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Orientación Universidad
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Introducción a la Sociología, Apuntes de Teoría Social

Apoyo a Trabajo Social que permite conocer los procesos teóricos y metodológicos, a través de la filosofía social

Tipo: Apuntes

2020/2021

Subido el 13/03/2021

Hernantoledo2106
Hernantoledo2106 🇲🇽

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¡Descarga Introducción a la Sociología y más Apuntes en PDF de Teoría Social solo en Docsity! UA Judo ly: AUS ID NS s y AFRO JAUAERC A Universidad Nacional Arturo Jauretche Rector Organizador: Lic. Ernesto Villanueva Director Editorial: Lic. Alejandro Mezzadri Director Inst. de Ciencias Sociales y Administración: Dr. Fernando Jaime Introducción a la Sociología Diseño interior: Critina Amado - Anabel Perassi Diseño de tapa: Cristina Amado Realización Editorial: Universidad Nacional Arturo Jauretche Av. Calchaquí 6200 - Florencio Varela Tel.: 011 42756100 Impreso en la Argentina No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su almacenamiento en un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier me- dio electrónico, mecánico, fotocopias u otro medios, sin el permiso previo del editor. Villanueva, Ernesto Introducción a la sociología / Ernesto Villanueva ; María Laura Eberhardt ; Lucila Nejamkis ; dirigido por Carlos Payaslian. - 1a ed. 1a reimp. - Florencio Varela : Universidad Nacional Arturo Jauretche, 2013. 120 p. ; 23x13 cm. ISBN 978-987-26618-9-2 1. Sociología. 2. Enseñanza Universitaria. I. Eberhardt, María Laura II. Nejamkis, Lucila III. Payaslian, Carlos, dir. IV. Título CDD 301.071 1 Fecha de catalogación: 27/02/2013 IntroduccIón a la SocIología uniVErsidad nacionaL arturo jaurEtchE ErnEsto VillanuEVa, María laura EbErhardt y lucila nEjaMkis InStItuto de cIencIaS SocIaleS y admInIStracIón IntroduccIón a la SocIología 9 sociales, en las estructuras, incluso a mediados del siglo pasado se desarrolló una fuerte corriente de pensamiento que dio a llamarse “estructuralista”, que hacía mu- chísimo hincapié en que las partes de un todo tienen significación no por sus valores absolutos, sino en la medida que se relacionan entre sí. La consideración de esos elementos no por separado sino en combinación, que no son otra cosa que una es- tructura, son los que incidioron para la continuidad de nuestras sociedades. En toda estructura hay diversos factores, y esos factores están relacionados entre sí pero a su vez tienen importancia diferente. ¿Cuáles son los factores centrales? ¿cuáles los secundarios? Por ejemplo, en el siglo XIX un pensador -que aquí vamos a analizar-, Carlos Marx, hacía muchísimo hincapié en que aquellos factores referidos a la producción eran los elementos decisivos a la hora de pensar los otros factores. Lo que él de- nominaba relaciones de producción, esto es, las relaciones que los seres humanos establecen entre sí en el momento de la actividad económica, constituían factores fundantes a la hora de pensar las características de la política, las características del arte, hasta las características por ejemplo de la música, de la organización de las orquestas etc. Afirmaba que si uno entiende a la sociedad como una gran estructura había algunos factores que constituían lo que él denominaba la infraestructura y otros que se llamaban superestructura. Los primeros determinaban en última ins- tancia a los segundos. Incluso, Marx sostenía que era la contradicción entre una y otra la que explicaba buena parte de los cambios revolucionarios. Es que ha habido estructuralismos de muy diversa índole. Por ejemplo un an- tropólogo que nació a fin del siglo XIX pero que desarrolló toda su actividad durante el siglo XX, Claude Lévi-Strauss, efectuó numerosísimos estudios mos- trando cómo todas las sociedades tenían un factor, un elemento, una norma que organizaba la estructura familiar. Ese elemento era la prohibición que se denomi- na habitualmente “prohibición del incesto”: algunas formas de cruzamiento sexual están prohibidas entre los seres humanos. Esa prohibición es distinta en distintas sociedades, en algunas tiene características muy estrictas y muy extensas, en otras está solamente circunscripta a algunas formas, pero lo cierto es que todas pre- sentan una prohibición inicial que hace posible la organización de las familias, incluso hasta la circulación, tendiendo a que las sociedades no sean tan estricta- mente endogámicas. Este es otro ejemplo en el que uno ve una preocupación de cómo factores estructurales, y uno de ellos, la prohibición del incesto, ordenan el conjunto de la constitución de las familias. ErnEsto VillanuEVa, María laura EbErhardt y lucila nEjaMkis 10 Los ejemplos de Marx y de Lévi-Strauss, nos muestran a autores preocupados por la continuidad, por cómo se establecen regularidades en las sociedades regula- ridades, y por cómo se rompen esas continuidades. Incluso esas situaciones de per- manencia o de modificación van más allá de la conciencia de las propias personas. Y aquí se presenta un drama siempre actual entre aquellos pensadores estructuralistas: ¿si el condicionante social lo es todo, hay algún grado para la libertad humana? ¿Es posible salir de esas estructuras? ¿Más aún, cuando uno cree que sale, cuando uno cree que rompe esas estructuras, no será una trampa de la propia estructura que per- mite cierto grado de libertad ilusoria para cada uno de los individuos? Para decirlo en términos muy cercanos a nosotros, ¿es posible la emergencia de un Messi, de un Maradona, en un país que no tenga tradición futbolística? Esto es, ¿una tradición muy grande por cierta forma deportiva, constituye una condición imprescindible para la emergencia de individuos que descuellan a nivel superlativo? Y esto que afir- mamos alrededor del deporte, podemos extenderlo a otras actividades, por ejemplo, de las letras, de la literatura, de la actividad plástica, de la filosofía, etc. Otros pensadores tienen una preocupación central por la transformación, por el cambio. ¿Cómo se organizan las modificaciones en las sociedades? ¿Qué es lo que hace que las sociedades cambien? ¿Cómo se avanza y como se retrocede? ¿Cómo es que por ejemplo el idioma cambia? ¿Cómo es que las características gastronómi- cas de una ciudad se modifican? ¿Es como decía Marx, que cuando se modifican las relaciones de producción se modifican también las costumbres? Por ejemplo, ¿cómo cambia la vestimenta? ¿Qué es la moda? ¿Por qué las jóvenes saben que este invierno todas deberían vestirse de negro, pero también saben y están atentas a que de pronto hay que usar cierto tipo de aros o cierto tipo de maquillaje? Si lo vemos en el rock o en la música argentina, ¿por qué evoluciona? ¿Por qué los Redonditos son importantes en un momento y en otro momento ya la importancia está a cargo de otro conjunto? Cuando reflexionamos sobre lo social no tenemos que circunscribirnos a un aná- lisis solamente de los grandes cambios, sino que en la micromodificación podemos investigar, podemos estudiar cuales son los elementos que van en el sentido de la permanencia y aquellos que van en el sentido del cambio. Sobre estos autores, que hacen más hincapié en las conductas que en las estruc- turas, muchas veces se afirma que son pensadores que se preocupan por el actor, por el sujeto social. Por que las cosas ya no las vamos a analizar como los anterio- res que mencione desde los grandes determinantes sociales, sino desde los grandes IntroduccIón a la SocIología 11 movimientos. Por ejemplo, ¿que es lo que hace que surja un movimiento político como el peronismo? ¿Qué es lo que hace que decaiga un grupo político y se extin- ga? ¿Qué es lo que hace que de pronto la gente se junte tal día y salga a las calles para hacer un piquete, para protestar tal cosa, para festejar o para lamentar tal otra cosa? ¿Cómo son posibles esas conductas colectivas que muchísimas veces logran cambios profundos en la sociedad, en el sistema impositivo, en el sistema salarial o en los sistemas de jubilaciones? ¿Hay determinantes sociales para ello?, ¿o cualquier cambio es posible? ¿Una sociedad puede saltar de una forma económica organizativa a otra sin mediaciones? Podemos verlo en otro plano, en el plano del idioma. “Yo” sigue siendo “yo” en el idioma español desde hace muchos siglos. Sin embargo, encontramos muchísimos aspectos que cambian todos los días y los jóvenes quizá son más sensibles a ello que las personas mayores. Esto es, estas corrientes de pensamiento van a hacer hincapié en la constitución de identidades, de sujetos sociales en diferentes esferas de actividades. No se trata aquí tanto de conocer clasificaciones estadísticas sino de analizar cómo se constitu- yen los conglomerados humanos. Tenemos pues que unos pueden ser catalogados de estructuralistas, otros de in- quietos por el papel del sujeto social. También puede clasificarse a los pensadores si están preocupados por la continuidad o por el cambio. Estos dos pares de pers- pectivas se entrecruzan y todo analista de la sociedad que se precie ha pretendido combinar estas inquietudes, ha tratado de sintetizar estos problemas, con diferente grado de éxito. Materialistas e idealistas También podemos analizar a los pensadores sobre lo social en relación a si tienen un esquema de pensamiento materialista o idealista. Los materialistas son aquellos que sostienen que hay una realidad material, una realidad objetiva, más allá de la conciencia que los sujetos sociales tienen sobre su propia actividad. Esto es, todos nosotros como actores sociales, como sujetos sociales pensamos, sentimos y tene- mos esquemas de análisis, en fin, concepciones acerca de lo que estamos haciendo, e incluso explicaciones de por qué hacemos lo que hacemos. Los autores materialistas tienden a sostener que hay una realidad no siempre cono- cida por el propio sujeto, por el propio actor, que existen determinaciones, leyes por así decirlo, de la conducta, que muchísimas veces están más allá de la conciencia de los ErnEsto VillanuEVa, María laura EbErhardt y lucila nEjaMkis 14 estos temas centrales habla nuestro libro. Por ejemplo se habla de estructuras sociales ¿Qué es la estructura social? Un agrupamiento parcial de la sociedad; si partimos de que la sociedad es el todo, podemos agrupar dentro de la sociedad a los seres humanos por ejemplo por una combinación de indicadores, indicadores socioeconómicos como ingresos, tipo de vivienda, tipo de educación, tipo de origen familiar, si vive en una gran urbe o no, etc. Esos indicadores podrían, por ejemplo, hacer que distingamos tres sectores: clase alta, clase media y clase baja. Podría también pensarse en otros criterios de selección, por ejemplo cómo los seres humanos y sus familias están insertos en la producción, ¿son propietarios de los bienes con los que trabajan, o son empleados o trabajadores? De ahí distinguiríamos burguesía de un lado, proletariado del otro. En fin, uno puede pensar distintos esquemas para hacer una clasificación objetiva de los seres humanos que integran una sociedad. Hay que ver la eficacia que tenga esa clasificación para adherir a una u otra concepción. Uno puede clasificar a los seres humanos por ejemplo por su altura y distinguir en altos y bajos, pero si uno encuentra que esa clasificación no es útil para explicar las conductas humanas hay que desecharla inmediatamente. Otro nudo de cuestiones se refiere a las interacciones que los seres humanos de- sarrollan, ¿qué tipo de relaciones establecen los seres humanos? Tal vez sean relacio- nes en la esfera de la producción, en la esfera familiar, en la esfera del ocio, estable- cen relaciones de carácter deportivo, de carácter religioso, hay relaciones que tienen un carácter mas simétrico entre uno y otro, hay relaciones que tienen un carácter asimétrico; pensemos la relación entre el patrón y sus empleados, pensemos que las relaciones que son asimétricas van cambiando a lo largo de la historia, por ejemplo la relación esposo/esposa es evidente que ha cambiado mucho desde mediados del siglo XX hasta ahora. Hay una relación especial que nos interesa que es la relación educativa, una relación de asimetría muy peculiar entre un señor que enseña, el do- cente, y otros señores que aprenden, los alumnos. En toda relación asimétrica, y por supuesto también en las simétricas hay siempre un ida y vuelta, un dar y recibir y ese es otro de los nudos que interesan mucho a la Sociología. No repasaremos en esta introducción todos y cada uno de los conceptos que se analizan en los distintos capítulos que componen el libro. Lo desarrollamos, eso sí, con el afán de que contribuya a un pensar sociológico por parte de los alumnos, que favorezca conocer una perspectiva, la social, para el análisis de diversos fenómenos. Sin la pretensión de creer y sostener que esta perspectiva es única y/o privilegiada, sí creemos, los docentes, que puede ayudar a una mejor comprensión del mundo que nos rodea, en vistas a convertirlo en una comunidad humana más justa. IntroduccIón a la SocIología 15 capituLo 1: Lo social la naturalización de lo social Lucila Nejamkis “La Sociología es en plenitud una ciencia, pero sí una ciencia difícil. Al contrario de las ciencias consideradas puras, ella es por excelencia la ciencia que se sospecha de no serlo. Hay para ello una buena razón: produce miedo. Porque levanta el velo de cosas ocultas, incluso reprimidas” (Bourdieu, 2000:2). introducción No es tarea sencilla distinguir el tipo de fenómenos sociales que podrían estudiar los sociólogos. En esta búsqueda les proponemos mirar el índice de alguna revista de Sociología. Observemos, por ejemplo, la Revista Internacional de Sociología en su número 1, Vol. 69, año 2011, encontramos artículos tan variados que van desde un análisis de la cohesión social e inmigración hasta las madres solteras por elección, pasando por un estudio de la ciudad autoflexible, entre otras cosas. Esta diversidad temática genera muchas veces confusión acerca de qué estudia la Sociología y esto es en parte lo que vamos a trabajar a lo largo de la materia. Según Boudoun esta impresión de heterogeneidad del análisis sociológico se ate- nuaría si se tratase de establecer estadísticamente los temas en un periodo de varios años. Cabe entonces distinguir unos temas dominantes y recurrentes, de otros temas menores. Pero lo cierto es que la perspectiva que nos diera la estadística no elimina- ría la proporción que no es posible definir la Sociología por la lista de los fenómenos sociales en los cuales se interesa (Boudoun, 1981:17). En este entramado complejo de definiciones se considera que, antes de analizar cuál es el objeto de estudio de la Sociología y de abordar las distintas corrientes de pensamiento sociológico que han predominado en los diferentes periodos históricos, es importante centrarnos primero en tratar de entender ¿qué es lo “social”?. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de lo social? ¿Qué elementos debemos tener en cuenta para su análisis? ErnEsto VillanuEVa, María laura EbErhardt y lucila nEjaMkis 16 Por consiguiente, en esta primera unidad nos proponemos realizar un estudio introductorio a lo “social” en tanto campo de conocimiento sociológico. En primer lugar la intención es que reflexionemos -junto a diferentes autores-so- bre diversas preguntas que nos ayuden a entender un poco mejor aquellas cuestiones más obvias, pero no por ello menos complejas que nos permitan elaborar un mapa de ruta sobre lo social: ¿qué es lo social? ¿Cuál es el papel del sentido común y de la vida cotidiana en el proceso de análisis de lo social? ¿Como la Sociología puede ayudar a desentrañar estos interrogantes? ¿Qué herramientas nos puede aportar esta ciencia? En resumen en esta primera unidad se desollará en base a los siguientes ejes: 1) ¿Qué es lo social? La relación entre lo natural y lo social. La vida cotidiana 2) El papel de la vida cotidiana en el análisis de lo social y las principales dificultades para superar el pensamiento del sentido común 3) La vinculación entre la dimensión histórica, social e individual. La importancia de la “imaginación sociológica” como elemento superador del sentido común. 1. ¿Qué es lo social? La relación entre lo natural y lo social “Todo o casi todo podría ser de otra manera” (Vincent Marques, 1992: 2) Reflexionemos juntos: ¿Que es lo social para ustedes? actividad i Les proponemos que llenen en este espacio en blanco una definición de lo que ustedes consideran qué es lo social. Intercambiemos con los compañeros del curso las diferentes ideas que cada uno tiene acerca de lo social Lo social es………………………………………………………………………………… Para adentrarnos en el universo de lo social tómenos por ejemplo el caso de la vida cotidiana que aparece como realidad obvia evidente y concreta por lo que, a simple vista, no parece plantear interrogantes mayores El filósofo Alfred Schütz es uno de los pioneros en trabajar esta temática desde la fenomenología y define el mundo de la vida cotidiana como “el lugar donde el IntroduccIón a la SocIología 19 En este orden de ideas Marques sostiene que aún la satisfacción de nuestras ne- cesidades biológicas más elementales (como comer, dormir, reproducirse, etc.) son productos sociales; es decir, que la forma en que los llevamos a cabo es cultural. Explica que no se puede negar que tenemos un sustrato biológico pero de nada nos sirven decir que nuestras acciones son naturales porque los objetos y las formas como sentimos hablamos y necesitamos, son muy variables. Las cosas no son necesariamente naturalmente como lo son aquí y ahora” (Marques 1992: 15) Así es como se pude decir que muy pocas cosas echas por nosotros están pro- gramadas por la biología. Podemos acumular conocimiento pero todo depende de la sociedad. Sí comparamos nuestra sociedades pasadas con las actuales podemos ver claramente que por distintos factores hemos desnaturalizado cosas que estaban naturalizadas (divorcio, matrimonio, trabajo). De esta manera, Marques nos invita a pensar cuanto de natural hay en nuestras acciones. ¿Qué era considerado lo “natural” hace 100 años y qué es lo natural hoy en día? Pensemos por ejemplo en un determinado período histórico era impensado que las mujeres trabajaran fuera de sus casas, mientras hoy en día se presenta como una actividad habitual. Otro ejemplo puede ser el matrimonio entre personas del mismo sexo que hace 10 años era impensado en nuestro país, y en algunos años será enten- dido como algo natural actividad ii Les proponemos que piensen ejemplos de acciones sociales que en la época de sus abuelos era considerado como antinatural y ahora se presenta como natural y por otra parte qué ahora son consideradas como antinaturales y dentro de 20 años podrían ser consideradas como naturales antinatural natural En la época de nuestros abuelos En la actualidad ErnEsto VillanuEVa, María laura EbErhardt y lucila nEjaMkis 20 “La sociedad nos marca no solo un grado concreto de satisfacción de las necesidades sino una forma de sentir esas necesidades y de canalizar nuestro deseos” (Marques, 1992: 3) Así es como se puede explicar que cada grupo tiene sus propias pautas de “nor- malidad”, es decir que lo que para una sociedad es normal, puede no serlo para la otra. Por lo tanto, se puede decir que lo “normal” es lo que hace la mayoría y que el término de “normalidad” es relativo y encuentra una relación directa con el contexto donde esta relación social se da. Se puede indicar entonces que la sociedad “trabaja” sobre nuestra “naturale- za” porque nuestras acciones están predeterminadas por el tipo de sociedad en que vivimos. En este sentido si hay algo “natural“seria el ser social, el vivir en sociedad. En compañía de Agnes Heller (1994) podemos decir que la vida social es el producto de las actividades de los hombres. Es resultado de la actividad transforma- dora de los hombres. Tal como expresamos previamente los objetos y suceso del mundo social, están inmersos en un horizonte de significatividad siempre variable, pero que se vuelve relevante para los grupos humanos. Ahora bien ¿cómo es que se pueden establecer estas relaciones, comprendernos con otros hombres y mujeres, a la vez que reproducir el mundo de la vida cotidiana? Para responder a estos interrogantes es fundamental introducir dos conceptos: len- guaje y cultura ¿cómo podemos comunicarnos y entendernos con los otros miembros de una sociedad? En relación a estos interrogantes los sociólogos Berger y Luckmann (2001) en su libro la construcción social de la realidad señalan que la posibilidad de entender los significados de los otros se relaciona con la idea de intersubjetividad. Estos auto- res plantean que vivimos en un mundo intersubjetivo porque se comparte con los demás. El mundo es intersubjetivo porque vivimos en él como hombres y mujeres entre otros hombres y mujeres, vinculados mediante influencias y valores comunes, comprendiendo a los demás y siendo comprendidos por ellos (Schütz, 1932) Berger y Luckmann (2001) explican que la interacción social, crea esquemas tipificadores; esto quiere decir que los seres humanos son capaces de producir como resultado de su actividad objetivaciones, las cuales a fin de cuentas se pueden situar al alcance de todos los que comparten el mismo sistema. IntroduccIón a la SocIología 21 En este mundo compartido el lenguaje es fundamental como elemento clave objetivo (externo al individuo) que facilita la estructuración del conocimiento en términos de relevancia. La realidad es intercomunicativa. Por consiguiente, se pre- senta como ya objetivada, es decir, constituida por un orden de objetos que han sido designados como objetos antes de que nosotros existiéramos. Así es como la vida cotidiana está llena de objetivaciones y además es posible entenderla únicamente por ellas. La significación es un caso especial de objetiva- ción y se refiere a la producción humana de signos. Los signos se agrupan en una cantidad de sistemas: gesticulatorios, movimientos corporales pautados, grupos de artefactos materiales, etc. Las objetivaciones comunes de la vida cotidiana se sus- tentan primariamente por la significación lingüística, lo que hace que la compren- sión del lenguaje sea esencial para cualquier comprensión de la realidad de la vida cotidiana. El lenguaje es capaz de transformarse en depósito objetivo de vastas acumulaciones de significado y experiencia que puede preservar a través del tiempo y transmitir a generaciones futuras. El conocimiento de la vida cotidiana se estructura en términos de relevancias, al- gunas de las cuales determinan los propios intereses pragmáticos inmediatos y otras por la situación general en que se encuentra el individuo dentro de la sociedad. En este sentido existe una distribución social del conocimiento, la cual esta relacionada con la biografía, el ambiente y la experiencia de las personas. Circuns- tancias que determinan el rol que cada individuo va a jugar en el espacio social. En resumen, el lenguaje es una red simbólica en 2 sentidos: • Hay una pluralidad de símbolos, los cuales dependen uno del otro, y que siem- pre están dispuestos a vincular nuevos símbolos. • A través del lenguaje atrapamos al mundo, y le conferimos diferentes sig- nificados, según el tipo de símbolos que lo compongan, y las relaciones que hallan entre si. En concreto el lenguaje es un conjunto de objetivaciones comunes a un grupo de sujetos y su disponibilidad y durabilidad, les permite una trascendencia en el tiempo. La noción de cultura es otra de las herramientas adecuadas para terminar con las explicaciones naturalistas de los comportamientos humanos. El punto de inflexión entre naturaleza y cultura es el punto de partida de una sociedad. Si bien los naturalistas defienden la teoría de que la cultura son todos los ErnEsto VillanuEVa, María laura EbErhardt y lucila nEjaMkis 24 rencias fundamentales entre las maneras en que la Sociología y el sentido común abordan la experiencia humana (Bauman: 7-15) 1) La Sociología a diferencia del sentido común hace el esfuerzo por subordi- narse a las reglas del discurso responsable que supuestamente es un atributo de la ciencia. Los sociólogos deben abstenerse de formular ideas que solo se sustentan en sus creencias. Las reglas del discurso responsable exigen que nuestro trabajo esté abierto a un examen público ilimitado. 2) Tiene que ver con el tamaño del campo del que se extrae el material para el juicio. Esto quiere decir que los sociólogos deben adoptar una perspectiva más am- plia que la del mundo de los individuos. Este hecho de que los sociólogos adopten una perspectiva más amplia que la que ofrece el mundo de los individuos significa una gran diferencia; no solo una diferencia cuantitativa (más datos, más hechos, estadísticas en lugar de casos aislados), sino una diferencia en la calidad y los usos del conocimiento. 3) Refiere el modo en que cada una procede para explicar la realidad humana. La Sociología se opone a una visión del mundo personalizada. Como sus observa- ciones parten de abstracciones (redes de dependencias) y no de actores individuales o de acciones aisladas. Cuando pensamos sociológicamente intentamos explicar la condición humana a través del análisis de las múltiples redes de la interdependencia humana: esa dura realidad que explica tanto nuestras motivaciones como los efectos de su realización. 4) Desfamiliarizar lo familiar del sentido común. Mientras realicemos los mo- vimientos habituales y rutinarios que constituyen la mayor parte de nuestra activi- dad cotidiana, no necesitamos demasiado autoexamen ni autoanálisis. Cuando se las repite mucho, las cosas se tornan familiares, y las cosas familiares son autoex- plicativas; no presentan problemas ni despiertan curiosidad. En cierto modo, son invisibles. No se formulan preguntas porque las personas aceptan que ‘’las cosas son como son”, “las personas son como son” y afortunadamente poco se puede hacer al respecto. La familiaridad es enemiga acérrima de la curiosidad y la crítica y, por ende, de la innovación y el coraje de cambiar. En la confrontación con ese mundo familiar regido por hábitos y por creencias que se realimentan recíprocamente, la Sociología actúa como un intruso a menudo irritante. En síntesis deberíamos dar cuenta del sentido común pero alejarnos del mismo al momento de realizar nuestros análisis. Si nos apropiamos de conceptos que nos llevan a dar explicaciones inmediatas que no sean científicas, corremos el riesgo de IntroduccIón a la SocIología 25 deshumanizar las figuraciones sociales considerándolas entidades estéticas e inde- pendiente de los hombres que las conforman. 3) El aporte de la Sociología a las discusiones previamente establecidas: La imaginación sociológica “Lo que los hombres necesitan es una cualidad mental que les ayude a usar la información y a desarrollar la razón para conseguir recapitulaciones lúcidas de lo que ocurre en el mundo y de lo que quizás está ocurriendo dentro de ellos, esto se llama la imaginación sociológica, lo que posibilita la reflexión acerca de la relación entre experiencia individual y el contexto” (Mills: 27) En base a lo que trabajamos se puede decir que el sentido común predominante en la vida cotidiana no auspicia mucho la reflexión acerca de la relación entre el in- dividuo y la sociedad y nos lleva a entender lo que nos pasa como algo separado de nuestro contexto histórico y social. Como vamos a ver uno de los elementos que nos puede ayudar a revertir esta situa- ción es ponernos los lentes de la Sociología, usar su aumento, y analizar las relaciones sociales desde una perspectiva sociológica. Veamos cómo es posible llevar a cabo esto. Cuando en tanto hombres y mujeres que vivimos en una sociedad llevamos a cabo diversas acciones se ponen en juego no solo nuestras características sociales si no también las condiciones y oportunidades presentes en el contexto social. Por ejemplo que alguien pueda o no conseguir un empleo no tiene que ver solamente con la suerte del momento o con sus capacidades personales. Tiene que ver entre otras cosas con el momento económico del país, con las posibilidades que esa persona haya tenido de estudiar o de desarrollar algún oficio, con el tipo de trabajo que bus- que, entre otras cosas. Por historicidad se entiende la interpretación de la temporalidad de los hechos ya sucedidos. Seria algo así como la reflexión sobre la temporalidad de los hechos acontecidos. El termino contexto hace referencia al conjunto de situaciones, fenómenos y circunstancias que se combinada en un momento y un lugar especifico de la historia que tienen evidentes consecuencias sobre los sucesos que toman lugar dentro de los limites espacio-temporales. Parece muy amplia pero es típica en las Ciencias Socia- les un momento y un lugar donde los distintos fenómenos se han combinado. Por biografía se entiende a la historia de una persona teniendo en cuenta que esta historia se da en un contexto. ErnEsto VillanuEVa, María laura EbErhardt y lucila nEjaMkis 26 Sin embargo, cuando analizamos la realidad social muchas veces no establece- mos la relación entre estos tres elementos. Analizando esta problemática Wright Mills (1996) plantea que los hombres no tienen, ni poseen la cualidad mental esencial para percibir la interrelación del hom- bre y la sociedad, de la biografía y su historia del yo y del mundo. No pueden hacer frente a los problemas personales en forma que le permita controlar las transforma- ciones estructurales que están detrás de ellos. Los hombres perciben las dificultades, pero no son capaces de comprender, ni reconocerla. Para superar estas miradas Mills (1996) introduce el concepto de imaginación sociológica la cual es definida por el autor “como la capacidad mental que permite develar y captar las conexiones existente entre la trayectoria de los sujetos sociales con su tiempo (Mills, 1996:23). En relación a lo anterior se entiende que los indi- viduos solo pueden comprender su propia experiencia y evaluar su propio destino localizándose así mismo en su época. La imaginación sociológica permite a su poseedor comprender el escenario his- tórico más amplio en cuanto a su significado para la vida interior y para la trayecto- ria exterior de diversidad de individuos. Según Mills, el primer fruto de esa imaginación es la idea de que el individuo solo puede comprender su propia experiencia y evaluar su propio destino localizán- dose a sí mismo en su época. También nos permite captar la historia y la biografía y la relación entre ambas dentro de la sociedad, esa es su tarea y su promesa y es la señal de todo lo mejor de los estudios contemporáneos sobre el hombre y la socie- dad. Es la capacidad de pasar de una perspectiva a otra, de las transformaciones más impersonales y remotas a las características más íntimas del yo humano, y de ver las relaciones entre ambas cosas El hombre por medio de la imaginación sociológica lograra comprender lo que pasa en el mundo y lo que esta pasando en él mismo como punto de intersección de la biografía y de la historia dentro de la sociedad. Es la forma mas fértil de la con- ciencia de si mismo. ¿Cómo nos ayuda la imaginación sociológica a comprender la vinculación entre lo individual y lo social? La imaginación sociológica nos ayuda a diferenciar lo individual (biografía) de la estructura social con 2 conceptos: inquietud y problema. En este sentido, la distinción más interesante con que trabaja la imaginación so- IntroduccIón a la SocIología 29 1) ¿Por qué según el autor es necesario reivindicar el carácter científico de la Sociología? 2) ¿Cuál es la diferencia entre las preguntas de la Sociología y por ejemplo, las del discurso periodístico? 3) ¿Qué quiere decir el autor cuando expresa que “no hay ciencia si no de lo es- condido”? 4) ¿Qué es lo que constituye la dificultad particular de la Sociología? Entrevista con pierre Bourdieu (1930-2002) La sociología. ¿Es una ciencia? Lectura ampliatoria * La Recherche: Comencemos por las cuestiones más evidentes: las Ciencias Sociales, y la Sociología en particular, ¿son verdaderamente deudas? ¿Por qué siente Ud. la necesidad de reivindicar la cientificidad? * Pierre Bourdieu: La Sociología me parece tener todas las propiedades que definen una ciencia. Pero, ¿en qué grado? La respuesta que podemos hacer varía mucho según los sociólogos. Diré solamente que hay mucha gente que se dice o se cree sociólogos y que confieso tener dificultad en reconocerles como tales (es el caso también, en grados diferentes, en todas las ciencias). En todo caso, hace mucho tiempo que la Sociología salió de la prehistoria, es decir de la edad de las grandes teorías de la filosofía social con la cual los profanos a menudo la identifican. El conjunto de los sociólogos dignos de ese nombre se ajusta a un capital de logros, de conceptos, de métodos, de procedimientos de verificación. No obstante, por diversas razones sociológicas evidentes, y entre los cuales porque ella juega el rol de disciplina refugio, la Sociología es una disciplina muy dispersa (en el sentido estático del término), y esto en diferentes puntos de vista. Así se explica que ella dé la apariencia de una disciplina dividida, más próxima de la filosofía que las otras ciencias. Pero el problema no reside allí: si somos de tal manera detallistas acerca de la cientificidad de la Sociología es porque ella perturba. * La Recherche: Los sociólogos entonces, ¿son objeto de una sospecha particular? * Pierre Bourdieu: La Sociología tiene efectivamente el triste privilegio de encontrarse sin respiro confrontada a la cuestión de su cientificidad. Se es mil veces menos exigente con la historia o la etnología, sin hablar de la geografía, de la filología o de la arqueología. Siempre interrogado, el sociólogo se interroga e interroga siempre. Esto hace creer en un imperialismo sociológico: ¿qué es esta ciencia emergente, vacilante, que se permite someter a examen a las otras ciencias? Yo pienso, por supuesto, en la Sociología de la ciencia. De hecho, la Sociología no hace más que plantear a las otras ciencias preguntas que se plantean a ella de manera particularmente aguda. Si la Sociología es una ciencia crítica, es quizás porque ella misma se encuentra en una posición crítica. La Sociología crea problemas, como se dice. * La Recherche: ¿La Sociología provoca miedo? ErnEsto VillanuEVa, María laura EbErhardt y lucila nEjaMkis 30 * Pierre Bourdieu: Si, porque saca el velo que existe sobre cosas escondidas y a veces reprimidas. Ella revela, por ejemplo, la correlación entre el éxito escolar, que se identifica con “la inteligencia”, y el origen social o, más aún, con el capital cultural heredado de la familia. Son verdades que los tecnócratas, los epistemócratas (es decir buena cantidad de aquellos que leen la Sociología y de los que la financian) no quieren oír. Otro ejemplo: la Sociología muestra que el mundo científico es el lugar de una competencia que está orientada por la búsqueda de beneficios específicos (premios Nóbel y otros, prioridad del hallazgo, prestigio, etc.) y conducida en nombre de intereses específicos (es decir irreductibles a los intereses económicos en su forma ordinaria y percibidos por lo mismo como “desinteresados”). Esta descripción cuestiona evidentemente una hagiografía científica en la cual participan a menudo los científicos y de la cual éstos tienen necesidad para creer lo que hacen. * La Recherche: De acuerdo: la Sociología aparece a menudo como agresiva y perturbadora, Pero, ¿por qué se requiere que el discurso sociológico sea “científico”? Los periodistas también plantean preguntas molestas; ahora bien, ellos no reivindican su pertenencia a la ciencias ¿Por qué es decisivo que haya una frontera entre la Sociología y un periodismo crítico? * Pierre Bourdieu: Porque hay una diferencia objetiva. No es una cuestión de vanidad. Hay sistemas coherentes de hipótesis, de conceptos, de métodos de verificación, todo cuanto se adjunta comúnmente a la idea de ciencia. Por consiguiente, ¿por qué no decir que es una ciencia si lo es realmente? Ciertamente es una cuestión muy importante: una de las maneras de zafarse de verdades molestas es decir que ellas no son científicas, lo que quiere decir que ellas son “políticas”, es decir suscitadas por el “interés”, la “pasión”, por lo tanto relativas y relativizables. * La Recherche: Si se plantea a la Sociología la cuestión de la cientificidad, ¿no es también porque ella se ha desarrollado con cierto retraso con respecto a las otras deudas? * Pierre Bourdieu: Sin duda, pero ese “retraso” se debe al hecho de que la Sociología es una ciencia especialmente difícil. Una de las dificultades mayores reside en el hecho de que sus objetos son espacios de lucha: cosas que se esconden, que se censuran; por las cuales se está dispuesto a morir. Es verdad también para el investigador mismo que se encuentra en juego en sus propios objetos. Y la dificultad particular que enfrenta la Sociología se debe muy a menudo a que las personas tienen miedo de lo que van a encontrar. La Sociología confronta sin cesar a aquél que la práctica a realidades rudas, ella desencanta. Es el por qué, contrariamente a lo que a menudo se cree, afuera y adentro, ella no ofrece ninguna de las satisfacciones que la adolescencia busca frecuentemente en el compromiso político. De ese punto de vista, ella se sitúa al polo opuesto de las ciencias llamadas “puras” (o de las artes “puras”), que son sin duda por una parte, refugios en los cuales tienden a aislarse para olvidar el mundo, universos depurados de todo lo que causa problema, como la sexualidad o la política. Es el por qué los espíritus formales o formalistas hacen en general una Sociología lastimosa. * La Recherche: Ud. muestra que la Sociología interviene a propósito de cuestiones socialmente importantes. Eso plantea el problema de su neutralidad, de su objetividad el sociólogo, ¿puede permanecer por encima de las pugnas, en posición de observador imparcial? * Pierre Bourdieu: La Sociología tiene como particularidad tener por objeto campos de lucha: no solamente el campo de las luchas de clases sino el campo de las luchas IntroduccIón a la SocIología 31 científicas mismo. Y el sociólogo ocupa una posición en esas luchas: de partida, en tanto que detentor de un cierto capital económico y cultural, en el campo de las clases; enseguida, en tanto que investigador dotado de cierto capital específico, en el campo de la producción cultural y, más precisamente, en el sub-campo de la Sociología. Esto, él debe tenerlo siempre en mente con el fin de discernir y controlar todos los efectos que su posición social puede tener sobre su actividad científica. Es la razón por la cual la Sociología de la Sociología no es, para mí, una “especialidad” entre otras, sino una de las condiciones primeras de una Sociología científica. Me parece en efecto que una de las causas principales del error en Sociología reside en una relación incontrolada del objeto. Es entonces capital que el sociólogo tome conciencia de su propia posición. Las posibilidades de contribuir a producir la verdad me parecen en realidad depender de dos factores principales, que están ligados a la posición ocupada: el interés que se tiene en saber y en hacer saber la verdad (o, inversamente, a esconderla o a escondérsela) y la capacidad que se tiene de producirla. Se conoce la expresión de Bachelard: “No hay ciencia sino de lo escondido”. El sociólogo está mejor armado para descubrir lo escondido por el hecho de estar mejor armado científicamente, de que utiliza mejor el capital de conceptos, de métodos, de técnicas, acumulado por sus predecesores, Marx, Durkheim, Weber, y muchos otros, y que es más “crítico’; que la intención consciente o inconsciente que le anima es más subversiva, que tiene más interés en sacar a luz lo que está censurado, reprimido en el mundo social. Y si la Sociología no avanza más rápido, como la ciencia social en general, es tal vez, en parte, porque esos dos factores tienden a variar en sentido inverso. * La Recherche: Pero, en el caso de las Ciencias Sociales, el “interés”, la “pasión”, el “compromiso”, ¿no pueden conducir al enceguecimiento? * Pierre Bourdieu: En realidad, y es lo que constituye la dificultad particular de la Sociología, esos “intereses”, esas “pasiones”, nobles o ignominiosas, no conducen a la verdad científica sino en la medida en que están acompañadas de un conocimiento científico de lo que las determina, y de los límites así impuestos al conocimiento. Por ejemplo, todos saben que el resentimiento ligado al fracaso no hace más lúcido acerca del mundo social sino encegueciendo -respecto del principio mismo de esa lucidez. Pero eso no es todo. Más una ciencia es avanzada, más el capital de saberes acumulados es importante y más las estrategias de subversión, de crítica, cualesquiera sean las “motivaciones”, deben, para ser eficaces, movilizar un saber importante. En física, es difícil triunfar sobre un adversario recurriendo al argumento autoridad o, como sucede todavía en Sociología, denunciando el contenido político de su teoría. Las armas -de la crítica deben ser científicas para ser eficaces. En Sociología, al contrario, toda proposición que contradice las ideas incorporadas está expuesta a la sospecha de una opción ideológica, de una toma de posición política. Aquélla choca con intereses sociales: los intereses de los dominantes que tienen una opción por el silencio y por el “buen sentido”, los intereses de los portavoces, de los altoparlantes, que necesitan ideas simples, simplistas, consignas. Es la razón por la cual se le pide mil veces más pruebas (lo que, de hecho, está muy bien) que a los voceros del “buen sentido”. Y cada descubrimiento de la ciencia desencadena un inmenso trabajo de “crítica” retrógrada que acapara todo el orden social (los créditos, los puestos, los honores, por lo tanto la creencia) y que apunta a enterrar lo que había sido descubierto. In: La Recherche N0 331, Mayo de 2000. Traducción: Dr. Manuel Antonio Baeza R. concepción, Diciembre de 2000. ErnEsto VillanuEVa, María laura EbErhardt y lucila nEjaMkis 34 • Mills, Wright: “La promesa”, en La imaginación sociológica, FCE: Madrid, 1996- Cap. 1 (pág. 23 a 43). • Nisbet, Robert: La formación del pensamiento sociológico, Amorrortu: Buenos Aires, 1969. • Schütz, Alfrred: Sociología de la vida cotidiana, (traducción de J.F. Ivars y Eric Pérez Nadal) 4a ed, Ediciones Península: Barcelona, 1994. IntroduccIón a la SocIología 35 capítuLo ii: La Sociología: hacia la conformación de una disciplina científica María Laura Eberhardt introducción Este capítulo se aboca a indagar en el proceso de surgimiento y conformación de la sociología como disciplina científica. En este sentido, contempla su definición y distinción respecto de las demás Ciencias Sociales en función de la delimitación de su objeto de estudio y de su método de investigación específicos. Asimismo, analiza la influencia del positivismo en los orígenes de la ciencia, en cuanto a la incorporación de la observación y la experimentación en las Ciencias So- ciales, al igual que las implicancias de los aportes claves del pensamiento de Claude- Henri de Rouvroy, Conde de Saint-Simon y de Auguste Comte, antecesores más relevantes de los llamados “padres fundadores” de la Sociología: Marx, Durkheim y Weber, a desarrollar en profundidad en el siguiente capítulo. introducción a la sociología En palabras de Anthony Giddens1, “la sociología es el estudio de la vida social humana, de sus grupos y sociedades. Es una empresa cautivadora y atrayente al 1 Nacido en Londres, Inglaterra, el 18 de enero de 1938, es un sociólogo británico, reconocido por su teoría de la estructuración y por su mirada holística de las sociedades modernas. También adquirió gran reconocimiento debido a su intento de renovación de la socialdemocracia a través de su teoría de la Tercera Vía. Es considerado como uno de los más prominentes contribuidores modernos en el cam- po de la Sociología, es autor de al menos 34 libros publicados en no menos de 29 idiomas –publicando en promedio más de un libro por año. También se lo ha descrito como el científico social inglés más conocido desde John Maynard Keynes. wikipedia http://es.wikipedia.org/wiki/Anthony_Giddens. ErnEsto VillanuEVa, María laura EbErhardt y lucila nEjaMkis 36 tener como objeto nuestro propio comportamiento como seres sociales” (2010:25). Su ámbito “es extremadamente amplio, y va desde el análisis de los encuentros efímeros entre individuos en la calle hasta la investigación de las relaciones interna- cionales y las formas globales de terrorismo” (Ídem). La Sociología nos invita a plantearnos interrogantes sobre cuestiones de nuestra vida cotidiana pero desde un punto de vista diferente y más abarcador: por qué so- mos como somos y actuamos como lo hacemos. Como se ha visto en el anterior ca- pítulo, “nos enseña que lo que consideramos natural, inevitable, bueno o verdadero puede no ser así, y que lo ‘normal’ de nuestras vidas está enormemente influido por fuerzas históricas y sociales” (Ídem). “Para obtener una perspectiva sociológica, resulta fundamental la comprensión de las formas sutiles aunque complejas en que nuestras vidas individuales reflejan los contextos de nuestra experiencia social” (Giddens, 2010:25). Lo que distingue a la Sociología, como el estudio del comportamiento de los se- res humanos en sociedad, de las demás ciencias sociales de las que podría decirse que hacen lo mismo (economía, historia, ciencia política, psicología social, antropo- logía), es que dicha ciencia “trata de desarrollar una teoría analítica de los sistemas de acción social en la medida en que estos sistemas pueden ser comprendidos de acuerdo con su propiedad de integrarse alrededor de valores comunes” (Chinoy, 2008:16). Por otra parte, la actividad propia del sociólogo requiere dar rienda suelta a la imaginación sociológica, esto es, “que seamos capaces de ‘pensar distanciándonos’ de las rutinas familiares de nuestras vidas cotidianas para poder verlas como si fue- ran algo nuevo” (Giddens, 2010:26). Es decir, hacerse consciente y luego distanciar- se del sentido común incorporado en el investigador como miembro integrante tam- bién de una sociedad dada para liberar, en la medida posible, su entendimiento de los prejuicios sociales internalizados, con miras a acceder a los múltiples significados que una acción social, a primera vista simple y poco interesante, puede asumir. Desde una perspectiva que reconoce tanto la influencia de los condicionamientos contextuales sobre la conducta del hombre, como la propia voluntad y capacidad de acción de este último, la Sociología se aviene asimismo a evaluar “lo que la sociedad hace de nosotros y lo que hacemos de nosotros mismos” (ídem), y también de la sociedad. Es decir, observa los comportamientos que se han hecho rutinarios y, por IntroduccIón a la SocIología 39 “Prototipo del espíritu ilustrado creativo y visionario”, “extravagante genial”, el conde de Claude-Henri de Rouvroy, Conde de Saint-Simon fue considerado por muchos como el primer teórico de la sociedad industrial, acreedor, debido a ello el título de fundador del socialismo francés, o incluso de iniciador del socialismo. El contexto histórico, político y social en el que desarrolló su obra, gran parte de la cual se centró en la economía, fue el de la Revolución francesa, la Revolución estadounidense y la primera Revolución Industrial. El espíritu ilustrado2 de ese en- tonces le imprimió su huella. Auguste Comte fue su discípulo y secretario, quién desarrolló y extendió mu- chas de las doctrinas de su maestro. Ambos compartían el espíritu innovador y antitradicional de la Gran Revolución; el mentor captó las implicaciones políticas, económicas y sociales de las ciencias de la naturaleza y su alumno, que tenía una gran preparación científica, vio bastante más avanzada la sociedad industrial y se concentró en la tarea intelectual. Ambos pensadores tenían una muy clara visión de la transformación en curso (Negro Pavón, 2000:XI). Saint-Simon sostenía, abonando a lo que luego sería la noción de “justicia so- cial”, que el fin de la nueva sociedad, guiada por un ‘nuevo cristianismo’ conden- sado en la fórmula ‘los hombres deben conducirse como hermanos unos respecto de otros’, –cuyo olvido desde la Reforma reprochaba a las Iglesias cristianas–, consiste en mejorar lo más rápidamente posible la suerte de la clase más pobre. Por ende, de- 2 La Ilustración fue una época histórica y un movimiento cultural e intelectual europeo que se desa- rrolló –especialmente en Francia e Inglaterra– desde fines del siglo XVII hasta el inicio de la Revo- lución francesa, aunque en algunos países se prolongó durante los primeros años del siglo XIX. Fue denominado así por su declarada finalidad de disipar las tinieblas de la humanidad mediante las luces de la razón. El siglo XVIII es conocido, por este motivo, como el Siglo de las Luces. Los pensadores de la Ilustración sostenían que la razón humana podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía, y construir un mundo mejor. La Ilustración tuvo una gran influencia en aspectos económicos, políticos y sociales de la época. La expresión estética de este movimiento intelectual se denominará Neoclasicismo. Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Ilustraci%C3%B3n. que basta conocer su sistema para acatarlo como el plan más perfecto para la mejor de las sociedades posibles. Por eso rechazan todo lo que sea acción política y muy principalmente la revolucionaria; quieren realizar sus aspiraciones por la vía pacífica e intentan abrir paso al nuevo evangelio social predicando con el ejemplo, por medio de pequeños experimentos que, naturalmente, les fallan siempre (Marx y Engels, 1998:63-64). ErnEsto VillanuEVa, María laura EbErhardt y lucila nEjaMkis 40 cía Saint Simon, “toda la sociedad debe trabajar en la mejora de la existencia moral y física de la clase más pobre; la sociedad debe ser organizada de la manera más conveniente para hacer que alcance este gran fin” (Negro Pavón, 2000:XII-XIII). En este sentido, fue el autor más influyente sobre los primeros socialistas, así como también pesó en la Sociología de Auguste Comte, llegando su eco hasta Marx, quién compartió su optimismo científico y su fe en el rol tecnológico. Concretamente, el legado transferido a Comte fue su impronta positivista, pre- sente en su difundida, aunque no practicada, meta de convertir en objeto de estudio científico a la sociedad, la política y la moral. Este positivismo, todavía embrionario en aquella época, atraía a quienes respetaban el método científico y buscaban una manera de promover el cambio social dentro del orden. Asimismo, dicho legado in- cluía la misión de completar la constitución de la llamada “fisiología social” o “física social”, que Comte luego rebautizaría como “sociología”. Henri de Saint-Simon fue un “industrialista utópico”, para quién los industriales, frente a los juristas y metafísicos, debían ser los encargados de terminar realmente la Revolución francesa, garantizando así la prosperidad de la agricultura, el comercio y la industria, en definitiva, de toda Francia. Fue uno de los primeros en estudiar la industrialización, a la que veía positivamente (abundancia) y creía que podía conllevar un nuevo modelo social. La propiedad privada solo debía existir si era merecida, por eso defendía la abolición del derecho a la herencia. Era contrario a los comerciantes. Para Saint-Simon había dos clases de individuos: los productores (trabajadores, empresarios) y los no-productores (comerciantes). La industrialización era buena, pero se debía reorganizar la sociedad y atribuir al Estado la función de facilitar esta transformación. Los trabajadores tendrían que pasar a cobrar según su productividad. El gran objetivo que se propuso este pensador fue el de reorganizar la sociedad sobre las bases de la ciencia y la industria, para alcanzar una sociedad sin clases por el camino de una renovación ético-religiosa. Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Henri_de_Saint-Simon En defensa del positivismo Auguste Comte, nacido en 1798 y muerto en 1857, en Francia, fue el pensador más decisivo del siglo XIX y con gran influencia en el XX. Hizo un aporte central a la constitución del positivismo (principalmente en su “opúsculo fundamental”, encarnado en su Plan de trabajos científicos necesarios para reorganizar la socie- dad de 1822), y dio las bases primeras y fundamentales para el establecimiento de la sociología como ciencia. Dejó, asimismo, su legado sobre el historicismo y el IntroduccIón a la SocIología 41 cientificismo, habiéndose sumado, respecto de este último, al puntapié inicial dado por Francis Bacon3 en el siglo XVII. Su obra, fiel reflejo de la época, marcó una profunda huella en el mundo contemporáneo. En términos generales, propuso un estudio racional de los fenómenos sociales asentado sobre el método positivo, en abierta crítica a la filosofía previa y a su mé- todo especulativo–imaginativo. Sostenía que “la ciencia o Filosofía positiva se caracterizaba por la subordinación necesaria y permanente de la imaginación a la observación, que constituye sobre todo el espíritu científico propiamente dicho, en oposición al espíritu teológico o metafísico” (Robles Morchón, 2005:14). De hecho, se encargó de aclarar el significado de una denominación que en prin- cipio podía resultar confusa para el objeto que lo convocaba en uno de sus principa- les trabajos, el Curso de Filosofía Positiva, y que, en efecto, había sido criticada y malinterpretada como tal por sus pares. Más exactamente, se lamentaba de que, por carecer de otro término más adecua- do, se hubiera visto obligado a usar el de “filosofía” para referirse al contenido de su curso.Concepto que, tan abusiva y diversamente, había sido utilizado por la historia, y que solía asociarse, paradójicamente, con aquella especulación metafísica a la que consideraba en gran parte superada por la evolución del conocimiento humano y de la cual el estudio de los fenómenos sociales debía poder desvincularse por completo para convertirse finalmente en una plena ciencia. No obstante, destacaba, “el adjetivo ‘positiva’ que a él se añade y a través del cual se modifica su sentido, me parece que basta para hacer desaparecer desde un 3 Nacido el 22 de enero de 1561 y fallecido el 9 de abril de 1626, en la ciudad de Londres, fue canciller de Inglaterra, además de un célebre filósofo, político, abogado y escritor. Es considerado el padre del empirismo. Sus obras y pensamientos ejercieron una influencia decisiva en el desarrollo del método científico. (Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Francis_bacon) Criticando el planteamiento aristo- télico, consideró que la verdad solo puede ser alcanzada a través de la experiencia y el razonamiento inductivo, de acuerdo con un método del que dio una exposición incompleta en su Novum organum scientiarum (1620). El método inductivo que elaboró pretendía proporcionar un instrumento para anali- zar la experiencia, a partir de la recopilación exhaustiva de casos particulares del fenómeno investigado y la posterior inducción, por analogía, de las características o propiedades comunes a todos ellos. Según Bacon, ese procedimiento había de conducir, gradualmente, desde las proposiciones más particulares a los enunciados más generales. Aun cuando el método baconiano ejerció, nominalmente, una gran influencia en los medios científicos, lo cierto es que el filósofo desarrolló su pensamiento al margen de las corrientes que dieron lugar al surgimiento de la ciencia moderna, caracterizada por la formulación matemática de sus resultados, a la que él mismo no concedió la importancia debida. Bacon concibió la ciencia como una actividad social ligada a la técnica, elaborando una utopía, Nueva Atlántida (The New Atlantis, publicada póstumamente en 1627), basada en la organización científica de la sociedad (Biogra- fías y vidas: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/bacon_filosofo.htm). ErnEsto VillanuEVa, María laura EbErhardt y lucila nEjaMkis 44 Es así como, en el estado teológico, el espíritu humano dirigía sus investigacio- nes hacia la naturaleza íntima de los seres, hacia las causas primeras y finales de todos los efectos que le interesaban, hacia los conocimientos absolutos. Tales fenó- menos eran representados como producidos directa y continuadamente por agentes sobrenaturales, cuya intervención arbitraria explicaba todas las anomalías del uni- verso. Eran elucidaciones sobre cuestiones abstractas, relativas a las esencias, a lo interno, a lo intangible e imposibles de ser comprobadas empíricamente. De fuerte impronta fantástica. La mayor perfección de este estado se alcanzaba cuando logra- ba sustituir el juego variado de numerosas divinidades independientes primitivas, por la acción providencial de un dios único. El estado metafísico era una simple modificación del primero, donde los agentes sobrenaturales eran sustituidos por fuerzas abstractas, abstracciones personificadas, inherentes a los diversos seres del mundo y concebidas como capaces de generar por sí todos los fenómenos observados, cuya explicación consistía, de ese modo, en asignar a cada uno su correspondiente entidad. Su momento cúlmine ocurría cuando podía concebir, en lugar de entidades particulares, una sola entidad general, la natu- raleza, reconocida como la fuente última de todos los fenómenos. Por último, el estado positivo era aquél en el cual el espíritu humano reconocía la imposibilidad de alcanzar nociones absolutas y, por ello, renunciaba a buscar el origen y el destino del universo y a conocer las causas intrínsecas (o esencias) de los fenómenos. En su lugar, se dedicaba exclusivamente a descubrir, a través del razonamiento y la observación, sus leyes efectivas, sus relaciones invariables de sucesión y de similitud, por encima del caos de la enorme diversidad de las cualida- des sensoriales particulares de cada cosa. De los hechos, solo pretendía explicar sus términos reales, y solo a partir de la coordinación establecida entre los diferentes fenómenos particulares y algunos hechos generales, esto es, focalizando en lo co- mún, lo repetido, lo compartido, lo perdurable en el tiempo, lo invariable, aquello que podía formularse como ley. Su perfección, aún inalcanzada (y probablemente inalcanzable), se acercaría de la mano de la representación de todos los fenómenos observables como casos particulares de un solo hecho general, como, por ejemplo, la gravitación universal (Comte, 2009:19). Sin embargo, aclaraba que no todas las ramas de nuestros conocimientos habían recorrido con igual rapidez las tres grandes fases de su desarrollo, por lo que tampo- co todas, como la Sociología, habían llegado a alcanzar el último estado, el positivo. Aun así, existía ese cierto orden invariable y necesario, que habían ido recorriendo IntroduccIón a la SocIología 45 en su progresión, el cual era conforme a la diversa naturaleza de los fenómenos, y determinado por su grado de generalidad, de simplicidad y de independencia recí- proca (Comte, 2009:30). “A priori parece claro que los fenómenos más sencillos, los que son menos complejos que los otros, son a su vez los más generales; porque lo que se advierte en el mayor número de casos está por esto mismo muy alejado de las circunstancias particulares de cada caso aislado. Por consiguiente, se debe comenzar por el estudio de los fenómenos más generales o más sencillos, procediendo sucesivamente hasta llegar después a los fenómenos más particulares o más complejos, si queremos concebir la filosofía natural de una forma efectivamente metódica, pues este orden de generalidad o de simplicidad, que determina necesariamente el encadenamiento racional de las diversas ciencias fundamentales por la dependencia sucesiva de sus fenómenos, establece también su grado de facilidad” (Comte, 2009:91-92). De este modo, “los fenómenos astronómicos han sido los primeros en ser estudia- dos de una manera positiva, ya que son los más generales, los más simples y los más independientes; a continuación, por los mismos motivos, los fenómenos de la física terrestre propiamente dicha, después los de la química y por último los fenómenos fisiológicos” (Comte, 2009:30). Fue una revolución gradual, desarrollada a lo largo de mucho tiempo, y cuya etapa final positiva había comenzado hacía aproximada- mente dos siglos atrás de su época, con los descubrimientos de Galileo Galilei4, que comenzaban a dejar en el camino a los espíritus teológicos y metafísicos. No obs- tante, y como mencionamos más arriba, no todos los órdenes de fenómenos habían sido igualmente abarcados por esta filosofía positiva, por ejemplo, los fenómenos sociales. 4 Nacido en Pisa, Italia, el 15 de febrero de 1564 y muerto en Florencia el 8 de enero de 1642. As- trónomo, físico, matemático y filósofo, estrechamente relacionado con la Revolución Científica. Emi- nente hombre del Renacimiento, mostró interés por casi todas las ciencias y artes (música, literatura, pintura). Sus logros incluyen la mejora del telescopio, gran variedad de observaciones astronómicas, la primera ley del movimiento y un apoyo determinante para el copernicanismo. Fue considerado como el “padre de la astronomía moderna”, el “padre de la física moderna” y el “padre de la ciencia”. Hizo un importante trabajo experimental y estableció un método científico moderno basado en el inductivismo, con el que pretendía separar el conocimiento científico de la autoridad, la tradición y la fe (razonamiento deductivo). Fuente Wikipedia, http://es.wikipedia.org/wiki/Galileo_Galilei. “En efecto, entre las cuatro categorías principales de fenómenos naturales –los astronómicos, los físicos, los químicos y los fisiológicos– se advierte una laguna notable relativa a los fenómenos sociales, si bien quedan comprendidos implícitamente en los fenómenos fisiológicos, merecen bien por su importancia, bien por las dificultades propias ErnEsto VillanuEVa, María laura EbErhardt y lucila nEjaMkis 46 Nuevamente desde su postura cientificista, positivista y evolucionista sostenía, sin embargo, que esa gran laguna en ese entonces, aún pendiente para terminar de constituir la Filosofía Positiva sobre el sistema de las ciencias de la observación, se terminaría de rellenar cuando se fundase finalmente la física social. A esta última empresa, si bien era consciente de que se demoraría en dotar de la perfección que ya poseían las restantes partes de la filosofía natural, se orientaba a contribuir en sus obras. La Sociología, llamada también física social, era así adicionada al conjunto de las ciencias naturales, al modo de una rama diversa más, unida a un tronco único, en lugar de conformarse como cuerpos aislados. Todas estas ciencias positivas com- partían asimismo un único método positivo, el que había sido aplicado progresiva- mente desde los fenómenos menos complejos a los más complejos, y que se hallaba respaldado por el conocimiento de las leyes principales de los fenómenos anteriores. No obstante, si bien todas estas disciplinas observacionales se adosaban al tronco de las Ciencias Naturales, ocurría también que “cada rama del sistema científico se separa gradualmente del tronco, cuando ha crecido lo suficiente como para sopor- tar un estudio separado, es decir, cuando es capaz por sí sola de atraer la atención exclusiva de algunas mentes” (Comte, 2009:37). A ese reparto de estudios, a esa di- visión del trabajo, se debía el gran desarrollo de los conocimientos humanos hasta entonces, y que hacía evidente a los modernos la imposibilidad de la universalidad de investigaciones especiales, tan fácil y común en los tiempos antiguos. La especialización en diversas disciplinas, que permitía el perfeccionamiento de sus trabajos, era, de ese modo, otro de los atributos centrales de la filosofía positiva natural, la que, por su parte, constituía en sí misma, una gran especialidad nueva dedicada al estudio de las generalidades científicas, de las relaciones y coordinación entre sus disciplinas, de sus principios comunes, de sus conformaciones a las máxi- mas fundamentales del método positivo. de su estudio, constituir una categoría distinta. Este último orden de especulaciones, que hace referencia a los fenómenos más particulares, a los más complicados y a los más dependientes del resto, ha debido, por esto solo, perfeccionarse con mayor lentitud que todos los precedentes, incluso sin tener en cuenta las especiales dificultades (…). Sea como fuere, resulta evidente que no han entrado todavía en el dominio de la filosofía positiva. Los métodos teológicos y metafísicos, que para el resto de los fenómenos han sido ya abandonados (…), no obstante siguen siendo utilizados todavía de manera exclusiva bajo uno y otro aspecto, para todo lo que a los fenómenos sociales respecta, aunque su insuficiencia con relación a esto ha sido ya enteramente sentida…” (Comte, 2009:33). IntroduccIón a la SocIología 49 gibles, y consideraba como prohibitivos para el conocimiento racional todos estos sublimes misterios relativos a las esencias inaprehensibles. La filosofía metafísica vino a hacer de puente y transición entre aquella etapa puramente sobrenatural y esta última simplemente natural del proceso cognitivo. Comte reconocía el agrupamiento que hacían los ingleses, bajo el término de “filosofía natural”, del conjunto de las ciencias de la observación, en sus más de- talladas especialidades. A ello, sumaba su noción de “Filosofía Positiva”, referida a dichas ciencias positivas y encargada del estudio de las generalidades de las diversas disciplinas, sometidas a un método único (el de las Ciencias Naturales) e integrando las diversas partes de un plan general de investigación. En función de la antes vista inserción de la “física social” en la serie sucesiva de disciplinas naturales emergidas, de las más sencillas a las más complejas para el autor, en la medida en que surgía una nueva ciencia, la última recurría al modelo de las anteriores ya consagradas con miras a definir su método, debido a las seme- janzas detectables entre ambos objetos: “así, el modelo de la Sociología ha de ser lógicamente la Biología, puesto que ha sido esta la última ciencia en desarrollarse” (Robles Morchón, 2005:15). De este modo, proponía pensar la Sociología en térmi- nos equivalentes a los de la Biología. Sostiene que toda ciencia positiva ejerce su actividad distinguiendo dos planos o “estados”, el estático y el dinámico. Cada objeto puede ser contemplado en su estar o en su devenir. La estática biológica es la anatomía, y la dinámica biológica es la fisiología. La Sociología ha de desenvolverse “de una manera perfectamente análoga”, al distinguir el “estudio fundamental de las condiciones de existencia de la sociedad” y “el de las leyes de su movimiento continuo”. La “física social” contiene, pues dos ciencias: la “estática social” y la “dinámica social”. La primera estudia el orden social; la segunda, el progreso. En el orden social, los diversos hechos sociales coexisten; en el aspecto del progreso, se suceden. Este es el doble punto de vista desde el que hay que contemplar “los hechos sociales”: el “de su armonía con los fenómenos coexistentes” y el “de su encadenamiento con el estado anterior y el posterior de la evolución humana”. De esta manera, se llegará a “descubrir las verdaderas relaciones generales” que ligan a unos hechos con otros. En eso consiste la explicación de los hechos sociales (Robles Morchón, 2005:16). Más adelante, sin embargo, acudiría también al método histórico sucedáneo, a los fines de facilitar la aplicación, nada sencilla, de tales procedimientos biológicos al terreno social. En este sentido se decía que “su obra, si bien sienta las bases filosóficas del nuevo método, es ante todo una filosofía de la historia” (Robles Morchón 2005:17). Es por ErnEsto VillanuEVa, María laura EbErhardt y lucila nEjaMkis 50 ello que Émile Durkheim, fiel seguidor, discípulo y considerado asimismo como uno de los tres pilares (junto con Marx y Weber) sobre los que se erigiría luego la Sociología Científica, consideró a su pensamiento como aún perteneciente a la filosofía social, más que a la Sociología propiamente dicha, en tanto que no podía concretizar su formulación, quedándose, en cambio, en las generalidades relativas a la naturaleza de las sociedades, a las relaciones del reino social y el biológico, y a la marcha general del progreso; esto es, en “las nubes de la filosofía meramente especulativa” (Ídem). Sin embargo, se mantendría fiel en su rechazo del pretendido método psicológi- co de autoobservación interior del espíritu humano, o de análisis de los fenómenos intelectuales, en tanto requería que el individuo pensante apareciese escindido en sujeto y objeto de estudio, algo del todo imposible. Quienes así trabajaban eran los metafísicos, aunque sin haber podido llegar a coincidir sobre una sola proposición inteligible y sólidamente inmutable: “la observación interior engendra casi tantas opiniones divergentes como individuos hay que la practiquen. Los auténticos inves- tigadores, los hombres dedicados a los estudios positivos, todavía están preguntando vanamente a estos psicólogos por un solo descubrimiento real, grande o pequeño, que se deba a este método tan alardeado” (Comte, 2009:46). A sus ojos era una ciencia individualista y falsa, que no se acomodaba a las exigencias de la fisiología (Negro Pavón, 2000:XVII). su legado A pesar de haber sido uno de los más importantes e influyentes pensadores del siglo XIX, su obra no ha despertado grandes pasiones ni ha atraído excesivamente la atención de los estudiosos y del público en general (Negro Pavón, 2000:X). “Sin embargo, se suele conceder una especial importancia al autor francés Au- guste Comte (1798-1857), aunque solo sea porque fue él quien acuñó el término “so- ciología” (Giddens, 2010:31). En efecto, si bien en sus comienzos también hablaba de una “física social”, pronto ideó el término de “Sociología” a los fines de distinguir su perspectiva de la de sus rivales intelectuales que llamaban al nuevo campo de estudios de la misma manera. No obstante, a pesar de haber sido reconocido como el fundador de la sociología, no se lo ha tenido muy en cuenta en este campo (Negro Pavón, 2000:X). Sus mayores contribuciones ayudaron a dar forma a la época contemporánea, con la consagración del positivismo como así también del cientificismo, inaugura- do este por Bacon en el siglo XVII. IntroduccIón a la SocIología 51 En abierta oposición a la cultura y ciencia germanas, dominantes durante la ma- yor parte de los siglos XIX y XX en Europa, y, en particular, al idealismo hegeliano, Comte afirmaba que si las únicas verdades asequibles a la razón eran las positivas (las empíricas), entonces lo que estaba más allá de los hechos podía ser objeto de creencia, pero nunca de verdadero conocimiento: “el escritor francés percibió que, precisamente, la sustantivación del ser y la razón, principalmente por la filosofía he- geliana a la moda, incapaz de aprehender la realidad, llevaba aparejada la bancarrota de la inteligencia. Situación en la que apenas quedaba otra salida que la positivista” (Negro Pavón, 2000:XII). El marcado tinte positivista del autor convertía a la Sociología en una ciencia orientada a aplicar métodos científicos rigurosos al estudio de la sociedad, del mismo modo que los utilizados por la física o la química para estudiar el mundo físico. La ciencia debía centrarse solo en entidades observables susceptibles de ser conocidas en forma directa por la experiencia. A partir de una cuidadosa observación sensorial podían inferirse leyes que explicasen la relación entre los fenómenos observados. Luego, tras comprender dichas relaciones, los científicos estarían en condiciones de predecir similares fenómenos en el futuro. Según este enfoque, la Sociología era capaz de producir conocimientos sociales basados en datos empíricos procedentes de la observación, la comparación y la experimentación (Giddens, 2010:31-32). Por otro lado, de su mentor Saint-Simon, tomó y profundizó el análisis de la industria como un gran salto cuantitativo que implicaba una radical transforma- ción de las formas de vida conocidas hasta entonces: “Comte había aprendido de su maestro que la capacidad de producción de la industria podía erradicar la pobreza, mejorando sustancialmente las condiciones materiales de la existencia” (Ídem). En línea con lo que luego sería el pensamiento marxista, aunque este último radicaliza- ría su posición al extremo, no consideraba de modo enteramente negativo a la nue- va sociedad industrial, sino que la concebía como “un paso necesario e inevitable hacia una humanidad mejor mediante la completa conquista de la naturaleza por la ciencia”. Y como saintsimoniano, el más agudo de todos, exhortó a los proletarios a unirse a aquéllos…” (Negro Pavón, 2000:XIII) Son muchas las razones del relativamente escaso interés por la figura y el pensamiento de Comte; una de ellas, que puede resultar chocante aunque no es infrecuente, es la claridad con que se expresa (Negro Pavón, 2000:XI). ErnEsto VillanuEVa, María laura EbErhardt y lucila nEjaMkis 54 BiBLiogRafía: • Bourdieu, Pierre, et. al:, El oficio del sociólogo, México, Siglo XXI Editores, 1985. • Chinoy, Ely, Introducción a la Sociología. Conceptos básicos y aplicaciones, Buenos Aires, Paidós, 2008. • Comte, Augusto, Curso de Filosofía Positiva, Buenos Aires, Cooperativa En- cuentro, 2009. • Comte, Augusto, Discurso sobre el espíritu positivo, Madrid, Editorial Orbis Hyspamérica, 1984 Agregar las páginas así: p. 8-10, 95-98.. • Comte, Augusto, Plan de los trabajos científicos necesarios para reorganizar la sociedad, Madrid, Tecnos, 2000. • Comte, Augusto, “Plan de trabajos científicos necesarios para reorganizar la sociedad”. En Augusto Comte, Primeros Ensayos, México, Fondo de Cultura Eco- nómica, 1977. • Forte, Miguel Ángel, Sociología, sociedad y política en Augusto Comte, Bue- nos Aires, Eudeba, 1999. Reseña disponible en <http://www.catedras.fsoc.uba.ar/ forte/articulos/comte.pdf>. • Giddens, Anthony, “¿Qué es la Sociología?”. 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IntroduccIón a la SocIología 59 introducción al establecimiento de la sociología como ciencia Como sostiene Giddens: “Los sociólogos necesitan elaborar interpretaciones abstractas (teorías) para ex- plicar la variedad de hechos y datos que recogen en sus estudios de investigación. También precisan adoptar enfoques teóricos al comienzo de sus estudios empíricos con el fin de formular las cuestiones adecuadas para orientar la investigación y en- cauzar la búsqueda de datos. Pero la teorización sociológica no se produce al mar- gen de la sociedad en general” (2010:88). Es así como, los llamados “padres fundadores de la Sociología”, se orientaron, por ejemplo Marx, a explicar las dinámicas de la economía capitalista y las causas de la pobreza y la desigualdad social; Durkheim, a investigar el carácter de la so- ciedad industrial y el proceso de secularización; y Weber, a explicar la emergencia del capitalismo y las consecuencias de las formas de la organización burocrática moderna; es decir, todos ellos se ocuparon de comprender las características espe- ciales de las sociedades modernas en las que se formaron y el rumbo hacia el cual estas se dirigían. El desarrollo de la perspectiva sociológica se hizo posible gracias a dos transfor- maciones revolucionarias centrales: 1) La Revolución Industrial de fines del siglo XVIII y del siglo XIX, que transformó radicalmente las condiciones materiales de producción y de vida, acarreando numerosos nuevos problemas sociales; y 2) La Revolución francesa de 1789, que marcó el final simbólico de los antiguos regímenes agrarios feudales y sus monarquías absolutas, sustituidos por los ideales republica- nos de libertad y derechos ciudadanos. Los filósofos de la ilustración consideraban que el progreso en el conocimien- to de las Ciencias Naturales marcaba el camino a seguir para el estudio de la vida social. Las leyes naturales podrían también hallarse en la vida social y política y podían detectarse usando métodos similares. • Presentar los conceptos, clasificaciones y metodologías sociológicas propias de cada uno de estos autores. Señalar las convergencias y divergencias de las propuestas científicas de todos ellos. • Detectar las fortalezas y debilidades de dichos planteos. • Estimular la reflexión y abrir el debate sobre la trascendencia del legado de estos autores en los comienzos y desarrollo de la Sociología científica. • Valorar su influencia e importancia actuales. ErnEsto VillanuEVa, María laura EbErhardt y lucila nEjaMkis 60 La principal influencia en este sentido provino de Auguste Comte quién sostenía que la ciencia de la sociedad era en esencia similar a la natural. Su enfoque positivista se basó en la observación directa y en el establecimiento de generalizaciones causales tipo leyes. La Sociología debía adquirir un conocimiento fidedigno del mundo social para realizar predicciones sobre él e intervenir y moldear la vida social de forma progresiva. La ilustración fue un movimiento cultural europeo que se desarrolló, especialmente en Francia e Inglaterra, desde principios del siglo XVIII hasta el inicio de la Revolución francesa, aunque en algunos países se prolongó durante los primeros años del siglo XIX. Fue denominado así por su declarada finalidad de disipar las tinieblas de la humanidad mediante las luces de la razón. El siglo XVIII es conocido, por este motivo, como el siglo de las Luces. Los pensadores de la Ilustración sostenían que la razón humana podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía, y construir un mundo mejor. La Ilustración tuvo una gran influencia en aspectos económicos, políticos y sociales de la época. Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Ilustraci%C3%B3n Auguste Comte nació en Montpellier, Francia, el 19 de enero de 1798 y murió en París, el 5 de septiembre de 1857. Se le considera creador del positivismo y de la disciplina de la Sociología, aunque hay varios sociólogos que solo le atribuyen haberle puesto el nombre. Comte formuló a mediados del siglo XIX la idea de la creación de la Sociología como ciencia que tiene a la sociedad como su objeto de estudio. La Sociología sería un conocimiento libre de todas las relaciones con la filosofía y basada en datos empíricos en igual medida que las Ciencias Naturales. Una de sus propuestas más destacadas es la de la investigación empírica para la comprensión de los fenómenos sociales, de la estructura y el cambio social. Comte afirma que no es posible alcanzar un conocimiento de realidades que estén más allá de lo dado, de lo positivo, y niega que la filosofía pueda dar información acerca del mundo: esta tarea corresponde exclusivamente a las ciencias. Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Augusto_Comte IntroduccIón a la SocIología 61 Marx, Durkheim y Weber en la historia Las matrices fundamentales del pensamiento sociológico: contextualizando a sus principales autores Karl Marx nació en una familia de origen judío, de clase media acomodada y culta, su padre se convirtió luego al luteranismo. Fue economista, filósofo, jurista, periodista, pensador socialista y militante comunista. Nunca se consideró un so- ciólogo profesional aunque buscó una comprensión científica de la sociedad y una explicación del cambio social a largo plazo. Dos de sus obras que más importancia tuvieron en el desarrollo sociológico fueron: Contribución a la Crítica de la Econo- mía Política (1859) y El Capital (1867). Émile Durkheim provino también de una familia de origen judío. Fue filósofo, sociólogo y antropólogo. Su obra más influyente para la formación de la Sociología científica fue Las Reglas del Método Sociológico (1895). Max Weber se crió en una familia perteneciente a la burguesía intelectual y libe- ral, de padre protestante y madre calvinista. Fue jurista, filósofo, economista, histo- riador y sociólogo. Sus mayores contribuciones a la Sociología como disciplina fue- ron: Conceptos Sociológicos Fundamentales (1920) y Economía y Sociedad (1922). Hacia una Sociología científica: Karl Marx Karl Marx concebía a la Historia desde una visión materialista. Es decir, consi- deraba que tanto las relaciones jurídicas como las formas de Estado no podían com- prenderse por sí mismas ni por la evolución general del espíritu humano, sino que ErnEsto VillanuEVa, María laura EbErhardt y lucila nEjaMkis 64 mo modo de vida y una misma condición de existencia. Se diferencian, se enfrentan entre sí, construyen su propia identidad social y se definen tanto por su posesión o no posesión de los medios de producción como por sus intereses, su cultura política, su experiencia de lucha, sus tradiciones y su conciencia de clase (de sí mismos y de sus enemigos). Las clases explotadoras viven a costillas de las explotadas, las dominan y las oprimen, por eso están en lucha y conflicto permanente a lo largo de la historia”2. La explotación del capitalista sobre el obrero consistía en que el valor de la mer- cancía “trabajo”, medida en cantidad de horas de labor socialmente necesaria inver- tida en su producción y reproducción (esto es, en los bienes de subsistencia que un empleado necesitaba para garantizar su sustento –su vida– en un día), era bastante menor al valor de la producción de ese trabajador durante toda su jornada laboral. Es decir, si reproducir la vida del obrero (el valor de la mercancía trabajo) equivalía a una paga de 6 horas (lo que costaban los alimentos, abrigo, etc., requeridos para mantenerse vivo), la jornada contratada por el capitalista era de 8, 10, 12, 14 y más horas, por lo que el producto de la séptima, octava y siguientes horas trabajadas no era retribuido al obrero y sí, en cambio, apropiado por el patrón en forma gratuita. Por lo que el proletario no se limitaba a reponer al capitalista el valor de su fuerza de trabajo (lo que recibía en forma pago), sino que, además, producía una plusvalía que le era sustraída gracias a las relaciones de producción capitalistas existentes (Gambina, 2008:48-49). Eran las mismas condiciones de producción capitalista, que exigían tanto una constante acumulación y concentración de la riqueza en manos de algunos indivi- duos, como la explotación y aglutinamiento de la gran masa de trabajadores asa- lariados de los que se extraía el plusvalor (trabajo excedente no remunerado del cual se apropiaba el burgués), las que creaban, en forma inevitable, las condiciones 2 http://globalicemossocialismodiccionario.blogspot.com/2008/02/clases-sociales.html. “La burguesía despojó de su halo de santidad a todo lo que antes se tenía por venerable y digno de piadoso acatamiento. Convirtió en sus servidores asalariados al médico, al jurista, al poeta, al sacerdote, al hombre de ciencia” (Ídem). “En la misma proporción en que se desarrolla la burguesía, es decir, el capital, desarrollase también el proletariado, esa clase obrera moderna que solo puede vivir encontrando trabajo, y que solo encuentra trabajo en la medida en que este alimenta e incrementa al capital” (Marx, 1998:41). IntroduccIón a la SocIología 65 propicias para la revolución comunista en manos de la clase obrera organizada. “Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos solo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente. Tiemblen, si quieren, las clases gobernantes, ante la perspectiva de una revolución comunista. Los proletarios, con ella, no tienen nada que perder, como no sea sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo entero que ganar. ¡Proletarios de todos los países, uníos! (Marx:68). Su método de estudio era dialéctico. Buscaba conocer las relaciones recíprocas entre los fenómenos y momentos diferenciados entre sí a modo de una totalidad or- gánica y articulada: producción, distribución, intercambio y consumo. “Este método plantea la unidad de la investigación histórica y de la exposición lógica de los resultados obtenidos, siguiendo la línea: concreto-abstracto-concreto. El conocimiento parte de las contradicciones de la sociedad real (concreto). Luego la teoría abstrae, construye categorías, hipótesis y conceptos, y finalmente vuelve nuevamente a la sociedad, para intervenir en sus contradicciones mediante la praxis (nuevamente concreto). Según Marx, la lógica dialéctica de conceptos y categorías está estrechamente vinculada a la historicidad de la sociedad. La lógica dialéctica de la exposición teórica —el capital— expresa y resume a la historia de la sociedad —el capitalismo—. La clave del método dialéctico está en concebir la sociedad como una totalidad y el desarrollo histórico a partir de las contradicciones”. Fuente: http://globalicemossocialismodiccionario.blogspot.com/2008/02/mtodo-dialctico.html Para él, la producción era de tipo social, por lo que su enfoque metodológico era holista y no individualista. Esto es, no sustentaba su estudio sobre la consideración de los productores individuales y aislados, ni se acercaba a los fenómenos sociales desde consideraciones de personas particulares (como en la economía clásica libe- ral), sino como productos del desarrollo social, en un proceso de creación histórica del desenvolvimiento humano. No tomaba al hombre en soledad sino en sociedad y en un momento del movimiento histórico de esta. Así, no implicaba lo mismo el agricultor feudal que el obrero moderno. Desde su postura holista, pensaba que en la producción social de su vida los hombres entraban en determinadas relaciones de producción necesarias e indepen- ErnEsto VillanuEVa, María laura EbErhardt y lucila nEjaMkis 66 dientes de su voluntad que correspondían a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. Así aparecían las relaciones sociales detrás del producto. En tal sentido analizaba relaciones sociales simples y las categorías abs- tractas que las explicaban. El hecho de que la sociedad burguesa instalara la imagen del individuo y de las relaciones entre estos a partir de eternizar la forma privada de apropiación del producto del trabajo social no implicaba que el hombre fuese naturalmente un ser egoísta, encerrado sobre sí mismo y que gozara de degradar a los demás como me- dios para sus fines. Contrariamente, para Marx, el hombre era no solo un animal social, sino un animal que únicamente podía aislarse estando en la sociedad. La producción de un individuo aislado podía ocurrir, pero conllevaba necesariamente en sí las fuerzas propias de la sociedad. No interesaba tanto el producto particular como las formas de producirlo y de apropiarse del producto socialmente generado. La economía política no trataba entonces sobre cosas sino sobre relaciones en- tre personas, mediadas por las cosas, las que se definían por su carácter social. El fenómeno social se explicitaba con conceptos, con categorías que explicaban las determinaciones del funcionamiento de la sociedad. Era también un científico empirista. Su antedicha orientación materialista otor- gaba una importancia fundamental a la dimensión empírica de la investigación so- cial, la que debía comenzar por la indagación de los hechos reales y concretos para solo entonces pasar a construir abstracciones teóricas generalizadoras. No eran las ideas las que construían a la realidad sino que esta última favorecía a la imaginación creativa, la que permitía asumir formas posibles de explicación de lo que realmente existía. En la sociedad burguesa, el modo de producción de la vida material condicionaba el proceso de la vida social, política e intelectual gene- ral. La sociedad, desde el poder de sus clases dominantes, definía las instituciones, símbolos e ideas adecuadas para la defensa y reproducción del capitalismo. Desde esta cosmovisión materialista, las Ciencias Sociales debían adaptarse llevando a cabo estudios que partieran de la observación empírica (legado positivista), y aban- donando las puras especulaciones metafísicas en pos de convertirse en disciplinas rigurosas y confiables. En la misma línea, tuvo una clara impronta estructuralista, en tanto que, como se adelantó más arriba, la estructura económica de la sociedad, formada por el con- junto de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción, era la base real sobre la que se levantaba la superestructura jurídico-política y a la que correspon- IntroduccIón a la SocIología 69 su propio objeto de estudio y de su correspondiente método. Dicho objeto fue de- signado como el hecho social, aquello “que era” y no “lo que debía ser”, los cuales, teniendo como protagonistas a los hombres, no eran psicológicos ni biológicos, sino cosas que, aunque no materiales, existían por sí mismas. Por su parte, el método más adecuado para indagarlo, consistía, consecuentemente, en la observación, la experimentación y la explicación causal por leyes similares a las de la naturaleza. La Sociología era una ciencia más de la naturaleza como cualquier otra pero con un objeto de estudio distinto y específico, que, por otro lado, le hacía acotar su propio método explicativo en forma no exactamente coincidente con el de las otras disciplinas sociales, pero basado en el modelo de las Ciencias Naturales de las que aquélla formaba parte. Esta ciencia positiva empírica poseía un objeto particular en esa nueva realidad natural que era la sociedad, y su método sociológico tenía simi- lares características que los de las ciencias positivas naturales, aunque adaptado al objeto más complejo de todos. Era la ciencia de las instituciones, de su génesis y de su funcionamiento. Retornando a la noción de hecho social, esta implicaba un tratamiento de los mismos como “cosas”, asimilando las realidades del mundo social a las del mundo exterior (material, natural), pero sin intención de degradar las formas superiores del ser a sus modos inferiores, sino al contrario, reivindicar para las primeras un grado de realidad al menos igual al que todo el mundo reconoce a las segundas (Durkheim, 2005:118). “No decimos que los hechos sociales sean cosas materiales, sino que son cosas con el mismo título que las cosas materiales, aunque de otra manera” “La cosa se opone a la idea como lo que se conoce desde fuera a lo que se conoce desde dentro” “Cosa es (…) todo lo que el espíritu no puede llegar a comprender más que a condición de salir de sí mismo, por vía de observaciones y de experimentaciones…” (Durkheim, 2005:118-119). Entre las características más importantes de los hechos sociales podían enume- rarse: 1) objetividad: en tanto constituían una realidad dada de antemano al obser- vador y no una construcción de este, eran pasibles de ser observados y tratados como cosas, cual entidades objetivas, externas e independientes del observador, susceptibles de ser descriptos en sus características manifiestas; 2) Exterioridad: eran realidades que existían por fuera de las conciencias individuales, cosas que se encontraban más allá del investigador, que le venían impuestas desde el mundo material, antes de su nacimiento, y propios de la conciencia común o colectiva; 3) imperatividad: tenían ErnEsto VillanuEVa, María laura EbErhardt y lucila nEjaMkis 70 un poder imperativo, de presión y coercitivo que hacía que se impusieran al individuo por encima de su voluntad, esa presión social se transformaba en coacción efectiva externa cuando los hombres se oponían a las formas de hacer que la sociedad les im- ponía (normas sociales), apareciendo la sanción, o también como corrientes sociales; y 4) Generalidad: eran generales porque eran colectivos y no al revés, es decir, un pensamiento que se encontraba en todas las conciencias particulares no era un hecho social, los hechos individuales adquirían carácter social cuando se presentaban como generales, como permanentes en un determinado tipo de sociedad (por ejemplo las tasas de natalidad), cuando tomaban una existencia propia independientemente de sus manifestaciones individuales (Robles, 2005:40-46). Por otro lado, los hechos sociales podían clasificarse: 1) por su grado de conso- lidación o fijación: a) hechos sociales cristalizados o normas sociales (leyes, cos- tumbres, convencionalismos sociales), b) corrientes sociales o movimientos sociales espontáneos (entusiasmo colectivo, indignación, exaltación, piedad, etc.); o 2) por su fisiología / anatomía: a) dinámica o maneras de actuar, y b) estática o maneras de ser (maneras de actuar consolidadas) (Durkheim, 2005:37-40). El hecho social no se definía por su utilidad, pudiendo haber hechos sociales que no sirvieran para nada concreto. En este sentido, Durkheim postulaba un análisis causalista (indagando las causas), diferente del análisis funcional (que indagase las funciones). Lo anterior, iba de la mano de su concepción del hecho social en particular y de la sociedad en general como exteriores (y diferentes) de sus miembros. Por más que la sociedad estuviera compuesta por individuos, no existía dentro de las conciencias individuales. Ciertamente “todas las veces que cualesquiera elementos combinán- dose generen, por el hecho de su combinación, fenómenos nuevos, hay que concebir que estos fenómenos están situados, no en los elementos, sino en el todo formado por su unión. La célula viva no contiene nada más que partículas minerales, como la sociedad no contiene nada más que individuos” (Durkheim, 2005:122-123). La síntesis de individuos que constituía toda sociedad, daba lugar a fenómenos nuevos, diferentes de los que ocurrían en las conciencias solitarias, eran hechos es- pecíficos de la sociedad que los producía y no de sus partes integrantes, eran exterio- res a las conciencias individuales de sus agentes. De este modo, los hechos sociales se diferenciaban de los hechos psíquicos. IntroduccIón a la SocIología 71 Frente a tal concepción del objeto de estudio, el enfoque metodológico asociado debía ser necesariamente holista. En esta línea, el autor diferenciaba la Psicología de la Sociología, siendo que la primera estudiaba fenómenos que se daban en la conciencia individual, mientras que la segunda se abocaba a aquellos propios de la conciencia colectiva. La sociedad, a pesar de estar compuesta por individuos, con- formaba una síntesis nueva en la que aparecían fenómenos novedosos y diferentes de los que ocurrían en las conciencias solitarias de tales individuos. Al igual que lo que ocurría en el mundo natural, existía un importante salto de lo individual a lo colectivo que exigía una mirada propia y diferente para cada uno. La sociedad o el hecho social no se explicaban a partir de las intenciones o fina- lidades atribuidas por los individuos o agentes. La sociedad no era una mera suma de personas sino que el sistema formado por la asociación de estos representaba una realidad específica con carácteres propios, una individualidad psíquica de un nuevo género y naturaleza, un nuevo ser, independiente de sus partes componentes, que pensaba y sentía diferente a ellos aisladamente considerados. Los hechos sociales debían explicarse atendiendo a la sociedad y no a la naturaleza de los individuos que la componían (fenómenos psi). También en términos metodológicos era igualmente un pensador estructuralis- ta, en tanto afirmaba que los hechos sociales comprendían maneras de hacer o de pensar suceptibles de ejercer sobre las conciencias particulares una influencia coer- citiva (ídem). De algún modo lo colectivo (macro) se imponía por sobre lo particular (micro). Los hechos sociales no dependían de la voluntad humana, sino que eran fuerzas con entidad propia capaces de generar otras fuerzas. “Todo el pensamiento colectivo, tanto en su forma como en su materia, debe ser estudiado en sí mismo, por sí mismo, con el sentimiento de lo que tiene de especial, y hay que dejar al futuro el cuidado de investigar en qué medida se parece al pensamiento de los individuos” (Durkheim, 2005:127). Ocupado en convertir a la Sociología en una disciplina eminentemente científica, redactó un tratado metodológico en el que formuló las conocidas reglas del método sociológico, a saber: 1) precauciones a ser adoptadas en la observación de los hechos sociales, los cuáles debían ser abordados por el investigador como “cosas”, datos, realidades dadas de antemano al observador y en las cuales este no intervenía sino pasivamente, a) descartando sus propias opiniones, ideales o temores, b) tratándolos y describiéndolos ErnEsto VillanuEVa, María laura EbErhardt y lucila nEjaMkis 74 Conocer las razones que impulsaban la acción (su por qué) se diferenciaba de la tarea de entender su mera factualidad (lo que hacía un agente), (ídem). Estas activi- dades, implicaban dos puntos de vista diferentes sobre la misma acción, dos formas distintas de acercarse a ella, de percibirla, de estudiarla. La primera, ofrecía una ex- plicación de la acción que era peculiar del mundo humano, relativa a su significado “interno”, mientras que la segunda, la asimilaba indiferenciadamente al conjunto de los fenómenos naturales, priorizando la observación de sus características “exter- nas”. Para Weber, lo específico de la Sociología consistía en desentrañar el sentido oculto más que en describir lo manifiesto. No obstante, esto no implicaba que el autor se desentendiera del abordaje de lo empírico o lo concreto. Por el contrario, como se anticipó más arriba, bregaba por construir una ciencia social de la realidad. De hecho, una de sus más importantes obras, La ética protestante y el espíritu del capitalismo, mantenía un interés central en indagar los motivos de por qué el capitalismo se había desarrollado exclusiva- mente en Occidente, para lo cual, intentaba desentrañar los rasgos específicos que diferenciaban a la industria moderna de los anteriores tipos de actividad económica, asociándolos a los principios propios del ascetismo protestante. Así, se adentraba en el análisis de los hechos del pasado observando la actitud hacia la acumulación de riqueza típica del capitalismo y, por ello, desconocida hasta entonces, a fin de demostrar que esta inusual combinación de características provenientes del purita- nismo había sido vital para el desarrollo económico particular de Occidente. “’¿Qué serie de circunstancias han determinado que precisamente solo en Occidente hayan nacido ciertos fenómenos culturales, que (…) parecen marcar una dirección evolutiva de universal alcance y validez? (Weber, 1979:5). “… en Occidente, el capitalismo tiene una importancia y unas formas, características y direcciones que no se conocen en ninguna otra parte” (Weber, 1979:11). “… determinar la influencia de ciertos ideales religiosos en la formación de una “mentalidad económica”, de un ethos económico, fijándonos en el caso concreto de las conexiones de la ética económica moderna con la ética racional del protestantismo ascético” (:18). A su inclinación empirista relativa al estudio de las acciones concretas se suma- ba así su impronta historicista. No obstante, si bien se distanciaba del positivismo en tanto rechazaba el paradigma de ordenamiento mecánico del mundo social y la analogía entre el comportamiento humano y el de la naturaleza, anteponiendo por el contrario la existencia histórica del hombre como principio orientador de los IntroduccIón a la SocIología 75 estudios sociológicos, criticaba a su vez las limitaciones metodológicas de las inves- tigaciones históricas y sociales en Alemania, que impedían adquirir un status cien- tífico como las demás disciplinas (Pinto, 1998:9), razón por la cual buscará conciliar comprensión y explicación. Volviendo a la comprensión del significado de una acción, de sus motivos, esta se refería a desentrañar el significado subjetivo, el que era atribuido por el sujeto a su actuación, y que daba su tono a la Sociología comprensiva o interpretativa de Weber (Abellán, 2010:15-16). Explicar un acontecimiento histórico de ningún modo podía significar aislarlo del contexto sociocultural para remitirlo a otros factores aislados. Un hecho histó- rico era expresión particular de una sociedad, por lo que solo la comprensión del sentido del movimiento de la vida social en su totalidad (el para qué) posibilitaba la explicación. Los sucesos singulares eran meros tramos o momentos del movimiento intencional de la vida entera de una sociedad, por lo que carecía de significado la búsqueda de leyes en Ciencias Sociales. El fin hacia el que intencionalmente se mo- vía la vida humana en un tiempo determinado, confería sentido al hecho y explicaba su existencia. Las Ciencias Sociales requerían, de este modo, un método hermenéu- tico-teleológico que permitiera comprender la dirección y finalidad del desarrollo de la sociedad en su conjunto y, luego de ello, comprender el hecho singular, como su etapa (Aguilar Villanueva, 1989). Acceder a los motivos de una acción permitía comprender su significado, parti- cularmente cuando se trataba de una acción racional (principalmente instrumental, o de medios-fines). En cambio, en aquellos actos cuyos motivos no eran racionales (sino, por ejemplo, tradicionales o afectivos), no había la misma fiabilidad en cuanto a la posibilidad de entender su sentido (Abellán, 2010:15). “El método científico consistente en la construcción de tipos investiga y expone todas las conexiones de sentido irracionales, afectivamente condicionadas, del comportamiento que influyen en la acción, como ‘desviaciones’ de un desarrollo de la misma ‘construido’ como puramente racional con arreglos a fines”. “La construcción de una acción rigurosamente racional con arreglos a fines sirve en estos casos a la Sociología (…) como un tipo (tipo ideal), mediante el cual comprender la acción real, influida por irracionalidades de toda especie (afectos, errores), como una desviación del desarrollo esperado de la acción racional”. “De esta suerte, pero solo en virtud de estos fundamentos de conveniencia metodológica, puede decirse que el método de la Sociología ‘comprensiva’ es ‘racionalista’” (Weber, 2008:7). ErnEsto VillanuEVa, María laura EbErhardt y lucila nEjaMkis 76 El enfoque metodológico propicio para tal abordaje era claramente individualis- ta: se trataba de indagar el sentido subjetivo de la acción, es decir, el que cada indivi- duo otorgaba a su acto. Sin embargo, su concepción individualista se distanciaba de la del utilitarismo, ya que “la defensa del hombre de cultura, autónomo y reflexivo, que realiza Weber, poco tiene que ver con la reivindicación del hombre económico, orientado por la búsqueda de la maximización de sus beneficios” (Pinto, 1998:33). A diferencia del holismo de Marx y de Durkheim, este autor no consideraba a los conceptos colectivos del tipo clase, Estado, nación, pueblo, partido, a modo de sujetos pasibles de detentar intenciones, deseos o preferencias propias, y, por ello, no se constituían en sujetos (“objetos”) de estudio en sí mismos. Contrariamente, solo el significado subjetivo se comportaba como variable explicativa independiente, el que no podía ser reducido a otros factores por encima o fuera de este: “Es él el que define la base de cualquier explicación de la acción, sea en el caso de un sujeto individual o en el de un sujeto-tipo, es decir, un exponente de una categoría social- profesional determinada (el científico, el empresario, el creyente, etc.)” (Abellán, 2010:16). De este modo, solo se concentraba en el estudio de la conducta de los actores individuales, averiguando el sentido por ellos otorgado y rechazando las filosofías que atribuían la orientación de los procesos históricos a factores supraindividuales como “el desarrollo del espíritu universal”. El trabajo de la Sociología comenzaba en el agente y en los motores de su actuación. No obstante, su idea de la comprensión como método sociológico, no se asimi- laba al de empatía, consistente en reproducir la situación psicológica de los otros o en “ponerse en su lugar”. Weber rechazaba la pretensión “de que el intérprete pueda suspender el efecto de sus intereses, valores y conceptos, revivir empáticamente la experiencia de vida del autor y comprender el significado original de sus obras o acciones”, ya que, diferencialmente, creía que “el significado de toda obra humana está en parte determinado por su autor y en parte por el intérprete” (Velasco Gómez, 2000:7). Al igual que hizo Durkheim, aunque con un fin diferente, separó a la Sociología de la Psicología, es decir, la labor de explicar racionalmente una acción o el proceso de conocimiento de los motivos que la impulsan, de aquella otra de colocarse en una situación psicológica real equivalente con el objeto de revivir la experiencia singular de ese hombre. A diferencia de esto último, comprender tenía que ver con detectar elementos determinantes del comportamiento que eran asimismo comunicables a IntroduccIón a la SocIología 79 ficado consciente, sin consideración racional de relación medio-fin, irracionalmen- te impulsadas por sentimientos, reacciones espontáneas o costumbres establecidas (Abellán, 2010:19-21). De estas cuatro formas típicas ideales, que de ningún modo pretendían agotar la diversidad de acciones posibles de los hombres, sino agruparlas bajo sus caracterís- ticas generales más importantes; la que en mayor medida posibilitaba al sociólogo intérprete comprender, entender y explicar el sentido de la acción a partir de sus motivos y objetos, era el tipo racional instrumental con arreglo a fines, mientras que la 3 y 4, eran ubicadas “en el límite del comportamiento guiado” por un ‘signi- ficado consciente’ (Weber, 2010:102), al cual traspasaban a menudo, y por lo tanto resultaban no racionales, desviadas y de difícil comprensión y explicación científica. En los Estados modernos, en el capitalismo empresarial, en la ciencia empírica y en la tecnología, en el derecho formal y en la dominación burocrática racional, predominaba el tipo 1 de acción, como consecuencia del proceso de racionalización y desencantamiento de la sociedad que avanzaba de la mano del protestantismo as- cético. No obstante, el hecho de que la Sociología comprensiva fuera racionalista radicaba en el método racionalista empleado, que otorgaba predominio al tipo de acción racional con arreglo a fines a la hora de entender y explicar las actuaciones de los hombres, y no así por creer que la acción racional dominara el mundo. “Como toda acción, también la acción social puede ser caracterizada: 1) por utilizar las expectativas generadas por el comportamiento de las otras personas y de las cosas del mundo exterior como un ‘medio’ o como una ‘condición’ para los fines de uno mismo, fines pretendidos y considerados racionalmente como un resultado a conseguir (acción caracterizada por una racionalidad que considera la acción como medio para conseguir un resultado); 2) por la creencia consciente en que un determinado comportamiento posee un valor propio absoluto (un valor ético, estético, religioso o como quiera que sea) como tal comportamiento, independientemente de los resultados (acción caracterizada por una racionalidad que considera la acción como tal, como un valor); 3) por reacciones espontáneas y sentimientos (acción reactiva, o más concretamente emocional); 4) por una costumbre arraigada (acción tradicional)”. (Weber, 2010:101-102). Lo que a la Sociología le interesaba de la acción social eran sus regularidades o repeticiones, realizadas por el mismo o varios sujetos, y observables para el inves- tigador; a diferencia de la historia que analizaba los fenómenos individualizados en cuanto tales (Abellán, 2010:22). ErnEsto VillanuEVa, María laura EbErhardt y lucila nEjaMkis 80 Dichas regularidades podían constituir un cierto orden, el que implicaba el “con- tenido de una relación social solo cuando la acción se guía (…) por determinadas máximas” (Weber, 2010:115). Es decir, cuando los partícipes de una acción o re- lación social orientaban su actuación por la idea de que existía un orden legítimo, aquél cuyas máximas se consideraban obligatorias. En este sentido, el orden movía, junto con otros motivos, a ciertas acciones que, por ello, se convertían en regulares. No obstante, para el autor, un orden que se cumpliera solamente por motivos de la racionalidad que consideraba a la acción como un medio para un resultado sería mucho más frágil que otro en que el agente se guiara por la costumbre, tradición o afecto. Así, la estabilidad de un orden político dependería de su mayor o menor grado de legitimidad entre los “dominados”, la cual podía provenir de: 1) la creencia en la legalidad de las normas por haberse realizado mediante un procedimiento for- malmente correcto, 2) la creencia en que determinadas normas tenían un valor en sí mismas (ej. el derecho natural), 3) la creencia emotiva en un anuncio profético o carismático y 4) la creencia en la tradición. Cada una de estos tipos ideales de legitimidad posible se correspondía con uno de los anteriores tipos de acción social, aunque, no obstante, los regímenes reales mostraban, más allá del predominio de alguna de estas acciones en particular, su coexistencia con las restantes. La dominación característica de los Estados modernos capitalistas era la 1, o legal-racional, cuya acción prototípica era la instrumental con arreglo a fines. Im- plicaba la creencia en la legalidad, la obediencia a normas que se habían establecido correctamente desde el punto de vista formal y en la forma habitual. La legitimidad basada en el carácter sagrado de la tradición era la más antigua y universal. La creación consciente de nuevos órdenes fue originariamente obra de las revelaciones dadas a los profetas. “Los agentes pueden atribuirle legitimidad a un orden: a) en virtud de la tradición: la legitimidad de lo que ha existido siempre, b) en virtud de una creencia arraigada en el ánimo, específicamente de carácter emocional: la legitimidad de lo revelado y de lo modélico, c) en virtud de una creencia en que algo tiene un valor absoluto: la legitimidad de lo considerado como absolutamente válido, d) en virtud de que esté estatuido positivamente, creyendo en la legalidad de lo estatuido. Los partícipes pueden considerar esta legalidad legítima o en virtud de un acuerdo de los interesados a favor de esta legalidad o en virtud de la imposición y del sometimiento (sobre la base de un poder de hombres sobre hombres considerado como legítimo). (Weber, 2010:125). IntroduccIón a la SocIología 81 Por último, resta ahondar en la metodología sugerida por el autor. Como ade- lantamos más arriba, proponía la elaboración y el uso de tipos ideales, que eran construcciones conceptuales útiles para operar con la variada realidad histórica. Permitían sistematizar, clasificar y analizar el caos de las informaciones provenien- tes de los hechos del mundo humano, trabajando en Ciencias Sociales con conceptos claros, precisos y firmes. A su vez, posibilitaban avanzar más allá del historicismo, el cual no operaba con conceptos tipo, sino con narraciones individualizadas de los fenómenos históricos particulares, en las que se empleaba el acceso empático o psicológico para describir y entender los acontecimientos y las actividades humanas del pasado, tratadas como específicamente únicas e irrepetibles (Abellán, 2010:34). En claro rechazo del positivismo marxista y durkheimiano, “Weber cree en cam- bio en la posibilidad metodológica de construir conceptos abstractos que sirvan para orientar la observación de los hechos sociales” (Pinto, 1998:49). Los tipos ideales permitían, así, dar sentido a la observación científica, al poder categorizar los he- chos empíricamente constatables. Los tipos ideales se construían a partir de la distinción analítica de determinados aspectos de un fenómeno concreto y de la elección y acentuación de algún rasgo específico de ese hecho histórico, rasgo específico cuya causa y efecto se pretendía investigar (Abellán, 2010:35). No consistía en una reproducción o una copia de un evento histórico concreto, sino que era una creación racional para conocer, clasificar e interpretar la realidad concreta. Era una construcción conceptual pura, ideal, que no se encontraba como tal en la realidad: “ello no implica una total identificación entre el concepto y el fenómeno observado, sino solo un marco teórico útil como referente válido para orientar el sentido del problema a investigar, del mismo modo que para poder ubicar en categorías de análisis a los hechos observados” (Pinto, 1998:49). No obstante, si bien servían para observar científicamente la realidad, a su vez también se modificaban como producto de esa observación, luego de la cual se con- firman, corrigen o descartan según su mayor o menor adecuación a la realidad y, por lo tanto, utilidad científica. En efecto, una vez construido el tipo ideal, el investigador debía comprobar, en cada caso concreto, la distancia o el acercamiento que había entre la realidad y el tipo ideal. Su función era permitir la comparación de la realidad con él, a fin de des- cribir los hechos con conceptos lo más claros posibles y comprenderlos y explicarlos con una imputación causal. No era entonces un modelo a seguir para transformar la ErnEsto VillanuEVa, María laura EbErhardt y lucila nEjaMkis 84 Los Modelos científicos sociológicos en perspectiva comparada Marx Durkheim Weber Confianza positivista en la cien- cia y en su posibilidad de detec- tar las leyes generales de la his- toria (superación del capitalismo por el comunismo), pero antes del socialismo científico no había sido objetiva sino al servicio de intereses de clase. Positivista: ciencia social objeti- va y neutralidad valorativa. No positivista: neutralidad va- lorativa solo en el contexto de validación, no en el de descubri- miento. Hechos y valores sociales entre- tejidos: carga valorativa en el es- tudio de los fenómenos sociales que lo diferencia del de los obje- tos naturales. Estudio objetivo de los hechos sociales como “cosas”, sin con- tenido valorativo propio ni atri- buido por el sujeto investigador. Los fenómenos sociales tienen un significado atribuido por el actor que exige tanto una com- prensión hermenéutica como una explicación causal. Objeto y método propio para las Cs. Sociales: materialismo histó- rico, pero que establecía leyes generales de la sociedad. Monismo metodológico: mode- lo de las Cs. Naturales para las Cs. Sociales. Distinción entre Cs. Sociales y Cs. de la Conducta, cada una con su objeto propio. Cs. Sociales: comprensión más explicación causal. Omnipresencia del conflicto social expresado en la lucha de clases. Primacía del consenso: socieda- des humanas concebidas como organismos compuestos de partes que funcionan en orden y armonía. Continuidad y el con- senso en las sociedades a pesar de los cambios. Reconocimiento del conflicto de valores en un mundo desencan- tado. Ética de la responsabilidad en la adopción y defensa de va- lores. Poder,ideología, conflicto. Materialista histórico: el ser social determina la conciencia social. Hechos sociales como “cosas”, similar al mundo natural, pero también da entidad a las ideas: los principales fenómenos so- ciales como religión, moral, ley, economista y estética, son sistemas de valores, ideales. La Sociología se mueve en el cam- po de los ideales. Idealismo: internalización de un sistema de valores. Factores superestructurales (ideológicos) que determinan la estructura y cambios sociales, pero aplicado a estudios históricos empíricos: ética protestante y el surgi- miento del capitalismo. IntroduccIón a la SocIología 85 Marx Durkheim Weber Método dialéctico: materialismo histórico. Método explicativo causal, hipotético-deductivo y compa- rativo. Método comprensivo, interpre- tativo, hermenéutico, explicati- vo, inductivo: tipos ideales. Sociología comprensiva de los sentidos y explicativa. Sociología descriptiva- explica- tiva / causal (Ciencias Natura- les). Sociología comprensiva y expli- cativa / interpretativa. Holista metodológico: clase so- cial. Holista metodológico: hecho social. Individualista metodológico: acción social. Diferencia Sociología de Psicolo- gía. Diferencia Sociología de Psicolo- gía y Filosofía. Diferencia Sociología de Psico- logía e Historia. Enfoque macro / estructuralista. Enfoque macro / estructuralista. Enfoque micro / agencia. Historicista. Ahistórico: borrar diferencias históricas de los fenómenos particulares y extraer caracteres comunes para enunciar leyes generales. Casos particulares como ejemplos de leyes ge- nerales. Pero diferencia “tipos sociales”. Historicista Empirista Empirista: estudio de “las socie-dades”. Empirista. Economicista. No economicista: los factores religiosos, sociales, políticos o culturales contribuyeron más que la economía a configurar el desarrollo social moderno. No economicista: la ética ascé- tica protestante y los valores religiosos puritanos tuvieron mayor importancia en la crea- ción del capitalismo que las transformaciones económicas. Ciencia Social de aplicación prác- tica. Ciencia Social de aplicación prác- tica. Ciencia Social de aplicación prác- tica. ErnEsto VillanuEVa, María laura EbErhardt y lucila nEjaMkis 86 principales contribuciones La obra de Karl Marx ha hecho un aporte central al entendimiento del carácter histórico y transitorio del capitalismo (historicismo). El Capital es probablemente el libro más ambicioso que se puede encontrar en la historia de las Ciencias Sociales. Es un texto de Economía pero, al mismo tiempo, constituye una Sociología del capi- talismo y también una historia filosófica de la humanidad. El autor, propuso una nueva concepción de la historia, generada no a partir de cambios en las ideas sino como consecuencia de las luchas de clases que surgían de las condiciones materiales de producción de una sociedad en una época dada. La lucha de clases se erigía en motor de la historia (materialismo). En relación con lo anterior, pensaba que, cuando se conocía la situación económi- ca de la sociedad en cada época histórica concreta se podían explicar sus conceptos e ideas propias y específicas (economicismo). En ese sentido, la base de la historia radicaba en el hecho palpable de que el hom- bre necesitaba primero alimentarse, vestirse y trabajar antes de poder luchar, hacer política, religión, filosofía (estructuralismo). Hizo asimismo un aporte a la producción de conocimiento para la transforma- ción social. Su teoría del cambio revolucionario de la sociedad ponía el acento en la existencia de relaciones sociales marcadas por el conflicto. Dejó una notable impronta en los autores de la Escuela de Frankfurt y en el pensamiento de izquierda, así como una marcada influencia sobre los movimientos sociales y los gobiernos políticos del siglo XX. Por su parte, Émile Durkheim fue el “sociólogo por excelencia”, al haber estable- cido de manera más firme los fundamentos esenciales del método científico aplicado a los fenómenos sociales. Su estudio clásico sobre el suicidio continúa siendo utilizado en los libros de tex- to como ejemplo paradigmático de construcción de teoría sociológica. Los sociólogos matemáticos acuden a sus estudios empíricos para ejemplificar sus intentos de formalización de la teoría social. Contribuyó firmemente a la definición y formación científica de la Sociología. Definió las condiciones generales para el establecimiento de una ciencia social, a saber, poseer un campo definido por explorar, interesarse por cosas, por realidades, tener un material definido para describir e interpretar (empirismo), es decir, asignar- le un objeto sustantivo bien definido. Desarrolló la Sociología académica a través de sus publicaciones y docencia. IntroduccIón a la SocIología 89 • Marx, Karl, Introducción eneral a la rítica de la Economía Política de 1857, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 1997. • Marx, Karl y Engels, Federico, Manifiesto comunista, Buenos Aires, Edi- ciones Cuadernos Marxistas, 1998. • Pinto, Julio, Max Weber actual: liberalismo ético y democracia, Buenos Aires, Eudeba, 1997, pp. 9-16. • Robles Morchón, Gregorio, “Introducción: El método sociológico en Durkheim”. En Émile Durkheim, Las reglas del método sociológico, Madrid, Bi- blioteca Nueva, 2005, pp. 11-78. • Velasco Gómez, Ambrosio, “Tradiciones hermenéuticas”, Revista Electró- nica Teorethikos, Año III, N° 003, julio–septiembre 2000, <http://redalyc.uaemex. mx/pdf/116/11630311.pdf>. • Wallerstein, Immanuel, El Legado de la Sociología, la promesa de la cien- cia social, Caracas, Nueva Sociedad, 1999. • Weber, Max, “La Ciencia como profesión”. En Ciencia y Política, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1991. • Weber, Max, Conceptos Sociológicos Fundamentales, Madrid, Alianza Editorial, 2010. • Weber, Max, Economía y Sociedad, México, Fondo de Cultura Económica, 2008, pp. 5-45. • Weber, Max, Ensayos sobre metodología sociológica, Buenos Aires, Amo- rrortu, 1973. • Weber, Max, La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Barcelona, Ediciones Península, 1979. IntroduccIón a la SocIología 91 capítuLo iV: Pensando desde los intersticios. La Sociología en América Latina y en la Argentina. Lucila Nejamkis introducción En este capítulo nos proponemos indagar el desarrollo de la Sociología en el conti- nente latinoamericano y especialmente en Argentina. Este es un camino arduo ya que tradicionalmente -desde los distintos ámbitos académicos- ha predominado el pensamiento europeo como “ideal” a seguir al momento de hacer “Ciencia Social”. La idea de ciencia esta puesta entre comillas porque remite a la manera en que se han entendido predominantemente las Ciencias Sociales, es decir a través de los ojos del positivismo. Se considera que, a pesar de sus críticos, el positivismo continúa teniendo hoy en día un papel importante al momento de hacer Ciencia Social. Si bien una porción de nuestros orígenes científicos se lo debemos en parte a una triangulación entre un pasado colonial, las oleadas migratorias de fines del siglo XIX y principios del siglo XX, y el criollismo. Es importante remarcar que exis- tió y existe un pensamiento latinoamericano previo al surgimiento de la Sociología “Científica”, así como también la reivindicación de un pensamiento autónomo de nuestra región. Sin embargo, a lo largo de los años la primacía de la asunción en bloque de los supuestos y prejuicios del pensamiento europeo del siglo pasado -el racismo científi- co, el patriarcado y la idea de progreso- reafirmaron el carácter colonial del discurso científico (Rotiman, 2008). Tal como explica Lander (1997) “la construcción del conocimiento a partir de los paradigmas del siglo XIX estableció severas barreras a la posibilidad de pen- sar fuera de los límites definidos por el liberalismo”. Según este autor, el principal “Ni el libro europeo, ni el libro yanquee daba la clave del enigma hispanoamericano”(José Martí, Nuestra América). ErnEsto VillanuEVa, María laura EbErhardt y lucila nEjaMkis 94 de Sociología dictada por Ernesto Quesada en Abril de 1905, acontecimiento funda- cional de la Sociología nativa, ya que implicó una clara apuesta por el carácter cien- tífico de la disciplina y la aceptación de su capacidad para estudiar la modernización social del país (Pereyra, 2007:153). La importancia de Quesada para la Sociología no solo es que fuera responsable de una de las primeras cátedras, sino que formula los alcances posibles de ese con- cepto y esa palabra en el terreno de muy diversos relatos. Quesada plantea que la Sociología es un saber científico y por esta razón capaz de arribar a la comprensión de uniformidades sociales (González, 2000). En esta línea la Sociología de cátedras se nutrió principalmente de tres fuentes intelectuales diferenciadas. Por un lado, el legado de las ideas y preocupaciones de la generación del 37. Especialmente se heredó la vocación del realismo social para estudiar la realidad social argentina y centrar el eje de análisis en el problema de la construcción del Estado Nación (Pereyra, 2007: 154). La Generación del ‘37 estuvo formada por un grupo de jóvenes intelectuales universitarios argentinos durante el año 1837, cuyos principales exponentes fueron Domingo Sarmiento, Esteban Echeverría y Juan Bautista Alberdi. Se caracterizaron por sus ideas políticas, muchas de las cuales las transmitieron mediante sus obras literarias, influenciadas principalmente por el Romanticismo inglés y francés. Los románticos de la Generación del ‘37 se consideraban “hijos” de la Revolución de Mayo porque habían nacido poco después de su estallido. Sin embargo, consideraban que eran los únicos capacitados para hacer progresar el país, y que tendrían que haber sido los “abuelos” de la Revolución. Se consideraban contrarrevolucionarios ya que, aunque estaban de acuerdo con haberse independizado de España, no compartían cómo se había llevado a cabo dicha revolución. En 1837 fundaron el Salón Literario, un lugar en el que se intercambiaban sus ideas sobre cultura, progreso y política. Uno de los objetivos de la Generación del ‘37 era el de poder encontrar los orígenes de los miembros de la generación, los cuales no los encontraban con la llegada de los conquistadores al continente en 1492 sino en la Revolución, acontecida solo veintisiete años atrás. Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Generaci%C3%B3n_del_37 En una segunda instancia este grupo de intelectuales fue influido por la tradición de investigación sociográfica, iniciada por Freduc Le play. Esta ofrecía una guía para el análisis sociológico y una serie de técnicas de investigación que combinaba el análisis cuantitativo con la información cualitativa sobre la vida de las familias obreras (Pereyra, 2007:155). Por último, la Sociología de cátedra se basó en el positivismo sociológico argen- IntroduccIón a la SocIología 95 tino. Las cátedras adoptaron más sistemáticamente modelos teóricos como el positi- vismo y el socialismo. El positivismo tanto en su versión comterana como sansimo- niana fue indudablemente una doctrina inspiradora al iniciarse los estudios sociales. Las discusiones en torno al carácter científico de la Sociología y en particular a su desarrollo en nuestro país, ya se evidenciaba en los primeros números del periódi- co La Montaña (periódico socialista revolucionario de 1897) dirigido por Leopoldo Lugones y José Ingenieros, donde se aprecia más plenamente la introducción de la palabra Sociología teñida de un aire positivista, pero aún no escindida de su matriz general –el socialismo. Años más tarde José Ingenieros (uno de los principales exponentes del positivis- mo en la Argentina) escribe el libro Sociología argentina donde recopila reseñas y artículos publicados en la primera y la segunda década del siglo XX entre los que se destaca el artículo “La formación de una raza argentina” de 1915. Este artículo sería el inicio de una formación nacional y cultural estudiada con criterios de una ciencia –la Sociología– que no debía privarse de una ponderación del papel constructivo de raza blanca evolucionista. Ingenieros afirmaba que en el caso argentino la crea- ción de una raza euroargentina generaría una nacionalidad inspirada en doctrinas francesas y norteamericanas. La Argentina quedaría, así, libre de “razas inferiores” (González, 2000). En este contexto, es fundamental la discusión que entabla Ingenieros con José María Ramos Mejía la cual establece cimientos importantes para el posterior desa- rrollo de la Sociología. Ingenieros entendía que la definición de multitud hecha por Ramos Mejía era anticientífica. Concibe que este era más un artista que un cientí- fico. Le cuestiona a Ramos Mejía la ausencia de criterios económicos sociales para definir la “confusa” idea de multitud. Se puede decir que ahí se jugaban las relacio- nes entre ciencia y escritura “simbolista” (González, 2000: 44). Según Horacio González (2000) esta discusión es de algún modo el modelo de todas las discusiones sobre método y sentido de las Ciencias Sociales posteriores. Así es como la Sociología argentina fue impregnada en sus comienzos por las luchas en torno a lo que era considerado ciencia y lo que no. Con el correr de los años, ya hacia la década de 1930 y mientras las universidades nacionales eran dominadas por la Sociología de cátedras, un grupo de intelectuales liberales y socialistas fundaron el colegio Libre de Estudios superiores en una coyuntura en donde el Partido Radical, tras ocupar la presidencia de la República (1916-1930), fue derivado en 1930 por el golpe de Uriburu que restauró el poder de ErnEsto VillanuEVa, María laura EbErhardt y lucila nEjaMkis 96 las oligarquías tradicionales. La creación de la institución respondía al anhelo de este conjunto de intelectuales que pretendían constituir un centro de cultura abierto a todas las cuestiones y preocupaciones de la vida nacional, transformándolo en el ámbito propicio para la discusión de diferentes temas, estuvieran incluidas o no en los planes de estudios universitarios (Cernadas, 2005). Por su parte, en el ámbito universitario a partir de la década del cuarenta las uni- versidades argentinas desarrollaron un cambio institucional innovador, cuando ad- virtieron que ellas podían cumplir un rol decisivo en la producción de conocimiento empírico de la realidad social (Pereyra, 2007). Este último punto se desarrollara con mayor profundidad en el título “La Sociología en América Latina. Segunda Mitad del siglo XX”. Más allá del positivismo: Las huellas de arturo Jauretche “Desenmascarar al intelectual de su antifaz importado para que vea su propio rostro, porque al intelectual reo se podía comprender. El intelectual puro no” (Jauretche 1957:156). En pleno auge de institucionalización de la llamada Sociología Científica, Ar- turo Jauretche va a proponer recuperar y reelaborar un pensamiento sociopolítico nacional y popular para entender la realidad argentina. De allí que, si bien se lo ha incluido en muy pocos programas de Sociología, es fundamental difundir sus ideas si se pretende cuestionar el abordaje predominante de la ciencia en aquellos años. Como veremos Jauretche era un hombre visionario, adelantado a sus tiempos, ya que las críticas que él realizó, han sido tomadas posteriormente por otras corrientes del pensamiento social. un poco de su historia arturo Jauretche nació el 13 de noviembre de 1901 en Lincoln, un pueblo de la provincia de Buenos Aires. Hijo de vasco francés y madre española de origen vasco, creció en una familia de clase media y en un ambiente políticamente conservador, marcado por la militancia de su padre en el Partido Conservador. En él Jauretche hizo sus primeras armas, pero su participación en el movimiento estudiantil lo puso en contacto con Irigoyen en una reunión con los estudiantes reformistas. Ese encuentro, un 12 de septiembre de 1919, lo marcó definitivamente en sus actitudes políticas. En 1920 se trasladó a Buenos Aires y continuó sus estudios, en medio de la pobreza y el cambio
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