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HISTORIA ANTIGUA. SELECCIÓN TEXTOS. COMENTARIO, Apuntes de Historia

Asignatura: Historia antigua, Profesor: Ballesteros Ballesteros, Carrera: Historia del arte, Universidad: US

Tipo: Apuntes

2013/2014
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Subido el 24/09/2014

m_jesus1105
m_jesus1105 🇪🇸

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¡Descarga HISTORIA ANTIGUA. SELECCIÓN TEXTOS. COMENTARIO y más Apuntes en PDF de Historia solo en Docsity! Universidad de Sevilla FACULTAD DE GEOGRAFÍA E HISTORIA Curso 2013-2014 HISTORIA ANTIGUA Y MEDIEVAL Grado en Historia del Arte Prof. Dr. Daniel Rodríguez Blanco Prof. Dr. Hipólito Rafael Oliva Herrer Prof. Dr. Luis Ballesteros Pastor Material complementario correspondiente a Historia Antigua Recomendaciones comentario textos Selección de textos COMENTARIO DE TEXTOS HISTORIA ANTIGUA RECOMENDACIONES PARA EL COMENTARIO DE TEXTOS Página 3 de 44 1.- Consideraciones generales a. Un comentario de texto debe aspirar a ser una composición literaria en sí misma, con una presentación, un desarrollo y unas conclusiones. b. No existe un único método válido para comentar textos históricos, puesto que cada pasaje al que nos enfrentemos posee unas características peculiares que permiten unos modos de acercamiento y dificultan otros. Como para cualquier razonamiento, existen igualmente dos tipos de comentario: el inductivo y el deductivo. El primero sería el que va obteniendo una serie de indicios sobre el texto que al final nos permiten concluir su orientación, su época y en ocasiones su autor. El segundo sería aquel en el que establecemos época y autor, y de ahí vamos derivando todas las características del texto. Personalmente prefiero el primer sistema, puesto que considero que refleja mejor la capacidad crítica y de razonamiento (aunque el otro método también puede ser considerado válido). Saber cuál es el autor de un texto puede ser fruto del azar, e indica antes que nada las cualidades memorísticas de quien comenta, pero no refleja por sí la capacidad de análisis y de crítica. Por ello, aunque se sepa el autor y/o época del texto, considero que resulta más brillante usar la inducción, y desde el punto de vista del discurso escrito suscita el interés del lector por conocer las conclusiones a las que se llega tras el comentario. En cualquier caso, insisto, no hay una única vía válida para comentar textos. Hay, de hecho, pasajes en las fuentes antiguas cuya relevancia representa que sean conocidos para todos cuantos estudiamos el periodo, sin necesidad de ser especialistas en el mismo. Un comentario de textos, en sentido estricto, es una reflexión sobre un pasaje concreto, pero no una excusa para desarrollar un tema general sobre el asunto del que trata dicho pasaje. En otras palabras: no se debe usar el texto como pretexto para desarrollar un tema teórico, salvo que se nos indique lo contrario (éste sería el caso de nuestra asignatura). 2.- Pasos a seguir A continuación expongo algunos pasos a seguir, que no necesariamente encajan con todos los tipos de texto, sino que en algunos casos podrán no aplicarse, o aplicarse en un orden diferente al que aquí se propone. Antes que nada, realizar una lectura atenta del pasaje, subrayando palabras o frases de especial relevancia. Frecuentemente, con una sola lectura no basta, y entonces deberemos volver sobre el texto antes de comenzar a redactar nuestro comentario, así como durante la elaboración del mismo. 1.- Centrar el tema general del texto. No podemos comenzar aludiendo a cuestiones muy concretas, sino que aproximadamente en un par de líneas se debe resumir el contenido. 2.- Establecer, si es posible, el tipo de texto: historiográfico, jurídico, literario, religioso, etc. 3.- Fijar el marco espacio-temporal al que se refiere. La exactitud de nuestra apreciación puede variar de un texto a otro: hay textos de los que podemos conocer la fecha exacta y otros que sólo podemos datar de manera aproximativa. 4.- Identificar, cuando es posible, si el pasaje proviene de una fuente primaria o de una secundaria. Una fuente primaria se puede detectar por ejemplo cuando el autor introduce alguna expresión que indica que ha sido testigo de los hechos que narra , o es contemporáneo Página 3 de 44 ningún ser humano pueda pasar, a causa de las cabras salvajes, de las sabandijas, de las serpientes y de los escorpiones.... En los caminos de sirga de sus barcas ya no medran más que hierbajos. En los caminos de sus carros ya no medra más que la "planta que gime"; más aún, en los caminos de sirgas y los embarcaderos de sus barcas, no pasa ningún ser humano, a causa de las cabras salvajes, de las sabandijas, de las serpientes y de los escorpiones. En las llanuras donde crecía la planta del corazón, ya no crece más que la "caña de las lágrimas". Akkad, en lugar de su agua dulce, ya no ve fluir más que un agua amarga. S.N. Kramer, From the Tablets of Sumer, pp. 305-306. 3.- Fragmentos del llamado "Código de Ur-Namu" (En realidad promulgado por Shulgi, hijo de éste). - Había pastos junto a los bueyes, pastos junto a los corderos y pastos junto a los asnos. En este día, Ur-Nammu, varón poderoso, rey de Ur, rey de Sumer y Akkad, con la fuerza de Nanna, rey de la ciudad... la equidad en el país estableció, el desorden y la iniquidad extirpó; a los capitanes de los barcos para el comercio fluvial, a los pastos de los bueyes, de los carneros, de los asnos... Sumer y Akkad... En este día ... la equidad con la fuerza de N arma... - Conformó un sido de bronce, fijó una mina de plata; un sido de plata como medida de peso de 1/60 de mina fijo... El huérfano al poderoso no fue entregado. La viuda al rico no fue entregada. El hombre de un sido al hombre de una mina no fue nunca entregado... - Si un ciudadano acusa a otro ciudadano de brujería y lo conduce ante el dios-río , y si el dios-río lo declara puro, aquel que lo conduce... Página 3 de 44 - Si un ciudadano a otro ciudadano en el curso de una riña su mano o su pie ha fracturado, 10 siclos de plata pagará. Si un ciudadano a otro ciudadano ha golpeado con un arma y le ha roto un hueso, una mina de plata pagará. Si un ciudadano a otro ciudadano ha golpeado con un instrumento pesado la nariz, 2/3 de mina pagará. Si... E. Szlechter, "Le Code d'Ur-Nammu", RA 49, 1955, pp.l69 Y ss. 4.- Código de Hammurabi. Prólogo: Cuando el exaltado Anum, rey de los Annunaki e Illil, señor del cielo y de la tierra, que señala el destino de la humanidad, concedió el mando divino de la multitud del pueblo a Marduk, el primer hijo nacido de Ea, lo magnificó entre los 19i9i, llamó a Babilonia por su exaltado nombre y la hizo preeminente en las cuatro partes del mundo ... entonces Anum y Ellil, que dona prosperidad al pueblo, me llamaron con el nombre de Hammurabi, el príncipe reverente temeroso de Dios, para hacer que la justicia apareciera en la tierra, para destruir el mal y que el fuerte no oprimiera al débil para surgir como el mismo Shamash sobre la multitud de oscuro cabello y dar luz a la tierra. l.- Si un hombre ha acusado a otro y le ha atribuido un asesinato y éste no ha sido probado en su contra, su acusador será condenado a muerte. 2.- Si un hombre ha acusado a otro de brujería y no ha sido probada, el acusado irá al río santo, saltará al río santo y si el río santo lo hunde, su acusador tomará y guardará su casa; si Página 3 de 44 el río santo prueba su inocencia y vuelve seguro, quien le ha acusado de brujería será condenado a muerte... 5.- Si un juez ha tratado un pleito, dado una sentencia y hecho que se sellara una tableta para ser ejecutada, y después de esto varía su juicio, se le hará culpable de variar su juicio y pagará doce veces la demanda del litigio, se le apartará de su lugar en el banco de los jueces en la asamblea y nunca más se sentará en juicio con los jueces. 8.- Si un hombre ha robado un buey, cordero, asno, cerdo o barca, si es a dios o al palacio, devolverá el tréntuplo; si es a un mushkenu, compensará el décuplo. Si el ladrón no tiene con qué responder, será culpable de muerte. 15.- Si un hombre ha hecho salir de las puertas a un esclavo o esclava del palacio , a un esclavo o esclava de un mushkenu, será condenado a muerte. 196.- Si un hombre ha reventado el ojo de un hombre libre, se le reventará un ojo. 197.- Si rompe el hueso de un hombre libre, se le romperá un hueso. 198.- Si revienta el ojo de un mushkenu o rompe el miembro de un mushkenu, pagará una mina de plata. 199.- Si ha reventado el ojo del esclavo de un hombre libre, o roto el miembro del esclavo de un hombre libre, pagará la mitad de su precio. 209.- Si un hombre golpea a la hija de un hombre libre y la hace abortar, pagará 10 siclos de plata por el fruto de su vientre. 210.- Si esa mujer muere, se matará a su hija. 211.- Quien cause el aborto de la hija de un villano, golpeándola, pagará 5 siclos de plata. 212.- Si esa mujer muere, pagará media mina de plata. 213.-El que golpee a la esclava de un hombre libre y la haga abortar, pagará dos siclos de plata. 214.- Si la esclava muere, pagará 1/3 de mina de plata. 145.- Si un hombre ha tomado una esposa que no le ha dado hijos y se dispone a tomar una concubina, puede tomar una concubina e introducida en su casa. No tendrá a esta concubina como igual a su esposa. 159.- Si un hombre que ha llevado un regalo a la casa de su suegro y dado un regalo de bodas considera a otra mujer y le dice a su suegro "No tomaré a tu hija por esposa" , el padre de la muchacha tomará y guardará todo cuanto se le haya llevado. 160.- Si un hombre ha llevado un regalo a la casa de su suegro, o ha hecho un regalo de bodas, y el padre de la muchacha dice "No te daré a mi hija en matrimonio", deberá doblar cuanto se le haya traído en reparación. 153.- Si una mujer procura la muerte de su marido por causa de otro hombre, se empalará a esa mujer. 138.- Si un hombre quiere repudiar a su esposa que no le ha dado hijos, le donará todo el dinero de su tirhatu, y le restituirá íntegramente la seriqtu que ella aportó de casa de su padre, y la repudiará. Página 3 de 44 6.- Tratado entre Suppiluliuma y Aziras de Amurru. Estas son las palabras del Sol Suppiluliuma, el gran rey, el rey de la tierra de Hatti, el valiente, el favorito del dios de la tormenta. Yo, el Sol, te hice mi vasallo. Y si tú, Aziras, "proteges" al rey de la tierra de Hatti, tu señor, el rey de la tierra de Hatti, tu señor, te protegerá de la misma manera. Igual que protege el alma del rey, la persona del rey, el cuerpo del rey y la tierra de Hatti. (...) Trescientos siclos de oro refinado, puro y de primera clase se tributarán cada año al rey de Hatti. Se pesarán con las piedras de peso de los mercaderes de la tierra de Hatti. Y tú, Aziras, vendrás a la tierra de Hatti, al Sol, una vez al año. Antes, de hecho, el rey de la tierra de Egipto, el rey de la tierra de Hurri , el rey del país de Kinza, el rey del país de Nuhassa, el rey del país de Niya, el rey del país de Mukis, el rey del país de Halba, el rey del país de Karkemish, todos estos reyes eran hostiles al Sol. Pero Aziras, el rey de la tierra de Amurru, salió de la puerta de Egipto y se convirtió en servidor del Sol, rey de la tierra de Hatti. Yel Sol, el gran rey, fue muy feliz con, que Aziras cayese a los pies del Sol. Yo, el Sol, el gran rey, acepté a Aziras en vasallaje (...). J. B. Pritchard, Ancient Near East Texts Il, 43-44. Página 3 de 44 7.- Salmanasar 1, rey de Asiria. Salmanasar, prefecto de Bel, sacerdote de Assur, el santo, virrey de los dioses, príncipe favorito de Isthar, que purifica el culto y las ofrendas, que aumenta los sacrificios sangrientos y las ofrendas a los dioses; fundador de espléndidas ciudades, constructor del Eharsagkurkurra (Templo de Asur), la morada de los dioses, la montaña de las tierras; déspota que inspira temor, pastor de todos los pueblos, cuyas hazañas aumentan el bien de Asur; guerrero poderoso, fuerte en el combate, que incendia al enemigo, truena (como Adad) entre sus enemigos, que estalla como una llama de fuego, irreductible en la batalla y, como la trampa de una muerte cierta, es el ataque de sus armas; gobernante legítimo, que marcha confiado en Assur y los grandes dioses, sus señores, que no tiene rival, que se apodera del territorio enemigo al Norte y al Sur; el señor a cuyos pies Assur y los grandes dioses han traído en sumisión a todo príncipe y gobernante. Cuando el dios Assur me eligió como su adorador legítimo y, para el gobierno de las cabezas negras, me entregó el cetro, la espada y el báculo, me presentó la diadema del gobierno legítimo. En ese tiempo, al comienzo de mi sacerdocio, la tierra de Uradri (Urartu) se rebeló, y a Assur y los grandes dioses, mis señores, alcé mis manos en oración, movilicé mis ejércitos y marché contra sus poderosas plazas fuertes en las montañas. Las tierras de Himme, Uadkun, bargun, Salua, Hali1a, Luha, Nilipahri, Zingun, ocho países con sus fuerzas conquisté. Capturé y quemé a cincuenta y una de sus ciudades, y como botín me apoderé de su propiedad. En sólo tres días, ante los pies de Assur, mi señor, traje en sumisión a toda la tierra de Uruadri. Seleccioné a sus hombres jóvenes, los tomé a mi servicio, los elegí para que me temieran. Para siempre les impuse pesado tributo en su grandes bloques de piedra roja, lechos y sillas con taracea de marfil, cueros de elefante, madera de ébano, madera de boj, y toda clase de valiosos tesoros, sus hijas, concubinas y músicos. J.B. Pritchard, Ancient Near Eastern Texts, 2, 287-288. Página 3 de 44 10.- Costumbres de los persas, según Heródoto. Suelen subir a las cimas de las montañas para ofrecer sacrificios a Zeus, cuyo nombre aplican a toda la bóveda celeste. (...) Cada uno se casa con- varias esposas legítimas y se procura, además, un número muy superior de concubinas. (...) Desde los cinco hasta los veinte años sólo enseñan a sus hijos tres cosas: a montar a caballo, a disparar el arco y a decir la verdad. Y hasta que un niño no tiene cinco años, no comparece en presencia de su padre , sino que hace su vida con las mujeres (...). El cadáver de un persa no recibe sepultura, mientras no haya sido desfigurado por un ave de rapiña o un perro. Desde luego, los magos sé positivamente que 10 hacen así, pues lo hacen públicamente. En cualquier caso, los persas impregnan con cera el cadáver y, después, lo entierran. Por su parte, los magos se diferencian notablemente del resto de los hombres, en especial de los sacerdotes de Egipto; pues, mientras éstos estiman como un deber de su clase no dar muerte a ningún animal, a excepción de los que sacrifican, los magos, por el contrario, matan con sus propias manos toda clase de seres vivos, excepción hecha del perro y del hombre. Heródoto, Historia 1.131-140 (extractos). Página 3 de 44 13.- Amonestaciones del profeta Ipuwer La Sublime Sala de Justicia, sus escrituras son arrancadas, sus lugares secretos son divulgados. Las fórmulas mágicas son divulgadas yt se convierten en ineficaces, porque los hombres las tienen en su memoria. Son abiertas las oficinas públicas; son robadas sus declaraciones; desdichado de mí por la tristeza de estos tiempos... Ved: cosas que nunca tuvieron lugar en el pasado: el reyes arrastrado por los pobres. Lo que ocultaba la Pirámide está ahora vacío . Algunos hombres sin fe ni ley han despojado al país de la realeza. Han venido a alzarse contra el Ureus que defiende Ra y pacifica las Dos Tierras... Los pobres del país se han enriquecido, en tanto que los propietarios nada tienen. El que nada tenía es amo de tesoros y los grandes le flanquean. Ved lo que ha sucedido entre los hombres: quien no podía gozar de habitación, posee ahora muros. Son empleados los Grandes en los almacenes. El que carecías de muro para abrigar su sueño es propietario de un lecho . Quien no podía gozar de la sombra posee ahora la sobra; los que tenían sobra están ahora expuestos a los vientos de la tempestad. Quien nunca se había hecho una barca tiene ahora navíos; los mira su antiguo dueño pero ya no son suyos. Quien no tenía una yunta de bueyes es dueño de rebaños; quien no tenía un pan es dueño de una granja; mas su granero se aprovisiona con el bien de otro... Los pobres poseen las riquezas, el carerite de zapatos tiene ahora cosas preciosas. Y los que vestían hábitos están ahora en harapos; mas quien nunca s e tejiera nada es dueño de hermosas telas. El que nada supiera de la lira posee un arpa; el que nunca había cantado invoca ahora a la diosa de las canciones.... la mujer que no tenía una caja tiene ahora un armario. La que miraba su cara en el agua es dueña de un espejo de bronce... Las damas que se acostaban en el lecho de sus maridos, yacen ahora sobre pieles en tierra... Sufren como las sirvientas... Las esclavas hablan a sus anchas, y cuando sus amas hablan, las servidoras apenas lo soportan. El oro, el lapislázuli, la plata, la malaquita, las cornalinas, el bronce, el mármol... aparecen ahora en el cuello de las esclavas. El lujo recorre el país; pero las amas de .casa dicen: "Ah, si tuviéramos algo que comer". Las damas... sus cuerpos sufren a causa de sus viejas ropas... sus corazones se avergüenzan cuando se les saluda. Las nobles damas han llegado a sufrir hambre, en tanto los carniceros se sacian de cuanto preparaban para ellas; quien se acostaba sin mujer, por pobreza, encuentra ahora damas nobles. El hijo de un hombre de fama ya no se reconoce entre otros: el hijo de la dueña se convierte ahora en el hijo de la sirvienta. ANET 441-443. Página 3 de 44 14.- Profecía de Neferti Ocurrió que la majestad del Rey del alto y Bajo Egipto, Snefru, el triunfador era el soberano benéfico de toda esta tierra. En uno de aquellos días el Consejo Oficial de la Ciudad Residencial entró en la Gran Casa -¡Vida, Prosperidad, saludl- a ofrecer salutaciones. (...) Entonces su majestad -¡vida, prosperidad, salud!- les dijo: "Pueblo mío, he aquí, hice que te llamaran para que me busques un hijo vuestro que sea sabio (...), uno que pueda decirme unas cuantas palabras bellas o discursos selectos, al saber que mi majestad quiere distraerse". Al punto se pusieron sobre sus vientres en presencia de su majestad -¡vida, prosperidad, salud!-: "Un gran sacerdote lector de Bastet, oh soberano, señor nuestro, cuyo nombre es Neferty, es un plebeyo valiente con su brazo, un escriba competente con sus dedos; es un hombre de alcurnia que posee más hacienda que ninguno de sus pares. ¡Quizás se le permitiría ver a su majestad!". Entonces su majestad -¡vida, prosperidad, salud! -respondió: "Id y traédmelo". (...) Lo que el sacerdote lector Neferty dijo, aquel sabio varón del Este, que pertenecía a Bastet en sus apariciones, aquel hijo del nomo heliopolitano, al meditar lo que iba a ocurrir en el país, al cavilar el Estado del Este, cuando los asiáticos se agitarían con sus fuertes armas , turbarían los corazones de los que cosechaban y retirarían las yuntas de la arada. Dijo: ¡Reconstruye, oh corazón mío, cómo lloraste este país en que empezaste! (...) El país ha perecido por completo hasta el punto de que no existe reliquia y de que ni siquiera 10 negro de la uña sobresale de 10 que se estableció. Hablaré de lo que hay ante mi faz (...). Los ríos de Egipto están vacíos, de modo que la laguna se cruza a pie; los hombres buscan agua para zarpar en los parcos; su curso se ha convertido en una duna. ( ... ) El viento del Sur se opondrá al viento del Norte. Enemigos se alzaron en el Este y los asiáticos descendieron a Egipto.. . Ningún protector escuchará ... Hombres entrarán en las fortalezas. El sueño es expulsado de mis ojos cuando paso la noche insomne. Las bestias salvajes del desierto beberán en los ríos de Egipto y estarán a sus anchas en las orillas por falta de alguien que las espante. Este país está en caos y nadie sabrá lo que resultará de ello, porque está oculto al habla , a la vista o al oído. La cara es sorda pues el silencio confronta; te mostraré el país revuelto; ha ocurrido lo que jamás había pasado. Los hombres empuñarán las armas bélicas para que la tierra viva en confusión. Los hombres harán flechas de metal, mendigarán el pan de la sangre y reirán con la enfermedad de la risa. (...). Les mostraré al hijo por enemigo, al hermano por enemigo y al hombre matando a su padre (...). Página 3 de 44 Te mostraré al propietario necesitado y al forastero harto. El que nunca llenó para sí ahora vacía. Los hombres tratarán a los conciudadanos como si fueran odiosos, a fin de hacer callar la boca que habla. Si se responde a una afirmación aparece un brazo con un bastón y los hombres exclaman: "¡Matadle!". (...) Entonces vendrá un rey, perteneciente al Sur. Ameny, el triunfador, es su nombre. Es hijo de una mujer del país de Nubia; ha nacido en el Alto Egipto. Tomará la Corona Blanca, se pondrá la Corona Roja, unirá a las Dos Poderosas, satisfará a los Dos Señores con aquello que deseen. El rodeador-de-los-campos estará en su puño, el remo... ¡Alégrate, pueblo de su tiempo! El hijo de un hombre establecerá su fama para siempre eternamente. Los que se inclinan al mal y los que maquinan rebelión bajaron sus voces por miedo a él. Los asiáticos caerán bajo su espada y los libios a su llama. Los rebeldes pertenecen a su ira y los traidores de corazón al espanto de él. La serpiente que está en su frente silencia para él al traidor de corazón. Se habrá construido la Muralla del Gobernante -¡vida, prosperidad, salud!- y a los asiáticos no se permitirá que descienda a Egipto para que mendiguen el agua de la manera acostumbrada, a fin de que beban sus bestias. Y la justicia ocupará su lugar y el mal obrar es expulsado. ¡Alégrese aquel que contemple esto y aquel que pueda estar al servicio del rey! J. M. Serrano, Textos para la Historia Antigua de Egipto. Página 3 de 44 16. Ramsés III y los "Pueblos del Mar" Año 8 bajo la majestad de Ramsés III ( ... ). Los países extranjeros conspiraron en sus islas. De repente las tierras fueron apartadas y diseminadas en la contienda. Ningua tierra podía sostenerse frente a sus armas, desde Hatti, Kode, Karkemish, Arzawa y Alasiya en adelante, siendo amputadas de una vez. Desolaron a su gente y su tierra fue como lo que nunca había sido. Avanzaban hacia Egipto mientras la llama se preparaba ante ellos. Su confederación la formaban los filisteos, tjeker, sateles, denyeny weses, con sus territorios unificados. Pusieron sus manos en los países hasta el circuito de la tierra, con los corazones llenos de confianza y seguridad: "¡Nuestros propósitos triunfarán!" Pero el corazón de este dios, el Señor de los dioses, estaba preparado y dispuesto a atraparlos como pájaros... Organicé mi frontera en Djahi, preparé frente a ellos a príncipes, jefes de guarniciones y maryannu. He dispuesto las bocas del río como un fuerte muro, con naves de guerra, galeras y embarcaciones de cabotaje (...). Las tropas consistían en hombres eleg idos de Egipto. (...) La fuerza de carros se componía de corredores, de hombres selectos, de todo guerrero de carro bueno y capaz. (...) Yo era el valiente Montu, firme al frente de ellos, de modo que viesen la presa de mis manos. Aquellos que llegaron a mi frontera, su simiente no existe, su corazón y su alma terminaron para siempre (...). Aquellos que vinieron juntos por el mar, la llama entera estuvo delante de ellos en las bocas del río, y una empalizada de lanzas los rodeó en la playa. ' J. B. Pritchard, ANET260. SELECCIÓN DE TEXTOS PARA HISTORIA ANTIGUA III. GRECIA Página 3 de 44 17. La discutida talasocracia cretense En efecto, Minos es el más antiguo de cuantos conocemos por tradición oral, que poseyendo una escuadra naval y dominando la mayor parte del actual mar griego, pudo también ejercer su poder sobre las islas Cícladas, al tiempo que fue el primer colonizador de la mayor parte de ellas, expulsando a los carios y estableciendo como jefes a sus propios hijos. Y, como es natural, en la medida que podía, mantenía el mar limpio de piratas, a fin de que los tributos pudieran llegarle mejor. Pues antiguamente los griegos y los bárbaros que en el continente habitaban el litoral y los de las islas, después que comenzaron a intensificar sus relaciones por mar, se dedicaron a la piratería, conducidos por hombres poderosos, atraídos por el beneficio que les reportaba y por la necesidad de buscar alimento para los débiles. Y cayendo sobre ciudades sin amurallar, con la población diseminada por aldeas, las saqueaban, y de ello obtenían la mayor parte de sus medios de vida, dado que este tipo de trabajo no era aún vergonzoso, más bien les procuraba algo de gloria. Tucídides, Historia de la Guerra del Peloponeso, 1.4-5. 18. Instituciones homéricas ... el Átrida (Agamenón), alcanzado el corazón de gran aflicción, iba y venía dando órdenes a los heraldos de voz sonora para que llamaran a la asamblea a cada guerrero en particular (...). Se sentaron en la asamblea entristecidos, y entonces se levantó Agamenón, vertiendo lágrimas. Y como una fuente de negra agua que vierte desde una inaccesible roca un oscuro Página 3 de 44 líquido, así sollozaba él profundamente al decides su palabra a los argivos: "Amigos, guías y caudillos de los árgivos, Zeus el hijo de Crono me ha encadenado fuertemente a un penoso ofuscamiento. [Cruel¡ él que me prometió entonces y me dio la señal de asentimiento de que regresaría, una vez destruida Ilión la bien amurallada; pero ahora me ha preparado un cobarde engaño y me manda volver a Argos sin gloria, después que hice perecer a muchos hombres (...). Así dijo, y ellos se quedaron todos quietos, en silencio. Y largo tiempo estuvieron mudos y entristecidos los hijos de los aqueos; tras un largo rato, tomó la palabra entre ellos Diomedes , el bueno para el grito de guerra: "Átrida, a ti me enfrentaré primero, a tu falta de cordura. Que esta es la norma, señor, en la asamblea. Has ofendido, en primer lugar, ante los dánaos mi valor, diciendo que soy incapaz de defenderme. Pero de todo ello tienen conocimiento los aqueos, jóvenes y viejos. En cuanto a ti, te dotó a medias el hijo de Crono el de tortuosa mente: te dio el ser honrado por tu cetro por encima de todos, pero no te dio el valor , que es la fuerza más grande. (...). Así dijo, y todos ellos, los hijos de los aqueos, prorrumpieron en gritos de aclamación, admirados de las palabras de Diomedes, el domador de caballos. Y entre ellos se levantó Néstor, el conductor de carros, y dijo: "Tidida (Diomedes), eres con mucho el más fuerte en el combate y en el consejo eres el mejor entre todos los de tu edad. Ninguno despreciará tu palabra, ninguno de cuantos aqueos son, ni nadie las contradirá; pero no has llegado al fin de tu discurso. Eres ciertamente joven, y podrías ser incluso hijo mío, el último en nacer, y sin embargo dices cosas con sentido a los reyes de los aqueos, pues hablas como es- debido. Pero hable yo, que presumo de ser más viejo que tú, y llegue a todo puntualmente. Que nadie menospreciará mis palabras, ni siquiera Agamenón. Hombre sin clan, sin ley, sin hogar es aquél que ama la guerra intestina que hace temblar. (.. .) Tú, por tu parte, Átrida, toma el mando, pues eres tú el más rey de todos. Ofrece un banquete a los ancianos (...) y cuando estén reunidos en gran número, obedecerás a aquél que te dé el mejor consejo…" Homero,Ilíada, 9.9-75 (extractos). 19. Descripción de un oikós ...Ulises bajó del poblado a 'la finca de Laertes, cuidada y hermosa, que él mismo en un tiempo para sí consiguió tras dar cima a penosos trabajos. Allí estaba su casa; unos porches cercábanla: en ellos se acogían a sentarse, comer y dormir por la noche los esclavos que a gusto del dueño labraban sus tierras. Una vieja mujer siciliana cuidaba entre todos con esmero al anciano señor en su agreste retiro. Página 3 de 44 de armarlos junto con sus amigos, entre los que se encontraban también los prisioneros tirrenos, constituyó un cuerpo de guardia en tomo a su persona. Al llegar el día, convocó al pueblo a una asamblea y lanzó una larga acusación contra los ciudadanos que había matado, tras lo cual dijo que éstos habían sido castigados con justicia, pues habían intrigado contra él, pero que, por lo que se refería a los "demás ciudadanos, había venido para traerles libertad, igualdad de derechos y otros muchos bienes. Tras pronunciar estas palabras y colmar a todo el pueblo de esperanzas maravillosas tomó las peores medidas políticas que existen entre los hombres y que son el preludio de toda tiranía: la redistribución de la tierra y la abolición de las deudas. Prometió ocuparse él mismo de ambas cuestiones, si se le designaba general con plenos poderes hasta que los asuntos públicos estuviesen seguros y se estableciera una forma democrática de gobierno. Como la multitud plebeya y sin principios acogió con alegría el saqueo de los bienes ajenos , Aristodemo, dándose a sí mismo un poder absoluto, impuso otra medida con la que los engañó y privó de la libertad (...). Ese mismo día se apoderó de las armas de todos los cumanos, y, durante los días siguientes, registró las casas, en las que mató a muchos buenos ciudadanos con la excusa de que no habían consagrado todas las armas a los dioses, tras lo cual reforzó la tiranía con tres cuerpos de guardia. Uno estaba formado por los ciudadanos más viles y malvados, con cuya ayuda había derrocado al gobierno aristocrático; otro, por los esclavos más impíos, a los que él mismo había dado la libertad por haber matado a sus señores, y el tercero, un cuerpo mercenario, por los bárbaros más salvajes. Dionisio de Halicarnaso, Antigüedades Romanas, 7.7-8. 22.- Discurso fúnebre de Pericles Comenzaré, ante todo, por nuestros antepasados. Es justo a la vez que adecuado en una ocasión como ésta tributarles el homenaje del recuerdo. Ellos habitaron siempre esta tierra y, en el sucederse de las generaciones, nos la han transmitido libre hasta nuestros días gracias a su valor. Y si ellos son dignos de elogio, todavía lo son más nuestros padres, pues al legado que habían recibido consiguieron añadir, no sin esfuerzo , el imperio que poseemos, dejándonos así a nuestra generación una herencia incrementada. Nosotros, en fin, los hombres que ahora mismo aún estamos en plena madurez, hemos acrecentado todavía más la potencia de este imperio. (...) Tenemos un régimen político que no emula las leyes de otros pueblos, y más que imitadores de los demás, somos un modelo a seguir. Su nombre, debido a que el gobierno no depende de unos pocos sino de la mayoría, es democracia. En lo que concierne a los asuntos privados, la Página 3 de 44 igualdad, conforme a nuestras leyes, alcanza a todo el mundo, mientras que en la elección de los cargos públicos no anteponemos las razones de clase al mérito personal, conforme al prestigio de que goza cada ciudadano en su actividad; y tampoco nadie, en razón de su pobreza, encuentra obstáculos debido a la oscuridad de su condición social (.. .). Si en nuestras relaciones privadas evitamos molestamos, en la vida pública, un respetuoso temor es la principal causa de que no cometamos infracciones, porque prestamos obediencia a quienes se suceden en el gobierno y a las leyes, y principalmente a las que están establecidas para ayudar a los que sufren injusticias y a las que, aun sin estar escritas, acarrean a quien las infringe una vergüenza por todos reconocida. Por otra parte, como alivio de nuestras fatigas, hemos procurado a nuestro espíritu muchísimos esparcimientos. Tenemos juegos y fiestas durante todo el año, y casas privadas con espléndidas instalaciones, cuyo goce cotidiano aleja la tristeza. (...) En el sistema de preparamos para la guerra también nos distinguimos de nuestros adversarios en estos aspectos: nuestra ciudad está abierta a todo el mundo , y en ningún caso recurrimos a las expulsiones de extranjeros para impedir que se llegue a una información u observación de algo que, de no mantenerse en secreto , podría resultar útil al enemigo que lo descubriera. Esto es así porque no confiamos tanto en los preparativos y estratagemas como en el valor que sale de nosotros mismos en el momento de entrar en acción. Y en lo que se refiere a los métodos de educación, mientras que ellos, desde muy jóvenes, tratan de alcanzar la fortaleza viril mediante un penoso entrenamiento, nosotros, a pesar de nuestro estilo de vida más relajado, no nos enfrentamos con menos valor a peligros equivalentes. (...) Amamos la belleza con sencillez y el saber sin relajación. Nos servimos de la riqueza más como oportunidad para la acción que como pretexto para la vanagloria, y entre nosotros no es un motivo de vergüenza para nadie reconocer su pobreza, sino que lo es más bien no hacer nada por evitarla. Las mismas personas pueden dedicar a la vez su atención a sus asuntos particulares ya los públicos (...). Somos, en efecto, los únicos que, a quien no toma parte en estos asuntos, lo consideramos no un despreocupado, sino un inútil; y nosotros en persona, cuando menos, damos nuestro juicio sobre los asuntos, o los estudiamos puntualmente, porque, en nuestra opinión, no son las palabras las que suponen un perjuicio para la acción, sino el no informarse por medio de la palabra antes de proceder a lo necesario mediante la acción. También nos distinguimos en cuanto a que somos extraordinariamente audaces a la vez que hacemos nuestros cálculos sobre las acciones que vamos a emprender, mientras que a los otros la ignorancia les da coraje, y el cálculo, indecisión. (...) Resumiendo, afirmo que nuestra ciudad es, en su conjunto, un ejemplo para Grecia, y que cada uno de nuestros ciudadanos individualmente puede, en mi opinión, hacer gala de una personalidad suficientemente capacitada para dedicarse a las más diversas formas de actividad con una gracia y habilidad extraordinarias. (...) Porque, entre las ciudades actuales, la nuestra es la única que, puesta a prueba, se muestra superior a su fama, y la única que no suscita indignación en el enemigo que la ataca, cuando éste considera las cualidades de quienes son causa de sus males, ni, en sus súbditos, el reproche de ser gobernados por hombres indignos. Y dado que mostramos nuestro poder con pruebas importantes, y sin que nos falten los testigos, seremos admirados por nuestros contemporáneos y por las generaciones futuras, y no tendremos ninguna necesidad ni de un Homero que nos haga el elogio ni de ningún poeta que deleite de momento con sus versos (...); nos bastará con haber obligado a todo el mar y a toda la Tierra-a ser accesibles a nuestra audacia, y con haber dejado por todas partes monumentos eternos en recuerdo de males y bienes. Tucídides, 2.36-41 (extractos). Página 3 de 44 23. La "profesionalización" de la política y el desencanto del ciudadano medio. ¿Por qué hace tiempo todo iba bien y ahora todo va mal? En primer lugar, porque antes el pueblo tenía el valor de hacer personalmente la política y la guerra, era patrón de los políticos y gozaba de todos los privilegios como soberano y cada persona se sentía afortunada si recibía del pueblo honores, cargos y recompensas. Pero hoy los políticos lo hacen todo y disponen de todos los bienes, y vosotros, pueblo, estáis reducidos a la condición de siervos y permanecéis paralizados, privados de vuestro dinero, de vuestros aliados, y completamente satisfechos cuando se decreta una contribución para los espectáculos y se organizan las fiestas Boedromías. Al contrario -y esto es lo más vergonzoso- estáis agradecidos porque se os da 10 que es vuestro. Y los políticos, después de haberos encarcelado en la ciudad, os empujan a estas satisfacciones y os domestican para someteros. No es posible tener sentimientos nobles y generosos cuando se obra mezquinamente... Demóstenes, Primera Olintlaca 3.30 y ss. Página 3 de 44 total trece hombres. Acto seguido dio órdenes de que éstos fueran ajusticiados. Todos los demás, atemorizados, guardaron profundo silencio, ante lo cual Alejandro subió de nuevo a la tribuna y les dijo lo siguiente: (...) "En efecto, Filipo os encontró siendo unos vagabundos indigentes: muchos de vosotros, mal cubiertos con unas burdas pieles, erais pastores de unas pocas ovejas allá en los montes, ovejas que teníais que guardar (y no siempre con éxito) de los ilirios, tribalos y vuestro vecinos tracios. Fue Filipo quien os facilitó clámides en vez de vuestras toscas pieles, os bajó del monte a la llanura, os hizo contrincantes capaces de pelear con vuestros vecinos bárbaros, de suerte que pudierais vivir confiados, no tanto en la seguridad de vuestras fortalezas del monte, como en la capacidad de salvaros por vuestros propios méritos. Os hizo habitar las ciudades y os proporcionó leyes y costumbres en extremo útiles. Os dio el mando de aquellos pueblos bárbaros (...), anexionó la mayor parte de Tracia a Macedonia y, apoderándose de los asentamiento s más idóneos de la zona costera, atrajo el comercio a la región, posibilitándoos trabajar con seguridad las minas de metales. Os hizo los dueños de Tesalia, ante cuyos habitantes desde tiempo inmemorial estabais muertos de miedo; humilló a los focidios (...). Debeló a los atenienses y tebanos (...). "Pasó luego al Peloponeso, donde también impuso el orden, y cuando fue designado Comandante de toda Grecia con plenos poderes para organizar la expedición contra los persas, consiguió esta nueva reputación no sólo para sí mismo, SInO especialmente.parala comunidad macedonia". Arriano, Anábasis de Alejandro Magno 7 (extractos). 26. Honores divinos para un rey: la llegada de Demetrio Poliorcetes a Atenas Cuando Demetrio regresó de Leucade y Corcira a Atenas, los atenienses le recibieron inmerecidamente con incienso, coronas y .libaciones de vino; incluso fue agasajado con coros profesionales e himnos itifálicos acompañados de canto y danza. Cuando ellos ocuparon sus sitios entre las muchedumbres cantaban y danzaban, recitando que él era el único verdadero dios, que los otros dioses estaban dormidos o lejos o no existían, que era descendiente de Poseidón y Afrodita, que era de belleza sin par y cortés en su benevolencia hacia todos. Le dirigían súplicas, dice, y le ofrecían plegarias. (...) Duris de Samos en el libro 22 de sus Historias cita el siguiente himno itifálico: "¡Cómo el más grande y querido de los dioses ha venido a la ciudad! Pues la hora ha traído juntos a Démeter y Demetrio; ella viene a celebrar los solemnes misterios de su hija (Perséfone), mientras que él está aquí lleno de alegría, como conviene a un dios, bello y risueño. Su apariencia es mayestática, sus amigos todos en tomo a él y él en medio de ellos, como si ellos fueran las estrellas y él el Sol. ¡Salve al hijo del más poderoso dios Poseidón y de Afrodita! Pues los otros dioses están lejos o no tienen oídos, o no existen, o no tienen noticias de nosotros; pero a ti te vemos aquí presente; tú no estás hecho de madera o piedra, tú eres real. Y así te rogamos: primero tráenos la paz, lo más querido; pues tú tienes poder...". Ateneo, El banquete de los eruditos 6.253 b-f Página 3 de 44 SELECCIÓN DE TEXTOS PARA HISTORIA ANTIGUA IV. ETRURIA Y REPÚBLICA ROMANA 27. Etruria y los etruscos Los etruscos, que antiguamente se distinguían por su energía, conquistaron un vasto territorio en el que fundaron muchas ciudades importantes. Disponían asimismo de poderosas fuerzas navales, y tuvieron durante mucho tiempo el dominio de los mares, hasta el punto de que el que baña las costas de Italia fue denominado por ellos mar Tirreno. Perfeccionando el equipamiento de sus ejércitos de tierra, inventaron lo que se llama trompeta, que es de la mayor utilidad en la guerra, y que fue llamada por ellos tirrena, y prepararon distintivos honoríficos para los generales que les dirigían, atribuyéndoles lictores, un asiento de marfil y una toga bordada de púrpura. y en las casas inventaron el peristilo, que es de una gran comodidad para aislarse del estruendo causado por la servidumbre. La mayor parte de estos descubrimientos fueron imitados por los romanos, que los perfeccionaron y los introdujeron en su civilización. Hicieron progresar las letras, las ciencias de la naturaleza y la teología , y desarrollaron más que ningún otro pueblo la observación de los rayos. Por esta razón, aún en nuestros días inspiran una viva admiración a los que son los dueños de casi todo el mundo y que se sirven de ellos para interpretar los signos celestes. Como habitan una tierra fértil en frutos de toda clase y la cultivan asiduamente, gozan de una abundancia de productos agrícolas que no sólo bastan para su mantenimiento, sino que les conduce a un lujo excesivo y a la voluptuosidad. Así, se hacen preparar dos veces al día mesas suntuosas con todo lo que contribuye a una vida delicada, encargan mantos bordados de flores, ordenan que se les sirva gran cantidad de vasos de plata, y tienen a su servicio un considerable número de esclavos. De entre éstos, algunos son de una rara belleza, otros van engalanados con magníficas vestimentas que no convienen al estado servil , y, en Etruria, los criados tienen estancias particulares de toda clase: así es de todas formas para la mayoría de los hombres libres. En Página 3 de 44 general se han alejado de la valentía que los distinguía en otro tiempo , ya fuerza de vivir en los banquetes y las delicias afeminadas, han perdido, lo que no es de extrañar, la reputación que sus ancestros se habían forjado en la guerra. Pero lo que ha influido más que nada a dejarse llevar por la molicie es la calidad de su tierra, ya que , habitando un país que produce de todo y que es de una fertilidad sin límites, pueden guardar abundantes frutos de toda especie. (Posidonio, FGHlIA, 87,119 yC 154 y ss., apudDiodoro de Sicilia, 5.40). 28. Rómulo, fundador de las instituciones Rómulo reservó al rey estas prerrogativas: en primer lugar, presidir los asuntos sagrados y los sacrificios y cumplir todo lo que fue previsto por la voluntad de los dioses; a continuación, en tanto que guardián de las leyes y de las costumbres de los antepasados, ocuparse de la justicia según el derecho natural y el derecho establecido: juzgar los mayores crímenes, encomendar los menores a los senadores, pensar en impedir todas las faltas en el proceso; reunir al senado y convocar al pueblo, expresar el primero su opinión y ejecutar las decisiones de la mayoría. Tales fueron los poderes acordados al rey y tuvo, además de éstos, el mando supremo de la guerra. A la asamblea del senado atribuyó igualmente el honor y el poder: decidir sobre todas las cuestiones que el rey le sometiera y de hacerlo mediante un voto , y se debía tomar la decisión de la mayoría... A la masa del pueblo asignó estos tres poderes: elegir los magistrados, sancionar las leyes y decidir sobre la paz y la guerra, cuando el rey se lo demandara; pero, incluso entonces, la autoridad del pueblo no estaba sin control, pues le era necesario el acuerdo del senado. El pueblo no votaba masivamente, sino que era convocado por curias, lo que había parecido bueno a la mayoría de las curias era atribuido inmediatamente al Senado. Dionisio de Halicarnaso, Antigüedades Romanas, 2.14.1-3. Página 3 de 44 Polibio, 6.13.1-7. 31. Influencias orientales en la cultura romana A medida que la guerra se prolongaba y que los éxitos y fracasos hacían variar , no sólo la suerte, sino el alma de las gentes de Roma, invadieron la ciudad tales prácticas religiosas, en gran parte extranjeras, que pareció que de repente o los hombres o los dioses habían cambiado. No era sólo en secreto, entre los muros de las casas, donde se abolieron los ritos romanos: en público, en el Foro, en el Capitolio, se veía una multitud de mujeres que no observaban, ni en sus sacrificios ni en sus plegarias a los dioses, la costumbre de sus antepasados. Sacrificadores, adivinos, se habían apoderado de los espíritus; su número se acrecentó gracias a la afluencia de la plebe campesina, lanzada por la pobreza y el miedo de sus campos, a los que una guerra prolongada hacía incultos y peligrosos, a la ciudad... Se oyó en principio a las gentes honestas indignarse en privado; posteriormente , el asunto llegó al senado y a las quejas públicas. Censurados gravemente por el senado por no haber prohibido estas prácticas, los edil es y triunviro s encargados de los asuntos capitales, intentando expulsar a la multitud del Foro y dispersar los preparativos de estas ceremonias, estuvieron a punto de ser maltratados. Cuando se vio que el mal era demasiado fuerte para ser curado por magistrados inferiores, el senado encargó a M. Aurelio, pretor urbano, de librar al pueblo de estas prácticas. Éste eligió en la asamblea el senado-consulto y ordenó por edicto a quien tuviera colecciones de profecías, fórmulas de oraciones o un tratado de los sacrificios por escrito, que le trajeran todos estos libros y escritos antes del 1 de abril, y prohibió a todos sacrificar en un recinto público o consagrado siguiendo un rito nuevo o extranjero. Tito Livio, Ab Urbe condita 25.1.6-12. Página 3 de 44 32. La crisis de la República, según Salustio. Antes de la destrucción de Cartago, el senado y el pueblo romano se repartían pacífica y equitativamente la administración del Estado; no había entre los ciudadanos rivalidad por .el lustre o el poder; el miedo de los enemigos mantenía a la ciudad en las prácticas virtuosas; pero al salir de sus corazones aquel miedo, entraron en ellos aquellas otras cosas que suelen seguir a la prosperidad: la disolución y el orgullo; así el sosiego que habían deseado en la adversidad fue para ellos, una vez alcanzado, más duro y amargo que aquélla. La nobleza , en efecto, empezó a servirse a capricho de su superior posición, como asimismo el pueblo de su libertad; diose cada cual a apropiárselo todo en su singular provecho, a saquear, a robar; así, no hubo cosa que no fuese arrebatada de una parte u otra, y la patria, que estaba en medio, quedó despedazada. Por lo demás, la nobleza, formando bando, tenía más poder, mientras la fuerza de la plebe se debilitaba, disuelta y repartida en su muchedumbre; tanto en la guerra como en el interior del Estado se vivía al arbitrio de los oligarcas; en sus manos estaban el tesoro, las provincias, los cargos, las honras y los triunfos; el pueblo se veía oprimido por el servicio militar y la indigencia; el botín de guerra lo arrebatan y partían los generales con unos pocos; entretanto, los padres e hijitos de los soldados eran echados de sus moradas dondequiera tenían por lindero a un propietario más poderoso. De este modo había irrumpido la codicia acompañada del poder, sin límite ni freno, lo contaminaba y devastaba todo. Salustio, Guerra de Jugurta, 41.1-9. Página 3 de 44 SELECCIÓN DE TEXTOS PARA HISTORIA ANTIGUA V. IMPERIO ROMANO 33. Aspectos del gobierno de Augusto Recibió magistraturas y honores antes del tiempo legal e incluso algunos de nueva creación y a perpetuidad. Se apoderó del consulado a los diecinueve años, haciendo avanzar con aire de hostilidad a sus legiones contra Roma y enviando mensajeros a reclamado para él en nombre del ejército; en vista de que el Senado vacilaba, el centurión Comelio, jefe de la embajada, echando atrás su manto y mostrando la empuñadura de su espada, no dudó en exclamar en la curia: "Ésta 10 hará, si vosotros no lo hacéis". Ejerció un segundo consulado nueve años después, un tercero tras haber dejado pasar un año, y los siguientes hasta el undécimo sin interrupción; le ofrecieron luego muchos, que él rechazó, hasta que, después de un gran intervalo, exactamente de diecisiete años, él mismo solicitó un duodécimo y luego un decimotercero dos años después para presentar en el Foro, investido de la más alta magistratura, a sus hijos Gayo y Lucio el día en que cada uno de ellos tomara la toga viril. Cinco de sus consulados centrales, del sexto al décimo, los ejerció durante todo el año, los demás durante nueve, seis, cuatro o tres meses, e incluso el segundo por muy pocas horas. (...). Corrigió las leyes y promulgó algunas de nuevo, como la suntuaria y las leyes sobre los adulterios, la castidad, el soborno y el matrimonio de los distintos órdenes sociales. En esta última introdujo enmiendas bastante más severas que en las demás y, a causa del violento rechazo que provocó, no pudo ponerla en vigor sino después de haber suprimido o atenuado parte de las sanciones, concedido un plazo de tres años y aumentado las recompensas. Como, aun así, el estamento ecuestre, durante un espectáculo público, reclamaba insistentemente su abolición, mandó a buscar a los hijos de Germánico y (...), los mostró ostentosamente, dando a entender a los caballeros, con su gesto y su expresión, que no rehusaran imitar el ejemplo del joven. Al advertir que todavía se eludía la fuerza de la ley tomando prometidas que aún no habrían alcanzado la edad núbil y cambiando frecuentemente de esposa , redujo la duración de los noviazgos e impuso un límite a los divorcios. (...) Cuando por fin asumió, a la muerte de Lépido, el pontificado máximo (...), hizo reunir de todas partes todos los libros proféticos, griegos y latinos, de autores desconocidos o poco dignos de crédito .que se encontraban en circulación, más de dos mil , y los mandó quemar, conservando únicamente los sibilino s, e incluso éstos después de haber hecho una selección (...). Ordenó de nuevo el calendario, organizado por el divino Julio, pero que después, por negligencia, se había vuelto a embrollar y confundir; en esta tarea, le puso su sobrenombre al mes de sextil más que al de septiembre , en el que había nacido, por haber obtenido en este mes su primer consulado y sus grandes victorias. Aumentó el número y la dignidad de los sacerdotes, así como sus privilegios, en especial de las vírgenes vestales. (...) Restableció también algunas de las antiguas instituciones religiosas que poco a poco habían ido Página 3 de 44 35. Laconstitutio Antoniniana (Edicto de Caracalla, 212 d.C.) El emperador César Marco Aurelio Severo Antonino Augusto declara: puedo manifestar mi agradecimiento a los dioses que me protegen, considero pues que puedo servir a su grandeza, haciendo participar conmigo en el culto de los dioses a todos los que pertenecen a mi pueblo. Por ello concedo a todos los [peregrinos] que están sobre la tierra la ciudadanía romana [salvaguardando los derechos de las ciudades] con la excepción de los dediticios. Pues es legítimo que el mayor número no sólo esté sometido a todas las cargas, sino que también esté asociado a mi victoria. Este edicto será (...) la soberanía del pueblo romano. Papiro Gyssensis 40.1. Página 3 de 44 36. Reformas de Díoclecíano y Constantino. Cada uno de los cuatro soberanos mantuvo a su disposición, él solo, más soldados de cuantos habían tenido los emperadores precedentes en todo el Imperio. Los impuestos aumentaron de forma inusitada; el número de los que recibían era mayor del de los que pagaban, de modo que los colonos arruinados abandonaron la tierra y los campos quedaron incultos. Aún peor resultó el hecho de que todas las provincias fueran divididas en partes y que a cada región y a cada una de las ciudades se enviase una multitud de funcionarios y recaudadores, cosa que no fue en absoluto favorable para la sociedad. Lactancia, Sobre la Muerte de los Perseguidores, 7. (Constantino) Trastocó las funciones administrativas, establecidas tiempo atrás. Había , en efecto, dos prefectos del pretorio, que ejercían su cargo en común, de tal manera que dependían de sus atenciones y de su poder no sólo los cuerpos de tropas asentados en palacio, sino también los que estaban encargados de la seguridad de la ciudad y los que estaban afincados en todas las fronteras ... Además, Constantino, modificando esta marcada organización, partió en cuatro esta función única ... Después de dividir así la función de la prefectura, se esforzó por empequeñecerla mediante otros procedimientos. Desde entonces, por ejemplo, los soldados estaban mandados, en todas partes, no sólo por centuriones y tribunas, sino también por quienes se denominaban duces y que ocupaban en todas partes el lugar del pretor; creó magistri de los soldados, uno de ellos puesto al frente de la caballería y el otro de la infantería , y trasfirió a sus manos la facultad de mandar a los soldados y de reprimir sus faltas, privando igualmente de este poder a los prefectos. Quiero indicar inmediatamente los inconvenientes que de ello resultaron (...). Mientras que los prefectos pagaban los gastos militares sobre los impuestos que conseguían en todas partes por la intermediación de sus subordinados... Los soldados, dándose cuenta de que un mismo hombre les proporcionaba la subsistencias y castigaba a los delincuentes , no se arriesgaban a abandonar su deber, por miedo a verse privados del avituallamiento e inmediatamente castigados; pero ahora que un hombre se preocupa de los víveres mientras que otro dir ige la disciplina, no hacen nada que no redunde en beneficio propio, sin contar con que la mayor parte del avituallamiento' es una fuente de ganancias para el dux y sus subordinados. Zósimo, Historia Nueva, II, 32, 3-33. Constantino tomó aún una medida más, que procuró a los bárbaros un libre acceso a los territorios de obediencia romana. En efecto, Diocleciano, en su previsión, según se dijo anteriormente, había abastecido con ciudades fortificadas, guarniciones y torres todas las fronteras del Imperio y el ejército se encontraba asentado por completo en ellas; el acceso al territorio estaba así prohibido a los bárbaros, puesto que por todas partes encontraban fuerzas dispuestas a rechazar sus asaltos. Esta seguridad la derrumbó. Constantino retirando de la frontera a la mayor parte de los soldados para instalarlos en las ciudades que no tenían necesidad alguna de ser protegidas. Las que estaban expuestas a las incursiones de los bárbaros las dejó sin protección, pero infligió a ciudades apacibles el azote de la ocupación militar. La mayor parte llegaron a estar desiertas, mientras que los soldados, frecuentando los teatros y entregándose a los placeres, perdieron su propio vigor. Zósimo, Historia Nueva, n, 34. Página 3 de 44 37. Los bárbaros en el Imperio. Mientras tanto, los pobres, las viudas y los huérfanos, despojados y oprimidos, habían llegado a tal extremo de desesperación que muchos, que pertenecían a familias conocidas y habían recibido una buena educación, se veían obligados a buscar refugio entre los enemigos del pueblo romano para no ser víctimas de injustas persecuciones. Iban a los bárbaros en busca de la humanidad romana, puesto que no podían soportar entre los romanos la inhumanidad bárbara. Aunque resultaban extraños por sus costumbres e idioma a los bárbaros, (...) y aunque les chocaba su bajo nivel de vida, a pesar de todo, les resultaba más fácil acostumbrarse a las costumbres bárbaras que soportar la injusta crueldad de los romanos. Se ponían al servicio de los godos o de los bagaudas y no se arrepentían, pues preferían vivir libremente con el nombre de esclavos antes que ser esclavos manteniendo sólo el nombre de libres. Salviano, Sobre el gobierno de Dios, 5. Página 3 de 44
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