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Arqueología y su relación con la Historia Documental - Prof. Díaz Rodríguez, Apuntes de Arqueología

ArqueologíaHistoria DocumentalHistoria del arteAntropología

Este texto explica la naturaleza de la arqueología como disciplina histórica que reconstruye y explica el comportamiento del hombre a través de las huellas materiales. Se analiza su relación con la historia documental y otras disciplinas afines. La arqueología se entiende como una disciplina de amplio alcance que estudia la historia utilizando restos materiales, no limitada a una época o cultura en particular.

Qué aprenderás

  • ¿Qué objetivos y métodos utiliza la Arqueología Clásica?
  • ¿Qué es la Arqueología Clásica y cuál es su alcance?
  • ¿Cómo ha evolucionado la Arqueología Clásica a lo largo del tiempo?

Tipo: Apuntes

2014/2015

Subido el 01/04/2015

vkrdepau
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4

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¡Descarga Arqueología y su relación con la Historia Documental - Prof. Díaz Rodríguez y más Apuntes en PDF de Arqueología solo en Docsity! Introducción a la Arqueología Grado de Historia 1º Ciclo Área de Arqueología Curso 2014 – 2015 Profesores: Darío Bernal Casasola José Juan Díaz Rodríguez MÓDULO I: Introducción a la Arqueología como ciencia. Tema 1 Concepto de Arqueología. Índice 1. Definición, objeto y marco temporal de estudio. 1. Definición de Arqueología. 2. Arqueología y Ciencia. 3. Objetivo de estudio y marco temporal. 2. La Arqueología y sus relaciones con otras disciplinas. 1. Arqueología e Historia Documental. 2. Arqueología e Historia del Arte. 3. Arqueología y Antropología. 3. Las especializaciones históricas de la Arqueología. 1. Arqueología Oriental y Egiptología. 2. Arqueología Clásica. 3. Arqueología Medieval. 4. Arqueología Postmedieval, Historical Archaeology o Arqueología Industrial. La Arqueología Contemporánea. 4. Aplicación de la perspectiva antropológica: las “arqueologías temáticas”. 4.1 Arqueología de la Muerte. El enterramiento como reflejo de la sociedad. 4.2 Arqueología de Género. 4.3 Arqueología de la Producción. 4.4 Arqueología del Culto. Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2014-2015 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 1 1. Definición, objeto y marco temporal de estudio. 1.1 Definición de Arqueología. Entre otras muchas y posibles definiciones podríamos decir que con el nombre de Arqueología entendemos la ciencia o disciplina histórica que reconstruye y explica los hechos y el comportamiento del hombre utilizando como fuente básica las huellas materiales de la actuación humana. Esas huellas se recuperan mediante técnicas como la prospección, la excavación, los análisis de laboratorio, etc… y se interpretan aplicando diversos modelos teóricos. El término es de raíz tan antigua como muchos de los documentos que estudia. Su origen etimológico es griego, archaiologia, y su significado literal es “el estudio de lo antiguo”, definición genérica que no especifica ni la época concreta ni el carácter específico de lo estudiado. Sin embargo, su significado no va a concretarse un poco más hasta el Renacimiento, cuando el movimiento humanista empieza a interesarse por la Antigüedad griega y romana como la ideal “Edad de Oro” perdida y modelo vital para el propio presente, es decir, como la época clásica por excelencia. Ese interés se extiende a sus restos visibles, que los estudiosos encontraban físicamente tan próximos: ruinas, esculturas, monedas, inscripciones atentamente visitadas y cuidadosamente reproducidas en auténticos manuales para arquitectos y artistas, o como el fondo perfecto para las obras de arte, cuando no el objeto en sí de reproducción. Estos elementos serán los que marquen la orientación de la Arqueología. Desde entonces hasta mediados del s. XX se entenderá como tal el estudio de los vestigios materiales de las culturas griega y romana, en especial de su arte, extendiéndose como mucho este concepto un poco más atrás en el tiempo, hacia los precedentes orientales de la cultura clásica. Los descubrimientos realizados progresivamente a lo largo del siglo XIX y a principios del siglo XX van ampliando el objeto de atención de la Arqueología a un mayor número de culturas, siempre dentro del marco cronológico de la Antigüedad. De este modo surgirán “sub-especialidades” dentro de las grandes ramas de las Arqueologías Clásica y Oriental, pero conservando la atención preferente por los aspectos más monumentales de cada una de ellas. 1.2 Arqueología y Ciencia. Una de las cuestiones que más controversia despierta a la hora de definir la Arqueología es la de su estatuto científico: decidir si la Arqueología es o no una ciencia independiente y en qué ámbito encuadrarla. En el fondo de ese debate está su propia consideración y también la de la Historia, así como el concepto general de Ciencia y el mayor prestigio que el estatuto científico otorga a cualquier disciplina. De hecho, autoproclamarse como ciencia a todos los efectos ha sido prácticamente un tópico inevitable en las introducciones de numerosos manuales arqueológicos y de disciplinas relacionadas como la Numismática, etc., pero suele hacerse con mayores dosis de “amor propio” que de fundamento teórico. Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2014-2015 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 4 permite seleccionar unos determinados procedimientos de trabajo a partir de unos presupuestos teóricos y otorga validez científica a los resultados de su aplicación. 1.3 Objeto de estudio y marco temporal. Ya se ha mencionado en la definición de Arqueología que ésta estudia la Historia usando como objeto de estudio todo aquel resto material que sea de utilidad y que pueda ser asociado con un grupo social o comunidad determinada. En este sentido, las fuentes de estudio arqueológico las encontramos tanto en las llamadas artes mayores (arquitectura, escultura, pintura), como en las artes menores (Cerámica, metalistería, joyería,…), así como en cualquier otro tipo de soporte material (como por ejemplo la industria lítica para las sociedades prehistóricas). Pero estas fuentes no deben estudiarse de manera inconexa como se hacía en los albores de los estudios arqueológicos, sino que deben realizarse en conjunto relacionándose todos con el fin de que no queden elementos estancos e inconexos, pues, por ejemplo, un edificio (estudio arquitectónico) puede ser comprendido mejor si a él se le asocian los contextos materiales asociados a su fase de construcción, remodelación o abandono. De igual forma, también es proclive a ser estudiado por la arqueología todo aquel resto orgánico susceptible de ofrecer información sobre un determinado aspecto de un grupo humano. Las distintas corrientes de pensamiento arqueológico están de acuerdo en que el nombre de Arqueología no puede limitarse al estudio de una época o cultura, sea la clásica o cualquier otra, sino que corresponde a una disciplina de alcance muy amplio. Lo que la caracteriza no es la época o cultura a la que dedica sus esfuerzos, sino el hecho de utilizar como fuente principal de conocimiento los datos materiales, cuyo carácter y posibilidades informativas son muy diferentes a los de las fuentes escritas. Así, con respecto al marco temporal de estudio, la arqueología puede abarcar todos los periodos históricos en los que el hombre ha participado, desde la Prehistoria hasta la Edad Contemporánea. De esta manera, en el posterior apartado de especializaciones históricas se analizarán brevemente las características particulares de la Prehistoria, Arqueología Clásica, Arqueología Medieval, Arqueología Industrial y Arqueología Contemporánea o Actual. 2. La Arqueología y sus relaciones con otras disciplinas. En la propia evolución de la Arqueología como materia objeto de estudio, esta disciplina se ha vinculado con otras disciplinas más o menos afines. Cuando la Arqueología se entendía como un mero estudio de los objetos antiguos, preferentemente con valor artístico, su papel dentro de la Historia y respecto a las materias afines era fácilmente determinable. Se trataba de una ciencia auxiliar, en pie de igualdad con otras de parecido carácter como la Numismática, la Epigrafía, la Historia del Arte o la Etnografía. Todas ellas aportaban documentación complementaria, pero secundaria en todo caso, a una Historia que se elaboraba a partir fundamentalmente de fuentes escritas. En este apartado veremos la relación que en determinados momentos ha tenido la Arqueología con la Historia Documental, la Historia del Arte o la Antropología. Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2014-2015 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 5 2.1 Arqueología e Historia Documental. Puesto que existe una división académica entre áreas de Prehistoria y Arqueología, se ha tenido que acotar el campo de esta última dentro de los límites de la Arqueología Histórica, es decir, la Arqueología que se ocupa de épocas y culturas en las que se conoce y utiliza la escritura. Esto nos ha llevado a plantear que los arqueólogos historiadores necesitan conocer y utilizar las fuentes escritas, lo que aparentemente provocaría un choque con la Historia documental más tradicional. La Arqueología ha sido vista con desconfianza por un modelo tradicional de historiador, para el cual la única fuente digna de llamarse documento es el texto escrito. La tradición positivista alemana del siglo XIX establece una distinción entre restos, monumentos y fuentes que reserva este último término a las de carácter textual. Así tiende a conservarse en el lenguaje de uso común entre historiadores, de modo que cuando se habla de “las fuentes” se piensa de inmediato en la literatura antigua. Entre estas fuentes textuales tienen una consideración especial las inscripciones antiguas sobre soporte duro (piedra, metal, arcilla), de cuyo estudio se ocupa la Epigrafía. Algunos de los problemas de los textos son un contenido manipulado, transmisión errónea por parte de los copistas, una conservación defectuosa, etc. En teoría, la inscripción no presentaría esos problemas, ya que mejor o peor conservada, no ha sido manipulada desde el momento en que se realizó hasta que llega al epigrafista. Esta forma de entender el epígrafe exclusivamente como texto tiende a olvidar que las inscripciones sobre soportes duros son en sí mismas objetos, artefactos, y como tal forman parte del registro arqueológico y pueden interpretarse a partir de la metodología arqueológica. De ahí que la Epigrafía se integre en la Arqueología tanto como en la Historia documental. Sin embargo, para la mayor parte de los especialistas en el mundo antiguo que utilizan los textos como base, ya sean historiadores o filólogos, el concepto de Arqueología se restringe al ya desfasado propio de la Altertumswissenschaft, el de la recuperación, identificación y estudio descriptivo de las obras de arte antiguas, orientales, griegas y romanas. Desde esa perspectiva y en el mejor de los casos, la Arqueología puede servir para informar sobre las facetas más oscuras o no mencionadas en las fuentes escritas; o simplemente para proporcionar textos nuevos al historiador, como ha sucedido con frecuencia en el Próximo Oriente, donde un buen número de excavaciones se emprendieron con el fin casi exclusivo de encontrar inscripciones nuevas. De este modo se relega al arqueólogo al papel de un simple técnico que proporciona datos complementarios al "verdadero" historiador de base textual. Puesto que la documentación escrita es desde el principio tan abundante y abarca tal cantidad de aspectos, podría escribirse la Historia sin necesidad de recurrir a las fuentes materiales, o utilizándolas simplemente como ilustración. Los textos proporcionarían el entramado, la sucesión de los hechos históricos con sus fechas y protagonistas concretos, mientras que la misión de la Arqueología sería la de confirmarlos aportando datos complementarios e imágenes bajo la guía de la información literaria. Así fue precisamente como se hizo la Arqueología del siglo XIX, que a finales del mismo se convirtió plenamente en Arqueología Filológica y que todavía algunos investigadores a la antigua usanza siguen practicando. La Arqueología filológica debe su nombre al uso de los textos como guía y a que se aplica a la reconstrucción de los monumentos antiguos el mismo sistema que los filólogos usan Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2014-2015 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 6 para restablecer las versiones originales de los textos: confrontar las copias conservadas y despojarlas de añadidos, de acuerdo con lo que las fuentes escritas nos indican respecto al estilo propio de la época del original. Cuanto más cercana es la época, menos necesidad habría de recurrir a los métodos arqueológicos para estudiarla. Sería al historiador documental a quien correspondiese la tarea de hacer la síntesis histórica, beneficiándose de los aportes de otras disciplinas. Esta minimización de las funciones de la Arqueología dentro de la Historia afecta desde muy antiguo a las arqueologías históricas, un conjunto de especialidades que se ocupan de estudiar los restos materiales de las Edades Antigua, Media, y desde pocos años para acá, también de las Edades Moderna y Contemporánea. La complementariedad entre arqueólogos e historiadores documentalistas no consiste sólo en que uno cubra las lagunas del otro. Ni siquiera en “casar” forzosamente las hipótesis y la información basadas en fuentes materiales y escritas. Se trata más bien de proponer acercamientos diferentes a la realidad histórica y de integrar conclusiones en trabajos interdisciplinares, puesto que ambas disciplinas deben ser complementarias al tener un mismo fin en sus respectivas investigaciones como es el de conocer las formas de vida y sucesos que ocurrieron en el pasado. 2.2 Arqueología e Historia del Arte. La Arqueología tradicional, que desemboca desde fines del siglo XIX y hasta la actualidad en la llamada Arqueología Filológica, mantiene relaciones metodológicas muy estrechas con la Historia del Arte. Winckelmann, el estudioso alemán de mediados del s. XVIII que se considera “fundador” de la Arqueología moderna era realmente un historiador del arte antiguo y su gran obra, un tratado de estética en el que se analizaba la evolución de los estilos en busca de la belleza perfecta. La Arqueología se entendía entonces como el estudio de los restos monumentales de la Antigüedad, de modo que los arqueólogos con esta orientación se centraban en los objetos que comúnmente incluimos en las "artes plásticas" o “bellas artes”: arquitectura, escultura, pintura, mosaico y como “artes menores”, la cerámica de lujo, la orfebrería, etc. Las obras de arte, con el estilo propio de cada época, son expresión de una estética y un trasfondo ideológico. A su vez, cada época busca en el pasado modelos estéticos con los que identificarse y que le sirvan de inspiración para el presente, seleccionando épocas y estilos representativos de los momentos más gloriosos de su historia o modelos “universales” como la Grecia Clásica, el más prestigioso de los períodos históricos entre la intelectualidad europea de los ss. XVIII-XIX, en el cual se consideran originados los grandes principios y las instituciones básicas de la cultura occidental. Cuando se intenta imitar el modelo de la forma más literal posible se producen los estilos historicistas. En el XVIII el modelo es la Grecia Clásica reflejada en el Neoclásico; en el s. XIX, cuando la cultura europea se interesa por otros períodos históricos, aparecen el "egiptizante", "neogótico", o “neomudéjar”, etc., tan de moda a finales del s. XIX y principios del s. XX. El propio Renacimiento tenía la intención de ser una recreación de la época clásica, aunque el resultado fue una creación absolutamente original y propia de su época. Winckelmann Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2014-2015 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 9 evolución unilineal, la observación etnográfica de los pueblos primitivos explica suficientemente los tiempos prehistóricos. La Prehistoria fue el campo tradicional de aplicación de los “paralelos etnográficos”, ya que de este modo se suplía parcialmente la falta de información escrita. Sin embargo durante mucho tiempo no se consideró necesario hacer lo mismo para el mundo antiguo, aunque recientemente se ha señalado la utilidad mutua de Arqueología y Etnografía cuando se trata de estudiar elementos pertenecientes a la “cultura popular” tanto antigua como moderna. Un ejemplo de ello lo podemos observar en la búsqueda de trazas en los modos de trabajo de artesanos tradicionales que pudieron haberse empleado también en época antigua. Izquierda: Indígena americano con arco y flecha. Derecha: Alfar tradicional de ladrillos en Tetuán (Marruecos). Frente a esta concepción tradicional, desde los años 60 se desarrolla en la Universidades británicas y sobre todo norteamericanas una tendencia a la Arqueología, New Archaeology, de enfoque antropológico que rompe toda relación con la anterior. El origen de esta tendencia se explica porque la mayoría de los estudios arqueológicos en EE.UU. se han dedicado a los pueblos indios, que sobrevivían con sus modos de vida tradicionales hasta hace muy poco tiempo, de modo que su conocimiento combinaba el trabajo antropológico con sus últimos representantes y la excavación de antiguos asentamientos. Arqueología y Antropología suelen estudiarse agrupadas en las Universidades norteamericanas. En este planteamiento ya no se trata simplemente de comparar restos prehistóricos con sus presuntas “supervivencias” actuales. En este sentido, la aportación de la New Archaeology de orientación antropológica es fundamental, ya que amplía el campo de intereses de la Arqueología desde el interés por las obras de arte hasta la visión global de la sociedad. En realidad, la relación metodológica entre Arqueología y Antropología es estrecha, como la que existe entre otras disciplinas históricas. De hecho, la Antropología surge y se desarrolla dentro de la Historia, aunque en la actualidad tiende a acentuar su autonomía como ciencia social. La aportación de una y otra a la comprensión de la Historia son complementarias. La Antropología se presenta como una ciencia del comportamiento humano. En su vertiente cultural estudia sociedades y sistemas culturales, sus relaciones y sus reglas de funcionamiento; en definitiva, analiza el comportamiento del hombre con pretensiones de identificar las leyes generales que lo rigen. Compartiría con la Arqueología su objetivo general: "la explicación de las diferencias y semejanzas que existen entre los sistemas Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2014-2015 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 10 culturales". Las dos disciplinas tienen en común el realizar "trabajo de campo", el tipo de documentación obtenida, el modo en que se presenta y los ámbitos a los que se refiere generalmente (la vida cotidiana, la muerte, las relaciones sociales), lo que favorece la relación entre ambas. Desde ese punto de vista, la atención debe centrarse no ya en la catalogación de materiales y la reconstrucción de culturas arqueológicas, sino en la explicación de procesos culturales que permitan extraer normas de comportamiento con validez general (ciencia nomotética). De ahí que se conozca también como Arqueología Procesual. Donde más evidente se hace la utilidad de la colaboración entre ambas disciplinas es en el desarrollo desde los años 60 de la Etnoarqueología, que estudia con perspectiva arqueológica la cultura material de sociedades vivas. Las primeras aplicaciones se realizaron sobre sociedades primitivas, que se utilizaban como elemento de confrontación con las prehistóricas. Sin embargo, el procedimiento de estudio también puede ser aplicado a sociedades históricas. En el terreno general de la Etnoarqueología se incluyen diversas prácticas que responden de forma más o menos exacta a su definición. La "Arqueología viva", "Etnografía arqueológica", "Arqueoetnografía" sería precisamente el estudio de la cultura material de grupos vivos, con los planteamientos propios del arqueólogo. Cuando el objetivo es buscar analogías con las sociedades del pasado, estableciendo la relación entre el comportamiento de unas épocas y otras, es cuando puede hablarse propiamente de Etnoarqueología. Ésta sobrepasa la simple transposición al pasado de culturas actuales, la pura "analogía etnográfica", por su carácter explicativo. No se trata sólo de señalar semejanzas, sino de comprobar que éstas son más que las diferencias y que además se refieren a aspectos relevantes del comportamiento. A partir de ahí, podrían establecerse leyes generales: bajo qué circunstancias puede esperarse un cierto comportamiento o la aparición de un determinado registro material. La explicación propuesta debe poder demostrarse en diversos ejemplos presentes, antes de aplicarse directamente al pasado. 3. Las especializaciones históricas de la Arqueología. Resulta comprensible que una disciplina histórica atenta a todas las manifestaciones de la vida humana, tal como los restos materiales las documentan, se presente en la práctica dividida en especialidades. La propia acumulación de conocimientos a lo largo de siglos, la proliferación de métodos y técnicas que permiten profundizar en diferentes aspectos, etc. acaban haciendo imposible tanto su dominio por parte de las mismas personas, como su propia asimilación, más allá de una información general. Con vistas incluso a una mera eficacia científica, acaba siendo necesario parcelar la Arqueología en diferentes especialidades, que se desarrollan en el tiempo de acuerdo con los criterios teóricos y metodológicos vigentes. La especialización de la Arqueología por períodos va creándose de forma paralela al propio devenir de la Arqueología, configurándose como distintas arqueologías dentro del marco general de la Arqueología, pero sus divergencias no pueden hacernos olvidar el objetivo común de reconocer y explicar la Historia partiendo de sus restos materiales. La visión teórica historicista, completada con el rigor de los procedimientos de trabajo positivistas, se convierte en la base del modelo tradicional de Arqueología, plenamente vigente hasta mediados del s. XX y aún hoy con numerosos partidarios. Ese modelo se apoya en la periodización tradicional de la Historia. Por un lado, dividiéndose la Historia Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2014-2015 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 11 de la Humanidad entre Prehistoria e Historia, existiendo en cada una de ellas distintas subdivisiones a partir de cambios culturales o, en el caso de la Historia, a partir también de acontecimientos políticos. Esta división de la Historia tiene sus raíces en el Humanismo europeo, y por tanto se trata de una construcción eurocéntrica, o en todo caso “mediterraneocéntrica”. La parcelación de la Arqueología según el criterio historicista se ha basado principalmente en ese esquema temporal. En cada gran período se identifica una sucesión de culturas, cada una con rasgos propios y un área de origen, desde la cual se difunden hacia áreas de expansión preferente. Aplicándoles las ideas evolucionistas y difusionistas, se entiende que a lo largo de la Historia sólo sobreviven las culturas más avanzadas y las que, encontrándose en un grado menor de desarrollo, son capaces de adaptarse a las novedades que las primeras les aportan, de modo que cada etapa supone una superación de la anterior en la línea de progreso de la Humanidad. Las grandes etapas reconocibles serían las siguientes: - El antiguo Oriente, escenario primero de la revolución neolítica, de la creación de la ciudad y de la escritura después, la tierra del Antiguo Testamento, como cuna de la civilización. - La Grecia Clásica como base del pensamiento y las formas de organización típicamente occidentales: ciudad, democracia, etc. - El Imperio establecido por Roma, primera gran articulación política unificada del mundo occidental, abarcando toda la cuenca mediterránea con amplios márgenes hacia el interior y la mayor parte de Europa - Los reinos medievales surgidos de su desintegración como orígenes de las naciones europeas, con fronteras similares a las modernas y distinción de rasgos culturales propios. - Y la Europa moderna y contemporánea como culminación del recorrido, con su afianzamiento de las ciudades, progresiva industrialización, desarrollo del capitalismo y predominio cada vez mayor de la burguesía frente a las antiguas instituciones feudales. Pero en esta división de la Historia y por ende de la Arqueología, existe una serie de problemas que deben ser conocidos. En este sentido, la división entre las Arqueologías históricas muestra una gran heterogeneidad, puesto que la parcelación no sigue unos criterios demasiado definidos y mucho menos unos límites cronológicos estrictos. Veamos algunos casos de uso de distintos criterios para dividir esas Arqueologías Históricas. - En ciertos casos se sigue la identificación época-cultura-área geográfica. Partiendo de ese esquema, se habla por ejemplo de Arqueología Oriental, dedicada al estudio de Mesopotamia, el Próximo Oriente, Asia Menor, etc. prácticamente desde los orígenes de la escritura hasta la época en que la presencia fenicia en el Mediterráneo occidental se debilita. O de Egiptología, que ya prácticamente no se considera tal a partir de época helenística. Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2014-2015 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 14 inferior. El Oriente antiguo era bárbaro, despótico en sus sistemas políticos, oscuro en sus religiones, de un lujo exótico en su cultura. Es decir, lo más opuesto a la racional Grecia y su heredera, una Europa dinámica. Oriente sólo había sido importante en un pasado muy remoto, para perder posteriormente su influencia. A lo largo del s. XIX se fueron definiendo los dos grandes campos de la Arqueología Oriental: el egipcio por una parte y el mesopotámico por otra. En ambos casos la orientación filológica fue muy marcada, sobre todo en el sentido de utilizar los textos como guía para la investigación. La Egiptología vino impulsada por las campañas de Napoleón en Egipto y el gran volumen de antigüedades aportados por ellas a los Museos europeos, entre ellos la famosa Piedra Rosetta. A partir de las campañas napoleónicas se desató una especie de "fiebre" egiptizante, que puso de moda el arte faraónico en toda Europa y atrajo la atención de viajeros cuyas crónicas proporcionaron la primera información directa. Los primeros investigadores que se preocuparon por algunas de las ramas de la Arqueología Oriental no fueron de origen local. Si en alguna zona se aplicó con especial intensidad el concepto colonial de la Arqueología y la imagen aventurera de los descubrimientos espectaculares, fue precisamente en el Próximo Oriente. Desde principios del siglo XIX, tanto en la Grecia recién independizada como en Asia Menor, Egipto y Mesopotamia, los europeos se hacen presentes como "verdaderos" herederos de sus antepasados, con mucho mayor derecho que sus habitantes. Es decir, que se trata de una especialidad muy marcada en sus orígenes por el colonialismo. En este sentido, los investigadores franceses e ingleses fueron quienes llevaron la voz cantante durante el s. XIX en la arqueología de Egipto. Así nombramos a investigadores británicos como H. Carter, descubridor de la tumba de Tutankamón. Esta tendencia colonialista acabó a mediados del s. XX, cuando con la revolución de Nasser en 1952, el nuevo gobierno egipcio tomó el control administrativo de las excavaciones. Con la descolonización se intentó en los años 60-70 promover el desarrollo local de las investigaciones con la creación de instituciones dedicadas a la investigación y la conservación del Patrimonio. Macroproyectos como el del traslado de los templos de Abu Simbel y otros por la construcción de la presa de Asuán (1960-1965) fueron de todas formas, sin embargo, un resultado de la Cooperación Internacional. En las últimas décadas, los arqueólogos locales se han interesado fundamentalmente por su grandeza pasada, con el mismo sentido nacionalista que Europa aplicó a la Arqueología Clásica, llegando en ciertos casos a extremos como la Arqueología Bíblica desarrollada con marcada intención política en Israel. Frente a ello y de forma muy acentuada en los últimos años, el islamismo vigente en la mayoría de los países del Próximo Oriente no se Champollion y la piedra Rosetta Carter y la tumba de Tutankamón. Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2014-2015 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 15 ha interesado por un pasado que no reconoce como suyo y las circunstancias actuales de estos países han frenado radicalmente la investigación arqueológica con intervención extranjera. En Egipto es entre la minoría cristiana copta donde el interés por la historia y la arqueología de los faraones se hace más marcado. En la actualidad, la Arqueología Oriental en sus distintas ramas se ve todavía por una parte sujeta a tradiciones de carácter filológico, representadas sobre todo por los investigadores alemanes, y por otra de tipo antropológico, por parte de los investigadores americanos. La Egiptología actual sigue en gran medida condicionada por la información textual y se aprecia una clara división entre los arqueólogos académicos, con formación y dedicación histórica, filológica y artística, y los responsables de museos, interesados por la cultura material. En general, la asociación de textos y arte figurativo ha favorecido la imagen de una cultura egipcia estable e inmutable durante milenios. Desde los 70 el interés de los investigadores se centra en los edificios civiles por una parte y en detectar y valorar la existencia de una red urbana por otra. En Egipto no es posible hacer arqueología del paisaje al modo que se entiende en otras zonas, ya que las crecidas del Nilo y la explotación intensiva del terreno fértil, en el que se ha vivido en todas las épocas, modifican drásticamente el entorno prácticamente todos los años. Sin embargo, ha sido posible comprobar que el Egipto faraónico contaba con pocas pero grandes ciudades, que articulaban y controlaban un territorio amplio. De este modo, la Arqueología ha permitido cambiar la visión tradicional de una civilización egipcia sin ciudades. 3.2 Arqueología Clásica. La Arqueología Clásica es una de las ramas con mayor tradición dentro de las arqueologías históricas desde sus mismos orígenes. Se trata de una especialidad claramente definida por un criterio de carácter cultural. Entendemos a simple vista por Arqueología Clásica el estudio de las manifestaciones materiales de Grecia y de Roma, consideradas como clásicas. El mundo clásico es aparentemente una realidad histórica incontestable y bien definida, si bien los límites (geográficos, cronológicos) son lo bastante amplios e indefinidos, como para abarcar una realidad multicultural de enorme complejidad. Como especialización profesional y académica, la definición de sus límites parece en principio clara, con subdivisiones en culturas y períodos que responden a las divisiones académicas más convencionales de la Historia, ancladas en la tradición universitaria del s. XIX. Por una parte comprende el estudio de Grecia y sus ámbitos de expansión. El origen puede situarse aproximadamente en los ss. VIII-VII a.C., con el precedente de la llamada Edad Oscura (remontándonos hacia atrás, hasta el s. XII a.C. aprox.), en la que se fraguan Planta del barrio de trabajadores en Tell El-Amarna Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2014-2015 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 16 muchas de las características culturales que veremos desarrolladas en la época clásica. El fin de la Arqueología de Grecia “académica” puede fijarse en la conquista romana, después que las conquistas de Alejandro de Macedonia en Asia y el derrumbamiento de su imperio tras su muerte hayan acabado con el modelo tradicional griego de la ciudad Estado. Los griegos se organizan en ciudades con frecuencia enfrentadas que, sin embargo, son conscientes de compartir una cultura común. La unidad de los griegos reside en la lengua, la religión (en su aspecto ritual) y las costumbres que los separan del resto del mundo, los "bárbaros". Mapa del Mediterráneo Central y Oriental con la ubicación de los principales asentamientos griegos. En la ampliación la Hélade, núcleo central de esta cultura. Paralelamente se incluye en la Arqueología Clásica el estudio de la ciudad de Roma desde su fundación hacia el s. VIII a.C., sus conquistas progresivas primero en Italia y después en todo el Mediterráneo, hasta construir un Imperio que pierde su unidad política hacia el s. VI d.C., límite aproximado entre Antigüedad y Edad Media, en las parcelaciones convencionales de la Historia. Este Imperio romano es una auténtica unidad política, pero su enorme extensión hace muy difícil equiparar la realidad “romana” existente en las distintas áreas geográficas. La ruptura política no supone un cambio radical en el modo de vida. La transformación material se realiza gradualmente, durante un proceso iniciado mucho antes del cambio de autoridades políticas en Roma, y con rasgos que se prolongan prácticamente a toda la Alta Edad Media. En todo caso, tenemos aquí un punto de inflexión aceptable. Es decir, que la Arqueología Clásica se dedica a un período de unos 1.200 años en los que, lógicamente, se suceden realidades históricas y expresiones materiales completamente distintas. Todo ello nos lleva a aceptar que “lo clásico” no es en realidad un único modelo a pesar de que cuente con rasgos comunes, por lo que cada una de las ramas y sub-especialidades de la Arqueología Clásica presentan una problemática independiente. Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2014-2015 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 19 temas de atención preferente se centran por una parte en los estudios territoriales, con especial interés por las pautas de implantación, la arqueología rural, las relaciones de la ciudad con el campo circundante, etc. Se plantean las cuestiones relativas a las colonizaciones (tanto griega como romana) como procesos de interacción, con atención al sustrato cultural. Y se afrontan los aspectos ideológicos con la imagen como fuente primordial aunque no única. 3.3 Arqueología Medieval. El concepto de Edad Media fue creado por los Humanistas como parte de su concepto de la Historia. Entre la gloriosa Edad Antigua y su presente Edad Moderna existía una obligada transición caracterizada por la oscuridad. Durante mucho tiempo esta consideración negativa se extendió a sus restos materiales y artísticos, que no fueron considerados dignos de estudio o imitación. Nos encontramos aquí ante una parcelación puramente cronológica, en la que se incluiría el estudio de todas las culturas comprendidas entre las invasiones germánicas, con la caída definitiva del poder de Roma en el s. V a.C., y los inicios del Renacimiento en el s. XV, con fechas significativas como 1453 (toma de Constantinopla por los turcos) y 1492 (descubrimiento de América). El concepto de Edad Media parte de una óptica totalmente “eurocéntrica" y se ocupa en su mayor parte de fenómenos que afectan de forma directa a Europa. El ámbito de aplicación comprendería toda Europa, aunque también el Asia y África musulmanas relacionadas con Europa. No parece, sin embargo, adecuado hablar de Arqueología Medieval refiriéndose, por ejemplo, a la de América precolombina, aunque por cronología una buena parte de su Historia se desarrolla durante nuestra Edad Media. Por tanto, manteniendo la referencia cronológica europea, la Arqueología Medieval abarca el estudio de al menos tres grandes ámbitos bien diferenciados: las huellas de los reinos cristianos de Europa occidental y central; el Imperio bizantino en toda la mitad E. de Europa y sus áreas de expansión; y el mundo musulmán que unifica culturalmente (con importantes matices regionales, como es lógico) desde Persia hasta la P. Ibérica. Todo ello se desarrolla sobre un sustrato romano que deja huellas prolongadas durante siglos y con rasgos muy diferentes según la zona geográfica, según el ámbito rural o urbano, etc. Mapa de Europa en el año 1000 d.C. Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2014-2015 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 20 La Arqueología Medieval es una especialidad de arraigo muy reciente en toda Europa, especialmente en España. A principios del s. XIX, la estrecha vinculación del Romanticismo con los nacionalismos de raíz burguesa conservadora se traduce, desde nuestra perspectiva, en un nuevo interés por la Edad Media como origen de las naciones europea. La base filosófica de este nacionalismo se sitúa en el idealismo alemán de origen romántico (Schiller, Goethe), con su búsqueda del espíritu de los pueblos (Volkgeist) a través de su cultura. Este concepto había sido definido por Herder como desarrollo objetivo de las posibilidades del alma colectiva, incluyendo artes, tradiciones, lengua, folklore y por tanto también los objetos característicos. En esa línea los estudios nacionales encuentran terreno abonado, continuando una tradición historiográfica de exaltación de la identidad nacional, que por ejemplo en España se remontaría al siglo XV y que reconoce una "esencia hispana" capaz de sobrevivir a todos los dominios extranjeros, desde el romano al árabe. Ese interés es aún más intenso en los países del N. de Europa, sin un pasado romano, pero con abundantes restos de los pueblos germánicos "bárbaros", los vikingos o la cultura carolingia. Sin embargo, en el s. XIX y primera parte del XX no se puede hablar propiamente de Arqueología Medieval. Como consecuencia de la perspectiva explicada, el enfoque de los estudios es por una parte el clásico de la Historia documental ocupada en acontecimientos políticos y por otra el característico de la Historia del Arte. Además, el concepto restringido que se tenía de la Arqueología hasta mediados del s. XX, que la consideraba como un método necesario sólo para estudiar la Prehistoria y la Antigüedad, hizo que no se prestase atención a la Edad Media desde el punto de vista arqueológico. Sólo en países donde por razones políticas y culturales la Alta Edad Media se vinculaba más a la Antigüedad Tardía que a los períodos posteriores, se aplicaron análisis arqueológicos. Así ocurre con el estudio de la cultura visigoda en España y algo parecido se da en Italia, con una importante orientación religiosa y artística. Pero el desarrollo de una auténtica Arqueología Medieval es consecuencia directa de la ampliación del concepto de Arqueología a partir de los años 60, que permite aplicar sus métodos y planteamientos a todas las épocas. Italia es uno de los países pioneros y España uno de los que más tarde se incorpora a su práctica. La Arqueología Medieval, como la de los períodos históricos más recientes, nace y se desarrolla como actividad científica en pleno debate metodológico sobre la renovación de la Arqueología. Sin embargo, los arqueólogos medievalistas sufren la desconfianza de los historiadores medievalistas "tradicionales", partidarios de una historia con base textual, por lo que la Arqueología quedaría también en este caso subordinada. Sin embargo, la documentación escrita sobre la Alta Edad Media europea, básicamente entre los ss. VIII-XIII, es escasa y limitada en contenido y fuentes de procedencia ya que, sobre todo para los terrenos que más interesan en principio al arqueólogo, suele reducirse a documentación de los monasterios y de unas "cancillerías reales" aún muy rudimentarias. Además, esa información es parcial, con frecuencia interesada, excluye a capas amplísimas de la sociedad y numerosas actividades "poco interesantes" para los autores de los textos, por lo que todas esas “lagunas” pueden ser bien cubiertas por el estudio de los restos arqueológicos. Ante esa situación, junto a los tradicionales estudios sobre restos materiales, como la cerámica o los bienes suntuarios, así como los tradicionales análisis sobre edificios monumentales con valor artístico, la Arqueología Medieval ha abierto algunos objetivos propios, alternativos a la historia textual de la Edad Media como pueden ser: el Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2014-2015 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 21 estudio de los sistemas de asentamiento, sus pautas, formas de producción, mecanismos de distribución, organización social y su plasmación espacial, la evolución de los fenómenos urbanos desde la Antigüedad tardía, etc., En la actualidad, la atención se centra actualmente en varios terrenos. Para la etapa visigoda empiezan a plantearse estudios urbanísticos, hasta ahora imposibles por falta de datos de excavaciones, y se conoce mejor la cerámica. En el mundo islámico, destacan los estudios sobre agricultura, sistemas de irrigación y sociedad feudal. El problema de la transición entre las sociedades islámica y feudal, a medida que avanza la Reconquista, plantea aún problemas como la forma de asentamiento. Centrados en aspectos materiales concretos, destacan los estudios sobre difusión de ciertas cerámicas o, en otro terreno, la investigación sobre las fortificaciones tanto cristianas como islámicas. Izquierda: Castillo de San Romualdo en San Fernando en el que se ha realizado un proyecto de intervención arqueológica en los últimos años. Derecha: Candiles de piquera islámicos. 3.4 Arqueología Postmedieval, Historical Archaeology o Arqueología Industrial. La Arqueología Contemporánea. A diferencia de lo que ocurre con la Arqueología Medieval, los trabajos de Arqueología Postmedieval e Industrial carecen absolutamente de tradición en los Departamentos / áreas de Historia Moderna y Contemporánea. Por eso vuelven a las manos del área de Arqueología, donde en ocasiones son vistos con reticencia por los colegas más tradicionales. Incluso, en cuanto a la nomenclatura de este tipo de Arqueología Histórica no existe un consenso a nivel mundial. Así, en el mundo anglosajón americano se le denomina "Historical Archaeology". Aunque en Gran Bretaña también se emplea esta nomenclatura la mayor parte de la bibliografía británica prefiere llamarla Arqueología Postmedieval, una denominación de tipo cronológico que abarcaría los estudios arqueológicos que se centran en los ss. XVI-XVIII. Se han propuesto también denominaciones como "Arqueología de las sociedades modernas", recordando que su objeto básico son sociedades europeas agrarias y aún feudales en su concepción social. Por último, para el estudio de los yacimientos más modernos se reserva el término de Arqueología Industrial, por ser éste uno de sus primeros terrenos de aplicación. La disciplina nació para estudiar las antiguas instalaciones industriales y su maquinaria cuando en la década de los sesenta del s. XX se comenzaron a derribar antiguas instalaciones fabriles y otro tipo de instalaciones relacionadas con la I Revolución Industrial (como por ejemplo una estación de ferrocarril construida en Londres a mediados del s. XIX) y se produjo un fuerte movimiento cívico interesado por conservar ese Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2014-2015 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 24 Entre estas arqueologías temáticas hay categorías muy diversas. Unas pretenden ser auténticas teorías sociales, interpretaciones del hombre y la sociedad a través del registro arqueológico, como la Etnoarqueología, la Arqueología Ecológica, la de la Muerte... Se trata de aplicaciones concretas de los enfoques teóricos generales, es decir, “teorías de alcance medio” en el lenguaje de la New Archaeology. Otras son en realidad herramientas metodológicas que pueden aplicarse a temas diferentes, como la Arqueología Espacial o la Arqueología Experimental, e incluso desde distintas perspectivas teóricas. Por ejemplo, los estudios sobre simbología del poder, de la religión, de la muerte, etc. pueden responder a planteamientos teóricos estructuralistas o a sus derivados más recientes, atentos al modo en que los restos materiales expresan construcciones mentales. En cambio desde la óptica materialista se presentarían como resultado y a la vez justificante de relaciones económicas, no de significados mentales. Algunas son simples campos de estudio dentro de temas más amplios, como la "Arqueología del Género (femenino)" o la "Arqueología hidráulica", que puede considerarse una hiper-especialización dentro de una Arqueología de la agricultura, sub-especialidad a su vez de una Arqueología económica, o bien tecnológica. De nuevo la interpretación dada a los datos dependerá de la orientación teórica del investigador. Evidentemente, hablar de parcelas temáticas no significa establecer en Arqueología compartimentos estancos. Si seguimos encuadrando la Arqueología dentro de la Historia, como uno de sus métodos más peculiares y expresivos, la especialización histórica se hace inevitable porque las características de todas las sociedades en todos los períodos no son las mismas. Pero si la Historia es un continuo donde determinados fenómenos se producen a largo plazo aunque tengan manifestaciones concretas en períodos más cortos, conocer y entender una determinada etapa obliga a tener presentes sus antecedentes y sus consecuencias. Por ejemplo, realizar estudios de contenido económico sin conocer las fuentes de abastecimiento de recursos en relación con las posibilidades del medio natural tendría tan poco sentido como dedicarse en exclusiva a la “Arqueología de Género” sin conocer el mecanismo de funcionamiento de una sociedad en su conjunto. Además, conocer con mayor profundidad los rasgos propios de un período o cultura es compatible sin duda con afrontar su estudio desde perspectivas antropológicas, o geográficas, o sociológicas, o cognitivas... De hecho, la situación ideal sería la de estudios realizados en colaboración por especialistas en diferentes épocas que compartiesen un determinado enfoque metodológico, permitiendo así mostrar un determinado fenómeno cultural con sus cambios y adaptaciones Como el número de Arqueologías “temáticas” es innumerable nos detendremos en estas páginas en el análisis sucinto de algunas de las modalidades más arraigadas en nuestro entorno. 4.1 Arqueología de la Muerte. El enterramiento como reflejo de la sociedad. La Arqueología de la Muerte estudia los restos funerarios como retrato de la sociedad de los vivos. El hombre practica el enterramiento deliberado desde el Paleolítico Superior, ya con seguridad, y los comportamientos funerarios, en su complejidad creciente, pueden considerarse una expresión de la sociedad. El arqueólogo obtiene del estudio de las necrópolis información en una serie de terrenos: el topográfico, teniendo en cuenta su Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2014-2015 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 25 posición respecto al poblado, la existencia de uno o varios cementerios, su posición en el paisaje, la existencia o no de límites, la posición relativa de las tumbas, otras estructuras de tipo utilitario, religioso, etc. En cuanto a las tumbas en sí, se tiene en cuenta su tipología, el uso individual o colectivo, la preparación del cadáver, las alteraciones por violaciones o por causas naturales, etc. En cuanto al contenido de la tumba, se analizan los objetos del ajuar, análisis de la tierra, pólenes, etc. El estudio antropológico –huesos del cadáver- resulta fundamental a la hora de establecer edad, sexo, raza, patologías, dieta, e incluso la realización de determinadas actividades que propiciaran o no el desarrollo físico, aunque esta información es más fácil de obtener de los enterramientos por inhumación que de las cremaciones. En la práctica tradicional la excavación de las necrópolis se consideraba una práctica "ventajosa", ya que permite obtener en un terreno reducido gran cantidad de objetos, generalmente de selección cuidada (lo que se entierra con un difunto está destinado a perdurar) y bien conservados por el carácter cerrado del depósito. Esto facilita establecer cronologías relativas, secuencias tipológicas y reconocer conjuntos materiales que pueden asociarse a determinados pueblos. El propio ritual se considera un elemento más de esa cultura. Sin embargo, con la perspectiva antropológica de la Nueva Arqueología, el objetivo deja de ser el reconocimiento de la cultura material en las tumbas considerándose la práctica funeraria como expresiva de las conductas sociales de la comunidad objeto de estudio. El difunto es analizado en su carácter de "persona social": es decir, en función del papel que desempeña en la sociedad y los rasgos del mismo que se consideran significativos y por ello se seleccionan y perpetúan en su enterramiento. Binford plantea tres amplias propuestas, como hipótesis de partida a contrastar con los datos: - existe una relación entre la complejidad social y la del ceremonial funerario. - en sociedades poco complejas, el estatuto de la persona se distingue mediante cualidades personales como edad, sexo y posibilidad de realizar diversas tareas; en las más complejas, las diferencias se basan en los sistemas que dividen y organizan la sociedad (parentesco, riqueza, etc.). - el lugar de enterramiento y la interferencia del funeral en la vida cotidiana varían según la importancia social del difunto. Estos principios generales pueden concretarse más: - todas las sociedades emplean uno o varios sistemas de deposición de los muertos. - las características de la población difunta reflejarán las de la población viva. Necrópolis del barrio alfarero de Villa Victoria en San Roque (Cádiz), asociada a la ciudad hispanorromana de Carteia. Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2014-2015 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 26 - en cada enterramiento se aplican normas e imágenes que son relevantes para el individuo enterrado; la sociedad limita esas normas, mientras el individuo recibirá un tratamiento acorde con su posición en vida. - los elementos presentes en el contexto funerario son contemporáneos en la sociedad que los dispone en un enterramiento. La principal aplicación de estos principios ha sido la identificación de estructuras sociales a través de las necrópolis. La posición social se hace muy evidente en las tumbas, por el empleo de símbolos como su colocación, su tamaño o su decoración exterior. También los objetos que acompañan al difunto pueden indicar su riqueza y su posición social, desde la inclusión de objetos en materiales ricos hasta el sacrificio de soldados o sirvientes. A la escala de un cementerio completo, la existencia de límites puede estar vinculada al uso exclusivo de un territorio por parte de los descendientes del grupo enterrado en ese cementerio; es decir, pueden existir parcelaciones y propiedades privadas dentro de las necrópolis. 4.2 Arqueología de Género. En los últimos años se han desarrollado líneas de estudio que se ocupan de los aspectos hasta ahora menos visibles o claramente minoritarios de la sociedad, siguiendo la estela de la mayor sensibilidad social hacia las minorías. Entre ellas destaca por su fuerza militante la llamada Arqueología de Género, que prescinde por obvio del apellido “femenino”, ya que se dedica en exclusiva al reconocimiento del papel femenino en las distintas sociedades a través de sus manifestaciones arqueológicas. En realidad podría considerarse una derivación de las Arqueologías sociales, como una especialización en un objeto de estudio concreto, aunque pretende presentarse como una auténtica cosmovisión. No es de extrañar que la mayor parte de quienes la practican sean mujeres, exponentes de un abanico ideológico amplio pero con el interés común de reivindicar el papel específico de la mujer y denunciar su tradicional exclusión de los ámbitos de decisión, así como el propio papel de la mujer en la Arqueología. En el mismo sentido, sería posible reivindicar una Arqueología de los grupos marginales o excluidos por cualquier razón, hoy por hoy prácticamente inédita. La Arqueología en general hace ya muchos años que se interesa por las formas de vida de los sectores sociales más humildes, más allá de las manifestaciones artísticas de prestigio que preocupaban a los más antiguos arqueólogos. Sin embargo, se trataría ahora de detectar el “pasado excluido”, el que sus sociedades ignoraron, aunque el sentido con el que esta expresión se usa en una publicación de los años 90 es más bien el de la parte del pasado que la sociedad presente desea ocultar, generalmente por razones ideológicas, como ejemplifican las publicaciones sobre descolonización y arqueologías indígenas. Vista parcial de la necrópolis prehistórica de Campo de Jockey (San Fernando) en la que se aprecia como existe un enterramiento que centraliza el espacio y alrededor del cual se entierran los demás (en este caso individuos infantiles). (Fotografía de E. Vijande). Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2014-2015 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 29 que no siempre tienen una utilidad estrictamente religiosa, pero siempre informan del concepto que determinada cultura tiene de sus dioses y el aspecto con el que los imagina. Afrontar su estudio lleva a plantear el valor que los testimonios arqueológicos, incluidas las imágenes, tienen a la hora de reconstruir e interpretar una religión antigua, con lo que esto conlleva sobre la posibilidad de adentrarnos en formas de pensamiento de una sociedad. Sobre ese tema existen puntos de vista muy diferentes, dependiendo de la posición teórica y metodológica propia de cada época y de cada arqueólogo. Así, en la visión más tradicional de corte positivista, partidaria de acumular datos a partir de los cuales establecer generalizaciones, se recurría a reunir listas heterogéneas de inscripciones e imágenes de todo tipo que se refiriesen de cualquier modo a una divinidad o a una zona en estudio, textos alusivos más o menos contemporáneos e indicios literarios y/o arqueológicos de lugares de culto. Con ello se consideraba al menos esbozada una panorámica general del culto a determinada divinidad, o de las creencias de una comunidad, sin que con frecuencia quedase efectivamente probada la relación de muchos de los testimonios aducidos con una creencia o una práctica cultual. En última instancia, las referencias textuales o la epigrafía votiva acababan siendo la fuente básica de documentación. No es de extrañar que ese planteamiento haya conducido a posturas muy escépticas sobre la posibilidad de conocer una religión por medios arqueológicos. La postura opuesta se plantea desde diferentes puntos de vista. Es cierto que el estudio arqueológico de una religión antigua plantea tantas dificultades como posibilidades de interpretación. Las creencias no siempre tienen expresión material, pueden plasmarse en rituales que no dejan huellas de este tipo y no son accesibles al arqueólogo, a no ser que se encuentren reproducidos en imágenes o textos. Por otro lado, las prácticas religiosas pueden desarrollarse en espacios concretos o mezclarse con otras actividades, de manera que sus restos no son siempre fáciles de distinguir. Ha sido una tentación muy extendida la de identificar como "rituales" o “votivos” todos los restos de interpretación difícil, provocando errores que no siempre pueden detectarse si realmente no tenemos criterios claros para distinguir qué pertenece a la esfera religiosa y qué no en una determinada sociedad. Esto es lo que se propone una especialidad derivada de los planteamientos de la Nueva Arqueología, la Arqueología del Culto. Desde este punto de vista, se considera accesible estudiar por métodos arqueológicos el ritual, su carácter de reflejo de una sociedad y su influencia en la vida de ésta, aunque no tanto el sistema completo de creencias que lo sustenta ni desde luego, las conciencias individuales. Las posibilidades se centran en dos aspectos. - La iconografía y el aspecto material de las imágenes responden normalmente al concepto que cada cultura tiene de sus dioses y de la forma de relacionarse con Planta del Templo de Isis en Baelo Claudia. Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2014-2015 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 30 ellos: dioses distantes y terribles, dioses todopoderosos pero benévolos, dioses tan sobrehumanos en sus poderes como humanos en sus comportamientos, entidades sobrenaturales meramente espirituales y figuras encarnadas entre los mortales, etc. Aunque pueden establecerse matices, en general podemos distinguir entre religiones anicónicas como la judía o la islámica; otras donde el aniconismo es simplemente una tendencia que lleva a representar a los dioses pero no en los ámbitos más sagrados, como la fenicia; y otras donde la representación figurada de los dioses es habitual, aunque también en ellas habría que distinguir entre imágenes antropomórficas, monstruosas, simbólicas, etc. A partir de las imágenes pueden reconstruirse algunos mitos, jerarquías de dioses, su aspecto y atribuciones. Figuras que se repiten en determinados lugares, siempre con la misma vestimenta o llevando los mismos símbolos, quizás de un tamaño diferente al resto de las figuras que las acompañan, pueden interpretarse con bastante probabilidad como imágenes de divinidades que se pueden diferenciar unas de otras. Si además los encontramos representados realizando distintas acciones o acompañados por otros personajes, podemos considerar que nos narran aspectos de su vida y hechos. - En cuanto al ritual religioso, pretende captar la atención de los participantes hacia la divinidad presente en distintas formas, manifestando el poder de ésta y requiriendo de celebrantes y asistentes la celebración de determinados sacrificios y ofrendas. De acuerdo con estos objetivos, es posible identificar como ámbitos religiosos determinados lugares geográficos o edificios con una estructura arquitectónica especial. La distribución de un espacio cultual y los objetos que se encuentran dentro de él ayudan a reconstruir el desarrollo de ciertas ceremonias: tamaño o ubicación de un edificio, puntos focales al fondo o en el centro de un espacio más o menos amplio, pensado o no como lugar de reunión, colocación o no de figuras en ellos, decoraciones que no son las domésticas o que repiten ciertos motivos, etc. Además pueden contar con instalaciones como mesas para realizar sacrificios, consumir sus restos, cumplir con abluciones, y los objetos necesarios para todo ello. Suelen encontrarse símbolos que se repiten con insistencia: imágenes de la divinidad, acumulaciones de objetos similares como vasijas cerámicas, figurillas de terracota o bronce, etc. que pueden interpretarse como exvotos, objetos que no son los de uso doméstico, o bien objetos domésticos fuera de su contexto habitual, etc. Una clara identificación del contexto es imprescindible para reconocer el valor de un objeto o una imagen como testimonio religioso. Pero además hay muchos aspectos en las creencias y el ritual que no dejan huella material a largo plazo y que pueden ser tanto o más importantes que los que sí lo hacen, desde mitos hasta ceremonias como danzas, cantos y oraciones cuyo texto se ha perdido, ofrendas perecederas, gestos, etc. La iconografía sobre todo tipo de soportes es en este caso una ayuda muy útil, pero no cubre todos los aspectos posibles. Más importante aún, la Escultura griega que representa a la diosa Deméter con sus atributos. Introducción a la Arqueología Grado de Historia. 1º Curso. 2014-2015 Área de Arqueología. Dpto. de Historia, Filosofía Geografía. Universidad de Cádiz 31 parte más abstracta de las creencias, la teología o el sistema de valores morales que respaldan todas las expresiones materiales, son aspectos que escapan en gran medida al investigador que no cuente con otros datos que las imágenes, las tumbas o los templos en desuso. Sello romano que representa una escena de prácticas adivinatorias con aves (s. IV a.C.).
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