¡Descarga La Historia Reflexiva de la Salud: Desde la Mitología Griega a la Ciencia Moderna - Prof. y más Apuntes en PDF de Trabajo Social solo en Docsity! REFLEXIONES HISTÓRICAS SOBRE LA SALUD. Agustín Albarracín Teulón, Profesor de investigación del CSIC. EIDON nº3, 1999, revista de la Fundación de Ciencias de la Salud. www.fcs.es. Desde el inicio de los tiempos tenía que ser así. Desde que el hombre primitivo comenzó a reflexionar sobre su realidad, siquiera fuese con mentalidad mágica, hubo de darse cuenta de que los estados de salud y enfermedad eran totalmente antagónicos y la curación de ésta, de la enfermedad, era condición sine qua non para lograr la salud perdida. De aquí que el papel protagonista en nuestra historia lo desempeñase la enfermedad y, a través de ella, el hombre intentase con su supresión la recuperación de la salud deteriorada. La propia mitología griega refleja este antagonismo en la concepción de sus respectivos dioses: Asclepio, el venerado Asclepio, en sus múltiples templos donde una mezcla de empirismo, magia y teúrgia reunía a los que padecían algún mal a la búsqueda de su curación. Y luego Higieia, su hija, acogiendo a esos sanados por su progenitor que con sus ex-votos le pedían el mantenimiento de la salud recobrada. Pero esta visión empírica, mágica y teúrgica, repito, de la medicina, adquirió carácter técnico cuando en el filo del siglo V a.C. la obra de los filósofos presocráticos diera un giro a ese binomio enfermedad - salud, sin perder aún su carácter divino. Aún más, transfiriéndolo a ésta, que era la physis, la naturaleza, a través de dos conceptos también antagónicos, la eukrasía o buena mezcla de los humores y la diskrasía o mala mezcla de los mismos por el predominio, molnarkhíal, de uno de ellos sobre los tres restantes, la explicación de la salud y la enfermedad. Doctrina ésta consolidada a través del Corpus Hippocraticum, y que se mantendrá, en su fundamento, hasta el comienzo del mundo moderno. La salud, ahora, consiste en la perfecta concordancia de la vida humana con las propiedades de la naturaleza: así desde los “Sobre los aires y aguas” hipocráticos hasta los “Regimini sallitati” del Medievo y de los escritores palatinos del Renacimiento. Se ha pasado ahora del misterio a un hecho natural imaginado, porque es obvio que esos humores -sangre, pituita, bilis amarilla y bilis negra o atrabilis - sólo existen en la mente del médico, acaso por un empirismo mal interpretado a través de la imaginación sin posibilidad de comprobación objetiva alguna. La salud, en manuscritos, incunables y libros del siglo XVI, consistirá en el atenimiento y concordancia de la naturaleza humana con la naturaleza universal, evitando así la caída en el estado de aegritudo contrapuesto a la salus perfecta: una vez más el viejo Esculapio frente a su hija Strenia. Pero con el mundo moderno, a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII - Renacimiento , Barroco, Ilustración la ciencia adquiere un carácter “racional”, todavía especulativo, en cuya virtud el médico va cambiando los viejos conceptos de la antigua physis por los más racionales del carácter mecanicista y organicista: la máquina humana, con la fibra, y un gigantesco organismo universal, del que el hombre forma parte, con las fuerzas, primero alquímicas, después químicas, reflejan los nombres de Nicolás de Cusa, Leonardo da Vinci y Galileo, junto a los de Paracelso, Van Helmont y Silvio hasta llegar a Boyle. Si la enfermedad, para los iatromecánicos, consiste en la mala estructuración de las fibras que acaban de sustituir a los humores, la salud será el buen estado mecánico de aquéllas; si la enfermedad, para los iatromecánicos, estriba en la alteración cualitativa química de los viejos humores, en la acrimonia, la salud vendrá a ser la normalización de los procesos químicos imaginados. Imaginados digo, porque todavía no es posible la visión materializada de la "máquina" humana descompuesta, del "organismo"