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historia social de roma, Resúmenes de Historia antigua

la historia de roma es importante debido a que nos ayuda a comprender

Tipo: Resúmenes

2021/2022

Subido el 29/07/2023

zakowicz-martin
zakowicz-martin 🇦🇷

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¡Descarga historia social de roma y más Resúmenes en PDF de Historia antigua solo en Docsity! Leon Homo Es miembro de la Escuela Francesa de Roma Profesor de la Facultad de Letras de Lyán Nueva Historia de Roma Traduccion del francés por J. Farran y Mayoral Editorial Iberia, S.A Muntaner, 180-Barcelona. I LA INFANCIA DE ROMA Erase que se era, encaramadas en la escarpadura de sus colinas y perdidas por los marjales del Tíber, un grupo de pobres aldeas al presente mediocres y, según podía parecer, sin porvenir alguno. Pasan unos siglos. Los desheredados de ayer realizan en provecho propio la unidad italiana y, por la conquista de la cuenca mediterránea, fundan el Imperio más poderoso que jamás ha conocido el mundo. ¿Cuento de Hadas? No. Más y mejor que eso. Pura historia: la historia de Roma. En el momento en que Virgilio, en versos inmortales, trazaba retrospectivamente al pueblo romano la naturaleza de su misión, y en que Tito Livio le daba la mas espledicda epopeya en prosa de que jamas fue objeto patria humana, Roma contaba ya diez siglos, por lo menos, de historia. En la época republicana, tenia su historia oficia –Su credo-, cuyo conjunto nos han transmitido los historiadores del Imperio. Resumamos sus líneas esenciales. Habiendo escapado a la ruina de su patria, el príncipe troyano Eneas, después de andar errando largo tiempo por el Mediterraneo, acaba por desembarcar en la costa del Lacio donde reina el rey Latino. Concluye con el un tratado de alianza y se casa con su hija Lavinia. Ascanio, hijo de Eneas, venido de Troya en su compañía, funda la ciudad de Alba, donde reinan después de el una serie de reyes, descendientes suyos. El ultimo, Procas, deja dos hijos, Numitor y Amulio. Numitor, el mayor y heredero legitimo, es derribado por Amulio, que relega a la hija de aquel, Rea Silvia, entre las Vestales. A pesar de esta precaucion, Rea Silvia tiene dos gemelos, Romulo y Remo. Amulio, para desembarazarse de ellos, manda abandonarlos en las aguas del Tiber. Cuando son mayores, matan a Amulio, devuelven el poder a Numitor, que les concede, para establecer allí una ciudad, el lugar mismo en que habían sido recogidos, la colina del Palatino. A este prefacio sucede el hecho decisivo de la historia romana, aquel sin el cual no hubiera existido la fundación de la ciudad de Roma. Plutarco, en su Vida de Romulo, se ha complacido en pintar un cuadro tan completo como circunstanciado: «Romulo se ocupo en edificar la ciudad. Habia mandado venir de Etruria hombres que le enseñaron las ceremonias y las formulas que era menester observar, como para la celebración de los misterios. Mandaron abrir un foso… Fueron echados en el las primicias de todas las cosas de que se usa legítimamente como buenas, y natualmente como necesarias. Al final, cada cual puso allí un puado de tierra del país de donde había venido; después de llo cual, se mezclo todo ello. Se dio a aquel foso, como al Universo, el nombre de mundus. Se trazo luego en derredor del foso, en forma de circulo, el recinto de la ciudad. El fundador pone una reja de bronce a un arado, engancha a este un buey y una vaca y abre el mismo, sobre la línea que se ha trazado, un surco profundo. Va seguido de hombres que tienen cuidado de echar dentro del recinto todos los terrones de tierra que el arado levata y no dejan ninguno fuera de el. La línea trazada marca el contorno de las murallas y, por la supresión de algunas letras, se le llama pomerium, esto es, lo que se halla detrás o después de la muralla. Cuando se quiere hacer una puerta, se quita la reja, se cuelga el arado y se interrumpe el surco…Se conviene generalmente en que y Sibaris, serán las principales. En cuanto a las poblaciones de raza itálica o yapigia que ocupaban anteriormente el país, hubieron de inclinarse ante la superioridad material y moral de los recién llegados: las unas fueron reducidas a servidumbre, las otras rechazadas hasta las montañas del interior. La invasión gálica, en fin, ultima en el tiempo de las grandes emigraciones en suelo itálico. Venidos del otro lado de los Alpes, a fines del siglo V, los Galos someten gradualmente la Italia etrusca del norte –la Transpadana en los últimos años del siglo V, la Cispadana en el litoral del Adriatico en el siglo IV. Su dominio político se extiende de los Alpes a los alrededores de Anconca. Efecturaon numerosas incursiones en la Italia peninsular- como su expedición contra Roma, en 390 --, pero sin establecerse jamas en ella. Inmigraciones itálica, véneta, etrusca, griega, gálica, desde el punto de vista étnico; imperio etrusco, colonización griega, invasiones galas, desde el punto de vista histórico, tales son los hechos esenciales que dominan del X al IV siglos antes de J. C. la evolución de la Italia entera. Estos hechos los volveremos a encontrar y en lugar preferente, en la base misma de la historia de Roma. La fundación de Roma, en la forma que le concede la tradición, representa una verdad simplificada y esquematizada. Una sola indicación autentica de ella es digna de tenerse en cuenta: el nacimiento de Roma sobre el Palatino. Pero la luz de la historia, la fundación de la ciudad se revela singularmente mas compleja. Se efectua en tres etapas: las primeras aldeas romanas, la liga septimontial, la Roma etrusca unificada. Un primer hecho – un hecho que tiende a demostrar la buena fe de los Romanos en la redacción de sus anales primitivos—se muestra históricamente indiscutible. Según la versión oficial, la fundación de la ciudad se situaba a mediados del siglo VIII antes de J. C., pero la tradición conservaba el recuerdo de una colonización anterior sobre el Palatino, de origen arcadio, según se decía, unida al nombre del legendario Evandro, y cuya memoria se ha complacido Virgilio en recordar en el octavo libro de su Eneida. Los descubrimientos arqueológicos, y principalmente el resultado de las excavaciones efectuadas en 1907, demuestran hoy, sin discusión posible, que, a falta de la ciudad misma, en el sentido absoluto de la palabra, sus primeros elementos constitutivos remontan a lo menos hasta el siglo X. el suelo romano ha visto constituirse gradualmente una serie de aldeas. La más antigua, según el testimonio formal de la arqueología, es la del Germal en la parte noroeste del Palatino. Fondos de cabañas elípticas y cuadrangulares, restos de fortificaciones, tumbas en forma de pozo, dan prueba de ello. La comparación con la civilización del Lacio contemporáneo muestra que se trata de una colonia latina. He aquí un conjunto de hechos indiscutibles. Falta explicarlos. ¿Por qué una colonia latina? ¿Por qué en el siglo X? ¿Por qué en el Palatino? Todo el problema del destino de roma se halla incluido en estas preguntas previas. La arqueología ha suministado los datos; la historia general de Italia, en aquella lejana época, nos traerá la respuesta. Estamos en el siglo X antes de J. C. Acaba de producirse un acontecimiento de consecuencias incalculables para el porvenir de la península. Los Etruscos, partidos de Oriente, han desembarcado en el litoral del mar Tirreno. Por la sumisión o expulsión de los habitantes primitivos, los Umbros avanzaban hacia el interior del país al cual darán su nombre, la Etruria –la futura Toscana-, y efectúan sistemáticamente la conquista. Pronto, en su marcha victoriosa, se acercan al Tiber, frontera tradicional y barrera militar del Lacio. Instalados en su ciudadela natural de los montes Albanos, los Latinos ven llegar el peligro. Para remediarlo, se ofrece una condición necesaria: instalarse en la línea estratégica del Tiber, donde se tendrá la doble ventaja de cubrir la orilla latina y vigilar la orilla opuesta. La orilla latina, en la época de que se trata, es en dédalo de marjales y de bosques, donde el hombre, por causa precisamente de esas condiciones geográficas desfavorables, todavía no ha hecho acto de colonización permanente. El nuevo hecho –la ocupación de la orilla latina- resultara directamente del peligro etrusco. En este sector amenzado del Bajo Tiber, un accidente topográfico habia de llamar y fijar necesariamente la atención de la defensa: la presencia de una isla –la isla del Tiber- que, fragmentando las dificultades del paso, amenazaba con facilitar la tarea de un agresor eventual. Este punto vulnerable hay que protegerlo, y a toda costa. Ahora bien, ocurre que la configuración geográfica del terreno lindante facilita la operación. Frente por frente de la isla, en la orilla izquierda del Tiber, la erosion ha cortado en el tufo natural una serie de colinas –el Palatino, el Capitolio, el Quirinal, el Esquilino, el Celio, el Aventino- a la vez puesto de observación y, en caso necesario, línea defensiva de primer orden. Pues allí, frente al punto de paso indicado por la misma Naturaleza, en un lugar que los Latinos conocen perfectamente por haber llevado a el con frecuencia sus ganados trashumantes, debía llevar el Lacio su vanguardia. Los restos mas antiguos descubiertos en el suelo romano demuestran que, con un sentido de las realidades topográficas y militares que lo honran, no dejo de hacerlo. La historia tradicional, que representa Roma como una colonia de Alba, recibe así su más luminosa confirmación. Origen latino, fecha del siglo X, dos puntos adquiridos ya. Pero, ultima pregunta: entre las colinas romanas, ¿Por qué la elección del Palatino? La respuesta se halla escrita sobre aquel mismo suelo. Proximidad del rio en el mismo punto vulnerable que se trataba de observar y de cubrir; aislamiento casi completo, protección única representada a la vez por la rigidez de sus escarpaduras y la presencia de los marjales que ocupan los valles periféricos. Alimentación asegurada, y condiciones sanitarias particulares ventajosas, comunicaciones fáciles con el interior, gracias a la existencia del istmo natural constituido por la Velia, todo ello contribuia a hacer de la colina un puesto estratégico y un centro defensivo de primer orden. Y he aquí por que, ante el peligro etrusco, la Roma latina vio la luz en el siglo X en la cúspide del Palatino. El Palatino primitivo cmprendia dos cumbres distintas, separadas por una depresión central: el Germal al noroeste, el Palatual al sudeste. Sobre el Germal, en la parte que domina la depresión del Velabro, se instalan los colonos albanos. El recuerdo de aquella aldea, la primera que se hubo fundado en el suelo romano, se mantendrá en la tradición romana con el nombre de Roma Quadrata. Destacados en primera fila, encargados de la custodia del Tiber, los albanos aportan consigo los elementos esenciales de su civilizacion nativa, la civilizacion latina contemporánea: la vida pastoral, la aldea refugio de forma cuadrada, la civilizacion de la primera Edad del Hierro. La aldea de Germal, tal como la han revelado el estudio y la topografía local y los descubrimientos arqueológicos, no podía pasar mucho de 70.000 metros cuadrados. Una muralla de tierra y de arcilla, reforzada tal vez por una empalizada, aseguraba su protección contra los ataques, que amenazaban siempre, del exterior. Los habitantes vivian en chozas de forma elíptica o circular –el tugurium- dobladas con dos series de anexos, una cerca para el ganado, un huerto pantanoso destinado a las necesidades de la familia. Tumbas de pozo servían para la sepultura de los muertos. Algunos centenares de habitantes a lo mas, he aquí los humildes comienzos de la futura capital del mundo. La aldea latina del Germal, por otra parte, no quedo aislada mucho tiempo sobre su acropolis palatina. Desde el siglo X antes de J.C. o poco después, una segunda aldea vino a ocupar la cumbre occidental del Esquilino, el Fagutal, y después, en el decurso del siglo IX o el VIII, sin que, por lo demás, podamos fijar con certidumbre la fecha de instalación, se fundan una serie de aldeas sobre las otras colinas del suelo romano: el Palatual, en la cumbre sudoriental del Palatino, las aldeas del Cispio y del Opio sobre el Esquilino, el Querquetul o Querquetual sobre el Celio; en fin, la aldea de la Velia. Estas aldeas, como su hermana mayor, el mismo Germal, son de origen latino. Una sola excepción, pero importante: la aldea del Quirinal-Viminal, fundada por los Sabinos. Si el Fagutal y el Palatual reproducen por sus diensiones el tipo del Germal –unos 60.000 metros cuadrados para el primero y 70.000 para el segundo-, si la Velia, por falta de espacio, no puede pasar mucho de 30.000, las aldeas de la periferia –Opio, 150.000 metros cuadrados aproximadamente, Quirinal, 400.000- disponen de una superficie mucho mas considerable, que les permite cercar cultivos y bosques –y estos lejanos recuerdos serán evocados aun en la época clásica por nombres de Fagutal, colina de las hayas, Viminal, colina de los sauces, Querquetual, colina de las encinas –sin haber alcanzado jamas, verosímilmente, una cifra proporcional de población. Como en el Germal, los vivientes habitan una cabaña circular con paredes de junco o de paja, sostenida por una armadura de estacas y de pértigas, y recubierta en sus dos lados por un doble revestimiento de arcilla. Cada aldea posee su ciudadela –el arx-, el reducto militar y centro religioso de la aglomeración. Acerca de la organización política y social, no poseemos ningún dato preciso, pero no cabe duda que aquellas aldeas romanas debían de presentar tambien los rasgos caracteristicos del mundo latino contemporáneo: en el punto de vista social, la gens, la familia primitiva en el amplio sentido de la palabra, y todavía en estado de indivisión; en el punto de vista político, un rey hereditario o vitalicio, un Senado o Consejo una Asamblea del pueblo. Las necrópolis, particularmente las del Fagutal, exhumadas en la Via Sacra durante las excavaciones de 1902-1903, del Quirinal, del Opio y del Cisipio, resucitan para nosotros la vida y la civilización de aquellas aldeas primitivas. Oro y plata raros; bronce –el metal más corriente- utilizado para fabricación de las armas (puntas de laza, hojas de espada), utensilios (navajas de afeitar), objetos de atavió (fibulas); hierro poco difundido aun –carácter común en todos los lugares en la primera Edad de Hierro- y empleado para usos análogos; cerámica local de arcilla negruzca, de trabajo tosco y técnica rudimentaria. El comercio está representado sobre todo por una importación de ámbar en forma de objetos de atavió (collares o discos que servían para la ornamentación de las fíbulas). La escritura, según parece, era todavía ignorada; no ha dejado rastros en el suelo romano antes del fin del siglo VII o comienzos del VII. Pozos circulares, donde los restos son depositados después de cremación, constituyen la morada de los muertos. Desde fines del siglo VIII, sin duda, se opera una transformación capital en la vida de las aldeas romanas; el paso del aislamiento a la vida federativa. Siete de las aldeas instaladas en el suelo romano –el Germal, el Palatual, la Velia, el Fagutal, el Ciscopio,
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