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El Greco: Análisis de Obras Maestras - Prof. Bastarreche, Apuntes de Historia del Arte

El GrecoManierismoHistoria del Arte EspañolPintura renacentista

Información sobre obras maestras del pintor el greco, su estilo y contexto histórico. Se mencionan obras como 'el expolio', 'el caballero de la mano al pecho', 'la trinidad', 'el entierro del conde de orgaz', 'la coronación de la virgen', 'bautismo de cristo', 'la resurrección' y 'pentecostés'. Se destaca su influencia en la pintura española y su uso de colores y técnicas.

Qué aprenderás

  • ¿Qué obras de El Greco se analizan en este documento?
  • ¿Qué es el manierismo y cómo se desarrolló?
  • ¿Cómo influyó el manierismo en la obra de El Greco?

Tipo: Apuntes

2014/2015

Subido el 19/10/2015

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¡Descarga El Greco: Análisis de Obras Maestras - Prof. Bastarreche y más Apuntes en PDF de Historia del Arte solo en Docsity! 1 EL MANIERISMO CEL GRECOC EL MANIERISMO El término Amanierismo@, acuñado por Giorgio Vasari en su libro: Vidas de los mejores pintores, escultores y arquitectos (1568), tiene su origen en la expresión italiana *alla maniera di...+, es decir pintar o esculpir siguiendo la línea o las maneras artísticas, fundamentalmente, de Miguel Ángel, pero, a su vez, manteniendo una clara personalidad artística. Con el tiempo, esa Amaniera@ será entendida como una fría técnica imitativa de los grandes maestros (Miguel Ángel, Rafael o Leonardo), dando lugar a una valoración despectiva de notables artistas Centre ellos el GrecoC que estará vigente hasta el primer tercio del siglo XX. Asimismo, el término Amanierismo@ es usado con frecuencia como sinónimo de la etapa de decadencia que se da en la mayoría de los estilos inmediatamente después de su fase madura o clásica. Esta nueva actitud, iniciada a principios del quinientos Cestilo renacentistaC, incluye parte de la época hasta ahora considerada como barroca. Es por ello, que sea considerado como estilo de transición entre el Renacimiento y el Barroco. La creación artística había desembocado, en el primer tercio del siglo XVI, en una clara tendencia de reacción anticlásica al cuestionar la validez del ideal de belleza renacentista. La época manierista es una encrucijada de cambios políticos y religiosos que impiden, especialmente en Italia, la pervivencia del optimismo humanista, echando por la borda la alegría y la tolerancia de la Roma paganizada del Renacimiento. La reforma protestante agudiza la crisis al poner en entredicho la supremacía de Roma y provocó la aparición del espíritu de la Contrarreforma, con los jesuitas al frente CIgnacio de LoyolaC y otros santos contrarreformistas como Teresa de Jesús, que predicaron de un modo impresionante, emotivo, un riguroso ascetismo, que la inquisición subrayó con sus exigencias y su censura del arte, de la literatura y de la ciencia. Los artistas no trabajan ya sólo para la Iglesia o el Estado, sino también para la persona cultivada, de gusto, coleccionista, elegante y sofisticada, que necesita un arte a la medida de sus apetencias de especialista, exagerado siempre, hacia la intelectualización o hacia la brutalidad, hacia el misticismo o hacia el erotismo. El fenómeno afectó a todas las manifestaciones culturales, y el influjo de la literatura y de la música se hace palpable en la plástica, gracias a la peculiar actitud espiritual de la época manierista y de sus artistas, así como los 2 valores positivos que la encarnaron. El manierismo es un estilo de difícil definición, tanto por su complejidad como por su simultaneidad temporal con los rasgos y características renacentistas y barrocos, aunque hay algunas peculiaridades que lo definen, entre otras: C Su continua búsqueda de lo no convencional, incluso de lo que puede ser inquietante, dudoso, etc., para el espectador no acostumbrado. Es el caso de la obra de: Arcimboldo: frente a la racionalidad clásica impone lo caprichoso. Creó el género monstruoso, al juntar elementos dispersos naturales y artificiales con un propósito humorista. Ejemplo de ello son sus retratos con elementos de cocina, armas y artilugios AAlegoría del fuego@ o su famosa serie de las estaciones: APrimavera@, AInvierno@, etc. C Su exceso de refinamiento, su morbidez y sensualidad reflejadas, contenida y veladamente, en el estudio de desnudos, la elección de colores, el alargamiento de las figuras, como la AMadonna del largo cuello@de Parmigianino. Para alargar desmesuradamente los cuerpos, este pintor se sirvió de lentes aberrantes. A pesar de ello, esta obra goza de plena unidad formal ya que dicho alargamiento afectará a todos los volúmenes, como muestra la columna del fondo. Otra nota manierista es el movimiento deslizante patente en el cuerpo en el niño. C y la llamada línea serpentinata, rasgo definitorio del manierismo escultórico, que forman las espaldas y caderas de las figuras, levemente torcidas, contrabalanceadas, dando impresión de suave movimiento, como se aprecia en: AEl rapto de las Sabinas@ de Juan de Bolonia, cuyas figuras dibujan una ascensión helicoidal. C El retrato está profundamente intelectualizado, como alejando al retratado del espectador, sin querer transmitirle la personalidad del modelo. EL GRECO CDOMENIKOS THEOTOKOPOULOSC (1541-1614): Nacido en1541 en la localidad cretense de Candía, se trasladó en 1560 a Venecia para estudiar con el viejo Ticiano, siendo el manierismo veneciano lo que constituya la enseñanza básica sobre la que se desarrolla su obra. En la ciudad del Adriático, comprendió la importancia del color como fuente de expresión y de luz y sus posibilidades como valor figurativo. En 1570 viaja a Roma donde se ve influido por la pintura de Rafael y, a pesar de sus comentarios desfavorables sobre el AJuicio Final@, 5 del Padre Eterno, Jesús y los ángeles han sido descritas con detenimiento, pretendiendo una valoración naturalista de las formas y sin llevar al paroxismo los efectos de luz. Corresponde, en suma, esta obra a una etapa en la producción del artista que cabría calificar de conservadora. El gusto por una determinada gama de colores, los cánones alargados de las figuras y el interés por fundir los personajes con su entorno nuboso señalan, sin embargo, los puntos de partida en la posterior evolución del estilo del Greco. La Trinidad es, sin duda, por su clara definición del dibujo y la concepción monumental y atlética de la figura de Jesús, la obra de más directa referencia al diseño de Miguel Ángel (ya ensayado en otras ocasiones, como en la obra romana ALa Piedad@), cuyas obras conoció en Roma en los años inmediatamente anteriores a su venida a España. AEl entierro del conde de Orgaz@ Cóleo sobre lienzoC(1586-1588/ Toledo, Iglesia Santo Tomé): Situado en la iglesia toledana de Santo Tomé, es una de las obras más populares del Greco. Se inspira en las milagrosas exequias celebradas en 1323 del caballero Gonzalo Ruiz, cuyo cadáver, según la tradición, fue depositado en dicha iglesia por los santos Agustín y Esteban en reconocimiento a sus muchas obras caritativas Ccosteó la reedificación de la iglesiaC. La riqueza extraordinaria de esta imaginativa composición de innumerables matices justifica su fama. Entre los personajes identificados hay un autorretrato y el hijo del pintor, Jorge Manuel, que se arrodilla entre el fraile y San Esteban con un pañuelo que lleva la fecha de su nacimiento. El equilibrio logrado por El Greco en la composición es uno de los factores más atrayentes. El Ahorror vacui@ Cmiedo al vacíoCque se produce tanto en la zona celestial como en la destinada a los personajes representados en la parte terrena no proporcionan en ningún momento la más ligera sensación de desorden. Todos y cada uno de los elementos se encuentran donde deben y son el resultado de un profundo estudio. La diferencia de colores que estableció el pintor entre las dos zonas ayuda a otorgar a la composición una ligereza que no tendría si estuviera concebida de manera uniforme. En este lienzo consigue una profunda fusión entre el mundo real y sus prolongaciones en el más allá, dos espacios que se reclaman y se explican mutuamente. Esto es posible gracias a la disminución progresiva de la visión realista de abajo arriba Cconcepción idealizadaC respondiendo al deseo del artista de diferenciar la materia del espíritu. Asimismo, es un testimonio irrefutable contra la opinión apuntada en alguna ocasión de que sus alargadas deformaciones eran consecuencia de un defecto óptico. El friso de cabezas que separa ambas zonas Cauténticos retratos de diversas personalidades toledanasC, figuras alargadas de melancólica expresión, es un magistral ejercicio de capacidad individualizadora. Casi en el centro de la composición un ángel 6 recoge el alma del señor Orgaz, representada como una forma nebulosa infantil, según la iconografía medieval, y la conduce hacia los cielos donde es recibida por la Virgen y San Juan Bautista. En oposición con el sobrio estatismo del funeral terreno, la Gloria es una explosión de color y movimiento en la que el artista, con su peculiar estilo, trata de lograr la visualización de lo sobrenatural. Está presidida por la figura del Salvador, quien aparece rodeado por ángeles, santos y un coro de bienaventurados, en el que se reconoce a Felipe II. La Coronación de la Virgen Cóleo sobre lienzoC (1590-95/ Madrid, M. Prado): La mayor riqueza de matices y veladuras Ctinta transparente para suavizar el tono de lo pintado o para conseguir una mayor fusión formalC ha sido puesta al servicio de la representación de las nubes y los celajes Cnubes tenues o diversos matices en pinturaC, para que el pintor se recree en la mera consecución de la forma y en el sutil juego del color. Al propio tiempo, establece así su conocido juego de compartimentaciones del espacio que, en esta ocasión, se divide horizontalmente, a la vez que la mitad superior se abre Ccomo en dos alas angélicasC hendida por la luminosidad amarilla de la que emerge el Espíritu Santo en forma de paloma. En el centro de este celestial escenario componen las tres figuras (la Virgen, Jesucristo y el Padre) un ideal triángulo equilátero invertido, cuya función compositiva es contradecir, y diríase que sujetar, el sentido expansivo de la geometría en la que se inscribe y de la luz centrífuga que baña toda la superficie del cuadro. Bautismo de Cristo Cóleo sobre lienzoC (1596/ Madrid, M. Prado): Con él, ejecutado por encargo del consejo de Castilla en 1596, entramos en la serie de grandes composiciones religiosas del pintor cretense. Este enorme cuadro de altar, que figuraría en la iglesia del Colegio agustino de doña María de Aragón en Madrid, sintetiza los principios compositivos de la etapa de madurez del artista. Su formato rectangular muy alargado se utiliza para desarrollar dos planos, uno terreno, donde tiene lugar el bautismo del Salvador, y otro divino, en el que aparece Dios Padre rodeado por los coros angélicos; el Espíritu Santo, situado entre ambos, establece un nexo simbólico. Las dos escenas se funden por medio de manchas abstractas de color que crean una atmósfera de claridad irreal, con masas nebulosas de desarrollo ascendente. Las figuras de Jesús y san Juan Bautista adquieren asimismo una torsión que las integra en dicho mundo de formas llameantes. Los duros efectos de luz, conseguidos con pinceladas inconcretas, refuerzan el movimiento de los cuerpos, en los que prevalecen actitudes manieristas. Asimismo, adopta un esquema oblicuo en el Padre Eterno, que parece precipitar sobre la parte inferior una catarata de luces. Las rocas que sirven de base a los dos protagonistas de la ceremonia del bautismo no aportan nota alguna de realismo a la composición. 7 La Resurrección Cóleo sobre lienzoC (h. 1600/ Madrid, M. Prado): Los mismos principios aplica El Greco a la elaboración en este tema, obra de considerable tamaño y formato rectangular muy alargado. La luz que emana de la figura de Cristo baña con inclinación cenital a los soldados que, entre sorprendidos y atemorizados, asisten al milagro. La virtud emotiva del lienzo reside precisamente en la descompensación de masas entre la parte superior, presidida por la figura serena y triunfante, y la zona inferior, henchida de formas convulsas, hacinadas en violentos escorzos. El dibujo de las anatomías cobra en ciertos momentos especial rotundidad; la línea discontinua se utiliza, asimismo, como refuerzo de la torsión de los cuerpos y la agitación de sus miembros. Este lienzo ingresó en el Prado procedente del Museo de la Trinidad en el que se habían concentrado los bienes eclesiásticos desamortizados. Según Gómez Moreno, formaría parte, junto con el lienzo de APentecostés@ Cde idénticas medidasC del retablo del Colegio de Doña Mariana de Austria. Pentecostés Cóleo sobre lienzoC (h. 1600/ Madrid, M. Prado): La influencia que sobre la obra del Greco ejerció el pensamiento místico de la época, especialmente san Juan de la Cruz Cque se hallaba en Toledo a la llegada del pintorC, es patente en composiciones como Pentecostés. Mediante la aplicación del color en grandes masas, superponiendo a menudo líneas de trazado abrupto, consigue describir en el grupo de apóstoles y la Virgen el éxtasis que les embarga. Está compuesto con tendencia a llenar todo el espacio. Como en otras composiciones con muchos personajes, el Greco utiliza un ritmo circular, si bien da al friso de cabezas en la parte alta un carácter más plano, para infundir serenidad a la obra, así como aparecen los personajes disociados de su realidad humana bajo las lenguas de fuego. Ningún detalle accesorio distrae la atención del espectador: los ropajes e incluso las manos cobran un aspecto abocetado, concentrando el interés en los rostros. Los ademanes de los personajes de primer término se organizaron de manera que permitieran ver el máximo de rostros y la mayor variedad de plasmaciones de la figura humana. La injustificada presencia de una joven junto a la figura de la Virgen, así como el carácter de retrato que tiene la faz del apóstol situado en tercer lugar a la derecha de la misma, han inducido a pensar que ambos personajes representen a los donantes. La Adoración de los pastores Cóleo sobre lienzoC (1612-1614/ Madrid, M. Prado): Es otro lienzo de grandes dimensiones, y corresponde a los últimos años de la vida del Greco. Sintetiza esta obra todos los conocimientos pictóricos del
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