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Orientación Universidad
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Historia del arte contemporáneo y moderno, Resúmenes de Arte

Historia del arte a través del tiempo

Tipo: Resúmenes

2009/2010

Subido el 12/10/2023

mathieu-palomeque-rodriguez
mathieu-palomeque-rodriguez 🇦🇷

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¡Descarga Historia del arte contemporáneo y moderno y más Resúmenes en PDF de Arte solo en Docsity! CYRIL ALDRED mal AKHENATON Aa AE a Faraón de Egipto | Con 107 ustaciones l 8 COLECCIÓN cuo CAPITULO XXI El reinado de Amenofis IV En la infancia del príncipe Amenofis (Amenhotep), como su abue- lo Tutmosis 1V, pudo abrigar una pequeña esperanza de subir al trono de sus antepasados: al igual que éste, ascendió por un golpe de suerte semejante —la muerte de su hermano mayor, el príncipe Tutmosis—. Este último gozó de espléndidas perspectivas: fue reconocido como heredero por Amenotis III y como tal ocupó el puesto de gobernador de Menfis y alto sacerdote de su dios Ptah. Amenofis II fue responsa- ble del enterramiento del sagrado toro Apis en el que Ptah se encarna- ba y que murió durante su reinado. Tutmosis es representado en un re- lieve fragmentario, oficiando con su padre en tan importante funeral, un grandioso ensayo para una no menos conmovedora ceremonia del joven príncipe cuando enterró su gata (miu) en una versión en minia- tura de un sarcófago de piedra *. Aparte de una hermosa fusta de mar- fil que al parecer utilizó como comandante de las fuerzas de los carros y que se encontró entre las reliquias de familia heredadas por Tutankha- mon, no se ha conservado nada más de él, quizá porque, a pesar de los Puestos de responsabilidad que ocupó en Menfis, tenía a su muerte muy pocos años, cuando su hermano pequeño Amenofis se calzó sus abandonadas sandalias. Si Amenofis heredó los cargos ostentados por el príncipe Tutmosis, dirigiría los asuntos de estado de Menfis y el Bajo Egipto con ayuda de * Era práctica habitual en el untiguo Egipto el embalsamamiento de animales do- mésticos y su entierro, sus cuerpos se depositaban en sarcófagos de ricas maderas o piedra, La práctica se extendía a los animales domésticos o sagrados, (N. de la 7.) 266 AKHENATON los oficiales del rey en escenas del jubileo. El alto sacerdote de Amón todavía estaba activo en el año 4 del reinado, supervisando la extrac- ción de piedra para una escultura real. Un torso de granito rojo de Amón (pl. 26), ahora deteriorado y sin nombre, con el vientre promi- nente, clavículas salientes y otras distorsiones propias del aspecto real, todavía se conserva y parece pertenecer a esta fase del reinado. Algu- nos investigadores han sugerido que la presencia (pls. 29, 32) desu co- rregente Amenofís TIL «El hijo de Amón que le ama más que a nin- gún otro rey», ejerció sin duda una influencia restrictiva sobre la iconoclastia de su joven compañero. Al tiempo las contrucciones que sc estaban llevando a efecto por el decreto grabado en las piedras de las canteras de arenisca al este de Gebel es Silsila fueron continuadas apresuradamente en el este de Karnak. Los arquitectos idearon un sistema de construcción y decora- ción mural rápido y efectivo. La arenisca era seleccionada de los estra- tos que permitían extraer bloques de una medida de aproximadamente un codo de largo (0,5 metros) para ser sacados rápidamente de su lecho y tranportados por un entrenado grupo de carga. Cuando estos bloques eran ajustados podían ser rápidamente aplicados en muros al ternando los alargados y los anchos, con una generosa aplicación de yeso en las uniones para llenar las faltas y alisarlo todo. Estos muros podían ser tallados en relieve rehundido, un método de decoración que era menos laborioso y lento que el más usual y clegante bajorrelie- ve, pero muy logrado por un esbozo más dinámico y una combinación de líneas de claroscuros más animada. Los remates se acababan apli- cando color para hacer una reinterpretación de las pequeñas faltas, pero algunos de los detalles, particularmente los de la familia real, eran ejecutados en finas pincelada Quedan los vestigios del templo de Akhenaton excavados durante Ja gestión de Donald Redford. El templo era básicamente un patio rec- tangular de unos 130 metros de ancho por quizá unos 200 de profundi- dad. orientado al este y rodeado en una distancia de unos cinco metros por un muro de ladrillos. Este vasto patio abierto estaba probablemen- te dividido por muros internos y puertas a diversas estancias más po= queñas. Un paseo recorría el perímetro formado de una columnata to- chada de entrepaños cuadrados de cara al interior que alcanzan una altura de más de siete metros, incluyendo el arquitrabe. Contra cada columna se apoyaba un coloso del rey pintado de arenisca ostentan- do los cetros del cayado y mayal y llevando una corta faldilla plisada con dos piezas, su característico estilo de vestir. Su tocado, sin embar- go, alterna la doble corona del Alto y Bajo Egipto con uno de dobles plumas sobre una peluca memes. Estos son los famosos colosos que, 24 Fachada de la columnata del Gempauton en Karnak tl y como fue restaurada por el Proyecto del Templo de Añenaton, con colosos del rey como Atón y Shu (ct. pls. 336), Sus comrafuentssoporlan el arquitebe y el techo de la galería, dl muro posterior en el quese apoyan está decorado con relieves piniados con escenas del jubileo cuando se descubrieron en los años veinte y los treinta de este siglo, sorprendieron al mundo arqueológico por sus «expresionistas» distor- siones de la figura faraónica. Quizá podemos pensar que estas figuras eran la representación del rey como Atum y Shu, aspectos primordia- les del dios sol de quien era hijo. El muro posterior de la columnata estaba construido de talatat de arenisca y decorado en su interior con grandes márgenes verticales de los epítetos y cartelas del Atón grabados entro grandes hileras de relie- ves que representan principalmente las ceremonias del jubileo que los reyes parecen observar en esta primera fase de su reinado Varios mo- mentos del festival están representados en la procesión del rey y la reina con su cortejo, saliendo del palacio, instalándose en los grandes palanquinos ceremoniales llevados por porteadores y acompañados por los portadores de abanicos. La serie continúa en el templo, donde son recibidos por los servidores. La vuelta a palacio repite todos los in- cidentes en orden inverso y constituye un resumen de la procesión del jubilco, aunque no describa todos los aspecto del ritual. El Gempaalon parece haber sido más que un templo aislado fuera de la vista tras un gran muro de ladrillos, Era un grupo de edificios que incluían presumiblemente en el lado sur un lugar para un palacio con una nueva característica, a la que ya hemos aludido, que figura de forma especial en la mueva iconografía, una Ventana de Apariciones, en la que el rey, la reina y las princesas podían recibir en audiencia a 268 AKHENATON altos oficiales y emisarios extranjeros. La primera representación de esta ceremonia aparece sobre el muro occidental de la tumba de Ra- mosis (fig. 12) cuando la joven pareja, sin ser acompañados de ningu- na hija, otorgan collares shebu y otras rec mpensas de oro al visir. Otra división del Gempaaton era la Mansión del Ben-ben, un tem plo dedicado principalmente al uso de Nefertiti, que es representada eu los relieves de sus talatat presidiendo el rito. La piedra del Ben-ben (fig. 22) era originalmente el fetiche sagrado del culto solar de Helió- polis, probablemente una piedra cónica procedente de un meteorito ido del reino de los cielos. En Karnak y otros lugares, en cambio, es representada como una estela u obelisco, Otro enigma que puede ser relacionado con la Mansión del Ben-ben es el coloso fragmentado que llevaba una barba postiza y ostentaba los cetros reales. el más comple- o de una serie de este tipo de esculturas. Indudablemente es como si fuera una sustitución del dios sol o de la reina Nefertiti (pl. 33) con vestiduras ajustadas y con aspecto faraónico ya que su shawabri tam- bién la representa llevando tales cetros, Esto último parece más plausi- ble considerando el anatema del rey contra los dioses representados como iconos. Posteriores excavaciones quizá sean capaces de resolver este problema y determinar su localización exacta en el Gempaaton. Los talatat de los otros templos de Atón en Karnak, el Rud-menu y el Teni-menu, parecen haber sido construidos en las proximidades del noveno pilón, están siendo todavía estudiados. El objetivo de estos templos es oscuro todavía, pero una de las características de su decora- ción es el predominio de soldados de Asia y Africa, una verdadera le- gión de mercenarios que espera al rey, junto a los guardias nativos, de- Jando a algunos observadores la impresión de que la familia real vivía en una plaza de armas, o entre una guardia pretoriana, Hay también un inmenso despliegue de viandas sobre mesas traídas por legiones de servidores al palacio o templo, La liberalidad del rey en el dispendio de comidas, la munificencia del Atón, puede observarse en Karnak y de forma menos evidente en Amarna. Los diezmos que se exigían a los estados reales, los dominios del templo, aldeas y Otras instituciones, así como a los altos oficiales y sacerdotes, proporcionaban una inmen- sa cantidad de panes, cerveza, carne, av , ganado vacuno, vegetales, ropas, aceites, miel y mercancías de todas clases, utilizadas no sólo en el mantenimiento diario del templo y sus servidores, sino también como donaciones de beneficencia que el rey daba al pueblo en los días festivos. Este era particularmente el caso del festival del Jubileo cuan: do enormes cantidades de comida y bebida regaladas por individuos e instituciones de todo el país eran consumidas en festines públicos. Ya nos hemos referido al dispendio de Amenofis II en sus tres jubilcos, y EL REINADO DE AMENOFIS IV 209 la misma prodigalidad fue mostrada por Amenofis IV en un jubileo ce- lebrado a comienzos de su reinado, probablemente en el año 3, que es manifiesto en los muchos relieves sobre los muros interiores de los co- rredores del Gempaaton, sin que, en cambio, se dé algo más que un leve esbozo de las diferentes ceremonias, Los jubileos de Amenofis III eran importantes representaciones nacionales, llevados con toda ceremonia como resultado de una vuelta ala antigiiedad en cuanto a los aspectos de los ritos en la época arcaica. El primero fue celebrado como era normal en el año trigésimo de su entronización, pero en el caso de Amenofis IV no pudo haber un inter- valo tan largo entre su entronización y el jubileo que celebró en Kar» nak. Por este motivo los investigadores se han inclinado a pensar que el jubileo en cuestión era el del propio Atón, 0 el del Atón con el que el rey estaba asociado. En un estudio de los talatat de Karnak, sin embar- go, el doctor Jocelyn Gohary llama la atención sobre el hecho de que Una escena de soldados y cortesanos que saludan al rey lleva la inscrip- ción «admitiendo los magistrados, compañías y portadores de los es. tandartes del ejército a llegar a presencia del rey en el primer jubileo de su Majestad que [el Atón] le concede». La palabra desaparecida está entre corchetes, pero parece acertada y predispone a la idea de que la función podía ser la de una alegre celebración por el dios y rey. El Atón era simplemente llevado a un cargo que previamente habían ostentado otras deidades Hay otras características de la representación del jubileo de los ta- Jatat de Karnak que revelan que Amenofis LV seguía fielmente los mo- delos (pl. 31) sobre los que se había basado el festival del año 30 de Amenofis 111. El rey vestía la tradicional capa corta del jubileo y lleva- ba el «mayal» y una versión particularmente larga del cetro del caya- do. Ostentaba la corona del Bajo Egipto para las ceremonias de ciertos «días de la corona roja» y la corona del alto Egipto los días de la «coro- na blanca». Era acompañado por sacerdotes especiales, un encargado de lavar los pics, y un portador de las sandalias, y un lector para leer la liturgia prescrita, todos llevaban los cofres que guardaban sus pelucas. Todo esto y mucho más era tradicional, pero había otras ceremonias que eran indudablemente de arcaico o más antiguo origen, recordadas por la búsqueda de lo antiguo que se emprendió para celebrar el pri mer jubileo de Amenofis TIE (cf. pl. 50). Así, las hijas de los gobernan- tes asiáticos son representadas ofreciendo libaciones en vasos de oro y plata ante el estrado real, purificándolo cuatro veces en presencia del rey. También había un misterioso rito de danza acrobática llevada a cabo por mujeres que cantaban con palabras de un lenguaje Oscuro que entonaban ante el estrado, mientras un grupo de músicos 270 AKHENATON emprendía a su vez un himno a Hathor que en sus sentimientos poli- teístas podía ser anatema contra el monoteísmo. Hay evidentemente estrechas imitaciones del ritual observado en el primer jubileo de Amenolis JII y se plantea, de hecho, si los dos jubileos no coincidie- ron. Por otro lado, hay algunos otros ritos que Amenofis IV pudo haber rechazado o modificado considerablemente, como la procesión de los dioses y sus emblemas hacia sus templos en el «Patio de los Grandes». Los diversos templetes son representados pero no son de concepción tradicional, son construcciones desprovistas de techado en las que sólo el mismo Atón asuetea con sus rayos. La posición de cualquier corregente durante el jubileo de su com- pañero más experimentado puede haber sido equívoca y la ambigie- dad es evidente en la decoración del templo Amada donde Tutmo- sis IV asume escenas que, teniendo en cuenta su corta retención del trono, pertenceen evidentemente al segundo jubileo de su padre Ame- nofis IL. La escasez de monumentos que conmemoran jubileos históri- cos, distintos de versiones simbólicas, nos obliga a buscar otros parale- los. Pero la inmensa pompa con la que Amenotis III celebró su primer jubileo seguramente puede haber tenido su efecto sobre el corregente, que parece no sólo haberlo seguido después, sino también haberlo oftecido a su dios, a su padre celeste, con el mismo honor. Pero aparte de señalar la distinción de los jubileos celebrados a los títulos del 'Atón. no hay evidencias de que Amenofis TV festejara ningún festival más vvincidiendo con el segundo y tercer festejo de su padre en Kar- nak. La práctica del jubileo al Atón como un acontecimiento diario evitaba al rey conmemorar un festival periódico que estaba indisolu- blemente ligado con el antiguo rito y los antiguos dioses, lo que no es taba de acuerdo con su ferviente monoteísmo. Más adelante, no 0bs- tante, veremos que hablaba de celebrar un jubileo en Akhetaton. Mientras el Gempaaton, por su decoración, parece haber sido el centro de reunión para la celebración de la fiesta del jubileo, el objeti- yo de los otros templos del Atón en Karnak es menos seguro. Referen- cias en los textos a estas estructuras todavía no localizadas los relacio- nan con el culto del Atón como una «amplia sala» y una «casa de regocijo», que pueden aplicarse a otros edificios de Tebas, erigidos en el reinado de Amenofis HIL o incluso antes. Hay, sin embargo, en los característicos talatat del noveno pilón menciones del Rud-menu y del *Teni-menu que pueden referirse sólo (pl. 32) al reinado de Ameno- lis IV y que más adelante serán mencionadas brevemente. El último edificio en completar este grupo parece ser la Mansión del Ben-ben, un templo que por su decoración parecía estar consagrado exclusiva- mente a actividades de la rcina Nefertiti, como hemos sugerido antes, FELREINADO DE AMENOFISIV 21 en su papel como dirigente de las novicias del dios y el coro del templo (tig. 22). Durante su estancia en Tebas al principio de su reinado, Amenofis IV” ocupó evidentemente una mansión en el complejo del palacio Malka- ta, ya que los americanos encontraron una vasija, fechada enel primer año de su reinado, en el área del palacio medio. Pero, evidentemente, mudó sus posesiones a través del río a la residencia en el Gempaaton tan pronto como estuvo dispuesto para su ocupación en. Karnak, Pro- bablemente fue aquí donde vivió con su familia durante los inviernos. La hija primogénita vino al mundo al parecer a finales del primer año de su reinado, seguida a continuación por cinco hermanas. Su figura se representa tras la de su madre Nefertiti en los primeros talatal, y un poco más tarde podía pasar con ella a jugar un papel de responsabili- dad en las ceremonias religiosas. Redford ha calculado, por las repre- sentaciones en los talatat de Karnak y por los relieves de las tumbas de Amarna, que las tres hijas mayores, Meritaton, Mekctaton y Ankhe- senpaaton, vivían todas en el año 5'a finales de esta fase. Sitúa el naci- miento de las hijas más pequeñas de Nefertiti, Nelerneteruatonr-a- sherit, Neferneferuré y Sotepenré, en el noveno, décimo y undécimo años de reinado respectivamente. Más adelante examinaremos hasta qué punto esta opinión concuerda con otras fechas. Los cinco primeros años de reinado del rey están en su mayor parte registrados en Karnak, aunque por lo menos un talatat de caliza bien puede proceder de una fuente menfita con detalles del jubileo, que no evidencia la procedencia de su estilo y a pesar de su tema que tiene su origen en Amarna en un período posterior. La gran profusión de los robos y los enclaves poco explorados de Heliópolis y Menfís son para nosotros en su mayor parte un libro cerrado en la actualidad. Dispone- mos de un poco más de información de Miwer, donde el complejo del harén y el palacio se utilizaban como un lugar de recreo desde el reina- do de Tutmosis TIL. Fue aquí donde se encontró la carta de Ipy, el ad- ministrador del rey en Mentis, en la que aparece la última mención del nombre del rey como Amenofis. En la misma localidad, a finales del pasado siglo, fue sacado a la luz por unos excayadores clandestinos un grupo de estatuillas de madera que representaban a mujeres relaciona- das con el harén real. La tumba en la que fueron descubiertas estaba fechada, por los objetos de tocador encontrados con ellas, como perte- neciente a los reinados de Amenotis III y IV, pero el fortuito y brutal saqueo del depósito por los campesinos locales destruyó toda posibili- dad de hacer deducciones precisas de las pocas evidencias que se ha- bían conservado. La erección de la Mansión del Ben-ben fue la última empresa de 276 AKHENATON tación, pero los edificios no fueron terminados ni las residencias oficia- les dispuestas para su ocupación. El rey debió ser alojado en una gran tienda temporalmente preparada y llamada «El Atón está en el inte- rior». De esta morada temporal fue de donde salió en el día festivo, montando después en su carro de estado adornado, y con su séquito ocupando la totalidad del camino que había sido hecho a lo largo del lugar, hoy en día llamado Sikket es Sultan, hasta el hito más meridio- nal de la orilla este. En esta ocasión se establecieron los límites de Akhetaton y la dedicación del lugar al Atón, Los límites habían sido definidos el año anterior por las estelas X y M talladas en las rocas en los extremos meridionales y septentrionales. La estela M, sin embar- go, fue probablemente encontrada ya quebrada y Akhenaton debió dar órdenes para emplazarla por una copia (K) de acuerdo con su pro- mesa. Un nuevo punto al sur en la estela J fue elegido y desde ahí indi- có dónde debía situarse el límite meridional del enclave en la orilla opuesta (estela F). El correspondiente límite septentrional fue demar- cado por otro par (estelas X y A), así Akhetaton se extendió en ambas márgenes del río en una longitud de alrededor de 15 kilómetros. El ju- ramento que hizo en esta ocasión de que no pasaría más allá de las estelas que había estáblecido, fue interpretado como que no abando- naría ese paraíso terrenal una vez fuese construido: pero esta interpre- tación es ahora generalmente desmentida, porque se contradice con la primera estela en la que decía que si él o uno de los miembros de su familia morían en cualquier otro lugar de Egipto debían ser llevados a Akhotaton para su funeral. De hecho, es probable que cl juramento no fuera sino una parte de una fórmula convencional que fue procla inada cuando todos los hitos de los límites fueron establecidos o resta- blecidos como, por ejemplo, cuando los campos fueran reconocidos después de la inundación anual. En Amarna, el área delimitada en su exacta longitud en ambas orillas del río era precisamente medida para que sus impuestos pudieran ser recaudados de forma adecuada y revir- ticran al tesoro del Atón, De esta forma el nuevo enclave entraría en el sistema fiscal de Egipto y contar así con los recursos necesari Las nuevas estelas (pl. 14) estaban flanqueadas por esculturas del rey y la reina abrazando tablillas grabadas con los nombres del Atón y con sus propias cartelas. Sus dos hijas mayores cran representadas en dos estatuas de pie junto a su madre. La talla de estos monumentos duró dos años, el trabajo se incrementó con estelas adicionales cons- truidas a cada entrada de las sendas y caminos que conducían a Akhe- taton, por eso hasta el año ocho el rey no se decidió a hacer otra visita para inspeccionar los progresos y renovar su juramentos de dedicar el pueblo al Atón. Este juramento fuo añadido como un codicilo a por lo ELREINADO DB AKHENATON 27 menos dos de las tablillas de la orilla occidental (A y B). Delaño 6 al 8 del reinado los trabajadores encargados de las obras se afanaron fe- brilmente. No sólo debían diseñar y finalizar las catorce grandes este- las, sino también las esculturas, relieves y trabajos en piedra de los bloques que debían ser preparados para el Gran Templo, la mansión del Atón y el gran palacio oficial, Las casas privadas, que estaban tam- hién construyendo en la ciudad, como los grandes edificios estatales y ofici -ran por supuesto contruidos de ladrillo y la marga local que era evidentemente apropiada para este trabajo ya que se endurecía casia la vez que se colocaba, Probablemente se comenzó la tumba real poco antes del año 6. La mayor parte del ajuar funerario, como los vasos canopos de alabastro y el sarcófago de granito con sus figuras protectoras de la reina en cada una de sus cuatro esquinas, habían sido ya preparados desde los primeros meses del reinado, como era habi- tual, y estaba dispuesto a ser trasladado de Tebas a Akhetaton y de allí al Valle Real. Los trabajos se continuaron en el sarcófago dos o tres años desput su llegada a la tumba, con inscripciones que refleja- ban los cambios del nombre del Atón, pero nunca se finalizó completa- mente, y los fragmentos que quedan no dan muestras de un acabado final Hacia el año 6 se comenzó a cavar algunas de las más importantes tumbas privadas, como el gran hipogeo del Padre del dios Ay y mujer Tey; pero, generalmente, los trabajos en la tumbas reales y pri- vadas progresaban sólo esporádicamente y durante intervalos cuando tareas más urgentes lo permitían. Las operaciones de construcción de Akhetaton parecían absorber gran cantidad de recursos y tiempo del rey. Los trabajos en el templo de Atón de Tebas empezaron a decacr después del año 5, y parte de los trabajadores del Templo de la Verdad en el oeste de Tebas, que se ocupaban del tallado, decoración y acaba- do de las tumbas reales y privadas, fueron transferidos a Akhetaton, donde se ocuparon de la construcción de una ciudadela amurallada para su alojamiento en el margen oriental de la ciudad, Pero todavía se emprendiero, :icrto número de construcciones en Tebas por oficia- les de Amenofis TIT. El templo de Amón fue construido en ca el com- plejo del palacio Malkata por Si-Mut para el segundo jubileo del viejo rey en el año 7 del reinado de su hijo. Si-Mut probablemente acabó la tumba del visir Ramosis en el año 4. Otros altos oficiales como Khe- Tuef y Surero fueron enterrados en sus grandes tumbas en las que la de- coración no había sido terminada. La construcción del Gran Templo de Luxor fue también abandonada con muchas de sus estatuas tiradas en el lugar como meros bloques de piedra, o esperando los toques fina- les del maestro escultor. La impresión general que nos transfiere es 278 AKHENATON que el trabajo de los monumentos de los corregentes de más edad fue- Ton abandonados durante los últimos años de su vida Mientras las construcciones en Tebas se estaban viniendo abajo, la actividad en los demás lugares se mantenía con vigor, especialmente en los viejos centros de importancia como Menfis. donde había un templo del Atón, y en Heliópolis, donde se alzaba otro tan excelente como un palacio. Parece evidente que el ejército estaba siendo utiliza do como trabajadores en muchos de los trabajos de construcción, ya que los soldados eran representados profusamente en algunos talatat, colocando en su lugar los bloques de piedra. El tamaño de los talatat de caliza del Medio Egipto podía ser decidido a partir de las dimensio- nes de los arquetipos de arenisca de Gebel es Silsila (pl. 61), que se de- mostraron ideales para cl transporte por inexpertos trabajadores reali- zando su labor a pleno rendimiento. AA finales del uño 8 de reinado se alcanzó un estado decisivo en los diseños y proyectos del rey. La mayoría de los cimientos de Akhetaton ya estaban construidos con el emporio administrativo central edificado En gran parte. Este centro consistía en la parte norte del enorme recin- lo del Gran Templo, la Casa del Atón, con una distancia de este a oeste de 760 metros y un ancho de 290 metros. Dentro del muro de la- drillo que lo rodeaba, los edificios fueron concebidos de acuerdo con un plan procesional: una casa de regocijo con una columnata cerca de la entrada occidental que daba acceso a través de un gran pilón con Cinco pares de mástiles, con sus estandartes ondcando, a un gran patio con lavatorios y un altar de ofrendas balaustrado, abierto con falsas entradas a otros seis patios uno tras otro. Estos patios, abiertos como si fueran templos del sol egipcios, tenían otros altares y almacenes para guardar los objetos sagrados utilizados en el culto. El último patio de esta vía procesional era el Gem-aton, «donde se encuentra el Atóm», que tenía un gran altar en su parte central. A cada lado de este comple- jo había una profusión de altares de ladrillo, 365 en cada UNO, presumi- blemente para cada día del año, y separados para representar el Alto y Bajo Egipto. La considerable munificencia del Atón en forma de carne, aves, vegetales, hogazas, vino, cerveza, incienso y ofrendas flo- rales elevadas en estos altares alimentaban no sólo a los sacerdotes oficiales y a la servidumbre del templo, sino también a la población. Ningún devoto errante dejaba de referirse a Akhetaton como «este lugar perfecto» donde tal Jargueza los cra prodigada por intermedio del rey. 25 Copia de una estela de granito muy erovionada de Heliópolis que muestra a la familia real primero arrodillado, después postrada adorando a Atón. 280 AKHENATON En Gem-aton, la Casa del Regocijo no era el único templo en la casa del Atón. Separado de él por una laguna de unos 350 metros esta- ba la mansión del Ben-ben, al final de una avenida de esfinges que lo protegían de las fuerzas enemigas. Esta construcción, con su coro de músicos y cantores, cra el santo de los santos del culto al Atón. Su altar de ofrendas, otro podio elevado con una rampa y una balaustrada esta- ba delante de una gran estela de cuarzo y junto a una colosal estatua sedente del rey. Pequeños fragmentos de la estela fueron encontrados por Carter en sus excavaciones de 1892, pero su dibujo es problemá- tico. Es probable que siga el diseño de otra gran estela encontrada sustancialmente intacta en Heliópolis que representa a Akhenaton, Nefertiti y Meritaton de rodillas frente a un altar, alabándolo con ofrendas y alzando sus manos adorando al disco solar radiante Abajo, en un registro inferior, los tres oficiantes reales y un sacerdote (9) están postrados para continuar el servicio en otro momento del culto (fig, 25), Esta postura es una de las poco habituales en las que se zo» presenta a los reyes, pero se conoce una estatuilla de Amenofis [Il en un gesto similar de absoluta sumisión, y más tarde encontraremos, a las hijas de los reyes en parecidas posiciones. ; Entre la Casa de Regocijo y la entrada occidental se alzan una serie de templetes hipetros de los que a finales del reinado se encargaron las princesas. Habían sido, sin embargo, originalmente construidos para la reina Tiya, a la que nos referiremos en el siguiente capítulo. Esta, pues, era la Gran Casa del Atón en Akhetaton, el Sancium y arcantum * de la deidad del rey, y el centro del culto del Atón, el últ: mo destino no sólo del rey y su familia, sino también de todos los £do- radores vivos y muertos que acabarían encontrándose allí Juntos para siempre. El otro templo en esta sección central de la ciudad estaba alrededor de medio kilómetro más al sur del Gran Templo. Esta era la Mansión del Atón, que se alzaba dentro de un recinto cerrado por un muro, El propósito exacto de esta construcción ha sido dudoso durante mucho tiempo, pero recientemente se ha reconocido que una puerta cercana a este edificio daba acceso a la Casa del Rey. con la Ventana de las Apa- Nclones en su lado sur y dando entrada a un patio dentro de los recin- los de la Mansión, relacionada con los templos similares junto a pala- Ios que construyeron los ramésidas en Gurna y Medina Habu al oeste de Tebas. Se había sugerido plansiblemente que la Mansión del Atón era el templo mortuorio del rey, un argumento reforzado por su orien- * Bn Jatín enel original, literalmente el sagrado y misterio, (Y. dela 7.) ELREINADO DE AKHENATON 281 tación hacia el Valle Real y la tumba real que allí reposa. Su inferior, sin embargo, estaba completamente privado de sus trabajos de piedra y de los relieves que podían haber arrojado alguna luz sobre el uso y propósito del edificio. La Casa del Rey es el único edificio oficial importante en el este de Sikket es Sultan. Como se mencionó anteriormente, contenía una pe- queña cámara cn la parte oeste decorada con una destacada pintura mural (fig. 26) representando al rey y a la reina sentados sobre escabo- les uno frente a otro, y conversando con sus seis hijas que estaban entre ellos. Las tres mayores están frente a las rodillas de sus padres, la más pequeña, Sotepenté, es una niña en el regazo de su madre, mien- tras las otras dos se acarician la una a la otra a los pies de Nefertiti. El autor ha destacado que un fragmento de esa misma pintura mural da el nombre de Atón en una forma que fue cambiada tras el año 8, lo que sugiere que las seis hijas fueron alumbradas por Nefertiti antes del año 9. Esta opinión ha sido desafiada por algunos, sobre todo por el prolesor Redford (ver anteriormente), que situó una última fecha sobre cada una de las inauguraciones de los monumentos para las prin- cesas, Pudo suceder, sin embargo, que las hijas no tomasen parle en los ritos religiosos antes de haber llegado a una edad de responsabili- dad, Sólo en el quinto año de reinado su tercera hija, Ankhesenpaa- ton, alcanzó una edad que le permitía participar en los ritos agitando un sistro junto a sus padres. Hasta casi finales del reinado las hijas ma- yores no pudieron hacer ofrendas; las tres mayores, de hecho, se en- cuentran entre los acólitos esperando a la pareja real que cran los prin- cipales adoradores; y en muchas ocasiones estaban reducidas a una sola princesa que esperaba, la mayor, Meritaton. Sus deberes se limi- taban e agitar los sistros mientras sus padres hacían ofrendas. Sólo ex- cepcionalmente, y a finales del reinado, se le permitió a la mayor asis- tir como una oferente de incienso, llevando un par de brazaletes a sus padres, mientra en otra ocasión las cuatro mayores llevaban ramilletes con sus padres para ofrecer al Atón. Las hijas aparecen todas juntas sólo en ceremonias que tienen un carácter más seglar, como las del durbar del año 12 (fig. 27) o una representación de recompensas en la Ventana de las Apariciones. La presencia de las hijas esperando a sus padres no puede ser utilizada para fijar la fecha de una escena particular. Hay, además, otro factor que apoya el hecho de que el nacimiento de las hijas fue antes de lo que los monumentos sugieren; es ahora evi- dente, por las inscripciones que vieron la luz desde el hallazgo de los talatat en Hermópolis, que las tres hijas mayores tenían hijos antes del final del reinado de sus padres. Ya nos hemos referido a que Mekcta- ton pudo haber muerto en un parto antes que su madre, y además pa-
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