fueron los cartagineses los primeros en fundar una colonia en Ibiza hacia el 654 a.C. Hoy se está de acuerdo en que la fundación se debe a comerciantes fenicios del sur peninsular, seguramente procedentes de Cádiz, que se sirvieron de la isla como punto estratégico en su expansión comercial. La isla se convirtió en parte importante de la estrategia comercial de Cartago y las intensas relaciones con la ciudad norteafricana, que incluyen el establecimiento de nuevos colonos, fueron modelando la Ibiza cartaginesa. A lo largo del siglo V, el centro urbano de Ibiza se convirtió en una comunidad prospera con una extensa red comercial. Los establecimientos púnicos en el sur peninsular: A partir del s.VI se detectan en algunos de los establecimientos fenicios, como Villaricos (baria), Almuñécar (Sexi), Málaga, (Malaka) o el entorno de Cádiz ciertas novedades en los usos funerarios, incrementan los enterramientos en hipogeos, cistas de piedra, cerámica cartaginesa y productos artesanales… distintos a los fenicios occidentales y ello probaría la presencia de la población cartaginesa en las viejas factorías fenicias. Durante la 1ª mitad s. VI a.C se advierte un cambio en el patrón de asentamiento colonial fenicio. Mientras muchas pequeñas factorías se abandonaron al hacerse superfluas las funciones para las que habían sido creadas, algunos centros experimentaron un sensible crecimiento demográfico. Se produjo un proceso de constitución de ciudades-estado con nuevas fórmulas de relación social, política y económica. Las ciudades se dotaron de
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